Blind cap 4

“Se supone que debo decir ‘Buenas noches‘?” Replicó. Al Sr. Kim le gustaba levantarse temprano, pero eso no significaba que a Yoochun también le gustara.


Yoochun no podía entender porque todavía no había sido despedido.

Caminó hasta la cocina para hacer el desayuno, pero cuando el Sr. Kim cambió a otro canal de noticias volvió a la sala.

Sintió como su boca se secaba y se le hacía un nudo en la garganta. Incapaz de hablar, sólo pudo correr para agarrar el mando cuando el Sr. Kim lo levantó de nuevo para cambiar de canal.

Mr. Kim se negó a soltar el mando, usando su otra mano intentando apartar las insistentes manos de Yoochun para defender su propiedad.

“¿Qué demonios estás haciendo?”

“No cambies el canal,” Yoochun consiguió decir.

“¿Con quién crees que estás hablando?”

Yoochun usó más fuerza y robó el mando de las manos de su jefe devolviendo su atención a la TV. Estaban hablando sobre un hombre que había sido metido en la cárcel por maltrato de niños. Mostraban algunas de las heridas que les había hecho a los niños y a su madre.

Yoochun sintió como su estómago se removía. Estaba demasiado absorto para ver el gesto inconsciente del Sr. Kim; estaba sólo sentado allí con las manos levantadas y la cabeza gacha, esperando estar mirando a sus propias manos.

El hombre sentado en el sofá alzó su cabeza en shock cuando Yoochun soltó el mando y corrió a la habitación de invitados. La puerta dio un golpe fuerte y apenas pudo escuchar el grito del Sr. Kim “¿Qué hay de malo en tu cerebro?”

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Esa noche, Yoochun prácticamente ignoró al Sr. Kim. No hizo ninguna tarea del hogar, excepto cocinar y dejarlo todo en su sitio habitual.

Se fue a la cama temprano, pero no se durmió hasta las dos. A las tres de la mañana, Yoochun se despertó chillando. Estaba bañado en sudor y al mismo tiempo, tenía mucho frío. Las memorias estaban de vuelta persiguiéndole.

Volvían a mostrarse en su mente al tiempo que él inconscientemente levantaba su mano para tocar la cicatriz de su mejilla izquierda.

De repente, escuchó unos pasos torpes y un montón de golpes. La puerta de la habitación de invitados se medio abrió (Yoochun no la había bloqueado por si había alguna emergencia) y después de dos largos pasos más el Sr. Kim entró dentro de la habitación y aterrizando de cara contra la cama.

Yoochun lo observó con la boca abierta mientras que el Sr. Kim se levantaba sentándose en la cama. Era obvio que estaba avergonzado, pero aún así intentó con mucho esfuerzo parecer suave

“¿Estoy en la habitación correcta?”

“Uh… Sí.”

“Bien, que suerte supongo. Eras tú quien chillaba como un cerdo al que van a matar?”

Yoochun rodó sus ojos a como dé insensible era el chico. “Sí, ahora fuera de mi cama.”

“¿Por qué chillabas como una niña?”

“NO estaba chillando como una niña! Ahora fuera de mi habitación!”

“Esas no son maneras de tratar a un hombre ciego,” frunció el ceño. Yoochun insultarle, pero se dio cuenta de que por una vez, estaba BROMEANDO sobre su discapacidad. No estaba sonriendo; pero esta era la prueba de que comenzaba a ‘mirar el lado bueno de las cosas’.

“Vale, te ayudaré a volver a tu habitación.”

En vez de levantarse, el Sr. Kim encontró el camino al rededor de la cama y se subió a la parte de arriba. Yoochun se apartó lejos cuando el Sr. Kim tocó su pie (que estaba bajo las sábanas). El hombre ciego había conseguido ocupar un lado de la cama.

“Ahora, planeo quedarme aquí hasta que me digas porque estabas chillando como una niña”

“Soy un cuidador, no un esclavo. Tengo mis normas.”

“Entonces buenas noches,” cogió una almohada y se tumbó para dormir.

“Sr. Kim!” Exclamó Yoochun.

“ESO fue definitivamente un grito de chica,” murmuró con voz soñolienta. “¿Estás seguro de que realmente no eres una chica disfrazada?”

Yoochun frunció el ceño y supo que no iba a conseguir dormir nada esa noche (¿O era ese día?) “Vale, te lo contaré!”

“Vale,” El otro hombre volvió a sentarse.

“Sabes esa parte de las noticias que vi esta mañana, ¿la parte donde no te he dejado cambiar el canal?”

“Algo sobre maltrato de niños,” recordó el Sr. Kim.

“Si…”

Cuando Yoochun no dijo nada más, todo pareció claro. “Quieres decir...”

“Sí…”

“Lo siento” Murmuró el hombre del pijama con clase.

Yoochun bajó la mirada a su propio pijama de Hamtaro y suspiró. No quería compasión. Quería cambiar de tema. “Pensé que nunca decías ‘Lo siento’”.

“No intentes cambiar de tema.”

Yoochun suspiró de nuevo. “Mi padre era un maltratador. Siempre se emborrachaba y pegaba a mi madre, a mi hermano y a mí sin razón. Mi hermano tenía siete años. Mi madre siempre intentó protegernos. Cuando ya había perdido todas nuestras pertenencias jugando, planeó... vendernos a mi hermano y a mí en el mercado ilegal. Yo... Hice algo que arruinó sus planos y me pegó hasta que casi morí. Mi madre no podía ponerse en pie por lo que me forzó a coger a mi hermano y huir”.

Su voz se quebró con las memorias que inundaban su mente, pero aguantó las lágrimas. No se permitiría a si mismo llorar.

“Lo recuerdo. Tomé su mano y corrí y corrí. No dejé que mirara hacia atrás pero yo sí que miré hacia atrás una vez para ver a mi madre suplicando a los pies de ese cabrón. Él la pegaba y todo lo que ella hacía era gritarnos que corriéramos. Yo... Corrí hasta un orfanato. Me preguntaron cosas pero estaba demasiado asustado para hablar. Sólo les pedí un lugar donde dormir.”

Yoochun estaba demasiado atrapado en el dolor para darse cuenta de que el Sr. Kim se había situado más cerca usando su temblorosa voz como guía.

“Recuerdo esa noche; cuando hube escondido a mi hermano allí, volví a salir. Tenía que encontrar a mi madre y convencerla de que huyese con nosotros.

“¿Cuantos... Años tenías?”

“Diez, pero estaba bien. No me importó comenzar a trabajar. Vivíamos en una mala zona donde siempre se rompía la ley, pero estaba bien. Era fácil encontrar a alguien que contratase a un niño de mi edad para pagarle por debajo del salario establecido.”

“Tu…Convenciste a tu madre?”

Yoochun dejó escapar una risa amarga. “Como he dicho, era una mala zona. Las autoridades se preocupaban del dinero y las relaciones. Un amigo de mi padre era policía y le hizo un favor a su ‘compañero de juegos’. Cuando volví esa noche, lo vi golpeándola de nuevo. Peleé.”


“Tenías diez años,” Susurró en Sr. Kim susurró acercándose más.

Yoochun cerró los ojos y dejó caer la cabeza contra la pared. “Aún así peleé. Me arrastró por ahí, me rompió algunas costillas, tosía sangre. Entonces... Entonces ocurrió. Cogió un candelabro. Éramos demasiado pobres como para pagar la electricidad. Tiró el candelabro y la pequeña casa se incendió.”

La mano del Sr. Kim encontró el brazo de Yoochun y buscó el camino para rodear con su brazo lentamente los hombros del hombre delgado.

“Está bien.”

Yoochun sintió ese familiar frío sobre su piel. Era ese tipo de frialdad que dolía. Todo su cuerpo comenzó a temblar.

Rápidamente se secó la pequeña humedad de sus ojos. Nada de lágrimas. No más lágrimas.

“No, no estaba bien. La casa estaba incendiada y todo lo que ese cabrón hizo fue seguir pegándonos! Intenté sacar a mi madre fuera de la casa, fuera del fuego. Cuando ese borracho se daba cuenta de que el fuego era un problema serio, nos metió en un armario e intentó encerrarnos dentro!”

La voz de Yoochun se alzaba a medida que el dolor era sustituido por el enfado. Por lo menos, encontró confort en ese brazo que estaba rodeando sus hombros...

…Un brazo sobre sus hombros…

Definitivamente no su propio brazo.

Sin pensárselo dos veces, Yoochun apartó al Sr. Kim lejos y el otro hombre casi se cayó de la cama.

“¿Qué demonios fue eso?” Exclamó, su cabeza girándose para encontrar la voz de Yoochun.

“Eso fue por poner tu brazo a mi alrededor!” Yoochun replicó, frotándose el hombro como si quisiera sacarse los piojos o eliminar un hormigueo contagioso que hizo que su corazón latiera más rápido.

“Esto no tiene sentido. Deberías estarme agradecido por confortarte.”

“Tú fuiste quien me obligó a recordar el pasado. Ahora tienes lo que querías. Encuentra el camino para volver a tu habitación.”

El Sr. Kim abrió su boca para hablar y Yoochun se preguntó si quería indicar que la historia no estaba terminada. Pero su jefe fue lo suficiente amable para no preguntar más, entendiendo que los recuerdos dolían

“¿Cómo te sientes?”Preguntó de repente, cogiendo a Yoochun fuera de guardia.

“Uh…bien?” Estaba inseguro de la respuesta.

“Bien,” Mr. Kim habló con satisfacción mientras salía cuidadosamente de la cama, inseguro sobre el lado donde se encontraba. “¿Me giro a la derecha o a la izquierda?”

“Si te giras a la derecha caminaras hacia la ventana y con un poco de suerte caerás.”


“Que amable,” Replicó sarcásticamente mientras extendía los dos brazos girándose hacía la izquierda.

Yoochun se quedó en la esquina de la cama hasta que el Sr. Kim estaba a punto de salir de la habitación. “Espera.”

“¿Qué?”

“He contestado tu pregunta. Creo que tú me debes también una explicación.”

“‘Piensas’ mal. No acato ordenes de nadie y no tengo que explicarle nada a nadie”

Yoochun ignoró esa sentencia. “¿Cómo has encontrado el camino desde la habitación principal hasta esta habitación?”

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