StraightWay Academy cap 2

¡Sáquenme de aquí!

Por más que el joven peli-castaño se repetía a sí mismo una y otra vez su aparente sexualidad, era distraído por los quejidos que emitía aquel muchacho, Kim Jaejoong, desde el baño.

-Ahhhhhh... que fría está el agua.

Pero no eran quejidos comunes y corrientes… no… parecían mas bien gemidos de placer, unos que taladraban la mente del pequeño que aún yacía sobre la cama. ¿Es que acaso lo hacía intencionalmente para mortificarlo? Pensaba Minnie, pero eso era imposible, aquel muchacho sabía de su heterosexualidad… entonces ¿qué buscaba con aquello?... ¿Probarlo?, ¿qué se traería entre manos?

-Ahhhh... que bien se siente –volvió a pronunciar desde la ducha, esta vez en un tono mucho más sensual que el anterior.

-¡Mierda! –exclamó el pequeño en un murmullo tratando de no ser oído y poniéndose de pie–. Changmin… el idiota gay cara de niña sólo se está bañando… sólo se está bañando… -hablaba consigo mismo mientras inhalaba y exhalaba tratando de tranquilizarse.

¿Pero tranquilizarse por qué? Se preguntó a los segundos. ¿Por qué aquellos sonidos le provocaban tal inquietud?, muchas veces oyó sonidos similares en las duchas compartidas luego de los juegos de football de su antiguo colegio y nunca, ni siquiera una vez se había sentido de esa forma.

-Tengo que salir de aquí… salir de este lugar… -sus ojos desorbitados no se detenían en un punto fijo mientras su cuerpo se comenzaba a mover por inercia.

Salió del cuarto, caminaba por el pasillo mirando hacia los lados, viendo pasar a todas esas criaturas que parecían mirarle lascivamente. Los chicos que pasaban por su lado paseaban la mirada con lujuria sobre su virginal cuerpo, deseaban arrebatarle la ropa en ese mismo lugar. ¡Sí!, de seguro por eso le miraban de esa forma.

Lo que Changmin no sabía en realidad, era que todos esos muchachos lo miraban extrañados, sin entender su comportamiento un tanto… bastante paranoico, su mirada desconfiada, abrazando su propio pecho con las manos.

-¿Están empezando a aceptar esquizofrénicos? –le preguntó uno de los muchachos a su compañero mientras observaba a Min alejarse por el pasillo.

-Pues ni idea, pero si son esquizofrénicos tan guapos como ese, no tengo ningún problema –el chico de cabellos desordenados sonreía ante su propio comentario.

-Ay Junsu, tú no tienes solución –su amigo lo abrazó y le obligó a seguir su camino.

Aquel paranoico seguía caminando entre los pasillos, pero aquella mansión era tan condenadamente grande que por más que intentaba encontrar una salida lo único que conseguía era entrar en otro pasillo.

Al cabo de un tiempo el muchacho comenzó a sentir la urgencia de utilizar el baño, encontrarlo no le fue muy difícil, cualquier ser humano hubiese sido capaz de hacerlo al ver el gran letrero que se encontraba colgado sobre la puerta.

Entró sin preocupaciones a aquel baño que era más grande que la sala de su casa, pero al ver a dos muchachos orinando parados, aquel extraño escalofrío volvió a recorrer su cuerpo.

Ante los ojos llenos de paranoia de Minnie, aquellos chicos lo miraban sonriendo y esperando a que desabrochara su pantalón para atacarlo. Tratemos de entender al muchacho criado en un ambiente homofóbico, ante su percepción de las cosas todos y cada uno de los 1000 estudiantes de aquella Academia eran un riesgo potencial.

Y aquellos chicos lo miraban, si eso sí, pero desconcertados al ver como Changmin no les quitaba los ojos de encima… mientras orinaban o al menos intentaban hacerlo.

-Hey man, este tipo como que nos mira mucho ¿no crees? –uno de ellos golpeó el brazo de su amigo señalándole al nuevo estudiante.

-Ahhh ya veo –el joven de cabellos castaños y desordenados subió el cierre de su pantalón y se acercó a nuestro paranoico–. Carne fresca… no te había visto antes por aquí –sonrío y caminó hasta dejarle contra la pared, estrellando su mano con fuerza contra la cerámica del baño.

-Yunho ¿qué haces? –su amigo se acercó y le sujetó por el hombro.

-Lo que haga o deje de hacer ya no es de tu incumbencia –volteó el rostro sobre su hombro–. Vete y asegúrate de que nadie pase por esa puerta –le ordenó de manera autoritaria.

El muchacho le miró con resentimiento por un segundo, pero no le quedó más alternativa que seguir sus órdenes y salir del lugar.

-…Si me disculpas… yo tengo que… -Min se agachó y pasó por debajo del brazo de aquel joven.

-Así que tú eres el nuevo, debo admitir que los rumores eran ciertos eres bastante atractivo –Yunho soltó una carcajada acercándosele al muchacho por la espalda.

Changmin no podía creer lo que le estaba sucediendo. ¡Por Dios!, ni siquiera podía ir al baño en paz, ¿Acaso nunca más podría volver a orinar tranquilamente, sin preocuparse de que alguien tratase de violarlo?

Sintió que todo su cuerpo se paralizaba al percibir la mano de aquel tipo sobre su hombro.

-Suéltame… -su voz sonaba firme y segura.

-Y si no quiero… ¿Qué? –rodeó al chico con sus brazos.

-Te dije que… -Minnie se volteó rápidamente, empujándole con todas sus fuerzas-. ¡Que me soltaras imbécil!... ¡Por un demonio! ¡¿Qué aquí no se puede ni orinar en paz?!

Yunho abrió los ojos de par en par, estaba completamente sorprendido, nadie lo había rechazado antes, él era uno de los dos príncipes de aquella Academia, el otro no es muy difícil de adivinar ¿no?, están en lo correcto Yunho y JaeJoong los príncipes del lugar… algo extraño tenía este muchacho como para tratarlo de esa manera.

-¿No te gusto? –le preguntó alzando una ceja.

-¿Deberías gustarme? Tsssk… idiota este –el peli-castaño observó de pies a cabeza a su acosador haciendo una mueca de desprecio.

-Pues una lástima, me hubiese gustado hacer esto con tu consentimiento… -se le acercó y lo acorraló nuevamente contra la pared, llevando sus manos de inmediato al pantalón del muchacho.

Changmin se paralizó en aquel instante… iba a ser violado… por otro hombre… en un baño… en una Academia para curar la homosexualidad… todo sonaba tan irónico en su mente.

-Se solicita al alumno Shim ChangMin en recepción, alumno Shim ChangMin –una voz familiar pronunciaba su nombre a través de los parlantes del lugar.

-Tengo que… tengo que ir, me llaman –hubiese podido pegarle y mandarlo al demonio, pero el pobre se sentía demasiado shockeado y asustado, nunca antes en la vida otro chico había intentado tocarlo de esa forma, pobre osito...

- Ahh y Yunho… solo en caso de que estés tratando de violar al pobre muchacho –era la voz de JaeJoong a través de los parlantes–. Déjame decirte que ingresó con ladillas… así que mejor vuelves a meter tu “pipí” juguetón dentro del pantalón y le quitas las manos de encima –sonó un click y la voz dejó de hablar–. Ah… la cena esta noche se corrió de las 9 a las 10… por su atención muchas gracias.

El alumnado estaba conmocionado, se preguntaban quien era ese tal ChangMin que había ingresado con ladillas a la Academia.

Yunho miró al pequeño con cierto desprecio y una pequeña… bueno gran cuota de asco, retrocedió y se lavó las manos con bastante jabón.

ChangMin aún no caía en cuenta… le tomó un par de segundos, por el momento estaba agradecido de aquella voz angelical que había salvado su inocencia.

-Espera… -pronunció al fin nuestro moreno–. Yo no tengo ladillas –en su rostro se formo una mueca de incertidumbre.

-Sí claro, lo que digas… que asco –Yunho se secaba las manos y miraba con desprecio al chico nuevo.

-¡Enserio que no tengo! –se defendía enfrentando a su ex violador en potencia.

-Lo que digas mocoso… prefiero no correr el riesgo y por favor no uses los baños públicos –negó con la cabeza y se dispuso a abandonar la habitación.

-¡ENSERIO NO TENGO! –ChangMin defendía su honor-. ¡SOY VIRGEN!

-Uy sí, tú… y yo me tengo que ir porque los duendes me acaban de mandar un mensaje –sacó su celular y se lo enseñó–. Me dicen que me apresure a regresar al polo norte porque ya va a ser hora de que salga a repartir regalos –soltó una carcajada llena de ironía–. Por favor, si tú eres virgen entonces yo también lo soy –abrió la puerta y estaba apunto de irse.

-Enserio no tengo ladillas… ¡si quieres te muestro…! -ChangMin se bajaba el cierre del pantalón.

-Ay mocoso, no quiero verte el coso infectado –negó con la cabeza y salió del baño.

Pero vaya que nos salió astuto el niño, al principio ChangMin lo único que quería era que no le quitara los pantalones y ahora el mocoso ¡se los iba a quitar el mismo!, buena manera de evitar ser violado.

Minnie salió del baño minutos después y al dirigirse a la recepción sentía como todos los ojos se posaban en su persona y ahora sí que estaba en lo correcto ya que todos se pasaban el dato de quien era el muchacho en cuestión, porque asumámoslo ¿qué es más peligroso que un chico con ladillas en un lugar lleno de homosexuales en su edad de alboroto hormonal?... prácticamente nada.

-Osito... -JaeJoong se acercó a nuestro muchacho y lo abrazó por la espalda.

ChangMin pegó un salto debido a la sensación que le produjo aquel tipo de contacto y se quitó de encima al joven de tez blanca.

-¡¿Que osito ni que ocho cuartos?! –se volteó para enfrentar cara a cara al culpable de su humillación pública-. ¡¿Cómo se te ocurre decir que tengo ladillas?! –le gritaba a todo pulmón.

-Tssk chiquillo este… ¿Qué no te das cuenta de que te acabo de salvar de intentos de violación masivos?... agradecido deberías estar –pasó por su lado y siguió su camino–. Ah, por cierto, tu mamá llamó, devuélvele el llamado dijo que era urgente, bye osito... -se despidió con un gesto de mano para alejarse cada vez más.

-¡Cállate! –gritó por ultima vez dejando el lugar en dirección contraria.

No se explicó cómo, pero logró llegar hasta la recepción en donde el chico encargado le prestó el teléfono para que hiciera la bendita llamada y así lo hizo marcando el número de su dulce y tan lejano hogar.

Menos de un día y ya se quería largar a toda costa en especial si tenía que estar tan cerca de ese adefesio humano con cara de niña que se hacía llamar JaeJoong… es que ¡por un demonio! ¿Cómo podía sentirse de esa forma con tan solo un abrazo del maldito infeliz ese?... pensó que de seguro esa academia tenía alguna especie de maleficio y que si entrabas en ella te hacías gay por arte de magia ¡de seguro era eso! Porque él ¡no era y nuca sería gay!

-Bueno –contestó una voz masculina de manera cortante.

-Papá... soy yo, Changmin –la voz del muchacho dejaba en claro todo lo que sentía.

-Ahhh aquel hijo ingrato que decidió salir del closet justo cuando su padre tomaría vacaciones luego de 10 años de trabajo seguido… ¿Qué quieres? –su voz tan sin vida y seria como de costumbre.

-¡Que no soy gay papá! –su paciencia se había agotado y estaba aburrido de repetir lo mismo una y otra vez.

-Pues por lo que estoy pagando mensualmente… más te vale que lo seas –iba completamente en serio con aquella declaración.

-¿Quién llama? –una voz femenina se oyó a través del teléfono.

-Tu único hijo, al que le gusta por detrás –dijo su padre esperando de antemano la reacción de la mujer.

-¡Ositoooo! –la señora prácticamente noqueó a su esposo y le arrebató el teléfono de las manos–. Mi cielo mi vida ¡corazón de mamá!

-Hola mamá… -el chico se alejó con el teléfono en mano, no quería mas humillaciones por un día.

-Mi niño hermoso ¿cómo estuvo tu primer día? –que mujer más amorosa ¿no?

-Mamá… no soy gay, por favor ven a buscarme –ChangMin suplicó una vez más.

-Mi osito… el director de la academia nos dijo que lo negarías… acéptalo bebé, así te curarás más rápido –dijo su madre en un tono meloso, pero con cierta pizca de histeria.

-Como si esa verga se pudiese curar, si te gusta el p*** te gusta y ya, no hay vuelta atrás –el señor Shim se sentó en su habitual sillón a leer el diario una vez más.

-¡Ordinario! No digas esas cosas que nuestro bebé te escuchará –la señora Shim miró a su marido con reproche.

-Es la verdad mujer… mejor aceptemos al “bebé” gay, que traiga su novio y que se casen… me salé más barato que pagar por algo imposible –decía sin quitar la vista del periódico.

-¡Me tienes cansada!... como se te ocurre decir esas cosas ¿no ves que estoy hablando con el niño?

-Asume que al niño le gusta el p*** y ya.

Antes de seguir escuchando otra de las típicas conversaciones, más bien discusiones de sus padres, ChangMin colgó el teléfono, le agradeció al chico de la recepción y se retiró del lugar pues ya bien sabía que estaba condenado.


ChangMin se había convertido en el tema de conversación de todos, sus deseos de pasar desapercibido se habían ido a la basura. En su desesperación se había pasado las siguientes horas intentado salir del recinto a como de lugar pero no había forma, la vigilancia era demasiado extrema y pensó para si mismo que todo estaría bien, después de todo había visto Prision Break y lograría salir de allí aunque tuviera que tatuarse un mapa en todo el cuerpo.

Si tan solo Yoochun no lo hubiese besado nada de esto estaría pasando, todo era culpa del arrebato sin sentido de su “mejor” amigo. Minnie se sentó en una de las bancas del patio y cerró los ojos deseando que todo fuese un sueño.

Desde el tercer piso era observado por JaeJoong, quien le miraba con diversión, desde hace mucho tiempo no se divertía de esa manera y el solo hecho de pensar en que un joven hetero estuviese encerrado en un lugar como ese hacía las cosas mucho más interesantes.

-A ver cuanto dura tu heterosexualidad –sonrió aún más divertido y se alejó de la ventana.


¿Qué estará planeando aquél juguetón Jae?

Continuará...