Sin alas que protejan cap 1

La noche se había posado sobre la ciudad de Seoul, era una noche lluviosa y hacia mucho viento y frío. Un chico de escasos 10 años ya hacia acostado en su cama, aterrado por los terribles truenos que retumbaban y los rayos cuyos reflejos entraban por su ventana y le encandilaban, él solo podía cerrar los ojos muy fuerte sintiendo los pies y las manos heladas, pero por si fuera poco escuchó como la perilla de la puerta de su habitación giraba lo que hizo que sus ojos se abrieran repentinamente; “no..., esta noche no” decía con una voz inocente casi como un susurro al sentir como las pequeñas gotas saladas comenzaban a salir de sus ojos, vio una sombra alta y esbelta entrar a su habitación y aunque la oscuridad no le deja ver con claridad el pequeño niño sabia muy bien de quien se trataba, vio a la sombra aproximarse hacia él y meterse en su cama para después comenzar a lamerle el cuello y besarlo contra su voluntad. El niño aterrorizado como cada noche sollozo ahogadamente.

-Shhh... calmate-. Le decía la sombra con un tono de voz de perversión mientras despojaba al niño de su pijama.

-No... por... fa... vor...- Decía entre cortado el pequeño muerto de miedo mientras sentía como su ropa para dormir era quitada con desesperación por aquel ser en su cama.

El mayor forzó al menor a ponerse de espaldas contra él y ensalivo dos de sus dedos para luego dirigirlos a la entrada del niño, metió uno haciendo que el pequeño se estremeciera y comenzara a gemir de dolor. Era en esos instantes en los que el niño deseaba desaparecer... o morir. El mayor metió el segundo dedo a la entrada del menor para después sacarlos sin ningún cuidado y empezar a penetrar con su ya erecto miembro al pequeño de una sola vez haciendo que este ultimo gimiera mas de dolor y empezara a sollozar mas fuerte.

-¡Callate estúpido!- Le reprochaba el mayor al menor dándole un golpe en el pecho asiendo que dejara de llorar.

Las embestidas del mayor eran cada vez mayores al grado de hacer sangrar al menor, minutos mas tarde el mayor acabo en el interior de este y comenzó salirse sin ningún cuidado, el mayor bufaba de cansancio, acto seguido se levanto de la cama y se fue por la misma puerta por la que entro dejando a un niño adolorido, llorando y haciendo el mayor esfuerzo para volver a vestirse e intentar dormir.

Cuando el niño por fin se acostó, solo un susurro sollozante salio de su boca.

-¿Porqué?...- Sollozaba mas fuerte -¿Por...qu...é me hac...es es...to, papá...?

Dicho esto cayo en un sueño profundo.

A la mañana siguiente...

La alarma de un despertador sonó exactamente a las 7:30am, un niño abrió los ojos de par en par volviendo a él la sensación de el dolor que su padre le había ocasionado la noche anterior.

Se paró de su cama con desanimo y se quito la pijama agarrándola con enojo recordando lo sucedido y lanzándola al suelo con furia para después dar paso a ponerse el uniforme escolar.

-¡MIN APURATE!- Se escuchaba a una mujer llamar al pequeño desde la primera planta de la casa.

-¡Enseguida bajo!- Respondió de lo mas normal y sereno.

El chico se apresuro a asearse y bajo lentamente las escaleras para llegar al comedor donde solo su madre lo esperaba para desayunar.

-¡Buenos Días Min!- Le dio un beso en la frente -¿Como dormiste?-.

Esa pregunta lo carcomía por dentro; “¿que como dormí?... ja” pensaba. Pero el pequeño solo se limito a agachar la mirada con cara apenada y mirada triste, casi queriendo llorar.

-¿Tuviste una pesadilla?- Pregunto de nueva cuenta la mujer.

-He?... n-no, no me pasa nada- Respondió el pequeño Changmin un poco distraído y con voz quebradiza.

Notando que solo estaba su madre, no tuvo mas remedio que hacer esa pregunta que le incomodaría mucho decirla.

-¿D-Dónde esta mi...?- Pregunto con voz temblorosa. Pero antes de siquiera terminar la pregunta sintió como una mano se posaba en su hombro.

-Buenos Días Min- Dijo el padre del pequeño haciendo que este ultimo se alertara y quitara la mano de su padre de su hombro rápidamente. -¿Qué te pasa niño?- Pregunto levantando un poco la voz y dejando demostrar un poco de enojo y autoritarismo.

-Min...- Dijo la madre del pequeño al ver la reacción de su hijo -Min- continuo -¿Qué sucede contigo? ¿Porque rechazas así a tu padre?-.

La habitación de el comedor quedo por unos instantes en total silencio hasta que el propio Changmin rompió ese silencio.

-¡¡¡TE ODIO!!!- Dijo Min dirigiendo una mirada llena de rabia y lágrimas hacia su progenitor.

-¡Infeliz!- El padre de Min se enfureció y le propino una fuerte cacheta que hizo que el pequeño perdiera el equilibrio, mas sin embargo se alcanzó a detener apoyándose en la mesa de el comedor.

Cubriéndose la cara con su mano izquierda logro recuperar el equilibrio para después descubrir su rostro y dejar ver un niño todavía con lágrimas en los ojos, con una mejilla roja y un labio partido con una fina pero gruesa linea de líquido color rojo carmesí. Lo único que pensó en ese momento fue irse de ahí pero las piernas no le respondían, estaba nervioso, nervioso de que su padre le propinara otra cachetada más fuerte que la anterior o peor. Solo de pensar en esto empezó a sollozar con más fuerza sin dejar de agarrar su rostro con su mano.

-¡Callate! ¡No llores!- Dijo su padre con tal furia que volvió a levantar la mano para volver a pegarle.

-¡No Kun! ¡Ya basta!- Gritó la mujer acercándose hacia su pequeño hijo y abrazándolo para protegerle de su ya enfurecido padre. -¡No le hagas nada!-.

-¡No te entrometas Mujer!- Gritó el señor Kun bajando la mano bruscamente. -¡Este niño debe aprender a respetarme, a si que apartate!- Tomo al pequeño de los cabellos y lo llevo hasta la sala.

-¡Haaa...!- Gritó el pequeño al ser arrojado al piso por su atacante. El niño todavía estaba nervioso y asustado.

-¡Kun por favor ya dejalo!- Gritaba la mujer hacia su esposo, pero era envano él no le escuchaba y sabía que si se entrometía le iba a tocar lo mismo que a su hijo.

El señor Kun se quito el cinturón de sus pantalones y lo dobló agarrándolo de ambos extremos.

-¡Esto es para que aprendas a respetarme!- Grito enfurecido el señor Kun.

-¡Ha...!- Grito desahogado Changmin y las lágrimas regresaban a sus ojos.

-¡Me quieres gritar ahora ¿HE?!- Gritó Kun dando otro fuerte golpe en la pequeña espalda de Min.

Lo único que Changmin podía hacer era soportar los golpes que su padre le propinaba.

1, 2, 3, 4 y al quinto se detuvo.

Hubo silencio después de ese ultimo golpe, La señora Han ya hacia recargada en el marco de la puerta entre la cocina y la sala observando con horror la escena, el señor Kun estaba parado bufando de el enojo sosteniendo el objeto por el cual Changmin, su hijo, se encontraba tirado en el piso sollozando, adolorido y falto de fuerzas.

El señor Kun se tranquilizo y fue él quien rompió ese silencio que ya comenzaba a ser molesto.

-Ya me voy- Dijo sin ningún remordimiento ni pena por lo que acababa de hacer. Tomó su saco, su maletín, las llaves de su auto y salió por aquella inmensa puerta.

Fue entonces cuando la señora Han pudo ir a acercarse a Min que ya hacia en el suelo.

-Min, pequeño...- Decía Han sintiendo como las lágrimas resbalaban por sus mejillas. -Vamos, levantate- Dijo al pequeño ayudándolo a levantarse. -Min... no deberías provocar a tu padre así-.

Changmin volteó lentamente a ver a su madre con una cara seria, para luego volver a mirar al piso.

-Debo irme ya- Dijo Changmin casi como un susurro.

-No Min, estas herido, quedate por hoy- Decía Han a modo de preocupación por su hijo y Changmin sabia muy bien eso. -Ven, vamos a tu recamar para que pueda atenderte-

Resignado, Changmin obedeció y subió con muchos trabajos las escaleras, ya en su recamara camino hacia su cama y se sentó.

-Acuestate boca abajo- Ordeno la mujer mientras que en sus manos sostenía una especie de pomada.

La señora Han subió lentamente la playera de Changmin y esto hizo que el pequeño recordara lo de la noche anterior y se estremeciera.

-Hm...- Soltó un quejido.

-¿Pasa algo Min?- Pregunto más preocupada la señora Han.

Pero sin ninguna razón aparente Changmin comenzó a llorar.

-Ya no lo soporto- Dijo undiendose en su almohada sin dejar de llorar.

-Tranquilo Min, tu papá es así, no puedes cambiarlo-

Pero Changmin no se refería a esos golpes, enojos y disgustos por parte de su padre.

Su madre termino de aplicar la pomada en las heridas y sin darse cuenta, el pequeño, se quedo dormido.

Changmin siempre tuvo el sueño muy pesado, podía pasarse todo un día durmiendo sin que nada lo despertara y esta vez no era la excepción, habían pasado muchas hora ya, el cielo esta obscuro, la luna no se dejaba ver debido a las nubes de lluvia que se posaban ante ella y un chico se despierta abriendo lentamente sus ojos y dándose cuenta de la hora que marca el reloj sobre su mesita; 12:45 am, se da cuenta que todavía trae su uniforme escolar puesto, pero no tiene ánimos para pararse y ponerse la pijama, se consuela sabiendo que ya es sábado y por lo tanto no hay escuela, podía hablarle a uno de sus compañeros en el transcurso de el día para pedirle las actividades del día de ayer, estaba conciliando el sueño de nuevo cuando de repente escucho la perilla de su puerta girar lentamente, se estremeció y lo único que pudo hacer fue cerrar sus ojos fuertemente como la noche anterior.

-Minnie- Esa voz tan conocida le hablaba. -Perdoname pequeño, no quise tratarte así, pero no me dejas elección, cada que te pones así pierdo el control- Decía aquel sucio hombre acariciando el cabello de Changmin.

Acto seguido, subió a la cama de el pequeño y lo empezó a besar a la fuerza como otras veces, aquel hombre hizo con el cuerpo del menor lo que se le vino en gana, como otras noches, Changmin había sido violado por su padre. Y como siempre a él le tocaba vestirse, pero esta vez se puso la pijama, y como siempre, se fue a dormir.

La mañana del sábado no fue como las otras, Min abrió los ojos lentamente y se sintió un poco mareado, se sentó al borde de su cama y sintió como ese pequeño mareo aumentaba considerablemente y sentía una ganas terribles de vomitar.

La madre de Changmin había abierto la puerta para ver como se encontraba su pequeño hijo pero se sorprendió al ver a Changmin correr al momento de abrir la puerta en dirección al baño.

-Changmin, ¿estas bien?- Dijo Han acercándose a la puerta del baño, pero Changmin no respondía, él seguía en lo suyo.

El pequeño salió del baño con la cara pálida, casi sin fuerzas y recargándose en el marco de la puerta.

-¡Changmin, por Dios, estas pálido!- Decía la señora Han sosteniendo la cara del chico entre sus manos sorprendida de su estado. -Alistate, vamos a ir con la doctora ahora mismo- Decía Han mientras dejaba al chico en su habitación he inmediatamente iba a la suya.

Changmin siempre se ponía nervioso cuando hacían una visita para con aquella doctora, más sin embargo, esta era la primera vez que deseaba estar ya en su consultorio para que la doctora lo revisara de una vez y le hiciera sentir mejor con algún medicamento, no importaba si este fuera una inyección

Buscaba en los cajones de su cómoda la cartilla de salud del pequeño mientras pensaba lo que podía ser “una infección tal vez, una simple gripe ... o quizá...” se detuvo su pensamiento “no, el es muy chico todavía, él todavía no puede estar en ese estado”.

Salio de su habitación y pudo notar que Changmin hacia lo mismo. Esta le dedico una sonrisa angustiosa al niño pero el pequeño no le tomó importancia.

-Vamos Minnie...- Dijo sujetando por detrás de los hombros al chico y bajaron las escaleras.

El señor Kun había salido muy temprano al trabajo así que la casa se encontraba tranquila y más tranquila estaría cuando el chico y su madre salieran a hacer aquella visita a la doctora que Changmin conocía muy bien, la aún joven, dulce y tierna doctora Nanchung, una mujer de ascendencia China que conocía a la familia Shim desde hace años, esa misma que ayudo a la señora Han a dar a luz a su primer y único hijo hace 10 años, la misma que le daba paletas de dulce a Changmin cada vez que le tocaba alguna de sus vacunas.

Changmin subió al auto para después hacer lo mismo ella, en el auto la señora Han se quedo pensativa un instante “pero... que pasaría si...” pero fue sacada de sus pensamientos por la débil voz de su hijo.

-¿Mamá, estas bien?- Pregunto dudoso el chico.

La mujer se le quedo viendo por unos instantes para después volver su vista al frente y contestarle.

-Si Minnie, no te preocupes, estoy bien- Dijo sonriendo aquella señora. Acto seguido puso en marcha el auto y se salieron hacia su destino.

Siguiente