Un Lugar en su Corazon cap 9

A Jae no se le pasó por alto la leve vacilación de Yunho. Retiro la mano y lo miro.

-Darle esas pruebas?...he de cerciorarme de que eso no pase…

-Esta seguro Jaejoong?, ya lo he besado 2 veces y en ambas ocasiones podría haberse resistido, pero no lo hizo.

-Es usted el príncipe, no puedo pedirle que desaparezca… o sí?

-Entonces finja por un momento que no lo soy.

Soy Jung Yunho, un joven común que acaba de besarlo. Cómo reacciona?

Ya no fue capaz de contenerse. Antes de pensar lo que iba a hacer, alzo la mano y apunto a su mejilla, poniendo en el golpe toda la angustia y confusión que lo dominaban.

Cuando retiro la mano él se la retuvo en mitad del aire con dedos férreos.

-Supongo que me lo gane -comento con suavidad.


-Si –respondió Jae con la mandíbula apretada.- De todos modos, lo siento –continuo.

-Jajajaja, sabes cuál es el castigo aquí por golpear a un monarca? –inquirió.

El lo había invitado a tratarlo como lo haría con cualquiera. Pero lo único que logro fue mover la cabeza con gesto nervioso.


-Se queda vinculado a la casa real el tiempo que el monarca desee –informo.

Nada indicaba que bromeara.

-No puede hablar enserio. No puede castigarme por cumplir con sus deseos.

-Claro que hablo enserio, lo sentencio a 2 meses de vinculo personal conmigo. Sera tiempo suficiente para ver qué sucede.

-Dos meses? –se quedo boquiabierto-. Solo acepte trabajar para usted un mes.

-Eso era cuando lo hacía por libre voluntad.

-Habla enserio verdad? –lo miro fijamente.

-Intente huir de aquí y lo averiguara –confirmo.

-Quiere decir que ahora soy su prisionero?

-No en el sentido que le da usted.

-Me niego a aceptar semejantes tonterías medievales!

-Hay una alternativa – sugirió Yunho.

-Cual? –pregunto.

-Puede abandonar el país, pero no se le permitirá regresar.

Era la solución obvia. Sin embargo, la idea de no regresar jamás, y de no volver a verlo, lo lleno de consternación.

-Me quedare, maldita sea –acepto.

-Sabía que lo haría –su mirada habría derretido el hielo.


Es estupendo tener a alguien de mi misma edad en la casa real –Confeso Shim Changmin, mientras servía el té para los dos.

Era un joven tranquilo que le caía muy bien a Jae. Habían establecido la costumbre de disfrutar de un té cada tarde mientras el pequeño Junsu dormía la siesta.

Durante esas ocasiones, Jae había descubierto lo mucho que tenían en común, incluido su amor por los niños.

-A mi también me encanta tenerte como amigo –convino Jaejoong-. Si tú no me hubieras explicado las costumbres, estaría perdido…

-Te refieres a lo del vinculo personal?

-Me temo que sí. Cometí el terrible error de darle una bofetada….. –no pudo continuar.

-Que demonios te hizo abofetear al príncipe Yunho? -pregunto Changmin, palideciendo.

-Nunca has estado tan enfadado como para actuar sin pensar? -al ver la expresión del otro, añadió- No, supongo que no. De hecho, yo tampoco, hasta que conocí al príncipe.

-Uhm.... pero el vinculo personal rara vez se impone, salvo en el caso de los amantes.

-Ah??... bueno pero que me queda, el príncipe lo ha impuesto. Significa que no puedo dejar de trabajar para él en dos meses.

-Entonces quizás deberías considerar el periodo de dos meses como un regalo del príncipe y no como un castigo.

Jae suspiro y envidio la capacidad de Changmin para ver el lado bueno de las cosas.

-Pues, lo intentare –concedió y vio que eso satisfacía mucho al niñero-. Que mas puedo hacer si tu príncipe Yunho quiere cerciorarse de que no me marche hasta que él lo permita?

-Estas seguro de que su alteza real no se siente atraído por ti, Jae? Quizás imponerte el vinculo es el único modo en que puede persuadirte de que te quedes hasta que tu sientas lo mismo.

Oír esa posibilidad plasmada en palabras lo aturdió y permaneció en silencio mientras la asimilaba. No podía negar lo mucho que lo atraía el príncipe. Imaginarlo en la cama resultaba demasiado fácil y seductor. Estaba convencido de que Yunho haría el amor con la misma potencia que hacia lo demás.

El problema radicaba en el resto. Era un monarca dedicado, amado por todos y adorado por su hijo. Pero que pudieran estar bien en la cama no lograría compensar el hecho de tener que compartirlo con todo el país.

Irritado consigo mismo por haber reaccionado con tanta intensidad a la sugerencia de Changmin, movió la cabeza.

-Aunque tengas razón, y estoy seguro de que no la tienes, jamás funcionaria, aunque me uniera a el de por vida.

-Se que para ti es difícil.

-Yo creo que si..…. además no creo que sea capaz de hacerme mucho más de lo que ya me ha hecho.

-Que te hizo? -pregunto asombrado.

-Nada que merezca contarse. –aseguro.

-Eres imposible Jae!, Imposible!

Jae río y se despidió de su amigo. Necesitaba desfogarse con alguien y en Changmin encontró mucha ayuda.

Era tan nuevo para su experiencia que un hombre se fije en el, así que descarto la idea y se dedico en pensar en el bienestar de Junsu.

Una vez en su cuarto, una doncella le entrego un sobre con el sello real y su nombre escrito en el. Lo abrió y leyó la nota con curiosidad.

El príncipe lo había invitado reunirse en un coctel que se celebraba esa noche.


Yunho miro con desagrado la ropa que le había sacado su mayordomo. Los pantalones, la camisa, todo era demasiado formal y el no quería estar obligado a vestirse así en sus vacaciones.

Fue así que le vino a la mete la curiosidad por saber que se iba a poner Jae esa noche. Consciente de la selección limitada de vestuario y del presupuesto escaso de que disponía, se había ofrecido a que le llevaran trajes a su cuarto para que el eligiera el que más le gustara, pero su respuesta seca había sido que no lo defraudaría, si era eso lo que lo preocupaba.


No pudo negarlo. Ya que quería que causara una buena impresión, pero por Jae mismo, no por él.

Durante su estancia veraniega tenía la costumbre de ofrecer varias fiestas, no quería que Jae se sintiera fuera de lugar.

Para Jae sería una experiencia nueva, no la carga que Yunho anticipaba para sí mismo. Durante un momento envidio la capacidad de ver las cosas con mirada fresca.

Últimamente pensaba demasiado en Jae. Incluso invitarlo al coctel era poco usual.

Siguiente