¡Yo pude vivir mi vida feliz sin la necesidad de saber eso María!
A ver, yo estaba muy seguro que aquél sería un buen día, ¡un grandioso día!
Cuando abrí mis ojos, aunque el sol no dejaba de sosegarme – como aquí en Maracaibo* no hace nada de sol – algo me dijo que sería un día espectacular. Es evidente que me estafaron, me mintieron y me vieron la cara de pendejo.
Tenía todo fríamente calculado: Iría a comer unos helados con María y durante la degustación del postre nos pasearíamos por alguna plaza para después ir a los bolos y pasar un rato agradable.
Pero, ¿acaso Dios me había abandonado? ¿no merecía de un presagio que me alertara de los traumas futuros? ¿era yo una mala persona y merecía un castigo del cual cabe decir que no sé la razón?
Ya decía yo que había durado mucho sin apuntar un nuevo trauma a mi lista. Después del día de proyección de K-POP los furtivos encuentros con María eran un completo desastre. No era capaz de mirarle a la cara sin sonrojarme o atragantarme con mi propia carcajada, de paso que el reclamo que había ensayado para demandarle su infidelidad con ese tal Chanmin no lograba ejecutarlo. A fin de cuentas ella nunca se enteró de que yo sé lo que hizo el sábado pasado (fondo de suspenso).
Aquel día, después de que las chicas POR FIN dejaron de ver a sus coreanos, el ingeniosísimo de Samuel creó más formas de fastidiarme cada que nos veíamos las caras. No había un día en que no le sacara la madre, lo mandara a comer cosas bonitas o le pidiera amablemente que se metiera sus palabras por donde él sabe que yo sé que no le llega la luz del sol.
Sólo soy un simple mortal, no pido más que un buen sueldo a futuro, paz mundial, salud, si no es mucho pedir; sacarme la lotería y que María esté conmigo hasta el fin de nuestros días. A lo mejor soy un avaricioso y no me había dado cuenta, talvez por eso me pasan cosas tan… malas.
:.:.:Flashbacks:.:.:
- Hey vago holgazán, levántate. – un molesto ruido osaba molestarme en mitad de mi suculento sueño.
- Mmmmm….
- ¿Carlos? – No, el Rey de Asturias.
- Déjame dormir – rápidamente tomé las sábanas desesperado cuando sentí las intenciones de Samuel por arrancármelas despiadadamente dejándome a merced del frío.
- No seas infantil, mejor levántate que te conviene. – el catire insistió zarandeándome bruscamente. Me cubrí por completo con las sábanas haciendo semejanza a una oruga y musité:
- A menos que se trate de dinero, mucho mucho dinero no me…
- María está al teléfono… ¡Ayyy Carlos! – creo que no me fije muy bien y pise a Samuel cuando salí volado de la cama. Muahahaha.
- ¡Perdón! – grité ya estando en la cocina - ¿Aló? ¿María? – imagino que yo tenía una cara de idiota, cosa rara cuando hablo por teléfono con ella.
- ¡Hola mi vida! ¿cómo estás? ¿cómo amaneciste?
- Muy bien mi vida, ¿y tú? – su voz por la mañana era música para mis oídos.
- La verdad estoy bien, pero necesito un favor tuyo…
- Claro, ¿qué necesitas?
- ¿Tienes tinta?
- ¿En la computadora? – alce una ceja dudoso, y de inmediato mordí mi labio inferior. Claro que se refería a la impresora de la computadora.
- Hahaha, claro claro, ¿tienes a color? – noté un poco de desespero en su voz.
- ¿Tienes que entregar un trabajo que es para mañana y soy tu última salvación para no pagar por la impresión? – estás hablando con Sherlock Holmes baby.
- Te juro que te compensare.
- Hoy vamos a salir.
- ¡Ah cierto, lo había olvidado! – ¡no enserio, a veces me siento la chica de la relación!
- ¡María! – automáticamente golpee la pared como si de un reflejo se tratase, menos mal que no cargaba el reloj porque sino estaría en pleno velorio.
- ¿Qué pasa? ¿está babeando por otro de sus chinitos? – sentí la molesta voz de Samuel a mis espaldas. Muy gracioso él.
- Ya te dije que son coreanos.
- ¿Ahh?
- No no María, hablaba con Samuel. – invite a Samuel a desalojar la cocina con una mirada llena de amor y éste obedeció, tan lindo – Hoy saldremos, ya lo habíamos cuadrado.
- ¿Las chicas pueden ir? - ¡CLARO QUE NO! No es nada personal – bueno un poquito – pero es que ¡ellas no pueden ir!
- Es algo sólo tú y yo.
- Ok, pero vete ya a la computadora para que me hagas el favor.
- Tu sólo envíame el trabajo por correo y ya, yo luego lo imprimo – que rápido cambiaba el tema, esa es una habilidad muy poco apreciada.
- No, necesito estar ahí para darte mis indicaciones.
- Entonces mejor ven al apartamento y ya - ¿qué acaso no era más fácil así?
- No puedo ir. Te espero conectado a las 2pm ¿okidoki?
- Oki…¿doki? – pronuncie dudoso con un tono afeminado.
- ¡AHHHHHHHHHH QUE LINDO ERES!!!!! – sólo hacia eso para escucharla decírmelo, me elevaba el ego, ho ho ho ho.
- Hahahaha.
- Chao mi vida, besos, nos vemos.
- Chao – tranqué.
Apacible me acerque al mesón de la cocina y me incline en éste con mis brazos, solté un suspiro y progresivamente rasque mi cabeza al tiempo que cerraba los ojos. A veces María era un misterio para mí, ¿por qué simplemente no venía al apartamento y ya? No es como si le fuera a pasar algo, y mucho menos como si yo le fuera a hacer algún mal. Creo que ella y yo tenemos la suficiente confianza, control y madures como para estar bajo el mismo techo sin el pánico atacando nuestros sentidos. ¡Que no creyera que podía compararme con uno de esos protagonistas de sus doramas o dramas o lo que fueran!
Más de una vez accedí a ver siquiera un capítulo de esos, a sabiendas de que talvez no saldría ileso de la creatividad oriental. Es decir, no más estaban el protagonista ricachón y antipático compartiendo el mismo aire que la protagonista rebelde e inocente y ya pensaban que el una al otro se estaban deseando.
Yo era lo suficientemente normal y maduro como para estar en un cuarto con María y no pensar pensamientos – obvio- y deseos impuros.
Como león solté un bostezo gigantesco y arrastrando los pies me dirigí a la nevera en busca de algo para comer, mi estómago demandaba por alimento y mejor borraba de mi mente aquellas reflexiones erráticas que a fin de cuentas no me llevaban a ningún lado, por lo menos a ninguno bonito.
- ¿Cómo fue eso? ¿Okidoki? Hahahaha! – y volvía el más despreciable de todos.
- ¿Qué pasa? – tome un cambur y de prisa comencé a pelarlo.
- Nada… sólo estoy un poco aburrido. – me confeso con un semblante deprimente.
- ¿De verdad no tienes nada que hacer? – él negó con la cabeza.
- ¿Trabajo? ¿Diligencias? ¿Visitar a tus padres? ¿ir a tirarte de la pila 21*?
- Ha ha ha, que gracioso.
- Poo-a mii- shi- mee-daa –ggraciaa – exprese con la boca llena.
- Ayy no seas cochino.
- Y viene el rey de las delicadezas a hablar de no hacer cochinadas, ha ha ha.
- Saldré a jugar un poco de fútbol, ¿me acompañas? – rápido se dirigió al llavero de la casa y tomo un termo imagino lleno de agua.
- No puedo, María me pidió un favor – Samuel no hizo gesto alguno, sólo se limitó a despedirse con la mano. No se si era mi imaginación, pero sentí un aura depresiva en su mirada, talvez el cambur me cayó mal… luego escuché la puerta cerrarse. Me encontraba solo.
- Bien, mejor me doy una buena ducha. – alce mi vista al gran reloj que colgaba en la cocina, marcaba las 11 de la mañana, mejor hacia todo lo que tenía que hacer y me apuraba, María me estaría esperando a las 2.
El día lo sentía ligero, calmado y majo. Después de la ducha me dispuse a arreglar mi cama, detestaba el desorden, no se porqué pero me impedía concentrarme. Hambriento corrí a la cocina para hacerme un desayuno/almuerzo, pero antes llame a Samuel para saber si almorzaría conmigo o si se le había incorporado algo de buen samaritano y traía comida a la casa. Lloriqueé desconsolado al saber su respuesta negativa. Bueno no me quedaba de otra, tendría que cocinarme.
Cocine – gracias al cielo no hice explotar nada – comí, lave los platos, me cepille los dientes y cuando me percaté ya faltaban 10 minutos para las 2pm.
Mientras esperaba que la computadora terminara de iniciar sesión me perdí en mis pensamientos, como cosa rara. Divagué mucho pensando en cosas triviales y sin importancia alguna. El clima, la paz mundial, que tenía que apartar dinero para comprarme aquella franela que vi el otro día, cosas tontas. De pronto un sonido familiar me sacó de mis pensamientos. Se trataba de mi celular, alguien me llamaba. Tome el aparato y vi que se trataba de Samuel.
- ¿Qué pasó Samuel?
- ¿Ya almorzaste?
- Si, ¿por qué?
- Llevare unos dulces a casa.
- ¿Traerás quesillo? ¿torta tres leche? ¿torta de arequipe y chocolate? – ok, lo admito, perdí el control y aquello lo dije muy ilusionadamente afeminado.
- Hahahaha que gracioso eres Carlos, no te diré, cuando llegue veras. – malvado.
- Ok, ¡APURATE!
- Claro claro, como te voy a llevar algo…
- Pues claro, no le vaya a pasar algo malo a mi postre. – tenía que proteger mis cosas, ustedes saben como es todo.
- Chao pues.
- Chao. – tranqué.
Con una tonta sonrisa en mi rostro tiré el celular a la cama y me dirigí de nuevo a la computadora, me conecte al Messenger y en menos de un pestañeo María me habló:
“/ Maríade. Kim TVXQ AKTF!!!
‘ CarlosAlbornoss
“/ Maríade. Kim TVXQ AKTF!!!
‘ CarlosAlbornoss
“/ Maríade. Kim TVXQ AKTF!!!
‘ CarlosAlbornoss
“/ Maríade. Kim TVXQ AKTF!!!
‘ CarlosAlbornoss
“/ Maríade. Kim TVXQ AKTF!!!
“/ Maríade. Kim TVXQ AKTF!!!
“/ Maríade. Kim TVXQ AKTF!!!
Se completó la transferencia de "La luz de mis ojos.doc".
Rápidamente había aceptado el archivo, pero no pude evitar notar el peculiar título que portaba el trabajo de María, ¿era un trabajo verdad? No se si era yo, pero ese título se me hacía bastante extraño.
“/ Maríade. Kim TVXQ AKTF!!!
‘ CarlosAlbornoss
Calmado me levante y fui en busca de hojas blancas al cuarto de Samuel pues las mías ya me las había acabado, tome unas 20 y regrese al cuarto. Las introduje en la impresora y con la curiosidad picándome en la nuca busqué el trabajo de María en la carpeta de archivos recibidos.
Moví el cursor y lo posesione sobre el archivo, di doble click y les puedo jurar que lo que leí a continuación jamás me lo esperé.
Me extrañó mucho no ver ninguna portada de presentación, ni introducción, ni esquema ni nada, comenzaba a sospechar que ése no era ningún trabajo universitario.
Cuando me dispuse a decirle a María sobre mis sospechas me detuve en seco, pues un párrafo en particular llamó mi atención.
“Sus cuerpos jadeantes y brillosos producto del sudor que emanaba de sus cuerpos no dejaba de horrorizar la cristalina vista del pobre Maknea del grupo. Jaejoong no dejaba de besar con cierto desespero los carnosos labios del líder, tan atractivos y cómodos.
- Jae…joong… - gimió por lo bajo Yunho hallándose totalmente excitado por las caricias de su compañero.
- Te amo Yunho – confesó sin previo aviso el mayor impactando por completo al moreno.
Pero allá, muy en el fondo y fuera de la vista de todos, mientras ambas almas practicaban el lenguaje del amor, el más joven lloraba en silencio. Sus hyuns se estaban amando y era evidente que él no tenía cabida en aquello. Él no era ciego, pudo ver y de alguna forma sentir el amor que el líder sentía por el pelinegro, ambos tan hambrientos uno del otro. Yunho jamás sería para él.
- Jae…joong…
- Yun...ho…
Debía parar, era demasiado con sólo escuchar como se llamaban demandante el uno al otro, ¿y encima verlo? Lo mejor era huir inmediatamente de allí. Era estúpido estar castigándose de esa forma, tan masoquista y lastimera.”
- Que… ¿¡qué demonios es esto!? – ok, creo que se me había subido la tensión.
¿Qué esos no eran los nombres del grupo de don ban chin qui? ¡OMG CLARO QUE SI! Él lo recordaba muy bien! El integrante favorito de María era el mayor del grupo, y el líder era el de piel más oscura.
Algo no andaba bien. Nada bien.
¡OMG, el tic nervioso volvía!
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Ufff al fin llegaba al apartamento, se encontraba sumamente agotado, sucio y ansioso, y se alegraba de por fin haber terminado de subir las escaleras, el ascensor se hallaba fuera de servicio y ellos vivían en un cuarto piso.
Rápidamente surco la sala hasta llegar a la cocina para dejar en el mesón la bolsa con los postres, temía que por tanto movimiento al subir la escalera los jugos de las tortas se hubieran desparramado por toda la bolsa. No muy seguro tomó la bolsa color azul y verificó el estado de los dulces, todo se encontraba en perfecto orden.
- Genial – sonrío para si mismo satisfecho y prosiguió a sacarse la franela color verde olivo que llevaba puesta. Fue camino a su cuarto con la franela a medio quitar dejando a la vista su voluptuoso abdomen. Su pecho era llamativo y poderoso, producto de largos meses en el gym entrenando su cuerpo. Era agradable a la vista porque no era ni muy musculoso ni muy escuálido. Estaba en su punto perfecto. De camino a su cuarto notó la puerta de la habitación de Carlos entre abierta. Ahora se daba cuenta de que el azabache no había salido a recibirle seguramente para exigirle sus tan apreciadas tortas. Como si se tratase del sexto sentido decidió entrar a la habitación de su amigo. Cauteloso abrió la puerta de par en par y allí lo vio. Se encontraba sentado frente al monitor de la computadora sin hacer ningún movimiento, le pareció extraño. A medida que se iba acercando se dio cuenta que él leía un archivo de Word pero no le prestó mucha importancia. – Carlos, ¿qué haces? Te traje las tortas – tocó su hombro para levemente voltearlo, pero Carlos estaba tieso como una roca. Samuel alzó una ceja confuso, aquella situación le recordaba cuando en la película del ”Aro” cuando Rachel voltea la silla donde se encuentra Noé para toparse con la espeluznante sorpresa de que el padre de su hijo quedó más feo que carro por debajo.
El chico trago hondo, ahora la daba miedo verle la cara a su amigo.
Genial, se supone que esas cosas sólo pasan en la gran pantalla. Ya no resultaba divertido.
- Carlos… - volvió a llamarle luego de recuperar un poco de valor.
- Saa-saaamuel – le llamo Carlos haciendo que Samuel soltara un pequeño brinco del susto. Pero no sólo le asusto el lastimero llamado de ultratumba de su amigo, no señor, lo que le asustó fue que éste tomo su muñeca de pronto, ¡eso siempre pasaba en las películas de terror! ¡siempre te agarran la mano! ¡y después todo! ¡Nooooo!
- ¡Carlos déjate de juegos mira que…
- ¡Samuel! ¡¡¡¡¡¿POR QUÉ?!!!! – gritó desesperado el azabache. El aludido pudo observar el sufrible, patético y graciosísimo rostro de su amigo, ¡estaba que rompía en lágrimas!
- Hahahahahahahah! ¿Qué pasó Carlos? No me digas que María te envío una carta de despedida y te dijo que se va a Corea a buscar a su chinito, hahahaha! No no no, mejor aún, ¡se encontró con un chinito aquí en Maracaibo y se va a vivir con el pa’ atender un restaurante chino! Hahahahahahahhaaha!... ¡Auuhchh! – el chistoso del dúo no pudo seguir con su sátira suposición ya que Carlos le apretó el agarre clavándole accidentalmente las uñas.
- ¡Samuel! ¡eres una bestia! ¿qué clase de amigo eres? ¡yo estoy aquí infartándome, dejando la vida, viendo la luz, y tú jugando fútbol y comiéndote mis tortas!
Ahora sí que Samuel no entendía nada. Siempre supo que su amigo era único, a tal punto de pensar que era raro, pero aquello ya no era tan raramente normal, o por lo menos no a lo que estaba acostumbrado viniendo de Carlos. Algo grave había pasado y él no estaba enterado de nada.
- A ver a ver… ¿cuál es el problema ahora? – con un gesto de fastidio empujo a Carlos hacia un lado para tener una mejor vista del monitor.
- ¡No vayas a leer eso! – NAAAAAAAA! Botón equivocado. Cuando alguien te dice “No hagas/mires/oigas/muevas/metas
- Tu no entiendes Samuel – dijo el menor parando en seco a su amigo, éste decidió escucharle y no irse – Chanmin es hombre… - confesó como si se tratara del secreto mejor guardado de todos y por fin estaba siendo develado.
- Ummm… ahora que lo dices… Chanmin Chanmin… ¿ese no es un nombre de los chinitos esos del grupo que le gusta a María? – se cruzó de brazos pensativo tratando de recordar los nombres del resto de los chicos, pero sin mucho éxito.
- ¡Es que de verdad no entiendes! ¡Es horrible Samuel!
Muy bien, de verdad que el tono con el que le hablaba Carlos comenzaba a alterarlo, pareciera que lo que él acababa de leer y que definitivamente no entendió, resultaba ser algo de que preocuparse. Pero se debía ser sabio, había que considerar el minúsculo detalle de que Carlos era un chico extremadamente dramático y exagerado. Él era de esos que tu le dabas una palmadita, ¡UNA PALAMADITA! en el hombro o la espalda y él ya te estaba acusando de que le sacarías un pulmón.
¿Qué tan grave podría ser lo que aquellos párrafos escondían talvez, entre líneas? Samuel aún viendo a su amigo con el shock que no le terminaba de pasar, tomó su tiempo para usar la lógica.
Bingo.
De seguro María había escrito una historia entre ella y ese tal… ¿cómo era que le decían a veces? ¿Hero? Bueno, ese mismo, y resulta que Carlos leyó escenas calientes entre él y su amada novia.
Tsk. Pura idiotez.
Bueno… a menos que la misma María lo haya escrito… siendo la novia de Carlos… ¡¿qué demonios eso no se considera infidelidad?!
- No me digas que María escribió una historia de esas donde el chinito se enamora de ella, hacen cosas y se casan – típica imaginación de adolescentes, ¿cuándo María maduraría? Él la quería mucho, de verdad que si, como una pequeña hermana, pero se le era difícil cargar con un mejor amigo con ánimos de montaña rusa. Eso era un trauma tras otro. De seguro a los 30 años de Carlos él habría creado una nueva enfermedad que se desarrollaba a punto de traumas y pre-infartos. El pobre corazón de Carlos no aguantaría tanto si seguían en ese plan. – ya ya ya, de verdad Carlos, sé un hombre y deja los dramas que ya hasta pareces vieja – se agachó un poco para tomar la camisa que había tirado al piso cuando se había propuesto a leer aquello y acto seguido tomo el pomo de la puerta.
- Samuel… - le llamo antes de que éste pudiera huir del lugar - ¡acabo de leer amor de gays! – si, tienen razón, tardó mucho en decirlo. Pobre.
- ¿WTF!? ¿Qué mierdas estas diciendo Carlos? ¡OMG! ¡¿Eres bisexual?! – Samuel quiso sonar serio, pero aquello le resultaba lo suficientemente incoherente como para partir en carcajadas.
- ¡No te burles! ¡Hablo enserio! ¡Lo que tú y yo acabamos de leer es una historia de amor entre esos don ban mierda! - ¡OMG! Y él que juró nunca leer/ver pornografía. Ya va, ¿aquello se consideraba como tal? ¡WTF! Eso era lo de menos, ¡acababa de leer ESO entre hombres!
- ¡¿Cómo pudiste hacerme esto Carlos!? ¡ensuciaste mi virginal mente! – enserio, aún no lograba tomárselo enserio. A la final Samuel era incapaz de creer en las palabras de Carlos.
- ¡Bastardo! ¡Tú no tienes nada virginal! Ahora enserio, hazme caso, no estoy bromeando. – Carlos le miró serio, al parecer ya el trauma – y el tic – habían pasado.
- ¿Tú me estas queriendo decir que María hace historias homosexuales entre los chinitos? ¡No me jodas Carlos!
- ¡No te jodo!
- ¡OMG!
Samuel comenzaba a dudar en qué sería peor, si una historia donde tu chica desea a otro, o donde tu chica prefería que ése por el que babea esté con otro hombre.
Terrorífico, sumamente terrorífico.
Ambos amigos se quedaron un buen rato mirándose las caras de notable sorpresa, incredulidad y desencajo. Aquello no tenía ni pies ni cabeza por donde lo mirases, o por lo menos para ellos.
- Samuel te lo juro, a este paso me meteré a emo…
- Dúdalo – bufó sarcástico.
:.:.:Continuará:.:.:
GLOSARIO:
· Maracaibo: mi ciudad natal :3 aquí hace mucho calor >-<.
· Pila 21: una de las pilas del Puente sobre el Lago de Maracaibo Rafael Urdaneta.
Pobre... pobre Carlos :( merece un año en una clínica psiquiátrica para descansar D:!
ResponderEliminarChicas en mi blog podrán seguir leyendo el fic ^^ (denle clic a mi nick XD)
ResponderEliminarwuahahahaahahahahahhaahha muero!!!!! de verdad ke esta notable!!!! jajaajaja hasta yo me preocupo por la salud mental del pobre carlos!!!!! ajajajaja espero mas lo digo en serio!!! esta historia me alegra la vida jajajajaja XDD
ResponderEliminarHhahahahhahaa pobre carlos!!, creo que terminara en el loquero despues de todo lo que ve y escucha! .... esta demasiado bueno, me rei mucho! conti!!! ^^
ResponderEliminarCreo que María se pasa un poco . Debería tener más respeto por su novio @.@
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