KINGDOM TVXQ!

CLOSE 2U
Arualthings

Problema Hormonal Capitulo 2

Capítulo Dos: JaeJoong


Acaricié mi brazo una vez más y triste comprobé que el dolor de las vacunas aún no se va… y yo creyendo que no sería tan malo. Iluso de mí. Lo bueno es que me pusieron la segunda vacuna mientras estaba desmayado, de otra forma habría terminado con un ataque de pánico en plena clínica. Los chicos ni se arrugaron… bueno… si, si lo hicieron, metieron mucho escándalo por las vacunas, pero comparados conmigo cualquier grito, chillido y pataleta es poco.

Volví al mundo real cuando sentí que se movían junto a mí. Miré el asiento a mi lado, donde YunHo acomoda su almohada y continúa durmiendo. Me gustaría poder estar igual que él, más me cuesta bastante dormir cuando vamos en avión, aún más luego del sueño que tuve, donde me encontraba atado a un palo, en medio de una fogata, rodeado de aborígenes en tangas de cuero que danzaban en círculos a mi alrededor… esto de Sudáfrica me tiene loco.

Mi primer problema fue ¿Qué llevar? Según el manager en Sudáfrica hace mucho, mucho calor, así que debía empacar ropa de verano, pero éstas estaban guardadas en algún lugar que no recordaba. Tiré el deparadamente por la ventana para encontrarlas, dejando todo desordenado para nuestra partida. Los chicos tuvieron los mismos problemas, YunHo no encontraba su traje de baño y tuvo que salir a último momento a conseguir otro, ChangMin no podía encontrar sus inmaculadamente blancos calzoncillos favoritos y luego descubrimos porqué… misteriosamente ya no eran blancos, sino rosas. YooChun estuvo tres horas escogiendo que sombrero sería adecuado usar allá, según él era muy importante no usar algo incorrecto, debíamos causar una buena impresión y JunSu no encontraba forma de meter su ropa en la maleta, ya que llevaba demasiada, convencido de que todo le podía servir allá.

Segundo: el complemento alimenticio. Sagradamente preparaba una ración en la mañana y otra en la tarde, y pese a que el manager hizo para nosotros ese lindo detalle de escoger lo sabores… todos sabían a pegamento. YooChun miraba atento el vaso por media hora, analizando quien sabe que cosa –quizás la burbujas que se juntaban en la superficie – y se demoraba una hora más en beberlo, esperando varios minutos entre cada sorbo. A YunHo casi le dio un paro al tomar el primer sorbo y comprobar que tenía un sabor parecido al jugo que casi lo mató hace unos años, ahora cada vez que debe beberlo se pone pálido. JunSu hacía pataletas y era casi necesario amarrarlo y apretarle la nariz para que lo consumiera. ChangMin era un ángel, apenas tenía el vaso en la mano bebía el contenido de un jalón y tomaba luego un baso de agua, decía que era para pasar el mal trago. Por mi parte trataba de dar el ejemplo y lo bebía tranquilamente, tratando de no arrugarme, pero apenas los chicos me daban la espalda corría al baño a lavarme los dientes, ya que realmente tenía un sabor horrible.

Y tercero, la vacunas… esas malvadas. Juro que golpearé al que las inventó… no, eso no se puede, el tipo está muerto… golpearé entonces a sus nietos, si, me las cobraré con ellos. Aprenderé vudú en África y los maldeciré de por vida, les clavaré mil agujas en los brazos, ¡lo juro! YooChun dice que exagero, que no es para tanto y lo dejé sin cena por ser así de malo e incomprensivo. Claro, como a él le tocó una enfermera linda y todo.

Mi problema empieza con sólo imaginar la aguja. Es que… de sólo pensar en una enfermera sostener esa jeringa, brillante, filosa y ver como la hundía en mi piel, pese a que me advirtieron que no mirara, me sentía morir. Hubiese sido menos terrible que me abrieran por la mitad con un cuchillo, al menos eso hubiese sido más rápido y certero.

¡Pero no! ¡Era el día de hacer sufrir a JaeJoong! Y me vacunó una enfermera vieja que casi me apuñaló con la bendita jeringa. Me desmaye apenas enterró la aguja en mi brazo, estaba demasiado asustado y demasiado adolorido para reaccionar de otra forma. Más tarde, luego de despertar con dos curitas en mi brazo y un dolor que le llegaba hasta el codo, me enteré de cómo habían reaccionado los otros. JunSu chilló como niña cuando se enteró de que de su enfermero era un practicante, así que de sólo imaginármelo… uy, pobrecito. YunHo estuvo a punto de golpear a su enfermera, la muy tonta se distrajo mirándolo y casi lo mata al enterrarle la aguja en el pectoral en vez del brazo, para peor la jeringa estaba vacía. YooChun hizo una pataleta cuando le cambiaron a su linda enfermera por un tipo robusto y con cara de perro. ChangMin nuevamente fue un ángel y pese a que se quejó por las vacunas no chilló, no hizo pataletas y obviamente no intentó golpear a ninguna enfermera.

Me giré hacía el pasillo para mirar a ChangMin que está del otro lado. El pequeño duerme plácidamente con sus audífonos puestos, aún con la música sonando a volumen bajo en su Ipod. Era un angelito, un crecido y muy desarrollado angelito. Me puse de pie lentamente, tratando de no despertar a ninguna de las otras personas del avión, y con delicadeza saqué los audífonos de su cabeza. Se removió un poco, pero continuó durmiendo, talvez percibiendo inconcientemente el cambio en el sonido. Apagué el Ipod seguido de eso, para que no gastara más batería de lo necesario y terminé por taparlo con la frazada que tenía doblada sobre las piernas. Sólo me faltaba darle un beso en la frente y parecería su umma de verdad.

Aprovechando que ya estaba de pie fui a ver a YooChun y JunSu dormir un puesto más atrás de ChangMin. Ambos dormían apoyados en el otro, JunSu tenía su cabeza acomodada en el hombro de YooChun y este dormía con su cabeza sobre la de JunSu. Respiraban acompasados, juraría que lo hacían al mismo tiempo. Eran mis niños, cuanto los quería. Sonreí por la ternura que me provocaba la escena y los arropé con las frazadas que compartían, al parecer les había dado algo de frío y por eso habían unido ambas frazadas para arroparse.

Con una sonrisa orgullosa volví a mi puesto. Como quería a esos chicos, eran mi familia, mi todo, mis niños, quería pasar cada instante de mi vida con ellos, compartir experiencias, no los compartiría jamás con nadie. Juro que lloraré cuando alguno se comprometa, por que eran míos, todos míos…

– Y así pretendes que dejen de llamarte Umma.
– ¿YunHo? ¿Te despertaste?
– No, te hablo dormido… – Rió suavemente, hablando en susurros. Por un segundo olvidé donde nos encontrábamos. – ¿aún te duele el brazo?
– Un poco, pero ya estoy mejor. – Le respondí, también hablando en susurros. – ¿y tu pecho? – Me acomodé en mi asiento, dejando la frazada y la almohada sobre mis piernas.
– Mejor, el doctor que me revisó dijo que por suerte esa loca no alcanzó a inyectarme aire, porque ahí si que no la cuento… – Deslicé mi mirada hasta clavarla en sus ojos oscuros, cansados, algo somnolientos y él me sonrió, divertido.
– ¿De que te ríes? – Pregunté receloso. Casi lo matan ¿era eso divertido acaso?
– Recordé una estupidez que estaba soñando. – Frotó un poco sus ojos y acomodó la frazada que tenía para tapar sus hombros.
– ¿Sí? ¿Qué cosa?
– Soñé que ya estábamos en Sudáfrica y que al llegar a la aldea los aborígenes de inmediato nos obligaban a ponernos taparrabo y todo… tu trasero de verdad estaba muy blanco… – Comenzó a reír muy despacio, seguramente ahogando las ganas de carcajearse.
– ¡YunHo! –Con mi almohada lo golpeé en la cara, molesto, y terminé de brazos cruzados en mi puesto, haciendo un puchero. Mi trasero estaba bien, no había nada de malo en que yo fuese de piel blanca. – No puedo creer que te fijaras en mi trasero en tu sueño, eres un pervertido.
– No lo soy. – Hizo un puchero, pronunciando aún más su prominente labio inferior. Lo perdoné por lo tierno que se veía.
– ¿Entonces? – Indagué, fingiendo estar molesto, pese a que no lo estaba en lo más mínimo.
– Sólo me llamó la atención, en realidad me fijé en el trasero de todos, pero eso fue culpa de ChangMin por estar hablando sobre eso estos últimos días…pero ¿sabes qué? Te veías bien… en general todos nos veíamos bien… sobre todo JunSu, el taparrabo le hacía justicia, su trasero se veía genial. – Me reí imaginando como se vería JunSu con taparrabo y a decir verdad de los cinco a él le debería lucir más, ya que aún es el de las piernas más desarrolladas.
– ¿y tú? ¿miraste tu propio trasero?
– ¿Qué trasero? Sabes que no tengo casi nada… – Me puse a reír por su comentario, le había costado dos años asumirlo, pero ya tenía bien claro que de los cinco era el que tenía el trasero más plano. – Yo también soñé algo relacionado con Sudáfrica, sólo que más raro… – Hice una pausa, mientras estiraba mi frazada para cubrirme. El avión estaba algo fresco y eran las dos de la madrugada, obviamente la temperatura bajaría. – YunHo… ¿crees que sean caníbales?
– ¿Cómo crees? No nos mandarían con un montón de caníbales, vamos a un lugar seguro.
– Eso espero… – Pasé mis dedos por el borde de la frazada, pensativo. – Estoy ansioso por llegar.
– Aún faltan cuatro horas ¿Por qué no intentas dormir otra vez?
– No creo que pueda… fue mala idea beber el complemento alimenticio mientras volábamos, tengo un impulso energético raro…
– Yo me he sentido bastante raro con ese complemento. – se sentó de otra forma en su asiento, para quedar de frente a mí.
– ¿Raro en que sentido?
– Pues… raro. Dime que a ti no te ha pasado nada.
– No te puedo negar que si es raro, pero deben ser las hormonas. – Bajé la cabeza, avergonzado, en los últimos dos días había sufrido un par de bochornos inesperados e incómodos. A mi lado YunHo se volvió a acomodar en su asiento, adoptando una postura más rígida.
– Yo… yo he tenido ciertos… eh… arranques hormonales… – Hizo una pausa larga y rió de forma nerviosa antes de continuar. – ¿Recuerdas ayer cuando salí corriendo de la práctica de baile? – Asentí a lo que me preguntaba, lo recordaba perfectamente. – Fui directo a la ducha para bañarme con agua fría… – Bajó la cabeza, parecía avergonzado, pero me apresuré a contestarle, aliviado por no ser el único con esos arranques hormonales como él los nombraba.
– Es como pasar por la adolescencia nuevamente ¿no? – indagué, recordando un accidente parecido que yo había tenido, en el que me tuve que levantar a mitad de la noche para evitar manchar las sábanas de mi cama.
– Sí, algo así. – Parecía más tranquilo tras confirmar que lo comprendía. – ¿será normal?
– Si nos pasa a los dos supongo que será normal, hay que preguntarle a los chicos si les pasa lo mismo.
– Es una buena idea, por la mañana lo haremos. – Tomó su almohada y acomodó la cabeza en ella y sonriente me ofreció la mía, que estaba a sus pies. Ahí había ido a parar luego de que lo golpee con ella en la cara.
– Está bien, vuelve e dormir ahora, intentaré dormir también. – Acepté la almohada y acomodé la frazada sobre mí, para taparme bien.
– Que descanses. – Me deseó, regalón como cada vez que tenía sueño, con voz tierna y ronca, con sus ojos mas rasgados de lo normal y su expresión aniñada. Siempre era igual con YunHo, cuando tiene sueño sale a relucir su niño interno.
– Tú igual… – Me giré para quedar mirando el pasillo y traté de dormir. Necesitaba descansar, ya que llegando a Sudáfrica no tendría momento para hacerlo. Estaríamos allá a las seis de la mañana y luego viajaríamos unas dos horas más en Jeep hasta llegar a nuestro destino… nos esperaba un día muy largo.

El calor… que horrible es el calor en Sudáfrica, más en comparación con el clima fresco de Asia, aquí en África el calor mata. Moriré deshidratado, si no me ducho y me pongo crema humectante en la próxima hora comenzaré a escribir mi testamento. Sequé mi frente una vez más con el dorso de mi mano, creo que nunca he sudado tanto, ni siquiera cuando YunHo se obsesiona con hacernos practicar las rutinas de baile cientos de veces hasta que salen más que perfectas.

– ¡Tengo calor! – Alegó ChangMin, quitándose la camisa y quedando sólo con la musculosa que llevaba abajo. Me percaté de que sus brazos se veía algo distintos, era una diferencia casi imperceptible, pero yo los veía todos los días, sé de memoria cada uno de los detalles de sus cuerpos, y esos brazos se veían distintos.
– No es para tanto, deberían haber ido a Brasil, allá si que hace calor. Por lo menos aquí el aire es seco. – Dijo JunSu, sereno. No pensé que lo vería tan cómodo en un lugar así.
– ¿Se supone que eso es bueno? Creo que tengo seca la faringe, el aire de aquí es demasiado seco. – Enunció YooChun con la voz más ronca de lo normal, carraspeó y luego se llevó su botella de agua mineral a la boca. A decir verdad el aire si es bastante seco, debe ser producto de que estamos en la sabana africana, y por tal razón su voz suena algo extraña.
– Si fuese húmedo créeme que tendrías pegajosas partes de tu cuerpo que no sabías que se pueden humedecer. – Sentenció JunSu, acomodándose sus lentes de sol. Yo apreté mi bolso de mano contra mí, nervioso. No sabía que nos esperaría en esa aldea y ya llegaríamos.

¿Cuántas horas llevaba sentado? ¿Veinte? El Jeep en el que íbamos se mecía de lado a lado y dábamos saltos de vez en cuando, así que quería bajarme para darle un relajo a mi adolorido trasero. Los chicos deben estar en las mismas condiciones, desde JunSu que esta hasta el frente, junto al guía que conducía, pasando por YunHo y YooChun que iban tras él y por último ChangMin y yo que íbamos en el puesto de atrás, el que más rebotaba.

– Ya estoy lo bastante pegajoso, JunSu. – Dijo YunHo, se le nota incómodo mientras trata de despegar la ropa de su pecho y piernas. Era una tarea imposible, no hay forma de que la ropa se despegue de su cuerpo mientras esté sudado y su ropa esté húmeda.
– Ya, tranquilos. Llegando a la aldea nos bañaremos. – Dije, tratando de calmar al resto de los chicos, pese a que yo era un manojo de nervios. Quería una ducha, una larga y fría ducha para quitarme todo ese sudor, el calor y la sensación de asfixia que tenia.
– ¿Crees que tengan ducha? – Consultó YooChun, bebiendo otro trago de su botella.
– No lo sé… talvez debamos bañarnos en un río. – Explicó JunSu, sonriente. Al parecer cualquier cosa que hiciese alusión a actividades al aire libre a él lo ponía feliz. No puedo entender lo mucho que le gusta este tipo de lugares, debe ser porque puede hablar cómodamente con las personas al usar su Kenyan, siendo que en casa nos burlábamos de él cuando decía algo en semejante idioma.
– Seguramente habrán sanguijuelas… ¿sabían que las sanguijuelas prefieren chupar sangre de lugares tiernos y oscuros? Generalmente atacan en la ingle cuando se encuentran en los ríos. – Comentó ChangMin, con la mirada atenta en una guía de supervivencia que tenía en las manos.
– ¿la ingle? ¿O sea el cuello?
– JunSu… la ingle es el espacio entre tu abdomen y tus muslos, arriba de los genitales…
– Oh… ¡No quiero sanguijuelas en mis genitales!
– ¿y qué vas a hacer? ¿No bañarte hasta que volvamos a casa?
– Pues si, me quedaré así hasta que volvamos.
– Eres un cochino. – Irritado JunSu se volteó y le habló al conductor, quien le respondió al instante.
– No hay sanguijuelas en el río… – Bastante enojado JunSu apuñaló con la mirada a ChangMinnie, quien sólo reía.
– Sólo bromeaba, las sanguijuelas están en lugares más húmedos, como las selvas tropicales, así que no hay problemas.
– Más te vale, ChangMin… – JunSu se volteó para mirar al conductor y le dijo algo en Kenyan nuevamente, a lo que este le respondió algo aun más raro… no logro acostumbrarme a no poder hablar con la gente de aquí, mucho menos que sea JunSu el que nos mantenga al tanto de todo lo que sucede. – Llegaremos muy pronto, sólo debemos atravesar estos cerros y llegaremos a la aldea Onolu. Cerca de la aldea hay una cascada, ahí podremos bañarnos, ya que no hay duchas.
– Aún no logro comprender como le haces para entender lo que te dicen, JunSu. – Soltó YunHo, abanicando su rostro con su mano derecha.
– No es tan difícil, yo aprendí en muy poco tiempo. De aquí a tres semanas todos ustedes estarán hablando Kenyan. – Volteó una vez más al frente y analizando el paisaje, hasta que de repente saltó en su asiento. – ¡Miren, miren! ¡Un elefante! – Todos giramos a ver en la dirección en que apuntaba JunSu, encontrándonos con un enorme elefante y a un joven aborigen sobre él. Iban en la misma dirección que nosotros. – ¿puedo montar un elefante? ¿puedo?
– No lo sé, JunSu, me parece peligroso. – Le advertí y haciendo un puchero se volteó a hablar con nuestro guía, luego se volteó con una enorme sonrisa en la cara.
– Dice que en la aldea a la que vamos los domestican ¡podré subirme a uno!
– Lo hablaremos luego JunSu, recuerda que no venimos aquí a jugar, estamos aquí por trabajo. – Dijo YunHo, serio. Estos últimos dos días está más serio de lo normal, sobre todo después de beber el complemento. Supongo que lo disgusta el sabor a pegamento.
– Me subiré igual a uno, aunque no quieras. – Indignado JunSu se hundió en su asiento, cruzándose de brazos. Otro más con cambios de humor, ahora JunSu siente que todos lo desafían y tiende a responder de mala manera. Lo atribuiré a una adolescencia tardía y a una rebelión contra la autoridad que representa YunHo.

Poco a poco atravesamos los cerros que faltaban, dando aún más saltos por lo disparejo del terreno. Nota mental: conseguir un cojín. Tratando de distraerme del dolor que me provocaban los saltos, dirigí mi vista hacía afuera del Jeep, percatándome que por cada metro que avanzábamos aparecían más y más plantas, lo árboles se hacían más altos y los ruidos de los animales más persistentes, hasta que el paisaje cambió por completo, abriéndose frente a nosotros una vista que sólo pensé era cosa de películas como Ace Ventura. Los helechos son por lo menos dos veces más altos que yo, los árboles varían entre los veinte y los cincuenta metros y la comunidad aborigen es como un delicado detalle entre tanto verdor.

Cuando ingresó el Jeep a la aldea se inició un gran revuelo entre los aborígenes, al parecer todos tenían curiosidad por nuestra llegada. Observé sorprendido como todos los rostros se me hacían iguales, todos de piel y ojos muy oscuros, narices anchas con grandes fosas nasales, labios gruesos, cabellos muy cortos o trenzas con cuentas, algunos con vestimentas tan comunes como camisetas y pantalones cortos, otros con elaborados trajes típicos… era como ver a la misma persona multicopiada varias veces y con distinta ropa. Supongo que así mismo nos deben ver los occidentales, ya que según ellos todos los asiáticos somos iguales. Los miembros del staff estaban mezclados con los nativos, destacando inmediatamente por sus pieles blancas y porque, en comparación con los nativos, eran como enanos.

– ¡Ya llegamos! – Dijo JunSu, alegre. Rápidamente se bajó del Jeep y fue a saludar a los miembros del staff, que eran los únicos que se acercaban con seguridad, mientras lo aborígenes parecían esperar. Tras él bajaron YooChun y YunHo, sonrientes, mientras yo me quedé estático en mi puesto. Por primera vez estaba nervioso con tanta gente rodeándome. ChangMin se quedó junto a mí, mirándome atento.
– ¿Pasa algo?
– No… no pasa nada, vamos. – Me levanté con pesar del asiento, sintiendo como por fin se despegaban los pantalones de mis piernas. ChangMin caminó a mi lado, guiando mis pasos con su brazo que rodeaba mis hombros. Pese al calor que hacía ese toque me produjo un escalofrío, que subió por toda mi columna, bajó hasta la boca de mi estómago y finalmente se detuvo en la parte baja de mi abdomen. Algo anda mal.

Me aparté asustado de su mano y bajé mi bolso para cubrirme la entrepierna, esto no es normal, nada normal. Algo malo está pasando…

– ¿JaeJoong? – Me llamó por mi nombre, como suele hacerlo, ya que hace tiempo perdió la costumbre de decirme hyung.
– Disculpa, tengo calor y estoy sudado y… – busqué alguna explicación que no sonara tan patética, pero al final me rendí. – Lo siento, estoy raro. – Dije al final, sin encontrar una verdadera excusa para mi comportamiento.
– Tranquilo, no pasa nada, sé que eres raro. – Sonrió comprensivo y caminó unos pasos más para llegar donde el Staff y saludarlos. Yo me quedé un par de minutos pensando en lo que había pasado, saludando por inercia a los encargados de cámara y los estilistas que tantas veces habían trabajado con nosotros, estaba muy ensimismado pensando: ¿Por qué mi cuerpo reaccionó de esa forma? Es decir… es sólo ChangMin, un niño consentido… mi niño consentido.
– ¡JaeJoongie! Ven acá, nos presentarán con el jefe de la tribu. – Me llamó JunSu, haciendo señas, junto a él ya estaban el resto de los chicos. Caminé incómodo, lento, aún con el bolso cubriéndome, esperando que bajara pronto. No tardará, lo sé, bajará en un minuto. No alcanzó a subir lo suficiente como para que dure mucho tiempo.

Estaba tan concentrado en tranquilizarme que no me di cuenta cuando unos enormes y gruesos brazos me envolvieron, elevándome en el aire. Alcé la mirada asustado, encontrándome con una cara morena de labios gruesos y enorme sonrisa, su nariz ancha me pareció monumental por lo cerca que la vi.

– ¡¿Qué ray…?! – Cuando menos me di cuenta ya estaba en el suelo y un gigantesco y mega musculoso hombre me sonreía contento. Es altísimo, mide como dos metros veinte y si antes yo creía que ChangMin era alto este tipo se pasa. Me dijo algo que no pude entender y curioso miré a JunSu, quién estaba carcajeándose a más no poder. – ¿JunSu? ¿Qué me dijo?
– ¡Que eras una señorita hermosa! – Continuó riendo y se le unieron el resto de los chicos y los del staff. Muy enojado miré al señor frente a mí, estaba indignado.
– Soy hombre. – Me miró sin entender y se giró para mirar a JunSu, al parecer ya sabía que era el único que podría traducir. JunSu le dijo algo, apuntándome, y el señor frente a mí me miró incrédulo, como si no pudiese creer lo que le decían, luego le volvió a hablar a JunSu y este se puso a reír nuevamente. – ¿Qué dijo, Junsu?
– Dijo que en esta tribu los hombres tienen grandes genitales, si no eres una mujer.
– ¡¿Y por qué rayos a ustedes no los confunde con mujeres si no les puede ver los genitales?! – Grité alterado, apuntándoles receloso. Los he visto a cada uno de ellos desnudos, tengo fotos de todos en la ducha guardadas en mi celular, sé sus medidas, no son nada fuera de lo normal, estamos los cinco dentro del estándar.
– Porque a nosotros nos hicieron el saludo típico de los hombres de la tribu, sabe que tenemos genitales ¿acaso no viste? – Me preguntó YooChun, divertido por la situación.
– ¿Ver que? ¿de que me hablas? – Junsu volvió a reír y le dijo algo al señor, este lo miró dudoso y con la misma expresión me ofreció la mano, tal vez para saludarme.
– Haz lo mismo que él. – Me recomendó YooChun, sonriendo pícaro.

Levanté mi mano hasta dejarla a la misma altura que la del jefe de la tribu, era un ángulo bastante bajo para saludarse. Iba a tomar su mano para agitarla, pero nuevamente el señor enorme me sorprendió al moverse más rápido de lo que yo pude predecir y terminó por agarrarme la entrepierna y darme un leve apretón. Chillé asustado y me aparté de él de un salto, rojo hasta la orejas. Los chicos comenzaron a reír descontrolados mientras el señor jefe de la tribu sonreía bonachón, alegre. En sus mejillas gruesas se dejaban entrever unos profundos hoyuelos.

– ¡Este viejo está loco! – Le dije a los chicos, pero no pararon de reír. YunHo se acercó a mí, tratando de no reír tan fuerte y me miró divertido, poniendo con suavidad su mano sobre mi hombro. Un nuevo escalofrío me recorrió, alterándome, y me aparté de su mano con brusquedad. Él sólo sonrió, talvez pensaba que mi actitud se debía a que estaba enojado por la confusión. Y en parte era verdad, estaba confundido por las reacciones de mi cuerpo, primero con ChangMin, mi niño consentido, y ahora con YunHo, mi esposo platónico.
– Tranquilo, aquí se saludan así los hombres.
– ¡¿Cómo?! ¡¿Manoseándose?! – Repentinamente estaba muy enojado y no sé porque me quise desquitar con YunHo. Él no tenía la culpa, el que no prestaba atención a nada era yo.
– No, dándole un apretón en los genitales al otro, para probar su masculinidad. – Me sonrió, tratando de transmitirme tranquilidad.
– Es una estupidez ¿a ustedes le hicieron lo mismo?
– Si, a los cuatro. – Se giró un poco, observando como los chicos saludaban a otros aborígenes, un poco sonrojados. – ¿no estabas prestando atención cuando nos lo explicó el staff?
– No, no los escuché. – Miré nuevamente al señor jefe de tribu, quien hablaba amenamente con JunSu. Este mantenía una expresión divertida, mirando en mi dirección de vez en cuando junto con el jefe. – ¿Qué está diciendo, JunSu? – Pregunté enojado.
– Dice que lamenta haberte confundido, que eres el más hombre de los cinco.
– ¿ah? – YunHo se apartó de mí, yendo a saludar a un aborigen que se le acercó, dejándome sólo con mi confusión y mi problema.
– Significa que eres el de los genitales más grandes, hyung. – Dijo burlesco ChangMin, utilizando la palabra hyung como una manera de reírse de mí. Mentalmente comparé nuestras medidas en mi cabeza… todos lo teníamos prácticamente del mismo porte ¿en que momento el mío pasó a ser el más grande?
– ¿JaeJoong? – Llamó YooChun, mi alma gemela, preocupado por mi expresión ida, posando su mano en mi espalda. Una vez más ese escalofrío inexplicable hizo el mismo recorrido de antes, haciendo que en mi cabeza la explicación de mi inesperado crecimiento de genitales tuviera sentido. No es que algo me hubiese crecido así de la nada, era simplemente efecto de una semi-erección lo que había hecho que todo pareciese más grande.
– Estoy bien… – Me aparté de su toque, como lo había hecho con ChangMin y YunHo, incómodo, confundido. ¿ahora con YooChun? ¿será el clima? ¿el aire? ¿Sudáfrica? ¿o es que estoy tan necesitado que me emociono con cualquier cosa? Me alejé un poco del grupo para darme un respiro. Aproveché para darle una mirada a las personas que se paseaban por el lugar y algo llamó mi atención al instante ¿y las mujeres? – ¿Por qué hay puros hombres aquí? – Pregunté en voz alta, esperando a que JunSu me escuchara y me respondiera.
– ¿En qué mundo estás, JaeJoongie? – Lo miré con una ceja alzada, como diciendo y pareció comprender, por lo que se acercó a mí y siguió hablando. – Eso nos lo dijeron cuando llegamos, las mujeres viven en una aldea al otro lado de la cascada, ambas aldeas sólo se reúnen para las ceremonias.
– ¿Estamos rodeados de puros locos que nos agarraran los genitales? – me sentí pálido, me desmayaría si seguía pensando en negros enormes agarrándome todo. Más aún con lo extraño que reaccionaba mi cuerpo. Con temor a desplomarme me sostuve de Junsu, quien me abrazó al ver mi cara totalmente blanca, haciendo que mi cuerpo se calentara por completo… ¿ahora Junsu? ¿mi lindo JunSu, la luz de mis ojos? ¡Soy una persona detestable!
– Algo así, será mejor que tratemos de acostumbrarnos, pasaremos aquí tres semanas… – respiró hondo, aspirando el aire limpio del lugar y luego me soltó para mirarme. – ¿mejor? – Asentí, su resplandeciente sonrisa podría curarme hasta el hipo. Lo rentaré en los hospitales para hacer terapias, de seguro funciona – Vamos con el resto… hyung. – le lancé un golpe en el brazo, mientras él se alejaba riendo. Ya se las verán todos ellos, me las cobraría por el susto que me han hecho pasar y por burlarse de mí ¿ahora me vienen a tratar de hyung? Pues hyung van a tener, ya van a ver.

Una hora más tarde nos dejaron ir al río a bañarnos, luego de que saludáramos muchos aldeanos más – Bloquearé por completo el recuerdo en mi mente – y luego de desayunar con el jefe de la tribu, quien insistió en que compartiéramos con él algunos platos típicos de la aldea Onolu. No estuvo tan mal, hubo cosas que sabían bastante bien, les pediré la receta, sobre todo porque ChangMin y Junsu disfrutaron mucho al comerlas.

Llegamos al río guiados por un jovencito – Al único que estaba seguro no lo había saludado, lo recordaría perfectamente –, Okum, un niño de 16 años, de facciones aniñadas y tiernas. Era muy simpático, parecía que se había esforzado por aprender algunas palabras en coreano para hablarnos. Seguramente los del staff, que llegaron aquí tres días antes que nosotros, le enseñaron.

No podía despegar mi vista de él, me impresionaba que ojos fuesen increíblemente verdes, estos casi tenían luz propia, además de ser su piel más clara que la de los demás nativos. JunSu le preguntó por nosotros, recibiendo por respuesta que no sabía porque era así y simplemente no le importaba, pese a que en la aldea lo trataban de forma especial.

– Disculpa… – Se dirigió a mí, mirándome curioso. Su coreano sonaba extraño, pero se le entendía. – Tú… ¿mujer?
– ¿Qué…? ¡¿Qué?! – Retrocedió asustado, escondiéndose tras JunSu. Los chicos no hacían más que reír. – ¡¿Acaso todos se pusieron de acuerdo en esta aldea para tratarme así?! – Era definitivo, ayer fue el día de hacer sufrir a JaeJoong y hoy el de molestarlo.
– No le grites al niño, JaeJoong, el no tiene la culpa. – YunHo trató de calmarme, sujetándome por el brazo que no me dolía. De no ser por eso me lanzo sobre el chiquillo y lo decapito.
– YunHo tiene razón, el pobre debe estar confundido, de seguro no ve casi nunca mujeres y tú eres aquí lo más parecido a una. – ChangMin sonreía burlesco. Se quedará sin cena una semana.
– JunSu, dile a ese chiquillo que soy hombre. – JunSu hizo lo que le indiqué, haciendo que su expresión confundida se potenciara.
– ¿Hom…hombre? – Preguntó, mirándome desde atrás de JunSu. Pobre, lo asusté mucho.
– Si, yo hombre. – Apunté mi propio pecho, ya más tranquilo, y luego apunté a YooChun. – Él mujer. – desvié mi dedo a ChangMin. – Él palmera. – Apunté a JunSu. – Él niña. – Y finalmente apunté a YunHo, que aún me sostenía por el brazo. – y él gay.
– ¿Yo mujer?
– ¡¿Por qué soy yo una palmera?!
– ¡YunHo, me dijo niña!
– JaeJoong… yo no soy gay. – Ups… mala idea molestarlos a todos a la vez. – ¡Ven acá JaeJoong, no huyas! – Mala idea, mala idea, mala idea, me repetí mil veces mientras escapada de sus vengativas manos, corriendo en círculos entre los árboles, dejando a Okum sólo en medio mirándonos sin entender. YooChun no parece mujer, pero si tiene sus arranque raros en los que es más afeminado que yo. YunHo detesta que cuestionen su masculinidad, más después de salir en el Top 10 de los más atractivos de Corea, escogido por lo gays, según yo eso da motivos para molestarlo. JunSu aún no acepta que a veces si es como una niña, con sus chillidos y sus caprichos de quinceañera. Y ChangMin… bueno, él si es como una palmera, no sé ni porque se enoja.
– ¡Te tengo! – ¡Maldito bicharraco! Si no me hubiese distraído con el horrible bicho que me quería picar el brazo ChangMin no me hubiese atrapado. Me envolvió con sus brazos duros como piedras, sabía que algo distinto tenían, y me levantó con muy poco esfuerzo, cargándome sobre su hombro.
– ¡Bájame ChangMin! – Comencé a patalear, pero sostuvo con fuerza mis piernas para que no me moviera. Intenté golpearlo con mis puños en la espalda, pero apareció YunHo y me atrapó las manos, sosteniendo mis muñecas. – ¡YunHo! – En este momento sólo deseo que mi cuello sea más largo para poder morderlos.
– ¿Qué hacemos con él? – Preguntó YooChun y pese a que no puedo verlo por la posición en la que estoy juraría que se está riendo.
– Tirémoslo al río. – Recomendó ChangMin, divertido. Dos semanas sin cena.
– Buena idea, que Okum nos lleve a río. Pregúntale por dónde JunSu. – JunSu le hizo caso a YooChun y le preguntó a Okum por donde ir.
– Dice que lo sigamos, está pasando esos árboles. – Comenzaron a caminar. Yo ya estaba resignado a que me tirarían a ese río.
– ¿Lo puedes llevar, ChangMin? – Miré a YunHo… bueno, miré el vientre de Yunho, que era lo único que podía mirar –además de la espalda de ChangMin –, y pude identificar su tono de voz preocupado. YunHo es él único que me levanta así, lo más probable es que no se sienta seguro de que me lleve otra persona.
– Claro, JaeJoong no pesa nada, es como una pluma. – ChangMin ni se tambaleaba, caminaba totalmente erguido a pesar de lo irregular del suelo ¿en que momento se hizo así de fuerte? ¿o será que yo estoy bajo peso?
– ¡Cascada! ¡Cascada, cascada! – JunSu grito emocionado y yo no pude ver nada, sólo veía la espalda de ChangMin y el vientre de YunHo.
– ¡Lánzalo ChangMin! – Y volé, juro que volé… para luego caer al agua. Desesperado salí a la superficie, nadando como pude hacia la orilla, ya que estaba tan confundido que ni sabía lo que hacía. Comencé a gritar apenas tomé aire, faltándome unos metros para estar seguro en la orilla.
– ¡Son un montón de brutos insensibles y…! Oh, gracias Okum. – Todo mi enojo se vio interrumpido cuando vi la mano de Okum frente a mí, estaba dispuesto a ayudarme a salir del agua pese a que le grité y lo asusté. Creo que amo a este niño, lo adoptaré. – YunHo…
– ¿Qué pasa? – Me miró curioso desde la orilla, casi asustado por mis cambios de humor.
– ¿Nos lo podemos llevar a casa? – Abracé al chico, apretándolo contra mi pecho. YunHo me miró son entender nada, al igual que los demás – Adoptémoslo, ¿si? Prometo cuidarlo, alimentarlo, bañarlo…
– ¿Y a ti que te dio? – Me preguntó ChangMin al verme tan meloso con el pequeño Okum. Está decidido, Okum será mi nuevo niño consentido. ChangMin osó lanzarme despiadadamente al agua y se burló de mí, ya no lo quiero.
– ¡Pues fue el único que me ayudó a salir del agua, cuarteto de bestias! – Me volví a enojar, gritando como histérico. No entiendo… no entiendo nada. Todas estas reacciones extrañas deben ser por algo…

Y estoy seguro que fueron esas vacunas…


siguiente

6 Comentarios:

  1. Jajajajaa!! jajajajajaa!!!
    caty esta bueno este fic
    me dio mucha risa
    jajaja
    mierda no puedo parar de reirme
    no hay mas capitulos? T-T
    di que siiii.. esta muy bueno quiero mas capitulos T-T

    ResponderEliminar
  2. XD jajaja yo tambien me rei mucho ... jajajaja

    ResponderEliminar
  3. Anónimo4/17/2009

    waaaa !!! jasjasjas !!!
    muy muy weno!!!!
    conti pliiiiis !!!

    ResponderEliminar
  4. Anónimo5/05/2010

    Esta buenisimO!!! Me encanta la redaccion, el tema y los detalles!!
    Habra mas capitulos cierto :3?

    ResponderEliminar
  5. Michiru12/26/2010

    mori cuando Jae empezo a nombrar a los demás xD
    Jaejoong = Hombre
    Yoochun = Mujer
    Changmin = Palmera
    Junsu = Niña
    Yunho = Gay
    hahahahahahahaha xD

    ResponderEliminar
  6. Jajaja pero q divertido~~ esta venial esta historia y la histeria d JJ XD
    A seguir leyendo *^*

    ResponderEliminar

Deja tu comentario \(*O*)/ ♥ ♥
o más bien... deja tus pensamientos pervertidos grabados en esta entrada XD