Besos con sabor a Sangre cap 7

Concluyo la conversación entrando en el baño, dejándote parado como una estatua. Al salir de la del baño sé que sigues aquí.

- Pasó una noche después de ser convertido en vampiro –me dices, estas sentado con los brazos apoyados en tus rodillas y tú cabeza sobre ellos- Antus me dejó solo y hambriento. Estaba confundido y con mucha sed, tú debes saberlo, el dolor en tu garganta como si algo estuviera astillando tu interior. Mi nariz estaba desorientada, miles de olores nuevos me invadían y por supuesto, no pude evitar notar el aroma de la sangre humana, deliciosa. Mi instinto movió mi cuerpo, yo estaba perdido dentro de aquellas sensaciones nuevas que me guiaban hacia lo desconocido. Corrí por las calles como un loco, lanzándome por cuanta persona se me ponía por delante, todos me golpeaban para librarse de mí, parecía un demente. Y entonces los olí. Una sangre exquisitamente fresca, dulce, mi boca se hizo agua. Corrí siguiendo ese olor y llegué hasta una casa muy hermosa. Entré como un vil ladrón por la ventana y seguí hasta llegar a su habitación y ahí estaban una joven pareja durmiendo plácidamente. No me pude controlar, mis movimientos fueron tan rápidos que yo mismo me sorprendí. Tomé primero a la mujer y luego al hombre que intentó por todos los medios defenderla, rescatarla del monstruo que era yo, pero no pudo, no tenía como defenderla de un inmortal. Acabé con ambos antes de comenzar a revivir sus recuerdos y entonces lo ví. Junsu, un niño de unos seis años. Me volví loco de dolor y de asco, me maldije ahí mismo y odié a Antus por dejarme solo. Al voltearme vi al niño que observaba la escena y no pude identificar la expresión de su rostro, sorpresa, miedo… odio, si me miró con odio, y pude haberlo matado, pero no, a cambio le dije mi nombre, “Estaré esperando por ti”, le dije, y Jae, sabes lo que me contestó, “Te mataré”. Sentí temor de él, sabía que había algo diferente en ese niño, cómo un niño pequeño puede decirte semejante barbaridad, pero era cierto, él me buscaría. Jamás imaginé que al final sería yo el que estaría huyendo –me miró y tenía lágrimas rojas en su rostro- cómo puedo pedirle que me perdone cuando sé que debo morir a sus manos para poder remediar mi pecado.

Sequé mi cabello sin dejar de mirarte, te veías tan triste.

- La realidad nuestra pequeño Changmin es que somos asesinos por naturaleza, necesitamos de la vida de estos humanos para seguir viviendo –te dije sentándome a tú lado- y tú sentido de culpabilidad solo me demuestra lo pequeño que eres, pero claro sólo tienes quince años de haber sido convertido y conservas aún sentimientos muy humanos. Pero serías un gran estúpido si dejaras que ese tal Junsu te matara sólo para librarte de ese sentimiento. Tal vez incluso deberías considerar la posibilidad de matarlo –se levantó de repente como si hubiera escuchado una calamidad.
- No, imposible –caminó hacia la puerta- no puedo hacer eso…
- No puedo creerlo –dije cruzando mis piernas- él te gusta –Me reí divertido con la situación- te has enamorado de tu cazador, casi parece una mal chiste.
- No es cierto –dijiste saliendo de mi habitación cerrando la puerta de golpe.

La situación había tomado un rumbo que jamás imaginé, el pequeño vampiro Changmin está enamorado de su captor, con razón lo ha mantenido con vida durante tanto tiempo, en tal caso, todo esto deberá ser llevado de otra manera, veremos que tanto estás dispuesto a sacrificar por tu amado humano y más aún, veremos si Junsu es capaz de corresponderte.

(Changmin)

“Por qué rayos tuvo que darse cuenta”, pensaba Changmin mientras caminaba por su habitación, pero todo eso era verdad, él amaba a Junsu desde la primera vez que lo vio cuando sólo era un niño. Era cierto, él había matado a sus padres, pero no sus verdaderos padres sino que sus padres adoptivos, tal vez la verdadera razón por la cual Junsu lo odiaba sólo era porque le había robado la oportunidad de tener un hogar. Pero de todas maneras, él mismo se había encargado de darle todo lo que necesito para sobrevivir, nueva familia, estudios, todo y jamás pensó volver a verlo ya que todo lo hacía de manera anónima.

Pero todo cambio el día en que se volvieron a ver, la manera en que él lo miró, si, su odio no había desaparecido, y sus miradas se cruzaron sólo por un momento antes de escapar.

Se fue a dormir con la esperanza de que su letargo le permitiera soñar por un instante que él y Junsu si pudieran ser algo más que sólo enemigos a muerte.

Despertó sintiendo el olor de Jae a su lado, acariciando su vientre.

- Me estas tentando Jae –te digo, pero no puedo evitar desear ser poseído por él, su aroma, su deliciosa mordida, su aspecto, todo en el es una invitación al sexo.
- ¿Quieres que te haga el amor? –me pregunta, su voz sensual, sólo me excita más.
- Si –mis labios se mueven por sí solos.

Te subes sobre mí lamiendo mi cuello, tu lengua deliciosa prepara mi vena para ser mordida.

- Oh!, mi pequeño Min, eres tan exquisito, quiero penetrarte –la manera en que me habla es tan lujuriosa, y no puedo evitar caer en su juego.
- Tómame, haz lo que desees conmigo

Hundió sus dientes en mi cuello y ahí me perdí. El placer invadió mi cuerpo y ya no pude pensar.

Con una rapidez sobrenatural, Jae me quitó mi pijama dejándome desnudo. Cada roce suyo era una descarga de placer, era la primera vez que me sentía así, sentir la lengua de Jae sobre mi cuello lamiendo la sangre que salía de los orificios hechos `por sus dientes, era una sensación casi atemorizante.

Me penetró con fuerzas en la primera envestida, no sentí dolor sólo más placer.

- Voltéate Min –y casi pareció una orden, yo obedecí al instante quedando en esa posición tan incómoda para mí, pero ahora la deseaba.

Sentí su miembro en todo su esplendor dentro de mí, golpeándome con fuerzas chocando sus caderas sobre mi trasero. Usó su fuerza sobrenatural entrando y saliendo de mí una infinidad de veces. Mi boca se llenó de gemidos potentes uniéndose a los de Jae. Sentí los espasmos de un orgasmo en el miembro de Jae dentro de mí y acto seguido yo sentí el orgasmo en mi propio miembro.

Jamás en mi vida de inmortal me había sentido tan cansado.

- Espero que haya estado tan bueno para ti como lo estuvo para mí –Me dijo Jae mientras se dirigía a la salida.
- Lo estuvo –te respondí.
- Changmin, ¿Puedo hacerte una pregunta? –Te miré de reojo recostado sobre la cama y asentí- ¿Si mientras te hacía mío yo hubiera te hubiera ordenado hacer algo, tú habría accedido sin importar lo que yo te pidiera? –Medité la pregunta por un momento.
- Sólo puedo decirte que Antus tenía razón en temerte –Te vi sonreír.
- Te voy a ayudar con tu amado Junsu –me levanté sorprendido.
- ¿Por qué harías algo así?
- Porque me divertirá –no parecía querer molestarme
- No soy tu juguete
- No lo tomes a mal Min, con el paso de los años descubrirás que no muchas cosas te divierten y aquellas que sí lo hacen las valoras como un gran tesoro. Ahora levántate, quiero presentarte a alguien.

Miré el techo de mi habitación antes de decidirme a levantarme, mi cuerpo aún se resentía por el placer sufrido. Jae era poderoso, de eso ya no me cabían dudas, pero qué tanto podría hacer por mí y por Junsu.

Cuando salí de mi habitación Jae estaba con un humano conversando plácidamente, el hombre parecía tener unos cuarenta años.

- Ah, Changmin este es Yori un antiguo amigo, él se encarga de todo en esta casa, se ocupará también de cualquier cosa que necesites, sólo no puedes morderlo –casi me caí de la impresión, este tal Yori sabía lo que éramos- No te preocupes, Yori es de mi entera confianza. Bien me tengo que ir, así que te veré más tarde.
- ¿Irás a ver a tu humano? –se me salió de la boca casi sin querer.
- Oh!, mi pequeño Changmin, lo que yo haga en mi tiempo libre es mi problema, por tu parte, eres libre de hacer lo que deseas también, toma –me dio un papel con una dirección- encontrarás ahí a tu Junsu.