Único y diferente
- Dígamela señorita…
- Hoy en día, ¿Quién es el Conde? Es decir… carga su nombre, pero no es el mismísimo Yunho…
- Sí. Así es. No es Yunho, pero si alguien de su entorno.
- Pero él… no es el heredero que buscaban… ¿Verdad?
- Claro que no. Simplemente quien tiene el poder ahora mismo no lo tendrá por siempre. Tiene los días contados Ji Min.
- Hay un heredero…
- Así es.
- Wuau…
- Sabe Ji Min…
- ¿Sí?
- Dígame, ¿Usted podría tener un hijo solo por presión? Traer a un ser al mundo, solo con un propósito.
- Definitivamente no, a parte, tengo una pareja la cual amo… no sería un problema formar una familia.
- Pero imagínese que la persona que amas está a tu lado… pero no es ella la que puede ayudarte a formarla. Doble dolor.
La condesa logró que Jaejoong, comiera en la mesa junto a ellos y otros invitados… entre los cuales se encontraban sus 2 hermanas, coroneles de los ejércitos y sus familias, Changmin y Typhoon obviamente.
En la punta, Yunho estaba sentado entre Bo Ah y el rubio… que se mantenía nervioso e incómodo. Era fácil de notar.
- ¿¡No nos presentaras al nuevo sirviente Yunho!? – dijo con un dejo de ironía la muchacha, que no podía evitar sentirse amenazada tan solo al verlo.
- ¡Si… que lo presente! – gritaron los coroneles y alguna de sus esposas. Changmin y Typhoon solo guardaron silencio.
- Él es Kim Jaejoong. Y… en el hipotético caso de que hayan oído que el es coreano… es verdad. No es japonés como nosotros. – respondió firme, mientras que su sirviente/amante, se mostraba callado y con la cabeza abajo.
- ¿No es japonés? Encima coreano… del bando directamente opuesto…Se arriesga mucho Conde… ¿Cree usted que eso está bien? – preguntó uno de los allí presente, que sin dudas no había dejado de preguntarse quien era ese joven desde que lo vio.
- Por supuesto que no… y están en todo su derecho de desconfiar de él. Pero solo yo se, que el jamás me traicionaría. ¿Verdad Jaejoong?
- Verdad, Yunho. – el rostro de los invitados cambió radicalmente al oír el nombre del Conde.
- Wuau amor, incluso dejas que él te llame por tu nombre.
- El sabe que tendrá una reprimenda luego.
- Mmmh, para mí es un hombre bastante ordinario – Typhoon acotó entre todas las preguntas, creando una molestia en el rostro de Yunho – Bastante irrespetuoso debo acotar… y los rumores sobre él no son del todo buenos… ¿Es verdad eso que dicen? Se comenta por ahí que lo has encontrado en algo así como un…
- Permítame interrumpir señor Typhoon. – el rubio se levantó de la mesa ignorando al resto de los invitados. Ese era el verdadero Jaejoong… el que sabía que era mejor que el resto, el que pretendía silencio inmediato cuando el quisiera hablar – son verdades, aquellos rumores que se corren de mí. Fui contratado en un burdel, soy coreano, trabajé de bailarín los últimos años, el Conde no quiere que nadie me toque y… soy tan hermoso que puede resultar molesto mirarme.
- No me interrumpas… esclavo, ¡siempre haces lo mismo!... ¡márchate de la mesa! – Tyephoon se mostró muy enojado… no solo le faltaba el respeto en privado, si no que también en público frente a todos sus allegados. Se sintió intimidado por su tono de voz, no era el mismo de siempre… esta vez estaba siendo más duro y convincente.
- Yunho… ¿Quieres que me vaya de la mesa? – el rubio ignoró por completo el grito del general, y le preguntó a quién creía él… tenía la verdadera autoridad.
- No hace falta. Solo si tú quieres. ¿Estás cansado?
- Un poco.
- Mejor ve entonces.
Todos dejaron de comer para observar la escena.
No era normal que alguien le hablara así al Conde. Ni siquiera su propia esposa.
En otras circunstancias, Yunho hubiese decapitado ahí mismo a cualquiera que se atreviese a desafiar la autoridad de un general… pero en ese entonces, ni siquiera le había marcado el error verbalmente.
Typhoon lo supo en ese instante: el Conde había perdido la cabeza por el bailarín coreano de un burdel de poca monta.
Aún cuando parecía imposible hallar el punto débil del moreno, ahora había nacido uno.
El quiso saber como era posible que hayan devorado el corazón de un hombre, el cual, ya parecía consumido por el odio y la soledad.
Todo eso, sumando la belleza nata y el porte desafiante del rubio, le daban más curiosidad e interés a este general, que poco a poco se convencía de que era necesario tenerlo.
La cena siguió, pero no del mismo modo.
La condesa no dijo ni una sola palabra y Typhoon siguió hablando con los otros invitados, pero vergonzosamente, debido a la discusión anterior.
Changmin miraba con desconfianza a su primo… que cada vez se mostraba mas extraño.
Entre susurros y susurros todos se fueron del castillo pasada la media noche.
El último era Typhoon, quien le exigió a Yunho lo acompañase a la entrada.
- Colega… veo que le ha tocado en lo más profundo aquel muchacho… pero recuerde, hoy tendrá que dormir con su esposa.
- Te lo advierto por última vez… ya no te metas en estos asuntos.
- No es cuestión de meterme, simplemente… tengo un nato interés por él. Para terminar… ¿Cuánto quieres por él? Escucharé cualquier cifra… así sea una locura. – el general le tendió la mano, esperando una respuesta que podría significar el comienzo de algo grande.
- Ya te dije… el no está a la venta.
- Bien… si esa es tu decisión.
- Mejor lárgate.
- Sería buena idea pero… déjame decirte una última cosa.
- Habla rápido.
- Jaejoong no lo recuerda pero… yo eh pasado una noche con él, en el mismísimo burdel. Se lo que se siente… tenerlo entre tus brazos y buscar en su cuerpo algún defecto y no encontrarlo. Sientes que estás teniendo sexo con un ángel, de esos que ni puedes ver en sueños. Pero… es fácil terminar cayendo en sus redes. – Yunho lo miró fijo al oírlo, tal vez, algo había sentido el escuchar que Typhoon había tenido la oportunidad de tocarlo en algún momento – aunque estés sorprendido ahora, te digo… vas a lastimarlo. Él cree que tú eres su todo, que no tiene nada afuera que lo esté esperando. Pero eso es un cruel error… ¿Cómo podría una basura como tu ser el hogar de un ser tan perfecto como él?
- Me hablas como si me importasen sus sentimientos… no soy un adolescente. No estoy enamorado.
- Nadie habló de enamoramiento, mucho menos de amor. Creí que no conocías esas palabras. – el Conde giró la cabeza, un poco molesto pero nervioso. – Solo te diré… estarás en problemas si piensas en él hoy… cuando estés con tu esposa.
- Lárgate.
- Recuérdalo Yunho, te llevarás tu mismo al fracaso y yo… me quedaré con todo. Como tuvo que haber sido desde el principio. Con todo, incluyendo a Jaejoong, quién me ayudará sin darse cuenta.
- Que te largues… ¡estás logrando sobrepasar mi maldita paciencia!
El moreno sacó un arma y la colocó en el cuello del general… que solo sonrió y retrocedió automáticamente, sacando la suya también.
Minho y Onew eran los dos sirvientes presentes que veían toda la escena. Se quedaron callados, inmóviles, hasta que Changmin apareció e invitó a Typhoon a retirarse.
En medio de la incomodidad, se retiró el gran provocador, sin guardar su peligrosa pistola y aún con una sonrisa dibujada.
Así el morocho, quedó frente a frente con su primo.
- El rey y sus allegados confían más en él que en ti para continuar con el liderazgo de estas zonas primo. Solo tú sabes que hará que esa confianza reviva.
- Un… heredero.
- Así es.
[..]
Comenzó a llover y dieron las 3 de la mañana.
Yunho ingresó a la habitación y se encontró con la condesa en el lado izquierdo de la cama.
Si hubiese sido Jaejoong… sin dudas estaría en el lado derecho, ya que él conocía las costumbres del Conde a la perfección y sabía que ese era su lado.
Se acostó y se planteó algunas cuestiones que rodeaban por su mente… sería el momento para iniciar la búsqueda del heredero.
En cuanto a Bo Ah, jamás iba a perder la esperanza de poder recuperar la relación perdida, incluso tuvo la ilusión de tocarlo esa noche. Se volteó y rozo a penas su espalda… pero él, solo se levantó y salió de la habitación sin decir nada.
Ella lo supo en ese entonces… algo más importante que la ambición al poder y a las victorias estaba molestando a Yunho.
[…]
Él, solo se dirigió al cuarto de Jaejoong… pero al llegar, se encontró con la puerta cerrada. Y con llave.
- Ábreme. – no esperó a que le respondiera, pero lo escuchó levantarse. Le llamó la atención que aún siguiera despierto.
- No voy a hacerlo.
- ¡Abre la puerta ahora!
- Te dije que ¡NO!
- Pues… me quedaré aquí sentado hasta que termines con tus caprichos.
- Bien.
- Bien, veo que has tomado la decisión más larga y estúpida.
- Así es… yo me quedaré del otro lado despierto, hasta que te vayas.
- Bien.
Eran 2 tontos sentados frente a frente, separados por una puerta de bronce.
No dijeron nada, hasta que cayeron en la cuenta de que no sabían por qué estaban enojados el uno con el otro.
- Jaejoong… ¿Por qué te has enojado?
- No es eso. Se que si entras, terminaremos en la cama.
- Y… ¿Cuál es el problema?
- Maldito… está tu esposa en tu habitación.
- Ni la conoces… ¡desde cuando ella te importa!
- ¡No es que ella me importe!
- ¿Entonces? – el rubio no respondió y el solo pudo llegar a una conclusión… celos. – Ah… ye veo…
- ¿Qué?
- Quisieras ser tú el consentido en mi cama en estos momentos.
- Vete a la mierda Yunho. Vete con ella y dale un poco de diversión… así como haces conmigo.
- No es lo mismo, no lo pongas en la misma línea.
- Es sexo… solo que ella es mujer. Es aún peor para mí.
- Es diferente…
- ¿Qué es diferente?
- Tú lo eres. Hay algo en ti que te hace ser único… - el moreno recordó las palabras de Typhoon… si era verdad que Jaejoong había estado con él, realmente todos significaban “uno mas” en su lista – me gustaría saber si yo… soy único para ti también.
El rubio ahogó el sonido de sus lágrimas, pero no pudo detenerlas. Apoyó la cabeza contra la puerta y se contuvo para no decir alguna idiotez que lo hiciera ver indefenso el día de mañana.
Odiaba admitir que, probablemente, ésta había sido la escena más romántica que había tenido en toda su vida.
Lo llamaron único… diferente.
Y aunque sabía que cualquier hombre que haya pasado una noche con él lo recordaría por siempre con esos adjetivos… él sabía que Yunho lo decía con otra intensión.
- También eres único y diferente.
- ¿Es por eso que no te has ido cuando te lo permití?
- Tal vez.
- No estás llorando ¿verdad?
- No tonto… ¿Qué crees que es esto? ¿Una pelea de pareja? – el moreno no era estúpido… podía notar como su garganta estaba cerrada y a penas podía hablar. Pero se sentía tan idiota por estar ahí… hablando con él, como si tuviese que darle explicaciones.
- No… por supuesto que no.
- Ve con tu esposa.
- ¿Sigues con eso?
- No lo digo de mala manera…
- Abre la puerta y déjame verte aunque sea una vez.
- No… ¡NO!
- ¡Sí! Hazlo ya… quiero ser el último en mirarte antes de que vayas a dormir. Me daba asco la mirada de esos psicópatas hoy en la mesa.
- Ja… ¿psicópatas ellos? ¿Y tú? Yo te veo más enfermo a ti.
- Eso no importa. Voy a ser yo el último en mirarte.
- Que autoritario…- comenzó a reír, pero esto no molestó en absoluto al moreno, que lo continuaba esperando. - Bien. Saldré.
Jaejoong limpió sus lágrimas y abrió lentamente la puerta.
Yunho estaba ahí…aún con el pantalón y la camisa… como si hubiese intentado dormir con ellas. Su rostro lucía cansado y él se sintió mal por haberlo tenido ahí parado durante todo ese tiempo.
- Yo planché tu camisa, será mejor que no vuelvas a acostarte con ella.
- Lo tendré en cuenta.
- Vete… ya me has visto.
- Quiero algo más.
- ¿Qué?
El moreno lo tomo por la cintura y lo besó.
No le avisó… simplemente lo hizo.
Y ahí se encontraban nuevamente. Y todo podía seguir empeorando si no fuese porque Jaejoong se alejó al sentir su ligera lengua atrapar la suya.
Yunho jamás había tenido la intensión de que el beso terminara ahí, al igual que cada vez que lo besaba.
Es que besar al rubio significaba querer hacerlo otra vez… y otra vez, hasta dejarlo libre solo para jadear y llenarse así de motivación, con esas finas caricias que venían luego.
Un arma, una espada, un ejército con 1.000 soldados… era aún menos peligrosos que Jaejoong para él.
- Suficiente…
- ¿Un beso más?
- No… ¡adiós! ¡Estás loco!
- ¿Por qué?
- ¡Adiós!
Y lo besó rápidamente y no le dio tiempo a sujetarlo. Yunho se quedó con ese tierno puchero en los labios. No podía creerlo, Jaejoong no iba a estar con él esa noche.
Cerró la puerta y no hizo ningún ruido más.
Luego llegaron los pensamientos para Yunho de regreso a su habitación
Él no era así… ese no era el Yunho de siempre.
La puerta estaba entreabierta y no solo eso… Bo Ah no estaba dentro.
Sintió de pronto un escalofrío, unas finas manos que le sujetaron la espalda. No se movió, era el aroma de su esposa.
- La habitación está incluso más tibia si tú no estás, pero es como si empezara a necesitar de tu frío. Eres un desgraciado…no puedo sentirme así… - el silencio la hizo sentir aún más sola y miserable, y pensar el “porqué” de su inexistente respuesta, la entristeció más. Realmente no podía creer, como “su” esposo había cambiado tanto. – Te amo, Yunho.
tonto jae yo me hubiera quedado con yunho y la esposa que se friegue para que venia nadie la invito soy mala pero ni modo me gusta mas jae para yunho ademas el lo hace feliz
ResponderEliminarQue se largue boa yunho no lq qiere ni lo hara nunca jae y el se aman pero son cavezas duras que no quieren reconocer sus sentmientos
ResponderEliminarDesde que Bo ah apareció en plan "Amo al hombre que NO me ama" recorde "Only One" y su dance performance con Yunho. POBRE MUJER compadezco que tenga que sufrir por desamor. Pero Estoy toda volada en suspiros y todo por este YunJae totalmente romance. Ya niños digansd Te AMO con todas sus letras. Ese TyPox lo unico que busca es cabrear a Yunho ya quiciera siquiera haber tenido a Jae Brincos diera jajaj. Ojala Bo ah coopere con lo del heredero sin resultar mas herida, pornque me cae muuy bien hahahh
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