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Demasiado amor cap 1

A decir verdad, nadie podía llevarse a equívocos cuando de la relación de los mellizos se trataba. Incluso ajenos a la familia o los amigos más cercanos, cualquiera podría darse cuenta sin la particularidad de ser buen observador, que entre Kim Junho y su hermano, Junsu, existía una relación fraternal, especial como pocas.

De ahí derivaba que, desde el momento de su mismo nacimiento, se hubiesen convertido prácticamente inseparables. Como una exclusiva fórmula matemática en la que no había un aparente resultado si no estaba conforme alguna de las partes.

No era extraño, por tanto, que el joven Junho evocara en más de una ocasión ciertas ensoñaciones que protagonizaba junto a su hermano. Aquello podía haberle pasado a cualquiera, aunque con el paso de los años se agravaba de tal forma, que la relativa línea que divide el afecto puramente familiar del amor, se desdibujaba...

Él podía verse a sí mismo allí, arrellanado en aquel brillante sillón de cuero oscuro en donde no importaba ni el lugar ni el momento en que acontecía tan estrafalario sueño. Porque entre otras muchas cosas, Junsu estaba también allí, tan desnudo y excitado como él mismo le daba a entender cuando los nervios le impacientaban tanto como para acabar con el tedioso juego preliminar del más pequeño, y la fuerza involuntaria de sus atléticos brazos lo asentaran definitivamente en torno a su ya estimulado miembro.

A partid de entonces, Junho perdía las riendas de su propio sueño. El tierno baile de su hermano se hacía cada vez más desenfrenado mientras lo sentía como nunca, reclamar a su antojo su presencia dentro de su su cuerpo. Incluso el desconcertante sonido de la piel de cuero que aumentaba con la fricción y el ritmo de las penetraciones, quedaba en un segundo plano insignificante en cuanto aquella boca de caramelo se posicionaba traviesamente a un centímetro de su oído y le arrullaba un altisonante repertorio de gemidos y palabras incoherentes, que acaparaba toda razón que pudiera quedarle para entonces. Y aunque aquel fuese un suceso vano lleno de placeres superficiales, sus besos una mentira irrisoria y sus exclamaciones pasionales una sarta de palabrerías que jamás lograría escuchar de su boca, Junho no podía evitar despertarse sobresaltado por sus propios sentimientos, cuando los vaivenes de su hermano, quien perfectamente se había amoldado al rodearlo entre sus piernas, lo lanzaban directo al orgasmo.

Aquello desataba un sinfín de pensamientos inevitablemente contradictorios. El perturbado Junho se incorporaba y sentaba en el sofá en el que verdaderamente había estado tumbado y del que había sido preso de aquel intenso sueño. Se tiraba toscamente del cabello y enterraba la cabeza entre sus rodillas sintiendo que, todo a su alrededor, le daba vueltas y vueltas. No tenía tiempo de sentirse culpable o impune por el inconsciente rumbo que tomaban sus pensamientos pues, estaba tan enfrascado en aquel pecaminoso acto, que le empezaba a preocupar el hecho de estar aún percibiendo el liviano aroma del cuerpo de su hermano. Aunque, no había nada que estuviese más lejos de la realidad, ni Junsu podía estar mucho más cerca de él.

—Perdona, ¿he sido yo quien te ha despertado? —dijo el joven tranquilamente, sin saber cuanta razón tenía.

El aludido esbozó un gemido difícil de catalogar como una respuesta negativa o afirmativa. Ante todo, no le gustaba faltar a la verdad. Mientras el otro, que instantes antes había tomado asiento a su lado en aquel mullido sofá, parecía quedar conforme con su contestación, tomando como algo más importante el hecho de terminar de deshacerse de las vendas que había estado usando en el entrenamiento de hacía escasos minutos.

—Yo también estoy agotado. Esta vez he sido tan estricto conmigo mismo, que pensaba que iba a perder las piernas durante el camino de regreso a casa —añadió con un mohín verdaderamente fatigado.

«No te esfuerces tanto, Su» le habría gustado decirle, aunque fue incapaz de pronunciar palabra cuando el otro muchacho se deshizo con una rapidez inaudita de la sudorosa camiseta que llevaba pegada al cuerpo y que le incomodaba como una pesada carga. A Junho todavía le costaba bastante disimular su reciente estado de confusión, y aquella recia espalda perlada por el esfuerzo físico que se situaba a escasos palmos de distancia, no parecían ayudarle en absoluto a arrancar de su cabeza aquella erótica escena mental de instantes antes. Junsu sostuvo la prenda entre sus manos y suspiró estruendosamente al tiempo que cerraba sus párpados y ladeaba la cabeza de un extremo al otro.

Honestamente, aquella situación le estaba superando. No es que Junho no hubiese estado anteriormente en tesituras similares con su hermano. Después de todo, habían crecido juntos, compartían cuarto juntos, y de hecho, no eran escasas las ocasiones en las que los dos habían podido contemplarse mutuamente privados de toda prenda, sin que aquello fuese un suceso que provocara ni el más mínimo pudor en ambos. No por nada, Junho tenía tanta facilidad para recrear en detalle a su hermano en sus propios sueños. Le inquietaba que en aquella ocasión, todo fuese diferente. Un ligero mareo le aturdió de nuevo, cuando a duras penas podía refrenar el deseo de surcar de un lado a otro aquella piel húmeda y delicada con las yemas de sus dedos.

—¿Qué te pasa? —inquirió preocupado al volverse hacia su hermano repentinamente. Por lo general, Junho resultaba casi tan hablador como él mismo—. ¿Te encuentras bien? Estás temblando.
—No tiene importancia—consiguió decir poniéndose en pie finalmente, dejando a un lado la cálida mano que se había posado sobre su rodilla—. De todos modos, es más preocupante el ver cómo te estás tomando las cosas últimamente.
—¿Eso otra vez, Junho? —respondió con cierta molestia—. No todos los días uno puede decir que ha sido aceptado por una importante compañía. No puedo estar de brazos cruzados. Yo sólo quiero poder dar lo mejor de mí y no defraudar a nadie cuando... Bueno, cuando llegue el momento.
—¿Cuando tengas que irte? —añadió con una mirada cortante—. ¿Es eso lo que querías decir?
—Sí —señaló frunciendo el ceño—. Eso es algo inevitable, ya lo sabemos todos.
—Tal vez sea así porque no tienes nada aquí que de verdad te retenga.

El menor pareció ofendido. Apoyando el costado sobre un mueble, Junho pudo observar fácilmente como su hermano dejaba atrás su asiento: dio algunos giros por la amplia sala de estar, y en un par de ocasiones, creyó que iba a salir disparado por la puerta. Pero no lo hizo. Por otro lado, se había aproximado tanto al objeto de su resentimiento, que a esa distancia podía perfectamente distinguir la luminosa capa cristalina con la que se habían cubierto sus ojos.

—Si te pusieras un minuto en mi lugar, entenderías que de algún modo, merece la pena.

Y aquella fue su última palabra. Aunque desde cualquiera que fuera el ángulo, era evidente que Junho estaba siendo tan malinterpretado como aparentaba estarlo él.

Al principio, incluso el propio Junho había dudado de la honestidad de sus sentimientos. Cuando su hermano superó exitosamente las audiciones de la compañía, recibiendo posteriormente la notificación de su inminente ingreso en ésta, fue una mezcla de dolor y placer lo que inundaron sus sentidos. Pero todos se equivocaban al pensar que su actitud era causada por los celos. Aquello no tendría sentido. Al fin y el cabo, él siempre había sido el pilar de su vida, y por consiguiente, siempre le había apoyado. En cierto modo, no necesitaba más felicidad que la felicidad de Junsu, y sabía que tarde o temprano, su voz acabaría siendo compartida para el resto del mundo. Lamentablemente, con lo que no contaba era con que ese día estuviese tan cerca. Y desde entonces, no hubo un sólo momento en que no temiera si volvería a regresar a casa, cada vez que veía a su hermano atravesar la puerta.

Quizás fuese ese mortificante pensamiento lo que le había llevado en aquel momento a detenerle. Cuando quiso darse cuenta, ya mantenía sujeta su muñeca fuertemente, aunque no hubiese más que calidez y arrepentimiento en su mirada. El sorprendido Junsu únicamente lo dejó estar. Su expresión parecía poder romper en llanto próximamente, aunque era evidente que deseaba escuchar algo importante por parte del otro. Pero, éste no dijo nada, y pronto se vio liberado del agarre para marcharse por la misma puerta que se disponía a cruzar instantes antes.

5 Comentarios:

  1. Anónimo6/20/2011

    wow, junho ama a junsu?
    que incestuosos, pero nadie puede resistirse
    a los encantod del delfin, ni siqiuiera
    su hermanito,q amor

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  2. moneiba6/21/2011

    joll amor d ehermanos por dios mi mente pervertida esta encantada jajajajajjaa

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  3. dios qe genial la historia!!!!

    en cuando vi el inciesto entre ellos dos me metí enseguida a leerla y la verdad esque me esta encantando!! >-<

    escribes geniial : 333 tengo ganas de ver como continua :333

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  4. Anónimo6/22/2011

    omooo...me encanta esta pareja xD continua escribiendo, me encanta, escribes genial *w*

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  5. Himenie7/07/2011

    Oh, que bien escribes, me gusta ~ Tambien me gusta mucho los fic lemon de Junsu x Junho, este primer capitulo me a gustado mucho, lo continuare. Junho y su amor por Junsu ahhh <33

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