XXX cap 10

JAEJOONG
Sentí sus manos por mi espalda y supe que un segundo mas y perdería el control.
No podía creer que pudiera gustarme tanto un beso, estaba acostumbrado a darlos a desconocidos, a no sentir absolutamente nada simplemente fingir…
De una patada lo aparte de mi, necesitaba pensar.
Cayó en el sillón, desde donde volvió a mirarme sonriendo. Sabía que me había ganado, por lo menos aquella batalla.
Mi gesto era de completa confusión, lo que el quería ver, puesto que aprovecho para hablarme.
-Te crees “frío como el hielo”, ¿crees que no tienes sentimientos?-
Aquello era un dialogo de película mala de serie B, no le encontraba sentido en mi cabeza a aquellas palabras… mas que nada porque no entendía como por un momento me había entregado plenamente a aquel hombre que tenia frente a mi, con solo uno de sus roces me perdí… No podía ser real.
Me levante de la mesa y me dirigí al baño, necesitaba refrescarme. Necesitaba pensar y su presencia no me ayudaba.
Oí que me hablaba desde la sala.
-¿Huyes de mí?-
Creo que le entendí. Era cierto huía de el… lo que me parecía todavía mas extraño. Hacía años que me había impuesto el no huir jamás de nada ni de nadie, no quería, mas bien no podía permitirme una derrota, no al menos sin haber batallado hasta la extenuación antes, y ahora escuche sus pasos por el pasillo y sus manos rodearon mis caderas, en ese instante supe que me perdía que la persona que tanto me había costado crear se desvanecía, aquel Jae fuerte, frío, una maquina de dar placer sin sentimiento alguno se derretía ante sus caricias. Besó mi cuello. No quería darle ninguna otra satisfacción así que lo aparte de mí por segunda vez, y me quede mirándolo.
Su gesto seguía siendo el mismo, su sonrisa no era inocente, ahora era retorcida, de superioridad sabia que me había vencido una vez y que podría hacerlo otra, y quería esas victorias, pero no las quería regaladas, su satisfacción era arrebatármelas.
Lo empuje, otra vez, y lo hice chocar con los azulejos del baño.
Lanzo un quejido por la herida del pecho, muy a su pesar. Y sonreí, verlo sufrir aunque fuera físicamente me agrado.

CHANGMIN.
-No puedo seguir perdiendo el tiempo contigo, o entras en el negocio o sigues como hasta ahora, decídelo ya-
No hacia falta que me lo repitiera, sabia perfectamente que no podía seguir de aquella manera, necesitaba dar el paso…pero es que…no encontraba con quien. Suspire mientras escuchaba de Yoochun la misma historia de siempre.
-Ni siquiera eres mi jefe-
-Como si lo fuera-
-Pero no lo eres…-
-No intentes desviar el tema-
Volví a suspirar, me suponía que el truco no me iba a funcionar eternamente.
-Te doy de plazo hasta mañana-
-¡¡¡MAÑANA!!!-
-O mañana tengo sobre mi mesa un informe sobre ti y como te comportas en la cama, o se acabo…si es que no se ni porque te doy otra oportunidad...¿Recuerdas que fue decisión tuya verdad?, personal, nadie te obligo…-
Suspire, sabia que tenía suerte a pesar de todo, no con todos tenían la misma paciencia.
-Entiendo todo el misticismo sobre la primera vez y tal…pero es que no podemos seguir así, no es bueno para ti ni para el negocio, perdemos tiempo el tuyo y el del local…y sabes lo que significa perder tiempo ¿verdad?-
-Sin, dinero perdido…
-Pues eso. De todos modos, sigo diciéndote lo mismo, sino estas preparado, puedes seguir como hasta ahora, nadie te obliga-
-Lo sé, pero quiero hacerlo…es solo que…-no quise decir “no he encontrado con quien”, no quería que me tomara por un sentimental, aunque realmente lo sea, en este oficio es una mala elección., así que simplemente intente finalizar aquella reunión –Gracias por la…las prorrogas-.
Hice una reverencia, y di gracias de que se diera por satisfecho y no quisiera alargar aun más aquello.
Salí de la habitación, algo deprimido y me dirigí al bar del local, necesitaba dinero, el dinero estaba en los favores sexuales, y yo estaba dispuesto a pasar por aquello. Cuando la moral ya no fue un problema, de repente estuvo casi a mi alcance solo tenia un obstáculo… uno que estaba dispuesto a superar aquella noche aunque tuviera que ser borracho.
Bebí y bebí hasta casi perder el conocimiento. Era de agradecer fuera el día de cierre del local, solo abría la zona del bar.
-Sabes!...esta noche voy a triunfar!!-
Me descubrí diciéndole al camarero que me miraba de forma pesada y malhumorada, quería que me marchara…y lo hubiera hecho si mis piernas me hubiesen dejado, pero me temblaban bajo mi peso. Jamás me había sentido así, era una mezcla de euforia y debilidad, el alcohol que recorría mis venas me hacia sentir que podía ser capaz de cualquier cosa (que era el efecto deseado, el porque había bebido de aquella forma), pero la incapacidad de levantarme me hacia sentir a la vez débil.
La cabeza me daba vueltas así que la apoye en la barra y escuche que el camarero decía algo, emitía sonidos que yo no entendía.
Lo siguiente que recuerdo, es que una mano me pasaba por la cintura y me ayudaba a levantar.
-Nooo me caigo- Grite.
-No te preocupes que te agarro yo- Mire a mi izquierda, y allí estaba Yunho, con gesto serio.
-Dios… ¿Como dejaste que llegara a este extremo?- Le dijo al camarero quien simplemente se encogió de hombros, marchándose.
Me recrimino mientras yo lo miraba intentando entender que hacia junto a mi…
-como….por…que….-no podía formular la pregunta, la cabeza me seguía dando vueltas.
Oí que suspiraba
–Por que estoy aquí quieres decir?-
Después de unos segundos de intentar descifrar aquellas palabras asentí.
-Eso…-
-Me llamaron, por lo visto te pusiste a gritar mi nombre…-
-¿¿gritar?...¿¿yo?? ¿¿nombre??-
El asintió.
-Si a gritar mi nombre- Y me metió en el coche cosa que me sorprendió porque no me había dado cuenta cuando habíamos llegado.
-Changmin, escucha, tienes que decirme donde vives…solo recuerdo medio camino…-
-¡¡LO HE DECIDIO!!- de repente grite sobresaltándolo.
Suspiro de nuevo.

YUNHO
-Te llevo a la mía-
Y allí estaba, en el coche a las 3 de la mañana, con el crío colocadísimo, gritando a pleno pulmón que yo había sido el elegido para “desvirgarlo” palabras textuales.
PERFECTO, la noche PERFECTA.
Me concentre en conducir, después de cerrar las ventanillas del coche para que opacaran un poco los gritos…solo me faltaba una denuncia por escándalo publico.
Como pude lo acalle, no fue fácil, por lo visto estaba obsesionado con el tema.
Repetía una y otra vez que era el más cualificado. Empezaba a creérmelo.
Lo lleve hasta el baño, donde lo acosté en la bañera. Acto seguido abrí a tope el agua fría.
-AAAAAAAAAAAAHGGGGGTTTT- gritó.
Y no pude evitar una sonrisa al ver como conseguía que reaccionara. Aunque solo un poco.
-¿Mejor?-
Me senté en el borde de la bañera y en un acto reflejo aparte un par de mechones de su frente.
El crío era guapísimo, además el efecto de la ropa mojada sobre su cuerpo resultaba bastante…
-¡Dios! Pero…¡¡QUE C*Ñ*!!- Recupere la razón... aun así necesite alejarme para no volver a…tocarle.

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