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Eslabones cap 18

THE ONE

*****
Seúl, Corea
Distrito Dongjak-Gu


Cassandra bajó de su auto con arma en mano, se acercó hasta el otro automóvil donde Junsu y otro chico se encontraban aún sufriendo ese dolor que generaba espasmos en sus cuerpos, sacándoles esos gritos lastimeros que en vano parecían tratar de controlar... y sonrió victoriosa al ver que toda gente alrededor estaba demasiado ocupada por su propia seguridad ante esa repentina movilización policíaca que en realidad nada le importaba... salvo dar muerte a ése quien fuera culpable de la muerte de su adorado padre... y sí, aquélla era ya una obsesión por cobrar venganza... solo quería... quería que desapareciera de la faz de la tierra ése chico que había seguido con su vida como si nada hubiese pasado... cuando le había arrebatado tal vez la única persona en el mundo que se había preocupado realmente por ella...

Y caminó hasta ese auto quedando a poco menos de un metro, pero apenas levantó su mano armada, algo la empujó hacia atrás con fuerza... pero nada había alrededor... y enfocó su mirada tratando de comprender lo que había pasado... se levantó sintiendo cómo la herida en su vientre dolía un poco más, pero totalmente decidida a hacer hasta lo imposible por cumplir la única razón que había mantenido en sus días desde aquél miserable día en que supo de la muerte de su padre...

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JunHo se levantó de entre esos escombros que la explosión que él mismo provocara hace unos instantes dejara por consecuencia... y buscó de inmediato a su adversario, pero no alcanzaba a percibir más que escombros a todo su alrededor, se levantó con algo de pesadez, había sido realmente poderosa la descarga cinética, y se sentía también algo aturdido y atontado por la misma… caminó tambaleándose entre los añicos de los materiales que estaban regados por doquier. Ahora solo le interesaba dar con ese mentado Cristal que se había convertido en centro del problema… de lo que tenía a su gemelo sufriendo y que le mantenía encadenado a un destino fatal que no podía permitir se cumpliese.

Pero viendo la destrucción que había causado, se preguntaba si no había sido demasiado impulsivo de su parte aquello, ya que en el estallido, muchas de las cámaras de seguridad se habían dañado considerablemente, incluso destruyéndose por completo. Buscó la llave que de hecho, Cassandra le diera hace días, y que había escondido hace minutos en su pantalón; ahí estaba, intacta e incluso brillando con un matiz plateado que propagó un peculiar calor por todo su cuerpo al tocarla…

Aquélla llave… aquélla llave era por sí misma… el Cristal de Luz…

Pudo comprobarlo cuando un resplandor cegador cubrió la llave y tomó otra figura cambiando su tamaño y densidad… entonces, todo lo demás acerca de la caja de seguridad, todas esas otras dificultades, todas esas otras cosas por las que tuvieran que pasar hasta llegar ahí, todo lo que el propio Zodíaco Púrpura había creído hasta el momento… todo aquello… ¿qué había sido? ¿Acaso una prueba, una trampa?

Y porqué… ¿porqué justo en ése momento el Cristal de Luz se revelaba?

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Yoochun no podría asegurar que estaba comprendiendo del todo lo que estaba sucediendo, aún no entendía con claridad esa casi absurda guerra de poderes que se estaba desatando entre metamorfos y personas normales, todavía tenía muchas preguntas por hacer y pocas las oportunidades y los sujetos a quienes cuestionar. Incluso… incluso sentía que gente en la ONU había estado al tanto de todo aquello y le habían dejado un tanto a su suerte para hacer el trabajo sucio como siempre, no era tampoco que dudara de las acciones que le habían encomendado hacer, a pesar de las circunstancias, estaba seguro de que el Gral. Smith y su amiga Cameron habían hecho también lo correcto… lo que habían deducido era mejor para la humanidad entera…

Dejó de lado a todos esos guardias y oficiales del Edificio, muchos de los cuales habían caído rendidos por el estruendo de la explosión, o por los golpes que él mismo les propinara antes… ahora solo se preocupó por salir del lugar, porque recordaba bien que su novio estaba solo en el automóvil, aunque protegido por una barrera de ChangMin, sabía que no debía fiarse de nada…

Que Todo podía pasar…

Y salió con un rifle en mano, habiéndoselo quitado en el camino a uno de los noqueados que se encontraban en el suelo, y que seguro había sido alcanzado por algún ataque de esos que se suceden entre ChangMin y Jin Ho. Siente incluso ráfagas de viento rozar su rostro y alborotar un poco más sus mechones azabaches, o hasta rasgar sus ropas, tal vez incluso hasta herirlo con ligereza. Pero no se detuvo, tenía su propio objetivo claro, y vislumbró a través de esos ventanales de los que solo queda la estructura pues los cristales han sido destruidos en mil pedazos que también permanecen regados por ahí, a varios sujetos que una y otra vez disparan o lanzan algún tipo de ataque contra su automóvil, notando cómo parecen chocar contra esa barrera invisible que ChangMin pusiera antes, pero dándose cuenta también de que cada nueva embestida parece más cerca de tocar el auto, lo que solo puede significar que se va debilitando.

Y levantó el rifle con seguridad, acomodándolo contra su hombro, afinando la mira, tirando del gatillo con serenidad una, dos, tres, las veces necesarias mientras va derribando fríamente uno a uno a todos esos sujetos que también parecen dispuestos a morir con tal de conseguir su propia meta. Pero el pelinegro no tiene en mente rendirse, puede ver el sufrimiento de su novio y algo en su interior ruge con furia dándole valor y puntería perfecta, y esas agallas que ya sabe tenía pero que parecen más inquebrantables que nunca.

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ChangMin puede sentir el poder del Cristal de Luz, como también lo presiente Jin Ho; y es entonces que su combate cuerpo a cuerpo se vuelve más intenso, pues ambos intentan llegar hasta JunHo, pero como ninguno está dispuesto a permitir que el otro llegue primero, la fiereza de sus ataques hace que el propio Edificio se cimbre a tal punto que la gente kilómetros a la redonda puede sentir los movimientos que se asemejan a un sismo, pero que peculiarmente se encuentran concentrados en el Edificio.

Y Alexia sonríe con algo de maldad y triunfo al notar el caos que tan rápidamente se ha expandido por la ciudad, sabiendo que como Seúl, las principales ciudades del mundo se encuentran en las mismas circunstancias. Todo ese poder y las influencias que era capaz de comandar estaban dando los resultados esperados, podía saborear la victoria del Zodíaco Púrpura como si fuera ya un hecho innegable.

Pero no tomaba en cuenta que estaba menospreciando las capacidades de los metamorfos que aún creían en la ideología de ZION y que se encontraban desestabilizando lentamente todas sus fuerzas. Como tampoco tomaba con la seriedad debida el poder de la ONU y otras organizaciones como la CIA o la INTERPOL, quienes desde sus centros de operaciones hacían lo posible por contener lo que el Zodíaco Púrpura había desatado.

La guerra había iniciado, pero era apenas la punta del iceberg, y justamente lo que se quería evitar era el desastre del caos de su verdadero poder de destrucción. Fuerzas del bien y el mal se movilizaron de lado a lado en el planeta, las calles se habían vuelto más inseguras y peligrosas de lo que ya eran considerados en algunas ciudades metrópoli; y aquellas de poblados más tranquilos comenzaban a conocer el lado oscuro del sol.

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ChangMin atacó una vez más a Jin Ho, lanzando contra su adversario una ráfaga de viento con la fuerza de un tornado que sucumbió ante la acometida del chino con un simple movimiento que al morocho le recordó la filosofía marcial del Tai Chi. Y pensó entonces que si se desconcentraba aunque fuera por un segunda, llevaría esa batalla a un final desfavorable para él, así que trató fuerte de concentrarse en esas ondas de energía que circulan por su cuerpo y parecen mandar impulsos nerviosos por cada célula de su cuerpo, recordándole de entre vestigios de un poder paranormal, que él también posee una memoria milenaria que le puede dar algunas ventajas en ése momento.

Pero era casi imposible no volver su vista a los cuatro puntos cardinales, dándose cuenta de los efectos que su encuentro contra Jin Ho estaba dejando, como la intervención de todos sus fieles seguidores que con la irreverencia de la ambición, le estaban complicando un poco más las cosas. Sabía bien que aquella era una guerra difícil y lejos de ser lo que pudiera verse en una película de acción o fantasía, que a pesar de todo, aquella era una escena de la vida real, y que los gritos de terror, como los disparos y hasta explosiones que podía escuchar incluso a través de la distancia a lo ancho del planeta, eran la viva expresión de lo mal que se podían poner las cosas si tan solo cometía un error y fallaba en su misión de derrotar a Jin Ho y hacerse del Cristal de Luz para bien de la humanidad.

Más estaba también esa otra parte de su realidad que le tenía preocupado y distraído, porque no podía dejar de mirar hacia el lugar donde estaba aún intacto el auto donde dejara antes a Kregh junto con Junsu y DongHae, como no podía evitar darse cuenta de la cantidad de ataques que estaba recibiendo y él sin poder hacer más que concentrarse y mantener el campo de protección a su alrededor…

- mientras más te preocupes, más menguará la seguridad que intentas brindarles… - la voz del chino le hizo volver su vista hacia el único punto que sabe debería ser su centro de atención, notando en labios del hombre esa sonrisa burlona que hiciera sus puños cerrarse con fuerza y su estabilidad emocional balancearse peligrosamente… - es el error que sé te costara la victoria que buscas, porque eres tanto más humano que tus predecesores…

- lo ves como una debilidad, yo como la oportunidad de demostrarte lo equivocado que estás… - el menor se lanzó nuevamente contra su oponente, levitando hacia su objetivo con la velocidad del sonido y la agilidad de un cazador salvaje…

Kirsten se lo había dicho una vez, no se puede ver más allá de lo que aún no se ha decidido… y aunque ChangMin estaba seguro de que tenía claro proteger a la humanidad, como Jin Ho de tomar control de sus poderes, ni uno ni otro había decidido aún lo que estaban dispuestos a sacrificar de sí mismos con tal de obtener lo que se han planteado. Porque aunque ambos quisieran al Cristal de Luz por la humanidad, uno para protegerla, otro para volverla sus títeres; ninguno conocía los límites de sus deseos.

Eran a fin de cuentas, simples humanos movidos por sus más primitivos instintos de poder y supervivencia. Porque si bien ChangMin tenía en claro salvaguardar la vida en el planeta, no sabía si sería capaz de renunciar a Kregh si éste se encontraba en el medio de su objetivo. Como Jin Ho no podía asegurar renunciar a algo en su persona pues era lo que más le interesaba, él podía renunciar a la existencia de cualquier otro, de su sobrino incluso, pero nunca nada de sí mismo…

Y ambos parecieron recordar de pronto, que el Cristal de Luz exigía un sacrificio a cambio de sus dones… sabían, que JunHo convertido en el canal del Cristal, les arrebataría lo más sagrado que ocultaran en lo más profundo de sus pensamientos, lo que avivara el calor de sus almas…

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Yunho y Jaejoong habían arribado finalmente a Seúl, pero la movilización por toda la ciudad les impedía ser más veloces en apresurarse a llegar hasta ChangMin y los demás. Sabían que las cosas en donde estuvieran debían pintar mucho peor de lo que lucían por esas calles que parecían haberse convertido en plenaria de violencia.

- debemos llegar sí o sí hasta donde está ChangMin… - el moreno tomó una motocicleta “prestada” de un sujeto que ahora estaba en el suelo inconsciente, después de no haber escuchado la “amable” petición de Jung de prestarle su transporte…

- ¿y en moto llegaremos?... – el pelioscuro arqueó la ceja… a pesar de todo, seguían siendo de su desagrado, con todo y que también llegaba a ser excitante, como la ocasión en la autopista, Jaejoong seguía viendo con desconfianza a esas máquinas que nada les iban a proteger de todo ese alboroto que tan claramente puede vislumbrarse aquejando la ciudad…

- solo sube, JaeBoo, claro que llegaremos, y más rápido si no te pones en plan de “consigámonos un auto”… - el moreno impaciente, encendió la motocicleta, cambiando las velocidades haciendo bufar el motor de la máquina…

- puedes llegar a ser algo fastidioso bajo presión, ¿sabes?... – más ya estaba sentado detrás del moreno, agarrándose con fuerza de su cintura… una sonrisa curvada en labios de ambos…

- y también mejor en TODO lo que hago, JaeBoo… - y sin más, tomó camino por una de esas calles en las que ya se veía mucho de la delincuencia que sale a flote cuando el temor y el caos toma posesión de las personas…

Porque había rastros de vandalismo, de autos en llamas y dañados con golpes y más. Había ese montón de personas que aprovechando las circunstancias se adentraban en centros comerciales y otros establecimientos saqueando lo que podían. Había esos grupos de personas que buscaban infundir más miedo del que ya podía respirarse en ese día que de pronto se tornaba más oscuro de lo que cualquiera pudiera describir. Y es que en alguna medida, Jin Ho estaba consiguiendo su meta, sembrar el caos.

Pero Yunho y Jaejoong sabían que aquello podía repararse, que los daños aún no eran irreparables… que ChangMin podía de alguna manera contrarrestar todo aquello y darle a la humanidad una oportunidad de reivindicar los errores que estaban fraguando en aquellos momentos.

Y Jaejoong no pudo evitar recordar aquello que el Dr. Hargitay le dijera cuando recién le hubiera instalado entre las líneas de investigación de la CIA, que no importaba cuán mal lucieran las cosas, uno siempre podía esforzarse un 200% antes que pensar siquiera en rendirse, que la humanidad podía mostrar su peor faceta, pero que siempre tendría la facultad de lavar sus pecados y dejar que una nueva luz de esperanza iluminara sus días… recordó que Dann siempre creyó en los llamados Eslabones, que confiaba en que cuando el Elegido apareciera, las cosas tomarían un curso distinto… el más indicado para el mundo entero.

Y pensando en eso no evitó cuestionarse también, cuál habría sido el último pensamiento de quien fuera casi como un padre para él… si antes de liberar su último aliento, pensó en él… si le tuvo presente… si no le tendría el mínimo resentimiento por haberlo abandonado a su suerte aquél día en los laboratorios del CENTRO… si habrá estado orgulloso de su persona. Si se habrá convertido al final, en esa persona de bien en que Dann había querido educarlo… a pesar de haberle encontrado siendo ya un adolescente que iba por malos pasos, que veía en la vida solo su parte más oscura…

Yunho aceleró como solía hacer, hasta el límite, la velocidad y el viento golpeando su cara le inspiraban la sensación de que administraba mejor su adrenalina, que esos instantes que tomaba para llegar al destino que se hubiera definido ya, le daba oportunidad de planear mentalmente los posibles movimientos a ejecutar. Era eso lo que más le gustaba de ser quien era, la capacidad de liberar toda esa emoción y la tensión… poco importaba ya lo lastimado o maltratado que pudiera salir de cada nueva misión, esperaba ahora poder encontrarse con uno más de esos legionarios, porque aunque aún le dolían algunas partes de su cuerpo, estaba seguro de que nada le detendría de su nueva meta: apoyar a los Eslabones.

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JunHo se iluminó por un haz plateado que cubrió incluso varios kilómetros a la redonda con una onda expansiva que hizo que todas las personas normales a su alcance buscaran refugio atemorizadas por ese resplandor del que no sabían ni su origen ni sus probables consecuencias, tal como estaban las circunstancias justo en aquéllos momentos. Y cuando eso ocurrió, ChangMin y Jin Ho comprendieron que el Cristal de Luz se había revelado en todo su esplendor, que usando al pelirrojo como un canal dictaría su juicio respecto al destino del Elegido.

Entonces sucedió también que Junsu y DongHae dejaron de sentir todo aquél sufrimiento que casi les había hecho sentir morir, socavándose aquellas sensaciones con un bienestar inexplicable y sin fundamentos. Pero descubriendo unas vibraciones circular por sus cuerpos que eran el equivalente a un llamado… al llamado de ChangMin pidiéndoles se unieran en pensamiento a él, pues era finalmente que sus destinos estaban entrelazados como los eslabones de una cadena, y si ha de enfrentar los dictámenes que sobre la propia humanidad se avecinan, espera contar con todo el poder del que es capaz, con la unión casi mágica de los llamados Eslabones, de lo que una vez Kristopherson y Hargitay denominaran GA3 volviéndolos en alguna medida uno.

Y cuando ambos tomaron la resolución de ayudar a ChangMin en lo que pudieran, la barrera que les hubiera estado protegiendo sucumbió dejándoles al descubierto, pero ya ellos habían tomado su decisión. Y sus genes obedecieron así a los mandatos de sus pensamientos, concediéndoles una gracia que los ojos de Jin Ho jamás vieran antes, pues en la historia nunca se había suscitado que nadie intentara clonar o perfeccionar al Elegido, lo que los científicos del CENTRO habían conseguido casi en su totalidad, pues ahora los tres formaban parte de una pirámide de poderes que alimentaba las visiones de JunHo ofreciéndole al Cristal el fondo de sus únicos propósitos para con la humanidad.

Jin Ho comprendió entonces su primer gran error, no había considerado a los tres jóvenes siendo uno. Ni tampoco que JunHo como portador y ahora canal de la voluntad del Cristal de Luz fuera casi consciente de la existencia de Junsu, y mandara sobre el Cristal su propia voluntad y deseo de ayudar a su gemelo.

Comprendió también lo que una vez la Sibila dijera, ni con el poder de sus ojos podría nunca predecir lo que no ha sido decidido aún, porque es el futuro tan impredecible como la humanidad misma. Porque no puedes controlar lo que ni siquiera has conocido en profundidad… porque es el destino del planeta propiedad irrefutable de sus habitantes, y no puedes gobernar lo que no desea ser gobernado bajo sentimientos oscuros que no desean más que una autodestrucción lenta y dolorosa. Tanto como las guerras que han dejado sobre sí mismos a lo largo de los milenios que conforman su historia, de las que han aprendido, tal vez tan poco que parece casi imperceptible, pero tan palpable como su ciencia y tecnología prohumanidad, como los esfuerzos que hacen por salvar lo que saben han ido debilitando o exterminando por esos sentimientos como la ambición de poder.

Merecían… la oportunidad de seguir aprendiendo de sus errores y reivindicarse por cuenta propia de ellos…

No a un líder que solo viera en ellos unas marionetas que manipular y hacer de ellas lo que le viniera en gana solo por diversión.

Yoochun, Kregh y cualquier otra persona en torno al lugar, fueron testigos de una demostración de algo que no podía ser nombrado de otra manera más que, “magia”. Ese deslumbrante haz de luz que disminuyó su luminosidad solo cuando ChangMin, Junsu y DongHae se elevaron por los aires quedando a una altura no mayor a los 5 metros, levitando en las posiciones exactas que conformaban en la unión de sus puntos de ubicación un triángulo perfecto, en cuyo centro se encontró entonces JunHo, destellando lucecillas del mismo tono que fue bañando los tres cuerpos, dándoles así su poder…

Y cuando aquello pasó ya las cartas estaban echadas sobre la mesa, pues no habría poder alguno que evitara la decisión que se había tomado… y los tres Eslabones unidos dieron origen al único… ChangMin tenía ahora plena facultad de sus habilidades paranormales.; pues Junsu le había otorgado esa capacidad innata de sanar toda herida que le afectara, siendo pues el pilar de toda la humanidad, podía entonces dominar todos sus males y sanarles; mientras que DongHae le ofreció la facultad natural de sentir cada vínculo existente entre los seres vivos, así como su habilidad para conectar los lazos entre las cosas, como el ADN de ellos al de ChangMin. Y de entre ese complemente que volvía al menor en el Único, se encontraron también los dones de JunHo, que a través del Cristal de Luz le brindó también sus poderes metamorfos pues era también su deseo el que la humanidad continuara siendo libre de la totalidad de las perversiones de alguien como Jin Ho, que no veía en la humanidad más que un montón de juguetes que manipular a su antojo.

Y Junsu y DongHae cayeron lentamente a tierra firme visiblemente debilitados; casi sin más que un respiro de vida… pero aún tenía ChangMin la prueba más difícil de todas, ofrecer un sacrificio por las bondades del Cristal de Luz… por el futuro mismo de la humanidad…

- sabes ahora cuál es la única manera en que puedes desterrarme de la existencia por la eternidad, ¿no es así?... – el menor pudo notar en el tono de Jin Ho que se mofaba… que disfrutaría ahora verlo en esa disyuntiva que le planteaba su propia existencia… - no has sido el único, Shim ChangMin, que ha llegado hasta éste punto, y como los demás que te antecedieron, no dejas de ser un humano… un humano con esa burda capacidad de sentir, eso que te volverá incapaz de eliminarme, porque no querrás renunciar a lo que más ama tu corazón…

La vista de ChangMin fue directo a Kregh, encontrándole junto a DongHae ayudándole a ponerse en pie, seguro le llevaría, como Yoochun a Junsu, a un lugar más seguro… Jin Ho tenía razón, no era capaz… no podría sacrificar al pelicastaño por toda la humanidad… no podía porque le amaba, y por amarle se negaba a arrebatarle la vida… era absurdo, ilógico e innecesario… no tenía sentido que siendo el Elegido tuviera que sucumbir a la voluntad de más nada siendo que sus poderes eran ilimitados, que podía dominar la realidad misma a su antojo… no tendría sentido tanto andar por ese camino lleno de pruebas que le llevaron a aceptar quién era…

No lo tenía…

Entonces ¿por qué lo dudaba? ¿Por qué estaba pensando en la posibilidad de abandonar a la humanidad a su suerte con tal de tener unos instantes más con Nakamura? ¿Por qué todo parecía complicarse un poco más cuando Él tenía el poder de rehacer las cosas?

¿Por qué?

- no lo permitiré… - susurró de pronto con la mandíbula apretada, con la determinación de hacer una última jugada… - si he de renunciar a algo, será solo a mi propia vida, no a la de nadie más…

- no es solo tu decisión… - bramó Jin Ho… sudando esas gotas que nunca antes se deslizaran por su rostro… pues era el chico ante él más astuto, inteligente y determinado que todos los que había conocido antes de ChangMin…

- te equivocas, sí lo es, porque yo soy El Elegido, porque ahora no hay poder más grande que el mío, porque lo único que pasó con los que me antecedieron fue que les infundiste temores y dudas, les hiciste concentrarse en su lado más humano sabiendo que por naturaleza entonces somos más vulnerables… pero yo no soy como todos los demás, sigo siendo capaz también de razonar, de analizar las cosas hasta el último de sus códigos, de ver más allá de lo obvio…

Y con esa determinación surgida desde lo más profundo de su ser, esa parte a la que solemos llamar alma, la que no puede ser vulnerada ni manipulada por nada más que su propia existencia, ChangMin se lanzó una vez más contra Jin Ho, percibiendo con certeza que éste era realmente poderoso, casi tanto como él, y que la diferencia entre vencerle o ser derrotado, radicaría entonces en su habilidad para no perder de vista su objetivo… para no dejar que sus sentimientos mandaran sobre su alma y le llevaran a errar su destino…

Suyo y de nadie más…

Porque aunque Jin Ho buscara por todos sus medios tratar de distraerle atacando a Kregh, él no podía darse el lujo de sucumbir ante sus manipulaciones… como tampoco podía abandonar a Nakamura a su suerte… así que hizo lo posible por manipular lo único que estaba a su alcance… la realidad… levantado alrededor del pelicastaño una barrera de energía telequinética en la que rebotaban uno a uno todos los ataques que mentalmente lanzaba Jin Ho contra él…

Kregh quiso una vez más poder tener más poder y ayudarle… pero por el contrario tenía que conformarse con quedarse estático en su lugar, protegido por su novio, viéndole enfrentarse al final a su destino… sintiendo la impotencia de su condición, de ser solo un teleportador que justo en ésos momentos no tiene energía suficiente ni para ser de ayuda para nadie más, ni siquiera para sí mismo… y apretó los puños con fuerza al ver cómo ChangMin esquivaba apenas un ataque de Jin Ho, pero seguía firme en la creencia de hace tiempo… ChangMin no sería derrotado, era el Elegido, le amaba… y aún tenían una larga vida por delante… él lo sabía, ChangMin no se dejaría vencer…

- tú puedes amor… - susurró con ese ímpetu que nace desde su propia alma, y que casi creyó su novio podría sentir en su ser…

Y ChangMin efectivamente sintió como una especie de impulso cálido que recorrió desde su columna vertebral esparciéndose por todo su cuerpo; dejando una sensación de confort y valor en una parte de su ser que solo podría llamar alma… más no pudo evitar cuestionarse porqué era que ese sujeto parecía dominar sus propias habilidades… presentía… que había en el pasado de Jin Ho mucho más de lo que ha podido escuchar o ver en las memorias que Kirsten dejara para él en aquél disco que nunca terminó por poder compartir con Junsu y DongHae…

Vio esa sonrisa triunfal en labios del hombre y comprendió que había en esa mente memorias que debía conocer… sintió entonces circular por sus venas la sangre con ese ADN perfecto que había resultado de la fusión con DongHae, Junsu y JunHo al haberle concedido sus propios dones metamorfos… porque tenía también entre sus designios la gracia concedida por el Cristal de Luz… sonrió con seguridad al descubrir que tenía una gran ventaja… era más humano de lo que nunca creyó aceptaría… porque las emociones, los sentimientos, las sensaciones, todo aquello que le volvía humano era justamente su arma más poderosa en ese momento, porque contradictoriamente, lo único que anhelaba era poder proteger a todo el mundo de ese lado inhumano y despiadado de Jin Ho… y concentró así todo su poder mental para invadir esas memorias del hombre que no pudo más que quedarse rígido en medio de aquéllas ya ruinas del Edificio que el duelo entre ellos había dejado como estela de sus poderes…

Estático y dispuesto cual libro abierto en el que Shim leyó con absoluta libertad, desplazándose por entre los pasadizos de sus reminiscencias analizando y apropiándose de cada escena cual datos que almacenar en un disco duro, toda esa información que para él era como recopilar códigos binarios que iban tomando sentido a pesar de encontrarse dispersos y entretejerse con nuevas redes neuronales que intentaban confundir a ChangMin; pero saliendo avante y formando esos trazos de recuerdos de milenios que le hicieron comprender la raíz de esa extraña disputa por el control de la humanidad…

Porque Jin Ho una vez fue el Elegido…

Pero ya entonces su ambición de poder le había hecho vulnerable a la contención del Cristal de Luz, el que ahora comprende, fue creado por la evocación incorpórea e inmortal de la Sibila. Pero al mismo tiempo, por haber sido el primero que fuera contra lo que se esperaba de un omnipotente, se le otorgó la inmortalidad y conservó muchos de sus poderes, así como los recuerdos de todas y cada una de las vidas en que existió siendo poco menos que el metamorfo más poderoso del mundo, pero el que una y otra vez falló en su misión más importante, recuperar lo que considera le fue arrebatado…

El poder infinito de gobernar la realidad misma…

Porque aquello le hubiese brindado lo que hoy no era más que una ilusión, la facultad de manipular todo el mundo y lo que más allá de nuestro planeta pudiera existir…

Más ChangMin habiéndose asido de todas sus memorias, conocía ahora su vulnerabilidad, dejándole en desventaja… haciéndole ver que demasiado pronto le derrotaría… porque tenía lo que sus antecesores nunca demostraron, la capacidad de ser un humano racional con los sentimientos a flor de piel pero con la suficiente serenidad para hacer esos cálculos que no se llevan a cabo en el arrebato de la emoción por amor o amistad; pero siendo lo suficientemente humano para no comportarse como una máquina perfecta capaz de razonar el más mínimo detalle…

¿Inverosímil? Tal vez… pero ese era ChangMin, esa era la verdadera esencia del Elegido…

Lo que Kirsten trató de enseñarle una vez con la sutileza de sus palabras entretejidas que invitaban al autodescubrimiento… “Temet nosce”… porque conociéndose a sí mismo conoció la raíz de su propia existencia como un humano superior capaz de la gracia que se le otorga a los Dioses… y como tal… eligió el destino de la humanidad…

Y el único sacrificio que hizo fue justamente ese autodescubrimiento que muchas veces nos hace temer conocernos a nosotros mismos… por el miedo tal vez a encontrarnos con aquellos aspectos de nuestra personalidad que nos vuelvan débiles o vulnerables, porque como humanos por naturaleza evadimos y huimos del dolor… pero están también todos esos detalles que nos hacen fuertes y susceptibles de lo que nos vuelve realmente grandes, diferentes y valiosos… los sentimientos, la capacidad de construir lazos de amistad y amor, esos por los que los obstáculos pueden pesar pero no destruirlos si nos mantenemos firmes y sabemos aprovecharlos como fortalezas…

ChangMin entonces simplemente se abandonó a esas corrientes cálidas que circulan por su cuerpo como auténticas fibras luminosas que le hacen resplandece, y evoca así desde su cuerpo los deseos internos por el mundo y cada uno de los seres que le habitan, desplegando a través de sus pensamientos todo ese poder que si bien se encontraba contenido en su persona, le pertenecía de hecho al cosmos y la naturaleza… Jin Ho se vio reducido entonces a lo que más odiaba… un humano común y corriente, pues uno de esas corrientes luminosas le arrebató de paso lo que poseía dejándole a cambio el alma…

La que hace milenios abandonara por su ambición de poder…

Y se bañó el planeta con esas corrientes, purificando a su paso todo aquello recubierto de esa maldad enfermiza que vuelve a las personas demasiado ambiciosas. No sucumbieron los metamorfos ni fueron despojados de sus poderes, pero les quedó en el alma el vestigio suficiente para hacerles pensar una segunda vez todo aquello que con sus habilidades intentaran hacer. Y la calma volvió de una manera algo súbita y sorprendente que tenía a todos inquietos pero misteriosamente relajados.

Para cuando todo aquello culminó, ChangMin sintió sus piernas temblar y cayó doblegado al suelo, ahí entre todos esos escombros, miró a su alrededor, había destrucción física de varios edificios y algunas llamaradas aún se percibían en algunos lugares… el caos tal vez no se había sembrado, pero no había podido evitar algunos daños. Cerró los ojos y se concentró por varios minutos en percibir a todas las personas en el mundo y asegurarse de las bajas que no hubiese podido evitar… suspiró algo decepcionado al darse cuenta de que al final efectivamente no había podido parar aquello, pero un latido de su corazón le indicó que estaba bien, que aquello no era su culpa… que la realidad ya era algo fuera de su alcance, pero que había hecho lo correcto, regresarle al mundo lo que a éste le pertenece…

Su libertad absoluta… su libre albedrío…

Porque ya nunca más nadie manipularía su realidad, porque había renunciado a la existencia del Elegido aunque en el proceso se hubiese quedado solo con su propia humanidad… sin más que ofrecer que su intelecto y su deseo de vivir… se levantó con todo ese cansancio reflejado en su cuerpo que hacer todo lo anterior le había dejado, porque cargar sobre sus hombros con tanto poder le había agotado hasta el alma. Pero ya estaba, había cumplido con su razón de existir… caminó entre escombros hasta ese Kregh que recargado en un muro en lo que quedaba de esa cafetería frente al Edificio que había terminado por derrumbar junto con Jin Ho hace no demasiado tiempo, le esperaba con una sonrisa suave y los ojos brillantes, aunque el cuerpo aún lastimado y agotado… tanto como él…

- sabía que lo harías… - susurró con notable orgullo el japonés al momento de extender una mano y tomar la de su novio, acercándole con paciencia a su cuerpo para estrecharlo en un abrazo…

- fuiste tú quien me dio el arma más importante… - el menor le miró a los ojos con profundidad… - fue tu amor lo que me hizo darme cuenta de que nada podría haberme hecho fracasar… - un roce de labios que ambos necesitaban como el oxígeno que respiraban…

Se sonrieron algo bobamente, antes de volver su vista a la panorámica que aún estaba ante sus ojos… y con sus manos entrelazadas caminaron por entre escombros en busca de sus amigos…

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Jaejoong y Yunho llegaban apenas hasta donde ChangMin y los demás… pero no era que hubiesen llegado tarde, no… ellos se habían detenido en el camino por necesidad, porque una vez más Kristopherson y sus legionarios se habían interpuesto en el medio, más esta vez Friederich había visto caer a sus hombres uno a uno sin posibilidad de levantarse nunca más, porque tal vez guiados por la adrenalina, o ese algo más que habían sentido circulando por sus venas, moreno y pelioscuro les habían enfrentado con el garbo y el poderío propio de metamorfos, pero siendo solo humanos, hábiles y diestros, determinados y valerosos.

Y cada uno de sus movimientos habían sido dignos de película de acción, cada golpe en el combate cuerpo a cuerpo, la fuerza impresa en cada uno de ellos; la destreza para ser más rápidos, más fuertes y astutos. Y cuando Numa fue el último en caer con una bala incrustada en el cerebro y el cuello roto, Yunho ya tenía su arma apuntando directo en la sien del científico, mientras que Jaejoong retenía a Ethan contra el suelo apoyando una rodilla en su espalda y esposando sus manos…

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Yoochun tenía a Junsu en su regazo, sentado en el suelo dentro de un local que había estado cerca, pero lo suficientemente lejos del lugar de la batalla, el castaño estaba inconsciente pero sus signos vitales eran estables. Y eso era lo único que al pelinegro le había importado…

JunHo y DongHae también estaban inconscientes cerca de él, y los había estado cuidando desde que todo comenzara cuando los tres le otorgaran sus dones a ChangMin. Un rifle descansaba a lado del pelinegro, un arma en su mano que había disparado varias veces y a la que le había gastado un par de cartuchos, varios cuerpos sin vida alrededor de ellos…

Les había protegido a costa de lo que fuera, aún sin saber quienes eran todos esos sujetos que sonrientes habían querido quitarles la vida… a quienes matara a sangre fría aunque no hubiese podido darles siquiera oportunidad de saber lo que les esperaba… a fin de cuentas, para eso había sido entrenado… y su novio, cuñado y DongHae estaban a salvo…

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Cassandra respiraba apenas, la herida en su vientre le había hecho perder demasiada sangre y sentía que moría lentamente… pero no le interesaba de ninguna manera atenderse y salvar su vida… solo tenía una cosa en mente, y quería cumplirla antes de que el último aliento escapara de sus labios… caminó apoyándose en muros y autos con la respiración agitada y la vista nublada hasta ese local en el que vislumbró a Junsu…

- solo quiero que muera… - dijo entre dientes, y entró ahí tropezando y sosteniéndose apenas contra el marco de la puerta de entrada. Levantó su arma y apuntó al chico en brazos de su hermano…

Tirando del gatillo una, dos, tres veces antes de caer al suelo de rodillas demasiado débil para sostenerse. Levantó la vista con esa sonrisa perversa esperando encontrar el cuerpo del castaño con los impactos de las balas robándole la vida. Pero a cambio solo se encontró con ese Yoochun de espaldas a Junsu, herido en el costado, a la altura del pulmón y en un hombro, la sangre roja manchando su ropa sucia y rasgada…

- ¡no!... – quiso gritar pero solo salió un murmullo de esos labios rojos… no lo entendía, porqué… porqué su hermano se había interpuesto…

Junsu había abierto los ojos apenas el primer disparo sonó rasgando el viento, pero sus pupilas solo se encontraron con sus orbes oscuras que se clavaron en su mirada con aprehensión. Escuchó ese primer gemido de dolor cuando la primer bala encontró un destino albergándose en su costado; y ese abrazo haciéndose fuerte cuando las siguientes dos se enterraron en su cuerpo… y el castaño solo pudo llorar derramando gruesas lágrimas al darse cuenta de lo que había pasado…

- Chunnie, porqué… - y escondió su rostro en su hombro, escuchando esos esforzados respiros que el pelinegro hacía…

- Te Amo… - dijo como pudo, y es que sentía ese dolor punzante en las heridas que le robaban el aliento…

- pero… - el castaño llevó sus manos a la espalda, tanteando las heridas… - no sé curar… - sollozó fuerte, no queriendo pensar en lo que se encontraría al final de esa situación…

- no te… preoc…upes… - y esas palabras medio ahogadas que le dejaban en la boca el sabor metálico de su sangre… era grave, lo sabía… pero la verdad era… que no quería morir… no quería dejarle…

JunHo despertó de su inconsciencia y casi al mismo tiempo lo hizo DongHae… pero encontrarse con ese Junsu presionando el cuerpo de Yoochun contra el suyo llorando amargamente solo les hizo abrir los ojos con sorpresa y mirar alrededor como buscando el causante de aquello…

El pelirrojo topó entonces su mirada con Cassandra descansando en el suelo a varios metros más allá, se encontraba boca arriba y pudo ver la herida en su vientre demasiado roja, obviando el desangro de que había sido presa. Tenía los ojos abiertos, pero tuvo la impresión de que no respiraba más… sin embargo se cuestionó cómo demonios es que estaba ahí, cómo había podido sobrevivir a la explosión de su casa…

……flashback……

Cassandra sintió todo ese fuego emanar un calor quemante rodeándolo todo, y solo pudo maldecir su suerte pensando en que moriría sin haber podido vengar la muerte de su padre. Pero entonces una figura humana apareció a su lado, cargándola en brazos con sorprendente agilidad, sacándola de la casa por una de las ventanas justo cuando todo explotaba con un fuerte estruendo. Y esa misma figura se colocaba sobre su cuerpo cubriéndola de cualquier otro daño que algunos de los materiales arrojados por la explosión pudiera causarle.

Cuando volvió a abrir sus ojos se sintió asfixiada por ese cuerpo sobre el suyo que aún le protegía… intentó levantarle pero estaba débil y su vientre dolía…

- me es de utilidad que sigas viva, que distraigas tanto como sea posible a ese chico, al agente Park… - Friederich Kristopherson ordenó a Británico, uno de sus legionarios, moverse y dejar en libertad a la chica, caminando luego entre esos escombros ardiendo con Trájano y Pretor detrás, visiblemente lastimados por la anterior explosión pero vivos…

Y es que había comprendido que mientras Yoochun estuviera con vida, no podría llegar a Junsu, y por tanto a DongHae… su anterior encuentro con su hijo Ethan le había fastidiado un poco más la existencia, y ahora se sentía acorralado viéndose obligado a hacer uso de cuanto recurso tuviera a su alcance… sabía, que el agente Park protegía con demasiado celo a Junsu… que daría su vida antes que permitir que le hicieran daño…

……flashbacks……

Aunque todos los esfuerzos de Friederich se hubieran visto finalmente frustrados por Yunho y Jaejoong… la vida de Park Yoochun parecía haber sido arrebatada después de todo…

Porque el pelinegro comenzaba a sentir frío y su cuerpo liviano… pero no quería… no quería morir, quería quedarse, aferrarse a Junsu con la fuerza con que él le retenía contra su cuerpo, pero las fuerzas mismas parecían haberle abandonado… y para cuando ChangMin y Kregh llegaron a encontrarles, el menor solo pudo bajar la mirada queriendo haber podido conservar algo de sus poderes y salvarle la vida como una vez se la salvó a su novio…

Pero aquello era ya imposible…

Junsu seguía llorando con Yoochun en sus brazos, sin poner realmente atención alrededor… solo quería que su novio viviera… deseaba tener la facultad de transmitirle lo que una vez odiara… su capacidad de sanar rápidamente sin importar la gravedad de una herida… pero ni siquiera estaba seguro de conservar el mínimo vestigio de tal habilidad, no cuando hace minutos le entregara sus poderes al Elegido…

- no me dejes, Chunnie, te lo ruego… - sollozó con pesar cuando sintió las manos del pelinegro caer lánguidas a sus costados, y los ojos de su novio cerrarse lentamente con una exhalación que le pareció demasiado tranquila…

Como el anuncio de una muerte inevitable…

- ¡NO! ¡Chunnie!... – gritó y se desgarró la garganta… pero ya el pelinegro no le escuchaba…

*******************
Aeropuerto de Seúl…

- ¿estás seguro?... – JunHo despedía a su gemelo cuando éste estaba por tomar camino por ese pasillo que le llevaría a su avión…

- sí, necesito relajarme un poco… - el castaño acomodó el bolso en su hombro… - te llamaré en cuanto llegue, y no te preocupes, me caerá bien este viaje… - sonrió…

Más el pelirrojo no estaba seguro, porque Junsu partía a París, al último lugar en que sabe ahora, Yoochun y su hermano estuvieron celebrando aniversario… ahí donde de algún modo todo comenzó… y no hace demasiado que estuvieron en el funeral del pelinegro… esa galardonada ceremonia en la que su gemelo dio el último adiós al amor de su vida… no estaba seguro, de que el castaño estuviera bien, de que fuera sano para él partir y revivir recuerdos que le puedan resultar dolorosos…

- lo superaré, JunHo… - el abrazo de su gemelo le hizo volver a la realidad, regresándolo y esperando que aquello en verdad fuese así…

- cualquier cosa, no dudes en llamar, ¿de acuerdo?

- de acuerdo, volveré en unos días… - y así, Junsu partió con todavía esa tristeza clavada en su corazón… pero una sensación indescriptible de que necesitaba ese viaje… volver a ese Hotel en Paris donde tal vez fue el momento en que el Destino les puso la prueba más difícil y de la que salió victorioso, pues al final les había separado…

Y mientras el avión despegaba y recordaba a Yoochun algo ansioso cada que tomaban un vuelo, sonrió pensando en que no tuvo oportunidad de despedirse de nadie más el día del funeral. Porque ChangMin y Kregh seguían siendo agentes de la INTERPOL y necesitaban presentarse en Roma. Porque esos otros dos chicos a quienes apenas conoció como Jaejoong y Yunho, también tenían ese aire misterioso dejándole saber que muy probablemente se encontraban de una u otra manera en lo mismo. Porque Cameron le entregó ese día el llavero de delfín que comprara él mismo en Venecia cuando se ocultaban de todo…

Porque tal vez todo había terminado y el mundo volvía a la normalidad de a poco dejando atrás ese episodio con muchas preguntas de por medio que las organizaciones internacionales aclaraban con algunas mentiras y verdades a medias.

Pero él… solo quería volver a encontrarse con Yoochun…

Porque era él su eslabón más importante, el que le había mantenido atado a esta vida, el que le había enseñado a amar y ser amado…

- disculpa, ¿se te perdió esto?... – una voz varonil preguntó acercándose a su asiento en el avión, el castaño acababa de volver del baño. Levantó la vista encontrándose con unos ojos negros que le parecieron demasiado profundos y penetrantes como para no perderse en ellos… el chico de cabellos azabaches le sonreía suavemente, mientras le extendía esa cartera que recogiera del pasillo cuando el castaño pasara por su lado no dándose cuenta de que salía del bolsillo de su chaqueta al sacar un llavero que se llevó al pantalón para guardarlo mejor…

- creo que sí… - sonrió Junsu, sintiendo su corazón danzar de alegría sin comprender del todo como es que Yoochun estaba ahí… o si había enloquecido y alucinaba… o si se habría quedado dormido o soñaba…

Solo sabía… que esa sensación era única y sinigual…

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