Sin alas que protejan: Cap 4

...10 años después...

Otra vez ese sueño, durante 10 años cada 10 de Noviembre era lo mismo.

-¡Ey!- Gritaba un joven que corría. -¡Espera, niño!- Pero justo cuando creía alcanzar a ese pequeño ser este desaparecía en una densa niebla.

Como siempre, la alarma de un despertador sonó exactamente a las 7:30am. Abrió los ojos, estiro una mano para apagar dicha alarma y unos momentos después se incorporó sobre su cama.

-Maldito sueño- Hablaba para si mismo mientras se rascaba su basta cabellera. -Pero sin embargo...- Levantó la mirada al techo. -...puede que...-

La puerta de su habitación abrirse lo interrumpió.

-Ha, ya te haz levantando- Decía seriamente una mujer. -Baja rápido, el desayuno está listo-
El joven que estaba sentado al borde de su cama le dirigió la mirada.
-Esta bien, enseguida bajo- Respondió con una cruel frialdad.
La mujer que estaba en la puerta quedó un momento en silencio, bajó la mirada, dio media vuelta y se retiró.
El joven se apresuró pronto a vestirse, ahora que estaba en la universidad ya no necesitaba un uniforme escolar, con ponerse unos jeans de mezclilla negros y esa camisa blanca de manga larga era más que suficiente. Cuando terminó de arreglarse y asearse bajó directo al comedor.
-Buenos días- Dijo aquel hombre que se hacia llamar su padre cuando lo vio entrar, aquel hombre que también por más de 10 años a sentido asco por él.
El muchacho solo le dedico una mirada sería, después agarró su cuchara y se dispuso a comer.
-Dije “Buenos días”- Volvió a insistir el hombre con un tono de indignación.
-¿Y qué quieres que haga?, ¿Qué te de un premio?- Respondió con aquel notable sarcasmo que ya lo empezaba a caracterizar.
-No... ¡Pero por lo menos se educado!-
-Mmm...-
-¡“Mmm...” ¿Que?!- Decía ahora molesto aquel hombre.
-Nada-
-No te quieras pasar de listo conmigo idiota-
La voz femenina de la madre del chico interrumpió aquella discusión.
-¿Qué pasa?-
-Nada, que tu hijo es un mal educado-
-¡NO SOY UN MAL EDUCADO, SIMPLEMENTE NO QUIERO QUE ME DIRIJAS LA PALABRA!- Rompió a gritar estrellando la cuchara contra el plato y levantándose ferozmente de su silla.
-¡Por Dios cálmate¡ ¡pareces un niño¡- Dijo su madre.
El muchacho intentó calmar la furia que lo consumía por dentro.
-Como sea, yo me largo- Dijo.
Se dirigió a la sala, tomó su mochila y se acercó a la puerta para salir.
-¡Ey!- Gritó aquella mujer deteniéndolo. -¿No vas a terminar de desayunar?-
El muchacho giró y se le quedó viendo por unos instantes con una expresión sería.
-No... Desayunare en la escuela- Dijo bajando la mirada y abriendo la puerta salió.
Aquella mujer se quedó en blanco ante aquella reacción tan indiferente de su hijo.
-...Changmin...- Dijo para si misma la señora Han al ver a su hijo atravesar aquella puerta.

El trayecto a la escuela no era largo, tanto que podía ir de su casa hacia ella caminando.
Caminaba con los brazos cruzados sin distraerse con nada. Era una mañana fresca, los rayos del sol brillaban incondicionalmente y el cielo azul hacia más perfecta aquella mañana, ante tal inspirador paisaje Changmin no pudo evitar mostrar una sonrisa, la primera de la mañana, que le hizo de inmediato suprimir todo pensamiento de aquella discusión de hace unos momentos en su casa.
Pero hay que recordar que toda felicidad no dura para siempre y eso se demuestra cuando en su camino hacia la escuela se encuentra con un preescolar y no pudo evitar voltear y mirar. Ver a esos niños ser dejados por sus padres en la puerta de aquel lugar despidiéndolos con un beso en la mejilla o en la frente o simplemente dándoles un fuerte abrazo para luego correr hacia el interior del edificio resultaba de alguna manera nostálgico para Changmin.

~FLASH BACK~

Ya habían pasado 5 años desde que lo inevitable paso, 5 años que no sabía nada de su hijo.
Una tarde, Changmin regresaba de la secundaria.
-¡Ya llegué!- Gritó suavemente pero no tardo en percatarse que no había nadie en la casa.
Lo primero que hizo fue ir a la cocina y tomar un vaso con agua, subió al baño y después fue a su habitación donde dejó su mochila en su cama y él se tiró en la misma.
Minutos después y casi como por inercia se incorporó de nuevo quedando sentado apoyándose en la cama con sus dos brazos, se levantó y, aprovechando que no había nadie, se dirigió hacia la habitación de sus padres. Una vez dentro empezó a revisar por todos los lugares posibles donde podría estar algo que le diera una señal o una pista de donde podría estar su hijo, que para ese entonces ya debería tener 4 años. En cada cajón de cada cómoda que había, bajo el colchón, en las cajas que había bajo la cama, en el armario... nada, se cansó y se sintió un poco triste a la vez, pero después recordó otro lugar, uno donde no se le había ocurrido buscar, se aproximo de nuevo a una cómoda que estaba en frente de la cama pero esta vez se pegó hasta la pared y la recorrió con cuidado, una vez había visto “por accidente” como su madre guardaba lo que parecía ser unos papeles detrás de aquella cómoda, no estaba equivocado, metió uno de sus brazos y tentó lo que parecía un sedoso papel cartón que no dudo en agarrar y extraerlo de aquel lugar.
-¡Eureka!- Decía con la mirada llena de esperanza y felicidad aunque no estaba seguro si era lo que realmente buscaba.
Del sobre sacó unas cuantas hojas que estaban engrapadas y con solo leer la palabra “adopción” supo que había dado en el blanco. Los empezó a revisar de arriba a abajo y por fin supo quienes eran los individuos que aquella vez se llevaron a su bebé.
-Park Yoochun y Park Yeeun- Decía en voz baja.
Pero cuando quería saber un poco más...
-¡CHANGMIN!- Era la voz de su madre. -¡¿Que haces?!-
Inmediatamente se acercó al chico y le arrebató los papeles de las manos y los aventó a la cama.
-Mamá... yo...- Decía balbuceando.
-¡Escúchame bien Changmin por que solo te lo voy a decir una vez!- Dijo la señora Han aprisionando por los hombros a su hijo con sus manos. -¡Te PROHIBO que intentes buscar a ese niño! ¡Él esta muerto para ti! ¡¿Me oíste?!-
Changmin se sobresalto, jamas había visto a su madre actuar de esa manera con él, aun cuando la había visto verdaderamente molesta, pero no tuvo más remedio...
-Esta bien, no lo haré- Respondió asustado.
Después de esto su madre lo saco fuera de la habitación cerrando la puerta de la misma.
Changmin no supo más, no supo si aquellos seres se fueron del país o algo. Nada. Pero esos nombres no se fueron de su memoria: Park Yoochun y Park Yeeun.
Después de ese día jamas volvió a saber alguna pista de su hijo y esos papeles no los volvió a ver nunca.

~FIN DE FLASH BACK~

El claxon de un auto lo devolvió a la realidad, no se había dado cuenta de que llevaba varios minutos parado observando a aquellos niños del preescolar.
-¡Demonios!- Exclamó en voz baja al consultar su reloj y darse cuenta que ya se había retrasado.
No se hecho a correr sino que trató de calmarse y caminar lo más rápido que podía, momentos después no supo como pero había llegado faltando un minuto para iniciar las clases. Llegó al salón y pronto se dio cuenta de que el profesor todavía no había llegado, “Gracias...” pensó para si.
-¡Al fin llegas!- Le reclamaba aquella voz femenina tan reconocida para él.
-Karina...- Es lo único que Min puedo decir ante tal reclamo.
Karina Kwon era la única amiga de Changmin, de hecho era la única persona con la que se llevaba bien en toda la escuela, la única con quien podría trabajar cuando se formaban en parejas para algún proyecto o trabajo escolar.
-¿Porqué llegaste tarde?, nunca lo haces- Preguntó más de a fuerza que de voluntad.
Changmin volteó un poco la mirada y trato de responder.
-Hum... Es que...- Dijo, pero no alcanzó a terminar por que la voz del profesor lo interrumpió.
-Buenos días jóvenes, toman asiento por favor-
El chico y su amiga se sentaron y no vieron la oportunidad de volver a hablar hasta que fue la hora del receso.
-¿Y bien...?- Preguntó Karina.
-“¿Y bien...?” ¿Qué?- Respondió con otra pregunta.
-Que ¿Porqué llegaste tan tarde?-
-Ha... nada, un inconveniente en mi casa-
-¿De nuevo tus padres?-
Como odiaba que le siguiera insistiendo.
-Si-
-Ha... ya veo- Respondió cerrando el tema. -Bueno... ¡Vamos a comer que muero de hambre!- Exclamó tomando el brazo de su mejor amigo jalandolo hasta la cafetería.
Cuando llegaron a la mencionada, tomaron una bandeja y se acercaron a la barra donde estaba la comida. Decidió lo que comería para después depositarlo en la bandeja, Karina hizo lo mismo y se fueron a sentar.
-Mmm... Delicioso- Decía Karina dándole los primeros mordiscos a su comida.
Changmin hacia lo mismo, pero parecía que no le prestaba a lo que hacia y así era, en esos momentos solo podía pensar en aquel sueño, es decir hasta ese año solo pudo tener la sospecha de quien podría ser ese niño. Además, hoy era una fecha muy importante para él aunque no pudiera festejarla como se debe, “Hoy es su cumpleaños numero 10...” Pensaba para sí.
-Changmin...- Le hablaba Karina, pero este no respondía.
“¿Qué estará haciendo?”, “¿Lo trataran bien?”, “¿Sabrá que hoy es su cumpleaños?”, “...¿Le habrán dicho la verdad?...”. Todas estas preguntas se le vinieron a la cabeza, aunque no podría saber un respuesta concreta para cada una.
-¡Changmin!- Le gritó Karina haciéndolo salir de sus pensamientos.
-He... ¿Qué... Qué es lo que pasa?- Preguntó aturdido.
-Nada, es solo que estabas distraído- Hizo una pausa. -Demasiado diría yo-
-Ham... lo siento, tratare de ya no estar...- Se interrumpió el mismo. -Karina, vámonos de aquí- Le dijo casi como un susurro.
-¿Qué? ¿Porqué?- Respondió intrigada.
-Por eso- Changmin hizo una seña con los ojos para que volteara a la entrada de la cafetería.
Karina volteó discretamente y los vio.
-Ay no puede ser- Exclamó.
Un trío iba entrando a aquel lugar; el primero, es decir, el que iba al extremo derecho era el más bajo de estatura de todos, cabello casi negro, cara de poco amigos, unos 21 años; el segundo, al extremo izquierdo, el que se podía ver a simple vista que era el más alto de los tres era cabello castaño claro, expresiones de ser el provocativo de peleas y se le calculaba una edad de 23 años; y por ultimo, en el centro, estaba el más engreído de los tres, de esos que a la menor provocación te dejan más de un golpe de recuerdo de que no te debes de meter con él, de cabello rubio y el típico fleco del “típico niño malo”, con no más de 23 años era al que Changmin le tenía más coraje, pero también era al que le tenía más miedo de los tres. Tampoco sabía el porque, pero era el único de los tres que sabía como se llamaba: Kim Jaejoong. Ellos tres tenían la fama de ser los “Bullying” de la escuela.
Karina y Changmin tomaron sus cosas, se levantaron de aquella mesa y se encaminaron hacia la salida.
No pudieron salir desapercibidos, pues cuando pasaban por el lado de aquellos chicos el que se hacia llamar Jaejoong golpeo su hombro contra el de Changmin haciendo que este ultimo se le cayeran unas hojas que traía contra su pecho sostenidas por sus brazos cruzados.
-¡EY, FIJATE POR DONDE VAS IDIOTA!- Le reclamó el tal Jaejoong a Min haciéndolo responsable de aquel “accidente”.
Changmin solo se agacho a recoger sus cosas y miró de reojo a aquel fastidioso chico seguir caminando como si nada.
-...Estúpido...- Dijo casi como un susurro y pensó que no lo había escuchado.
Pero se equivoco. Cuando termino de recoger sus cosas se levantó y le escucho.
-¿Como me llamaste?- Dijo Jaejoong a las espaldas de Min en tono serio más no parecía molesto.
Changmin sintió la mirada de Jaejoong así que solo volteó “valientemente” para enfrentarsele.
Hubo unos segundos de atroz silencio en aquella cafetería y la mirada de los curiosos se dirigió hacia ellos.
-Vámonos Changmin- Decía a tono discreto Karina. Pero este ni se movía ni quitaba la vista de Jaejoong.
-¿Algún problema Jae?- Decía el más bajo de los tres acercándose a su amigo y mirando a Changmin con cara de enfado. -¿Quieres que lo solucionemos?-
-Déjalo Junsu...- Decía Jae levantando una mano en señal de alto y con una sonrisa burlona pero a la vez intuitiva se acercó a Min. -...Changmin y yo nos estamos conociendo...- Esto ultimo hizo girar la mirada de Min a otro lado pero Jae puso su mano en la barbilla de este haciéndolo girar bruscamente hasta que su mirada se encontró con la suya de nuevo. -Jeje, ya habrá tiempo para hablar- Dijo antes de soltarlo.
Los tres se fueron a comer mientras que Changmin y Karina salieron a toda prisa de aquel lugar.
-¡¿Qué te pasa?! ¡¿Estas loco?!- Dijo Karina reprendiéndolo por lo ocurrido con el tal Jaejoong.
Changmin no respondía, tenía su mirada dirigida hacia el suelo y solo podía pensar en aquellas palabras: “...ya habrá tiempo para hablar”. “¿Ya habrá tiempo para hablar?” “¿Qué quiso decir con eso?” ... “¿Qué planea?” ... Pensaba.
-¡¡¡CHANGMIN!!!- Gritaba Karina al ver que aquel tonto no le hacia caso.
-Haaa... ¿Qué?- Respondió “aquel tonto” regresando a la realidad.
-¿Qué te pasa? ¿Porqué sigues distrayéndote?- Preguntó de nuevo Karina un poco más seria y la vez preocupada.
-Hum... no es nada-
-De acuerdo- Dijo haciendo una pausa. -Bueno, vamos a clases el timbre ya a de haber sonado-
-Ok-
Era inútil, por más que intentaba concentrarse no lo conseguía, no podía, solo pensaba en aquellas palabras que aquel loco le dijo: “...ya habrá tiempo para hablar”.
El resto del día fue un “día cualquiera” en la vida de Min. Después de salir de la escuela y despedirse de Karina se encamino hacia su casa donde al llegar no encontró a nadie, como siempre. Se encaminó a su habitación, tomó un baño y comenzó con sus deberes tratando de olvidar aquellas palabras.
-Esto no se puede poner peor- Dijo para si mismo, pero olvido algo: nunca digas que nada puede ir peor por que lo ira.
Cuando terminó se acostó en su cama hasta conciliar el sueño importándole poco a que hora llegaban sus padres.

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