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Dreams on Fire - Cap. IX: El muñeco y la cena

IX. El muñeco y la cena.


Fe de erratas: esto es, correcciones que debo hacer a todo lo anterior XD. Sólo hay una pero es muy seria: el tiempo. Olvídense de dioses. Ya están cristianizados en el pueblo que Changmin gobierna, o no habría máquinas de tortura ni la condesa Barthory ni el texto aquél que leyó Yoochun. Gomene~ Gracias a Minoru por ayudarme con esto, a corregir. Ahora sí, disfruten el capítulo.

Junsu daba vueltas por su habitación, desesperado. Ya se había quedado demasiado tiempo en silencio, sólo presenciando las atrocidades del rey Changmin y sin hacer nada más que asustarse como un cobarde, casi como una niña. Yoochun lo seguía con la mirada mientras se acababa de vestir. Changmin los había corrido de su habitación y no daba señales de querer ver a ninguno de los dos en un buen rato.

-Es la única manera.
-¿Qué?
-Sí – continuó Junsu, -además, a ti al menos te lo hace más suavecito, Yoochun.
-Explícate, consejero…
-¡Tú no me llames así! – lo interrumpió Junsu, molesto, - Que no se te suba a la cabeza la idea de que por ser el favorito del rey eres superior a mí. Después de lo que acabas de hacer seguro serás el primero al que matará. No eres más que ninguno de nosotros, Yoochun.

Yoochun miró el piso. Jamás se espero semejante reacción del pelirrojo, pero tenía razón.
-Los ríos de sangre fluyen bajo nuestros pies. Hemos estado en el infierno –murmuró.
-No. Tú ni lo conoces.
Otra vez lo regañó Junsu. Yoochun volteó a verlo.
-No lo digo tanto por mí. Lo digo por Yunho. Más aún, míralo a él.
El consejero del rey señaló con la cabeza hacia el piso. Ahí, sentado en el suelo, con las piernas separadas, la cabeza echada hacia delante y los brazos a los lados, sin fuerza, estaba el capitán. Otro lo hubiera visto y creería que era un títere de trapo, tamaño real, abandonado. Y medio roto: su carne estaba repleta de costuras negras y marcas, unas cerradas, otras no tanto, otras escurriendo el rojo. Pero el capitán no se daba ni por enterado de ello. Estaba. Con eso bastaba.
-¿Por qué se ensaña tanto con él? – se inquietó el pelinegro.
-No estoy seguro. Desde que yo llegué lo ha golpeado, torturado y pues… ya sabes que últimamente “juega” con él en el edificio gris.
-¿De verdad? Pero creí que con hacerlo conmigo le bastaba…
-Parece que no, ¿no crees? Supongo que tú estas dormidote después del revolcón y no te das cuenta de que el rey sale de la habitación, arrastra a su muñeco rubio hasta el edificio gris y no salen de ahí a veces hasta la noche. Yo sí.
-¿Y por qué no lo detienes?
Junsu tragó saliva. Buena pregunta, ¿por qué no? Le tenía miedo, no lo podía negar. Pero el trato a Jaejoong era inhumano, al grado de que el mismo capitán ya tampoco era enteramente humano.
-Hay que sacarlo de aquí –concluyó.
-Sí, -asintió Yoochun, - pero ¿cómo?
- Como ya te dije, Changmin es más leve contigo. O al menos lo era. Aún creo que lo sea, por eso no te agarro a latigazos por haberlo abofeteado. Debes distraerlo mientras yo saco al capitán de aquí.
Volteó hacia donde estaba el capitán. O más bien a donde había estado el capitán. En algún momento de la conversación se había esfumado.

-¿A dónde se fue?
-No lo sé. Estaba ahí hace unos segundos, sentado, tú lo viste. Ni siquiera lo escuché salir, si es que salió.
-Hay que encontrarlo antes de que el rey decida salir de su cuarto.
-Vamos – corroboró el poeta.

*****

Abrió los ojos pero creyó que aún los tenía cerrados por la pesada oscuridad que lo rodeaba. ¿Dónde estaba? Intentó mover sus brazos pero de inmediato los sintió pesados. Cadenas. Movió sus piernas y lo mismo. Por si fuera poco intentó despegarse de la pared en la que estaba recargado y no pudo: su cuello estaba sujeto a la piedra por medio de un grillete. Maldijo. Ni siquiera sabía que día era, sólo sabía que tenía el estómago vacío y que estaba solo.
“No, no estoy solo”. Miró hacia adelante y distinguió una silueta. Esa silueta lo había estado observando, podía sentirlo. Pero era una mirada vacía, de otra manera la habría sentido desde el momento en que esa persona hubiera entrado al calabozo.
-¿Jaejoong?
Silencio. ¿Qué no lo escuchaba? Cierto, no sabía cómo había logrado sacar la voz si sentía la garganta seca. Pero si había sido audible en ese cuarto tan pequeño. Y aunque apenas podía verlo, sabía que era él; aún con la poca luz lunar que se filtraba por algún ventanal le era posible distinguirlo, no le quedaban dudas, lo conocía de memoria. Estaba reclinado en los barrotes, observándolo, inmóvil.
-Jaejoong.
De nuevo el silencio. El rubio se movió, levantándose de esa posición reclinada en los barrotes. Luego se movió su cabeza, mirando a un lado y a otro para luego dejarla caer hacia atrás, como si ahora mirara el techo.
-¿Qué te pasa?
Su cabeza dio un círculo completo, dejando después la barbilla pegada al pecho. Luego respiró. Un sonido silbante y atorado, semejante a un ave que se estaba ahogando con una nuez. Yunho sintió escalofríos.
-¡Jaejoong!
Aún emitiendo ese sonido, Jaejoong se empezó a alejar, arrastrando una pierna, un brazo doblado detrás de su espalda, su cuerpo ladeado ligeramente hacia la izquierda, mientras a cada pesado paso se intercalaba un “ting…ting…” líquido perfectamente audible en ese agujero vacío. Yunho intentó seguirlo con la mirada entre la oscuridad, pero pronto el rubio desapareció.

******
-¡Ahí está!
Junsu divisó al espectro en que el capitán se había convertido subiendo por las escaleras, despacio, muy despacio y con la mirada perdida. Entre los dos lo interceptaron y lo llevaron a la habitación de Junsu. No se atrevían a cercarse a la del poeta, no fuera a ser que saliera Changmin y descargara su ira, esta vez justificada, contra los tres.
-Está herido, tenemos que curarlo.
-Y alguien tiene que limpiar el rastro que dejó en sus andanzas – añadió Yoochun señalando el pasillo. Había gotas rojas marcando el camino que había recorrido el capitán.
Llegaron a la habitación y entre los dos se pusieron a lavar las heridas abiertas lo mejor que pudieron. Pero había otras que necesitaban mejores manos.
-Necesitamos a un médico.
Jaejoong estaba tendido en la cama. Ni cuenta se daba que estaba sangrando ni que le estaban lavando las heridas ni que llegó el médico a cerrarle otras, ni nada. Era un muñeco.

*******
¿Cómo? ¿Cómo? ¿Cómo vengarse de Yoochun? Ya tenía planeado el castigo ideal para Junsu. Ya había enviado a un par de soldados al pueblo, a casa del llamado pastor de patos Kim Junsu. Pero aún no sabía cómo tirar ese escudo que Yoochun parecía tener contra él. Revolvió todos sus libros, de todos los tipos y tamaños, en busca de posibles soluciones a su dilema. Tocaron a la puerta. Un soldado le avisó que su pedido ya estaba en la cocina. “Bien, díganle a los cocineros que ya saben qué hacer”.
Llegó la noche y ninguno de los libros de su habitación parecía contener la respuesta. Desesperado arrojó el último contra la pared. Necesitaba desquitarse con algo. ¡Ahora! Nuevamente tocaron a su puerta, otro soldado venía a avisarle que la cena estaba lista. Suspiró, se levantó y salió de su habitación, no sin antes pedirle al soldado que llamara a sus dos sirvientes para cenar.

******
Estaban sentados junto a la cama de Junsu, esperando el momento en que el rey saliera y los mandara ejecutar, vigilando al capitán dormitando en la cama, cuando un soldado les avisó que el rey los esperaba para cenar.
-¿Vamos los dos? No podemos dejar solo al capitán ahora.
-Tú quédate con él, Yoochun. Le diré al rey que no te atreves a darle la cara por lo que hiciste.
-Está bien.

Unos minutos después Junsu ya estaba en el comedor, sentándose a la mesa. En la cabecera, a unos metros de él, estaba sentado el rey.
-¿Dónde está mi poeta? – preguntó secamente.
-No se atreve a darle la cara, señor. Por lo que hizo. Le pide disculpas.
¿Disculpas? ¿Por cruzarle la cara con una bofetada? No era para menos. Muy bien, eso le daría tiempo de preparar su venganza. Mientras tanto se entretendría con el castigo a Junsu.
-Tiene toda la razón. No tiene con qué cara verme después de haberse rebelado así. Espero que tú no me salgas con lo mismo, consejero.
-Por supuesto que no, señor.
¡Por Dios! Sólo esperaba que se ahogara con su cena, maldito bastardo. ¿Cuánto tiempo más tendría que sostener la farsa? El pelirrojo tragó saliva, intentando tranquilizar su mente. Por fin los pequeños chefs trajeron las bandejas de plata con la cena, cubiertas con un platón de plata para evitar que se enfriaran.
-Su majestad, - uno de los niños chef se acercó al rey, -¿qué hacemos con el tercer plato?
- Guárdenlo para después. Seguramente el consejero querrá repetir la comida, sé que le encantará- miró al pelirrojo.
-Sí señor – con una reverencia el niño se retiró de vuelta a la cocina junto con sus compañeros.
-A comer – sonrió Changmin. Ambos comensales destaparon sus platillos. El rey comenzó a comer de inmediato, pues ésta era otra de las actividades que le encantaban. Junsu miró su comida. La verdad no tenía hambre, tanto enojo le había quitado el apetito. Pero también sabía que si no comía el rey se enojaría más. Que se mostrara tan tranquilo en ese momento sólo era una mala señal. No se veía nada mal el platillo, dispuesto entre verduras y con una espesa salsa de lo que parecía zarzamora. Miró al rey.
-¿Por qué no comes? ¿No tienes hambre? – dijo inocentemente el soberano.
-Sí, señor. Sólo meditaba –respondió, tomando tenedor y cuchillo y comenzando a cortar un pedazo para luego meterlo en su boca. Sabía delicioso. Pronto su estómago empezó a sentir hambre y obedientemente siguió comiendo. Changmin lo observaba mientras masticaba, satisfecho. Pronto terminaron de comer.
-Veo que te gustó mucho la cena, Junsu. Dudo que hayas dejado espacio para el postre – Min apenas podía contener la risa.
-Sí señor, me gustó mucho. Y siempre hay espacio para el postre.
- Me alegro.
-¿Puedo preguntar qué era? Porque no sabía a gallina. ¿Codorniz?
-No.
-¿Paloma?¿Ganso?
-No. Pato.
¡Pato! Junsu miró los restos de su cena. Los restos del pato que se acababa de comer. Bajo la mesa le temblaban las manos y las rodillas, y sin embargo intentó no verse afectado.
-Pues…sabía muy bien. ¿Los criaron en palacio? ¿Con qué los alimentaron? –intentó aferrarse a un poco de esperanza, que se esfumó cuando el rey empezó a reír.
-Tú deberías saberlo mejor que yo. Era tu trabajo.
Su estómago se empezó a revolver y las arcadas empezaron a llegar a su garganta.
-Y para mañana comeremos paté de hígado de pato. ¿Suena delicioso, no crees?
Junsu se levantó.
-¿No vas a tomar el postre?
-De repente me siento cansado, señor. Si me disculpa, quiero ir a descansar.
-Adelante – asintió Changmin. Siguió al pelirrojo con la mirada mientras salía del comedor. Parecía fingir que no le había afectado la cena, incluso que le había gustado. Pero Changmin sabía que no era así: había percibido el temblor de sus pies golpeteando el piso bajo la mesa en cuanto le reveló que habían cenado dos de los patos que el mismo Junsu había criado. Suspiró mientras se limpiaba los labios con la servilleta de tela, triunfante. Sonrió y una risita cruel se escapó de sus labios.

Yoochun estaba sentado, escribiendo un tétrico poema mientras vigilaba al capitán y esperaba que Junsu regresara. “Y somos enterrados vivos, enterrados vivos por la sed…”
De repente escuchó la puerta abrirse y cerrarse con fuerza. Volteó y vio a un pálido Junsu recargado en la pared.
-¿Qué sucedió?
Por toda respuesta Junsu movió su mano en negativa y corrió hasta el baño, devolviendo lo que acababa de cenar. Yoochun lo escuchaba desde la habitación. Luego el pelirrojo regresó y se tiró de bruces en la cama, a un lado del capitán.
-¿Estás bien? – preguntó Yoochun, inquieto.
-Tenemos que salir de aquí – fue lo único que Junsu le respondió, mirando la pared. ¿Qué había hecho? Se sentía sucio, sentía que acababa de comerse a parte de su familia. No se le ocurría nada peor que eso.

Mientras tanto, Changmin caminaba ufano por los pasillos. “Uno menos. Falta Yoochun”. Decidido e inspirado se levantó y salió hacia la biblioteca. Ahí encontraría la respuesta, estaba seguro. Su victoria actual casi podía asegurarle la futura. Junsu merecía el castigo por metiche, además de que ya lo tenía cansado su actitud. Sí, le obedecía en todo, pero su mirada era completamente opuesta: reflejaba odio, rebeldía. Comerse a sus amados patos seguramente le habría puesto un alto. Ahora, en cuanto a Yoochun… le había dado tantas libertades, lo había tratado bien. ¿Y cómo le pagó? Nunca debí ser negligente con él, pensó Changmin, por más que me guste como me besa, como me toca, cómo me lo hace, no debí nunca bajar la guardia. De no haberla bajado no se habría atrevido a golpearme. Su castigo debe darle a entender que quien manda aquí soy yo, y que si yo así lo deseo, puedo matarlo con mis propias manos y él no debe oponerse. Sí, pronto le dejaría bien en claro eso.

11 Comentarios:

  1. Anónimo11/23/2009

    por dios es que nadie le parara que cruel ahissssssss

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  2. los patitos de Su¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

    no me atrevo a pensar que le ira a hacer a yoochun ..........
    continualo please

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  3. ´´´´11/23/2009

    pobre Su, imaginate comerte a tus propios hijitos, me recuerda a un caso de una loca nana que asesino a la hija de su patrona y la dio de cenar a la familia. La madre añ enterarse se volvio + que loca.
    buwno menos mal que esto es fantasia. Creo que me empiezo a rallar luego! :p
    Loca en proceso... o.O
    GRACIAS POR TU TRABAJO!!! sigue con el.. fighting!

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  4. ._. la nana esa esta peor....
    Espero NADIE acabe en la locura por esto que me sentire culpable ToT

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  5. Jae*zabel11/23/2009

    Que cosas.... que le habrán hecho a Changmin para que se haya convertido en alguien cruel????..... o más bien que siempre estuvo loco

    Pobre Susu se comió a sus patitos TTuTT.... no quiero pensar que es lo que le va a hacer a Chunnie.... ais me da miedo ese rey es tan malooo TuT

    Besuuuus... continualo
    Jae*za

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  6. Causa miedo, horror, pena, tristeza y sin embargo parece adictivo por que siguen pidiendo mas XD seguire entonces, seguire~

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  7. hola

    si, a veces llegamos a odiar a changmin por todas las crueldades que hace pero tambien nos intriga saber hasta donde es capaz de llegar, y como sera el final de toda su maldad

    tambien nos da curiosodad el final de cada una de sus victimas, en fin son tantan las cosas que nos hacen querer seguir leyendo historias sobre ese rey perverso

    continuacion,,,,, saludos!

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  8. omffffg XD... che changmin.. pobre junsu, debe haber sentido lo que yo cuando me engañaron dandome comer conejo x.x... pobres animalitos ;O;!!!!

    estem o_o... chas me intriga saber q va a hacerle a yuchon
    no me dejes sin yoomin ;O;!!! sabes q hay poco en el mundo..
    hyung~
    *solo le importa el yoomin XD*
    XD

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  9. XD no morira el yoomin... creo o.ó si no pss para eso hay mas fics a futuro ;)

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  10. Anónimo11/27/2009

    si se señor!! chamgmin rul!!! *O*!!!

    muajaa amo la su maldad...porq le hace ver tan sexieh *¬*

    q importan los patos!!!! xDDDD

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