Soledad
Jamás he sentido lo que es amar o ser amado. Desde muy temprana edad supuse que seria así toda mi vida. Siempre he estado aquí, en este lugar, en este espacio, sin posibilidad de salir o alejarme, sin posibilidad de escapar. Hay días en los que lo puedo soportar, hay otros días en los que desearía nunca haber venido a este mundo, tal como mis padres hubieran querido, o eso creo.
Mi nombre es kim jaejoong, dicen que ese nombre es el que me pusieron mis desconocidos padres, aunque yo creo que me lo dieron aquí para tener que llamarme de alguna forma, no lo sé. Tengo 15 años y esos mismos 15 años he estado viviendo aquí en esta casa hogar en donde llegan los niños abandonados o protegidos por el gobierno, ya que creen que sus padres son incompetentes o poco seguros para cuidarlos. El orfanato no es muy rico, es más bien para la gente de la clase más baja y pobre. Yo llegue aquí porque fui abandonado cuando era un bebe por mi madre, no se las razones por la cual ella decidió dejarme así, tal vez no tenía dinero para mantenerme o tal vez yo soy un ser demasiado inútil para cuidarme, con el paso del tiempo empiezo a creer que fue por la segunda razón.
El orfanato a donde pertenezco está dividido en partes, ninguna se comunica con la otra así que los de una sección en particular jamás interacciona con los de otras. La primera es donde están los bebes hasta los niños de 6 años, donde generalmente siempre van los padres que quieren adoptar a un niño. La segunda parte, están los niños de 7 años hasta los preadolescentes de 13 años. Creo yo que es la sección más difícil ya que los niños que pasan a esta parte se desilusionan cada día más acerca de un futuro con unos padres amorosos y una vida familiar. Finalmente, la última sección, es en donde me encuentro yo, la sección donde están los adolescentes, conflictivos y sin nada que esperar, como yo.
La educación aquí no es muy buena, normalmente a los más pequeños les enseñan a escribir y leer, algo de matemáticas, historia y ciencias pero hasta ahí se queda el aprendizaje. A los mayores nos hacen talleres o clases pero la mayoría de aquí son tan problemáticos e irresponsables que los maestros se rinden de hacer las clases.
Nunca he tenido un amigo, soy demasiado tímido como para mantener una amistad con alguien. Nunca me ha gustado hablar mucho, o practicar los deportes que los demás practican, ni siquiera cuando era más pequeño jugaba con los demás niños, así que siempre he estado solo. Lo odio. Cuanto daría por ser como los demás, por ser sociable, divertido o atlético, una persona con la que la gente quisiera estar y compartir. Los demas chicos de este hogar se ríen y burlan de mí, por ser como soy, con frecuencia me ponen apodos o me hacen crueles bromas para recalcarme lo solo que estoy o lo raro que soy. Trato de ignorar todo eso, pero es más fuerte que yo. Jamás nadie se me ha acercado a entablar una conversación conmigo, a intentar ser mi amigo, sé que soy aburrido y extraño. Mi único refugio son los libros, leer es lo que más me gusta hacer, me hace transportarme a otra realidad, a una más feliz. Me he leído casi todos los libros que tiene la biblioteca del orfanato, temo que llegue el día en que me haya leído todos y ya no tenga nada más que leer. Supongo que tendré que leerlos de nuevo, otra vez.
Ya no tengo la esperanza de que alguna familia me adopte, eso ya quedo en el pasado. Los padres quieren niños pequeños, bebes quienes puedan educar y criar por ellos mismos, a jóvenes mayores como yo nadie los quiere. El orfanato solo presta sus servicios hasta los 19 años, de ahí en adelante los jóvenes tienen que salir y buscarse una vida por sí mismos. Muchos de los que salen de aquí se vuelven delincuentes, drogadictos o vagabundos, los que tienen más suerte logran conseguir un trabajo mediocre, como de meseros o cualquier otro oficio que les sirva para sobrevivir y que no necesiten una educación previa. Nunca he sabido de alguien que salga y estudie, que se supere a sí mismo y que tenga una profesión exitosa que haya conseguido por sus meritos. Quisiera ser esa persona, pero sé que es muy poco probable que lo logre. No sé lo que hare cuando salga de aquí, no tengo a donde ir, no tengo nadie que me ayude, estoy completamente solo.
Y hoy otra vez estoy aquí, leyendo un libro en uno de las pocas mesas de la biblioteca, está completamente sola, ya que a ninguno le interesa venir y educarse un poco, solo yo. Oigo los gritos y risas de los chicos que se encuentran en el gran patio, jugando algún tipo de juego, probablemente futbol. Trato de ignorarlos, no quiero sentir otra vez esa envidia que me carcome por dentro. Leo un libro sobre filosofía, muchos adultos dirían que soy demasiado joven para ese tipo de literatura, pero no hay más libros en la biblioteca, ya me los he leído todos. Me esfuerzo por entenderlo, creo que lo estoy haciendo, o tal vez lo estoy interpretando mal.
Una de las encargadas de la biblioteca se me queda mirando, es una señora de edad, baja y rechoncha, con gafas ovaladas y una visera gigante color caramelo, no sé porque la utiliza si ni siquiera está afuera, supongo que es la moda entre las señoras de más edad. Me ha visto varias veces y yo la he visto muchas veces, ya que soy el único que viene por acá y a pesar de eso nunca se me ha acercado. Muchos de los adultos en este lugar saben mi nombre, pero nunca se me acercan a hacerme la plática. ¿También ellos pensaran que soy raro?
Vuelvo a mi lectura, tratando de comprender las complicadas palabras del libro.
- jaejoong ah ¿Por qué no vas afuera a jugar? – me dice y yo brinco en mi asiento sorprendido por su repentina pregunta. Ni siquiera me di cuenta cuando se acerco a la mesa.
- No quiero- respondo tímidamente en voz baja.
- ¿Por qué no? Siempre te veo acá leyendo, es poco saludable que solo estés sentado y no ejercites tu cuerpo.
- No me gusta- vuelvo a decir, con la vista pegada al libro.
Tal vez fui demasiado antipático, ya que ella se alejo sin seguir insistiéndome. Es otro de mis problemas, quiero que las personas se me acerquen pero soy tan desastrosamente en comunicarme que lo termino arruinando todo.
La pelota entra por una de las puertas de la biblioteca, y se posiciona justo delante de mis pies debajo de la mesa. Entran dos chicos, unos de los tantos que siempre me molestan, buscando la pelota.
- ¡Hey come libros! – Me grita uno desde la puerta – haz algo útil en la vida y pasa ese balón que tienes debajo de los pies- su tono de voz fue de todo menos amable.
No respondo. Me quedo petrificado.
- ¡¿Oye eres sordo o qué?! – se me acerca y toma el balón, estrellándolo en mi cabeza haciéndome perder el equilibrio en mi asiento.
Caigo al piso, mirándolos mientras ellos me miran con sonrisas en su cara. Quisiera poder enfrentarlos, pero nunca puedo, soy demasiado cobarde y nunca se me ocurre nada que decir. Tan solo me quedo ahí, dejando que hagan lo que quieran conmigo.
- Ni siquiera pasar un balón sabe – murmura uno de ellos al otro, estallando en carcajadas mientras salen de la biblioteca.
Aun en el suelo, dirijo mi mirada hacia la señora, que esta tranquilamente revisando algunos libros en una estantería, ajena a todo lo ocurrido anteriormente. Sé que escucho todo lo que paso, pero no hace nada por ayudarme o protegerme, desde siempre ha sido así, ya ni estoy sorprendido, todos aquí les importa un pepino lo que ocurra conmigo.
Me levanto lentamente del suelo, volviéndome a sentar en la silla, tomando el libro entre mis manos, retomando mi lectura. Trato de concentrarme pero no puedo, una rebelde lagrima baja por mis mejillas, y la limpio bruscamente con mis mangas. Siempre trato de que esto no me afecte, pero es imposible, simplemente es imposible.
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Luego de cenar en el rincón más solitario del comedor, voy a mi habitación. Es pequeña y oscura pero es solo mía, ya que ninguno de los chicos quiso compartir una habitación conmigo. Normalmente me duermo muy temprano ya que no tengo nada más que hacer, algunos de los chicos se quedan jugando en el patio o mirando televisión en la sala, pero yo no pertenezco a ellos, así que solo me queda dormir.
Miro por una de las ventanas mientras me estoy quitando la ropa y veo a un trió de chicos escapando por el tejado. Muchos de los que viven aquí, sobre todo los que no son huérfanos, sino los dejados aquí por distintas razones, tratan de escapar ya que creen que esto es como una cárcel. No los culpo. Ellos prefieren estar por la calles, en pandillas, con novias y libres por la ciudad.
Se oye un ruido, los tres se asustan y corren en dirección a mi ventana. Yo también me asusto cuando golpean a mi ventana, ya que uno de los encargados del orfanato al parecer los ha descubierto y está subiendo por el tejado.
Podría ser una perfecta oportunidad para vengarme de todos ellos, no dejándolos entrar y dejar que los descubriesen, pero también me he dado cuenta a través de los años que soy demasiado noble, que aunque quisiera vengarme no lo puedo hacer. Me siento mal conmigo mismo.
Abro la ventana permitiéndoles que entren, ni siquiera me agradecen, sino que entran a toda prisa y apagan la luz. Me agacho cuando veo por la ventana la linterna del encargado. Se rinde de buscar al ver que no hay nadie y baja del tejado. Un sincronizado suspiro de alivio sale de la boca de los chicos y prenden la luz.
- ¡Te dije que era una estupidez tratar de escapar por el tejado! – grita un chico que no reconozco a otro que si se quién es. Ky hyun uno de los más antiguos de este lugar.
- ¡Idiota no vez que la salida por la cocina la sellaron desde el incidente pasado! – ky hyun le devuelve el grito empujándolo en el pecho con ambas manos.
- ¡Imbécil hay muchos otros lugares por donde podemos huir! – le empuja también gritando aun más fuerte.
Me siento en la cama sorprendido por los rudos que son entre ellos. Nunca me han gustado las peleas y creo que nunca me gustaran.
- ¿y tú que ves? – me escupe uno de ellos y alejo la mirada hacia otro lado.
- Mejor vámonos, ya me están dando nauseas estar aquí – dice jin el que había estado callado, con gran intención de ofenderme.
Justo cuando abren la puerta para largarse entran el encargado y el director del orfanato. El director es un señor de unos 50 años, alto, con ojos pequeños y cabello negro. Ha sido el director de esta institución desde que tengo memoria así que es una persona ya conocida para mí. Los tres chicos palidecieron de inmediato.
- No crean que no los vimos – dice con voz fuerte el director - ¿estaban tratando de escapar, eh?
Ky hyun empieza a tartamudear no sabiendo que decir para excusarse.
- ¡es culpa de jaejoong, él es quien tramo todo esto! – dice de repente jin señalándome con el dedo.
- ¿Qu...Que?- tartamudeo. ¿Tras de todo me estaban culpando? no podía ser posible.
- Si él fue quien ideo todo este plan de escapar, hasta sugirió hacerlo por la terraza.
El director dirige su mirada penetrante hacia mí. Yo había sido siempre el mas obediente de todos, siempre cumplía las ordenes de mis superiores, comía toda mi comida, limpiaba mi habitación y nunca me entrometía en problemas, el director no podría sospechar de mi. Pero al parecer toda mi anterior conducta fue un total desperdicio, ya que el director no me creyó cuando trate de explicarle, y termino dándome el mismo castigo que los demás. Hasta el director me odiaba.
Esa misma noche y las tres noches siguientes debíamos limpiar el jardín trasero, que estaba repleto de hojas secas debido al otoño, soportando el frio de la noche y el cansancio de nuestros cuerpos.
Con pesadez empecé a barrer las hojas del jardín tratando de acabar lo más pronto posible, aunque sea por esta noche.
- ¡Oye!- volteo hacia la persona que me grita y recibo un gran manojo de hojas justo en mi cara.
Los tres empiezan a reírse frenéticamente.
Vuelvo a barrer las hojas, tratando de no prestarles atención…
…pero es imposible hacerlo ya que siempre que limpio un lugar ellos lo vuelven a llenar de hojas solo para molestarme.
Ni siquiera hacen su trabajo, solo están aquí para atormentarme y burlarse en mi cara. En vez de ayudar lo empeoran, ¿Por qué son tan inmaduros? Y otra pregunta ¿Por qué soy tan estúpido como para haberlos ayudado? Por eso estoy aquí.
¿Por qué soy tan noble, débil, tímido y raro? A veces me odio tanto.
- ya me aburrí, jaejoong debería limpiar todo esto, ya que él fue el de la idea ¿verdad? – dice ky hyun mirándome desafiante, ya he visto esa mirada antes, sé que es mejor no desobedecer, si no quiero que me golpeen.
- Si- respondo débilmente, mientras ellos dejan caer sus escobas y entran por la cocina a la gran casa.
Caigo en el piso, llorando débilmente antes de empezar a barrer de nuevo.
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Creo que ya es medianoche o por lo menos estoy cerca a la medianoche. La única luz que veo es una que viene desde dentro de la casa, supongo que es la del gran salón y la de la luna y sus estrellas. Estoy agotado, mis piernas están encalambradas debido al frio. El ambiente es lúgubre y escalofriante, el viento choca contra la casa provocando un ruido espeluznante. La oscuridad y los animales que se escabullan a través de ella me asustan, ya quiero regresar.
Barro unas últimas hojas y me dispongo a entrar a la casa. No puedo más.
Entro a la casa, paso por el salón iluminado y oigo como la puerta principal se abre. Me detengo para ver quién entra ya que es raro que a estas horas de la noche alguien venga al orfanato. Es el director con dos encargados del orfanato y un joven que se ve de mi edad. Es alto y moreno, con cabello marrón medio largo y una mueca de fastidio impregnada en el rostro.
- ¿a dónde llevaron a mi hermana?- pregunta y una de las señoras encargadas le dice que la llevaron a otro orfanato exclusivamente para mujeres ya que este es solo para hombres.
- ¿Cuánto tiempo estaré aquí? – vuelve a preguntar.
- Cuando tu madre salga de la cárcel o cuando cumplas la mayoría de edad. Son las únicas dos maneras que podrás salir de aquí – responde el director.
El chico me voltea a mirar y yo me tenso. El director también me mira.
- jaejoong ¿ya terminaste tu castigo? – el director pregunta caminando hacia mí.
- s-si.
- ¿Qué?
- si señor- respondo más alto.
- bien, vuelve a tu habitación- me dice y yo salgo corriendo hacia ella- ¡espera! Lleva al joven a su habitación, 25- dice señalando al chico.
No digo nada y él se dirige a mí, lo ayudo a subir su pesada maleta por las escaleras.
Llegamos a su habitación y dejamos la maleta en el suelo.
- Gracias- me dice- mi nombre es Jung yunho, jaejoong- extiende su mano a modo de saludo, la aprieto y sonrió débilmente con la cabeza gacha.
Se mete a su habitación y yo vuelvo a la mía, con la maravillosa sensación de anhelar volver a mi cama desde hace mucho tiempo.
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Por la mañana me levanto gracias al escandaloso sonido de la campana llamando a desayunar. Normalmente me despierto por mí mismo, entre las 6 y 7 de la mañana, pero ya que trasnoche la noche anterior, el sueño había podido conmigo.
Bañado y vestido bajo al gran comedor, donde encuentro al chico de la noche anterior, yunho, desayunando con una cantidad de chicos alrededor de el. Parece sociable ya que no para de hablar y las personas alrededor de el parecen estar muy interesados en lo que dice.
“seguro se convertirá en uno de ellos” pienso mientras cojo mi desayuno y me dirijo a una de las mesas vacías.
En un momento dado elevo mi mirada hacia su mesa y él me observa, desviando su mirada cuando ve que lo estoy mirando. También la desvió hacia mi taza.
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En tan solo unas pocas horas el chico nuevo había logrado lo que yo no he logrado en toda una vida: Hacer amigos con los chicos que viven acá. Después del desayuno, fueron todos a jugar una partida de futbol y luego una de basketbol. El parecía ser muy bueno en ambos deportes porque todos querían tenerlo en su equipo. Su habilidad para el habla también era magnifica, ya que todos se reían con sus bromas y comentaban sus temas, y eso que solo llevaba aquí medio día. Se notaba que tenía total confianza y comodidad tratar con un poco de desconocidos. Me gustaría contar con esa misma seguridad pero desafortunadamente no la poseo.
Me siento en una banca en el patio, sosteniendo el libro de filosofía que estaba leyendo el día anterior. Un poco de aire fresco me sentaría bien, no quiero estar de nuevo en esa oscura y lúgubre biblioteca.
Al pasar unos minutos veo que no fue una buena idea del todo debido a que los gritos y ruidos del patio no me dejan concentrarme en la lectura. El libro ya era de por si complicado de entender, era aun más complicado comprenderlo con todas esas distracciones de afuera.
- ¡haremos dos grupos, uno aquí y el otro aquí!- grita yunho a todos los chicos que se encuentran jugando.
Ahora ya estaba dando órdenes y lo peor es que le obedecían. Definitivamente quiero ser como él.
Comenzó de nuevo el juego y yo me concentro más en este que en mi propio libro. Jamás me había pasado algo así. Suspiro pesadamente ver a todos ellos divirtiéndose, jugando y gritando. Me pregunto por qué no fui así, ¿fue porque mis padres me abandonaron? Mmm…no….no lo creo, a muchos de acá también los han abandonado y son perfectamente normales ¿Por qué solo yo?
Alejando esos pensamientos tristes de mi mente, me dispongo a leer de nuevo el libro, proponiéndome a terminarlo de una vez por todas. Solo me faltan unas 50 páginas.
- ¡Hey cerebrito! – Me grita ky hyun y corre acercándose a la banca – ¿recogiste todas las hojas de ayer? – enfatiza las palabras tratándome como estúpido.
- sí.
- Ahh buen muchacho – se me sienta al lado – porque hoy tendrás que hacerlo de nuevo.
Volteo en su dirección, con los ojos abiertos no creyendo lo que quiere decir ¿Qué acaso no tiene vergüenza?
- ¿no quieres o qué?
- no – esa negación sale de mi boca por sí sola.
- ¿Qué dijiste?
Me muerdo los labios. No quiero contradecirlo pero tampoco quiero ceder.
- Dime – me presiona.
- Es que yo…
- ¿Es que tu…?
- También es su castigo – trato de decirlo de la manera más pasiva que se me ocurre.
Eleva el rostro y suspira mirándome unos segundos.
- Pues mira mocoso – me arrebata el libro de mis manos, y yo grito al ver lo que está a punto de hacer. Se pueden meter conmigo pero nunca con mis libros. Jamás.
Todos los presenten voltean a vernos al ver lo que está sucediendo.
- Acá tú no eres nadie y nunca lo serás, así que es mejor que obedezcas o si no te ira muy mal ¿entendido?
Luego de su amenaza, tira mi libro a un charco, mojándolo y dañándolo por completo. Sus amigotes se ríen a carcajadas y otros chicos tan solo se quedan mirando. Eso es lo único que hacen. No todos me molestan, pero esos que no me molestan tan solo se quedan mirando, sin defenderme o ayudarme, así que su presencia da igual.
Ky hyun se aleja y todos retoman el partido, como si nada hubiera pasado. Yo tan solo recojo el libro empapado del charco, viendo las hojas destrozadas y la tinta corrida. Era el último libro que quedaba en la biblioteca, ya no tengo nada más que leer.
Me siento totalmente desolado, destruido y pisoteado….de nuevo ¿Qué acaso nunca dejare de sentirme así?
Con el libro en mis manos, me dirijo a mi habitación, con ganas de encerrarme ahi y no querer salir por el resto del día.
pobre de jae pero por que se deja que lo humillen cada que quieren debería de agarrar valor y darles su merecido y yunho por que no lo ayuda o le habla lo dejo solo también claro pues apenas lo conoce pero si es tan sociable con todos de vería de hablar con ellos para que lo dejen de molestar si el no se mete con nadie que lo dejen en paz que no es el único chico en esa escuela si hay tantos nomas la traen con el total que molesten a otros
ResponderEliminarWaa q bonito nescesitaba algo q m ayude solo x no leer ir al cine m dejan haciendo arroz con leche???? No tengo idea de como se hace pero ahora m envontre con tu historia y a lebantado mi animo ooooo q bonita. Esta ppbre jae solo matalos con tu mirada y wiiii q lindo q yunhi a llegado.porque el lo ayudara verdad? M voy al siguiente capi y a hacer dicho postre .......yeoby
ResponderEliminarMe gustó mucho. Quize llorar en algunas partes. Ya anhelaba la aparición de Yunho.
ResponderEliminarMe gusta como narras desde el punto de vista de Jaejoong y como Yunho se ha vuelto lider de ellos.
Parece que puede que JJ cambie poco a pocco y se defiensa maa gracias a Yunho.
Espero la actu con ansias.
Graciaa por escribir :3