-¿Es necesario que salgas?-
Una ligera risa detuvo por algunos segundos al vampiro, que inclinándose besó la frente de la criatura que tenía a su merced.
-Aunque tengas un elfo dentro de ti, tu cuerpo aún es la de un mortal-
Y el menor no pudo disimular el malestar en su respuesta, bufando levemente, tirando aire y viendo mal a YunHo que ya estaba sentado al borde de la cama. No le había dado tiempo de contradecir sus palabras o justificarse, simplemente ahora sentía el vacío entre sus piernas. Él no era un humano normal, y curarse le hubiera resultado algo sencillo y que le tomaría tan solo unos segundos, pero prefería callar por el momento.
-¿Cuánto tiempo más te quedarás en Japón, pequeño?-
La naturalidad con la cual el bebedor de sangre le hablaba, había desconcertado a ambos. No sabía en qué momento las noches en aquel hotel, frente a la playa, se habían hecho más y más comunes en esa semana, al punto que ahora era algo cotidiano. Pero había una verdad ante la pregunta del mayor, el nephilim en cualquier momento debía regresar. Ante aquel pensamiento, su ceño se frunció con molestia. El mayor que observaba cada uno de sus gestos rió divertido a su auto reacción, mientras se limitaba a prenderse la camisa que se ajustaba a su torso.
-Eso es un “pronto”- Dijo con suavidad, ladeando apenas su cabeza a un lado para observar a los ojos de ChangMin.
-No quiero hacerlo…-
Aquel susurro captó la atención de los ojos carmesí. Lo que le provocó que le dedique una delicada sonrisa, acercándose a él, delineando sus hombros con sus dedos hasta envolver su cuello. Haciendo que sus labios se rozaran sutilmente con los de él. Sin llegar a profundizar el contacto, simplemente en una caricia un tanto íntima y pausada entre ambas bocas.
-Hay cosas que debemos hacer. Tú tienes tu clan y yo al mío al cual debemos regresar-
Se separó a unos centímetros de él, esta vez para poder ver a sus ojos. Ser un vampiro le daba la facilidad de poder entender más allá de las palabras que en lo largo de las noches, había entendido no saldrían de sus labios, ya que prefería callarlas. Y para el nephilim en cierta forma, eso resultaba frustrante, cosa que se vio reflejada en ese instante al fruncir su ceño, mirando en desacuerdo con él.
-Sabes es así… -Dijo a su contraposición silenciosa.
ChangMin chasqueó su lengua al soltarlo, girando para darle su espalda caminando lejos del cuerpo ajeno, haciendo que esta simple acción hiciera sentir la culpa al ser inmortal, suspirando y revolviendo con suavidad su cabello, no estaba acostumbrado a que le importara ese tipo de reacciones. Siguiendo de inmediato sus pasos para rodear la cintura de él, apoyando su mentón en su hombro.
-No te enojes, mi líder me solicita ahora. Volveré antes del amanecer, ¿sí?-
Aquella promesa logró una sonrisa baja en los labios del más alto, haciendo que asintiera con su cabeza. Robando un corto beso de los labios anchos, compartiendo una corta sonrisa entre los dos, que no sabía en qué momento, se habían vuelto reconfortables. Y en cuestión de unos segundos, Shim se quedó completamente solo en la habitación, viendo hacia donde unos segundos atrás la silueta del vampiro hubiera desaparecido en silencio. Se sentía extraño, y aquello lo empezaba a entender.
El mosaico pulido y limpio se extendía a lo largo de aquel pasillo que parecía interminable. De una apariencia vieja pero elegantemente cuidada, las velas exponían una luz que no era necesaria, pero daba la ambientación suficiente para un sentido que sabía que a su señor le fascinaba en impactar. Enmarcada por enormes columnas y finos cuadros de pintores reconocidos de obras clandestinas que a lo largo de los siglos habían sido obsequios personales para el gran dueño de aquella imponente mansión.
Apenas se escuchaba el ruido de sus zapatos de cuero resonar con el suelo a medida que iba avanzando con un objetivo fijo en sus pensamientos. Bloqueando su mente desde el primer momento que hubiera llegado a la morada de los vampiros, para que ninguno de sus hermanos pudiera percibir aquellas sensaciones que su cuerpo aún traían del encuentro con el ser de la naturaleza. El lazo mental que naturalmente portaban los bebedores de sangre podía ser algo muy útil a la hora de necesitarse mutuamente, pero la privacidad quedaba resguardada hacia prácticamente la nada a partir de ese momento. Sus compañeros y señor podían saber todo lo que le pasaba y/o sentía, por lo que agradecía tener el poder suficiente de poder bloquear cualquiera de estas cosas y hacer su mente invisible.
Inclusive se encontraba tan perdido en aquel bloqueo que no se había percatado de la pequeña silueta que se movía como el viento entre las paredes. Solamente dejando ver su presencia cuando se aferró a la cintura de YunHo con una jovial risa desprendiendo de sus labios. Que a pesar que lo había tomado por sorpresa, al ver de quién se trataba, correspondió con el mismo gesto de alegría.
-Shinnie~ Buenas noches-
-¿Buenos días? ¡Hm! ¡Eres malo Yunnie! ¡No te veo en días!-
La pequeña que se mantenía estirando su camisa, formuló un puchero en su boca, similar a un pato, se quejó como si se tratara de una niña. Lo que causó una sutil risa en el mayor de ambos, pasando sus dedos en el alborotado cabello de la mujer que aún lo mantenía abrazado.
-No estuve en Corea, princesa. Por órdenes y necesidades de nuestro señor, hasta recién me encontraba en Japón-
-No es justo… Te extrañe mucho-
La sinceridad que ella portaba al hablarle le brindaba una sonrisa cálida al otro. Inclinando su cabeza con un beso corto entre sus carnosos labios, dejándola luego apresada entre sus brazos. Aunque a contraría de todas las noches que acostumbraba, esa vez, a la mente del vástago esa boca había tenido cierto saber extraño después de haber desaparecido una semana en las playas de Japón. Pero para ShinHye todo eso era lejano, ella se mantenía apoyada en el pecho del mayor, sintiendo la ternura que desprendían las caricias en su cabeza.
-¿Ya te has alimentado, princesa?-
-¡Sí! HyunChul me acompañó, hoy las cosas en la ciudad están demasiadas tranquilas-
Con un asentimiento de parte de YunHo a sus palabras, entrelazaron sus manos al separarse, empezando a caminar lentamente por aquel pasillo por el cual venía. Escuchando atentamente como ella le venía contando de las cosas que habían pasado a lo largo de su ausencia. Las batallas de entrenamiento estaban muy cerca y con ello la pelea por nuevos rangos dentro del clan. Los vástagos se encontraban frenéticos entre los próximos combates que probarían a muchos como recién nacidos su llegada a la comunidad. Y, aunque en aquellos instantes la eterna lucha con los lycans estuviera en calma, la cabeza de todos los vampiros, no quería dejar puntos fáciles en sus hijos.
-Sé que lo harás muy bien, se nota que has mejorado en todo-
-Me harás sonrojar, oppa…-
Se quejó ella con un leve movimiento de sus manos, estirando un poco de su brazo en un gesto completamente nerviosa. Riendo en un ambiente que era diferente a lo de los demás que habían tenido antes.
-¿Eso se puede?- Preguntó bromista, haciendo enrojecer muy suavemente a su compañera-
-¡Oppa!-
Y ambos rompieron en una carcajada amena, muy trivial y cómoda. Aunque duró muy poco antes de que una tercera voz interrumpiera en el momento que compartían, llevando la mirada hacia él, al simple hecho de pronunciar el nombre del castaño. Atrayente sin duda, el cabello negro pulcramente ordenado a un lado y sus ojos brillando de un rojizo intenso daban un marco impecable a su persona. JaeJoong con su porte elegante y una sonrisa torcida se acercaba lentamente a ellos dos. Con una mirada perspicaz que primero se centró en las orbes de YunHo, ignorando la presencia de ShinHye a su lado en un comienzo.
-Es bueno tenerte de nuevo aquí Yunnie, se extrañaba tu presencia-
No era necesario ser un experto en aquello para notar el ambiente que se había desarrollado. Por lo que simplemente el nombrado le respondió con una sonrisa.
-Muchas gracias Jaejoonnie, estaba con algunas misiones por hacer.-
-Te llevó mucho tiempo…-
Su hermano avanzo en dirección a él lentamente, pasando su mano por su mejilla sin ninguna clase de reparo. Logrando que ShinHye a su lado murmurara molesta sin fingir aquella mirada hacia el vampiro de cabello negro. YunHo tomó entre su mano la de él para bajarla, manteniendo la sonrisa calma para calmar a ambos.
-Un poco. ¿Mi señor se encuentra en su lecho? Necesito hablar con él-
JaeJoong torció apenas su risa ante el su reacción, pero no soltó sus dedos cuando la bajo, al contrario, los entrelazó en un gesto cariñoso.
-Sí, y creo te está esperando.-
-Perfecto-
Se giró un poco en su eje, besando la mejilla de ShinHye que ahora mostraba su gesto completamente contraído al atrevimiento del otro. Pero cuando YunHo la miró sólo pudo sonreírle, robando un corto roce con sus labios.
-Te espero en nuestra habitación una vez termines- Le anunció volviendo a su tono cantarina.
-Nos vemos allí entonces-
Ella asintió, soltando al fin al castaño. Este le sonrió una vez más, y luego con una leve mirada a JaeJoong le dio a entender que hablaría luego con él. Y en un paso más, el cuerpo desapareció dejando a ambos solos por unos segundos. No hubo palabras entre ellos, ni siquiera una mirada. Ambos se dirigieron a lugares diferentes pero con un mismo pensamiento en la cabeza.
Una música que podía llegar a ser hipnotizante, era ejecutada majestuosamente por unos finos y largos dedos que se desprendía de cualquier objeto físico y se entregaba a una melodía celestial. Inclusive la presencia de YunHo en el cuarto hace varios minutos no había podido despejado su concentración de las blancas teclas del piano. Los tonos que sucumbían a su talento solamente podían ser comparados con la belleza del mismo portador, el señor y creador de todos los vástagos de aquella mansión. Las yemas de su perfecta piel acariciaron lentamente al terminar aquella pieza, levantando su profunda mirada al fin con aquella sonrisa que lo caracterizaba.
-Bienvenido Amadeo, veo que disfrutaste tus vacaciones-
Aún si su mente estuviera bloqueada por completo, aquel hombre podía ver en lo más profundo de él como para ocultarle. Así que simplemente asintió con su cabeza, moviendo sus pies en dirección a él algo extrañado.
-¿Por qué me ha llamado Amadeo, mi señor?-
El rubio vampiro le sonrió, pasando su vista ahora al piano tocando nuevamente una pieza que parecía salir de memoria. Pero no por ello, perdía la belleza con la cual la iba ejecutando.
-La noche que te transformé, hace muchos años atrás, te di ese nombre por sobre el humano que traías e inconscientemente volviste a adoptar en la época actual- Le explicó con sus párpados cerrados, ocultando su penetrante mirada-
Aquella explicación le bastó para comprender. Aún había muchas cosas que no recordaba de su vida, mejor dicho, de toda su existencia. Por los últimos años solamente se había dedicado a trabajar, hasta el día que aquella persona que ahora tocaba el piano, apareció frente suyo para develarle su destino.
-Amadeo…-
Repitió para sí mismo, le sonaba algo extraño, pero en algún lugar de su memoria reconocía las voces de sus hermanos vampiros en sus primeros años. Aunque en aquel momento, sus recuerdos y pensamientos parecían mezclados en un brebaje extraño que aun intentaba comprender.
-Tienes muchas dudas de tu pasado-
La música dejó de sonar por todo el salón, y los ojos del vampiro japonés lo observo por apenas unos segundos. Dejando el banco del elegante piano blanco, para caminar en dirección al enorme lecho de seda. Extendiendo su mano a la de él en una invitación muda, YunHo no dudó y posó sus dedos sobre los suyos, acercándose a la cama con pasos muy lentos.
-¿Por qué no lo recuerdo mi señor?-
La cabeza del castaño se apoyó en su regazo, y su padre pasó sus dedos entre las finas hebras. Con sus piernas sutilmente dobladas entre las delicadas telas, pero que apenas eran perceptibles entre la frialdad de la piel de marmold de los vampiros.
-Hay muchas cosas que aún debes de descubrir, y todo se irá revelando a su tiempo.-
Los párpados cerrados se fueron abriendo, dejando deslumbrar sus orbes rojizas con las del ser superior, que lo observaba con cierta fascinación nata. Intentó hablar por unos segundos, pero se dejo envolver por la paz que desprendía la esencia de su señor.
-Tengo miedo de ese poder, Gakuto-sama.-
-Despeja tu mente, y no tienes que dejar que aquellos pensamientos externos te saquen de la línea en la cual debes cumplir. Amadeo, mi guardián del clan, sabes que los sentimientos te pueden hacer alguien inestable, solo recuérdalo-
Su ceño se frunció con suavidad, levantando la cabeza para observarlo en silencio por su última frase ante todo.
-¿A qué se refiere?-
-Sabes YunHo, que los vampiros somos criaturas pasionales. Es cierto que nos encanta el placer y la sensualidad. Pero también, si nos enamoramos, puede ser nuestra mayor condena. – Su voz era algo pasiva y hermosa, a pesar de que estuviera regañando en un tono aterciopelado- ShinHye te ama…-
Y aquella última frase se reflejó en el dolor de los ojos profundamente marcados del coreano, mordiendo su labio inferior.
-Lo sé-
-Si lo sabes… ¿Por qué en tu mente solo puedo ver la mente de aquel hombre que apenas conoces?-
El silencio reinó por unos segundos entre los dos. Sin ser necesario el oxígeno de su cuerpo, hasta la respiración estaba ausente en aquel instante donde el líder del clan dejaba que sus palabras tuvieran el suficiente eco en la cabeza de su guardián. Y aunque fuera algo leve, una sonrisa se fue dibujando en los labios de Gakuto con un pensamiento.
-Sé que harás lo correcto, Amadeo-
El vástago apoyo sus manos a un costado, levantando con elegancia su torso y acomodando su cabello con sus dedos. Dejando al castaño pelo tirado hacía un lado para poder observar al rostro pálido de su acompañante, sin desprender aquel gesto pensante de su interior. Pero con más tranquilidad de saber la opinión de aquel ser que era responsable de su existencia.
-¿Me necesita para algo más, mi Lord?-
Una leve mueca acompañó al asentimiento de él, levantando sus dedos a una ligera seña que dejará formular la sonrisa en sus labios. Una más excitante y entusiasmada.
-Antes de irte, quiero que desarrolles una nueva habilidad. Desplegaré tu poder mental aún más-
Y la sola idea, hizo a YunHo sonreír más. Intentando opacar aquella idea de que esa noche, debía regresar a la habitación de hotel en la playa, donde ChangMin lo esperaba.
No era alguien que se quedara hipnotizado con el mar expuesto a su alrededor. De aquella punta del edificio todo parecía insignificante y lejano, inclusive las personas que lejos del depredador de ojos rojos. La brisa marina revolvía su cabello mezclando su aroma con las sales que se levantaban, meciendo la chaqueta larga que portaba y protegía, aunque su piel blanca no la necesitaba. Pero todo para YunHo, era solo algo secundario muy lejos de su mente.
En ella aun tenía aquel susurro que a sus oídos se escuchaba con claridad. Sabía en dónde estaba él, y su dulce palpitar del corazón le daba a entender que hace tiempo que se encontraba dormido. Y no podía culparlo, apenas quedaban unas pocas horas antes de que el sol se asomara con majestuosidad. Hasta sí mismo había dudado llegar a las tierras niponas en ese mismo día. Pero estando allí, los deseos de sentirlo despertaban nuevamente.
Con la brisa su esencia llego hasta aquella habitación, donde la luna delineaba la fina silueta de ChangMin ajeno a su presencia. Sin saber la frustración que estaba significando en la mente del ser inmortal.
-¿Qué pretendes de mí?-
Aunque fuera una pregunta al aire, le hubiera gustado que tuviera una respuesta. Con su ceño fruncido y la confusión planteada en sus ojos, el vampiro se repetía una y otra vez que debía retirarse de aquel lugar. Pero su mano ya se encontraba deslizando una ligera caricia por su mejilla, sintiendo la tentación de su sangre y su cuerpo atraerlo como una vil polilla a la luz. Ni siquiera pudo resistirse cuando sus propios labios estaban acariciando a los suyos.
Posando sus dedos sobre la mejilla del humano, ladeando su cabeza hacia un lado con su sabor incitándolo a seguir profanando por completo sus labios. Que entre sueños empezaba a corresponder a aquella caricia que lejos de ser un inocente toque, daba paso a la pasión. Los ojos oscuros de nephilim se abrieron entre la oscuridad y el toque de la helada piel. Abriendo su boca para dar paso a la lengua ansiosa que buscaba a su par, para enredarse entre dulces y excitantes frotes que lo hizo gemir.
Era un éxtasis mismo poder sentir aquel sabor que invadía por completo su boca, como el cuerpo del vampiro lentamente se iba subiendo a la cama, dejando acorralado el cuerpo de su presa de aquella forma. Con las grandes manos del mortal presionando sus mejillas de tal forma que sus labios no daban tregua al juego insaciable que apenas podían mantener entre la agitación. Acariciando su paladar, su par y la forma en la cual delineaba aquella cavidad, estirando y dejando mordidas entre un beso completamente desbordado.
Pero sabía que ChangMin se ahogaría con la falta de aire. Sus dedos presionándole el cuello le daban la pauta que sus pulmones se estaba exigiendo para seguir aquel beso. Gimiendo agotado, haciendo imposible mantener más aquel enlace, mas no tomando distancia una vez sus bocas se hubiera separado. Los alientos aun se mezclaban entre la cercanía, sus narices se rozaban entre la agitación y la mirada profunda que mantenían sus ojos prendidos unos a otros.
Un silencio que invadió por completo la habitación. Una sola mirada que estaba más allá que algunas palabras que faltaban musitar a viva voz, pero que parecía prenderse desesperada entre la desesperación que les daba el aferrarse a algo que no podían ver, algo que ni siquiera conocía y estaba ahogando a ambos en un mar profundo sin posible retorno. Las uñas del vampiro se contrajeron en las telas de las sábanas, porque el corazón enloquecido del menor estaban enloqueciendo cada uno de sus sentidos, jamás un latido le había sonado de aquella forma, ni le había dado el ferviente deseo de hacer que siguiera de aquella forma. Un deseo ferviente que empezaba a quemar todo su pecho, y aquellos grandes ojos observándolo con anhelo en medio de la oscuridad lo hicieron sentir bien, demasiado. Tanto que por primera vez pensaba en todo aquello que estaba perdiendo el control en su interior.
“Los sentimientos son peligrosos”
Y aquella frase quemó de repente toda su mente, haciendo que su cuerpo se separara algunos centímetros de él. Él conocía aquel sentimiento, lo había visto claramente en los ojos de ShinHye cuando lo observaba.
“¿Por qué en tu mente solo aparece aquel hombre que apenas conoces?”
A los ojos de ChangMin podía ver el miedo reflejado que él mismo estaba expresando. Aquel niño parecía abrir sus emociones que jamás había sentido, y aquello simplemente no era permitido. Se alejo de su cuerpo por completo, aunque la mano del menor intento detenerlo antes de que lo pudiera tocar YunHo había desaparecido de aquella habitación. Dejando en silencio y duda al cuerpo sentado en la cama, estirado sus dedos hacía la oscuridad de la habitación.
¿Todo eso era un sueño?
Porque como se había ido, toda su presencia parecía haber absorbido en aquel punto exacto donde había logrado ver la silueta del vampiro antes de desaparecer.
-¿El sueño… ha terminado…?-
Continuará…
Wa~!! lo dejo=?? O.O wa~! xq YH !!>.< wa~ esta muy buena tu historia ~!! quiero conti~~!!!
ResponderEliminaren serio me gusta~!! gracias por escribir~!! *w*
Que puedo decir... Amo cada capitulo como se desarrolla la historia~~~ <3(\(-o-(\) Ya quiero el siguiente cap... Pobre Reno el Tigre lo maltrata~
ResponderEliminarpor favor continua me dejo la intriga quiero saber que pasara no lo dejes a si
ResponderEliminarOuuuu me encanto continualo pleasee no me dejes con esta curiosidad que mata pleaseee ya paso mucho tiempo .... EstA muy buena la historia :)
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