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Darkness Deep cap especial 1(YooSu)

ACERCA DE CÓMO ENTRASTE EN MI VIDA… O FUI YO EN LA TUYA?

Seúl, Corea
Distrito Nowon-Gu. 1996

Situado en los límites territoriales de la capital, el barrio era un lugar pacífico, sin demasiado movimiento comercial, pero tan importante como todo el territorio de la metrópoli. Sus noches tranquilas se vieron frustradas a partir de un día de luna llena en que todo cambió… y se convirtió en una especie de leyenda urbana, porque nadie creía en los rumores que eran como historias sacadas de una sala cinematográfica… porque resultaba imposible pensar siquiera en salvajes bestias que cazan por el placer de matar… hombres-lobo sin pizca de naturaleza humana…

La familia Kim nunca se metió con nadie, el matrimonio solo tenía un hijo, y él era lo más sagrado que tenían y por ello siempre procuraron llevar una vida modesta, sin demasiadas ambiciones pero con objetivos claros en la vida… una vida que se marchitó demasiado pronto, sin tener la oportunidad de ver crecer a su hijo, sin poder acompañarle por el conflictivo camino de la vida adolescente, sin poder ofrecerle consejos cuando su corazón llegara a ser ocupado o lastimado… sin poder protegerlo…

Venían de regreso de una cena con unos amigos de los Sres. Kim, cuando al dirigirse a la puerta principal pasando por un jardín pequeño que la Sra. Kim mantenía vivo con sus cuidados… de entre las sombras de la noche aparecieron dos horrorosas bestias de pelaje oscuro, garras poderosas, ojos intimidantes y colmillos caninos que hicieron temblar de pánico a los adultos, quienes por mero instinto intentaron proteger a su hijo de tan solo 10 años…

……………………………………

Park Yoochun llevaba décadas tratando de mantener al límite de las poblaciones urbanas a los licántropos, pero resultaba casi imposible contenerlos, puesto que con cada año parecían ir tomando más confianza y ya no solo atacaban en las penumbras del anonimato.

Y se paseaba cada tanto por aquéllos linderos, porque había una mujer que le resultaba familiar, en cuyos ojos marrón veía lo que hace siglos perdió… y en su camino escuchó con su fino sentido auditivo los sollozos de una mujer suplicando con la voz cargada de miedo que no le hicieran daño a su hijo… y conocía esa voz…y pareciera que el resto de las personas en la calle no escucharan aquellos lamentos en medio de una silenciosa noche… o era que el miedo los consumía y decidían quedarse ocultos en el interior de sus hogares, creyéndoles un lugar seguro… como fuera, el muchacho apresuró sus pasos hacia allá, convirtiéndose en el camino en aquello que tanto odiaba… un lycan…

- tan solo es un niño… - fueron las últimas palabras angustiadas que salieran de labios de aquélla mujer que protegía con su cuerpo a su hijo, que impactado por tan sangrienta escena, tenía sus ojos abiertos de par en par, respiraba con dificultad y sollozaba shokeado…

La sangre en garras y hocico de los licántropos era la única prueba de tan brutal ataque… dos cuerpos sobre el jardín de verde pasto bañados por aquél líquido rojo… un pequeño incapaz de reaccionar, consumido por el temor, el dolor, la incredulidad…

Un tercer lycan rugiendo con fuerza estridente al ponerse delante del pequeño que no paraba de temblar y sollozar… una batalla de salvajes bestias en la que solo uno salió victorioso sin gran dificultad, porque cegado por el odio era más fuerte y ágil que aquéllos que sabe no son más que unos más de los tantos que últimamente han sido transformados. Cuando el lycan se giró hacia el niño, lo vio de rodillas en el suelo, presionando su cabeza mientras gritaba el nombre de sus padres… retrocedió hasta perderse en las sombras de la noche… un minuto después un joven de cerca de 23 años volvió…

- oye… - llamó con suavidad al niño, tomándolo por los hombros para atraer su atención…

- ayúdeme!... – suplicó apenas lo vio, porque era un humano y eso era suficiente para sentirse… seguro… - ayúdeme, por favor, mis papás… ellos… - tratando de hablar entre sollozos, con el cuerpo aún temblándole y deseando estar solo en la peor de las pesadillas…

- vamos… - el niño se dejó envolver por aquéllos brazos que cobijándole le cargaron con cuidado…

- mis papás… - volvió a murmurar el niño, negándose a sí mismo volver la vista hacia aquéllos cuerpos inertes que no podían ser sus progenitores… no podían… no debían… no quería saber que estaba solo… que en verdad…

- ellos están en un mejor lugar ahora… - escuchar esas palabras venir de ese joven que caminaba con él en sus brazos, solo consiguió desesperar al niño…

- no es cierto!… - y pataleó y se removió entre esos brazos, llorando amargamente, golpeando con sus puños el cuerpo del joven que no se inmutó, que le dejó desahogarse… porque sabía que su dolor nada calmaría…

- cómo te llamas?... – después de varias horas caminando sin rumbo fijo, de dejarle llorar, gritar y golpear; el joven preguntó, con el niño acurrucado en su regazo, los sollozos todavía saliendo de su boca, podía sentir su camisa empapada de llanto… sentado en un Parque a la luz de la luna llena en medio del frío de la madrugada por culminar… el joven respiraba controlando la necesidad de su bestia interna que clamaba por emerger una vez más y alimentarse… pero él no lo haría…

- Junsu… - respondió el niño, aferrándose un poco más a ese joven con quien se sentía seguro… porque estaba tan sereno, que quisiera poder tener su temple…

- hay algún lugar al que pueda llevarte, Junsu… - el pequeño negó con la cabeza, afianzando su agarre a él…

- solo les tenía a ellos… - murmura, conteniendo las lágrimas en sus pequeños ojos, con sus pupilas marrón ocultas por unos instantes bajo sus párpados… - cómo te llamas?

- ven, te llevaré a un lugar seguro… - evadiendo la pregunta, el chico se levantó aún con el niño entre sus brazos, pues parecía negarse a abandonar la seguridad que en él había encontrado…

Pero el niño levantó la vista, apartando su rostro del hombro del muchacho… y fue esa la primera vez que se encontró con aquéllas orbes oscuras tan penetrantes que le daban una sensación de calidez y seguridad que desde entonces supo no quería llegar a perder… pero que irónicamente, no volvió a ver desde esa noche…

*********************

Corea del Norte.
Verano 2004

País montañoso recorrido por un sistema complejo de cordilleras que se extienden a través del territorio y que se separan entre ellas por valles estrechos y profundos… influido en su clima por la proximidad del continente, posee inviernos muy fríos, y veranos calurosos y húmedos; lo que favorece el desarrollo de bosques en montañas y valles… y eso, lo vuelve atractivo para licántropos salvajes que hacen de aquellas tierras sus guaridas… un excelente centro de entrenamiento para centinelas cazadores…

El grupo Sentinella era relativamente nuevo, un movimiento dirigido por hombres y mujeres que no superan los 40 años de edad. Comandados por Alexander, fundador y principal promotor económico de la organización, iban por el toda Asia reclutando jóvenes con el potencial para cargar con la responsabilidad que Sentinella representa: caza de vampiros y licántropos.

Y Kim Junsu fue uno de ellos… hace un año que recibe entrenamiento como centinela. Manejo de armamento especial para vampiros y lycans, uso de sus sentidos más allá de la agudeza humana, estrategias y técnicas de caza, y una infinidad de detalles que aprendió vehementemente cada día desde su reclutamiento… y hoy era ocasión para su primera misión…

Acompañado por un grupo de cinco muchachos más, uno de ellos con tres años de experiencia y el líder del equipo, se adentraron en los bosques nocturnos repletos de sonidos naturales y aroma a fresco rocío que ya empieza a formarse en las copas de los árboles… una hermosa luna llena en el firmamento… aullidos graves de lo que saben no son simples lobos…

Se dispersaron en los alrededores, procurando la comunicación a través de dispositivos satelitales que les permitían un amplio espectro de señal en escarpados territorios; Junsu se sentía nervioso pero al mismo tiempo excitado, la adrenalina tenía todos sus sentidos alerta y él tenía el deseo de acabar con tantos licántropos como le fuera posible, porque aún tenía pesadillas por las noches recordando el fatídico día en que sus padres fueron cruelmente masacrados por aquéllas bestias infernales… y lo recordaba vagamente también a él… al joven que lo salvara, que le llevara a aquélla mansión en Seúl en donde vivió hasta unirse al grupo Sentinella, ahí a donde aún podía volver de vez en cuando y sentir como su hogar, porque fue atendido y protegido por el mayordomo de aquél a quien no volvió a ver después de esa noche, de quien ni siquiera supo su nombre… aquél joven que al parecer vivía fuera del país y nunca visitaba su casa en tierras coreanas…

Escuchó el crujir de algunas ramas y hojas secas, por lo que inmediatamente cargó su arma y se colocó aquéllos binoculares infrarrojos que le permiten mejor visibilidad nocturna; miró todo a su alrededor, atento a cualquier movimiento… tres bestias cayeron desde las copas de los árboles al tiempo que otras dos llegaban a él desde los flancos, rodeándole rugiendo intimidantes ante él… el castaño tragó hondo… claro que estaba entrenado para esto, pero era la primera vez que se sentía amenazado por tantas criaturas sabiendo que sus compañeros no se encuentran lo suficientemente cerca como para apoyarlo…

Uno de los licántropos se lanzó con sus fauces directo a devorarle el cuello, pero Junsu fue rápido y disparó directo en el pecho de la bestia, que al sentir la plata esparcirse en su cuerpo a través del torrente sanguíneo una vez que la bala explotó al incrustarse en su corazón, se doblegó de dolor, aullando desesperado al percatarse de que aquél líquido metal le robaba la vida convirtiéndole en humano… en un simple cuerpo inerte al que la inmortalidad le abandonaba… los otros cuatro atacaron casi al mismo tiempo, intentando matar a ese muchacho que saben es un cazador de su raza… pero el castaño estaba demostrando habilidad y agilidad para esquivar los ataques, moviéndose tan rápido como podía entre el desnivelado suelo cubierto de hojas secas y raíces sobresalientes, rodeado de grandes árboles que servían de obstáculo para las bestias, pero que a la vez eran un peligroso laberinto en el que el castaño se iba adentrando…

Un lycan apareció de frente a él, cayendo con sus largas extremidades desde los altos ramajes, Junsu frenó e intentó disparar una vez más, pero la bestia lanzó un zarpazo obligándole a soltar el arma de balas de plata… pero el castaño no se dejó intimidar, y mientras retrocedía tomó la ballesta que llevaba en la espalda, equipada ya con un cartucho de flechas con punta expansiva de plata, lo que significaba que al incrustarse en su objetivo tendría el mismo mecanismo que una bala; disparó en un tiro certero, pero solo rozó el hombro de la bestia, que se movió sigilosa y veloz alejándose del castaño…

- necesito apoyo, estoy en el cuadrante norte de la zona de seguridad… - Kim se comunicó con sus compañeros… escuchando aliviado un “vamos para allá” en voz de su líder…

Pero se supo nuevamente rodeado por aquéllas bestias, y esquivando apenas zarpazos que alcanzaron a rasgar sus ropas, llegó hasta un claro bordeado por un río, la luna llena reflejada en aquellas aguas cristalinas. Kim dejó su ballesta en el suelo y tomó las armas de los costados de sus muslos, una en cada mano, disparando sin titubeo hacia las bestias que se aproximaban a él, acertando en dos de ellos que cayeron como el anterior doblegándose de dolor; pero ahora ya no solo quedaban dos sino que emergían otras tantas de entre los árboles…

- maldición!... – exclamó preocupado, presintiendo que no tendría la fuerza suficiente para contenerlos a todos por lo menos hasta que su apoyo llegara…

Y apareció de nueva cuenta aquél lycan, que colocándose frente a él habiendo salido desde su derecha, rugió con tal fuerza que el castaño tuvo que cubrirse los oídos, sin llegar a soltar sus armas. Junsu se quedó pasmado cuando vio que ese licántropo atacaba a todo aquél que se acercaba con la intención de matarlo… ese lycan… lo estaba defendiendo?

Una a una, cuatro bestias encontraron la muerte en las manos del lycan, garras cubiertas de sangre, a cada una les había roto la mandíbula sin miramiento alguno, después de haberles rasgado alguna parte del cuerpo… y habría sido más cruel de haber querido, pero esa parte humana que quedaba del lycan no quería mostrarse tan sangriento ante aquél muchacho… ante Junsu… ante el joven de 18 años que salvó cuando era un niño…

Y un último rugido les advirtió a otras bestias en los alrededores de que ese era su territorio y no permitiría que se hiciera movimiento alguno sin su consentimiento, porque entre licántropos hay jerarquías, y quedan expuestas en batallas sin tregua… y en ese momento, él había sido el claro vencedor…

Junsu tenía algunas manchas de sangre en sus ropajes blancos… pero no era suya, sino de aquéllas bestias… tal vez de ese lycan que aún le daba la espalda… que solo se giró un poco para cerciorarse de que estaba bien… y entonces el castaño lo vio… un oscuro mirar que hace tiempo no veía, tan similar a aquéllas orbes oscuras de hace ocho años… pero no tuvo oportunidad de nada, porque el licántropo rápidamente se alejó adentrándose una vez más en el bosque…

- sería imposible… - murmuró el muchacho, sintiendo una serie de sensaciones que no podía discernir… porque solo pensar en que aquél joven de ojos negros fuera un lycan… trastocaba sus pensamientos…

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Seúl, Corea
Distrito Jung-Gu. 2005
Mansión Park

Residencia moderna cimentada a las faldas del Cerro Namsan, con gran extensión y pocos habitantes… ocupada por el mayordomo JinHyuk, y en cada vez más esporádicas ocasiones, Junsu. De grandes columnas sosteniendo los altos techos, piso de mármol y escaleras de caoba, la estructura de la casa es ataviada por finos detalles esculpidos con dedicación, así como lámparas de selectos cristales y cuadros de importantes pintores…

Y de vez en cuando, sobre todo en ausencia del castaño, una persona más acude a aquél hogar… el dueño… Park Yoochun… de quien Junsu no sabe ni su nombre, porque JinHyuk siempre le dice que no está en su poder decirlo… luciendo ahora de 25 años, el chico de cabellos azabaches caminaba escaleras arriba rumbo a su alcoba, la más amplia y única que permanece cerrada con llave cuando él no se encuentra; lo que según el castaño, es la mayor parte del tiempo, pues en los cerca de nueve años que ha vivido ahí, nunca le ha visto, y siempre que ha cuestionado a JinHyuk sobre él, recibe la misma respuesta…

- es un hombre muy ocupado, Señor, tal vez un día pueda conocerle…

El pelinegro entró a su habitación, olía a flores… a aquéllas que eran las favoritas de su amor… de aquélla que perdió hace cerca de 400 años. Porque JinHyuk dejaba un ramo todas las mañanas en la mesita cerca de aquél ventanal, desde donde en ese momento se veía el azul del cielo tornándose oscuro lentamente conforme el sol se preparaba para ocultarse en el horizonte, y eran dejadas ahí por orden directa del propio pelinegro… porque no quería olvidar la promesa que le hiciera a su amada antes de morir…

Fue directo a un buró pegado al muro lateral, rebuscó entre los papeles en busca de uno en específico… cuando una pregunta hizo que algo en su interior se moviera inquieto…

- el joven Kim vendrá esta noche, se quedará a conocerle finalmente, Señor?... – JinHyuk, un hombre de aproximadamente 43 años, pelo entrecano, alto, vestido con ropa casual y un tono de voz calmado, estaba de pie en el umbral de la puerta…

- no… - respondió escuetamente… no entendía por qué se negaba tanto a presentarse personalmente ante el castaño… porque desde que lo salvara de aquél ataque lycan, él no había dudado en llevarle a su propia casa, aunque en el proceso él haya tenido que abandonarla y vivir en un departamento en la zona céntrica de la capital… era tal vez el solo hecho de saber que era un licántropo…

- el joven Kim pregunta siempre por usted, algún día tiene que llegar el momento de decirle la verdad… - insistió el mayordomo, que más que tal era como un amigo de ellos dos, un inmortal como Yoochun que le ha acompañado fielmente durante siglos… que ha cuidado de Junsu, ocultando su naturaleza tras tontos argumentos de cuidados alimenticios y demás… - el joven Kim no es ningún tonto, tarde o temprano puede saberlo por cuenta propia y entonces tal vez usted le pierda…

- perderle?... – inquirió sorprendido y molesto el pelinegro, olvidando su tarea de buscar aquél documento que le recordaba una fecha especial, sintiendo un calor en su vientre al intuir la intención de aquellas palabras…

- cuánto tiempo más cree poder ocultárselo a sí mismo, Señor, hace meses que usted le mira diferente…

- es un niño!… - acaso intentaba convencerse a sí mismo para no aceptar ese sentimiento que comenzara a nacer en su interior desde que notó que el castaño dejaba lentamente su apariencia infantil…

- es un muchacho… un descendiente de ella…

- basta!... – bramó auténticamente molesto… - no quiero volverte a escuchar decir tal idiotez, JinHyuk… - y salió molesto de su mansión, maldiciendo entre dientes que su amigo le conociera tanto… que le haya descubierto en algo que él intentaba evitar… pero se estaba volviendo casi imposible, porque lo protegía con demasiada necesidad de saberle a salvo, porque no ha podido evitar seguirle desde que se uniera al grupo Sentinella, porque procura estar al tanto de él personalmente… porque sus ojos traicioneros han recorrido su cuerpo con otra ansia…

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Lyon, Francia
Primavera 2007

Había sido una semana de caza muy productiva, y Junsu se sentía bastante tranquilo después de haber exterminado a una docena de licántropos durante esas noches de luna llena. Se sentía orgulloso de sí mismo, porque a sus tres años de ser un centinela, hoy era uno de los más reconocidos y experimentados… de los que participaban en misiones internacionales… y eso le encantaba porque siempre tenía oportunidad de conocer nuevos lugares… como éste…

Era un antro de lo más moderno, con un sonido espectacular y canciones que estaban sonando por todo el mundo… y eso le fascinaba, normalmente poco le importaba que sus compañeros le dejaran de lado por ir a ligar con alguna chica, porque para Junsu era suficiente adentrarse en la pista y dejarse envolver por la música que movía su cuerpo casi inconscientemente… pero esa noche, sus ojos se quedaron clavados en la figura de un muchacho pelinegro que llevaba jeans oscuros, camiseta blanca desabotonada a medio pecho, una cadena con un dije de jade, labios gruesos que le generaron un estremecimiento… y esos ojos oscuros que tanto le recordaron al joven aquél que le salvara años atrás…

Junsu llevaba un pantalón oscuro, una camisa clara a cuadros y un suéter de cuello V en tono rosado que lo hacía verse demasiado lindo, llevaba las mangas a tres cuartos y sonreía ampliamente… normalmente los chicos que van a antros o bares visten de forma seductora esperando atraer la atención, pero el castaño… bueno, él solía simplemente ponerse algo cómodo, nunca ha sido paciente para buscar ropa de moda o algo así… pero ese día se estaba arrepintiendo porque realmente quería acercarse a ese chico y entablar una conversación, y tal vez con un poco de suerte, besaría esos labios seductores de los que no ha podido apartar su vista a pesar de que el pelinegro ni siquiera le ha visto porque está al parecer muy a gusto con una chica que lleva un traje de cuero entallado a su voluptuosa figura femenina… y su sonrisa casi desapareció, porque no suele ser de los que van pensando en tener una noche de pasión con un hombre… sí, un hombre, porque descubrió que esa era su preferencia desde hace ya algunos años, cuando le gustó uno de sus compañeros y notó que a sus compañeras realmente solo las podía ver con ojos de amigos…

- bueno, será una noche más de mucho bailar… - suspirando porque perdía la oportunidad de saber por lo menos cómo se escucha la voz de ese muchacho que sigue conversando con aquella chica que ahora le habla al oído y tiene su mano en la rodilla del pelinegro, el castaño regresó a la pista comenzando a moverse al ritmo de la música…

- lo siento, querida, pero no tengo tiempo para ti… - le dijo el pelinegro a la chica de cabellos teñidos, toda vez que se animaba a salir a divertirse, no faltaba una de esas que se le insinuaba directamente y sin rodeos…

Se levantó de su lugar ante la mirada sorprendida de la chica, sonriendo al notar que más miradas se posaban sobre su persona… claro que quería divertirse, pero antes tendría que embriagarse lo suficiente como para no saber de sí con claridad, porque de otro modo una aventura sería simplemente negada por su inconsciente… ahí donde el recuerdo de su amada reposa en lo más sagrado de sus pensamientos…

Y entonces lo vio… bailando con un ritmo demasiado sensual…

- Junsu… - murmuró entre labios, sintiendo su corazón latir violentamente contra su pecho… casi como si estuviera enamorado… y sus ojos recorrieron sin prisas ese cuerpo que se contorsionaba al compás de la música… demasiado embelesado con su figura, con sus movimientos tan naturales y despreocupados… con ese trasero que aceleró su pulso e hizo que cierta parte de su anatomía comenzara a despertar por las lujuriosas imágenes que se formaron en su mente…

El castaño de pronto sintió un escalofrío recorrerle la espina dorsal, como cuando eres fijamente observado… y se inquietó más no incómodamente, así que se limitó a mirar a su alrededor buscando a alguien que lo pudiera estar viendo de esa manera… y volvió a encontrarse con esas orbes que lo invitaban a acercarse… y se amplió su sonrisa al darse cuenta de que no le apartaba la mirada; no que Yoochun en realidad pudiera, porque apenas se topó con las pupilas marrón de Junsu, su cuerpo se quedó clavado en el mismo lugar…

Y sentían una conexión especial, una necesidad atrayente de estar juntos… casi como algo predestinado a lo que no iban a poder escapar por más que desearan. El castaño entonces paró de bailar y se acercó con pasos lentos pero seguros, al menos dentro de lo que sus nervios le permitían, porque realmente nunca ha ligado, ha sido abordado sin duda por chicas y chicos, ya un par de besos ha dado, pero nunca ha sido capaz de llegar a más, salvo una plática y un trago… pero con el pelinegro, sentía que era capaz de todo… de absolutamente todo… sonrió tontamente por sus pensamientos, se estaba comportando como si estuviera perdidamente enamorado de ese chico, cuando apenas le conoce, cuando ni siquiera conoce su nombre ni las intenciones que con él tenga… seguro que solo querrá llevárselo a algún hotel, tener sexo y después olvidarse de su existencia…

Pero quería eso…

Yoochun supo que estaba perdido cuando el calor del castaño lo envolvió al acercarse tanto a él… tanto que podía sentir que sus cuerpos se rozaban, que el aliento cálido de Junsu le golpeaba el rostro al pronunciar aquéllas palabras…

- tomamos un trago?... – el castaño se maldijo mentalmente por sonrojarse… porque sabía que el calorcito que siente en sus mejillas no es otra cosa que el carmesí instalado en ellas al atreverse a invitar al pelinegro, cuyos ojos se habían prendado de los suyos desde hace instantes y parecía no dar tregua a que se separaran…

- es lo único que me invitarás?... – murmuró en su oído con picardía, mientras una de sus manos ya se había posesionado de la cintura del castaño acercándolo por completo a su cuerpo, oliendo su aroma a colonia juvenil…

- me llamo Junsu… - soltó con un suspiro, sintiendo que le temblaba el cuerpo entero ante ese acercamiento, ante ese tono de voz tan varonil y seductor… Yoochun sonrió contra su cuello, donde ya sus labios comenzaron a acariciar en delicados roces…

- no pregunté tu nombre, Junsu… - y comprendió que había caído… que a pesar de todo, no se había alejado, y que ya su mano acariciaba sinuosamente la espalda del castaño… le resultaba incomprensible entender ahora porqué no se había alejado… porque cedía al deseo de sentirle cerca… de hacerlo suyo… de unirse un poco más a él, como si no fuera suficiente ser su guardián en secreto…

- eh?... – el castaño se sentía atontado, embriagado tal vez demasiado pronto por sus encantos, por sus caricias, por su voz, por esos suaves labios que ahora dejaban un suave mordisco en su mentón y subía hasta su boca rozándola con lentitud… el pelinegro volvió a sonreír, en verdad que parecía tan inocente, que casi se arrepintió de lo que estaba haciendo, pero se sentía tan bien, que continuó…

- que vayamos por el trago, Junsu… - susurró divertido, alejándose lo suficiente para tirar de él y caminar hasta el bar del antro… el castaño le siguió todo sonrojado, pero peculiarmente contento por sentir sus manos entrelazadas…

Iba a ser solo una aventura de una noche?

- me dirás tu nombre?... – cuestionó con una sonrisa, tomando de la bebida que el pelinegro pidiera para los dos… dulce y ligera…

Park se lo pensó unos momentos, realmente no quería que lo supiera, pero… hasta cuándo iba a soportar mantenerse en secreto para él… y sin embargo, decirle así tan de golpe, en un país lejos de su mansión, del hogar de ambos que en realidad no han compartido, que es Park Yoochun… cómo explicarle todo lo demás encadenado a ese secreto… aunque, Kim no sabe ciertamente que él es quien es, cierto?

- sabes, me recuerdas a alguien que conocí hace tiempo… - le interrumpió el castaño, demasiado concentrado en su vaso de licor, pero sin borrar esa dulce sonrisa de sus labios…

- a quién?... – el pelinegro le miraba de soslayo…

- tampoco me dijo su nombre… - respondió con un dejo de tristeza matizada en su voz… - y en verdad no lo recuerdo muy bien, es como… - rió, con esa peculiar manera de hacerlo, como nunca ha escuchado a nadie más hacerlo… - lo siento, ya me iba a poner a contarte cosas que seguro no te interesan en lo absoluto… vamos a otro lugar?...

Ok… el castaño le estaba insinuando que quería ESO con él… pero si solo tiene 20 años!… bueno, esa es edad suficiente, y quién sabe, vale que lo mantiene vigilado por su seguridad, porque es su tesoro y no quiere que nada le pase, pero más de una ocasión ha escapado de sus dominios, a pesar de que dentro del grupo Sentinella le encargó a uno de sus compañeros que le mantuviera al tanto del chico…

- me llamo Yoochun… - y fue tal vez por una necesidad afable de no ser una especie de conquistador, que terminó por decirle su nombre… aunque aquello no estuviera dentro de sus planes, aunque le pudiera significar demasiados problemas al joven centinela si descubría toda la historia detrás de su identidad…

- Yoochun… - repitió el castaño entre labios, sonriendo feliz de saber su nombre… y volvió a clavar sus ojos marrón en aquéllas penetrantes orbes… cálidas, casi como si le revelaran cariño… - iremos a otro lugar?...

- no… - dijo con seriedad, notando que el castaño dejaba de sonreír ampliamente, aunque sus labios se mantenían ligeramente curvados, pero bajó su mirada murmurando algo que no alcanzó a escuchar… o tal vez no quiso hacerlo… - vamos a conocernos un poco antes, Junsu… - suavizó su tono, sonriendo hacia él, sin poder evitar que su sonrisa resultara encantadora para el castaño, que ante eso no evitó que su propia sonrisa se ensanchara una vez más…

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Seúl, Corea
Invierno 2008

Ningún caso había tenido intentar no verle una y otra vez cada tanto desde hace meses que se “conocieran” en Francia, porque una vez que dijeron que ambos vivían en Seúl, nada pudo hacer para negarse a tener algunas charlas tomando un café o salir al cine… o que sus labios se encontraran en un primer beso aquella tarde… y haber vuelto a probarlos más de una vez cada que volvían a encontrarse… besos que iban adquiriendo esos tintes de pasión que saben van en busca de algo más… de una necesidad de sentirse… de amarse… de unirse…

……………………………………

Distrito Yongsan-Gu
Barrio Itaewon
Departamento de Yoochun

Ubicado en uno de los Edificios de la zona turística más occidental de la capital, el departamento del pelinegro era típico de un soltero adinerado pero modesto. Porque no tenía grandes lujos ni muebles demasiado extravagantes, aunque era amplio y el mobiliario de finos materiales…

Era la primera vez que el castaño estaba ahí… y no había tenido tiempo de registrar detalles porque los besos que Yoochun le daba desde que entraron le tenía ocupado… la idea de la cita había sido salir a bailar a algún antro, pero todo se había visto frustrado cuando lo besó casi involuntariamente estando a bordo de su auto… demasiado lujoso para el castaño, es que él no podía ir por la vida con un Audi plateado como el de su… amigo, novio, amante? Todas las noches se preguntaba qué exactamente era para el pelinegro, es decir, él no va por ahí besándose con todo muchacho que se le atraviesa… y espera Yoochun no sea así… pero de todos modos nunca se ha atrevido a preguntar sobre eso…

El caso es que después de ese beso, Junsu no pudo evitar que aquéllas palabras salieran de sus labios…

- hazme tuyo… - con un tono tan erótico que el pelinegro no pudo reprimir más ese deseo, sonriendo con sensualidad hacia un castaño que ahora atinaba a sonrojarse violentamente mientras se mordía el labio inferior y veía que el pelinegro aceleraba al ver la luz verde del semáforo culpable de que sus bocas se uniesen en un beso…

Y habían terminado por volver al departamento del pelinegro, donde justo ahora sus ropas eran despojadas lentamente de su cuerpo, estremeciéndose por esos dedos que se resbalan por sus costados arrancando suspiros y jadeos cada segundo más excitados de su boca… participando al deshacerse de la molesta camiseta del pelinegro para admirar su torso… sus músculos perfectos, tan apetecibles como todo en Yoochun para él… y cerró los ojos cuando el pelinegro lo abrazó pegándose a él, dejándole sentir el calor de sus cuerpos unidos… cerca ya de la cama, unos pasos más allá del umbral de la habitación…

- Junsu ah… - murmuró en su oído, tomando un poco de consciencia de lo que están a punto de hacer, temblando como hace tiempo no lo hacía al contacto con otra piel… el pecho desnudo del castaño estaba pegado al suyo y percibía la descontrolada respiración del chico en sus movimientos subiendo y bajando agitado… - hay algo que debes saber de mí… - porque de pronto se había sentido incapaz de tomarlo sobre un montón de secretos sobre su persona… y prefería que saliera corriendo ahora de ahí al saber la verdad, que incluso le diera muerte… sonrió de medio lado con algo de ironía, porque si lo piensa, morir en manos del castaño sería casi una bendición para él…

- qué cosa?... – preguntó con la poca lucidez que le quedaban a sus sentidos, sintiendo un vacío en el estómago al ser separado por el pelinegro, caminando lejos de él, ambos en pantalón y con el rostro teñido de carmesí producto de la excitación…

- quién soy en verdad… - comenzó, recargándose en el filo de un buró en el muro, mirándole de frente, sumamente serio, la excitación abandonándolos lentamente… el castaño no lo interrumpió, no que pudiera cuando sentía que la respiración se le alteraba ahora del nervio, presintiendo que tal vez lo que escuche no le será de total agrado… - me llamo Park Yoochun… soy el dueño de la mansión en la que has estado viviendo desde que tienes 10 años… - Kim abrió los ojos desmesuradamente… eso era imposible… - soy el chico que te llevó ahí hace ya 12 años…

- pero… per… - las piernas le flaquearon, porque ese chico era demasiado joven, y siempre recordó con certeza que quien le salvara ahora debía tener por lo menos unos 35 años… y Yoochun tenía 25, se lo había dicho… entonces… solo había una forma de aparentar juventud imperecedera…

- soy un lycan, Junsu… - y un balde de agua fría cayó sobre el castaño, que terminó por doblegarse de la impresión dejándose caer en el piso de la habitación, con los ojos vacíos… el recuerdo le venía ahora claramente, como si lo hubieran puesto en standby hasta ese día… - y tú un centinela…

- eras tú… - murmuró de pronto, mirando detenidamente al pelinegro… - el que me salvó en Corea del Norte hace cuatro años, el mismo que me ha salvado algunas veces desde entonces, ese licántropo de ojos penetrantes como las penumbras de la noche, el que ruge con ira y mata a los suyos… eres tú, Yoochun… por eso me resultaste familiar desde que te vi en Francia…

- Junsu… - el pelinegro lo llamó porque tuvo la impresión de que el castaño no le estaba dando la importancia que debía… - no lo entiendes? Tu deber es exterminarme…

- no haré tal cosa… tú… tú no eres una amenaza para mí o el grupo Sentinella, tú eres diferente, yo te conozco… - soltó aún sentado en el suelo, viendo hacia arriba al pelinegro…

- me conoces?... – sonrió de medio lado con un dejo de ironía… - cómo sabes si no te he mentido, si no…

- porque puedo verlo en tus ojos… - interrumpió, poniéndose de pie, acercándose sin duda alguna a él… - porque en todos estos años, tú no has hecho otra cosa que cuidar de mí, de un simple mortal, de un centinela; porque como yo, les odias, no sé tus motivos para ello, pero es claro puesto que veo la ira en tu mirada y en tus actos cuando te has enfrentado a ellos, Yoochun… yo te quiero… - sonrojo, un calor en su estómago… el pelinegro mirándole con sorpresa, porque ciertamente no esperaba escuchar esas palabras… - no me importa si eres un licántropo, yo quiero estar contigo…

- no creo que tengas idea de la magnitud de tus propias palabras, Junsu… - trató de zafarse, porque no había querido involucrarse tanto con el muchacho… pero era tarde ya… lo fue tal vez desde que lo salvó hace doce años…

- la tengo… - murmuró sonriendo con seguridad, quedando a escasos centímetros del pelinegro… - pero sé que deseas esto tanto como yo, dejemos que pase, mañana ya veremos si funciona o no… - impidiéndole decir una sola palabra más al pelinegro, Junsu lo besó… con ternura, respondiendo luego a la pasión que Yoochun comenzó a dejar sobre sus labios, recorriendo una vez más su cuerpo con caricias suaves…

Y fue conducido hacia la cama, donde fue recostado con suavidad, suspiró una y otra vez mientras el pelinegro bajaba con sus labios por su cuello, pasando por su clavícula y entreteniéndose en su pecho en tanto sus manos ya desabrochaban sus jeans… se sentía avergonzado porque era su primera vez… pero más que nada excitado y contento de que Yoochun lo tome… que importa si es un lycan, lo hace sentir especial y querido, aún cuando nunca se lo ha dicho, aún cuando todo puede ser un fatal error… Junsu solo quiere saberse poseído por él…

El pelinegro desciende con sus besos hasta los pectorales del castaño, músculos bien formados por el entrenamiento como centinela, y desliza los pantalones con todo y ropa interior, relamiéndose los labios al ver el despierto miembro de su amante al descubierto… el castaño cierra los ojos avergonzado y sumiso a las atenciones que el pelinegro comienza a dejar sobre su entrepierna masajeándola lentamente de arriba a abajo…

- ahh, Chunnie… - gime quedito, tomando entre sus manos las cobijas de la cama cuando la lengua del pelinegro lame toda su extensión mandándole esas corrientes eléctricas exquisitas que nada tienen que hacer contra el placer que llegó a proporcionarse al masturbarse…

- esto era lo que querías, verdad, Junsu… - sonriendo con picardía, el pelinegro se apartó para deshacerse de sus prendas… el castaño levanta un poco la cabeza para admirarlo al desnudo, era imposible enrojecer más, pero sentía que le ardía el rostro… - iré con cuidado… - asegura con ternura al posicionarse sobre él y retomar besos y caricias, gimiendo entre un beso cuando sus erecciones se rozaron en aquélla posición…

Era la primera vez que estaba con un hombre, era la primera vez que se mostraba desnudo ante otros ojos que no fueran los suyos, era la primera vez de todo, de los besos lujuriosos y caricias candentes… de ese punzante dolor al sentir un dedo colarse en su intimidad, de esos labios cobijando los suyos con dulzura y que conseguían distraerlo un poco de toda aquella incomodidad en su entrada… y fueron minutos de dulces besos y palabras morbosas en su oído que solo Yoochun era capaz de decir, porque siempre le pareció que era un chico así, demasiado seductor y ardiente… como el fuego crepitante de una llama…

Y cuando le penetró lentamente, escondió su rostro bajo el mentón del pelinegro, abrazándose a él con fuerza porque era demasiado grande para su estrecho pasaje, que aunque dilatado, seguía siendo pequeño para su hombría… lo sintió deslizarse hasta el fondo, empujando sus caderas con suavidad, susurrándole al oído, tomando su cintura con gentileza… quedándose quieto al llegar al tope… el castaño dejó caer su cabeza en la almohada, con los ojos cerrados y respirando laboriosamente, sus piernas flexionadas y abiertas descansaban en ese ángulo a los costados del pelinegro, que se dedicó a acariciar su torso y lamer sus pezones mientras aguarda a que el dolor pase lo suficiente para moverse… y reveló sus uñas un poco para deslizarlas por su piel cubierta ya de sudor, sonriendo suavemente al escuchar esas casi imperceptible sonrisas escapar de labios del castaño cuando pasaba por sus costados en donde le generaba cosquillitas…

Un par de minutos después, Junsu le indicó que estaba listo, y Yoochun comenzó a embestirlo, con una suavidad delirante que el pelinegro ansiaba poder dejar para moverse con algo más de pasión, porque ese fuego que quemaba su interior lo iba a volver loco… pero sabía que esa era la primera vez del castaño, sabía que debía ser tierno, porque no quería lastimarlo con su deseo instintivo…

- aahhh, ahh, mhh, Yoo…chun… mmhhh… - pero los gemidos del castaño poco ayudaban a su autocontrol… y menos cuando sus piernas se enroscaron a su cintura presionando su trasero impulsándose, orillándolo a moverse más rápido… - ahh, ahh, así, mhh…

- aahhh, Junsu… mmhhh, mhh, ahh… - el pelinegro finalmente se abandonó a sus deseos, embistiendo con fuerza contra el castaño, sintiendo cómo su intimidad presionaba su virilidad, y levantó el trasero de Junsu un poco más tomándole las caderas con fuerza y dejando estocadas profundas…

- ahh, Chun… ahh, ahh… - el castaño sentía que estaba a punto del desmayo por el placer que corría por su cuerpo, sentía la fuerza con que sus caderas eran empujadas y chocaban contra el pelinegro enterrándose profundamente en aquélla erección caliente que le estaba transportando tal vez demasiado rápido al orgasmo…

Y sintió que era impulsado más al frente, consiguiendo que quedara sentado sobre las caderas del pelinegro, e inmediatamente lo abrazó rodeando sus hombros aferrándose a su espalda, sus piernas alrededor de su cintura aún, sus caderas seguían siendo movidas por la fuerza sobrehumana de Yoochun, volviendo de sus movimientos un vaivén casi salvaje, sus sentidos impregnados de su calor, de su aroma a sudor, perfume y sexo, de sus gemidos roncos, de sus murmullos, de sus besos lujuriosos… su miembro preso entre ellos se friccionaba dándole ese doble placer que tanto deseó sentir prácticamente desde que lo conoció…

Hasta que finalmente sintió ese calor concentrándose en su bajo vientre, y fue nuevamente recostado sobre el colchón, embestido con la misma rapidez y profundidad, escuchando esos mismos gemidos roncos y recibiendo de esos besos apasionados que Yoochun no dejó de entregarle; tomando su miembro entre sus manos para bombearlo al ritmo de sus estocadas… y explotó, antes que él, porque su placer había sido demasiado para aguantar un segundo más, y lanzó un grito de placer mientras su cuerpo tembloroso era sacudido por el orgasmo y el pelinegro lo atravesaba en una última estocada en la que sintió que se descargaba en su interior y gemía su nombre en su oído, quedando casi recostado sobre él…

Junsu sonrió ampliamente al sentirse cobijado por esos brazos que lo instaron a recostarse sobre su pecho, mientras Yoochun abandonaba su interior con cuidado… había sido solo sexo?... No… porque había alcanzado una gloria que creyó olvidada hace siglos…

- porqué me salvaste, Yoochun?... – cuestionó después de algunos minutos de cómodo silencio, lo que había tardado en recobrar el tono muscular y el ritmo cardíaco y de respiración normal… todavía saboreando el sabor de los labios del pelinegro que había quedado impregnado en los suyos, todavía con esa calidez en su intimidad que la esencia de su amante dejara en ella… abrazado con aprehensión por él, apretándolo inconscientemente un poco más al escuchar esa pregunta, pero sin llegar a responderla…

Porque no estaba seguro del motivo, porque hubiera querido poder salvar también a su madre… porque tal vez JinHyuk tenía razón, y la respuesta se encontraba en la historia encadenada a su linaje… a Ella…

Y desde entonces mantuvieron esa relación clandestina sabiendo quienes son en verdad… un centinela enamorado de un lycan… un licántropo redescubriendo tal vez el amor en un mortal… y no puede decirse claramente quién entró en la vida de quién, porque desde que sus destinos se cruzaran, sus miradas ya los habían atado, tal vez por la eternidad…


8 Comentarios:

  1. Anónimo11/17/2009

    waa me encanto la contiii!! alfin yase como se dio el yoosu xDD falta el yunjae xDD

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  2. Anónimo5/26/2010

    aaahhhh el yoosu es amorrr!!!
    <3<3

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  3. ahahhhh!!!!! X-X

    enserio eres increible!! me encanta tu fic!! *-*

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  4. AHHHHHHHHHHHHHH....me encanto ...mori y renaci..ahhhh..me encanta el yoosu!!!!...ahora solo falta el yunjae...siiiiii!!!!

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  5. Anónimo7/25/2011

    kyaaaaaaaa...el yoosu es amor y ternura..^^!
    ahi q linda historiaaa.a..

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  6. Que lindo estaban destinados... aunque Junsu pueda ser descendiente de su antigua amor o no, parece que Yoochun lo ama por como es y quienes... me encantooooo super romántico siempre lo protegió...

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  7. Que bueno esta!!, muchos secretos por resolver....a seguir leyendooo!!!

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  8. Me encanta tu redaccion me siento como que vivo todo lo que escribes,bueno voy a seguir......

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