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Cuéntame la leyenda del Conde y su sirviente - Cap. 19

Roja como las cerezas. Roja como la sangre.

- Realmente fueron tiempos difíciles para el Conde y el sirviente. Ni hablar de Hyunah, que se había encariñado con su padre.
- ¿Y que fue de la relación de Jaejoong con Typhoon?
- Fue asquerosa y se estableció mediante sobornos señorita Ji Min… realmente asquerosa.
- ¿Lo obligaba a estar con él?
- Así es… y cada vez que él tenía intenciones de negarse… le recordaba que tenía a su hermana como prisionera.
- Pobre hombre… - la muchacha se lamentó. Entendió un poco los sentimientos del rubio… ya que era algo usual con la trata de mujeres hoy en día. A pesar de que él no fuese una mujer, era bastante cotizado como una.
- Lo que el General no notó… fue que lo único que hacía con su soborno era crear más odio y más repulsión. Para mí, creó un arma en la mente de un joven bastante inocente.
- No creo que Jaejoong fuese un hombre inocente… permítame aclararle. – Yoochun se metió… es que luego de oír la historia, creía que ese adjetivo no calificaba correctamente para él. – es decir, no creo que sea un joven malo… pero simplemente la vida ya le había quitado la inocencia hace mucho.
- Tal vez… pero recuerda, que en parte, junto a Yunho la había recuperado…
- El poder del amor… ¿Cierto? – se rió Junsu. El historiador lo miró con mala cara. – Omitan la parte en la que fui sarcástico… y piensen por un momento en si tengo o no razón…
- Tal vez tengas razón Junsu, yo siendo mujer… creo en esas cosas… y ahora, dígame… ¿Hyunah? ¿Qué fue de ella?
- Ella creció en paz… mientras el Conde no estuvo en la casa…
- ¿Pero su relación con el Conde no era buena?
- Si… solo que si el Conde estaba en el castillo comenzaban las peleas… entre los adultos.
- Eso le hacía daño a la niña…
- Así es… Pero, Yunho venía cada un mes aproximadamente. Incluso cuando ella cumplió 1 año, el no había podido asistir. Jaejoong se encargó junto a Changmin y Tiffany de la fiesta.
- ¿Y su madre?
- ¿Bo Ah? Ella odiaba hasta a su propia hija. Se encargó de hacer reuniones para aparentar un bienestar familiar que jamás existió… la ignoró y se encargó de lastimar a la única persona que la cuidaba. – el hombre se quedó en silencio unos segundos, los 3 viajeros se miraron entre sí… tal vez había algo en la historia que no se animaba a contar – Bueno, eso terminó llevándola al desastre al cabo de años.

La pequeña Hyunah cumplía 2 años… pero esta vez, no fue Jaejoong, ni Changmin y Tiffany quienes le organizaron una fiesta… si no, su misma madre.
El rubio observó todo con desconfianza… ya que ella no había aparecido en la mayoría del tiempo durante esos años. Sospechaba, que habían intenciones dobles detrás de todo ese montaje.
Yunho regresaría en la noche, luego de tanto tiempo de estar en batalla… pero aún así la Condesa había iniciado la fiesta en la mañana.

En cuanto a los sentimientos de Jaejoong en aquel tiempo sin el moreno… estaba dormido, pero tenía una conexión con su mundo real… Hyunah.
A pesar de ser sobornado todo el tiempo por Typhoon y de ser obligado a hacer cosas que no quería… todo valía la pena cuando veía el rostro de la niña feliz, y más el recordar a Yunho… en como había cambiado por él.
No iba a escaparse… sabía que estaría abandonando a personas muy importantes, y aún tenía fe de lograr liberar a su hermana para así desprenderse del psicópata del General.
Por supuesto, Yunho no tenía conocimiento de esto. Ni siquiera Changmin… solo Bo Ah.

Entró al salón… donde la Condesa almorzaba junto a otras mujeres de altos rangos. Hijas, hermanas, esposas de generales por ejemplo. Notó la asquerosa mirada de todas ellas.
Las odiaba profundamente.
Ricas, mantenidas, prejuiciosas, “chusmas”… y encima venían a observar a su hermosa Hyunah

Se mantuvo parado en un costado… esperando que tal vez Bo Ah le pidiese algún favor… pero ella parecía ignorarlo.
La niña… se sentaba en un extremo de la mesa, se la veía aburrida… molesta, así que comenzó a hacerle señas con las manos, mientras sonreía y jugaba.
Jaejoong quería reírse y continuar con su juego… pero sabía que no era posible.
Le respondía con leves gestos e intentaba callarla con otras señas… pero eso parecía entretener aún más a su… podría decirse, “casi hija adoptiva”.

- Kim Jaejoong… ¡realmente es un placer conocerte!
- El gusto es mío señorita…

Una muchacha, que aparentaba tener su misma edad, entró a la habitación y lo saludó, ignorando por completo la presencia de las otras mujeres.
Ella lucía hermosa, pero para nada femenina.
Tampoco era desubicada… ni menos desagradable, pero simplemente era diferente y digna de admirar.

“¡Cuñada!”… se escuchó el gritó de Bo Ah y ahí comprendió… se trataba nada más ni nada menos que de Anne Jung, la hermana menor de Yunho, la mujer que comandaba ejércitos.

La respuesta de ésta fue mínima… solo abrió sus brazos para recibir a la cumpleañera, que gracias a la emoción, salió corriendo alrededor de la mesa, ignorando la reprimenda de su madre, que la había querido quieta durante todo el almuerzo. La misma Condesa la sujetó del brazo cuando pasó a su lado… pero ella se safó de su amarré para seguir corriendo y así chocarse con una de las sillas.
Se cayó de muy mala manera al suelo… y no tardó ni 2 segundos en comenzar a llorar, cuando vio las gotas de sangre brotar de su rodilla.
Bo Ah bufó y se acercó a ella solo por la mirada atenta de las otras mujeres.

El rostro de todos en la habitación se transformó… cuando la niña no dejó que su madre la rozase siquiera. Incluso empujó su brazo enojada.
Anne abrió los ojos, ya que no recordaba que la relación de su sobrina y cuñada fuese tan estrecha. Mala podría decirse.
 Se escuchó un leve murmullo… la niña lloraba cara vez más fuerte y con el segundo intento de la avergonzada Condesa por levantarla comenzó a gritar…

- ¡Omma! Levántame tú… no quiero que ella me toque… ¡Omma! Me duele mucho… me duele…
- ¿Qué dices Hyunah? Amor… Yo soy tu Omma… déjame ayudarte. – intentó calmar la situación… pero la niña, que no necesitaba fingir nada, no iba a aceptar participar de un juego creado por ella.
- No lo eres… ¡No! ¡Jaejoong Omma, Tía Anne, Tío Changmin! ¡Me duele!

Bo Ah Kwon se quedó sin palabras. No intentó ayudarla nuevamente, y solo se corrió hacia un costado cuando el mismísimo Jaejoong se acercó a levantarla.
Esta vez, realmente había creído que habían rozado su límite.
Incluso sin la presencia de Yunho, seguía siendo desvalorizada. No podía permitirlo. Esa no era su hija… era un capricho que representó más poder para su horrible esposo y más confianza para su amante.

Odiaba a la niña… odiaba al Conde… odiaba a su sirviente.

El rubio la sujetó en brazos y la sacó de la habitación… las mujeres allí dentro se habían quedado boquiabiertas.

Aquel rumor de que Yunho Jung había traído a un esclavo parecido a un ángel desde corea… y no solo eso, se había vuelto su amante, su guía, su punto débil… incluso ganándose el corazón de su pequeña hija… eran más que ciertos.

Anne y Tiffany serían las encargadas de seguir con la fiesta, pero Bo Ah, acababa de perder la razón gracias al odio y la envidia.

[…]

El Conde y el Señor Seo Kwon llegaban al castillo luego de finalizar con una serie de batallas… victoriosas por supuesto.
Aunque esperaban un ambiente festivo… solo se encontraron con una mujer totalmente cegada por un enojo inexplicable.

Aunque Bo Ah esperó escuchar alguna reprimenda de parte de su esposo… la recibió directamente desde su padre.

El moreno creyó que no debía formar parte de la pelea… así que solo llegó a donde los invitados continuaban con la fiesta y saludó a todo el mundo allí dentro. Incluida su hermana, que sonrío al verlo tan vivo… y tan expresivo.

Se preocupó por el estado de su hija… y se mostró demasiado ansioso por verla, así que la mejor opción fue esperar a que Jaejoong y Changmin regresaran con ella desde el hospital.

Después de todo, él era el “Conde de la Muerte” y su cabeza… valía miles y miles de yenes en corea…no quería salir por la ciudad a buscarlos, ya que podría terminar involucrado en una emboscada militar.
Su interior pudo haber cambiado respecto al castillo… pero continuaba siendo el mismo ser inexpresivo cuando se trataba de la guerra.

[…]

Era una noche muy extraña.
Una de las que peor sabor le traían a Jaejoong desde que había pisado la Mansión Jung.
No había ocurrido nada malo, ya que la fiesta avanzó con nuevos invitados y una “Hyunah” herida pero feliz…
Tiffany y Changmin se encargaron de atender a todos, y Anne era una buena anfitriona cuando se lo proponía. Parecía ser que no habían pasado ni dos meses desde su partida del castillo para dedicarse a la lucha.

Anne Jung tenía 22 años recién cumplidos y… aunque su intención toda la vida fue ser una mujer normal, gracias a su hermano no había podido serlo.
Tras la muerte de su padre, seguida de la de su madre, quedo a la merced de Yunho que, cegado en odio y rencor, jamás tuvo tiempo de darle amor.
Ella sin embargo, amaba al único integrante que le quedaba de la familia, y trataba de entender el porque de su actitud tan fría y seria para todo lo que hacía.
Pero esa tarde, luego no de verlo por tanto tiempo, había notado algo extraño cuando cruzaron miradas. ¿Era una sonrisa? ¿Acaso Yunho le había dedicado una sonrisa?
Mentir, no iba a hacerlo… escuchar, si que había escuchado rumores.
Los juntó a todos de golpe y llegó a una fatálica deducción: “el corazón de su hermano había sido tomado”.
Recordó el día en que, como una adolescente emocionada, le contó al moreno que le gustaba demasiado un chico, que lo quería. Ese chico estudiaba en el ejército con ella, y realmente se llevaban muy bien... a parte de haber tenido algunos encuentros amorosos paralelamente a sus deberes.
Pero no recibió una respuesta bondadosa del mayor, que la miró con mala cara y le dijo: “¿Querer? ¿Gustar? Ocúpate de tu vida Anne, das vergüenza.”

¿Sería tal vez el momento de echárselo en cara?

Sintió frío, aún cuando la noche era calurosa y la había obligado a retirarse de la celebración…
Una mano le sujetó la espalda y le habló despacio…

Por algún motivo, sonrió entre tantos pensamientos.

- Señorita… ¿Quiere que le traiga un abrigo? – el rubio, aún desconocido para ella, le devolvió la sonrisa. Solo se quedó callada, sin saber que decir. - ¿Algún problema señorita?
- Anne, Jaejoong… llámame Anne.
- Bien. Anne, ¿Necesita un abrigo?
- No, muchas gracias… fue solo un… escalofrío. – la morocha de rasgos perfectos y duros al igual que su hermano, no pudo evitar perderse un momento en el rostro del sirviente. Fue extraño, podía sentir a Yunho en él. – Tú… ¿No te has preguntado como se tu nombre?
- Si, lo hice… pero no supe si sería atrevido de mi parte preguntar.
- No eres atrevido… puedes preguntar si quieres…
- ¿Me lo dice?
- Mi pequeño Taemin me ha hablado de ti…  creí que exageraba al describirte, pero veo que lo subestimé demasiado.
- Mmm… no tengo idea de que le haya dicho pero… no soy una mala persona de todos modos.
- No no, habló bien de ti… muy bien. Demasiado tal vez.
- Realmente me aprecia,  y yo a él por supuesto… ¿Desea beber algo? ¿Comer? Enserio, estoy a sus órdenes…
- ¿Siempre eres así de disciplinado? ¿Con todos?
- No claro que no. Solo con las personas que quiero ser disciplinado…
- Que sincero… demasiado para ser un esclavo.
- Veo que lo único que conoce de mí Señorita Anne, es mí nombre.
- En realidad finjo no saber nada… se que tu carácter es moldeable según la persona que de la orden… también se que varios generales enloquecieron al conocerte, entre ellos mi hermano.
- Así que eso se dice… que Yunho perdió la cabeza por mí…
- ¿Yunho? ¿Lo tratas tan informalmente? – ella habló sorprendida, ya que conocía más que nadie, esa tendencia del moreno de no ser llamado por su nombre. - ¿En qué momento un sirviente llegó a ocupar este lugar?
- Solo a veces… pero él me perdona si lo llamo así… incluso si le falto el respeto me perdona, aunque me de una reprimenda… - Jaejoong sonrió al pensar en qué clases de reprimendas le daba y quiso portarse mal, como cuando era nuevo en el castillo.
- ¿Reprimendas? Mi hermano está loco…
- ¿Va a odiarme usted también Señorita?
- No… claro que no, solo estoy sorprendida por este fenómeno que causaste… incluso mi sobrina te ama… los sirvientes también y yo se que Changmin aprendió a quererte, pero a su modo.
- Juro que no hice nada… en parte, su hermano ha logrado algunas cosas en mí desde que…
- ¿Te compró verdad?
- Así es…
- Eso explica muchas cosas… ¿Bo Ah lo sabe? Es algo bastante obvio…
- Yo creo que ella va a matarme…
- Yo también lo creo. Pero estoy hablando seriamente rubio… - ambos voltearon a ver quién salía a tomar aire… Jaejoong no lo pensó dos veces, corrió a la cocina cuando el Conde los miró. No estaba preparado para esto luego de tanto tiempo sin ni siquiera hablar con él. - ¿A dónde vas?
- Los invitados se han ido… debo organizar los salones, limpiar los platos y guardar la comida… - le gritó. Yunho se quedó sin poder a penas saludarlo.

[…]

~ De esos amores que llevan a la locura, hay muchos.
Ni el dolor, ni la felicidad, ni la muerte, ni la sangre saben lo que es el amor: el sentimiento más contradictorio del mundo, según la persona ~

¿Y por qué una mujer, tan bella y poderosa, debía volver a derramar una lágrima por un hombre que no la supo querer?

“Te entregué mi cuerpo, mi corazón, mi cabeza… te entregué una hija. Te entregué mi vida Yunho y ahora que la has usado y echado… yo lo recuperaré obteniendo la tuya”

[…]

- ¿A dónde fue?
- A ordenar. Algo así escuché.
- ¿Te has presentado? – el moreno interrogó a su hermana, ya que sabía, tenía una habilidad peligrosa para hablar. – dime que te has comportado…
- Oye Yunho… ¿Enserio te preocupa lo que pude haberle dicho? ¿Tienes fiebre? – llevó irónicamente una mano a la frente del moreno.
- Estoy hablando enserio Anne.
- Yo también… ¿Cómo es posible que no me hayas golpeado ya?
- Ya suficiente… - el mayor empezó a caminar, extraña casualidad hacia la misma dirección que el rubio. Ella empezó a reír… se había vuelto tan obvio y tan débil a la vez.
- ¡Hermano!
- ¡¿Qué?! – se detuvo un momento… ya un poco enojado.
- Ya no hay nadie en la casa y… todos duermen…
- Deberías dormir tú también…
- Seguiré tu consejo… - Yunho continuó avanzando pero otra vez fue interrumpido. – ¡Hermano!
- ¿Qué quieres Anne? ¡Habla de una vez!
- Ah sí… solo quería decirte que… mmmh… tienes un lindo sirviente. ¡Un muy lindo sirviente!
- Lo es… ¿Cierto? Todos piensan igual.
- ¿Tú también? ¿Cómo es que no juegas con él? – el tono irónico de Anne que terminaba de comprobar todas sus teorías. “Poco llamativo” era el hombre que tenía el corazón del Conde.
- Por supuesto que sí hermana… ¡Hoy nos toca!

[…]

Como si fuera poca provocación para Yunho, llegó a la cocina y esperó a que Jaejoong volteara a verlo… pero no lo hizo.
Sus manos se movían frente a él… ¿Se encontraba limpiando a estas horas?
Y lo que era mas extraño… ¿Se encontraba limpiando?
Aunque él fuese un sirviente, tenía bastantes privilegios… y eso sin dudas, se lo había dejado todo a los otros 5 ayudantes.
Terminó con las numerosas copas donde habían bebido los invitados, llegaron a ser más de 50 por la noche.
Sin embargo al terminar, no salió de la cocina, ni mucho menos se sentó a descansar… solo abrió uno de esos paquetes con el helado más rico que se pudiera probar, y de cereza.
Esa obsesión que Jaejoong mantenía por las cerezas, la cual Yunho no comprendía.
El moreno pensó… ¿Se quedaría observándolo viéndolo comer mientras avanzaba la noche? Ya era tarde y…

Ya era tarde.

Sonrío y vio llegar a Changmin a su lado, curioso, por saber que estaba haciendo.

- Primo… ¿Qué problema tienes? Es tu cocina… no debes pedir permiso para pasar… - el morocho preguntó inocentemente, ya que lo que menos imaginaba era que el Conde se encontraría espiando al rubio.
- Shhh… silencio, no quiero que nadie me escuche.
- ¿De qué estás hablando?
- Shhh… vete a dormir…
- ¿Estás ebrio? Pero recién has vuelto de batalla… - lo empujó para poder ver que era lo que llamaba su atención, y se sorprendió al ver a Jaejoong sentado sobre la mesa, comiendo solo… a esas horas de la noche. - ¿Estás observándolo a él?
- Ah quién más si no primo.
- ¿Qué? – la cara de sorpresa e indignación de Changmin al escucharlo tan convincente. ¿Qué se pasaba por su cabeza? ¿Acaso el morbo lo llevaba a disfrutar de ver a su amante comer? – creo que has perdido definitivamente la cabeza Yunho…
- Shhh… ¡ya, lárgate!

Changmin permaneció un rato en silencio… y acompaño al Conde con su misión por espiar al sirviente.
Parecía que Jaejoong sabía que lo observaban… si no, no se encontraban motivos para que fuese tan provocadora su manera de comer. Yunho estaba perdiendo la cabeza, sumándole a que no lo veía hace tiempo ya.
Se quedó asombrado al ver a su primo imitándolo. ¿Por qué estaba haciendo eso?

- ¿Qué demonios Changmin? ¡Vete ya a tu habitación!
- No soy un niño que mandas a dormir… ¡Vamos!
- Si no quieres dormir, no lo hagas… pero no te vas a quedar aquí a espiarlo a él… - Yunho bufó…incluso parecía celoso. De hecho, lo estaba.
- No es como si me interesara… - ambos sonrieron – bueno, tal vez no tanto como a ti…
- Tienes 5 segundos para salir de mi vista… - el rostro del moreno se transformó sin dudas al escuchar las palabras de su primo. “tal vez no tanto”… ¿Acaso todos habían perdido la cabeza por el sirviente?
- ¡No vayas a enojarte!
- ¡Tú eres el morboso aquí!
- ¿Qué? Perdóname… pero no soy yo quién tiene una erección mirando a su amante comer helado. – Yunho abrió los ojos y sintió una vergüenza tremenda… se llevó las manos al pantalón. Se notaba… si que se notaba. - ¿Vergüenza acaso? Perverso…
- Shhh, lárgate… ¡Lárgate!

Lo empujó y le hizo una seña bastante aterradora. Changmin no lo pensó 2 veces y cansado de pelear decidió irse.

Escuchó un ruido dentro de la cocina. Jaejoong había volteado parte del helado.

Yunho tenía un problema y, nuevamente, el rubio era su responsable.
Entró sin pedir permiso y lo asustó… después de todo, estaba prohibido para los sirvientes comer en horario de trabajo y más todavía la comida del Conde y su familia,

- Creo que te he atrapado…
- Oh… lo siento, lo siento… tú sabes que, amo las cerezas. – la sonrisa de Jaejoong lo hizo ceder, igualmente, no estaba verdaderamente enojado.
- Si… lo se. – esta vez los dos sonrieron… realmente se extrañaban, tanto, que ninguno encontraba las palabras justas en aquel momento. - ¿Has estado bien sin mí?
- ¿Qué crees?
- Que sí has estado bien… ya que te veo más reluciente que nunca. – eso hizo ruborizar a Jaejoong. Tuvo que apoyar el pote de helado sobre alguna plataforma. Empezó a juguetear nervioso con sus manos, aunque no era muy propio de él perder el control así. – más reluciente… hermoso… deseable… - continuó halagándolo mientras se acercaba a él y lo acorralaba contra la mesa. Sintió su aliento chocar contra sus labios. El rubio ya empezaba a suspirar, aunque sabía que no era el momento para dejarse coquetear así.- ¿Me dejarás pasarla bien contigo esta noche? Hace mucho no nos vemos…
- Yunho… no lo se… recuerda que Bo Ah está durmiendo y tu hija ya está grande… suele pasear por los pastillos cuando no logra dormir…
- ¿Quieres que te lleve algún lugar? Así no estas tenso… - el moreno lo invitó, pero sabía que no iba a contenerse hasta algún antro de la ciudad. Necesitaba hacérselo ya, ahí mismo si era necesario. - ¿Qué dices?
- Mmh… probemos un poco de peligro.

Jaejoong se mordió el labio al imaginar muchas cosas que podrían hacer con el helado sobre la mesa. Aún no había saciado su sed por las cerezas… tal vez era bueno estimular un poco más al moreno. Solo sonrió al sentir su entrepierna latir con un simple rose. Estaba más que excitado… eso lo hizo sentir muy orgulloso.

- ¿Te has excitado mientras me veías comer helado? Maldito perverso…
- ¿Notaste que estaba allí?
- Sí… imposible ignorar tu perfume…

El moreno atrapó sus labios sin avisar. Simplemente no podía evitarlo, se convertía en un animal cada vez que Jaejoong lo seducía, a veces creía que tal vez ni siquiera eso hacía falta. Se posicionó entre sus piernas, obligándolo a abrirlas un poco más… mientras continuaba besándolo y empezaba a desabrochar esos molestos botones de su perfecto uniforme.
El rubio esperó a quitarle la camisa para sujetar una capa de helado y echarla en su pecho, Yunho tiritó debido al frío, pero eso no lo detuvo para continuar desvistiéndolo.
Mientras tanto, su pecho comenzaba a ser víctima de la habilidosa lengua de su amante, que se sostenía con las manos sobre sus hombros, y dejaba heridas bastantes profundas por culpa de las uñas.
¿Por qué no era cuidadoso? Ese siempre había sido un tema de discusión para ambos… las agresividad y las marcas que se dejaban mientras tenían relaciones.

Esta vez fue el moreno el que atrapó helado entre sus dedos, y lo llevó apropósito sobre sus propios pezones, para que sean atendidos de una buena vez.
Jaejoong entendió el mensaje rápidamente y se encargó de juguetear con ellos. Los mordió y lamió lo suficiente para que Yunho gimiera por primera vez en la noche.
Odiaba admitirlo, pero eso lo encendía al 100% a él también.
Abandonó su pecho para dejar que su amante jugara un poco con su cuello.
Cobró su deuda por los rasguños en sus brazos.
Mientras tanto, le quitaba el cinturón e imitaba aquella acción con el suyo.

Tal vez esa noche, estaban un poco desesperados como para hacer una preparación extensa.

- Esa atolondrada boca Jaejoong… hace cuanto no la probaba…
- Mmh… esta boca quiere un poco más de helado Yunho… un poco más – la excitada voz del rubio logró que el moreno comprendíera que esta vez, había que ir un poco más rápido. Ni siquiera se molestó en trabar la puerta o llevarlo a una habitación… lo iban a hacer ahí mismo. En la cocina, en la mesa. - ¿Qué esperas Yunho? Quiero helado, quiero más…
- Maldito, eres un maldito…

Teniendo al hombre más hermoso del mundo riendo entre sus brazos, suplicándole por más, gimiendo su nombre, totalmente entregado y casi completamente desvestido. ¿Cómo iba el Conde a resistirse?
Llevó su mano dentro del pote que contenía el resto de helado. Se peleó con la de Jaejoong, que seguía jugueteando con la crema… continuaba manchándolo y chupando cada vez que podía.
Le preguntó irónicamente si aún deseaba comer el helado que restaba. Ambos sonrieron… y el rubio se llevó 3 de los dedos de su amante a la boca.
Los absorbió tranquilamente mientras masajeaba y sentía el miembro de Yunho en extremos problemas. Era divertido para él saber que pronto, eso estaría en su interior, y que le haría perder la cabeza probablemente.
Subía y bajaba, mientras no dejaba ni una pizca del postre en los dedos del moreno, el cual lo miraba atentamente sin poder correr sus ojos de él.

- Más profundo Jaejoong… más rápido… no vayas a dejar nada. – la sonrisa de autosuficiencia cuando aumentó la velocidad, y deslizaba hasta el final de su garganta los dedos de un desesperado Yunho que no veía la hora de terminar de poseerlo ahí mismo. – Que habilidosa lengua tienes… que sirviente tan obediente… - el rubio se detuvo al oír sus últimas palabras. ¿Obediente? Mmm, eso le hacía creer que era ordinario… que era sumiso. No le agradó en absoluto.
- ¿Obediente? – sonrieron ambos, había pegado en el punto justo para hacerlo poner un poco más sucio si era posible. – Apóyate sobre la mesa. ¡Ya!

Solo no le dio tiempo a quejarse. Lo obligó a cargarse sobre la mesa y a apoyar sus manos en ellas.
Le quitó por completo el pantalón y los borcegos. Luego lo imitó, pero sin sacar las botas del uniforme que él llevaba puestas.
Esa era una de las costumbres de Jaejoong, no dejar a su amante usar zapatos mientras intimaban, pero él si quería, podía conservarlos.
A eso le seguía un menú dulce obligatorio al terminar y nada de tapar ese pecho de Yunho que tanto le gustaba.

- ¿Me ayudas a subir?

Usó un tono bastante agresivo pero autoritario.
El moreno solo se dejó llevar por un momento… pero conocía sus límites.

Lo sujetó y subió sobre le mesa. Quedó entre sus piernas, mientras comenzaba a besarlo nuevamente y llevaba aquellos dedos bastantes dilatados a su entrada.
No le preguntó… simplemente lo hizo.
El primero, pareció no notarlo ya que no interrumpió el encuentro de sus bocas.
El segundo, lo hizo jadear… pero no lo suficiente para soltarlo.
El tercero, los obligó a separarse y dejar de jugar con el helado. Se encontraban bastante pegajosos, transpirados y desalineados… era sin dudas una de las situaciones más raras de sus vidas.

- Vamos Yunho… siempre dolió al principio.

El Conde comenzó con los movimientos circulares, mientras veía el signo de molestia en el rostro de Jaejoong.
Pero no le importo… siempre llegaba a la conclusión de que su sirviente era lo suficientemente perverso como para soportar eso e incluso disfrutarlo.
El rubio golpeó su pecho cuando abrió los dedos de más dentro de él… pero aún así solo gimió por lo bajo, no quiso demostrar mucha más molestia.

- Veo que estás bastante tranquilo amor… mejor, acomódate que ya estoy demasiado ansioso y sin ayuda de nadie.

El moreno susurró mientras volvía a besarlo y se quejaba por la agresión.
Se movió un poco más el centro de la mesa y lo obligó a arrodillarse separando las piernas alrededor de su cintura.
Jaejoong estaba completamente expuesto a su hombría… tanto, que incluso notó algo de duda en su rostro.

- Tienes bastante energía esta noche amor, así que vas a saltar tú…
- Me parece bien… “amor”.

Se posicionaron y Yunho lo penetró rápidamente.
No podía explicar como se sentía con exactitud que esas estrechas paredes contuvieran su erección luego de tanto tiempo, pero era casi como había imaginado su paraíso.
Siempre era así, cada vez que lo hacia suyo… nunca cambiaba, era como una droga.

Drogas que no cansan, drogas que causan adicción.

- Te quiero ver saltando… ¡Ahora! – sabía que a Jaejoong le encantaba que fuese rudo con él, así que por que no torturarlo un poco.
- Es… es…espera un momento… - a penas podía hablar por culpa del dolor, mantenía los ojos cerrados y sus manos en el hombro del moreno otra vez.
- ¡No! ¡Ya! ¡Ahora!
- Yu…Yu…nho…
- ¡Ahora! ¿Qué no entiendes? – Y lo envistió impacientemente, haciéndolo gritar del dolor, como hace mucho no lo escuchaba. Ese era el regalo que las noches le entregaban cuando vivían juntos en el castillo. – Ah sí… vamos, comienza a moverte.

A pesar de la incomodidad, Jaejoong empezaba a moverse sobre él… llevando un ritmo lento y bastante cauteloso. Cada vez que se detenía un poco, el moreno lo obligaba a retomar… hasta empezar a sentir, como esos gritos de dolor se trasformaban en placer, música para sus oídos.
No tardó en comenzar a brincar, usando toda la fuerza que le quedaba… ya estaba listo incluso para reír, como solía hacer siempre antes de llegar al orgasmo.

- Yunho… así… así… se siente tan… bien.

El moreno sonreía desde abajo, mientras sostenía su cintura y lo ayudaba a mantener el ritmo. Realmente, aunque jamás se había encontrado en su posición, podía imaginarse lo cansador que era auto envestirse.

- Cada vez que quieras helado puedes pedírmelo. Te lo daré de esta forma. – un dejo de ironía en su voz. Ahora desearía que el rubio pidiese helado todo el tiempo.
- Ahh… cla… claro….

La energía de Jaejoong cada vez iba desapareciendo un poco más. Así que Yunho decidió ayudarlo para que pudiesen acabar juntos de una vez.
Aunque no lo deseaban y hubiese sido perfecto pasar la noche completa así… sabían que la cocina no era del todo segura.

Lo detuvo un momento y lo hizo bajar… el rostro de su sirviente se mostraba molesto, estaba dolorido y que lo interrumpieran de esa forma sin dudas no colaboraba.

- ¿Duele bastante verdad?
- Idiota. Vamos, que aún no terminamos.

Nuevamente ambos se rieron y colocaron sobre la mesa… pero esta vez, Jaejoong se acostó y Yunho se quedó parado entre sus piernas.
Retomó con las estocadas de nuevo, y ahora podía darle al rubio la oportunidad de masturbarse mientras lo hacían.
Lo ayudó con eso también.

Realmente, era placentero para ambos… y lo peor era saber que no había otra persona en el mundo que los lograra hacer llegar hasta ese punto de locura.

Tanta era su distracción, que no notaron los ruidos por los pasillos y olvidaron los vidrios que conformaban la transparente puerta.

Yunho se corrió dentro de Jaejoong en primer lugar… haciéndole sentir como su esencia bañaba su interior y lo hacía temblar por los escalofríos que le causaba.
Se corrió luego él en segundo lugar, en su mano y la de su amante.

Si que estaban cansados… y dormir juntos era el mayor deseo que tenían, pero así también el más imposible.
Se levantaron y empezaron a vestirse… sin hablar, pero riendo cada vez que cruzaban miradas.

Sí… estaban completamente idiotizados el uno por el otro. Tanto, que preocupaba.

El rubio fue el primero en vestirse y así también el primero en notar la mirada de Bo Ah desde la puerta… con un arma en la mano derecha, que lo hizo poner pálido y dejar sin palabras.
Llamó la atención de Yunho, pero éste tardó en voltear.

La mirada, era una mirada fría… perdida…profunda y sobre todo negra, llena de dolor y maldad.
Ni siquiera la había podido observar en el rostro de los militares asesinos que se habían encargado de asesinar a su familia. Ni siquiera en el rostro del moreno cuando perdía la cabeza.
Simplemente, jamás la había visto.

Y temió por la vida del hombre que amaba, de su hermana en manos de Typhoon, de cualquiera ahí en la casa, menos él… ya que la suya, había dejado de importarle hace bastante tiempo.

- Bo Ah… ¿Qué… estás… haciendo? – Recién ahí el Conde pudo verla… y sintieron exactamente el mimo temor los dos. – Suelta esa arma… no quieres hacer una locura…
- Locura… - los señaló a ambos y sonrió, del modo más enfermo que pudiesen imaginar – eso es una locura… ustedes lo son…
- Bo Ah, tranquila… podremos hablar, pero sin esa arma de por medio.
- ¿Hablar? ¿De que mierda hablar Yunho? Yo no quiero hablar con nadie… es un tema cerrado para mí.
- Pero yo sí quiero hablar… ¡mereces una explicación!
- ¿No entendiste nada en estos largos y pálidos años cierto?
- Podrías hacerme entender…
- ¡NO! – los apuntó esta vez, con toda la convicción del mundo, como si disparar no fuese un impedimento para ella. – ¡Ya no me interesa! Ahora… “Dolor”, dolor para ti, para él, para todos en esta maldita casa y en esta maldita ciudad! – Jaejoong sujetó el brazo del moreno y suspiró resignado. ¿Morirían ahí mismo? Podía sentir el frío que la muerte te mostraba antes de tomarte… esa que cuentan en los libros. – No te pongas nervioso Kim Jaejoong… ¡No voy a matarlos! ¡Eso sería un placer para ustedes! Morir juntos… ¡Bla bla bla…! Vivirán… pero con culpa… por haber destruido mi vida, por haberse enamorado de la persona equivocada, por haber causado la muerte de su hija… por que ella, no es mi hija.

A partir de ese momento nada de lo que ocurrió fue claro.
Bo Ah salió corriendo por el pasillo, hacia la habitación de Hyunah. Los sirvientes tardaron en reaccionar y fue Jaejoong el único que le siguió los pasos.
El moreno intentó correr, pero los perdió, ya que no creyó que iría a la habitación de su hija, si no a la suya.

[…]

Hyunah lloraba junto a Jaejoong, con las manos y el rostro lleno de sangre y completamente inmóvil… que había recibido un disparo en el pecho.
Su habitación estaba oscura y ellos tirados en el suelo, junto al único rayo de luna que llegaba en él.
Bo Ah continuaba apuntándolos… sin arrepentimiento y más convencida que nunca a disparar otra vez y asegurar la muerte de ambos, ya que su intención había sido matar a los niña sin dudas.

Así mismo matar a su hija de sangre, pero por supuesto, no de corazón.

Disparó otra vez…

Yunho gritó y la vio llevarse el arma a la cabeza. No sería capaz de suicidarse… ¿O sí?
Changmin llegó y no fue capaz de reaccionar… simplemente el cuerpo se le había paralizado.

Fueron 5 segundos de silencio… incluso el llanto pareció desaparecer en aquel entonces.
Solo se escuchó el sonido del gatillo otra vez y las palabras más sinceras y aterradoras de la Condesa hasta ese momento:

- Yunho… te amé.

Solo se quitó la vida… pero sin ninguna clase de arrepentimiento.

Hyunah gritaba de dolor… de miedo… de desesperación, intentando secar sus lágrimas y ensuciándose con la sangre de una de las personas que más amaba. Sintió el ardor en su brazo… al parecer su madre no había tenido la puntería suficiente.

Los sirvientes y Anne llegaron. No habían palabras… no había ninguna explicación.

Desde ese momento… no se oyeron más que gritos de parte del Conde, que estaba volviendo a experimentar el dolor de una partida.

2 Comentarios:

  1. Diablos
    Que tragico traumo a hyuna tan peqena y los dejo vivir con culpa

    O.o

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  2. Ayyyy Noooo Jae Esta herido. Pobre pequeña terrible la escena que le toco vivir. BO AH se volviò loca. Y yo que disfrute a mas no poder que la niña la desdeñara por Jae y más el momento YunJae. Omg Yunho sufre(¡.¡)

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