Unexpected Love cap 5

Junho bajo estirándose, aún un poco adormilado y se dirigió a la cocina encontrándola extrañamente silenciosa. Encogiéndose de hombros abrió el refrigerador para sacar la jarra de agua y al cerrar la puerta se encontró con una nota:
“Tenías razón, no tengo porque quedarme. Adiós.”
Su corazón se detuvo mientras releía la nota sin poder creerlo. ¿Acaso había exagerado ayer? Subió corriendo las escaleras entrando a la habitación de Junsu sin siquiera tocar, y para su mala suerte esta se encontraba completamente vacía.

- Eunhyuk -Donghae y Eunhyuk se miraron desconcertados.
- ¿Es la voz de Junsu? -preguntó el rubio a pesar de saber la respuesta.
- Eso parece -asintió Donghae-, ¿qué hará aquí?
Eunhyuk extrañado salió encontrándose a Junsu serio, con un cachorro blanco en brazos y una mochila a un lado.
- Chicos, de ahora en adelante me quedaré con ustedes, ¿no están felices? -sonrió.
- ¿Qué sucedió? -preguntó Donghae saliendo detrás de Eunhyuk-, ¿no tenías una entrevista hoy?
- No pienso regresar -respondió indiferente entrando a la casa.
- ¿Pero por qué? -insistió.
- Es un idiota, si piensa que me está haciendo un favor está equivocado, hago todo lo que dice y me agradece de esa forma, a ver quien le cocina ahora, es definitivo que no regreso -declaró molestó acariciando la cabeza de Shaki.
- Junsu, estás molesto, seguro no has pensado las cosas con claridad -dijo con suavidad Eunhyuk.
- Te equivocas, con ustedes podré salir de esto, sólo necesito que me presten dinero para pagarle por el tiempo que estuve ahí, no quiero deberle nada -les miró decidido.
Eunhyuk y Donghae se miraron preocupados.
- No deberías tomar decisiones tan precipitadas -sonrió nervioso Donghae.
- Creo que es la mejor decisión que he tomado desde que llegué aquí -negó serio.
- Disculpen un segundo -dijo Eunhyuk poniéndose de pie para salir a hacer una llamada.

El sonido del teléfono le regresó a la triste realidad.
- ¿Junsu? -preguntó esperanzado.
- ¿Habla Kim Junho?
- Sí -respondió con un suspiro al comprobar que no se trataba de su pequeño hermano.
- Junsu…
- ¿Sabes en dónde está Junsu? -interrumpió con el corazón latiéndole acelerado.
- Junsu está con nosotros, si me dice en donde será la entrevista le llevaremos de inmediato -respondió apresurado.
- Genial -sonrió más tranquilo.
Después de colgar se fue a vestir, quería llegar temprano para estar cuando Junsu llegara, además tenía que pasar a comprarle ropa.

- Junsu, Junho descubrió en donde estas y viene hacia aquí -avisó Eunhyuk entrando en la casa.
- ¿Qué? -le miró asustado-, ¿pero cómo?
- Era obvio, pero eso no importa, vamos, sabemos en donde esconderte -le animó mientras Junsu se ponía de pie rápidamente cogiendo sus cosas.
Los tres salieron corriendo de la casa para parar un taxi, una vez llegaron al lugar lo guiaron por escaleras y pasillos hasta llegar a una puerta con un extraño letrero que no alcanzó a leer.
- Listo, vendremos por ti al rato -dijo Donghae dejando las cosas de Junsu al lado de la puerta.
- No olviden traer comida -pidió antes de que cerraran la puerta-. Estamos a salvo Shaki -susurró abrazando al cachorro entre sus brazos.
- ¿Listo para la entrevista? -preguntó una voz detrás de él.
- ¿Entrevista? -preguntó en voz baja volteando lentamente, reconociendo la voz de su hermano.
- Vamos, se hace tarde -le apremió.
- Esos traidores -susurró molesto mirando la puerta decidido a matarlos.
- Te compré esto -su voz le detuvo, le miró, Junho sostenía una caja y la curiosidad pudo más.
- ¿Qué es?
- Ayúdenle a arreglarse -ordenó pasándole la caja a un chico del staff antes de salir de la habitación.
- En seguida -respondieron varias personas, Junsu las miró sorprendido, no las había visto.
- ¿Qué pasa con Shaki? -preguntó preocupado mirando al cachorro.
- Se encargarán de llevarlo a casa -respondió sin mirarlo mientras una chica se acercaba para quitarle al cachorro.
- Espera yo no… -no pudo continuar ya que le empujaban para que se cambiara de ropa.
Sin escucharle cerró la puerta respirando profundamente, aliviado. Por un momento había pensado que de verdad le había vuelto a perder. Se acercó a una ventana para relajarse un poco cuando sintió una mano posarse con suavidad en su hombro.
- Hola -saludó Sunghee con una suave sonrisa.
- Hola -respondió nervioso.
- Me hubiera gustado escogerte la ropa -dijo pasando su mano por el saco de Junho quien simplemente sonrió.
- ¿Aún estás molesto? -le miró de forma inocente.
- No, ¿por qué debería? -Sunghee sonrió desviando la mirada.
- Es raro, las cosas probablemente cambiarán después de esto -suspiró pensando en el tiempo que ahora pasaría con su hermano.
- Eso es inevitable, las personas cambian -respondió sin mirarla-, disculpa, tengo que irme -dijo al ver que un miembro del staff le hacía señas, al parecer Junsu estaba listo.
Cuando Junsu salió, Junho se le quedó mirando fijamente, paseando su mirada de arriba a abajo provocando un ligero rubor en el menor. Se veía realmente bien, tanto que no podía decir cómo se veía mejor, como vestía normalmente lo cual le hacía ver infantil y tierno o con traje, con el cual se veía como un chico maduro y sofisticado.
Junsu desvió la mirada, incómodo por la mirada de su hermano. Finalmente les indicaron que entraran y los flashes de las cámaras no se hicieron esperar. Junsu trataba de controlar el nerviosismo, pero parecía imposible con tantas personas mirándole fijamente, los flashes deslumbrándole, todas queriendo preguntar primero. Sintió la mano de su hermano posarse sobre la suya debajo de la mesa y eso le tranquilizó un poco.
Como había prometido, Junho contestó prácticamente todas las preguntas, dejando que el contestara las más sencillas; intervenía cada vez que veía que se atoraba o que comenzaba a sentirse incómodo. Después de una agotadora hora la entrevista finalmente llegó a su fin. Junsu agradecido salió de ahí apresuradamente y una vez en casa se dejó caer en la cama. De vuelta en aquella casa. Suspiró resignado. Un ladrido interrumpió sus pensamientos. Shaki le miraba con curiosidad desde el piso, sonriendo lo cargó sentándolo sobre su pecho acariciando su cabeza.
- Empaca tus cosas -dijo Junho entrando en su habitación sin siquiera tocar.
- ¿Para qué? -se levantó ligeramente mirándolo con curiosidad.
- Nos vamos -respondió cortante.
- ¿Qué? -se incorporó sorprendido casi tirando a Shaki quien saltó a tiempo. No pudo hacer preguntas porque su hermano había salido susurrado un ‘date prisa’. ¿Acaso pensaba dejarle de nuevo?, ¿quería deshacerse de él? Con esas preguntas en mente comenzó a empacar.
Ahora se encontraba a bordo de un avión camino a quien sabe dónde. Lo que más odiaba era tener que separarse de Shaki, el único ser con el que se sentía tranquilo. Aquel silencio entre los dos le estaba volviendo loco pero después de haber tenido varios intentos fallidos por hacerle hablar se había resignado a escuchar música y mirar por la ventana. Eso debía haber sido suficiente para él, pero la verdad le resultaba incómoda la ocasional mirada de su hermano sobre él a pesar de seguir sin dirigirle la palabra. Suspiró cansado, ahí estaba de nuevo esa actitud molesta.
Después de la horrible experiencia del aterrizaje que era lo que más odiaba de viajar en avión y sin poder evitarlo había apretado la mano de Junho sin soltarla hasta que el avión tocó tierra y dejó de moverse, bajó agradecido de aquel espantoso medio de transporte, por fin habían llegado a…
- ¿La playa? -preguntó desconcertado tomando distraídamente la pequeña caja de plástico que le daba una señorita, en donde se encontraba Shaki.
- Boomi sugirió alejarnos de los reporteros por un rato -respondió encogiéndose de hombros.
- Pero Junho, ¿qué hay de la escuela? -preguntó preocupado dejando la caja en el suelo.
- Sólo nos quedaremos por un par de días -respondió.
- Genial - sonrió sacando al cachorro de la caja-, ¿cómo estás pequeño? -le preguntó al cachorro que le miraba un poco asustado-. Lo sé, a mí tampoco me gusta, pero al fin estamos en tierra -rió divertido-, además mira, la playa -lo tomó en brazos señalando el mar.
- Vamos -dijo Junho comenzando a dirigirse a la salida para tomar un taxi.
Junsu no cabía en su sorpresa, había pasado mucho tiempo desde la última vez que había ido a la playa. Cuando llegaron al hotel quedó maravillado, las habitaciones eran enormes y estaban muy cerca de la playa.
- Mi habitación está al lado -informó Junho antes de desaparecer tras la puerta.
- Bueno, sólo somos tú y yo -suspiró mirando a Shaki.
Como se sentía cansado por el día tan agitado y ya era tarde se resignó a salir solamente a caminar por la playa con Shaki. Resultaba increíblemente agradable caminar por la arena siendo alumbrado por la luna, arriba un millón de estrellas adornaban aquel manto azul, Shaki corría feliz de un lado a otro. Después de un rato se dejó caer sobre la arena cerrando los ojos, relajándose con el sonido de las olas. Dejó que sus recuerdos viajaran hasta aquellos días en los que corría feliz con Junho por la playa jugando con el agua… Se vio interrumpido por el sonido de su celular sobresaltándole un poco. Era un mensaje de Junho: ‘Te enfermaras si pasas toda la noche afuera’. Sonrió, al menos sabía que seguía preocupándose por él, aún con la sonrisa en los labios llamó a Shaki, se puso de pie y emprendió el camino de vuelta a su habitación.

Despertó temprano dispuesto a aprovechar sus vacaciones, aunque en definitiva no quería pasarlas sólo así que se dirigió a la habitación de Junho.
- ¿Qué quieres? -preguntó serio abriendo la puerta después de los llamados insistentes de Junsu.
- Vamos a dar una vuelta -sugirió sonriente ignorando su tono.
- Prefiero quedarme -dijo comenzando a cerrar la puerta.
- Vamos, son vacaciones y sólo tenemos dos días -insistió Junsu deteniendo la puerta.
- Ve tú solo.
- Pero… yo quería pasar el día contigo -susurró cabizbajo, el corazón de Junho se detuvo, ¿había escuchado bien? Negó con la cabeza para alejar aquellos viejos pensamientos. Suspiró.
- De acuerdo, vamos -accedió sin mirarlo.
- ¿De verdad? -le miró emocionado-. Genial -dio un brinco y le abrazó, casi al instante le soltó sin saber muy bien porque lo había hecho.
En silencio esperó a Junho, quien había ido a preguntar algo. Poco tiempo después llego con un par de bicicletas. Junsu le miró preocupado.
- ¿No podemos ir caminando? -sugirió dubitativo.
- ¿De qué hablas?, esta es la mejor forma de recorrer el lugar -rió divertido.
- Yo… yo no sé… -trató de explicar.
- ¿Cómo que no sabes?, si solíamos salir en bicicle… -se interrumpió bruscamente, Junsu desvió la mirada incómodo, era la primera vez que hacía referencia al pasado desde que el menor había llegado a su casa. Al parecer había sido un acuerdo mutuo y ninguno había hecho mención de su infancia-. No importa, es fácil, vamos -le animó subiendo en la suya.
Junsu suspiró subiendo en la bicicleta, apenas pedaleó, un montón de dolorosos recuerdos regresaron a su mente haciéndole desconcentrarse y perder el control de la bicicleta.
- Junsu, ¿estás bien? -corrió a verlo, el menor estaba en el suelo mirando su rodilla-. Eres un torpe -dijo pegándole ligeramente en la cabeza para ocultar que se había preocupado.
- Te dije que no sabía -protestó con un puchero.
- Vamos, no es para tanto -dijo mirando el raspón-, iré por algo para curarte -se puso de pie y volvió con un parche-. Con esto te sentirás mejor -por fin levantó la mirada y se percató de que Junsu estaba llorando-. ¿Es por esto?, sólo es un raspón -le miró sorprendido sin saber qué hacer-, ¿quieres un helado? -agregó al no recibir respuesta, Junsu levantó la mirada limpiándose unas cuantas lágrimas asintiendo lentamente con una expresión infantil.
Junsu subió más tranquilo detrás de su hermano abrazándose con fuerza a su cintura. Después de comprar los helados se sentaron en una banca. Junho sonrió al ver a Junsu comer su helado con una tierna sonrisa, de alguna manera le alegraba saber que Junsu seguía siendo un niño a pesar de su edad. Por otro lado Junsu se sentía feliz, definitivamente esos dos días fueron los más felices que había pasado desde que había llegado a aquel país… y en compañía de su hermano.

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