“Tyephoon”
Todo es más fácil desde que la guerra terminó, o eso parece.
Fue un tratado lleno de hipocresía pero, a pesar de todo, resguarda muchas vidas.
Miles de soldados regresaron a sus casas, miles de niños se salvan de tener que participar de esos asesinatos en masa y las ciudades más grandes de Japón y Corea, finalmente pueden comenzar a progresar.
Aún permanece el poder de los Condes, que ahora son los encargados de mantener paz entre los límites de las pequeñas colonias. El resto de los terratenientes, continúan con su vida, intentando no perder el poder que les queda entre una sociedad que cada vez se niega un poco más a aceptar todas sus órdenes.
La autoridad de ellos se vio afectada con la fatal perdida del Conde Jung, que simplemente ah desaparecido, a tal punto de haberlo dado por muerto. Al igual que su puesto libre, se encuentra el del General Typhoon que fue hallado apuñalado en su propio castillo.
Nadie puede explicar que pasó, ni quién fue el asesino y como burló la seguridad… o donde está el paradero exacto del otro Conde… solo se sabe que un joven que lleva la mitad de su nombre ha sido el heredero de ambas fuerzas, con tierras y ejércitos incluidos.
De una buena vez se logró una parcial unión, que mantiene a la sociedad pacífica.
Hoy en día las ciudades ya no son lo mismo.
El orden y la justicia tal vez han avanzado un poco.
Hoy en día el burdel, ya no es lo que era antes. Incluso los trabajadores ahí dentro tienen sus derechos. Los turistas pasean y fotografían cada lugar… lugares que son descriptos una y otra vez en una leyenda… que nadie sabe quién empezó a contar.
Es extraño, ya que esta clase de historia suele hablar de hechos realmente antiguos… pero éste es bastante reciente y sin embargo, nadie tiene certezas de nada.
Nadie sabe donde está el Conde.
Nadie sabe quién destruyó el Castillo de la familia Jung aquella noche.
Nadie sabe quién asesinó al general Typhoon.
Nadie sabe el nombre de los 5 sirvientes de la historia, ni mucho menos donde están.
Nadie sabe si existió verdaderamente un tal… Kim Jaejoong… tan presente en la leyenda.
El burdel, sin embargo, afirma lo último y son muchos los viajeros que pasan por aquí intentando conocerlo… ya que dicen realmente era hermoso y fue el causante de las peleas en la propia nobleza.
Hoy, 4 personas se encuentran hablando en una de las últimas mesas.
1 pareja, y dos jóvenes más… aunque se puede asegurar que uno de ellos es mayor que el resto.
Parecería que les está contando la historia a los más pequeños…
La dama, luce emocionada y curiosa… su novio, un poco desinteresado… pero no se niega a opinar y a escuchar, y el último joven se muestra sorprendido cada vez que puede.
El hombre habla y les invita tragos, a quienes pueden ser considerados turistas esa noche.
Sin embargo la mujer no puede evitar preguntarse… como es que el señor que les habla sabe tanto de aquella supuesta “leyenda”.
Jaejoong deambulaba por el jardín cuando vio a Typhoon sentado junto a la fuente, esa donde amaba pasar el tiempo libre junto a su pequeña mascota, la que había obtenido de una forma tan peculiar.
A pesar del mal encuentro que el pájaro había tenido con Yunho aquel día, siguió manteniéndose cerca del rubio aún cuando se lo dejaba en libertad… y Jaejoong lo alimentaba cada vez que podía.
A pesar de qué quiso evitar al general, éste lo detuvo ignorando que no tenía intenciones de hablar con él.
Se ponía molesto cada vez que lo veía, y Yunho aún más… cuando se enteraba que Typhoon quería cortejarlo.
Solo quería evitar problemas ese día.
- ¿Por qué te escapas?
- Por que, permítame decirle señor… no tengo intensiones de hablar con usted…
- Veo que el Conde te malcrío bastante sirviente… jamás deberías oponerte a las órdenes de un superior.
- Usted no me ordenó nada. – El general alzó una ceja e interpretó aquello como una insinuación del rubio, que en realidad, solo quería continuar caminando.
- De acuerdo… vendrás conmigo a mi castillo esta noche… ¿SÍ? Y es una orden.
- Mmh…
- ¿No dirás nada?
- No iré. – sonrío resignado… sabía que Jaejoong se opondría de todos modos.
- Dijiste que cumplirías mis órdenes…
- Siempre y cuando Yunho me lo permita.
- ¿Y cómo sabes que no te lo permitirá?
- Es obvio. No quiere que ningún sexópata me toque.
- Eres tan irresponsable al decir eso…
- No hay nada que me haga tenerle miedo señor… así fue como Yunho entendió que yo no era uno más de su colección.
- Él no fue lo suficientemente duro contigo, yo tengo el modo de que no me puedas decir que no, esclavo…
Tyephoon se acercó peligrosamente a su rostro y el rubio, no supo como reaccionar.
No quería admitirlo pero, el hombre le generaba un poco de temor…
Desde que había comenzado a vivir con Yunho se había vuelto demasiado blando y eso, le molestaba considerablemente.
Sintió el aliento caliente del general y se echó hacia atrás… pero igualmente alcanzó sus labios. Tembló y se quedó quieto hasta que sus brazos lo intentaron empujar… pero él lo sujetó fuerte, impidiéndole cualquier movimiento.
- Suéltame.
- Tu no me obedeces a mí… entonces yo tampoco.
- ¡Suéltame o voy a gritar!¡Llamaré a los sirvientes y les diré que estás agrediéndome!
- ¿A quién crees que van a creerle? A mí que soy un general o a ti… ¡un bailarín ordinario de burdel!
Jaejoong se sintió sumamente ofendido… después de todo… ¿Quién era él para llamarlo así?
Le hizo recordar pesadamente al Yunho de los primeros meses… con el que era complicado hablar y el que mandoneaba todo el tiempo.
Le dio un cachetazo en el rostro que lo hizo retroceder… pero se arrepintió de inmediato, ya que, después de todo… él no era el Conde y probablemente no iban a tener el mismo desenlace… ese que les permitía terminar peleando, pero de otro modo.
Se tapó la boca con las manos, sin saber como reaccionar… y agradeció a Changmin y a Jonghyun que aparecieron de golpe en el jardín, si no, no sabía que iba a poder hacer el Typhoon.
- ¿Algún problema General? – Changmin le preguntó irónicamente, ya que había visto la escena desde lejos – Parece un poco… dolorido…
- Ninguno. ¿Verdad Jaejoong? – respondió el irónicamente. Jamás iba a admitir que fue atacado por un sirviente.
- Así es… ninguno.
- Mejor acompáñenme adentro…la cena ya está servida y su carruaje llegará pronto.
- De acuerdo.
- Retírate Jonghyun, y acompaña a Jaejoong a su cuarto.
- Enseguida señor. – el sirviente suspiró aliviado, después de todo, parecía que iba a saltearse un gran castigo.
- No olvides lo que te dije – acotó el general, antes de que éste pudiese retirarse.
- No lo olvidaré general. – el rubio se fue sin decir ninguna otra palabra… se sentía tan molesto, podía jurar que lo odiaba aún cuando solo había hablado con él pocas veces.
- Changmin….
- Si Typhoon…
- Dime el nombre completo del sirviente y de qué ciudad Yunho lo ha traído.
- Kim Jaejoong, y perdóname, pero no recuerdo el nombre de la ciudad.
- ¿Nada específico?
- Mmmh… tal vez podría servirte el hecho de saber que él participaba en aquel burdel del sur tan famoso… ese donde descansan los viajeros y los soldados de ves en cuando.
- En el sur de Seúl… ¿verdad? Ese pueblo que vive a base de ese antro…a pocos kilómetros de donde gané mi primera batalla y tomé mis primeros prisioneros…
- Claramente ese lugar, tuve el agrado de estar contigo en ese entones.
- Estupendo… - sonrió satisfecho, ya que con eso le bastaba para encontrar un punto débil en el rubio, aunque él no lo supiera.
- ¿Por qué preguntas?
- Me interesa… odio admitirlo pero me encantaría que pudiera venir conmigo…
- Eso no es posible, Yunho te cortaría las piernas antes de permitirlo.
- Por lo menos una noche…
- No, ni una noche… no sabes como reacciona cuando alguien le habla de él.
- ¿Por qué? ¿Por qué se ha vuelto tan blando?
- No se ha vuelto blando… solo él lo hace reaccionar así.
- Que imbécil… parece un adolescente…
- ¿Y tú? Tú estás haciendo lo mismo… con tantos sirvientes, por que pelearte con tu colega por uno que sabes traerá problemas… ¿Por qué demonios todos se comportan así desde que él apareció? Me enferma…
- ¿Qué es lo que te enferma?
- Me enferma pensar que tú también estés enamorado de él…
El silencio de Typhoon podía hacerle pensar muchas cosas al morocho… pero mejor prefirió no volver a tocar el tema… es que enserio le indignaba como se comportaban, y más al recordar que era por Jaejoong.
Sí, le parecía un hombre hermoso, provocador y misterioso… pero su humor y carácter lo volvía odioso.
La prepotencia con la que hablaba y lo que era aún peor, lo desafiante que resultaba ser a veces, no dejaban a Changmin tener un buen concepto de él.
Eso sin contar que era un sirviente con beneficios, que desperdiciaba oro en cada uno de sus caprichos y que se acostaba con Yunho, que a pesar de su ausencia… tenía una esposa la cual a él le caía bien.
Si Typhoon se lo llevaba, tal vez sería mejor para él e incluso para el castillo completo… por ende, iba a ser mejor ayudar al general a encontrar más información…
- Oye… ¡Typhoon!
- Sí…
- Algo más se sobre él que tal vez podría servirte…
- Dime… - se volteó y se puso curioso… mientras tanto, la molestia de Changmin crecía más y más. – serás recompensado luego si es necesario… pero para eso necesito datos que me sirvan…
- Bien. Oí que sus padres han muerto… pero sus hermanas no.
- Y eso… ¿Qué significa?
- También le escuché contar a los sirvientes que ellas han sido prisioneras de guerra. Es más, que han caído en manos de tropas Japonesas…
- Tú crees que... ¿Yo podría conocer a alguna de sus hermanas?
- Tal vez… incluso alguna podría ser tu prisionera…
El rostro del General se iluminó…
Y es qué sabía que de ser cierto lo que Changmin le decía, tendría una gran propuesta para Jaejoong… y en caso de no aceptarla, un gran soborno.
[…]
Fue una cena normal… de esas previas a otras más grandes.
La relación de Yunho con el general había empeorado considerablemente… teniendo en cuenta de que se habían criado juntos y sus primeros logros fueron a la par.
Jaejoong estaba inquieto y no iba a negar que tenía un poco de temor a que tanto Changmin como Typhoon dijeran algo que pudiese molestar al Conde.
Mañana iba a cumplir años… por lo menos por ese tiempo no quería molestarlo.
Se sintió también amenazado y observado… a tal punto que al terminar su plato se levantó y se marchó a su cuarto… sin siquiera dar los correspondientes saludos.
Yunho no dijo nada.
- Querido general… espero nuestra relación no se vea afectada por un capricho suyo. – el moreno dijo de golpe, a penas vio que el rubio dejó la habitación.
- Me extraña colega… me extraña que confíe tan poco en mí… pero no pelearé… no en tu víspera de cumpleaños.
- Me parece bien.
- Ahora dime. ¿Qué harás cuando tus invitados lleguen mañana? ¿Esconderlo? – de repente, dejaron la formalidad y pasaron a ese lenguaje de “hermanos” que los caracterizaba.
- Ese no es tu problema… será mejor que te sigas comportando como siempre lo hiciste…
- No Yunho, ahí está tu error… tu continúa comportándote como siempre lo hiciste… ¡no fabriques tu mismo tus puntos débiles, no los dejes tan al descubierto! Mañana tendrás una fiesta importante y lo echarás todo a perder… ¡por dios! Mañana tu esposa y sus hermanas vendrán a verte y tu… tu te encontraras flechado con un sirviente… ¿Lo crees justo?
- No es como si estuviese flechado o algo así… ya deja de ver problemas que no existen.
- Si tu lo dices… - Typhoon se mostró resignado… a veces prefería que el Conde se mantuviera callado. Era obvio, y él lo sabía. Su corazón estaba tomado – Mejor el consejo que me has dado a mí… tómalo para ti… pero mejor cambia algo… en vez de pensar en nuestra relación, piensa en tu vida… que no se vea afectada por un capricho tuyo…
Y así su General se retiró de la mesa sin decir ni una sola palabra más.
¿Changmin?
Él se encontraba comiendo en silencio desde el otro extremo de la habitación. No opinó absolutamente nada y fingió no estar interesado en hacerlo… pero fue el mismo Yunho el que lo invitó a hablar…
- ¿No dirás nada? Una opinión… consejo…
- ¿Aceptarías mi verdadera opinión?¿Mi sincero consejo?
- Tal vez…
- De acuerdo, solo escucha… por lo menos intenta que nadie sepa que es del bando enemigo y que te acuestas con él cada vez que puedes.
Por último abandonó la mesa Changmin. Dejándole muchas cosas en que pensar.
Se vio desautorizado de varias maneras en menos de 20 minutos y eso le hizo hervir la sangre.
Solo Yunho y sus 5 sirvientes permanecieron en la habitación.
En otra ocasión de molestia, partir hacia algún burdel hubiera sido la mejor elección… pero ese día, optó por quedarse en el castillo.
Cada vez hallaba un poco más de “esa tranquilidad” y comenzaba a sentir que tenía un hogar.
Capítulo 10 – “Cerezas en una víspera de Cumpleaños”
El castillo aún conservaba parte de su naturaleza.
Se había construido hace más de 200 años, sobre uno de los antiguos manantiales más buscados por los investigadores.
Conservaron las pequeñas termas y los árboles más exóticos que tenía el terreno… todo eso, bajo una gran protección que le garantizaba al Conde y todos sus acompañantes una estadía segura.
Yunho decidió ir a relajarse por completo en una de esas piletas naturales que con gusto Minho y Key habían preparado para él.
El vino, las cerezas, los aromatizantes, las finas burbujas… y sobre todo el silencio.
Los había despachado uno por uno para que nadie pudiese interrumpir su relajación… y no, a Jaejoong no, por que simplemente no lo había visto.
Descansaba tranquilamente, con los ojos cerrados, pudiendo palmar hasta el detalle que la naturaleza le regalaba… hasta que sintió algo extraño… uno de los aromas más hermosos del mundo, unas manos delicadas que sujetaron sus hombros y un aliento cálido que lo hizo estremecerse…
Sí, era Jaejoong. Su Jaejoong.
Comenzó a masajearlo sin decirle nada, y aún fuera de la pileta. No quería mojarse o eso es lo que llegó a pensar, ya que en otra ocasión probablemente hubiese entrado sin dudas.
Y recorría con sus manos la amplia espalda del moreno… finalizando en una de sus vértebras más bajas y retomando desde los costados de su cuello… su piel era un poco más áspera y hervía entre el agua que permanecía tibia.
Las burbujas facilitaban el movimiento, convirtiéndose en una fina capa blanca que no llegaba a ser espuma.
La situación más erótica y placentera que el Conde estaba experimentado en los últimos tiempos.
Cuando los suspiros fueron un poco más profundos… las manos de Jaejoong fueron reemplazadas por sus labios.
Ahí era cuando todo se volvía peligroso… y más al notar que el gusto de la cereza, que se había llevado anteriormente a la boca, iba quedando sobre su propia piel… y el rubio la lamía y absorbía tortuosamente.
- Deliciosas frutas Yunho-ah…
- Puedo conseguirte más…
- Me encantaría…
El moreno giró la cabeza hacia atrás para poder encontrarse con él, con su seductor amante que ya se encontraba sonrojado y con los labios más rojos que nunca debido al jugo de las cerezas…
No pudo evitarlo y lo besó, sujetando su mentón con el único brazo que salía agua.
Fue un beso tranquilo, pero no por eso poco profundo… sus lenguas se encargaban de todo el trabajo.
Ese hilillo de saliva que hizo que la separación se extendiera un poco más y después una sonrisa inusual por parte de ambos… que hizo sonrojar algo más al rubio si era posible.
- Entra. – Jaejoong entró luego de quitarse las prendas que vestía y tembló… ya que el agua le resultó un poco caliente a su temperatura corporal. Se colocó entre las piernas y brazos de Yunho y escondió su cabeza en su ya, marcado cuello… estaba comenzando a temblar y no tenía una idea del porque – Hoy, no quiero obligarte a hacer nada que no quieras…
- Hoy no quiero decepcionarte… hoy quiero que hagamos todo lo que tu desees…
- No creo que puedas soportarlo…
- Claro que sí tonto… hoy puedes hacerme de todo, toda la noche – le dio un tierno beso, como sellando esa promesa que lo volvía completamente su esclavo. Sintió que no se reconocía a si mismo… ya que en otro momento, él se creía incapaz de entregarse de ese modo. Era una sensación completamente nueva.
- Tomaré eso lo más literalmente posible… - y mordió la última cereza que quedaba y acabó por darle otro beso… en el cual sin dudas le hizo sentir el dulzor de su fruta favorita… - puedes empezar dándome la espalda…
Jaejoong se volteó un poco atontado aún por el contacto, despidiendo los últimos pensamientos que su conciencia dejó entró a su mente.
Ahora solo conocía el nombre de la persona que intentaría hacerle el amor…
“Intentar hacer el amor”
Cargaban ambos con tantas noches y sin embargo… hoy se veían como dos adolescentes.
Y que mejor manera de empezar… escuchando halagos de tu amante que nublan tus sentidos… Yunho apegó su pecho a la espalda del rubio, que se sostuvo del borde de la pileta para evitar la caída.
“Y todos mis ideales solo puede ponerlos a prueba tu belleza”
“Y aunque cualquier hombre o mujer desee pasar ahora una noche contigo…no podrá lograrlo mientras yo siga vivo”
Susurraba aquellas cosas dulces en su oído mientras lo iba acorralando un poco más y llevaba las manos a su entrepierna… quería saber si ambos compartían la misma necesidad… y lo comprobó de inmediato.
Empezó a masajearlo mientras que Jaejoong empezaba a dar de esos suspiros profundos que le indicaban, estaba haciendo bien las cosas. El agua y las burbujas colaboran a la perfección, la posición y la temperatura, también.
Con gran concentración y comenzando a oír esos suaves gemidos… sintió como le jalaba el cabello y lo interrumpía… - te dije que podías hacerlo… y como tu quieras…
Eso le bastó para llevar los dedos a la boca de su casi desesperado amante… que los atajó con ansiedad y los lamió con sensualidad.
Si hubiese visto aquella esa escena de frente, probablemente podría haberse corrido en ese instante.
Pero el suave contacto con su lengua le hacía ponerse cada vez más duro…al igual que Jaejoong, que al dejar de trabajar con su boca, llevó sus manos a su propio pecho para empezar a tocarse y que aparecieran esos montecitos erectos que le daban placer cada vez que los tocaban.
- Shhh… tranquilo…
- ¿Qué estás esperando? ¡Házmelo con fuerza!
Y el moreno buscó su entrada entre crudos manoseos… para luego meter dos de sus dedos en esa aún, estrecha cavidad.
Jaejoong no pudo evitar ese shock de dolor recorrerle el cuerpo, por lo que tuvo que dejar de tocarse para sostenerse del borde de la pileta nuevamente.
- Hoy no hay tiempo para 3… tengo miedo de volverme viejo…
- Ahhh, Yunho!
Y penas cuando comenzaba a moverlos en el interior de su amante, los sacó para ubicar su hombría en su lugar.
Lo sujetó por la cintura y lo envistió de una sola vez… porque sabía que aunque dolía en ese momento, más rápido se iría.
Jaejoong gritó y chocó sus dientes de molestia… siempre pasaba lo mismo, pareciera como si su cuerpo no pudiera acostumbrarse jamás a ese Yunho que tenía un tamaño realmente incomodante.
No pudo evitar recordar el rostro de Taemin el día en que ordenando su cuarto halló el lúbricamente que él mismo le había exigido al moreno comprar… tuvo sus dudas de si realmente era lo que estaba imaginando, por lo que no tuvo mejor idea que preguntárselo a Changmin… que si, alguna duda tenía de sus “encuentros sexuales” en ese momento los había comprobado.
Pero mientras tuvo esos recuerdos y deseó que el lubricante apareciera por arte de magia… Yunho ya estaba comenzando a moverse y él empezaba a sentir esos golpecitos que lo hacían gemir inconcientemente.
Ahora venía la mejor parte.
Las estocadas iban aumentando y más difícil era mantenerse de pie, el agua y las burbujas ya no estaban siendo tan útiles.
Intentó tirarse por completo hacia delante pero el moreno lo detuvo… con una mano jaló de su cabello y con la otra apretó su cintura.
Imposible, imposible no perder la locura.
Podía sentirse tan bien y tan extraño… incapaz de pensar algo con claridad, con la mente en blanco o llenas de puras fantasías.
Un poco más rápido, solo porque ambos estaban de acuerdo y ese contraste de pieles que se deslizaba sensualmente.
- Lo… lo haces tan bien Yunho… tan… preciso… - jaló un poco más de su cabello, hasta lograr que se queje un poco de molestia.
- Lo siento, pero me has dicho que podía hacerte de todo…
- Así es… yo cumplo mi palabra… Ahhh! – y gritó otra vez cuando sintió la mordida en el sector derecho de su cuello, no pudo evitar contraerse y hacer gemir al moreno, que era apresado por sus estrechas paredes…
- Una vez más… y me vengo…
Y repitió aquella escena pero en un de sus hombros… logrando así que erección estallara en el interior de su amante…
Ahora sería el turno del agua, de llevarse cada una de las pruebas.
Intentar salir y resbalarse… caer casi por casualidad en los brazos del otro… todo parecía una maldita película.
Corrieron con a penas 2 batas por todo el jardín para llegar al castillo… entre el frío y la nieve que empezaba a caer desde el cielo prácticamente naranja debido a las nubes.
No podían evitar reírse al pensar que alguien pudiese verlos… incluso intentaron no prender las luces, pero eso trajo aún mas alboroto.
- ¡Estoy pegajoso! ¡Quiero ir al baño!
- Ven… vamos a bañarte…
- ¡Oye!
- Shhh… dijiste de todo Jaejoong… absolutamente de todo…
Y sí, tal vez aquella frase iba a costarle un poco más de lo que se imaginaba…
Llegaron a la pieza más importante… la del Conde por supuesto, y entre gritos el rubio accedió a entrar a la ducha.
Nuevamente ya se encontraban a los besos y con segundas intensiones.
Eran jóvenes… resistencia, no les faltaba.
Pero fueron interrumpidos por el sonido del gran reloj del salón de cenas… las 12:00 en punto de la noche más fría del año para todos, menos, para ellos.
Jaejoong detuvo el beso y empujó al moreno contra la fría pared de la ducha… no iba a quejarse, solo estaban jugando un poco después de todo.
Le dio un tierno un beso en la nariz y le dijo, aún sin despegar sus alientos… “Feliz Cumpleaños Yunho-Ah… creo que ya has abierto tu regalo”
Y sin dejarlo pronunciar ni siquiera un pobre “gracias”, se agachó hasta quedar de rodillas frente a él.
Es fácil pensar que fue lo que pasó después.
a lo destapo y se lo puso XD muy bueno el regalo
ResponderEliminarOhhhh el mejor regalo para yunho
ResponderEliminarAy JaeJoooon Que Regalo¡¡¡¡¡ Yunho en serio que debes apreciar tal generocidad(^.^) Dioooos Amoooo que hagan esas coooosas de ¡¡¡Tomame como te plascaaaa¡¡¡
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