Your heart, My heart cap 8

¿Por qué debía temerle a… Junsu?
Changmin me soltó sin previo aviso y se alejó de mi lado, mirando con preocupación al chico que se encontraba frente a nosotros. Miré en dirección a Junsu y pude ver en sus ojos algo distinto… su mirada no era dulce ni tierna como de costumbre… más bien era fría y distante… transmitía odio, ira, desprecio… parecía un desconocido y el temor seguía presente, Junsu era peligroso.

Sostuve una mano contra mi pecho, sujetando la tela de mi camiseta aún sin comprender por qué Junsu significaba una amenaza “¿Qué está pasando?” pregunté en mi mente.

- “Ten cuidado… ya sabe de ti, sabe que eres un obstáculo.” -Yunho respondió a mi pregunta sin contestarla del todo.

- Junsu… -Changmin caminaba y se acercaba a su amigo mientras éste no dejaba de observarme con desprecio.

De pronto aquella amenaza desapareció, sus ojos volvieron a ser los de siempre… aquella coraza se desvaneció y pude notar su tristeza, estaba a punto de llorar… ¿Pero qué significaba ese cambio? Se sentía casi como si fuese dos personas completamente diferentes.

- ¡Lo siento! –Exclamó Junsu volteándose y echándose a correr hacia la salida.

- ¡Espera maldición! ¡Junsu espera! –gritaba Changmin mientras le seguía… le seguía y me dejaba completamente solo sin siquiera mirar hacia atrás… sin siquiera voltearse a verme o a darme algún tipo de explicación.

Entonces volví a recordar que para él de seguro yo no era nadie, nunca llegaría a ser más importante que su amigo de toda la vida y dolía… no sabía bien por qué, pero el sentirme menos importante provocaba una sensación extraña en mi pecho… en aquel corazón. Ahhh que molesto era sentirse de esa forma, poco a poco el dolor se fue transformando en enojo e ira… ira por ser abandonado de esa forma luego de lo que estuvimos a punto de hacer, pensé que lo mínimo que me merecía era un: ‘Lo siento JaeJoong debo irme’… No podía seguir en esa cocina, mucho menos en esa casa, necesitaba salir de allí a como diera lugar y comprendía que debía regresar si no quería ser forzado por Yunho nuevamente… pero ya no soportaba el hecho de estar en su casa… en casa de Changmin, en casa del idiota que se fue sin decir nada, el idiota que prefirió a Junsu antes que a mí… mientras salía de aquella casa comencé a pensar en ¿Por qué me comportaba de esa forma sabiendo que no tenía derechos?

Caminaba con prisa entre las calles, tratando de no pensar, de no sentir… no permitirle a aquellos sentimientos, que creía eran ajenos, apoderarse de mi voluntad y nublar mi mente, no quería perder el control de mis acciones y eso era algo que comencé a temer luego de aquella experiencia en que Yunho manejó mi cuerpo de alguna forma que aún no logro entender ni explicar. Pero por más que intentaba, había algo que no podía olvidar ni mucho menos dejar de lado, algo… que comprendí, jamás podría olvidar… más bien a alguien, Changmin.

- ¡Ah maldición! –Exclamé sujetando mi cabeza con ambas manos, tratando de borrar su nombre de mis recuerdos-. ¡Todo esto es tu culpa! ¡Es tu maldito corazón! –gritaba como desquiciado y sin detenerme a pensar ni por un segundo en las personas que de seguro me rodeaban.

- “Ahora es tú corazón.” -Aquella voz que se hacía cada vez más insoportable respondió en mi mente–. “Recuerda JaeJoong… apresúrate y recuerda.” -No quería seguirle oyendo, sus palabras no tenían sentido. ¿Recordar qué? ¿Había olvidado algo en primer lugar?- “Todo esto pasará pronto… lo prometo.” -Terminó con una promesa, una que no creí en lo absoluto… jamás volvería a creer en esas palabras, no eran más que palabras vacías… las mismas con las que una enfermera me consoló mientras veía como se llevaban a mi madre al quirófano luego del accidente, mientras me mantenían conectado a múltiples monitores. “No te preocupes hijo, todo pasará” me dijo aquella mujer mientras acariciaba mi mejilla, en ese mismo instante comprendí que aquellas palabras no significaban nada… ¿Todo pasará? Y ¿qué si todo pasa? ¿Qué sucederá después? ¿Acaso la vida mejorará o seguirá empeorando?

- ¿JaeJoong? –una voz familiar pronunciaba mi nombre, pero no me atreví a mirar en su dirección–. Sí, eres tú… ¿Jae? –Una mano se posó sobre mi hombro y el chico caminó hasta quedar justo frente a mí y aunque mis ojos miraban en su dirección no era capaz de verle ni reconocerle ya que mi mente se encontraba ausente–. JaeJoong… -me sujetó de ambos hombros y agitó un poco mi cuerpo.

Al sentir aquel movimiento volví a un estado de conciencia normal, pude ver a la persona que se encontraba frente a mí. Era un chico, se veía joven, como de mi edad… tal vez un poco mayor. Sus cabellos eran lacios y completamente negros, cubrían su frente haciendo contraste con la blancura de su piel y sus ojos oscuros… pude verlo y creí reconocer en él la sombra de un viejo amigo.

- ¿Yoo... chun? –ni siquiera controlé las palabras que rápidamente se escaparon de entre mis labios, más bien, aquel nombre… fue lo primero que pensé al ver sus ojos negros tan llenos de preocupación y sentir la calidez de sus manos.

- ¡De verdad eres tú JaeJoong! –de inmediato fui rodeado por unos brazos y me vi envuelto en un abrazo que logró tranquilizarme un poco.

- ¿Park Yoochun? –volví a preguntar sin convencerme por completo de que en realidad se trataba de él.

- ¡Sí, soy yo!, tanto tiempo Jaejoong-shi ¿cómo están tus padres? –Aún no rompía nuestro abrazo y agradecí que fuese de esa forma, no le había visto desde antes de nuestro accidente automovilístico así que no tenía forma de saber aquello.

- Están… muertos, murieron hace tiempo –como un niño pequeño me aferré a su cuerpo, no quería sentirme solo en ese momento, hundí el rostro en su hombro mientras las lágrimas se abrían paso.

No lloraba por recordar a mis padres, aquello lo había aceptado hacía ya mucho tiempo, lloraba por la inmensa soledad que se encontraba alojada en mi pecho y a la que ya no podría esconder ni ignorar por más tiempo… Al menos ahora no estaba solo, Yoochun era un viejo amigo, uno que me quería a mí y no al reflejo de otra persona… no como Changmin quién de seguro veía en mí rastros de su antiguo amor.

Permanecimos abrazados en medio de la calle mientras los ojos de los transeúntes se posaban sobre nosotros. De verdad le agradezco a Yoochun por ese día… le agradezco haber regresado a mi vida.

Aquella tarde sólo hablamos, intercambiamos números de celular para no volver a perder el contacto… prácticamente le conté todo lo ocurrido desde la última vez que nos vimos… bueno casi todo, ya que aunque sí le conté lo de mi trasplante, omití el hecho de que el dueño de aquel corazón permanecía a mi lado manteniéndome cerca del chico al que amaba… y fue lo más astuto, ya que estoy seguro que de haberlo confesado a Yoochun, me hubiese llevado a un psiquiátrico.

Llegó la noche y tuve que regresar a casa de Changmin, Yoochun me acompañó en el trayecto ya que estaba preocupado por mi estado. Nos detuvimos frente a la casa en cuestión y me despedí de él con un fuerte abrazo.

- Gracias por hacerme compañía hoy -le agradecí sinceramente, mientras sentía como me rodeaba con sus brazos.

- No agradezcas… sabes que te quiero mucho –susurró a mi oído para luego romper el abrazo–. Pero ¿por qué no te vienes a vivir conmigo?

- No podría Yoochun… -y de verdad no podría, Yunho no me lo permitiría y no quería que aquel amigo que había vuelto a ver después de tantos años presenciara uno de aquellos episodios… una de aquellas alucinaciones.

- Está bien… pero piénsalo –se acercó y besó mi frente, como solía hacerlo cuando éramos pequeños.

- ¡¿JaeJoong?! –La voz de Changmin interrumpió mi calma momentánea, al oírle los latidos de aquel corazón comenzaron a ganar fuerzas, me sentía nervioso y la vez enfadado-. ¡Jae!... estaba preocupado, ya es tarde –dijo acercándose con rapidez y abrazándome en cuanto me tuvo a su alcance.

- Ah… lo siento –respondí fríamente, sin siquiera corresponder a su abrazo.

- Tú debes ser… ¿Changmin? –Yoochun nos observaba con una sonrisa traviesa de oreja a oreja–. Pues un gusto, mi nombre es Yoochun, un viejo amigo de JaeJoong.

- Un gusto –contestó Changmin un tanto cortante mientras sujetaba mi mano–. Vamos, aquí afuera está demasiado frío y debes estar débil, hoy no tomaste tu medicina.

Era lo que faltaba… ahora Changmin era mi enfermera personal o peor aún ¡mi niñera!... debía tener algún complejo de Madre Teresa de Calcuta como para tratarme de esa forma. ¡Pero no quería estar con él! No en ese momento, no sintiendo toda esa rabia en mi interior, no cuando lo único que quería era reprocharle el hecho de haberme dejado solo para ir tras Junsu luego de… luego de lo que pasó entre nosotros.

- Al parecer lo cuidas bien… eso es un alivio –Yoochun interrumpió manteniendo aquella sonrisa–. Aún así, me gustaría que vivieses conmigo –esta vez se dirigía a mí y yo quería responder que sí, pero algo me lo impedía… no podía hablar… maldito Yunho.

- Él está bien aquí… a no ser que quieras irte –Changmin me miró un poco preocupado, pero al no recibir respuesta alguna comenzó a caminar hacia la casa, arrastrándome con él-. Un gusto Yoochun, buenas noches –se despidió mientras cruzábamos el patio delantero.

- Bye, bye, te llamo Jae –Yoochun se despedía con la mano mientras reía… aunque no estoy seguro del por qué de su risa.

- ¿Por qué desapareciste de esa forma? –Me preguntó apenas cruzamos la puerta de entrada y la misma se cerró a nuestras espaldas, sin soltar mi mano-. ¿Sabes lo preocupado que estaba? ¿Acaso te la pasabas tan bien con tu amigo que ni siquiera pudiste llamar? –Se volteó abruptamente acorralándome contra la pared y apegándose a mi cuerpo.

- No tienes porque preocuparte y no te llamé porque no pensé que fuese necesario… también pensé que estarías ocupado –contesté colocando mi mano libre sobre su pecho, tratando de alejarlo… su cercanía encendía una especie de fuego dentro de mí, me sentía mareado y comenzaba a desear sus besos.

- Me preocupas… te quiero y me preocupas mucho… debiste llamar –susurró a mi oído para luego besar con delicadeza mi mejilla.

“¿Me quiere?” Me pregunté en ese momento, tratando de asimilar aquellas palabras, pero todo indicio de felicidad se desvaneció antes de poder disfrutarlo al hacerse presente aquella inquietud que me perseguiría por siempre. “¿Me quieres a mí o… a los rastros de Yunho que ves en mí?”

- No te preocupes… estoy bien –respondí con tristeza, sintiendo como si estrujasen aquel corazón ajeno.

- Me preocupo de todas formas… y disculpa por haberme ido de esa forma después de lo que pa…

- No te preocupes, entiendo que Junsu es demasiado importante para ti –lo interrumpí al instante y con un poco de amargura, tratando de no volver a recordar lo ocurrido aquella tarde en la cocina… aquellas imágenes de nuestro intenso beso y nuestros roces volvieron a mi mente y la vergüenza se hacía evidente debido al sonrojo de mi rostro–. Espero que no haya malentendidos… digo… espero que Junsu no piense que pasa algo entre nosotros. –Aunque intentase esconderlo, los celos emanaban de cada una de mis palabras reacias.

Recibí una carcajada como respuesta, acto seguido Changmin me guió hasta la sala.

- ¿De verdad no pasa nada entre nosotros? –Preguntó mientras rodeaba mi cintura con sus brazos y se dejaba caer sobre el sofá, obligándome a permanecer sentado sobre su regazo, rodeando su cadera con mis piernas–. No le miento a mis amigos… no puedo decirle eso a Junsu… no cuando lo único que quiero desde aquel día en que me besaste en la heladería es sentirte cerca… besarte… -sus manos comenzaron a escabullirse por debajo de mi camisa y me estremecí al sentir sus dedos acariciando y recorriendo mi piel.

Me sentía afiebrado, con desesperación busqué sus labios, pero no me atrevía a besarlo me detuve en la comisura de estos mientras dejaba escapar un suspiro al sentir como una de sus manos se detuvo sobre mi pezón derecho acariciándolo y presionándolo. Me estremecí por completo, aquel corazón se había vuelto loco y cada fibra de mi piel gritaba por su atención y sus caricias. Sentía su respiración agitada, su cálido aliento y podía percibir como gozaba al tocar mi pecho y recorrer mi piel.

- Detente… por favor detente ahora –le suplicaba siendo incapaz de alejarlo por voluntad propia… me moría por sentir la invasión de su lengua y saborear el gusto de sus besos… pero sabía que si no detenía aquello, mi confusión crecería aún más.

- No quiero –respondió aprisionando mi labio inferior entre sus dientes-. Te necesito –me confesó mientras me despojaba de aquella camisa y comenzaba a desabrochar mis pantalones… y ¿quién era yo para detenerlo, cuando también lo necesitaba?

Me abalancé y por fin me apoderé de su boca… el deseo había ganado la batalla y ya no podía contenerme. Sus besos eran deliciosos y su lengua provocaba que me excitase aún más con cada uno de sus movimientos dentro de mi cavidad, sus besos eran tan húmedos y excitantes… su necesidad se hacía evidente al introducir su lengua cada vez más tratando de recorrer mi cavidad por completo, succionando mi lengua y logrando que mi zona baja comenzara a endurecerse.

Comencé a mover las caderas contra su cuerpo tratando de satisfacerme a mí mismo.

-Ahhh~ -gemí al sentir como Changmin acariciaba la punta de mi miembro erecto por debajo de mi ropa interior.

Fue entonces cuando terminé de perder cualquier rastro de pudor que permaneciese presente, una corriente eléctrica atravesó mi cuerpo y al parecer se esparció por cada poro de mi piel mientras él comenzaba a acariciar por completo mi zona baja… me dejé llevar olvidando todo lo demás, todos los problemas, las personas… todos mis pensamientos. En ese momento tan solo éramos él y yo… dos personas en busca de placer y compañía, porque si algo teníamos en común… era nuestra gran y dolorosa soledad.


Si pudiese volver en el tiempo… le advertiría al JaeJoong de aquel entonces, lo que estaba por suceder… y tal vez, de esa forma… las cosas hubiesen sido diferentes.


Continuará…