Titulo: Enamorada de un… ¿Gumiho?
Autor: YeonHeeChan
Pareja: Jejung y tú
Género: Hetero
Extensión: One-shot
Sumario: El amor siempre viene acompañado de enredos, malentendidos y uno que otro zorro travieso.
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Autor: YeonHeeChan
Pareja: Jejung y tú
Género: Hetero
Extensión: One-shot
Sumario: El amor siempre viene acompañado de enredos, malentendidos y uno que otro zorro travieso.
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Un encuentro con el destino
Quizás eran las cinco y treinta de la tarde cuando me abría paso entre la multitud de una calle que ya conocía como la palma de mi mano después de haber llegado a Londres desde hace dos años. El motivo por el cual corría a toda prisa y bajo la lluvia era por cuestiones laborales. En pocas palabras tenía que traducir un nuevo libro. ¿De qué trataría? Lo sabría apenas arribara a las oficinas de la editorial para la cual colaboro. Que es la venerable Oxford University Press. ¿Cómo conseguí el empleo? Mi mamá dice que por un milagro. Si fue cierto o no, ya me considero afortunada por formar parte de ella.
-Hi, sweetie! New project?1- una vez dentro de dicha instalación, me encontré con una gran compañera y veterana escritora de ciencia-ficción que me saludó tras varios meses de no vernos.
-Yes, I’m so excited!2- enuncié contenta por el acontecimiento ya que ésta sería mi tercera comisión.
-You’ll do an excellent job, darling3- recargó su mano en mi hombro en señal de apoyo.
-Thank you, Mrs. Malfoy4- le agradecí no sólo por sus palabras, sino también por la enorme ayuda que me brindó cuando recién entre a trabajar. Hubiese estado perdida sin ella.
-Well, see you later5- se despidió de mí con un beso en la mejilla.
-Take care, Mrs. Malfoy6- realicé la misma acción y luego me dirigí a la oficina principal.
-Good afternoon, Miss Sloth7- de pronto mi jefe giró su silla para mirarme de frente mientras me señalaba la hora de su reloj-pulsera con uno de sus dedos. -You’ll never change, won’t you?8- tal vez les parezca extraño, pero la persona que tengo frente a mi alguna vez fue mi profesor de didáctica en la universidad de mi ciudad natal hasta que se jubiló y años más tarde obtuvo el cargo que ahora ostenta debido a su amplio currículo académico.
-I’m sorry, teacher Roger. But…9- dije por inercia.
-Teacher Roger?10- mi editor en jefe enarcó una ceja.
-Usted tiene razón, soy un caso perdido. No por algo me nombró así- tomé asiento con la vista hacia abajo de lo avergonzada que estaba por seguir llamándolo de esa manera además de llegar tarde, pero que puedo hacer. Mi cuerpo no fue hecho para las carreras, ni mi mente para las presiones. Yo prefiero hacer las cosas con calma porque de lo contrario terminaría como mi amiga más cercana que conoce la farmacia completa a causa de tanto estrés.
-Centrémonos en el trabajo, por favor- mi antiguo maestro dejó de tallarse las sienes para después suspirar. -Ésta será tu siguiente traducción- me entregó un pesado sobre amarillo. -Se lo hubiese dado a otro, pero… no confió en nadie más que en ti- expuso al esbozar una sonrisa.
-No le fallaré, jefe. Se lo prometo- ante tal gesto me levanté de la silla y estreche su mano. El descubrir que cuento con su estimación realmente me hizo muy feliz.
Tras salir de la editorial, me detuve por unos minutos para abrir el paquete y ahondar un poco en el tema del manuscrito. Casi me caigo de la impresión al repasar con la mirada el título.
-신화와 Gumiho 주변의 전설11- una de mis primeras reacciones luego de leerlo en voz baja fue reírme. -¿Me pregunto qué pensará él de todo esto?- como el cielo volvió a nublarse guardé inmediatamente el documento e inicie de nueva cuenta mi camino, pero en esta ocasión hacia una de las zonas más visitadas por los turistas en su mayoría caballeros. Hablo de Jermyn Street.
Al encontrarme en dicho lugar, recorrí cada una de las tiendas en busca del regalo perfecto hasta que di con él en el exhibidor del almacén PINK. Era una camisa de manga larga color violeta que me hizo remontar al pasado cuando conocí por primera vez Seúl y sus alrededores.
-Disculpe, señora. ¿Qué autobús tengo que tomar para ir a las montañas?- después de descansar por un rato en una área conocida como Imgye Hyeon decidí continuar con mi viaje.
-Aquel que está junto al restaurante Bom-ui Walcheu12- me señaló a lo lejos.
-Gracias- le mostré mi gratitud con una ligera reverencia.
Ya abordo del carro, me limité a admirar el paisaje sin emoción alguna. ¿Por qué? Pues… el hombre a quien le entregué mi amor y confianza me traicionó de la forma más vil que pueda haber. Se acostó con otra mujer y no sólo eso con mi compañera de cuarto y en mi propia cama a unos cuantos meses de haber comenzado nuestra relación. Sé que mi vida no ha sido de color de rosa cuando de varones se trata a excepción de mis hermanos ya que muchos de los que han estado a mí alrededor no han sido ni buenos, ni mucho menos responsables, pero siempre albergué la esperanza de que no todos serían así hasta que me topé con… él y lo que había construido con esfuerzo se vino abajo.
Cansada de tanto dolor en mi corazón, le comuniqué a la secretaria de mi editor en jefe que finalmente me tomaría unas vacaciones tras aplazarlas por un buen tiempo. No me preguntó el motivo, pero supongo que le cupo de extraño porque ante todo siempre estuvo mi trabajo.
-Descuida, te las mereces- me dijo por el auricular.
-Te lo agradezco, Bellatrix- fue lo único que articulé al final de la conversación.
-Señorita, ¿no va a bajar?- de no haber sido por el conductor me hubiese pasado el resto del trayecto sentada junto a la ventana.
-Ah, sí. Gracias- lo primero que hice al descender del autobús fue respirar el aire puro del ambiente. -Bien, en marcha- como todavía era temprano no reservé ningún cuarto en las casas de huéspedes que había a los alrededores. Pensé que regresaría a buena hora luego de visitar el templo de la colina y beber del agua de la primavera. Según había oído era muy bueno para aliviar cualquier tipo de afección que atormentara al alma y eso era precisamente lo que necesitaba para empezar de nuevo.
Conforme me fui adentrando a las montañas noté que las horas transcurrían con rapidez y sin darme cuenta cayó la tarde. Pero como estaba tan empeñada en hallar el santuario proseguí en su búsqueda.
-¡Oh por Dios, son las siete de la noche! Mejor vengo mañana y acompañada- una parte de mi no estaba preocupada por la ruta de regreso, pues traía una lámpara conmigo y había puesto unas pequeñas marcas en los arboles. Sin embargo…
-Auuuu- el aullido de lo que a mi parecer era de un lobo me paralizó de la cabeza a los pies. -Auuuu- quizás fueron mis nervios, pero creí haberlo escuchado más cerca y con un dejo de tristeza. -Auuuuuu- el último aullido que fue el más largo de todos terminó por inundar el sitio y a consecuencia de ello entré en pánico por lo que comencé a correr sin rumbo fijo.
Lo único que quería era huir de ahí cuanto antes, pero no me percaté de que estaba yendo hacia un precipicio. De tal manera que al caer en éste no sólo me fracturé el brazo, también la pierna y uno de mis pies que aún no se recuperaba después de haberme accidentado por cuarta ocasión.
-¿Hay alguien ahí?- como pude traté de incorporarme, pero al percibir lo difícil que sería, opté por recostarme en el suelo empedrado y pedir ayuda. -¡Auxilio!- de repente oí algo eran como pasos acercándose. -Por favor, no me dejes sola- unas cuantas lágrimas surcaron mi rostro debido al intenso dolor que sentía además del miedo. -¡Quédate conmigo!- exclamé con la poca fuerza que tenia tras callarme de golpe ante lo que mis ojos presenciaron.
Los escasos rayos de la luna iluminaron lo que tanto escudriñé con ahínco, el templo de la colina y… a alguien más. Era un hombre, pero no cualquiera. Estaba ataviado en un traje antiguo de color rojo escarlata y tenía… tenía… tenía varias colas. Mi asombro fue tan grande que acabé perdiendo el conocimiento.
-No, no, no. ¡Vete!- la imagen de aquel individuo hizo que me despertara bañada en sudor.
-Toma, bebe un poco de agua. Eso te calmará- me aconsejó un extraño o eso creí hasta que…
-¡Ahhhh!- cuando me giré para agradecerle no pude parar de gritar ya que a una corta distancia de mi se encontraba el chico de las colas. -¡Aléjate, bestia inmunda!- sin saber cómo me levanté inmediatamente… ¿del futón?
-Que cruel eres. No soy una bestia, soy un gumiho; y no apesto, huelo a lavanda- me extendió uno de sus brazos para que lo comprobara.
-¿Dónde estoy? y… ¿qué quieres hacer conmigo?- lo cuestioné sin realizar movimiento alguno.
-En la morada de una ancianita que suele acudir a mi santuario y… casarme contigo- me respondió de lo más natural.
-¿Qué? Esto debe ser una pesadilla. Mejor intento salir de ella- con la vista busqué alguna vía rápida de escape y en cuanto la divisé me armé de valor para escabullirme de ahí.
-¡Minah!- ese no era mi nombre, pero mi cuerpo se detuvo en el instante en el que lo oyó y terminé aterrada. -¿Sabes cuánto tiempo tuve que esperarte?- la voz se le cortó. -No fueron veinte o treinta años, sino más de mil- guardó silencio por un momento y luego prosiguió. -Se que ya no me recuerdas a causa de tantas reencarnaciones, pero no pienso dejarte ir- se puso de pie en cuestión de segundos y me acorraló entre sus brazos para así poder besarme.
-Me duele, me duele mucho- de mi boca me arrebató algo como una perla y acto seguido caí al piso presa del dolor.
-Lo que acabo de quitarte es mi aliento de zorro. Sin él no hubieses sobrevivido a la caída- me lo explicó en un tono por demás frio.
-Ayúdame, Jejung, ayúdame- como por arte de magia mis labios emitieron su nombre.
-¿Minah?- sus ojos se depositaron en los míos.
-He regresado- algo o alguien habló por mí.
-Te extrañe tanto- y por segunda ocasión me besó para conferirme su perla.
-Buenos días, jovencitos- de pronto apareció la dueña de la casa.
-Buenos días, halmeoni13- la saludó Jejung como si nada hubiese pasado.
-¿Te sientes mal, pequeña?- me preguntó la ancianita al verme en el suelo.
-No, estoy bien. Gracias- me incorporé sin ningún problema.
-¿Les gustaría comer un poco de pollo?- con plato en mano nos invitó a ambos.
-Se lo agradezco mucho, pero… ya me iba- no miré a nadie y me retiré.
-Lo siento, halmeoni. Será después- Jejung se disculpó con ella y fue tras de mí. -Minah, Minah, Minah- decía a lo lejos.
-¡Deja de llamarme Minah!- aturdida por lo que estaba sucediendo estallé en lágrimas.
-Perdón- enunció Jejung al abrazarme.
-¿Quién es Minah? y ¿por qué crees que soy ella?- inquirí por curiosidad.
-Fue mi prometida y antes de fallecer me prometió que nos volveríamos a reunir en el templo donde tú te lesionaste.
-Que cuento tan absurdo es ese- lo aparté de mi lado. -¿Por qué alguien como ella habría de reencarnar en una occidental? Eso no tiene sentido.
-No tiene porque serlo cuando de reencarnación se trata. Además tu misma te diste cuenta de lo que pasó hace un rato. Desconocías mi nombre y aun así lo pronunciaste- trató de acariciar mi rostro con sus manos, pero no lo consentí.
-No te quiero cerca de mí- le espeté sin miramientos.
-¿Estás segura?- me cuestionó dolido.
-…- intenté contestarle, pero varias imágenes se agolparon en mi mente. En ellas había una muchacha de largos cabellos negros vestida con un hermoso hanbok que huía de un sujeto armado con una daga. Después era apuñaleada por éste y en medio de un camino solitario. Ella clamaba el nombre de Jejung y cuando él la halló a ella le faltaba poco para morir. Así que Jejung persiguió al individuo y tras hallarlo él… él…
-¡Minah, reacciona, Minah!- Jejung me sacó de aquel espantoso evento y hasta cierto punto se lo agradecí, pues no deseaba presenciar la escena.
-¿Qué vistes?- me sujetó de los brazos.
-¿Quién la asesinó… fue su futuro esposo?- mi respiración se tornó irregular.
-Minah fue obligada a casarse luego de conocernos- me respondió con esfuerzo.
-Lo lamento mucho, en verdad, lo lamento. Pero aun cuando sea su reencarnación no puedo quedarme aquí. Tengo que regresar a Londres, mi actual hogar- empecé a caminar.
-Entonces iré contigo- indicó decidido.
-Tú no entiendes. Necesitas papeles. No eres un gatito para que te introduzca en mi bolso- lo observé de arriba hacia abajo ya que era muy alto para mí.
-Puedo transformarme en un zorro. Así fue como obtuve estas ropas- me señaló la camisa de manga larga a cuadros que traía puesta aparte de unos jeans deslavados.
-A todo esto, ¿cómo los conseguiste?- no me había percatado de lo que llevaba.
-Hace un rato bajé a la ciudad y se las quité a un chico parecido a mí. ¿Cómo se llamaba? ¡Ah! Kim Hyun Jung- su cara no mostraba el más mínimo remordimiento.
-¿Qué?- me quedé sin argumentos. -¿No estará hablando del integrante de SS501 o sí?- exhibí para mis adentros.
-Minah- como si fuese un mocito tiró de mi outer.
-Aun cuando no es tu culpa, ni tampoco la mía. No te puedo garantizar que algún día me enamoraré de ti- le dejé en claro las cosas.
-Me esforzaré, te lo juro. Haré que te enamores de mí y después nos casaremos, tendremos hijos con colas tal vez, pero que importa- me sujetó con fuerza de la cintura.
-Sí, es oficial. Estoy loca por aceptarte en mi vida- finalmente cedí a sus plegarias.
-¡Manse!14- alzó sus brazos en señal de júbilo.
De vuelta a la realidad, tomé un taxi para llegar temprano a casa. Vivo en uno de los barrios londinenses más frecuentados tanto por la genta nacional como extrajera debido a sus carnavales anuales y mercados. Me refiero a Notting Hill. Mi condominio está ubicado en una serie de edificios cuyas fachadas están pintadas de distintos colores. La mía es verde y adoro caminar por sus calles a cualquier hora del día.
-Ya vine- en cuanto entre a mi hogar me esperaba una sorpresa.
-¡Feliz aniversario, Minah!- me recibió con un cálido beso la persona que pasó de ser mi compañero de residencia a esposo.
-¡Feliz aniversario, Jejung!- le correspondí el beso. -En serio, tienes mejor gusto que yo- le comenté tras admirar la decoración que había hecho en la mesa para nuestra cena especial de esta noche.
-Gracias- me susurró al oído y me sonrojé.
Cuando saltamos al postre, no pude evitar llevarme una fresa a los labios. Son tan apetitosas y ricas.
-Te fascinan mucho, ¿verdad?- me preguntó al cabo de un instante.
-Sí, bastante- le contesté como una niña comiendo caramelos.
-¿Me pregunto… si las fresas son más deliciosas que yo?- en ese momento Jejung esparció un poco de merengue en mi frente y nariz para posteriormente quitármelo con sus labios; y cuando aterrizó en los míos me quitó ese pedazo de fruta que tenía en ellos de una forma seductora.
Mi cuerpo no pudo reaccionar ante lo inesperado del suceso, pero mi corazón sí. Palpitó tan rápido que me hizo falta la respiración.
-…- traté de articular palabra, pero no lo logré.
-Creo que voy a tener que averiguarlo… de otra manera- me advirtió con una mirada provocativa.
Entonces me cargó en brazos hasta la recámara principal que se encontraba en el ático. Una vez ahí, me acostó con delicadeza en nuestra cama cubierta de pétalos rojos. Un intenso calor se apodero de mí al ver como se quitaba su camisa de manga larga blanca mientras se humedecía la boca con la lengua.
-Je… jung- fue lo último que formulé, pues aprisionó mi boca con la suya.
Poco a poco, nuestros besos se fueron intensificando y cuando pensé que estaba al borde de la locura, comenzó a despojarme de la ropa de una forma sensual. Ya no escuchaba, ni sentía nada que no fuera su voz y sus manos al acariciarme los senos.
-Déjame apreciar tu rostro- me pidió Jejung con toda la carga erótica existente.
-Para, Jejung- le rogué con vehemencia.
-¿Segura?- de repente llevó uno de sus dedos hasta mi intimidad y lo introdujo.
-Ahhhh- estaba perdiendo la cordura.
-¿Me detengo?- inquirió con malicia.
-No…- le dije presa de su seducción. -Te necesito- acuné su cara entre mis manos.
-En un instante- me respondió al desprenderse de su pantalón negro y bóxers.
-Ahhhh… Jejung- cuando estuvo en mi interior, cada una de mis terminales nerviosas me hizo estallar en pasión. -ummmm… ahhhh- a punto de alcanzar el éxtasis, Jejung me aprisionó entre sus brazos y luego dejó caer el peso de su cuerpo sobre el mío, pero sin lastimarme.
Cuando al fin nos recuperamos de la letanía bajo la cual estábamos sumergidos, él se levantó de la cama y sin querer descubrió su impecable torso. Además tenía el cabello enmarañado y sus bellos ojos café habían recuperado ese aire de inocencia que tanto me gusta.
-¿Te agradó mi regalo?- me cuestionó ansioso por la respuesta.
-Si- le manifesté al incorporarme para depositarle un suave beso en los labios.
-¡Manse!- gritó de la alegría y como los rayos de la luna se filtraron por una de las ventanas pude observar de nueva cuenta sus nueve colas.
-Jejung- enuncié ligeramente asustada.
-Oops, lo siento- en cuanto las escondió, sus mejillas se tornaron rojas.
-Ahh, no sólo estoy loca. Estoy enamorada… de un gumiho- musité con ternura las últimas palabras.
En ese momento, Jejung me volvió a recostar en la cama para repartir besos por todo mi ser.
-¿Eres feliz?- continuó preguntándome.
-Más de lo que tú crees- le contesté de corazón.
Y así me hizo suya por más de una vez durante la noche. Poco pensé en las consecuencias ya que sabía que tenía todo una vida para intentar ir a su paso.
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1¡Hola, dulzura! ¿Proyecto nuevo?
2Sí, ¡estoy tan emocionada!
3Harás un excelente trabajo, cariño.
4Gracias, Sra. Malfoy.
5Bueno, nos vemos después.
6Cuídese, Sra. Malfoy.
7Buenas tardes, Señorita Perezosa.
8Nunca cambiará, ¿verdad?
9Lo lamento, maestro Roger. Pero...
10¿Maestro Roger?
11Mitos y leyendas entorno al Zorro de nueve colas
12Vals de primavera
13Abuela
14¡Hurra!
Wooo esto m encanto muy buena historia ahora quiero ver el hijo d ese gumiho hihi
ResponderEliminarAhhh!!!! Me encanto, me encanto...
ResponderEliminarYo quiero saber de sus hijitos, y por cierto que gumiho tan SEXY!!!
Me lo imagine todo, todito
Gracias!!!
hahaha el zorro de nueve colas hahaha eso si me mato de la risa hahaha pero que lindo el fic...
ResponderEliminarasdasdasd Lo amé *0*
ResponderEliminarMe encantó como escribes~ ! Está muy bien redactada la historia *-*
wooo qee geniial me encanto!!!
ResponderEliminarnueve colas??? Gniial tipo Naruto hahahah
pero me encanto!
OMG Jejung un Gumiho de nueve colas hahahaha que gracioso .... Pero el fic estubo super CUTE!! ♥♥
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