N/A: Por cierto, puede que os confundáis porque uso muchas formas de narración. El narrador principal es Yoochun. Aunque a veces narra Junsu, pero sólo lo hará dos o tres veces en todo el fanfic, y avisaré cuando sea así. Además, cuando ponga CARTA # NOSEQUÉ, es un fragmento de una carta. Vale, es un rollo, pero ya entenderéis de qué va todo eso.
…….
02.
La azafata nos sonrió mientras nos servía las bebidas, y mi fachada me cubrió instantáneamente. Le regalé una de mis sonrisas; una de esas que sé que harán que sus rodillas tiemblen. Una de esas sonrisas que me encantaría regalar a la persona que viaja a mi lado.
Pero, oh, no, no podía. Miles de razones me lo impedían.
Así que me limité a girar la cabeza y observarle mientras acariciaba la cabeza del osito de peluche que una fan le había regalado en el aeropuerto.
Que patético soy, envidiando a un maldito osito de peluche.
Envidiando a una fan.
Envidiando al aire.
Le observé y no pude evitar sonreír al ver su expresión. Era lo único que podía hacer, ¿no? Mirarle, sonreír y desear estar dentro de su cabeza, saber lo que pensaba en cada segundo.
- Hyung… ¿has pensado alguna vez por qué hacen ositos de peluche?
Vale. Quizá sea mejor no meterme en su cabeza.
Al ver que no contestaba, me miró con ojos abandonados.
- En serio – prosiguió - ¿por qué ositos de peluche? ¿Por qué osos? ¿Por qué un animal que podría acabar contigo en cinco segundos? No son tiernos ni amorosos. Son peligrosos, hyung. Vamos, yo cuando veo un oso no voy corriendo a abrazarlo…
- Junsu ah… tienes demasiado tiempo libre…
El osito de peluche me golpeó en el estómago varias veces.
- No te rías de mí, so capullo…
¿Cómo podría reírme de ti si eres la persona por la que me despierto cada mañana?
- No te enfades, Junsu ah… - dije con voz mimosa. – Si sabes que te quiero…
Dios, decir esas palabras costaba sangre, sudor y lágrimas. Decir esas palabras era… como arrancarme un trozo de corazón y ofrecérselo. Decir esas dos malditas palabras era como desnudarme de repente.
Pero él no lo entendía. No lo sabía, no sabía cuanto me costaba porque nunca dejaría que lo supiera.
Para él no eran más que dos palabras que expresaban el aprecio que sentía por él y su amistad.
Nunca se imaginaría que esas palabras no expresaban ni la cuarta parte de todo lo que sentía y aprisionaba en mi pecho.
Porque nunca dejaría que lo supiera.
- La azafata te está desnudando con la mirada – susurró en mi oído, y sentir la calidad de su aliento contra mi oreja hizo que cada pelo de mi cuerpo se erizara.
Sonreí con timidez y recé para que algún día Junsu pudiera mirarme así.
03.
- Yoochun…
Me hundí un poco más entre las mantas para darle a entender a aquel intruso que quería que me dejara dormir en paz… pero no se dio por vencido.
- Despierta, dormilón.
Un manotazo avisó al intruso: No me vaciles. Soy peligroso. Grrrr.
Pero me devolvió el ataque: Talamierda.
- ¡Que te levantes, leñe! – oí, y algo parecido a una espada me golpeó en el ojo. Dolió. Mucho.
El intruso no podía ser otro que Jaejoong hyung. Y la espada… era su dedo índice. Le miré con todo mi odio y él me sonrió con todo su orgullo. Me costó casi un minuto darme cuenta de que me estaba ofreciendo el teléfono.
- Te llaman – anunció mientras yo cogía el aparato, y salió de la habitación con su aire de suficiencia.
Me abracé a la almohada y suspiré tan hondo como podía, cerrando los ojos para intentar recordar algo del sueño que me atacó durante la noche. Sólo imágenes sueltas. Cartas y besos.
Mientras, acerqué el teléfono a mi oreja.
- ¿Sí? – murmuré, todavía dormido.
- ¡ERES EL PEOR MEJOR AMIGO DEL MUNDO! – una voz más que familiar me saludó, y un gruñido escapó de mi boca sin mi permiso.
- Buenos días, Boa ah.
- Más bien dirás ‘buenas tardes’. Es más de la una.
Otro gruñido. Y una risita desde la otra parte del teléfono.
- ¿Cuándo llegasteis a Corea?
- Anoche… - murmuré mientras abría los ojos.
Miré a mi alrededor y entonces me di cuenta de que todos los demás ya estaban despiertos y con sus camas hechas. Afiné un poco el oído para oír a Junsu y sus infames videojuegos, como todas las mañanas, pero no oí nada. Y eso, amigos míos, era MUY RARO.
No pude evitar alertarme un poco.
- Gracias por avisarme, ¿eh? Y luego dices que soy tu mejor amiga…
- Lo siento… lo último en lo que pensaba era en ti – contesté con toda mi mala intención.
Me encantaba hacerle enfadar. Boa había pasado de ser mi ídolo a ser mi mejor amiga en muy poco tiempo, y no creo que fuera consciente de lo mucho que significaba para mí. A pesar de las peleas tontas. Al fin y al cabo, era la única persona que sabía sobre mis sentimientos hacia Junsu.
- Oh, claro, ya veo cuanto me quieres…
Estaba a punto de responderle con una de mis estúpidas contestaciones cuando la puerta de la habitación se abrió y entró. Él. Y el mundo volvió a pararse. O a lo mejor fue simplemente que dejé de respirar. Que más da.
Cerró la puerta tras de sí y, sin dirigirme la palabra, sonrió y caminó hacia el armario. Llevaba en la mano una toalla blanca con la que se secaba el pelo húmedo, y algo en lo bajo de mi estómago se reveló cuando vi una gota solitaria recorrer el camino desde su nuca hasta la banda elástica de sus calzoncillos, que sobresalían bajo los vaqueros desabrochados.
De repente, el hecho de que sólo llevaba mis calzoncillos puestos pareció cobrar importancia. Porque, joder, como no se cerrara la bragueta y se pusiera una camiseta pronto iba a acabar convirtiéndome en un violador.
- ¿A dónde vas? – le pregunté, ignorando por completo a Boa y su cháchara, mientras Junsu abría la puerta del armario y echaba un vistazo a sus camisetas.
- A SM.
- ¿Qué pasa, te vas del grupo o algo? – bromeé mientras intentaba taparme un poco con las mantas.
Junsu se giró y sonrió con sarcasmo.
- Ja-ja. Que gracioso – comentó, y luego se giró hacia el armario otra vez y cogió una camiseta negra. – Voy a grabar el MV con Li Yin.
- ¿Li Yin? – pregunté, y los celos se aglomeraron en la parte trasera de mi cabeza.
- Sí, la chavala esa que está debutando… La china.
Sé quien es. Me paso el día odiándola. Muchas gracias, Junsu ah.
- ¿Qué te parece esta camiseta?
Qué cómico. Me pides ayuda para vestirte cuando lo único que quiero hacer es desnudarte.
- Ponte el jersey blanco. Te queda mejor – me oí a mi mismo decir, y él sonrió abiertamente.
- ¿Tú crees, hyung?
Asentí lentamente y me levanté de la cama, el teléfono todavía en la mano. Mientras cerraba la puerta de la habitación, vi como se arreglaba un poco el pelo.
- ¿Sigues ahí, oppa?
Mierda. Boa.
- Perdón, perdón, perdón. Es que… me… me despisté – me disculpé como pude, pero la risa burlona de Boa al otro lado me dio a entender que no valía la pena.
- ¿Ese al que oí era Junsu?
Como la odiaba a veces.
- Sí, era él.
- ¿Todavía no le has dicho nada?
- ¿Nada sobre qué?
- Eso de que estás enamorado hasta las trancas de él y que lo quieres desvirgar y todo eso… - contestó como si fuera la cosa más obvia del mundo. Supongo que lo era. Excepto para Junsu.
- No. Y no se lo pienso decir.
- ¿Sigues con tu jueguito de las cartas? – preguntó, y entonces sí. Dios, como la odiaba en ese momento.
- Boa ah… dejemos el tema. Por favor.
- Como quieras… pero sabes que si sigues así, nada va a cambiar.
¿Qué es lo que entendía esta mujer por ‘dejar el tema’?
Un poco harto de la conversación, colgué el teléfono y me dirigí a la cocina. Ver a un Junsu semi desnudo por la mañana y tener que reprimir tus impulsos sexuales abre el apetito. En serio.
- Buenos días – me saludó un muy animado Yunho mientras entraba en la cocina, el teléfono todavía en la mano.
- Buenos días… - murmuré, muy de mal humor de repente.
- ¿Quién llamó?
- Boa.
Me acerqué a la nevera y saqué la leche, pero se derramó un poco en el suelo, y no pude evitar descargar el malestar con un sonoro y rotundo “Mecagonlaleche”.
- Woah, ¿estamos de mala leche hoy o qué? – preguntó Yunho.
- Pasa de mí, hyung – le contesté, intentando enviarle todo mi odio a través de mi mirada. Por supuesto, fallé miserablemente.
- Hey, si estás menstrual no lo pagues conmigo…
Estaba a punto de estallarle la botella de leche en la cabeza cuando unos brazos fuertes se enrollaron en mi cintura y sentí el peso de una cabeza en mi hombro. Y todo se volvió borroso. Todo menos él, claro.
- No os peléis – pidió Junsu con ojos de corderito degollado.
Incluso tragar saliva dolía.
Le miré por lo que parecieron siglos, pero todos esos siglos se hicieron demasiado cortos.
- ¿Te vas ya? – pregunté, y me odié un poco, sólo un poquito, cuando noté que más que una pregunta parecía un llanto.
- Sí, no quiero hacerles esperar – contestó, apretando mi cintura ligeramente antes de alejarse de mí.
- Está bien – me resigné. Yunho sonreía.
- Pásatelo bien, pequeño saltamontes.
Junsu sonrió y nos lanzó un beso, y en mi pecho mi corazón se retorció un poco mientras le oía salir del piso.
Alejarse de mí.
04.
CARTA #1.
Si la vida es una guerra, solo hay dos finales posibles:
Ganar o perder.
Y Dios sabe y yo sé y tú sabes que estoy perdiendo miserablemente. Dejándome ganar. Rindiéndome de antemano.
Porque soy consciente de lo lejos que estás de mí, oppa. Soy consciente de que no podré tenerte. Soy consciente de que nunca me querrás de la forma en la que yo te quiero.
Estás tan cerca y tan lejos que hasta parpadear duele.
Así que seguiré rindiéndome de antemano. Tú ganas, Junsu oppa.
Gracias por tu voz y tu sonrisa, oppa.
Yo seguiré escondiendo mi pobre corazón tras estas cartas..
Te amo.
05.
Había llegado a un punto de no retorno.
Había llegado a un punto en el que pasar un día sin su presencia se hacía una tortura.
Había llegado a un punto en el que me tenía que acostar en su cama de vez en cuando para olerle.
Había llegado a un punto en el que mezclaba mi ropa con la suya para poder sentirle aunque él no estuviera.
Había llegado a un punto en el que imaginarme que era él el que me tocaba y no mi mano ya no me satisfacía.
Había llegado a un punto en el que llenaba mi mp3 con canciones del grupo para poder escuchar su voz.
Soy patético.
Junsu llegó media hora antes de la hora de la cena. Justo cuando Jaejoong estaba quitando el arroz del fuego y yo estaba a punto de llamarle. Porque un segundo más sin saber de él era algo que no me podía permitir.
Pero volvió con una sonrisa y ese jersey blanco y las manos en los bolsillos, y mi pobre corazón casi explota de felicidad.
- Buenas… - saludó con un suspiro, dejándose caer a mi lado en el sofá.
- ¿Cansado? – pregunté.
- Muchísimo – suspiró otra vez y se acomodó mejor en el sofá, apoyando su cabeza en mis muslos.
Recé para que el pequeño Yoochun no me diera la lata en ese mismo momento. Sonreí y acaricié su cabeza con suavidad, apreciando al máximo el tacto de su pelo. El peso de su cabeza.
¿Cómo pretendía Boa que le dijera lo que sentía por él?
Si lo hacía, era el fin del grupo y el fin de nuestra amistad. Se alejaría de mí. Y prefería sufrir como un estúpido antes de llegar a serlo y decírselo y perderle para siempre. Al menos, mientras no lo supiera, podía disfrutar de su compañía y de pequeños gestos entre los dos que para él no significaban nada, pero para mí… eran la vida.
- ¿Lo terminasteis?
Con los ojos cerrados, Junsu asintió.
- ¿Entonces podemos salir mañana? Te invito a algo – pregunté intentando sonar tan mono como fuera posible.
Junsu sonrió y estregó sus ojos ligeramente.
- No puedo. Tengo que ir a ensayar la canción. Vamos a salir en nosequé programa de televisión, y Lee Soo Man quiere que todo salga perfecto.
Mi pobre corazón se retorció un poquito más. Cuando Junsu abrió los ojos y vio mi expresión de decepción, sonrió y me dio un cachete.
- No seas bobo. Ya saldremos.
Me limité a sonreír mientras Jaejoong nos llamaba – a pleno grito – para que fuéramos a cenar.
Le estaba perdiendo.
- Oh, ¿ya estás aquí? No te oí llegar… - dijo Yunho mirando a Junsu mientras nos sentábamos alrededor de la mesa. La respuesta de Junsu fue una sonrisa. Una de esas sonrisas que hacían que mis rodillas temblaran.
- ¿Cómo te fue con tu novia? – preguntó Jaejoong en tono burlón, y le odié instantáneamente.
Li Yin no era su novia.
No era su novia. No era su novia. No era su novia. Nada más decir su nombre, algo parecido a una arcada subía desde el fondo de mi estómago. Odiaba esta conversación.
- Li Yin no es mi novia- dijo Junsu con la boca llena de arroz. – Somos compañeros de trabajo.
- ¿Cuándo nos la vas a presentar? – Jae continuó con su bromita.
- No os la tengo que presentar. Si queréis conocerla, venid a los ensayos.
- ¿Podemos ir?
- Claro. Vamos, tampoco vamos a hacer gran cosa. Cantar.
- Pero no me negarás que es guapa, la chica.
- ¡Si ni siquiera la has visto!
- Pero se te nota en la mirada.
- Corta el rollo, hyung.
- Changmin ah. Mastica antes de tragar. Te vas a ahogar – advertí al menor en un vano intento de cambiar de tema. No quería ir a ver a la chinita. No quería ver a la persona que me estaba privando de mi mejor amigo. De la persona de la que estoy enamorado.
- Venga, va. ¿Te gusta?
Junsu suspiró y mi pobre corazón se encogió y Changmin se ahogó con el arroz.
- A ver. La chica es mona. Y muy simpática. Así como inocente y tal. En plan Boa cuando debutó. Pero eso es todo. No me he enamorado. Hay que ser profesional, chicos…
Junsu nos miró a todos y continúo comiendo. Changmin consiguió respirar tras darse unos golpes en el pecho. Y mi corazón… siguió igual.
- Por cierto, don Juan – Yunho intervino, señalándole con los palillos. – Te han llegado más cartas de tu admiradora.
La cara de Junsu se iluminó.
Desde hacía unos tres meses, Junsu recibía cartas. De alguna desconocida. De alguna fan que le quería y le amaba y todas esas cosas que se dicen en las películas de amor. Todas esas cosas que yo enterraba en lo más profundo de mi pobre corazón.
06.
KIM JUNSU.
Los principios son lo fácil.
Lo difícil es el final.
Eso es lo que siempre decía Yoochun. Y yo no veía ninguna razón para no creerle. Porque era Yoochun, al fin y al cabo. Lo sabía todo sobre mí. Desde los pies hasta la cabeza.
Desde mi miedo a fracasar hasta mi miedo a estar solo hasta mi miedo de vivir hasta mi miedo de morir.
Simplemente lo sabía todo.
Lo difícil es el final.
Eso solía decir cuando yo me reía de él cuando su partida al ajedrez iba tan, tan mal que se veía obligado a colocar de nuevo todas las fichas en el tablero antes de acabar el juego.
“Empezar es fácil, Junsu ah” decía, “mueves un peón y ya está. Comenzaste el juego. Lo difícil es saber como continuarlo.”
Dudo mucho que sea consciente de lo que significa para mí. Porque si alguien me conoce, ese es Yoochun hyung. Sabe que no soy tan angelical como pretendo ser. Sabe que no soy tan talentoso como pretendo ser. Sabe que nos parecemos más de lo que pretendemos.
Me conoce y, aun así, me aprecia. Pero a veces la amistad no es suficiente.
Y Yoochun también sabía eso.
Porque era él el que me consolaba cuando me sentía tan solo que no podía evitar llorar un poco.
Quizás era la hora de hacer algo al respecto.
La vida es un juego, Junsu ah.
Mueve el primer peón, y reza para saber como continuar el juego.
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Aclaraciones.
Talamierda = Vetealamierda. Si lo decís rápido, suena así. En serio.
Mecagonlaleche = Me cago en la leche.
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ahhhhhhhh que pena me da yoochun
ResponderEliminardios odio verlo sufrir
aaaaaaaaa viva el yoosu !!! yoochun es lo maximo me casaria con el!!... si fuera famosa... y viviera en corea...y si lo conociera...mmm..en fin LO AMO!! este fic se ve interesante =DD
ResponderEliminarCartas blancas...
ResponderEliminarEste fic es super interesante
yoochun sufre por su ;x;...es algo confuso..
con eso de las cartas
amm sospecho algo
pero esperare a ver como sedesarrolla el fic
Escribes muy bien
continua haciendolo ^^~
escribes genial...
ResponderEliminaresta muy bueno..
me encanta el yoou!!
waaaa que hermosoo mi Susu ama a su Chunniee
ResponderEliminarSiguelo porfa me kede kon la intriga
^^
OMG *-* Me gusta .. conti conti
ResponderEliminaraa pobre yoochun aa no me gusta verloo sufrir u.u ojala junsu se mueva rapidoo n.n
ResponderEliminarGo Go Go... Continua!!! algún día, por favor!!
ResponderEliminarEstaba aburrida y hace tanto que lei este fic que me anime a volver a leerlo a peaar de que se tal vez jamás tendra un final.
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