A YooChun le gusta Junko—chan.
JaeJoong movió su pie derecho hacía un lado, movió ligeramente su cadera y estiró sus brazos horizontalmente de un lado a otro… Y entonces lo olvidó, se detuvo abruptamente y el cuerpo de JunSu golpeó al suyo con fuerza, con la suficiente como para que empujar a YooChun fuera casi imposible y él en un movimiento desesperado agarrara a ChangMin de la cintura.
¿Resultado?
Pues los cuatro aparatosamente de cara al suelo.
Siwon hubiera cerrado los ojos ante el dolor que debieron haber sufrido los cuatro sobre el escenario, pero la risa contagiosa de YunHo fue más tentadora y no pudo evitar una pequeña sonrisa en sus labios.
—¡JaeJoong!
HeeChul tenía el entrecejo arrugado, lo suficientemente molesto como para que reír no fuera una opción. ChangMin fue el primero en levantarse, sobando un poco su frente y mirando con profundo odio al causante de su caída.
—¡¿Eres idiota o que YooChun?!
—¡No fue mi culpa, JaeJoong me empujó!
—¿Y por que diablos te agarraste de mi?
—¡Por que no tenía el poste más cerca!
JunSu estiró su mano para tomar la de JaeJoong quien ya se había levantado, aceptando su ayuda. –Lo siento…
El avergonzado rostro de JaeJoong robó una sonrisa al menor quien solamente se levantó. –Está bien, no hay problema, Hyung.
—Jae…
—Disculpa HeeChul, olvide por completo el siguiente paso.
—Pero si era sencillo, solo era derecha, cadera, brazos en horizontal dos veces y luego hacía adelante.
JaeJoong pensó en serio que HeeChul y él tenían dos sentidos muy diferentes de lo que sencillo significaba. Él no servía para bailar, menos para coreografías, mucho peor la de una canción de mujeres despechadas. Maldita su suerte.
En el paso de estos días había aprendido muchas cosas de sus compañeros de trabajo, por ejemplo de vez en cuando era bueno dejar a HeeChul hablar y hablar. Cosa que hizo sin pensarlo demasiado, miró discretamente hacía donde su jefe se encontraba.
La risa del mayor se había calmado un poco y conversaba tranquilo con Siwon. JaeJoong todavía recuerda aquella llamada hace dos días de la que suponía era la madre de Jung. YunHo había estado algo distante durante todo el día siguiente, pero al día dos, YunHo había vuelto a ser el mismo insoportable de siempre.
Era cierto, la curiosidad lo había embargado y muchas cosas habían pasado por su mente con respecto a demasiadas razones por las cuales, YunHo pudo haber reaccionado de esa forma, pero era cierto también que a él no debía importarle.
Siwon había comentado algo, y YunHo con las piernas cruzadas, sentado elegantemente y con su cuerpo un poco inclinado hacía el lado derecho, lugar donde Choi se encontraba, únicamente rió algo disimulado. La conversa en si no lo intrigaba, lo que le intrigaba era esa sonrisa de YunHo que parecía sacada de una de foto de Polo Ralph Lauren donde todos esos modelos parecen de mentira por los perfectos que pueden llegar a parecer.
Abrió sus ojos sorprendido. Especialmente asustado ante la comparación, por que eso no debía ni siquiera haber asomado por su cabeza. Sacudió un poco la cabeza y decidió regresar su mirada hacía HeeChul quien permanecía con los brazos cruzados y mirándolo con un poco más de molestia.
—¿Ya me vas a prestar atención?
—Oh, lo siento es que me distraje…— JaeJoong solo se vio capaz de rascar un poco su nuca.
—¿Viendo a mi Yunnie?
“¿Mi?” JaeJoong volvió a darse un golpe mental por andar pensando estupideces y razonó un poco mejor las palabras del mayor. —¡No estaba viendo a YunHo!
—¿Entonces a Siwon?
“¿Por qué no utiliza el ‘mi’ también con Siwon? ¡Demonios, JaeJoong deja de pensar estupideces!” JaeJoong solo deseaba poder volver a sus días con un chico normal y tranquilo, donde no conocía Japón y no pensaba estupideces.
—No estaba viendo a nadie, HeeChul.
—Entonces deja de distraerte, la cuestión es sentir la música y así aprenderse los pasos se vuelve más sencillo, mira…
HeeChul lo agarró por los hombros e hizo que observara a JunSu mientras le explicaba un paso a ChangMin, luego de que el menor pareciera agarrarle el sentido al paso, los tres se movieron al son de la música de una manera simétrica y perfecta que pareciera que la vinieran practicando desde hace mucho.
JaeJoong envidió la perfecta sincronía que parecían tener.
—Jae Hyung, ven.
JunSu movía su brazo pretendiendo llamar su atención. JaeJoong emitió un suspiro resignado y decidió acomodar un poco la gorra en su cabeza mientras veía como YooChun comentaba algo, seguramente molestando al menor del grupo y ChangMin de inmediato lo empujaba sin el menor reparo.
—¡Jejuko—chan, Fighting!
JaeJoong giró molesto hacía donde YunHo se encontraba y el hombre solamente amplió su sonrisa y junto a Siwon los vio levantar los pulgares. Prefirió ignorarlos y rodar los ojos. Bailar nunca le había resultado tan frustrante.
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—¿Y como va todo por Akihabara?
JaeJoong sonrió ante la pregunta de SungMin mientras sacaba el ramen del microondas, en serio que extrañaba el Kimchi, su comida coreana. La sazón de su madre o algo que no fuera Ramen o pollo.
—Bien, supongo que bien, el trabajo es un poco… Cansado.
Él no estaba muy seguro de si cansado era la palabra adecuada para describir a su trabajo, pero prefirió no pensarlo demasiado. Dejó el paquete de ramen sobre la mesa y se sentó con el teléfono en una mano y en la otra los palillos.
—Estaba pensando en ir a visitarte cuando tuviera vacaciones en la Universidad.
Cabe decir que JaeJoong escupió los pocos tallarines en su boca.
—¡No!
Y su voz había sonado tan impulsiva, que está más que seguro que de seguro eso intrigó a su amigo hasta decir basta. —¿Por qué no? ¿Qué pasa Jae?
—Oh, no, nada… Es solo que… No estoy bien acomodado todavía y… No es el momento, Sung.
—Mmh… No me convence esa excusa, pero quiero creerte.
JaeJoong dibujó una sonrisa en sus labios y limpió con una servilleta la comisura de sus labios. —¿Y como esta todo por Corea?
—Normal como siempre, nada espectacular. ¿Y como es la gente de tu trabajo?
—Están todos locos, pero se la pasa bien.
—Eso es suerte, pasársela bien en el trabajo no es algo que encuentres con facilidad.— JaeJoong prefirió no llevarle la contraria a su amigo, él no conocía de su sufrimiento. —¿Y como es tu jefe, te trata bien?
—¿El imbécil ese?
SungMin rió. –Veo que no se llevan bien.
—Ni un poquito, pero me toca soportarlo.
—Yo estoy a punto de conseguir un trabajo, al parecer EunHyuk me consiguió uno, es una empresa de telefónica, básicamente me tocaría atención al cliente.
—Suena bien…— La voz de JaeJoong sonó algo distorsionada debido a la comida en su boca. –Ojalá tengas más suerte que yo en eso del trabajo.
—¿No acabas de decir que la pasas bien?
JaeJoong bebió un poco de jugo de naranja. –Que la pase bien no quiere decir que sea el trabajo que hubiera deseado.
—Bueno servicio al cliente tampoco es el trabajo de mi sueño, pero sirve mientras tanto.
Kim rió un poco y continuó hablando con SungMin por largo rato, aquello era bueno, muy bueno para su salud mental en realidad, por que entre su casera, el jefe desvergonzado que tenía, y sus extraños compañeros de trabajo.
Pues SungMin era como su grito a la distancia de que aún podía tener una vida normal.
Algún día JaeJoong agarraría el teléfono y llamaría a su madre. Eso de mandarle correos pronto se volvería demasiado impersonal, pero la llamaría solo cuando la imagen de Jejuko no viniera a su cabeza cada vez que hablara con ella.
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ChangMin usualmente salía a las tres de la tarde.
Pero casualmente ese día, las clases habían terminado demasiado temprano, por tanto a la una de la tarde Shim ChangMin ya se encontraba camino al Maid, se detuvo en una pequeña tienda de ropa y se inclinó un poco para observar con atención a través de la vitrina la hermosa bufanda negra con una pequeña estrella plateada bordada al final de esta.
Sus ojos casi brillaron ante la sencillez pero al mismo tiempo hermosura de aquella prenda, es cierto que estaban en plena época de frío, y que pronto en menos de lo que esperaba esa bufanda sería muy necesaria.
Se irguió nuevamente e hizo unos cuantos cálculos mentales, sacó su billetera y contempló el dinero dentro. Sonrió ligeramente e ingresó al local. –Disculpe, señorita…
La mujer le pidió que esperara. –Así es pedimos una colección de Armani exclusiva para…
La mujer parecía ocupada hablando por teléfono, ChangMin decidió esperar un poco y mirar un poco más lo que había. Una hermosa chaqueta llamó su atención, la observó por completo, pero no lo terminó de convencer, por lo menos no para comprarla.
Una de las puertas de los vestidores se abrió y por ella salió Rain, arreglando la chaqueta que acababa de ponerse y mirándola sobre su cuerpo, ni siquiera fijándose en que él se encontraba relativamente frente a él.
Cuando Rain levantó la mirada, seguramente en busca de un espejo. Sus miradas se encontraron, ChangMin debatió entre rodar los ojos o medio saludarlo por respeto, pero luego recordó que Rain no conocía a ChangMin, conocía a Mina.
Y ahí estaba él, mirando como un idiota a un supuesto desconocido.
Tosió brevemente fingiendo que nada había sucedido, y decidió aplicar la mejor de todas las estrategias. Huir. Ajustó la mochila a su espalda, dio media vuelta y empezó a salir del local sin el menor remordimiento.
—Joven… ¿No quería preguntarme algo?
—Ya no importa, vuelvo otro día.
Dentro del local, Rain únicamente vio al muchacho de instituto salir velozmente de ahí. Sin siquiera dedicarle una mirada a la dependienta que solamente levantó los hombros y siguió al teléfono con los pedidos correspondientes.
—Señor, si le parece puedo recomendarle esta corbata de Oscar de la Renta…
Rain observó la bella corbata azul con tonos platinados y sonrió mientras se miraba en el espejo detrás suyo y la colocaba sobre su camisa a modo de prueba, recordó la manera en que los ojos del menor parecían solo brillar mientras veía alguna de las bufandas en la vitrina.
¿Cuál habría sido?
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—Bienvenido~
Yuna sonrió ante la presencia de los tres muchachos que muy seguramente eran de la misma edad de ChangMin, y su sonrisa se volvió más fingida cuando uno de ellos le sonrió presuntuoso. Malditos mocosos hormonales.
Los guió hasta la mesa correspondiente, y tomo su orden, prefirió ignorar por su propio bien y el de esos muchachos, los codazos que sus amigos le daban al de sonrisa estúpida y caminó hacía donde YunHo parecía querer hundir la tecla ‘Z’ en el teclado.
—¡Deja de jugar!
Dejó su libreta con fuerza sobre el mesón y el hombre pareció saltar en su asiento. —¡Maldición, YooChun! Estaban a punto de darme un Bonus.
—Me tiene sin cuidado… Dos tartas de limón, un panque y tres Capuccino.
YunHo lo miró con odio mal disimulado y registró el pedido casi de inmediato. –Está decidido, odio este trabajo.— Jejuko apareció, con el entrecejo arrugado y una mueca en el rostro que hasta cierto punto parecía adorable.
—Esa es su manera de decir lo mucho que nos quiere.
YunHo le sonrió y habló única y exclusivamente a YooChun quien sonrió abiertamente y luego miró a JaeJoong. —¿Qué sucedió?
—Un idiota ahí se atrevió a pedirme una cita. ¿Puedes creerlo?
YunHo rió disimuladamente. –Pues que mal gusto tiene.
—¡Oye!— JaeJoong entrecerró los ojos. –Puedo acusarlo de demente pero no de mal gusto. Yo soy hermoso en todos los sentidos.
—Es bueno que tengas esa increíble autoestima.
El mayor palmeó su hombro y JaeJoong apretó los puños, si pudiera, aunque si podía, pero mejor no por que era su jefe. Lo golpearía. –Bueno ya, dejen de pelear. Este fin de semana Su tiene partido. ¿Vienes Jae?
—Oh, no lo sabía, pero claro será divertido que por fin hagamos cosas normales como ir a ver un partido de fútbol.
JaeJoong incluso se permitió mostrarse emocionado, irían a ver a un amigo jugar futbol, comerían comida chatarra, tal vez verían a unas lindas porristas animar el lugar, quizá beberían un poco de cerveza.
Si, eso era muy bueno.
Mina llegó de pronto, atando la cinta que se amarraba a su cintura. —Ya estoy listo, Niisan.
—¿Y tu que haces por aquí?— YooChun arrugó el entrecejo.
—Salí temprano de clases.
—¿Y en vez de descansar viniste a trabajar?
—No soy un saltamontes ocioso como tu, Park.
—Ya quisieras ser como yo, mocoso.
—En mi vida intentó no cometer tantos pecados precisamente para no reencarnar en alguien como tu.
—Si, si. Me encanta lo mucho que se aman, pero vayan a atender a los clientes.
JaeJoong empujó por la espalda a Yuna y Mina quienes a pesar de todo seguían en su discusión. Él solamente se encargó de que estuvieran más a la vista de todos y así todo sería mucho más fácil y se callarían. Cuando regresó, YunHo lo miraba con una ceja levantada.
—¿Qué pasa?
—¿Queriendo quedarte a solas conmigo?
—¡Iuk!— Jaejoong hizo una mueca de asco y sacudió su cabeza un poco. –Por supuesto que no imbécil, es solo que sus peleas constantes cansan.
YunHo rió divertido ante la reacción de JaeJoong pero decidió continuar jugando para conseguir sacar las cinco estrellas en una de las canciones más difíciles de ese nivel. Concentrado como estaba, no se percato de una pequeña reacción en JaeJoong.
Kim se lo había quedado observando, por un rato más allá de medio minuto, sin expresión alguna en el rostro, como analizándolo o algo parecido. Pero de repente había agitado la cabeza con fuerza y se había pegado a sí mismo con la libreta en la cabeza antes de alejarse a atender a un cliente más.
YunHo ignoró aquello casi si pretenderlo, por que la amplia pantalla en ese momento tapaba a JaeJoong. Y en el fondo, muy en el fondo. JaeJoong pensaba que ese dichoso juego podía ser muy útil para él. Distraía a YunHo de cualquier estupidez que él pudiera hacer.
Como por ejemplo, observarlo por demasiado tiempo. Como extrañamente acababa de ocurrir.
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Park YooChun es de paciencia ligera y memoria privilegiada.
Ese muchacho que días atrás hubiera estado molestando a JunSu con sus constantes invitaciones a salir, había vuelto, había vuelto a acosar a Junko con sus invitaciones, había vuelto a incomodarlo, había vuelto simplemente… Y eso bastaba para que YooChun se molestara. Y mucho.
Apretó la charola en sus manos y arrugó el entrecejo.
¿Por qué demonios JunSu no le daba un buen golpe?
Oh, claro. JunSu era todo paz y mientras pudiera mediarlo intentaría por todos los medios tratar de solucionar las cosas por las buenas. JunSu no era de andarse peleando. Claro que no. Lastima que YooChun no compartiera esa visión de la vida.
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—Anda Junko—chan~
Con aquella peluca pelirroja, JunSu se removió incomodo en su lugar, con la cabeza gacha intentando hallar las palabras adecuadas que pudieran de exteriorizar sus pensamientos de ese momento: ‘He dicho ya que no, deja de joderme’
Pero no las encontraba. –Ya te he dicho que no. Tengo… Novio.— Y pronunciar aquello fue más difícil de lo que hubiera esperado, en especial por que el supuesto novio de Yuna era Park YooChun. Mordió su labio inferior, que asquerosa situación para incómoda.
Por un momento le hubiera gustado poder reaccionar como ChangMin y golpearlo con la charola en la cabeza diciéndole: ‘En tus sueños, imbécil’ y luego marcharse. O como YooChun quien solamente sonreía y se acercaba susurrando un: ‘Créeme, te falta mucho para siquiera para poder mantener mis gustos’ O al menos como JaeJoong y su mirada de odio—asco—sorpresa mientras le enseñaba el puño y se alejaba gritando un sonoro: ‘¡Muérete, desadaptado!’
Si, el de JaeJoong era el mejor de todos. Lo mataba de risa cuando hacía eso, en realidad lo mataba de risa cada vez que alguien intentaba invitar a salir a cualquiera de sus amigos. Excepto cuando se trataba de él.
—Pero no creo que el tal YooChun se enoje. Si solo vamos al cine.
—Es igual de malo, así que por favor deja de insistir.
—Junko—chan…
Y la cosa empezaba a salirse de control, por que había girado dispuesto a alejarse y el muchacho se había levantado sujetando su brazo y deteniendo su caminar. De acuerdo, eso era todo. JunSu arrugó el entrecejo. Iba a golpearlo.
—¿Acaso no oíste que la dejaras en paz?
YooChun, como tal, había hecho acto de aparición. Junko hubiera abierto sus ojos con sorpresa, YooChun no estaba disfrazado de Yuna, tenía su cabello negro ligeramente largo, unos jeans y una camisa de algodón sencilla encima. Su supuesto novio había hecho acto de aparición.
—¿Quién diablos eres tú?
—Park YooChun, el novio de Junko. Así que por tu bien déjala en paz.
YooChun agarró el brazo del hombre, logrando que soltara el agarre que mantenía sobre el brazo de Junko. JunSu se sentía muy desubicado y confundido. YooChun en cambio se mostraba todo lo molesto que podía.
Pudo sentir la manera posesiva en la que YooChun lo agarraba por la cintura, lo unía a su cuerpo y miraba con verdadero odio al muchacho que sonreía pretencioso frente a ellos, como si en realidad no se dejara intimidar. Lo que más asustó a JunSu fue el terrible calor que azotó a su rostro en cuanto su cuerpo estuvo tan cercano al de Park.
—Pues linda novia tienes. Que anda provocando a cuanto cliente se le pasa por enfrente.
—¡Oye, yo no…!
Y Junko había reaccionado de inmediato, sin embargo cuando YooChun levantó la mano pidiendo que guardara silencio, Junko decidió obedecer. La soltó con cuidado y agarró por el cuello de la camisa al muchacho.
—Me tienes harto, haber si eres tan hombrecito.
Junko y los demás dentro de la cafetería habían empezado a observar con horror como YooChun empezaba a jalar al muchacho fuera de la cafetería, sacándolo por la puerta de enfrente. YunHo había sido el primero en reaccionar y salir tras ellos.
—¡Agh!
El cuerpo del muchacho al estrellarse contra una de las paredes en la parte posterior del café había sido demasiado brusco. YooChun únicamente traqueó sus dedos y sonrió.
—¡No es mi culpa que Junko sea una regalada!
—¿En serio? Y por eso la andas buscando a cada momento. Te vas a tragar tus palabras imbécil.
Para cuando la gran mayoría de personas hubieran salido YooChun y el muchacho se encontraba en una intensa pelea, donde el muchacho ya tenía un fuerte golpe en el ojo y YooChun su labio inferior en sangrentado.
—¡YooChunie, basta!
Junko sabía, no debía intervenir demasiado, por que supuestamente era una chica, pero la desesperación que lo recorrió fue fuerte, tanto que no pudo nada más que apretar sus puños con fuerza.
Mina de mucho no ayudaba, permanecía arrimada en el resquicio de la puerta con una sonrisa burlona en el rostro, hasta que luego cuando pareció que iba a hacer algo, finalmente solo se puso a grabar la pelea desde su celular, seguramente para una futura extorción.
JaeJoong solo miraba la pelea sin entender que sucedía o por que sucedía, y el resto de clientes solo dedicaba a observar como el novio de Junko la defendía en contra de aquel que muy seguramente no volvería a pisar el café.
YunHo fue el primero en intervenir. Agarrando por los brazos a YooChun y separándolo del muchacho, agitado YooChun había decidió parar, complacido con verle la cara y cuerpo lleno de golpes. Siwon sin embargo también sostenía al otro muchacho quien obviamente más afectado que YooChun lo miraba con odio.
—Bien ¿Ya se calmaron? Dejen la estupidez que esto no es un club para que se anden armando esta clase de espectáculos.
La voz de YunHo había resonado con fuerza en el lugar, poco a poco los clientes se fueron alejando, regresando a sus mesas, Siwon fue el encargado de despedir a ese cliente del café. Y YunHo una vez estuvo a solas con YooChun únicamente lo soltó y miró con dureza.
—¿Acaso estas demente, YooChun?
—¡¿Viste acaso como ese imbécil jodía a JunSu?!
—¡JunSu no es ningún niñito para que le andes cuidando la espalda! Y no me salgas con que ha sido impulso por que hasta te has ido a cambiar. ¡Lo tenías planeado, querías golpearlo!
YunHo estaba molesto, muy molesto. Y YooChun únicamente se vio capaz de apretar los puños con fuerza y desviar la mirada. De acuerdo, no había hecho bien. Pero ese tipo había gastado su de por si casi escaza paciencia.
—¡YooChun, responde!
—¡Si! De acuerdo. ¡Si, si, y mil veces, si! Tenía ganas de romperle la cara a ese idiota desde hace días. ¿Contento?
YunHo exhaló con fuerza y masajeó su sien aparentemente algo cansado, fijándose recién en aquel momento que JaeJoong aún seguí ahí. Observándolo sorprendido. Y bueno de algún modo lo comprendía, era la primera vez desde que entró a trabajar que veía algo tan poco femenino, por más bizarro que esto sonara.
—JaeJoong por favor, necesito hablar con YooChun.
—¿Eh?— JaeJoong se mostró sorprendido y comprendió de inmediato, realizando una pequeña venia a modo de disculpa. –Si, lo siento. Es que… Disculpen.
Y lo más rápido que pudo, el muchacho entró de regreso al café.
—YooChun siéntate, necesitamos hablar.
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—¿Todo bien?
Rain miró con curiosidad el rostro feliz de Mina.
—Si, es que un idiota que tengo por amigo hizo algo muy estúpido, te juro que fue divertido. Amo cuando no piensan. Son como monos.— La risa fresca de Mina fue agradable, Rain dedujo que estaba tan feliz como para mediar sus palabras y mucho menos fijarse de con quien las compartía.
—Mmh… Interesante, en realidad no estoy seguro de si alegrarte por la estupidez de tus amigos sea algo bueno. Pero cada quien se divierte como quiere. ¿No?
Mina amplió su sonrisa. –Créeme su mejor virtud es que con ellos es imposible decir que la teoría de Darwin no es cierta, cuando no encienden el resto de sus neuronas, son como monos.
Mina rió un poco más. Rain en esta ocasión llegó a la conclusión de que esa era la extraña manera de Mina para decir que adoraba a sus amigos. —¿Acaso uno de los muchachos que se batió a golpes con otro era uno de tus amigos?
—Si, MonoChun. Ese es su nombre. ¡Ah! Genial, ese es su nuevo gran apodo.
Mina pareció entretenida en anotar el nombre en alguna parte de su libreta solo para no olvidarlo, ese carisma de desbordante buen humor encantó a Rain. Mina feliz era como un adolescente borracho. Soltaba cuanta verdad podía incluso sin que él preguntara.
—Bueno, bueno tú y tu felicidad deformada me agradan pero ando con un poco de apuro ¿Qué me recomiendas para hoy?
Mina arrugó el entrecejo, claro, él de buen humor y al idiota de Rain no se le ocurre nada mejor que deshacerse de él, mandándolo con la dichosa orden cuanto antes. Imbécil, había dañado su excelente estado de humor. Le recomendaría lo menos dulce de menú. Lo más amargo que hubiera.
Cuando Mina se alejó hacía el mesón principal, Rain sonrió. O el buen humor de Mina era sorprendente y de pronto había descubierto que no le gustaban las cosas dulces, o simplemente se había molestado por su comentario de que andaba apurado. En fin, no importaba, cuando menos hoy comería algo agradable a su paladar.
Después de todo, las cosas dulces no iban con él. Pero por Mina, podía soportarlas, el tiempo que fuera necesario.
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Por suerte, la pelea de YooChun había ocurrido casi a la hora de cerrar.
JaeJoong se dejó caer sobre una de las sillas despreocupadamente, ya con el local cerrado, se quitó la peluca con cuidado y agitó sus verdaderos cabellos rubios hasta la oreja con fuerza. Estaba cansado, agotado y todo.
Fue hasta los vestuarios con tranquilidad, ChangMin se había cambiado hace rato y únicamente faltaban él y JunSu, cuando entró, YooChun estaba sentado en el mueble con JunSu en frente curando las heridas en su rostro. JaeJoong pensó que en realidad ellos dos eran muy cercanos.
JunSu se veía tan preocupado, y YooChun intentaba calmarlo con una sonrisa.
Decidió cambiarse en el baño fuera de los vestidores, mientras se sacaba el maquillaje y cambiaba su ropa por unos cómodos jean y camisa, JaeJoong solamente podía pensar en que JunSu estaba tan preocupado por YooChun que ni siquiera había pensado en cambiarse todavía.
JunSu seguía disfrazado como Junko, por un momento pensó que de ser Junko real, entonces YooChun y la pelirroja harían una excelente pareja, hoy mientras lo había visto curar a YooChun había llegado a esa conclusión. Explotó una sonrisa en su rostro, estaba pensando demasiadas incoherencias últimamente.
Se miró una última vez en el espejo y suspiró. Por fin volvía a ser JaeJoong y eso era tan cómodo, que nada ni nadie podría igualar esa paz. Caminó con la ropa de Jejuko en sus manos, dispuesto a dejarlo en la ropa sucia, abriendo la puerta sus ojos se abrieron con sorpresa.
YooChun estaba demasiado cerca al rostro de Junko, es decir, JunSu.
—YooChunie… ¿Qué haces?
—¿No es obvio? Si tanto insistes en saber por que lo golpeé es mejor demostrártelo con hechos que con palabras.
La mano de YooChun había viajado al cuello de Junko. ¡JunSu! Demonios, ese ahí, era JunSu, vestido de Junko. Junko ni siquiera existí. Los ojos del muchacho se habían abierto con sorpresa, YooChun se acercaba, pero JunSu se alejaba, lastimosamente sentado en aquella silla, no se podía alejar lo suficiente.
—YooChun… No lo hagas.
—¿Siquiera sabes lo que voy hacer?
—Lo supongo, por eso no lo hagas. Tú y yo somos amigos y yo…
JaeJoong tapó su boca, jamás en su vida había visto a dos chicos besarse. No en vivo y en directo, bueno, YooChun besaba a Junko. ¡JunSu! ¡Que ese era JunSu! ¿Por qué lo olvidaba? Oh, si claro. JunSu seguía bajo la máscara de Junko. Tal vez por eso YooChun lo besaba en estos instantes.
Si pudiera reírse, lo haría irónicamente.
Eso era lo más estúpido que había pensado, por que YooChun sabía a la perfección que ese que besaba en estos momentos y pegaba a su cuerpo no era otro sino Kim JunSu, primo de su mejor amigo. JaeJoong decidió dar media vuelta y dejar la ropa al otro día en el tacho.
Caminó con la mirada perdida por largo rato, en realidad no entendía lo que sucedía. ¿Por qué YooChun besaba a JunSu? ¿Por qué JunSu parecía impávido? Bueno, era obvio el beso lo había tomado por sorpresa, pero aún así si fuera él, JaeJoong de inmediato lo hubiera golpeado.
Bueno, en realidad, no estaba muy seguro de cómo reaccionar si un chico lo besara. En realidad, suponía ellos eran grandes amigos. Así que golpearlo dañaría su amistad muy severamente, sería la manera más cruel de rechazarlo.
Los pasos de JaeJoong se detuvieron.
“Un momento… ¿Acaso a YooChun le gusta Junko… JunSu…? Lo que sea, el caso es que le gusta hombre. Oh, Dios… ¡Sabía que este trabajo nos iba a terminar afectando!”
Sacudió su cabeza con fuerza, ¿Cómo rechazar a un chico? Él sabía como rechazar a una chica, pero no a un chico, si por algún motivo un chico lo besara de repente. JaeJoong lo golpearía, por ejemplo si YunHo lo besara lo golpearía hasta con gusto.
Una sonrisa divertida se posó en sus facciones, si, ojalá y lo besara. Para poder golpearlo como se lo merece desde que lo conoció.
“Pero… ¡¿Qué?!”
Volvió a sacudir su cabeza e incluso jaló un poco de sus cabellos. ¿Qué imbecilidades estaba pensando? Además. ¿Por qué de todas las personas en el mundo precisamente tenía que visualizar a su jefe?
—¿Jae?
—¡¡Waa, tú no imbécil!! ¡Ni siquiera te atrevas! ¡¿Me oyes?!
YunHo retrocedió un paso, principalmente angustiado por esa actitud tan poco cuerda que había mostrado JaeJoong. El muchacho no se había dado cuenta pero había llegado caminando hasta el mesón principal donde Siwon, HeeChul, ChangMin y YunHo se encontraban conversando.
—¡Me voy, y no me sigas!
Y Jaejoong salió del café amenazando a YunHo con su puño y casi corriendo del lugar, HeeChul dejó escapar una risa divertida susurrando un: ‘Creo que ya se volvió loco’ mientras Siwon le daba un pequeño codazo compartiendo la misma sonrisa.
—¿Por qué habría de seguirlo?
YunHo miró a ChangMin y el muchacho únicamente levantó un poco los hombros en señal de que él tampoco sabía a que se había referido JaeJoong con sus gritos histéricos. YunHo suspiró, prefería no averiguar que ocurría por esa rubia cabeza.
+—+—+—+—+—+
Ok, podía soportarlo.
Bueno, así como soportarlo no tanto, pero si mantenerse callado mientras esos dos resolvían sus problemas y decidían si eran gay o no. Que bueno que él no tiene esa clases de dilemas existenciales. Se bajó del bus con tranquilidad y respiró profundo.
Estaban en pleno siglo veintiuno, hoy en día hasta Ricky Martín era gay, bueno ese era un secreto a voces donde la mitad del mundo susurro un ligero ‘Ya me lo suponía’ cuando fue finalmente declarado por el artista. Pero bueno, el punto es que el hombre seguía siendo uno de los más admirados y toda la cosa.
Lo de YooChun y JunSu entonces no debía ser un caso aislado. Si se enamoraban y todo, pues JaeJoong lo aceptaría, a estas alturas eran algo así como buenos amigos. Así que a una persona no se la puede juzgar por fuera, sino por su forma de ser. Y JaeJoong había descubierto en este corto tiempo que eran maravillosas personas.
Si, la cordura por fin volvía a Kim JaeJoong.
—¡Malditas maletas!
Sus ojos enfocaron de inmediato a una muchacha de cabello largo negro, tenía puesta una bufanda y usaba un pequeño vestido que se ceñía a su figura. Antes de acercarse, JaeJoong verificó su apariencia, y alegre de verse como él mismo ayudó a la muchacha.
—¿Estas bien?
—Oh, muchas gracias.— Esos ojos lo dejaron plasmado por un segundo. Un bello verde iluminaba a la muchacha y JaeJoong pudo únicamente sonreír. –Es que soy una tonta, no debí traer tantas maletas. Mucho gusto soy Utada Ranko.
—Kim JaeJoong.— Estiró una de sus manos sosteniendo la maleta en su mano derecha y la muchacha entrelazó sus manos con una sonrisa.
—¿Kim? ¿Eres coreano?
—Si, vine a estudiar a Japón, pero por ahora estoy trabajando.
Ranko continuó sacando una maleta mediana y un bolso que colgó de uno de sus hombros hasta que finalmente cerró la cajuela del auto y arregló un poco su cabello. —¿En serio? Pues yo vengo a quedarme solo por un tiempo. Estudio en Inglaterra.
La muchacha comenzó a caminar hacía el interior del edificio donde él vivía y JaeJoong amplió su sonrisa creyendo que la suerte de verdad le estaba empezando a sonreír. Esa chica era de verdad hermosa y esa sonrisa estúpida en sus labios podía dar fe de ello.
—¿Te vas a quedar aquí?
—Oh, pues sí.— Ranko rió un poco divertida, aunque sinceramente, JaeJoong no entendió el motivo de la risa, por lo que solo sonrió.
—Pues déjame decirte que has hecho la peor decisión. La casera es una vieja gritona de lo peor.
—¿En serio?— Ranko se agachó, aparentemente buscando unas llaves dentro de la maleta.
—Si, es la versión femenina de Lucifer, me ha hecho la vida imposible desde que llegué.
—¡Kim JaeJoong!
—¿Ves a lo que me refiero?
Ranko rió bajito pero no dejó de buscar la llave mientras JaeJoong veía a la casera acercarse, sumamente molesta. —¡Tú, mocoso! Si ya hallaste trabajo ¿Por que no me has cancelado?
—Por que todavía no me han pagado, no tengo ni tres semanas trabajando. Y nadie en su sano juicio le daría un adelanto a un empleado que ni siquiera recibe su primera paga.— JaeJoong empezaba a sonar hastiado.
—¡Eso me tiene sin cuidado! Quiero aunque sea la mitad de lo que me debes, o te me vas en este preciso instante.
—¡Oiga eso es injusto! Ya le dije que tengo trabajo y puedo…
—¡No me interesa paga ahora, o te vas ahora!
—¿Mamá?
De repente las facciones de la mujer cambiaron, por unas verdaderamente dulces, que logró una mueca en JaeJoong. Nunca la había visto siquiera sonreír, un momento. ¿Ranko acababa de decir Mamá?
—¡Hija! Que alegría que ya hayas llegado.
Giró hacia la muchacha de bellos ojos quien era abrazada por la casera de su edificio y lamento haber abierto la boca de más. Suspiró, su maldita suerte no cambiaba pero para nada. Ranko pareció hablar en susurros un largo rato, y la mujer parecía negarse. JaeJoong no entendía.
—Uff… Esta bien. Pero que conste que solo lo hago por ti, hija. No deberías ser tan buena persona.— La mujer lo miró de pies a cabeza y plasmó una mueca de desagrado en su rostro. –En especial con personas que no lo merecen.
Y la casera se había alejado, JaeJoong aprovechó que le daba la espalda para realizar una mueca él también, Ranko rió bajito. Y él recordó que ella seguía ahí. –Lo siento, no debí hablar así de tu mamá.
—Esta bien, es mi madre después de todo. La conozco demasiado.— JaeJoong rió ante aquello, Ranko le caía bien. Aunque bueno descubrir que era la hija de la casera había bajado un poco su belleza extrema, por lo menos a sus ojos.
—Despreocúpate un poco, he hablado con ella para que te espere un poco más.
—¿En serio?— Ranko asintió y Jaejoong la abrazó con fuerza, sorprendiendo a la muchacha en el proceso. —¡Gracias! Muchas gracias, en serio, no hubiera tenido donde ir.
—Si, bueno. No fue nada.
—Gracias de todas formas.
La muchacha sonrió, y JaeJoong también. Era definitivo. La suerte empezaba a cambiar para él, y para mejoría de todo, con una linda chica de la mano.
Junko chan, junko chan ♥ chuuuuu~♥
ResponderEliminarnooooooooo no quiero a ranko quiero a yunhoooo con jaeeeeee >w<
ResponderEliminarbueeeeno igual me encanta tu fic jaja ^w^ quiero ver que pasa con el yoosu como reaccionara junsu :O
Odio a la tal Ranko...Lo siento no me gusta que las chicas se acerquen a JaeJoong él es de Yuunnie y me encanta ya se están enamorando...que lindoo jijijijijiji y la escena entre YooChun y SuSu me fascinó quiero otro capitulo
ResponderEliminargenial genial
ResponderEliminarespero ansiosa la continuacion, perodon por postear hasta ahora, pero waaa no me podia detener xD el seguir leyendo era necesario n.ñ
me encanto el prologo la forma en la que comenzo la historia y luego lo del planton de yunho omg te juro casi, escuche el quebrar de su corazon.
Me encanta la forma en la que se desarrolla la trama, la forma inconsiente en la que mina se va enamorando de rain y el yoosu se ve tan tierno *w*
hahaha me da risa jaejoong haha el cafe es su infortunio, deveras me encanta la historia
gracias por el esfuerzo y espero las actualizaciones xD
jeje bakachun... casi me muero de risas!!! siguelo por favor se ve genial!!!!
ResponderEliminarOMG!!!! Como me he reidoo XDDD
ResponderEliminarEste capi y el anterior estuvieron BUENISIMOS!! XDDDD
No no no, cada vez es mejor XDDD
Lo del kiss entre el YooSu me dejo o.O OMG!
Y la personalidad y pensamientos de Jae son tan comicos xDDD
me encanta XDD
Gracias por el fic!
Esperare ansiosa por la conti *--*
PD: Ya queiro saber si Rain le compra la bufanda a Min :DDD hahahahah
noooo!!! odio a la tal Ranko!! Jae debes hacerte gay y enamorarte de Yunho!!!
ResponderEliminarEl yoosu es un amor!! >w<
Debo confesar que al leer el titulo del fic no me llamaba la atencion pero ahora que he leido los capis que llevan......... me arrepiento de no haberlo leido antes.
ResponderEliminarEsta genial y super comico!!!!!!!
me encanto la parte donde jae le grita a yunho que no se atreva a besarlo y yunho ni enterado el porque le grita XDDD
Espero pronto los demas capis.
Ahhh y yo tambien coincido con las demas chicas... no quiero a ranko cerca de jae, él es de yunho y yunho de Jae ¡¡¡DE NADIE MAS!!!
estoy de acuerdo con los anteriores yo quiero al yunjae junto no el extra y jae u_u lo amo gracias por el fan continualo pronto
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