Recuérdame

Titulo: Recuérdame
Autora: Felina
Pareja: YunJae
Género: Angst, Slash
Extensión: Oneshot
Sumario: Puede el amor ser capaz de sobrevivir aun después de la mas cruel de las noticias?
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Hacía cuánto que eran novios?

Años ya…

Seis maravillosos años de irse conociendo un poco más a pesar de que llevaban toda una vida siendo los mejores amigos…

Seis maravillosos años de ir descubriendo esos pequeños detalles que los habían ido enamorando un poquito más… de ir encontrando también esos defectos que incluso llegaban a hacerles chocar en conflictos que solventaban poco a poco con paciencia y cariño… con ceder en algunas cosas que el otro les ayudaba a reconocer como erradas, con pulir habilidades para comunicarse… con alguna que otra noche de pasión sin límites cobijados por su amor, reconciliándose entre sábanas que terminaban en el suelo cuando sus cuerpos se volvían uno y la entrega les volvía un tanto escandalosos al hacer el amor…

Seis maravillosos años que parecían desaparecer con facilidad cual arena arrastrada por una ráfaga de viento cuando aquélla terrible noticia llegó a sus oídos en medio de aquél pasillo blanco que olía a desinfectante y medicina…

Cuando el golpe y la impresión y la incredulidad fueron demasiado para soportarlo…

Cuando Jaejoong sintió sus piernas doblegarse y sus ojos arder por las dolorosas lágrimas que resbalaron al instante sin cesar…

Cuando aquél hombre… el padre de él… cuando le dijeran que Yunho ya no estaría más… cuando escuchó la palabra más cruda salir de labios del Sr. Jung…

…MUERTO…

Y pesaba… dolía… quemaba… mataba…

Esa simple palabra destruía toda la felicidad que todavía esa mañana tenía cuando el moreno saliera a su trabajo despidiéndole con un tierno beso y ése “hasta luego” que ahora no era más que una ilusión que se llevaba el tiempo…

Dolía esa respiración laboriosa, esos sollozos que se le atoraban en la garganta, esos gritos que no conseguía sacar por ese nudo de llanto…

Dolía pensar que aquello era real… que el Destino le había arrebatado injustamente a SU Yunho… suyo y de nadie más!... tan suyo que solo él debería haber decidido cuándo la muerte iba a separarlos… y quiso morirse en ese instante para acompañarle…

Pero los llantos de la familia de Yunho y la suya comenzaban a atormentarle, y se negó bruscamente a los brazos de su madre intentando consolarle un poco murmurándole que sabía cuánto le dolía…

Que sabía!?... já, que no le hicieran reír en ese momento porque quedaría como un demente que ha perdido la cordura por el dolor de la noticia…

Pero que nadie le viniera ahora con que sabían o comprendían su dolor…

Porque no tenían la puta idea de lo que estaba sintiendo…

Nadie amaba a Yunho como él…

Nadie la había conocido al derecho y al revés como él…

Nadie le cocinaba hasta el más absurdo de los platillos solo por complacerlo como él…

Nadie como él le había cuidado hasta el más mínimo resfriado, u obligado a descansar unos días aún cuando Yunho siempre argumentaba su responsabilidad y ética laboral…

Nadie le había visto llorar doblegado por los problemas de su casa cuando sus progenitores se divorciaran…

Nadie le había visto desnudo hasta el alma…

Nadie como él…

Nadie como él sentía su pérdida…

Y por ello nadie como él tenía derecho a vivir su dolor como quisiera, a llorar y gritar desconsolado y desesperado cuando sus padres intentaron acercarse pidiéndole un poco de calma…

Un poco de calma!!!

Al diablo con todo lo que pudieran pensar todas esas personas en el pasillo del hospital, él solo quería reunirse con él, quería verlo y acariciarlo, y besarlo una última vez antes de que le obligaran a nunca más sentir siquiera el tacto de su piel cuando llegara el momento de perder su cuerpo como perdía su voz, sus sonrisas, sus besos y hasta regaños por siempre ser tan quisquillos con algunos detalles…

Iban a quitárselo y Él no quería dejarle ir!

Realmente no quería decirle adiós…

Cómo carajo se le dice adiós a la persona amada cuando se va sin llevarle a su lado…

Y no quería que aquéllos enfermeros le hubieran alcanzado justo cuando iba a abrir las puertas de esa sala donde el cuerpo de Yunho permanecía sin vida desde hace algunos minutos cuando los doctores y enfermeras se rindieran y dijeran que no había nada más que hacer…

Que había muerto…

Que Dios había ganado la batalla contra la ciencia y la tecnología de la humanidad… que se lo había arrebatado sin siquiera reparar en su dolor…

En que llevándose a Yunho también se lo llevaba a él… porque el moreno era su vida, era el motor que impulsaba los latidos de su corazón y el deseo de levantarse cada mañana, y el motivo de soñar cada noche con imposibles que de alguna forma su novio se encargaba de volver posibles invitándole otra vez a soñar…

Y forcejeó con el alma contra ese grupo de enfermeros que trataban de controlarle lo suficiente para poder inyectar aquél calmante que en nada iba a calmar la angustia y el dolor de su corazón… que solo adormecería su cuerpo pero que le devolvería a la realidad apenas abriera los ojos…

Y tal vez nunca antes hubo tanto escándalo en aquél pasillo blanco como entonces… tal vez fueron sus gritos desesperados bañados de amor sincero los que llegaron a oídos de ese muchacho que cubierto por una sábana blanca movió casi por reflejo un dedo mientras los latidos de su corazón comenzaban lentos y bajos… aumentando poco a poco hasta alcanzar su ritmo…

Ese ritmo que anunciaba la vida aferrándose a éste mundo…

Porque tal vez Dios se había apiadado de ése amor…

O tal vez era un milagro que escapaba incluso a poderes celestiales…

O quizá era el destino…

Simplemente podría ser llamado de distintas formas en distintos idiomas y culturas…

Como fuera…

El corazón de Yunho latía de nuevo…

Y volvía a respirar… a sentir… a escuchar…

Escuchar esa voz desgarrarse clamando su nombre, recordándole que tenía mucho por vivir…

Que tenía a Jaejoong para hacerle feliz…

Que todavía tenía recuerdos por construir, besos por compartir y caricias por entregar… susurros por murmurar a ése chico que siempre se estremecía a su lado… promesas por hacer envueltas en el calor de su amor…

Y sacó fuerzas de quién sabe dónde para levantarse de esa camilla con todo el cuerpo entumecido y esa herida todavía abierta a la altura de su sien que el impacto del choque automovilístico había dejado, y aquéllos golpes de un tono amoratado que se dispersaban por su torso… y esa huella clara de la marca del cinturón de seguridad que había presionado su corazón demasiado paralizándolo casi al instante…

Y caminó con dificultad pero ansia hacia esas puertas tras las que todavía podía escuchar a un Jaejoong suplicando que le dejaran verlo…

Y cuando las puertas se abrieron…

Solo hubo silencio…

Y rostros sorprendidos y semblantes pálidos…

Y ése hermoso rostro de piel blanca con expresión ida que se quiso apresurar en acariciar pero sus pies estaban clavados en el suelo… quizá por esos ojos oscuros que le miraban fijamente como pretendiendo dilucidar si era un sueño o de verdad había terminado por perder la cordura…

- Yun…Yunho?... – murmuró con el corazón más bien tranquilo… casi asustado… como si estuviera en pausa esperando por comprender qué ritmo debía continuar…

- sí, JaeBoo… soy yo… - y solo Dios sabe cuánto costaba siquiera hablar con el cuerpo tan lastimado… es que, había estado muerto por minutos… aunque eso él no lo sabe con claridad…

- Yunho!... – y ya poco importaba si se había vuelto loco y su realidad estaba dividida…

Se puso de pie lanzándose a brazos de ése que le recibió con algo de debilidad pero cuyo calor permanecía intacto haciéndole sentir amado y tranquilo…

Todo desapareció para ellos cuando sus labios volvieron a fundirse en un beso más, de ésos que sabían no querían extrañar, solo anhelar de una u otra forma por el resto de sus días…

Y que Dios, el Destino o quien sea que tenga algún poder superior sobre ellos los perdone; pero si algún día han de morir, mejor que se los lleven juntos, porque son uno y como tal permanecerán por la eternidad…

Porque Jaejoong no tiene vida sin Yunho, como Yunho no la tiene sin Jaejoong… porque es el amor más fuerte que todo… capaz de lograr milagros… de alcanzar el cielo y las estrellas, de ganarse la luna y el sol, de formar la gloria y vivir el paraíso…

De construir recuerdos cada segundo… pero sobre todo, de vivir el presente con cada beso, mirada, un roce, una palabra y una caricia, con cada detalle que queda grabado en la inmortalidad del amor imperecedero…

Porque para ellos no había cabida para un Recuérdame, cuando podían vivir un constante Ámame…

*FIN*