One, cap 4

Y mientras estaban en el probador abrazados, intercambiaban besos y miradas, y alguna que otra palabra de amor:
- Quédate conmigo…esta noche – le decía Jae a Min, fijando su mirada en los ojos de Min.
- Contigo me quedaría toda la vida – devolviéndole la mirada, y un beso.
Y con un beso de despedida, Min salió del probador, porque si les descubrían podría ser muy vergonzoso.
Cuando salieron de la tienda con sus compras, apenas se dirigieron la palabra, pero había miradas furtivas y algún que otro tocamiento.
Cuando estaban por una calle que no pasaba nadie, se cogieron de la mano hasta llegar a casa de Jae, que precisamente ese día estaba vacía:
- Puedes subir a mi habitación…Yo iré a preparar unas bebidas y enseguida subo – decía Jae con la cabeza agachada y dejando sus compras en el sofá.
Pero de repente Min le coge de la mano y le dice mirándole fijamente a los ojos:
- No estés nervioso, estamos juntos y es lo importante todo saldrá bien – y con una sonrisa le dedicaba estas palabras – te espero arriba, no tardes – acariciándole la barbilla y con su típica sonrisa tierna subía las escaleras.
Mientras Jae se quedo unos segundos parado mirando la escalera, y después reacciono y fue a preparar las bebidas.
Cuando iba subiendo las escaleras, empezaron a temblarle las piernas y seguido los brazos con la bandeja que llevaba de las bebidas.
No sabía porque extraña sensación le recorría todo el cuerpo, lo que estaba seguro es que no iba a dejar escapar esa oportunidad.
Ya había llegado a la puerta de la habitación, y con un suspiro decidió abrir la puerta. Allí le esperaba su ángel, con la luz del atardecer al menos lo parecía:
- He traído las bebidas…-decía con voz tímida dejándolas encima del escritorio
- Gracias – decía Min, mientras se levantaba de la cama.
Pero cuando se levanto no fue a por su bebida, cogió de la cintura a Jae y le dijo estas palabras “Me has dicho que me quede contigo, esta noche estaremos juntos. Eres el único que me ha hecho sentirme así, te quiero.” Y finalizando estas palabras, le beso de tal manera que el tiempo se paro para los dos en ese beso.
Poco a poco se iban moviendo hacia la cama, Min estiro a Jae en la cama pero sin dejar ese beso. Cuando dejo ese beso, se quedo mirando a Jae y Jae a él:
- No puedo hacerlo – decía mientras se sentaba en el borde de la cama
- ¿Qué te pasa? Si no puedes no pasa nada
- Querer quiero, pero no sé porque no puedo.
- No pasa nada, ven aquí. – le decía Jae mientras se estiraban los dos en la cama abrazados.
Hoy no podía pasar nada, Min no se sentía preparado y a Jae eso no le importaba, solo quería estar junto a él.
De repente en la noche, mientras Jae dormía, unas manos empezaron a tocar su cuerpo y unos labios a besar sus piernas. Poco a poco iban subiendo a compas con las manos. Lentamente se iba despertando, pero seguía pensando que era un sueño. Cuando noto los labios en el cuello, fue cuando despertó del todo y pudo descubrir quién era la persona que le tocaba de esa manera que le hacía estremecer:
- ¿Min? ¿Pero qué haces? ¿No decías que no estabas preparado?
- No digas nada…Solo siéntelo.
Poco a poco se iba girando para así poder admirar como besaba todo su cuerpo. Después de besarlo, llego hasta la placentera cara de Jae y decidió apoderarse de esos labios que le pedían a gritos que los besara. Mientras introducía su lengua en la boca del otro, poco a poco Min iba acariciando su pene, casi del todo erecto, de manera suave por encima del pijama, pero sin llegar todavía a cogerlo del todo. Pero Jae no se quedaba quieto, empezó a tocarle el culo, haciendo que sus cuerpos se juntaran más, y cuando estaban totalmente pegados, puso su mano delante, empezando a meterla en el pantalón del que ahora solo le rozaba suavemente. No había palabras entre ellos solo leves gemidos de placer por esos roces tan placenteros. No había nada que pudiese romper ese momento que habían conseguido los dos. Y mientras ambos recibían placer en sus miembros erectos, daban besos apasionados, metiendo toda su lengua hasta la garganta del otro de una manera salvaje, y con la mano que le quedaba libre acariciaban el cuerpo sudado y acalorado de su compañero. Jae recostado en la cama, empezó a frotar más rápido el pene de Min, haciendo que este se estremeciera de placer y acelerándole la manera en que Min frotaba el pene de Jae. Los dos se corrieron a la vez, llenando el uno al otro del líquido que salía del miembro flácido. De repente Jae cambio la posición a Min, quedándose él encima del otro.
Lo puso de espaldas y le susurro esto a la oreja:
- Este es el castigo por haberme despertado – y con una sonrisa pícara siguió con el castigo.
Metió de golpe un dedo en el ano de Min, a lo que este respondió con un gemido de dolor que hizo vibrar todo su cuerpo, luego cuando Min ya se acostumbro a uno le introdujo dos y seguido tres.
Cuando Jae sintió que Min estaba preparado para lo mejor, metió la punta de su pene suavemente en el cuerpo acalorado de Min. Este estaba loco de placer, gemía con todas sus fuerzas, y eso a Jae le gustaba. Poco a poco se iba introduciendo cada vez más en Min hasta que tuvo todo su pene dentro. Cuando Jae hizo eso, Min se levanto de la posición a cuatro patas, y se quedo pegado al cuerpo de Jae, mientras acariciaba el pelo de este suavemente, y Jae le cogía por la cintura. Aprovecho la postura que había cogido Min para empezar a acariciar su pene. Mientras lo acariciaba, metía y sacaba repetidamente el suyo del cuerpo de Min. Min agarraba cada vez mas fuerte el pelo de Jae, cada vez estaba más ardiente y gemía mas fuerte. Jae, al escuchar los gemidos de placer de su amante aceleraba más el ritmo de su cuerpo y su mano. Llego el momento culminante, Jae apretó con fuerza su cuerpo contra el de Min dejando que entrara toda su semilla dentro y Min se corrió en la almohada. Los dos cayeron rendidos en la cama, y Jae seguía con el miembro, ya flácido, dentro de Min. Cayeron en un sueño profundo los dos abrazados.
Al dia siguiente, la puerta de la habitación de Jae se abrió.
Era Junsu.

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