KINGDOM TVXQ!

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Arualthings

Themed Series cap 2

Titulo: La simplicidad del amor: es el amor
Pareja: YooSu
Género: Slash
Advertencia: Junsu con los ojos vendados!
Resumen: Y ahora me dices qué es el amor. Fue su secuestrador mientras estaba prisionero. Entre el ir y venir, viviendo el juego al que los obligaron, ¿podría darse el lujo de perder?
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La simplicidad de amor contra los secretos que guarda: es el amor

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El amor está al margen de la ley.
Simplemente no respetará las normas.
Lo máximo que cualquiera de nosotros puede hacer es firmar como su cómplice.
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Hace frío.
Decía literalmente mientras veía el vaho de su aliento cada vez que dejaba salir un profundo suspiro. Sujetaba su chaqueta un poco más fuerte hacia su cuerpo, caminaba lentamente hacia el aparcamiento abierto.

Odio, odio cada temporada de invierno que simplemente llega y se va en Corea del Sur. Tenía que hacer aquel maldito sonido del catarro a cada minuto, simplemente porque tenía un maldito resfriado. Sintiéndose frustrado, escarbando en los bolsillos, sintiendo las llaves alrededor de los dedos.

Sacó las llaves, las insertó en la cerradura del coche. Justo cuando estaba a punto de abrir la puerta metálica, sintió cómo un par de brazos se envolvían alrededor de su cintura (unos muy calientes debo agregar) mientras otra mano contenía el grito de asombro. Su grito ahogado mientras el horror invadía su corazón.

No podía darse la vuelta simplemente por el hecho de que el secuestrador lo estaba presionando celosamente y sus manos se encontraban entre su pecho y el coche. No se asustó tanto como lógicamente debería hacerlo. Se tranquilizó, esperó a que el otro (sí, él era hombre, podía sentir muy bien su virilidad desde que se presionó convenientemente contra su espalda) aflojara un poco su agarre. Lo hizo después de darse cuenta de que no tendría problemas.

Ya podía sentir sus manos otra vez, esperó por el próximo movimiento del otro hombre.
Pudo sentir un cálido aliento en su nuca un momento después que aquella boca desconocida se acercara hacia su oreja izquierda. Sus ojos se abrieron cuando oyó aquella fría y profunda voz murmurar.- "Grita y te meteré al maletero del coche." -Amenazó.
Sabiendo que la amenaza era real y firme, asintió lentamente la cabeza, sintiendo que quitaba su mano que estaba sobre su boca. Cuando quiso voltear, el otro lo volvió a apretar fuertemente y comprendió que él no quería que viera su rostro.
Vaya que era obvio.- "Tengo dinero en mi maletín"

"¡Oh, cállate, Junsu! - Replicó el otro hombre y el darse cuenta de que sabía su nombre sólo hizo que sintiera más miedo que antes. - "¿Qué tal esto? Voy a ser el único que dé el maldito dinero, mientras vienes conmigo sin ningún problema”

No podía dejar de suspender la nariz. Bueno, era su hábito hacer las cosas sin pensarlas. El secuestrador era estúpido o simplemente ridículo de pensar alguna vez que iría con él sin defenderse.
- "No soy un niño al que puedes calmar con un dulce."
- "Ah, bueno...." – Susurró el secuestrador, mientras Junsu se quedaba congelado al sentir como la mano que estaba en su boca un momento antes, estaba bien situada tocando su trasero, dándole un pequeño apretón. - "No me atrevería a pensar en ti como un niño. Pero entonces, harás una gran pirueta para mi”

Se aclaró la garganta. - "Oye, no me muevo de ese modo..."
- "¿Mmm, sólo tendremos que verlo, no es cierto?" – Murmuró y justo cuando estaba a punto de protestar, Junsu sintió un delgado paño húmedo cubriendo sus fosas nasales. Sus manos trataron de bloquearlo, pero ya era demasiado tarde pues su cerebro sucumbió a la droga líquida.

- "Dulces sueños…Su"

Tuvo que admitir, que tenía cierta facilidad para pronunciar su nombre de manera correcta.

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El amor no hace girar al mundo.
El amor es lo que hace que el viaje valga la pena.
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Estaba oscuro.
Estaba seguro de eso cuándo había abierto los ojos. Se dio cuenta que había amanecido cuando descubrió la razón de porqué estaba todo a oscuras. Tenía los ojos vendados. El material que cubría sus ojos podría muy bien ser seda, ya que era suave en su piel. ´

Dependiendo más de sus otros sentidos, trató de mover sus extremidades, sólo para descubrir que estaba luchando contra un caso perdido. Cansado por el trabajo del día, no se dio cuenta que estaba atado. Sus muñecas estaban entumecidas, ya que estaban sobre su cabeza, atado por una “tela de seda” la misma que cubría sus ojos.

Se dio cuenta de que había algo bueno en su “atada” situación. Sus piernas no estaban atadas. Podía moverse a la vez que sentía el suave material debajo de él. ¿Qué pasa con el gusto por la seda?

Un sonido a su izquierda detuvo su serie de pensamientos, a medida que giraba hacia esa dirección, su corazón latía desbocado. - "¿Q…Quien está ahí?" - Preguntó, regañándose por la tartamudez de un niño pequeño.

Nadie respondía, pero pudo sentir un cambio de aire antes de que un peso se depositara en el lado izquierdo de la cama. Trató de alejarse del borde, pero estar atado a la cabecera de la cama, no le permitía hacer mucho. Sin previo aviso, sintió una pesada carga en la parte inferior de su cuerpo, que le forzaba a permanecer quieto.

"Creo que es mejor para ti permanecer quieto" - Susurró una voz y no creía que podía estar tan cerca a su oído derecho hasta que sintió un cálido aliento en su nuca. Aclaró su garganta, tratando de esquivarlo, perdió el equilibrio, quedando Yoochun sentado sobre su abdomen.

"¿Qué quieres?" – Junsu gritó con dureza, entrando en pánico por su patética situación. Aquel desconocido, que estaba sentado en Junsu, parecía estar reflexionando sobre la pregunta antes de dejar salir una risita burlona. - "Bueno ...".
El se congelo al sentir los labios del desconocido mordiendo la parte inferior de la oreja. - "Creo que ambos sabemos lo que quiero" - Susurró antes de succionarla, dejándolo como un estúpido.
No quería ceder a las olas de placer que parecía estar recibiendo sin su consentimiento, se giró a la derecha, golpeándolo con fuerza con la cabeza. Se alejó al igual que Junsu mientras intentaba a toda costa contener el dolor que era parecido a golpes en la cabeza debido al choque.

"Para tu información, realmente no te agradezco esto" - Susurró, peligrosamente bajó estremeciéndolo. Un movimiento en falso, creyó que había escuchado que algo se rasgaba, entonces se dio cuenta que el extraño había roto su camiseta en dos.

"Di…diablos" – Quería enviarlo al diablo, pero al parecer el extraño sabía lo que estaba tratando de hacer, así que sus labios agarraron el labio inferior de Junsu, hundiéndose en su voluptuosa lengua, no lo suficientemente profundo para extraerle sangre, pero aún así, algo detonante. Volvió a chupar mordazmente mientras su mano se movía por lo mas bajo de su cuerpo, se extendía hacia abajo por sobre sus pezones sensibles hasta su tenso estómago.

Junsu aguantaba los gemidos, el extraño se lanzaba sobre el con un ardiente beso caliente. No fue capaz de resistir más…lo dejó entrar, sin importar que realmente debería luchar contra él en lugar de tratar de comérselo. El beso de pronto se convirtió en una batalla dominante mientras Junsu hacia todo lo posible por ganar su lengua por encima de la suya. Pero ya estaba claro quien iba arriba en el momento en que se encontró a si mismo atado a la cama.

Interrumpieron el beso con un sonido rotundo “plop”, sus labios trazaron camino hacia su barbilla, mordisqueando, dejando marcas mientras se internaba hacia su cuello, lamiéndolo. Al llegar al punto entre el cuello y el hombro, Junsu extendió su cabeza hacia la almohada, ofreciéndole más piel para ser lamida por su sensual lengua.
Junsu se encontraba tan ocupado ahogándose en el placer que la lengua del extraño le proporcionaba, que no se dio cuenta cómo se había desechado de los pantalones, dejándole solo con los negros bóxers.

"¡Oh!, bóxers negros, que atrevido…" - Susurró y Junsu sabía que si no estaría con los ojos vendados en ese momento, podría ver la sonrisa en el rostro del extraño. De repente se sintió vulnerable, tiró de la seda que lo tenía atado. Yoochun solo podía reír por el cambio repentino de Junsu.

No sabía que él podía hacer eso.
Por supuesto que no, no en un millón de años. Si lo hiciera, probablemente habría tratado de tirar más fuerte de la atadura con el fin de aflojar el nudo. - "¿Qué demonios estás haciendo?" - Gritó Junsu.

El extraño se movía hacia abajo, todo su cuerpo se movía sobre el pecho de Junsu trasladándose hasta quedar sentado sobre sus piernas cuando su rostro llegó a su preciada masculinidad. Podía sentir la suave respiración a medida que trataba de retorcerse frenéticamente. Sin previo aviso (bueno, si pudieran tener una señal de advertencia, tal vez podría tratar de quitar la maldita atadura alrededor de su muñeca), lamió totalmente toda la longitud sobre la tela de algodón de sus bóxers.
Lo dejó espléndidamente como si se lo hubieran hecho un millón de veces anteriormente, trató de mantener su gemido volviéndose a morder el labio inferior que ya estaba hinchado.
"Por cierto..." - El extraño habló en voz baja, rompiendo el pecaminoso contacto que estaba teniendo con su virilidad y que Junsu no podía negar el hecho de que su sangre hervía mucho más rápido - "... Esto va a ser rápido, te lo prometo"

Y lo hizo como lo había prometido, agarró sus bóxers fuertemente antes de tirarlos para abajo. Hacía frío, su mente se estremeció. Pero él no le dio tiempo de pensar en el soplo de frío, pues agarró fuertemente sus caderas, posicionándose sobre el. - “Supongo que quieres un poco de lubricante... “–Yoochun parecía burlarse mientras Junsu asentía con furia la cabeza.

¿Qué demonios pensaba él? ¿Acaso intentaba penetrarlo en seco?
Sólo podía reír en voz baja a medida que escuchaba un ruido suave pero apagado. Se sentía más nervioso que nunca, sólo pudo ahogar un grito de asombro cuando sintió el dedo lubricado entrar por primera vez a su entrada mientras se esforzaba al máximo para no sentir tanto dolor en su interior. Podía sentir su vacilación pues a continuación el extraño depositaba mordeduras de amor en todo su cuello.

Ya estaba acostumbrado al primer dedo, ahora que estaba mas relajado entró el segundo dedo y el tercero. Todo marchaba bien, o eso creía, cuando de repente quitó todos los dedos sólo para reemplazarlo por algo más grande como su hombría. Joder, Junsu pensaba en silencio y al igual que cuando lo penetro el primer dedo, se calmó para no ser consumido por el cambio de tamaño. Pero no sirvió de nada. Dolió. Se esforzó muy poco, deseando que el se moviera, dejó escapar un pequeño maullido.

"Relájate…" – Yoochun susurró y Junsu le hizo caso a medida que sentía como se inclinaba cerca de su oreja izquierda. Lentamente saco su miembro, empujando una vez más. Cada empuje se hizo más fuerte y más rápido que cuando ya llevaba el sexto empuje, la cabeza d e Junsu chocaba con la cabecera de la cama. Gimieron bajo la presión, Junsu se aferró fuertemente a la atadura que llevaba en las muñecas.
No sabía que había llegado primero. Era casi imposible, si Junsu pensaría que aquel comienzo derivaría en un suceso pecaminoso de enorme placer. Pero él lo había hecho tan fácil mientras ambos derramaban sus semillas hasta quedar exhaustos.
Pero había una cosa que ahora Junsu sabía.

"Y dijiste que no te gustan los chicos" - Susurró.
En este sentido no se podía negar que Junsu se había convertido en un bisexual.





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El amor es convertirse juntos, en estúpidos.
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Hibisco rojo...
Phinne-sama...
Grandeza de piano...
Junsu cerró los ojos de nuevo, se encontraba arropado en lo mas profundo de sus mantas, exhalo un suspiro de satisfacción. Estrechando a Phinnie-sama más hacia su pecho, sonreía tontamente a si mismo.
Hogar, dulce habitación...

Espera un minuto.
Abrió los ojos, precipitándose por la sala, viendo la estructura familiar de la enorme sala. Se sentó sin pensarlo dos veces, quejándose de dolor y girando hacia su almohada, sosteniendo su abdomen con la mano.

Aún tendido, volvió la cabeza hacia su izquierda, viendo a su querido peluche de delfines, Phinnie-sama. Secó las lágrimas que al parecer llenaban sus ojos, se sentó lentamente en esta ocasión, encogiéndose al sentir una nueva ola de dolor atravesando su ser. Con mucha dificultad, llegó hasta el teléfono de su mesa de noche, presionando el botón verde. Habló por un minuto, colocando el dispositivo nuevamente en su lugar.

En cuestión de minutos, exactamente quince, se escuchó un golpe. Junsu murmuro un leve “Pase", en lo que vio a su mayordomo caminar hacia la habitación - "¿Quién me trajo a casa anoche?"

-"Bueno..."-
Él se resistía, podía sentirlo. ¿Desde cuándo su mayordomo se ponía indeciso para responder a sus preguntas?, por otro lado, se trataba de una simple pregunta. Solo tenía ganas de saber quién le había traído a casa la noche anterior. No había nada especial en ello.

"¿No vas a decir nada?” - Exigió, cansado de esperar la respuesta.

Y con tanta ferocidad como se sentía, se levantó de su cama, tragando el dolor que sentía al caminar junto a él, ignorando al hombre de más edad. Junsu salió de su habitación seguido por su mayordomo. Pero justo cuando estaban cerca de las escaleras, alguien salió de una de las salas.

-"Buenos días." – Junsu contestó con fuerza, sin olvidar sus modales mientras la persona que acababa de salir de la sala hacia un simple gesto con la cabeza antes de caminar hacia las escaleras. - "Es de mala educación no responder a un saludo, Sr. Park Yoochun."

Park Yoochun.
Park Yoochun, heredero de la Empresa Económica “Park”, uno de los solteros más codiciados en el país, además de Junsu. Él era diferente del resto. Junsu lo supo desde el principio. Se había acordado de lo mucho que le había odiado desde el mismo momento en que lo había conocido en una reunión familiar íntima.

Una reunión familiar que había cambiado el curso de su vida. Su abuelo era un hombre astuto, sin embargo no esperaba que fuera tan diabólico al anunciar que ambos podrían ser los sucesores de la empresa que casi habían enviado a la banca rota. Junsu no estaba de acuerdo desde el primer momento, ¿Por qué el infierno le traía a un hombre a quien detestaba ver viviendo en su preciosa mansión? Sin embargo, su abuelo tenía conocimiento de su debilidad, el dinero. Junsu no podría vivir sin los lujos que sus padres le habían proporcionado.

"Bueno, no le veo el punto de saludar a un niño mimado, ¿o no?" - Yoochun sonrió mientras giraba alrededor del rostro de Junsu.- "Y ¿por qué molestarse en despertar a las ocho de la mañana? No deberías tomar un par de horas más para darse el lujo de estar inmerso en llamado sueño de belleza?, no te preocupes, me las puedo arreglar solo en la empresa "

"Nunca he rehuido a mi responsabilidad como uno de los presidentes de la empresa y tú lo sabes." - Junsu murmuró.
"Nunca dije que no estas haciendo tu trabajo, ¿cierto?"
"Te odio"
"El sentimiento es mutuo, mi amigo."
"Yo no soy tu amigo…" - Dijo Junsu a medida que se daba la vuelta, dirigiendo el ceño fruncido a su mayordomo antes de encaminarse hacia su dormitorio pisoteando infantilmente, murmurando maldiciones en el camino, no pudo dejar de notar las risas de burla de Yoochun.

¡Es tan estúpido!, decía Junsu a medida que entraba en su enorme cuarto de baño. ¿Quién demonios iba a decidir si estaba trabajando lo suficiente o no? Junsu tenía un extraño horario, y lo sabía. Trabajaba desde el mediodía hasta altas horas de la madrugada, no eran las habituales 8 horas de trabajo de oficina, pero prefería hacer las cosas de ese modo.

Era su vida, se negaba a vivirla del modo en que otros lo deseaban.

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El amor es darle a alguien la capacidad de destruirte y no confiar en ellos.
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El agua caliente caía sobre su piel a medida que giraba la llave.
¿Lo de ayer fue un sueño? No podía ser. Pero es imposible, pues si lo de ayer no sucedió, entonces aquella región baja no debería de doler tanto. Pero no había una sola marca sobre su piel, Junsu pensó en silencio. - ¿No debería haber al menos una marca para probar que algo había sucedido?

Esto duele. – Le dolía la cabeza cada vez que intentaba pensar en lo que podía haber sucedido el día anterior. No había ninguna señal de que hubiera estado en algún otro lugar que no fuera su cama. Era como si alguien lo hubiera traído de vuelta desde el carro a la cama. Pero no podía ser posible. Parecía tan real que no podía olvidar...

La voz burlona.
Los toques sensuales.
El mejor sexo de su vida.

El agua parecía estar acariciando su cuerpo mientras imaginaba las hábiles manos que tocaban su piel, el efecto fantasma sobre su propio ser. Se dio cuenta que estaba cada vez mas caliente. Su mano izquierda comenzó a recorrer su cuello mientras que su otra mano se encontraba apoyada en la pared del baño, tratando de sostener su tembloroso cuerpo.

Sus uñas se clavaban su piel mientras se dejaba llevar por las sensaciones, desde sus células sensitivas hasta la raíz del pelo. No dolía tanto ahora que se daba cuenta.
El dolor había ayudado a liberar la tensión corporal que había acumulado hasta ese momento a través del agua caliente.

Junsu se apoderó de su longitud, recorriéndola de arriba hacia abajo suavemente. Con ganas de más, tocó la punta de su miembro, el líquido pre-seminal se mezclaba con el agua caliente, sus dedos friccionaban su piel sensible en un movimiento circular.

De repente tuvo una sensación de presión, Junsu se venía con un gemido ahogado mientras su semilla salía disparada por toda la pared del blanco baño. El agua caliente continuaba corriendo. Se sentía tan agotado que se deslizó lentamente por el suelo.


¿Qué fue eso? ¿Por qué fue necesario hacer esto tan de repente? Con la visión borrosa podía ver como su semilla estaba siendo arrastrada por el agua que corría por su cuerpo.

¿Así que era esto?
¿Era este el placer del que el extraño le habló? No podía ser. No debía ser. La noche anterior no podía ser real. No quería pensar más en ello. Ya había tenido suficiente. Fue una ilusión, producto de su imaginación. Fue sólo un hermoso sueño.


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El amor no es mirar profundamente en los ojos del otro, es mirar hacia fuera en la misma dirección.
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Había sido un día agotador pensaba Junsu mientras entraba en la despensa de la oficina.
Los empleados se habían retirado a sus dulces hogares, mientras Junsu estaba atrapado en la oficina, trayendo y llevando archivos, tratando de ver los casi invisibles errores. Odiaba ese trabajo. Odiaba cada simple lógica razón por la que debía permanecer allí en vez de viajar y perseguir su amor.

Estaba encerrado. La posición como uno de los directores ejecutivos de la empresa estaba haciéndole sentir atrapado. Dentro las cuatro paredes de la oficina de lujo, se vio obligado a aprender los pros y contras de trabajar en una oficina. Junsu odiaba ese lugar. Realmente lo odiaba.

-¿Por qué aún estas aquí? -
Y fue entonces cuando Junsu sintió ganas de reír en voz alta. Nunca tuvo un momento en que podría hacer algo sin ser el único heredero del magnifico imperio de negocios. Junsu no podría romper los lazos de ser el único heredero de la única empresa comercial “Kim”.

-"Seguimos trabajando, mi querido Sr. Kim?" -
La voz ronca lo sorprendió a medida que lo sacudía. Pudo sentir su cálido aliento en la parte posterior del cuello, despejó su garganta, supo inmediatamente quién era - "No sobrepase los límites Sr. Park. Incluso si usted es uno de los hombres más ricos de este país, no significa que pueda hacer lo que quiera." -

-"¿En serio?" - Yoochun se reía entre dientes a la vez que sus labios se pintaban con una sonrisa - "Y yo que pensaba trabajar contigo, así podrías ayudarme a romper algunas normas que me mantienen sujeto"
Lo empujó ligeramente, Junsu trató de ignorar los latidos de tu corazón a medida que se volvía hacia él. - "Esta empresa no es otra manera de olvidar sus deberes como Park Yoochun. Esta es sólo una fase temporal hasta que mi abuelo se aburra de la situación. Es sólo uno de esos juegos que ha querido jugar. “

"¿Juego?" - Dijo Yoochun enarcando las cejas. - "Llamas a todo esto…" - Hizo un gesto con las manos alrededor, mirando la oscura oficina. - "¿…un juego? Esa es una interesante teoría"

"No te molestes en tratar de jugar conmigo. Estamos solos ahora " – Junsu miro a Yoochun con evidente disgusto en sus ojos. - "Tu y yo sabemos que esto fue solo un estúpido juego que mi abuelo había querido jugar. ¿Aún piensas que habrá mas de esto? Que en realidad estamos siendo reunidos para algo más que el beneficio y el placer de vernos luchando a cada hora o algo así? Sé realista. "

Yoochun no parecía muy divertido mientras miraba a Junsu. - "No sabía que era tan negativo, Sr. Kim."

"Ni siquiera me conoces."

"Bueno, tal vez no lo hago." - Yoochun se encogió de hombros, mientras se daba la vuelta, caminando hacia la puerta. - "Pero una cosa es segura. Estamos mirando esto de manera diferente. Ahora, eso solo un grande y triste hecho. Ten una buena y larga noche. “

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El amor es como una rosa salvaje, hermoso y tranquilo, pero dispuesto a hacer sangrar en su defensa.
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Junsu se quedó congelado.
Tenía otra vez esa sensación, la sensación de ser observado mientras aceleraba sus pasos hacia su coche. Esta vez, en lugar de aparcar el coche en el espacio abierto y peligros destinado al estacionamiento, había optado por dejar el coche estacionado en frente del edificio principal. Solía ser el espacio destinado a Yoochun, pero cuando Junsu había argumentado que ahora era su turno para tener ese espacio, Yoochun no tuvo otra opción que ceder.

¿Estaba siendo demasiado paranoico después del incidente o fue real? No había manera de vivir en el infierno con el hecho de saber que había sido atado a una cama, que había tenido el mejor sexo de su vida y que a continuación había sido depositado nuevamente en su cama, cuidadosamente y sin rastros de ataduras.

Entró en el coche, rápidamente cerró la puerta, mirando el espejo retrovisor. Tal vez trabajar hasta la madrugada no era una idea tan brillante después de todo, eso pensó. Y justo cuando estaba a punto de arrancar el coche, sus ojos se toparon con algo rojo, contrastando el color brillante con el color negro de sus asientos de cuero.

Junsu volcó la mirada hacia el asiento de al lado, entonces su ojos se abrieron, mientras sus manos temblorosas se acercaban lentamente hacia algo que se encontraba allí. Cogió en su mano aquel material de seda, su corazón retumbó al sentir la suavidad del material en sus manos.

El mismo.
Era el mismo material con que le habían atado. El lo sabía. Junsu sabía bien que lo era, podía llamarlo su sexto sentido, eso no le importaba en lo más mínimo. Lanzó la ofensiva tela al asiento trasero, sus manos se apoderaron firmemente del volante, condujo fuera de aquel lugar inquietante.

Su mente se enfocaba en el camino, ahora estaba seguro de una cosa. Fué real.

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Amar es arriesgarse a no ser amado.
Esperar es arriesgarse a sentir dolor.
Es intentar arriesgarse a fracasar, pero es un riesgo que se debe tomar, porque el mayor peligro en la vida es no arriesgar nada.
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Al día siguiente, no se encontraba a gusto en su oficina, pero ni un poco, miraba la pantalla de su portátil.

Por supuesto que no. Debería tener el control para saber lo que estaba sucediendo a su alrededor. No había una maldita manera en que la tela de seda apareciera en su coche, el cual estaba cerrado y sin rastros de haber forzado la entrada.
Ni siquiera la puerta había sido forzada.

La cámara de seguridad no había revelado nada, salvo a un hombre enmascarado que tenía un maldito juego de llaves de su coche. Junsu vio cómo el extraño se deslizó fácilmente la llave antes de abrir la puerta, puso el paño de seda roja en el asiento del pasajero antes de cerrar de nuevo. Sí, tuvo que admitir una vez más que era un hombre. Justo cuando el extraño estaba a punto de caminar de regreso a la entrada, tuvo esa sensación molesta en tu corazón.

Él lo sabía.
El intruso se había dado cuenta que podían ver las cintas de la cámara de seguridad, Junsu pensaba en silencio. Sabía que lo verían abrir el coche con un juego de llaves. Sabía que iban a verle salir y entrar sin ser descubierto. Él lo sabía.

Y ahí es cuando todo se encaja. Su mayordomo. La vacilación. La claridad al saber que estaba atado a la cama. El gusto a la seda. Se levantó de su asiento, se dirigió a aquel lugar que había intentado evitar todo lo posible cada vez que estaban en el trabajo.

Abrió la puerta sin tomarse la molestia de llamar, Junsu lo miró fijamente… - "Fuiste tú".

El silencio llenó la sala mientras el ocupante de la oficina veía su llegada repentina con cierto enojo. - "Te agradecería si pudieras cerrar la puerta. La compañía entera no tiene por qué saber la razón por la cual estas irrumpiendo en mi oficina como un loco”

Cerró la puerta de un golpe, se aventuró en la recóndita oficina de lujo - "Fuiste tú" Junsu repitió una vez más - "Fuiste tú el que me secuestró"
"Bueno, deberías haberlo dicho mucho antes" - Respondió Park Yoochun mientras lo miraba - "Y yo que pensaba que te habías olvidado de nuestro divino encuentro"

-"¿Por qué?" -
-"¿Por qué, que?" -
-"¿Por qué yo?" - Junsu gritó - "¿Por qué no alguien más?"
- "Es muy sencillo" - Yoochun se encogió de hombros - "Te quiero. Sólo a ti y nadie más”

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El amor es toda diversión y juegos hasta que alguien pierde un ojo o queda embarazada.
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Todo se había quedado en silencio mientras Junsu fulminaba con la mirada a la persona delante de el. ¿Se suponía que era divertido? ¿Se suponía que todo volvería a su cauce, solo por que había conocido a su secuestrador?

"No creo que no deba llamar a la policía, sólo porque eres socio de esta firma" – Junsu murmuró por lo bajo mientras sus manos se convertían en puños apretados.
"Bueno, ahí está el teléfono." – Yoochun susurró mientras señalaba el teléfono rojo sobre la mesa.

-"No me jodas"-
-"Ya lo hice" –
-"Me violaste…"-
"¿Te violé? ¿Yo te violé? “- Yoochun se reía entre dientes mientras se levantaba lentamente de su asiento. Caminó lentamente hacia Junsu, que estaba tan paralizado, que no tuvo el orgullo suficiente para no dar un paso atrás" - ¿No crees que es una palabra absolutamente difícil de decir?"

-"No, yo no lo creo." –
Yoochun sólo pudo asentir con la cabeza al oír sus palabras. Sin previo aviso, de repente se paró frente a él, puso sus brazos alrededor de su cintura mientras le empujaba hacia la mesa de roble. Junsu gimió para sus adentros cuando su cadera golpeó el borde de la mesa. - "¿Por qué no dejas de fingir que eres sólo un hombre inocente? Admítelo. Lo amaste tanto como yo”
-"No, no lo hice" -
-"Gemiste…"-
-"Luché…"-
-"¿Por qué no llamaste a la policía al día siguiente después de lo que sucedió?" –
-"¿Quién fue el que me llevó de vuelta a mi habitación, pretendiendo que nada malo había pasado? ¿Estas en complicidad con mi mayordomo? “– Junsu replicó de nuevo.
"No lo estoy. Solo le di a elegir y él eligió mantener la boca cerrada. Nadie puede obligar a tu mayordomo a hacer algo, lo sabes. "
"¿Estás tratando de cambiar las cosas?" – Exigió a medida que luchaba contra su estricto autocontrol.
Se dejó llevar. Del mismo modo en que lo había cogido tan de repente, se soltó rápidamente. - "Esto no es gracioso."
-"¿Quién dijo que lo era?"-
"Es tu elección" – Yoochun respondió mientras le daba la espalda, ignorando el comentario sarcástico. - "Si eres tan infantil como para pensar que lo hice, que te violé, entonces llama a la policía. La empresa va a sobrevivir con o sin mi detención. No tengo nada más que decir"
Y se fue, dejando a Junsu en su oficina.


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Es más difícil cambiar el amor que destruirlo.
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Junsu entró en la mansión a la mañana siguiente. Sin necesidad de decir, que estaba muerto de borracho, tropezó con su mayordomo, el que le había mentido. Ignorando los murmullos de preocupación, subió las escaleras, dio docenas de pasos hasta que llegó a la cima.
En cuanto llegó, tropezó con el último hombre al que había querido ver. - "¿Borracho? –murmuró, tenía preocupación en sus ojos, pero Junsu se apartó de sus brazos, balanceándose sobre sus dos pies.
"No es asunto tuyo" – Junsu susurró. Quería decir que había tomado el camino equivocado, pero ya era un poco tarde, pues vio que sus ojos se endurecieron antes de que tirara de su chaqueta acercándole más.

-"Bueno, diviértete recuperando la sobriedad." –
Y con eso, paso por su lado, aclarándose la garganta mientras bajaba las escaleras. Junsu no se dio la vuelta, no se molestó en verlo alejarse, pues podía oírlo. Escuchaba cada paso que estaba dando, lejos de él.

¿Es así es como se suponía que sería el final? Ambos de ser enemigos a ser completos desconocidos? Cada sueño húmedo que había tenido, estaba yendo a parar al hecho de que ¿se debía a Park Yoochun? Era una mierda.

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El amor es como pi - natural, irracional, y muy importante.
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31 días habían pasado desde aquel encuentro fatal, no es que lo estaba contando. Había estado en lo cierto al pensar que llegarían a ser "extraños" entre sí. Yoochun ya no se molestaba en burlarse de el como lo hacía antes. Ninguna sonrisa en la empresa era para él. No hubo guiños que le hicieran latir el corazón dos veces más de lo habitual. Nada.

Y fue entonces cuando se dio cuenta de que su corazón comenzó poco a poco a enamorarse de él. Que él fue el que hizo que la vida sea mucho más llevadera. Que él fue el que te hizo reír a pesar de que haber dicho una y otra vez que lo odiaba. Él fue el único.
El hecho de haberle mostrado el único camino hacia el cielo para hacer que se enamore más de él. Fue tan natural, la forma en que había pensado en lo mucho que lo había echado de menos. Los días en que se apartó de él, fueron los días en los que negaba que realmente hubiera sentido algo por él.

Y fue por esa razón que se encontró de pie en la oficina de Yoochun una vez más, sin previo aviso y sin tocar. Se encontró una mirada fría en aquellos ojos, que tuvo que admitir que lo frío de ellos, era su culpa.

"¿Soy una persona irracional?" - Junsu habló mientras cerraba la puerta detrás de el. – “¿Soy una persona que exige algo que todo el mundo necesita saber? o ¿Soy yo, Kim Junsu, una persona que quiere vivir la vida a su manera? "
Silencio.
"Aquí estas Kim Junsu…" - Habló al ver que Junsu estaba parado en la puerta, con la frente arrugada. De pie, caminó lentamente hacia Junsu. - "Del que me había enamorado."

Junsu lo sabía. Incluso cuando se había vuelto tan frío hacia el desde hace un mes, sabía cómo se había sentido respecto a el. - "¿Y qué vas a hacer al respecto?"
"Bueno..." – Yoochun se encogió de hombros cuando se encontraba justo en frente de Junsu - "Me gustaría besar a Kim Junsu en los labios, pero me gustaría antes tener su consentimiento, antes de hacer precisamente eso."
Sonreía, sólo podía sonreír. - "Tienes el consentimiento..." - Junsu susurró mientras Yoochun se inclinaba. Y esta vez era diferente. Esta vez, no tenía los ojos vendados o estaba atado a la cama. Esta vez, sus manos estaban atadas alrededor de su cuello, mientras Yoochun se sumergía en lo profundo de la boca de Junsu.

Esta vez, Junsu se había dado cuenta de lo importante que Yoochun era para él.
Y sabía lo que era el amor.
El amor era Park Yoochun.

3 Comentarios:

  1. me encantó!!!!!!!!!!!!!! lo que daria yo por tener a Junsu atado a mi cama XD

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  2. Anónimo6/07/2011

    y ya se viene el yoomin y esta suuuuper....
    Lnitaz

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  3. carotonkis6/08/2011

    oowaahh me encanto por dios amo esa faceta yoochun todo perver y malo muajaja ay no este fic estuvo muy bueno O¬O la vdd

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