XXX cap 11

JUNSU
Algo en el me hacia actuar de aquella forma, de una forma lo suficiente incomprensible como para haberle dejado de encontrar sentido hacia rato.
Era la necesidad de destruirlo lo que me impulsaba, destruirlo de forma…”positiva”, destruir aquella persona que le servia de cascarón, que me molestaba e irritaba. Pero…¿Quién me había dotado de poder divino para cambiar la forma de ser de nadie?
Por mucho que me lo preguntara no le encontraba una respuesta lógica, solo unas ansias que me obligaban a actuar, necesitaba ver en su mirada algo mas que vacío, quería… ser yo quien le hiciera sentir algo.
¿Quería ser yo quien le hiciera sentir algo? Increíble… ¿Exactamente quién me creo? Suspire, mientras mantenía mi eterna sonrisa. Solo faltaba que el se diera cuenta de que aquello no lo controlaba ni siquiera yo.
Su análisis me estaba exasperando, pero al menos eso le iba a permitir, espere y espere.
Cansado y dolorido por el dolor del pecho del ultimo empujón, me senté en la tapa del water, todo esto sin apartar mi mirada ni cambiar de gesto.
Se que intentaba esconderlo con todas su fuerzas y para muchos hubiera pasado desapercibido, pero…yo sabia que estaba totalmente confuso.
Que aquello de no tener el mando lo bloqueaba, que aquella cara con gesto sobrio era simplemente una mascara…como era lo era la mayoría de su persona y que bueno, ahora mismo estaba rezando por poder volver a las andadas, a lo que el conocía, necesitaba… el control, necesitaba.
Y me sorprendió con la guardia totalmente bajada.
Me agarro de los hombros, ignorando que me volvía a quejar, aun sin querer, por el dolor que me provocaba el repentino tirón.
Los puntos se volvieron a abrir pues la sensación de liquido recorriendo por mi estomago delataban la presencia de sangre.
No mire, no me importaba, estaba absorto en cual seria su siguiente paso.
Sus manos se internaron por dentro de mi pantalón, y aferraron una nalga, un agarre perfecto, la otra la utilizo para pegar mi cuerpo al suyo, mientras me besaba.
Intente advertirle de que se mancharía el pijama de camisa…pero ahora mismo el había ganado.
Sus besos eran impetuosos pero delicados, era un profesional sin ninguna duda. Cuando pude darme cuenta caímos en la cama.
Y quería, dejarme llevar, lo deseaba, era de las pocas veces que el “cliente” me apetecía.
Me apetecía no llevar el control, pero abrí los ojos y allí estaba de nuevo aquella mirada vacía, y aquellos gestos mecánicos.
Y perdí los papeles, los pocos que me quedaban.
Lo aparte de mi y le di la vuelta.
Me senté sobre su pecho aprisionando sus manos con mis rodillas. No pudo evitar el gesto de confusión primero y luego de total desagrado.
Sonreí, de verdad, de las pocas sonrisas que no tenían significado oculto, solo, las ganas.
Me encantaba verlo así, se iba a convertir en un hábito.
Pasee el dedo índice por la sangre que aun recorría por mi vientre.
-Mira lo que has hecho… -
El miro sorprendido, seguramente ni se había dado cuenta de que tenia la camisa totalmente manchada.
-Es tu culpa ¿Sabes?, como me quede una cicatriz fea será tu CULPA- le di énfasis a aquella ultima palabra.
Ni siquiera sabía de donde me sacaba los diálogos. Eran malísimos, pero en el momento en que se me pasaban por la cabeza y los decía, me parecían totalmente de acuerdo con la situación.
Me quede observando el dedo, el liquido color escarlata era precioso, aun en la penuria de la habitación con la única luz del día entrando por la ventana media tapada por la cortina, le confería unos matices preciosos…
-Toma prueba- Le espete, antes de perderme en divagaciones absurdas.

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