L'instant X ~eXcesos~

Titulo: L'instant X ~eXcesos~
Autor: Jesús de Hamasaki
Pareja: MinJae
Genero: Lemon, Humor crudo, Drama
Extensión: One-shot
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“Todo en exceso es malo” Según dicen. Hoy que es Sábado en la noche es de costumbre salir a bailar, la gente suele meterse en esos antros de mala muerte esperando a que alguien los ligue y quizá llegar a algo más que simples besos y toqueteos.

“Hola a todos, mi nombre es Kim Jae Joong y soy alcohólico ... y drogadicto también. Estoy aquí por que mi familia me quiere ayudar ... o por que me odian, es lo mismo. En cualquier caso me comprometo a dejar estos vicios...” Y blablablabla, Que fácil es mentir, ¿no creen?. Claro que no iba a permitir que me quitaran estas dos costumbres de mi vida.

-Lo más fuerte que tengas, pero ya- Ordené al sujeto.
-¿Tienes edad suficiente para beber?-
-Si no la tuviera no estaría aquí, ¿o tu que crees?-

El idiota me miró y accedió a servirme, de mala gana claro esta.
Me bebí todo el liquido de un solo trago y fue como si hubiera tragado fuego, esa porquería estaba demasiado fuerte.

Me giré y vi a toda la masa de gente saltando, bailando pegados los unos con los otros, no importaba si era hombre-mujer, hombre-hombre o mujer-mujer nadie tomaba importancia a todos esos parásitos. De pronto un sujeto tomó un lugar a mi lado, de ver su aspecto, como vestía y demás cosas no se tenía que ser un genio para saber a que venía. Para mis ganas que tenía de hablar con gente así.

-¡Ey!- Me gritó ya que la musica fuerte de aquel no dejaba escuchar nada. -No pareces estar divirtiéndote- Dijo.

Arque una ceja en señal de desprecio y no le conteste.

-¿No hablas o que?-
-Con idiotas como tu, no-
-Jajajaja- Se hecho a reír. -No deberías de ser tan descortés, eso no le puede agradar a la gente-
-Me importa un bledo la puta gente, ¿como ves?- Le dedique una sonrisa burlona.
-¿Cuanto años tienes? No te ves de la edad de esta “puta gente” como tu dices-
-¿Porqué la pregunta? ¿Piensas acusarme con la policía? ¿O con un adulto?- Me volví a burlar. -Tengo 23-

Yo y mis mentiras, apenas tengo 16 años, pero ¿quien carajos lo nota?.

-Vamos a bailar-
-No, claro que no- Hice un gesto de desagrado.
-Es que no te estoy preguntando-
El tipo era fuerte, me arrastro hasta donde la demás gente estaba.
-¿Qué parte de “no” no entendiste?-
-Cálmate- Dijo y del bolsillo de su pantalón saco uno de mis vicios. -Ten, tómatela-

Sin pensarlo la abrí y me tragué dos cápsulas. Sus hermosos efectos empezaron y en un abrir y cerrar de ojos estaba bailando muy pegado con ese sujeto.

-¿Como es que te llamas?- Le pregunté.
-Si te digo, esto ya no sería un misterio- Dijo, no se por que habrá dicho eso.
-¿Y crees que esto ayude a que me digas?-

Puse mis muy delgados brazos alrededor de su cuello y le besé, era alto, tuve que pararme sobre la punta de mis pies para poder alcanzarlo. Aquel sujeto se notaba que tenía experiencia en esto.
No paró ahí y bajo sus manos hasta mi trasero y lo empezó a apretar provocándome que me iniciara una erección, recuerden, soy un adolescente y aún no puedo controlar muy bien mi cuerpo.

-Jejeje- Soltó. -¿Yo hice esto?-
-¿He?- Le miré confundido.

Para acabarla, toco mi entre pierna frotándola y apretando aquel bulto que se formaba haciendo que la erección se hiciera más fuerte. Yo estaba rojo como un maldito jitomate, esa sensación era placentera ... ¿o era la droga la que hacía eso?, por otra parte aun me quedaba un poco de vergüenza y pensaba en si la gente estaría notando esto, luego me volvió a besar y la excitación se hizo más fuerte.

-Salgamos de aquí- Me dijo al oído.

Salimos de aquella multitud como pudimos y subimos a su coche, supongo. En el trayecto ninguno de los hablamos pero si me invitó más droga y algunas bebidas que, según él, eran todas unas criminales por infringir muchas leyes de consumo y de sanidad, por lo tanto = ILEGALES.

Llegamos a quien sabe donde pero nomas entrar en aquel lugar ninguno podía resistirse más, me lanzó a la cama y se puso encima de mí, mientras nos tragábamos a besos el movía su cuerpo de arriba a abajo con desesperación. Con algo de trabajo logré que esta vez él estuviera abajo de mi, me senté sobre él exactamente donde se que estaría su miembro y me empecé a mover para estimularlo más, funcionaba, oía sus débiles pero deliciosos gemidos.

Levante sus brazos e hice que me quitara la camisa, dirigía sus brazos por todo mi pecho, mis caderas, mi abdomen, en fin. Bajé hasta quedar a la altura de su entre pierna y le regresé el favor que hace unos minutos él me hacía en el lugar aquel. Con mi mano empezaba a masajear su bulto que contenía su ya erecto pene, él seguía gimiendo. Desabroché el botón del pantalón y le bajé la bragueta. Cuál fue mi gran sorpresa al notar que el muy pervertido no traía calzoncillos, bien, eso lo haría más fácil. Tomé su miembro con mis manos y lo empecé a masturbar, primero lentamente y luego con más rapidez. Momentos después no me aguanté más y me lo metí a la boca. Mi objetivo era dejarlo muy bien lubricado para lo que venía después. No entiendo como a mi edad tenía muy bien dominadas estas cosas. El sabor de aquello que estaba en mi boca era más bien salado pero aún así exquisito, también me concentraba en la zona baja que eran sus testículos. Ahí sus gemidos eran más fuertes.

De pronto se levantó y quedé de nuevo bajó él pero esta vez de espaldas, me quitó el pantalón y el bóxer de una vez. Quería jugar un poco más, estando desnudos por completo pasaba una y otra vez su miembro contra mi trasero simulando una penetración. Hizo que me apoyara en mi rodillas dejando mi entrada a su merced, no perdió más tiempo y empezó a prepararme empezando a lamer con su deliciosa lengua húmeda.

Antes de empezar la verdadera acción escuche que aspiraba, no duré ni un segundo en saber de que se trataba.
Sentí sus dedos entrar y salir de mi, nunca había sentido antes esto, ni el intento hice tan siquiera de reprimir los sonidos que de mi boca salían. Me acabé de poner en cuatro y el empezó a querer penetrarme ya.

Lentamente estaba entrando en mi, se abría paso dando forma a mi interior, debo de admitir que dolió un poco pero me acostumbre rápidamente. Y luego empezó a meter y sacar, meter y sacar, meter y sacar. Primero con cuidado y luego como todo un experto. Me fui resbalando hasta quedar de nueva cuenta acostado y el sobre mi continuando con su trabajo, jadeaba cerca de mi oído y su aliento chocaba contra mi nuca y eso, eso era la combinación perfecta, sin contar los pequeños mordiscos en mis hombros y parte de mi espalda.

Me hizo girar quedando frente a él y fue entonces que volvimos a los besos, esta vez bajo hasta mis pezones estimulándolos más de lo que ya estaban, mientras lamía uno, con una de sus manos pellizcaba suavemente el otro. Tomó mi pene y empezó a subir y bajar lentamente la piel que lo cubría haciéndome gritar un poco más de placer.

Las embestidas continuaban, la siguiente mejor que la anterior. su respiración era agitada y creí saber que estaba a punto de venirse, hizo más fuertes sus movimientos y dicho y hecho, soltó toda su semilla en mi interior haciéndome también a mí, en un preciso momento, llegar al orgasmo.

Se detuvo. Salió de mi con sumo cuidado y se acostó sobre mi besándome de nuevo, pero esta vez con tal ternura que me hacía sentirme diferente de todas las veces que llegué a estar con un hombre.

Una vez hecho esto, nos quedamos dormidos, él sobre mi pecho y yo acariciando su cabello, lo que me lleva a acordarme que yo nunca hago eso, pero fue diferente, todo fue muy diferente a otras veces. ¿Será acaso que es verdad que Dios existe y me mando ya a mi ángel guardián para que me quite del libertinaje?

...
Cuando la mañana llegó y los primeros rayos del sol me lastimaron los ojos pude notar en donde estaba, un mugroso cuarto de hotel. Solo, absolutamente solo. Desesperado me levanté a buscarlo, pero no había rastros de aquel tipo, su ropa no estaba y al asomarme a la ventana tampoco estaba su coche.............................y eso........................eso me puso.......................................................triste, ¿porqué?...................... ¿y porqué estoy llorando?........................................no tiene sentido, nunca me había pasado esto.

Me senté de nuevo en la cama y noté una pequeña nota en el buró la cual tomé:
“El cuarto esta pagado, vete cuando quieras” Decía el papelillo.

Lo arrugué con mi mano trasmitiéndole toda mi furia. La vida se burlaba de mi como otras veces lo había hecho ya. Nada había sido de verdad, cada vez que pasaba algo bueno todo se hacía añicos en un segundo.

Sequé mi lágrimas, me vestí, me inyecte una mínima porción de heroína que traía conmigo y salí a toda prisa hacía mi casa, mi madre debía estar preocupada.

...
-Jae, corazón. ¿Donde te habías metido, hijo?- Preguntó mi madre nada más me vio cruzar la puerta.
-Perdón, se que debí de avisarte que me quedaría a dormir con unos amigos- Use mi don de mentir. -Pero no me dio tiempo, discúlpame, mamá-
-Descuida, pero debes avisarme constantemente- Sonrió.
Eso fue un alivio para mí.
-Me iré a acostar un rato-
-¿No quieres desayunar?-
-No, gracias má, no tengo hambre-

Subí a mi habitación donde de nueva cuenta mi llanto se hizo presente. ¡Dios parezco niño chiquito!. Me acosté en mi cama y cerré mis ojos pero no logro dormir, su imagen no sale de mi mente. Nunca supe su nombre, me hubiera gustado que hubiera estado todavía ahí en el hotel durmiendo junto a mi.

-¡Jae! ¡Hijo! ¡¿Puedes bajar un momento?!- Me llamó mi madre.

Pesadamente me levanté y bajé, tal vez no sea una buena persona con los demás, pero ante mi madre soy “el hijo perfecto” que siempre responde a la primera llamada.

-¿Qué pasa?-
-Ven quiero que conozcas a nuestros nuevos vecinos- Dijo.

Nos dirigimos a la sala donde había una mujer muy bonita sentada en el sofá y otro sujeto observando los cuadros que tenemos de adorno.

-Ella es Hao Su y Él es su hermano... ¿Como dices que te llamas, muchacho?-

El sujeto alto se giró dejando ver su rostro y dejándome a mi boquiabierto de ver de quien se trataba.

-Me llamo Changmin, Shim Changmin- Dijo. -Mucho gusto- Y me miró.
-Bueno- Dijo mi má. -Él es mi hijo, Jaejoong. Tiene 16 años, es un buen muchacho-
-Si, se nota luego luego que si es un buen chico- Dijo Changmin.

Yo seguía observándolo, se me hacía increíble que estuviera frente a mí, en mi casa, y que aparte sería mi vecino.

-¡Ha!- Exclamó mi mamá. -Casi se me olvida, les preparé galletas para darles la bienvenida. Esperen aquí iré por ellas-
-Espere, yo le ayudo- Dijo la muchacha. Y salió tras mi madre.

Una vez que estuvimos solos, el tal Changmin se aproximó hacía mi sonriente, yo seguía aún sorprendido y estaba, simplemente, feliz.

-A sí que... 23 años ¿He?- Dijo.

Fin