KINGDOM TVXQ!

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Arualthings

Footspets cap 3

Había decidido entrar solo a ver el gran estreno del día, con sus dos bebidas en la mano y sus palomitas en la otra, se sentó en los asientos traseros, los últimos. Pues era el lugar adecuado para observar si YooChun entraba por la puerta o simplemente una excusa por si en unos segundos se sentía devastado y quería derramar sus lágrimas, no dejaría que nadie lo viera débil y triste. No era una niña, no era la típica chica que lloraba al no ver a su novio llegar a la cita.

— Vendrá. El vendrá.

Repetía una y otra vez, su mente aún tenía esperanzas y su corazón rogaba por que este tuviera la razón. Trataba de contener y no dejar que sus lágrimas le ganaran, no se dejaría vencer por ellas.

Metió su mano en la cajita para llevar palomitas a su boca, con fuerza se las metió pues cristalinas gotas salían de sus ojitos, que se encontraban rojos por aguantar las ganas de llorar, quería callar sus sollozos comiendo.

Un pequeño pañuelo se movió en sus ojos ventilando su rostro, al abrir sus ojos pudo observar como una pálida mano se posó en su mejilla, con el pedazo de tela, limpiándola.

— Gracias.

Susurró entrecortadamente. Quizó saber de quien se trataba aquella persona amable que se preocupó por unos segundos por él y no por ver la película, pero en la oscuridad que se encontraban le era imposible averiguar de quien podría tratarse.

Hizo un esfuerzo más, pero fue en vano. Sus ojos le comenzaron a arder más que al principio, giró su rostro dejando las bebidas en los respectivos huequitos para llevar sus manos desocupadas a su rostro.

Una extraña sensación, mientras se frotaba sus ojitos, le recorrió todo el cuerpo. Sentía que era observado por unos ojos expectantes, en cierta manera temía la sensación, era desagradable e intimidante... pero a la vez ¿relajante?

Lo miró para no ver nada otra vez, solo un rostro a oscuras sin rasgos ni facetas, realmente se sentía horrorizado. ¿Si se trataba de un acosador? ¿Un secuestrador? ¿O un violador?
Se golpeó mentalmente ante su imaginación, abrió sus labios dispuesto a averiguar la verdad y antes de que articulara alguna palabra fue tomado de su muñeca.

— Pero... ¿¡que haces!?

Tenía miedo, sentía que su cuerpo temblaba ante el fuerte tacto de su captor. Este tenía fuerza pues en segundos se encontraba parado y antes de que asimilara que hacer, se encontraba corriendo hacia la puerta de salida.

— Tu... ¿¡me piensas secuestrar!?

— Shhh... —lo calló. La imaginación del menor le hizo soltar una risita, le pareció tierno, dulce, algo único por lo cual se sentía atraído extrañamente.

La fuerte luz al abrir la puerta del cine le cegaron la vista por unos momentos, cuando sintió como las manos de su captor se deslizaban hasta llegar a sus gruesas y morenas manos, para apoderarse de ellas llevándolo con lentitud. Una sensación de confianza extrañamente lo invadió.

Sus lagrimas cesaron, el dolor de la decepción había desaparecido milagrosamente –por ese momento se olvidó de ello– y juraría que al levantar la mirada pudo ver, muy poco, el rostro de la persona que aún lo guiaba a correr por las calles de Seúl.

~*~*~*~

La primera semana había trascurrido rápidamente, y el trabajo de la cafetería le había sido agotador. Y con ello el cruzar palabras con sus amigos sobre el tema de YooChun era lo que más había tratado de evitar, no quería preocuparlos y decirles la verdad. Además aún no se recuperaba del todo de la decepción, pero era fuerte y, aunque no se lo admitiera así mismo, solo una cosa había divagado en su mente por días –el encuentro misterioso que había tenido con ese ser tan extraño y a la vez mágico-.

Se encontraba en clases, pero era como si no estuviera presente en el salón. Sus pensamientos divagan en la hermosa y misteriosa tarde que había pasado con un perfecto desconocido, ni su nombre le había dicho. Interiormente se moría por saber de quien se trataba y si podría volver a verlo.

Su nariz increíblemente grabó el dulce aroma a frutilla que desprendía el mayor –pues al juzgar por su apariencia y sus delgados músculos era de un curso superior– cuando estuvo cerca de él sintiendo el contacto de su piel contra la suya. Como una medicina que hubiera pedido, el muchacho había llegado a quitarle el dolor que tenía y una vez más recordó a donde lo llevó.

— ¡Es hermoso! —le comentó con la respiración entrecortada, refiriéndose al cielo iluminado por los rayos del sol al atardecer.

Changmin se sentía como en un sueño, la decepción que lo hubiera llevado horas desahogarse llorando, había desaparecido y olvidado formándose en su rostro un sonrisa, la más brillante que podría desprender. Tenía a su alrededor un pequeño jardín de flores, el cielo azul y la nítida imagen de un hermoso paisaje.

Tulipanes, rosas y demases flores desprendían un aroma dulce en el lugar, podría quedarse horas allí contemplándolo y jamás se aburriría. Corrió al final del camino de flores para girar con sus brazos abiertos, como si de un niño se tratase al salir por primera vez a jugar en un parque.

Se detuvo en seco al sentirse mareado, y cuando paro vió al mayor apoyando en la sombra de un árbol enorme y raíces gruesas que desprendían del suelo. Lo contempló por unos segundos viéndolos con los ojos cerrados, su cabello bailar al compas del rico viento que merodeaba en lugar y no pudo evitar fijar su mirada en aquellos sabios rojos y carnosos.

— ¿Tú... tú quién eres? —tenía curiosidad por saber de quien se trataba aquel chico que lo había –literalmente–secuestrado. Estaba decidido a sacarle información y averiguar su nombre.

— ¿Realmente importa? —le respondió con otra pregunta sin abrir sus ojos, mostrando su más exótica sonrisa.

No esperaba que le respondiera de esa manera y menos que le dedicara una sonrisa que, por más cursi que suene, podría hacerlo suspirar como una nena colegiala en ese momento.

— ¿Te sientes mejor?

— Si —afirmó girándose para perderse nuevamente en el cielo— ¿Como podría sentirme mal en un lugar como este?

Escuchó unos pasos acercarse hacia él lentamente, sabía de quien se trataría pero no esperaba llevarse una sorpresa tras sentir como el rubio había tomado sus manos abriéndolas lado a lado y sentir como en su hombro se apoyaba la cabeza del mayor. Y el olor a frutilla o fresa que desprendía del cabello de este sintió en su nariz.

— ¿Qué... qué haces? —la piel blanca desprendía un intenso calor en su cuerpo al sentir como lo tocaba.

— Cierra los ojos —ordenó susurrándole en el oído. ¿Realmente aquel joven no era una chica? La voz, el aroma y la calidez que desprendía le parecían que pertenecía a una mujer— Siente el aire, no pienses en nada.

Y como buen niño que obedece lo hizo. Inhalo lentamente sintiendo como el relajante aroma le limpiaba el cuerpo, relajándolo. No supo cuanto tiempo estuvo parado allí, ni mucho menos cuando fue soltado del agarre.

Abrió los ojos y con una sonrisa se giró para borrarla rápidamente al ver que se encontraba solo, y no había nadie allí. ¿Había sido su imaginación?

Buscó y buscó con la mirada, caminó por los alrededores esperando encontrar aquel ser que lo había llevado al cielo, por unos momentos, pero nada. No lo veía por ningún lado.


— ¡Joven Shim! —el gritó del profesor lo sacó de los recuerdos.

— ¿Si? —torpemente, ante el tono de voz grave, se levantó de su silla moviéndola y provocando risitas de sus compañeros y sus dos amigos que se encontraban a su lado.

— Llevo minutos llamándolo —le regañó con molestia. No era normal ver al alumno numero uno de la clase distraído cuando este explicaba— Este joven lo busca.

— Si —dijo mientras se dirigía a la puerta mirando como Junsu y Riri lo miraban sonrientes, seguro se burlaban de su torpeza y distracción.

Les sacó la lengua por unos segundos y giró su vista hacia el marco de la puerta para encontrar a un joven de tez blanca, labios carnosos y el fuerte viento –de la ventana de afuera– divagó por casi todo el lugar aquel aroma que había quedaba grabado en su vestimenta del encuentro.

Se trataba de aquel ser que le había dejado incógnitas en esos días. Una sonrisa soltó al verlo parado mirándolo, como si tratara de inspeccionar todo su ser con sus ojos castaños, estaba decidido a saber de él, averiguar su nombre y dejar que su curiosidad desapareciera de su interior.
~~~

Esperaba impaciente a que el muchacho que estaba frente suyo hablara, pero no. Simplemente este se mantenía callado parado frente al árbol que se encontraba en los jardines de la escuela.

.>> ¿Piensa que tengo todo el tiempo del mundo? Si no me va a decir nada, ¿para que me busco? <<.

Pensaba el pequeño Changmin mirando el horizonte, la paciencia no era una de sus cualidades. Y si pensaba que iba esperar a que el joven misterioso dijera palabra alguna, estaba muy equivocado. Aunque no lo admitiera, internamente dentro suyo quería seguir esperando hasta que él comenzara la conversación y luego el seguirla para hacerle las mil preguntas que habían estado rondado por su cabeza en toda la semana.

— ¿Esto es tuyo? —preguntó el castaño sacando algo de su bolsillo. Un objeto que Changmin reconoció al instante.

.>> ¡No! No puede ser. Eso no... ¡Imposible! <<.

Pensaba al ver lo que el joven le mostraba en sus manos. Si antes pensaba que quería morirse por haber sido plantado por YooChun y llorar como una niña, ahora quería que la tierra se lo tragara vivo.

~*~* ~

— ¿¡Qué!? —Junsu y Riri se levantaron de la silla torpemente, captando la atención de los jóvenes estudiantes que se encontraban en la cafetería.

— Shh —los calló mientras se levantaba para que ambos se sentaran— No griten. Se supone que es un secreto....

— Pero eso es un abuso —le cortó el delfín.

— ¿Quién es el desgraciado? Dímelo Changmin, que en este mismo momento le daré su merecido por amenazarte con mostrar a toda la escuela tu carta.

— Si. Dile que Riri podrá noquearlo con su fuerza. Algo se puede hacer —comentaba el pelirrojo buscando una salida.

La situación era bastante complicada. Por su torpeza había guardado el sobre de la nota que le había escrito a YooChun y también la hoja donde tenía el contenido completo, más su nombre y todos los borrones en los que se había equivocado. Y ahora aquel ser que pensaba que era mágico –y en si mismo instante lo consideraba diabólico– lo tenía en las palmas de sus manos, la declaración y a él.

— Pero... en la nota no decía tu nombre, ¿cierto? —recordó Junsu haciendo un esfuerzo al perder sus neuronas en el recuerdo.

— Ahora que lo dices.... No pusiste remitente, ni nada. Solo el nombre de Park YooChun.

— Riri, Shhh —la calló colocando sus dedos en sus labios— Te pueden escuchar. Y se equivocan, él me tiene atrapado.

— ¿Pusiste tu nombre? Pero si me dijiste que no lo harías por que te daba vergüenza —lucía confundido el pelirrojo.

— Si, eso te dije. Pero....

Sintió un aura extraña atrás suyo, terrorífica y desagradable. Parpadeó diciendo que solo era su imaginación pero al ver el rostro de sus compañeros temió girar para encontrarse con su ahora, Amo.

— Ehh...

Antes de que articulara palabra el mayor lo tomó del brazo levantándolo. Junsu y Riri se sorprendieron al verlo, ambos jurarían que el rostro del muchacho les parecía conocido. Lo habían visto antes, pero ¿Dónde?

Changmin se trataba de zafar del agarre de su captor, pero era en vano. No quería obedecer las órdenes que les daría en su primer día como esclavo, pero tampoco quería que su carta fuera publicara en toda la escuela.

— Riri, haz algo —pedía Junsu viendo como el menor era arrastrado— Dijiste que le darías su merecido.

La rubia se levantó las mangas como si de una pelea de luchas se tratase, y se dirigió hacia él, impidiéndole el paso. No dejaría que el hombre que estaba enfrente suyo se llevara al inocente de Changmin para tenerlo como esclavo. No claro que no, haría lo que sea para que no se lo llevara.

— Suelta a Minnie.

— Mm... —le miró con una sonrisa forzada para luego sacar su arma secreta que derretía a sus fans de la escuela. Con sensualidad se relamió sus labios acompañada de sus ojos intimidantes.
Riri bajó su guarda y cayó en la tentación de aquel ser que mostraba la imagen más mágica y sensual de un hombre. Mataría por ver de nuevo ese rostro y esos mismos movimientos.

— Changmin puede ser torpe, inocente y a veces muy tonto. Pero es un chico simpático e inteligente, aprovecha sus cualidades al máximo.

.>> Traidora <<.

Repetía una y otra vez, su mejor amiga que había dicho protegerlo, lo entregaba como si de un objeto se tratase bajo las garras de su Amo, y Junsu simplemente bajó la vista –tal vez con temor–, ya sabía que si Riri no podría salvarlo estaba perdido, pues su Hyung no era más fuerte emocional y mentalmente que la rubia.

Sin esperanzas alguna dejó de forcejear para ser llevado por el rubio que sonreía satisfactoriamente. El juego del amo a penas comenzaba.

~*~*~

Se sentía como ratón de laboratorio siendo observado por los secuaces del diablo, un castaño –que era el más alto del grupo– lo inspeccionaba con su mirada castaña, los otros restantes parecían menores que ambos, pero aún así el rostro de matón lo tenían.

— ¿Este es tu nuevo juguete Joongie? —preguntó uno mientras se acercaba a él. Con miedo al verse encerrado en una aula vacía, su postura se puso recta.

— Vaya, vaya. Pero si es un niño adorable —comentó un pelinegro, de labios gruesos y acompañados de unos anillos a cada lado de su boca.

— ¿Podemos divertirnos con él? —preguntó el último, el bajo de todos.

El moreno de ojos castaños se le acercó peligrosamente hacia él, con una mano al aire cortó un poco más la distancia entre ellos. Podía sentir la respiración de aquel ser que le parecía desagradable y una mueca de asco se formó en sus labios, cerró los ojos al ver como el secuas colocaba una mano en su mejilla y se acerca a su labios.

Esperando lo peor, apretó sus puños y antes de que sintiera sus labios aprisionarse por los del joven escuchó unos golpes. Abrió sus ojos con miedo para ver como el mayor se acercó a su cuerpo apoderándose de él con un abrazo, la respiración del castaño en su cuello pudo sentir y una extraña sensación invadió su cuerpo.

— Atrás. Él es mío —le escuchó decir mientras veía como el joven que trató de besarlo se disculpaba sobándose el estómago.

— Lo siento JaeJoong, no volverá a suceder —con arrepentimiento el secuaz retrocedió buscando un pañuelo para limpiar sus labios partidos, con gotas de sangre.

.>> JaeJoong <<.

El nombre del mayor resonó en sus oídos, un lindo nombre para un joven simpático y diablesco a la vez. Su respiración entrecortada delató su nerviosismo y miedo ante su amo, este no lo había soltado aún y con una mano sobre su cabeza, jaló unos mechones de su cabello. Era prisionero de un ser demasiado despreciable.

— Diles que eres mi sirviente —le ordenó jalándole con fuerza el cabello.

— Yo... soy tu más leal esclavo.

Changmin no sabía que decir ni mucho menos como separarse de su captor. Jaejoong aún lo tenía aprisionado sonriendo con ironía ante él, odio, rencor y repulsión se apoderaron de cuerpo.

La sonrisa de placer de su amo le desagrado por completo, sino fuera por que se encontraba amenazado con la carta le habría regalado un montón de golpes por el abuso y daños mentales que le había dado. ¿Qué hizo para merecer semejante castigo? ¿Fue un chico malo, no obedeció a sus padres, o era un castigo por ser un niño demasiado bueno?

La vida puede ser demasiado impredecible y Changmin lo sabía bien. Hace unos momentos era el muchacho feliz que trataba de buscar la manera de superar la decepción de YooChun pero el señor de arriba no se lo permitió, poniendo en su camino al peor de los seres. El diablo que ahora tenía como amo.

4 Comentarios:

  1. ohhh!!
    ke kosaaass!! diosss!! jonngiieee!!!
    por ke haces esas kosas a mi hermoso min
    aaaaaahhh ke maal
    ya kero saber ke mas pasa
    muajaja

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  2. OMG!!!
    Está buenísimo!!!!
    Mi Joongie es el chico malo!!! Great! XD
    jajajaja

    Go Minnie!! XD

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  3. Anónimo12/11/2009

    wauuuuuuuuuuuuu
    este fic me encanta
    continualo
    conti!!!!!!!!!!!!!

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  4. Anónimo12/16/2009

    No tengo palabras me sorprendio muchicimo!!!!!!!!!

    quiero la conti pronto

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