“Los celos”
- No aún no… dijo “amar”. – Junsu interrumpiendo, como siempre.
- Casi lo mismo.
- No entiendo como Jaejoong podía comportarse tan bien con él, luego de que lo haya lastimado tanto.
- Eso es obvio Junsu, Jaejoong siempre se sintió atraído por Yunho y Yunho siempre estuvo enamorado de él.
- ¿Por qué dices eso Yoochun?
- Vamos señor…Jaejoong jamás mostró repulsión a la hora de estar con él, simplemente le molestó que no le respondiera que él era especial o que lo tratase diferente... Y en cuanto a Yunho, no hace falta explicar mucho… lo describe casi como si fuese una persona perfecta… un ángel. Yo veo a una bestia completamente a la merced de su domador.
- Que inteligente eres muchacho… pero a Yunho le costó mucho darse cuenta de eso…
15 días habían pasado desde la última vez que Jaejoong vió a Yunho caminar por el castillo. Estaba algo así como desaparecido, y nadie quería tampoco hablar sobre el tema. Aunque sí, se cansó de preguntarle a Taemin que siempre respondía lo mismo: “¿Por qué preguntas? ¿Enserio te importa? Realmente no entiendo que clase de mente tienes… eres masoquista”.
La realidad es que él tampoco sabía por qué preguntaba.
Mientras Yunho no se encontraba, el tenía absoluta libertad… dormía a cualquier hora, comía cuando tenía ganas y en el lugar que el mismo eligiese…no tenía necesidad de tener relaciones si no quería, no escuchaba gritos, ni ordenes, ni amenazas…
Esas amenazas que tanto le dolían.
Le dolían por el simple echo de que el Conde le había demostrado de lo que era capaz con tal de hacerse respetar.
Sabía que los típicos castigos no funcionaban con una persona tan fría como él, por eso optó por buscar su punto débil y si que lo había encontrado el día en que se discutieron en su habitación y descubrió su afinidad por los animales… en especial los pájaros.
Jaejoong había tenido compañía cuando era pequeño… entre tanta guerra y sufrimiento en la familia que le tocó vivir. Un perro y un pájaro… que se asemejaba a un loro pero no llegaba a hablar.
Tuvo como un retroceso al día en que ambas mascotas fueron asesinadas frente a sus ojos por unos soldados japoneses… solo por diversión y él… no había podido hacer nada.
Si tanto miedo tenía… ¿Por qué simplemente no se escapaba?
Esa era la pregunta de los otros sirvientes, Minho, Key, Jonghyun y Onew… que se encontraban realizando las tareas diarias… como siempre, mientras él se mantenía sentado entre los arbustos, pensando…
Changmin llegó desesperado interrumpiendo la tranquilidad del castillo.
“Noticias noticias, Taemin, llama a la Sra.Condesa… llámalos a todos…”
¿Condesa? Acaso hablaban de… ¿La esposa de Yunho?
“El frente no logró penetrar la defensa coreana… el Conde fue herido y hemos perdido muchos hombres. Volverá de improvisto en cuanto podamos conseguir carruaje… será mejor que estén listos”
La cara de horror se implantó en Jonghyun, que simplemente miró a sus compañeros y dio unas cuantas órdenes. Se quedó a solas con Changmin, esperaba algo más de información.
“Realmente son bendecidos de estar aquí dentro, el país es un completo campo de batalla… ya no hay lugar para nada, ni mucho menos solidaridad. Ni los hospitales e incluso las iglesias… no se que buscan, pero las perdidas humanas son infinitas. Los soldados heridos… las familias destruidas, las mujeres secuestradas para la trata, los niños huérfanos, cada espacio aquí es de nadie”.
Tal vez Jaejoong entendió en ese momento porque aún no se había escapado.
Simplemente, no tenía a donde ir.
Su familia completamente destruida… trabajando en un burdel que lo hacía formar parte de una barbarie… sin poder incluso quitarse la vida debido a esa tonta promesa, el no saber nada de la vida de sus hermanas que aún, seguían prisioneras… un país que estaba siendo reducido a cenizas y una forma de latir extraña de su corazón que le hacía temblar el cuerpo cuando se imaginaba lejos de este castillo.
De repente incluso, necesitaba saber por la salud del Conde.
Al cabo de horas, Yunho llegó escoltado por muchísimos soldados e incluso campesinos preocupados por su salud.
Después de todo, su maldad, su rudeza y su historia habían echo que sus tierras se salvasen del horror de la guerra.
El lugar se volvió un completo descontrol y Changmin se preocupó por la presencia del rubio.
Hace ya unos meses corría el rumor de que el Conde estaba enamorado y que escondía en su castillo a una de las criaturas más hermosas que habían pisado Japón, y no solo eso… era de otra nacionalidad, de la opuesta.
El orgullo de la Condesa fue herido, los generales coreanos sabían que si eso era cierto, podrían llegar a obtener beneficios, sus más profundos enemigos conocían hoy, un punto débil del famoso “Conde de la Muerte”.
¿Era el momento para explicar quién era Jaejoong? ¿Qué hacía ahí? ¿Desde cuando convivía con ellos? ¿Qué relación se establecía entre él y Yunho?
No, definitivamente no… pero hay veces que no pueden evitarse esas preguntas.
El moreno esperaba para ser llevado a su habitación junto a muchas enfermeras que deberían curarlo, sentado en los amplios sillones… mientras tanto junto a él en el salón principal, los generales y los soldados de alto rango también esperaban por alguna noticia.
Todo iba bien, hasta que… Jaejoong entró en la sala desde el parque trasero.
No lo dudó ni un momento, pasó caminando prepotentemente entre todos los hombres allí dentro. Si había algo que aún conservaba era esa arrogancia de saber que todos debían moverse de su camino solo por reflejo, sabía que era perfecto, casi un rey… pero de los miserables.
Cautivó todas las miradas, incluso la de Changmin que se maldecía a sí mismo por no haberlo sacado de ahí adentro. Yunho alzó la mirada y lo observó… aún con la mano en la herida, tenía un corte bastante profundo en el sector derecho del estómago.
Le molestó que todos lo miraran, le molestó incluso que pudieran llegar a tener pensamientos sucios con él… por que sí, había algo que todos sabían… Jaejoong no era un hombre normal, no era alguien posible de ignorar.
- Arriba Jaejoong… - le dijo el moreno de golpe, sin siquiera preguntarle como estaba ni dejarle preguntar… a pesar de que hace tiempo no se veían. - ¡Arriba!
- ¿Estás bien? ¿Incluso para dar ordenes?
- Sí, lo estoy, pero ve arriba.
- ¿Por qué? No eh hecho nada malo… - Y cada vez se mostraba más incómodo… es que, por cada segundo que el rubio pasaba ahí dentro, el se ponía un poco más nervioso y enojado, y… no sabía porqué. - ¿No quieres presentarme con ellos? – señaló divertidamente a todos los soldados ahí dentro, que lo miraban sorprendido, sin saber como se atrevía a hablarle así al Conde.
- Oiga, Conde, es su compra proveniente desde Corea… ¿Verdad? Podría compartirlo…o si quiere, ¡podríamos pagar también! – se metió de golpe uno de los soldados, haciendo que la cara de Yunho se transforme y que comenzara a moverse en el sillón.
- Podría hacernos el favor… es realmente hermoso, incluso más de lo que dicen…
Jaejoong le sonrío a los hombres, seguida de una expresión de asco que no pudo evitar… y se dirigió al mismo lugar donde el moreno se encontraba ardiendo en furia, pero sin demostrarlo de algún modo en su rostro… después de todo, era el “Conde la Muerte”, nada lo hacía titubear.
Pero alguien lo detuvo y lo sujetó fuertemente del brazo, obligándole a voltear para mirarlo firme a los ojos, fue él… el Gral. Typhoon.
- Dime tu nombre.
- Ja…Jaejoong… señor…
Eso fue suficiente para que Yunho perdiera la paciencia.
Nadie debía tocarlo, nadie debía intimidarlo así, nadie tenía derecho a oírlo decir su nombre… y menos enfrente suyo.
¿Señor? Le había dicho… ¿Señor?
Eso lo enfurecía aún más, ya que había pasado horas discutiendo con el rubio exigiéndole respeto… pero él, simplemente se negaba.
- ¡Suficiente! ¡Llévalo arriba Changmin! – El morocho salió corriendo a cumplir las ordenes, mientras que todos se quedaron callados y esperaron por las próximas palabras del Conde – ¡Me esperas arriba!
- Un momento Yunho, el no tiene la culpa… - defendió Typhoon sin pensarlo, era la única persona ahí con un título a su altura, y aunque no solían estar en desacuerdo, esta vez lo estaban.
- Mejor no vuelvas a tocarlo sin mi permiso, solo eso voy a decirte.
- Un momento, es solo tu sirviente… y a mí me interesa, ¿donde quedó eso de…favor por favor? Ya has estado con algunos de los míos.
- No es un simple sirviente. Toma lo que quieras de aquí, pero a él, no vuelves a tocarlo. – la mano del moreno se dirigió al brazo del General, que arqueó una ceja y comenzó a tener curiosidad sobre quién era realmente Jaejoong.
- Estás siendo injusto Yunho… tan preciosa piedra encerrada aquí dentro… soportando tus gritos… ¿Crees que es justo?
- Mejor será que todos se vayan…. ¡Ahora!
Todos los soldados allí presentes se retiraron… Changmin regresó y Typhoon se dedicó a hablar por última vez…
- Habían dicho que no había situación que lograra preocuparte Yunho Jung… esto realmente no es bueno para ti…- una mirada fría y un tono soberbio que no hizo flaquear el rostro del Conde, que ya había retomado su postura habitual – Es tu amante ¿verdad? ¿Te ha enamorado? No me sorprendería en absoluto… es el hombre más hermoso que eh visto… tal vez podríamos…
- Tal vez sería mejor que te marches. – interrumpió Yunho sin dejarle terminar de hablar mientras sujetaba aún más fuerte su brazo… - Olvídate de su existencia…
- Eso no será fácil…
- Será casi tan fácil como matar al General de mi propio ejército… ¿Sabes?
Typhoon se alejó liberándose de su amarre, completamente sorprendido.
Es que, por primera vez, había conocido esa mirada profunda del Conde.
Si realmente se había enamorado de un sirviente, eso significaría la existencia de un punto débil en una persona que a veces no parecía real.
Y que misterioso sería que ese punto débil sea nada más ni nada menos que ese chico…
ooooooooooooooooooooooooooooh encontraron el punto débil de yunho y todo por sus celos que no podía disimular ahora haber si no lo lastiman por proteger a jae o lo chantajean espero que no y todo este bien
ResponderEliminarEsto no me da buena espina (@.@) esos celos me los ponen en riesgo(¡.¡) Pero me encanta que sean mutuamente su taloncito de Aquilos porque hay amoooor amoor y muchoooo¡¡¡¡ Jajaja Chunnie hahah mi ratón hermoso si yo fuera la novia estaría encantada de oirlo curiosear y decir todo cuanto se le venga en gana jaja.
ResponderEliminar