Por un lado tenemos los accidentes no deseados y por el otro la desesperación extrema en su acción más pura. Su magnificencia estaba moviendo los labios no porque quisiera hacerlo sino porque necesitaba hacerlo, su ahora condenado a muerte, hermano Ricky Park había señalado el lugar donde este dúo se encontraba llamando al mismo tiempo la atención de sus padres. Tres cabezas en especial observaban lo que ante sus ojos era una escena de una pareja….moderna.
- …La juventud de hoy en día no tiene vergüenza ajena.
- Y que lo digas.
Comentaban dos abuelas con el entrecejo fruncido. Aquel trío decidió dejar de ver a la parejita y continuaron su camino seguidos de varios guardaespaldas extranjeros. YooChun abrió uno de sus ojos para cerciorarse de que su familia estaba lejos de ellos. Había dejado de mover sus labios pero estos aun rosaban la boca del menor. Cuando se sintió seguro de que estaba fuera del alcance de la vista de esos seres noto que estaba cerca, CERCA de su asistente personal. Se alejo con evidente nerviosismo mirando a todos lados, vaya forma de pasar desapercibido. Miro de reojo a JunSu quien para esas alturas estaba en Marte, su capacidad de razonamiento alguno estaba en huelga indefinida, ya no pensaba, no se movía, estaba completamente paralizado, estatua había pasado a ser su nuevo sobrenombre.
Sus labios estaban rojos por la presión que había ejercido cierto individuo que usaba un atuendo rosa. Para cuando pudo reaccionar YooChun hablaba animadamente con el dueño de la tienda, un hombre con canas y porte elegante vestido de traje negro. El pelicastaño desesperadamente busco un sanitario le urgía mojarse la cabeza para poder pensar con claridad. Una vez que sus ojos encontraron aquel característico símbolo de la silueta de un hombre en la parte superior de una puerta arrancó como si estuviera en una olimpiada de atletismo. Su jefe lo único que alcanzo a ver fue la sombra de un cuerpo que cruzaba a gran velocidad frente a él.
JunSu cerró la puerta con seguro para garantizar que nadie entrase a interrumpir la tarea de organizar sus ideas. Mojo su rostro y su cabello intentando graduar su temperatura “¿Qué fue lo que paso?” se pregunto al detener toda acción mirando su propio reflejo en el espejo que tenía en frente. Las gotas de agua caían por su piel y su castaño cabello. El menor se vio detenidamente, noto que sus tersas mejillas tenían un leve sonrojo perceptible. No pudo evitar tocar sus labios al recordar como se lo habían profanado segundos atrás. Coloco sus manos en el lavamanos apoyando parte de su peso, cerró los ojos y metió su cabeza en el agua.
El mayor toco tres veces la puerta en donde se suponía que su asistente estaba encerrado por voluntad propia. No comprendía del todo el por qué de ese comportamiento. Muy cierto era que estaba al tanto de que lo había besado pero él no lo hizo porque quisiera, tenía que esconderse de ese trío familiar a como dé lugar. Y obvio que no le quedaba otra opción que besar al pelicastaño. Aunque si lo pensaba mucho mejor habían otras opciones más para poder ocultarse.
- ¿JunSu?, ¿Estás ahí?... – pregunto olvidando el significado de peso de conciencia. Dejando de lado el hecho de que traumo de por vida a aquel pobre empleado.
- Se le informa que Kim JunSu no se encuentra en estos momentos es posible que se haya mudado a Inglaterra ilegalmente. Así que…se le ruega que deje su mensaje después de la señal bippp – el pelinegro escucho la voz de su empleado con una mueca de disgusto mezclada con extrañeza.
- ¡Yah! ¡Es hora de irnos, sal de una buena vez! – dijo fastidiado de que no cumpliera sus mandatos.
- No.
- ¿No? – El mayor pateo la puerta con furia para retirarse del lugar, cuando JunSu escucho los pasos que se alejaban dio un suspiro lamentero.
- ¿Qué estoy haciendo? – Se pregunto al darse cuenta de su manera de actuar – No es que sea mi novio o algo por el estilo – se recargo en la pared soltando una carcajada – ¿Pero qué fue lo que le dijiste Kim JunSu? – enterró sus dedos en su cabello reclinando su frente sobre la palma de su mano. Volvió a sonreír nostálgicamente al recordar parte de su pasado y todo lo que significaba el recordar a ese chico. JunSu solo actuaba de esa manera con EunHyuk, su ex novio.
Algunas lagrimas comenzaron a llenar su ojos, pero no, no lloraría, se había prometido a si mismo olvidarlo y borrar todos los momentos felices e infelices que vivió a su lado. Acomodo algunos cabellos desordenados y se decidió a salir del lugar. Al abrir la puerta vio a un YooChun sosteniendo un par de llaves. Sin duda estaba a punto de abrir la puerta por sus propios medios.
- Te dije que teníamos que irnos – hablo el pelinegro siguiendo con la mirada todos los movimientos de aquel asalariado.
- Lo siento jefe, no…no se volverá a repetir – declaro sinceramente olvidando por completo la razón principal del por qué se había metido a ese baño.
- …Vámonos – sentenció el mayor saliendo de una vez por todas de aquella lujosa tienda.
El pelicastaño obedeció al pie de la letra todas las órdenes que le fueron dadas, decidió olvidar aquel beso. Sabía que su jefe no haría algo como eso porque si, sobre todo cuando era consciente de que YooChun era una persona con gustos…normales. En todo el trayecto acató alentadamente las demandas que pedía aquel engreído. Fueron tantas que llego agotado a la mansión, al pisar el terreno de los Park entro a su cuarto directo a derrumbarse en su cómoda cama, juraba que no se levantaría en semanas, el esfuerzo que había empleado en solo horas lo debilito mucho, estaba tan cansado que una vez que cerró los ojos no volvió a despertar hasta el día siguiente.
YooChun no volvió a saber de sus padres, al parecer solo habían venido de visita porque luego se enteró por los periódicos que habían inaugurado una academia de futbol gratuita para jóvenes de todas las edades.
Los días en la residencia de la familia Park pasaron radicalmente ´pacíficos´, no volvieron a tener muchos altercados, la relación de ambos era de empleado a jefe, y aunque obviamente parecía que en momentos reinaba la incomodidad en todo su esplendor el menor lograba disipar cualquier rastro de nerviosismo y es que una vez al condenado de YooChun se le ocurrió ser amable en ayudar a su asistente a recoger los papeles que este había dejado caer al suelo por accidente genuino, JunSu apareció de la puerta hasta los pies del escritorio de su solemnidad quien al dar un suspiro de aburrimiento total se levanto de su escritorio con claras intenciones de ayudar al pelicastaño, no obstante tampoco era del todo el culpable, digamos que fue pura casualidad que el mayor tocara la mano del menor en un intento de recoger uno de los papeles cuando era consciente de la existencia de esa mano en ese lugar y que el menor para no caer nuevamente por un paso en falso se aferrara al cuello del mayor cuando este estaba en proceso de levantarse sabiendo que había otro objeto más seguro, para no caer nuevamente, al alcance de sus manos.
¿Resultados?
Ambos cayeron al piso uno encima del otro, chocando nariz con nariz. ¿Conocen a las tortugas?, pues déjenme decirles que este par eran los auténticos descendientes de esos adorables animales. Ninguno se digno a moverse, se quedaron…como decirlo… ¿hipnotizados?, claro quién no se queda inmóvil cuando cierta parte de la anatomía hace una fricción placentera con otra cuyo dueño mordía su lengua fuertemente para evitar la salida de cualquier sonido extraño ante los oídos del que se encontraba en su encima. JunSu sentía la entrepierna del chico de piel blanca prácticamente pegada a la suya, mordió su labio dejando por fin en libertad a esa pobre lengua que por poco y queda amputada. YooChun quedo estático al sentir una sensación de deleite. Pensó que días de abstinencia le estaban alborotando las hormonas, esa fue su respuesta a la pregunta ¿Qué fue eso? Cuando sintió aquella satisfactoria sensación.
Se levantó lentamente, ¡Por Dios! LENTAMENTE o sea ya se imaginaran que otra fricción se hizo presente perturbándolos y estremeciéndolos a ambos. La reacción por parte de nuestro querido JunSu era notoria, más clara que el agua, el pobrecito no sabía actuar, le ganaban sus emociones. YooChun era del tipo que sabia como proceder, no era un profesional pero el muchacho se defendía. Notaran que de ´pacíficos´ a lo mucho llega a la ´p´ y con suerte a la ´a´.
Después de tres semanas, dos días nueve horas y aproximadamente 35 minutos con 14, 15, 16, 17, etc. Segundos, JunSu se encontraba en la cocina real con el chef real hablando sobre el endemoniado carácter de su aristócrata real (entiéndase sarcasmo XD). Kim JaeJoong no paraba de reír ante las diferentes anécdotas, claro está con censura, que le contaba su más íntimo amigo de la infancia. Oh si también le conto aquel incidente de su caída que era digna de un premio nobel.
- Ajajajaja JunSu tú te ajajajajaja
- ¡Hyung…!
- Ay mi madre – JaeJoong se sostenía la pancita apoyando parte de su peso en la pared.
- Aish… – el menor hizo un pucherito cruzando sus brazos.
- ¡Yah! ¿Dónde está mi desayuno? – exigía un exaltado YooChun.
- ¿Qué fue eso? – paro de reír secándose algunas gotas lagrimales que habían salido de sus ojos. JunSu inflo sus cachetes y con toda la pereza del mundo saco del bolsillo derecho de su chaqueta un aparato de donde había salido la voz del joven amo.
- En un momento subo la charola jefe – respondió apretando un botón negro.
- ¿Un radio? – pregunto Jae alzando un ceja.
- Es un comunicador portátil, me lo dio para que él evite el hecho de verme tan seguido – dijo guardando el aparato y levantando entre sus manos la charola lista con todos los sacrosantos alimentos del pelinegro.
- Hmmm…JunSu-ah…a mi me parece que te lo dio porque no quiere que te canses – el mayor dio su sincera conclusión respecto a tener que utilizar un comunicador portátil dentro de la casa.
- Si si… como tú digas – JunSu abandono el lugar dejando a su amigo solo en la cocina. Soltó una carcajada a mitad de camino analizando las palabras que había escuchado de la boca de Jae “¿Para qué no me canse?” sonrió con burla al notar la falsedad que tenían esas palabras ante sus oídos.
Llego a la habitación notando como su jefe se encontraba en los brazos de Morfeo, al parecer despertó solo por un momento o simplemente hablo dormido, el menor dejo la charola en la cómoda que estaba ubicada a un costado de la cama del bello durmiente de una manera para nada gentil. El sonido que emitió dicha acción hizo que YooChun abriera los ojos por unos 5 segundos ya que después el muy desgraciado los volvió a cerrar.
- Jefe, tiene una agenda apretada… – habló cerca del oído de su empleador, cuyo resultado fue moverse solo un poco a lo mucho debió moverse un milímetro. – Jefeeeeee… – esta vez elevo el tono de su voz el otro solo se movió un poco más que la anterior vez abrazando a JunSu inconscientemente, este se sonrojó un poco ante dicha acción soltándose al instante, frunció el entrecejo, eso era de todos los días, el señorito no se levantaba ni aunque se lo rogase el emperador, todo enojado se puso sobre él pasando cada una de sus piernas alrededor del cuerpo del, por el momento, pacífico jefe.
Lo tomo de sus hombros y comenzó a sacudirlo de arriba abajo, estaba sentenciándose pero era seguro que YooChun se lo agradecería más adelante.
- Nnnn… – se quejo el mayor sin atreverse a abrir sus ojos. JunSu se rindió dejando caer todo su peso sobre el pelinegro que no daba señales de vida. Se quedo ahí por varios minutos sin detenerse a pensar que ese lugar estaba ultra prohibido para él, se enfoco únicamente a respirar el aroma que emanaba del cuerpo de YooChun, sintió su calidez, se dejo llevar por el momento y después de un tiempito mas se dio cuenta que algo no andaba bien al sentir debajo de su trasero…como cierta zona del muerto durmiente comenzaba a cobrar vida.
De estatua paso a semáforo rojo, JunSu no podía creerse la suerte que estaba teniendo en las últimas semanas, el muchacho estaba en crisis, ¿Y lo podrían culpar? Como hacerlo si para esas alturas el pelinegro había decidido mover su cadera hacia arriba y hacia abajo ejerciendo mayor contacto y soltando unos cuantos gemiditos ahogados.
- ¿Quién eres tú? – una voz masculina inundo la habitación sacando a JunSu de todo su estupor haciendo que volteara a ver al dueño de aquella voz tan seca y llena de frialdad.
Helo ahí, a un chico de ojos cafés, cabello castaño, facciones finas, vestido con un abrigo negro que le otorgaba un aura de superioridad inclusive mucho más que el que posee el mismísimo Park YooChun, todo un rockero. Alto de piel levemente bronceada y al parecer menor que JunSu y YooChun. Viéndolo desde el marco de la puerta con una mirada seria y penetrante.
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contiiiiiiiiiiiiii
ResponderEliminarOh weon, es que quiero continuación *-*
ResponderEliminarEstá muy buena, en serio x3 Y amo con locura la forma en que escribes ♥ *O*
Al decir "Menor" al único que puedo imaginarme es a YooHwan, no sé si sea él eso si. Debo decir también que me hubiera gustado algo de coqueteo descarado o desliz entre Jae y Chun pero no importa por que amo con pasión el YooSu ♥ eufguirefhueiu Eso (?)
Siguela pronto por favor :c
yo sé que MIN ajajaj a mi no me engañas XD es Min verdad??????????? porfa que sea Min
ResponderEliminaroh dios continualo luego o morire!! D: hay vidas en riesgo aqui!! xD ajaja quiero ver las intromisiones de voldamin!!! *o* yo sugiero un trio hot 1313 ok no xD!!! pero continua please!!! ame tu fic <3
ResponderEliminaray si!! yo igual quiero conti!, esta muy buena la trama,la historia, todo.
ResponderEliminarEscribes tan lindo *o*
conti conti conti!!!!!
LEI LA CONTI!!!! LA AMEEEEEE LA AMEEEE
ResponderEliminarAHORA QUIERO MÁS :D