No sé porqué, me sentí el hombre más feliz…
Paró en seco y se miró a sí mismo. Jaejoong tenía razón. Menos mal que no siguió derecho hacia las escaleras. Con su rostro totalmente rojo se tapó con las manos y corrió hacia adentro nuevamente. Cerró la puerta detrás de él y recordó que el doctor estaba en su departamento.
- ¿Ahora hago de tu madre? – sacaba la fuente del horno.
Siguió hasta la habitación ignorándolo un poco.
- ¡¿Y mi ropa?!
- La metí a lavar… después de lo de anoche necesitaba una lavadita.
- ¿Y ahora que me pongo? – se fue acercando a través del pasillo.
- Algo limpio supongo. – servía una taza de té desde la cocina.
Fue hasta el armario de su habitación a buscar “ropa limpia”. Encontró un traje acorde la situación, se puso unos calzoncillos y se dirigió a la puerta.
- ¿A dónde vamos?... – se acercó por el umbral que dividía la cocina del living comedor.
- A trabajar, a donde más.
- Pero es sábado. No se trabaja los sábados. – le reprochaba formando un puchero en sus labios.
- Bueno, yo sí. La gente no se deja de morir los fines de semana.
- Pero así, - señaló su traje – no vas. Venís para acá.
- No hinches. ¿Ahora me vas a planchar la ropa? Yo te llamo cuando ande faltito de acción, ahora ándate. – le señaló la puerta.
- Ah… ¿Así vas a tratar a tu novio?
¿Novio? ¡Otra vez con eso!
Había que poner los puntos bien en claro. ¿Pero acaso quería hacerlo?
Unos pocos días y su vida dio un giro de 360 grados. A veces es cuestionable, como un espécimen de esa clase podría cambiarte tanto, muy cuestionable. Y lo peor de todo, es que no quería a toda costa enamorarse de él. ¿Para qué? ¿Para luego qué? ¿Para luego luchar contra su familia, religión, etcétera…? No gracias.
- ¡Me colmaste la poca paciencia que me quedaba! ¡Rajá!
- Está bien. – tiró el repasador sobre el desayunador.
Se aproximó lentamente hacia él, tomándolo de la cintura, acercando poco a poco sus rostros.
- Mírame a los ojos y decime que no me querés ver ni en figurita.
- No te quiero ver ni en figurita, ¡Fuchi, fuchi! – trataba de soltarse.
- No me miraste a los ojos, mírame a los ojos.
Nadie, pero nadie, viene a denigrarme a mí, Kim Junsu. Un segundo. Aún no te vas.
- Jaejoong.
- - ¿Junsu-ah ~? – lo aferró aun más de la cintura.
- ¿Por qué Yoochun me besó?
- Porque…
- ¡¿Por qué?!
- ¡Porquetetieneganasyeraparaquesequedaracalladoporlodelotrodía!
Cuando dice la verdad, y está nervioso, habla de corrido.
~
¿Desde cuándo un hombre me pone tan nervioso?... Por el amor de Dios…
Quizás se había sobrepasado diciéndole todo a Junsu. Pero, pero… él, su rostro, sus ojos, le hacían decir la verdad, pero no era presión, era libertad, era… ¿amor?
Esas tontas mariposas en el estomago, las que sienten los adolescentes en pleno desarrollo hormonal cuando veían a una chica con curvas pronunciadas, por lo menos así lo creía. Que daban ganas de aplastarlas de un almohadazo. Si eso estaba pasando, debía encargarse de enamorarlo antes a él, no, no iba a ser el tonto que se enamoraba y después le cortaban el rostro. Además, eso, que sintió en aquel bar. Ese tipejo, Yoochun, que besó los suaves labios de Junsu, le crujió en el pecho, le aprisionó, lo volvió un ser distinto. Celos. No, celos no. Segunda señal del enamoramiento luego, de, sentir que no puedes separarte del otro. Por favor, Dios, no lo dejes enamorarse antes que él.
- ¿Jaejoong…? – cerró la puerta detrás suyo - ¿Qué te pasa?
- ¿Hm? No, nada…
- Oh~ ¡Celos!
- ¡¿Celos?! ¡Oh! ¡Por favor, Jun-chan! – lo alejó de sí y se rascó la cabeza.
- Sientes celos por Yoochun~ Porque él me besó y no hiciste nada~ Tienes celos~ - se burlaba como un niño.
- ¡Está bien!
- Tienes celos~… ¿Qué? – lo miró a los ojos.
- ¡Tengo celos! ¡¿Algún problema?! – desvió la mirada a la pared.
- Ninguno.
Celos~
Que bonito, que bien, se siente ser apreciado, deseado, amado. Y se llega a sentir, la felicidad.
Se sentaron juntos en el sillón, que hasta anoche era un cómplice más. Silencio incómodo.
- Jaejoong.
- ¿Si?...
- Me amas. – afirmó sin dudas.
- ¿Y cómo llegaste a esa conclusión? – trataba de no mostrarse nervioso.
- Solo lo sé.
- Ah~… ¿Y qué harás al respecto? ¿Te burlarás?
- No~ - sonrió – Soy el hombre más feliz del mundo.
- ¿Por qué?
- No lo sé… es lo mejor de todo.
- Yo creo saber.
- Dime.
- Me amas. – lo miró a los ojos de costado sin girar su cabeza.
- No lo sé.
- Yo si sé.
- Que no lo sabes.
El celular de Jaejoong empezó a vibrar en el bolsillo de su pantalón. “¡Oh mamma mía! ~”
- Puf… otra vez este Changmin.
- ¿Quién es Changmin?
- ¿Ahora te pones celoso?
- Sí. ¿Quién es?
- Mi amante.
- ¡¿Cómo?!
- Me voy. – le dio un beso y se dirigió a la puerta.
- No, no, no. Usted se queda acá.- lo tomó del brazo.
- Soltame Junsu, no jodas.
- Ha… ahora, ¡¿vos sos el que te haces de rogar?!
Jaejoong tomó la mano de Junsu y la apartó de su brazo bruscamente, lo tomó de la mandíbula y le robo un beso. Abrió la puerta y la cerró apenas salió del departamento.
Stop, ¿me cerró la puerta en la nariz? ¡¿Jaejoong?!
a que buenito porfavor sigue el jaesu me encanta bueno tanbien el jaemin y tanbien el jaehon bueno todas la parejas porfabor no tardes y gracias por actualizar.
ResponderEliminarhola
ResponderEliminarbueno junsu ya cedio ante jae
pero que tiene que ver changmin con jae se supone que son amigos en fin ahora cual sera el enredo
continuacion, siguiente capitulo por fis
saluditos!