La suite estaba a oscuras. No había ni luz ni ruido. Solos él y yo.
Me ayudó a llegar hasta el dormitorio sin apartar su brazo de mi cintura. En cuanto vi la cama, me desplomé en ella y cerré los ojos.
La cabeza me iba a estallar. Mis ojos hinchados ya se habían secado, y mi cuerpo estaba entumecido y débil. Necesitaba una ducha.
Y, por qué no, un lavado de cerebro que me hiciera olvidar las últimas semanas.
- Hyung… - ahí estaba otra vez. Su voz, aguda, dulce y angelical –. Te voy a preparar la bañera. Te sentará bien y podrás relajarte.
No dije nada. Ni siquiera abrí los ojos.
Junsu salió del dormitorio y el silencio y la soledad me envolvieron de nuevo.
La mirada preocupada de Junsu en el coche mientras volvíamos al hotel aún rondaba en mi cabeza, rodeada de otros tantos recuerdos que por mucho que hiciera eran imposibles de borrar.
Ya está bien, me rindo. Dejo esta lucha inútil. De todas formas, él siempre acaba volviendo a mí. Se ha instalado en mi corazón y ahora ya no hay forma de sacarlo de ahí.
Ya no hay vuelta atrás.
Ya me he rendido.
La puerta se volvió a abrir, y su brazo volvió a rodear mi cintura para ayudarme a levantar de la cama y conducirme hasta el baño.
Me encerré allí y me paré enfrente del espejo para contemplar aquel extraño que me miraba desde el otro lado.
¿De quién son esos ojos? ¿Y ese pelo? ¿Y esa ropa sucia?
¿Es ese Park Yoochun, el ídolo de Asia?
¿Cómo he acabado así?
Aparté la vista de aquella horrible imagen, me desnudé y me metí en la bañera. El agua estaba caliente y olía bien. Miré sin ver el techo e intenté con todas mis fuerzas relajarme y dejar la mente en blanco, pero el hecho saber que él estaba detrás de esa puerta, solo, y esperando a que saliera, frustró todos mis intentos.
Me estaba volviendo loco.
Salí del baño un cuarto de hora después. No lo aguantaba más. Mis músculos seguían agarrotados y el dolor de cabeza no remitía. Me envolví en el albornoz blanco del hotel y abrí la puerta.
Allí sólo me recibió la oscuridad. Y el silencio.
¿Dónde estaba?
No quise parecer un obseso y ponerme a buscar por todo el hotel, así que me dirigí a trompicones al dormitorio. Me puse la primera camisa que encontré y los calzoncillos y me tiré en la cama.
El techo daba vueltas.
PUM… PUM… Ah, mi cabeza.
¿Dónde está Junsu?
TU-TUM… TU-TUM… Ah mi corazón.
¿Se ha ido? ¿A dónde? ¿Por qué me ha dejado solo?
Junsu ah, ¿dónde estás?
Te necesito.
La puerta se abrió. Cerré los ojos y recé para que el latido de mi corazón no se escuchara demasiado fuerte.
Se acercó y se detuvo para comprobar que estaba dormido. Y suspiró.
Y retrocedió. Y volvió hacia la puerta.
Y no pude más.
No te vayas. Junsu ah.
Te necesito.
Habla, Yoochun ah. Dilo.
No te vayas.
Dilo.
Junsu…
- No te vayas.
Mi voz susurrante resonó en las paredes del dormitorio. Me atreví a abrir los ojos y allí estaba él, brillante a pesar de la oscuridad que nos envolvía. No dijo nada.
Sus ojos se limitaban a mirarme con una mezcla de miedo y algo que no pude identificar.
- No te vayas…
Avanzó un paso. Y otro. Y otro más. Y se sentó en la cama y me siguió mirando y no dijo nada. Y me incorporé, y se acercó a mi rostro y yo al suyo.
Y nos besamos.
No como la primera vez, no. Sus labios esta vez se encajaron con los míos, y juntos se movieron en perfecta sintonía.
Tenían un sabor muy dulce. Y me encantaban.
Nos separamos lentamente y nos volvimos a mirar en un silencio que decía muchas cosas. Alcé mi mano y le acaricié suavemente la mejilla. A mi contacto, Junsu cerró los ojos y sonrió plácidamente con una expresión parecida a la de un ángel.
Era un ángel hermoso.
Cuando me miró después, sus ojos ya no eran los del ángel Xiah Junsu; eran los del carismático y sexy Xiah Junsu. Eran los ojos que me volvían loco.
Me volvió a besar, pero esta vez el beso fue más pasional, más intenso. Más excitante. Nuestras lenguas bailaban un vals interminable, disputando una batalla que ninguno de los dos tenía intención de perder.
El sabor de aquella boca era adictivo.
Mis manos se sumergieron por debajo de su camiseta, recorriendo ampliamente su fuerte torso y su espalda. Junsu ahogó un suspiro contra mis labios cuando le quité la molesta prenda y empecé a recorrer su cuello y hombros con mis labios, dejando pequeñas mordidas a mi paso.
No me había dado cuenta de cuánto le deseaba.
Junsu me empujó suavemente hacia atrás para que me tumbara y al instante volvió a unir nuestros labios con ansia, como si fuera a morir si pasaba un segundo más sin besarme.
Sonreí contra sus labios cuando me di cuenta que yo también sentía lo mismo.
La mitad de los botones de mi camisa volaron por la habitación cuando Junsu me despojó de ella, dejando mi pecho al descubierto. Sus labios exploraron cada centímetro de piel de mi pecho. Se detuvo en mis pezones y empezó a jugar con ellos con una lentitud que debería ser ilegal. Fue bajando poco a poco hasta mi ombligo, dejando pequeñas marcas de mordidas y lametones a las que yo respondía con suspiros cada vez más agitados.
- Su…
Mientras tanto, mis manos bajaron por su espalda y viajaron por el interior de sus pantalones hasta posarse en el firme trasero de Junsu, apretándolo y masajeando sus nalgas. Nuestros labios volvieron a unirse y la lucha se volvió a librar dentro de nuestras bocas. Junsu apretó sus caderas contra las mías, haciéndome sentir su creciente erección en mi entrepierna. Un gemido escapó de mis labios y no pude aguantarlo más.
Di la vuelta, quedándome sentado a horcajadas encima de él, moviendo de vez en cuando las caderas y contemplando el gesto de placer de Junsu cada vez que lo hacía. Mi boca fue directa a su ombligo, haciendo un camino hasta el borde de sus pantalones. Bajé la cremallera con los dientes lentamente para hacerle sufrir y le quité la prenda, dejándole con sólo los bóxers.
Su erección era más que notoria, y mis labios y lengua recorrieron toda su extensión por encima de la ropa, haciéndole soltar gemidos que me instaban a seguir y a que lo hiciera más rápido. Como respuesta, le despojé de aquellos bóxers de color negro y contemplé con ojos brillantes aquella parte que tanto deseaba de él.
Alcé la vista y la imagen del rostro de Junsu con los ojos cerrados y la boca entreabierta me dijo todo lo que necesitaba saber. Me relamí los labios y succioné ligeramente la punta de su miembro. Aquel nuevo sabor amargo en mi boca despertó sensaciones increíbles dentro de mí.
- Sigue, Yoochunnie…por favor…
Aquellas cuatro palabras fueron suficientes para continuar mi excitante exploración. Mis labios recorrieron la extensión de su miembro con más seguridad, succionando, besando y acariciando los puntos más sensibles, solo para el simple hecho de poder oír mi nombre saliendo en forma de gemido de aquellos labios a los que me había vuelto adicto tan de repente.
Las primeras gotas de pre-semen se empezaron a sentir en mi boca, pero no quería acabar ahí. Volví a sus labios y Junsu me recibió entre ellos con un jadeo entrecortado. Se separó de mi boca unos milímetros y me miró, intentando controlar la respiración.
- Sabes,… es injusto que…tú seas el único que aún tenga ropa…
No dije nada. Jadeé y mordí ligeramente su labio inferior cuando Junsu se deshizo de mi última prenda y empezó a masajear mi miembro con movimientos lentos.
- Estás duro… Chunnie ah…
- Mmm…sí…
Cerré los ojos de puro placer y contuve gemidos depositando pequeños mordiscos en su cuello y hombros mientras la mano de Junsu incrementaba la velocidad de las caricias, haciéndome sentir casi al límite.
Necesitaba sentirlo. Quería estar dentro de él.
Tenía que ser mío.
- Su…
- Hazlo, Yoochunnie…
Me llevé tres dedos a la boca y luego dejé que Junsu los mojara y lamiera a su gusto, soltando un gemido de placer en cuanto sus labios rozaron mis dedos. Luego introduje lentamente uno de ellos en su entrada, con suavidad, intentando hacerle sufrir lo menos posible. Mis ojos miraban atentamente su expresión claramente incómoda y le besé con ternura mientras iba introduciendo los otros dos dedos en él, dilatando su entrada, haciendo suaves masajes en círculos.
- Ah… - Junsu cerró los ojos con fuerza y una lágrima delatora resbaló por su mejilla. Sequé aquella dichosa gota con los labios y callé sus gritos entrecortados con un beso lento y tierno.
Poco a poco retiré mis dedos y le acomodé entre mis piernas, sujetando su cintura con mis manos. Le miré, y sus ojos brillantes y decididos me dieron permiso para entrar. Le fui penetrando lentamente, con suavidad, y mi gemido de placer al sentirme entre aquellas paredes estrechas se fusionó con su grito del puro dolor que le causaba todo aquello. Me detuve dentro de él, esperando que se relajara y acaricié sus mejillas sonrosadas y cubiertas por una fina capa de sudor, al igual que todos nuestros cuerpos.
Con un beso, reanudé el movimiento de mis caderas, deslizándome lentamente dentro y fuera de él, transformando poco a poco sus gritos de dolor en gemidos de placer.
- Chunnie…ah, más…
Obedecí sus palabras e incrementé el ritmo de mis movimientos, sintiendo cómo se relajaba cada vez más. Nuestros gemidos resonaban en toda la habitación, y solo eran acallados por besos cortos y pequeños mordiscos en el cuello.
Las uñas de Junsu clavadas en mi espalda, su respiración agitada cerca de mi oído, nuestras caderas moviéndose al mismo ritmo, mi voz susurrando su nombre, y un beso, y otro beso, y otro más.
Nuestros cuerpos perlados por el sudor estaban unidos por completo, fundidos y convertidos en una sola persona; nuestros labios perfectamente acoplados el uno con el otro, en un beso eterno, en una lucha librándose dentro de nuestras bocas y que ninguno de los dos tenía intención de perder; nuestras manos, recorriendo cada centímetro de la piel del otro, acariciando, abrazando, arañando, sintiendo; nuestros pensamientos confusos, los recuerdos olvidados, mientras hablábamos con los sentimientos, volviéndonos locos.
Llegamos al orgasmo casi al mismo tiempo. Junsu se separó de mis labios y todo él tembló cuando su esencia se esparció entre nuestros cuerpos. Pocos segundos después, sentí que no pude más y me derramé dentro de él con el mejor gemido que cualquier mujer me podía haber hecho gritar. Repitiendo una y otra vez su nombre y cuánto le quería.
- Te quiero…te quiero…Junsu ah…
Y él sonrió, volviendo a ser el ángel de siempre. Me abrazó fuerte, mientras nuestras caderas ralentizaban los movimientos hasta quedarnos quietos al fin. Me volvió a mirar y apartó el pelo de mi sudorosa frente.
- Ahora ya soy tuyo, Yoochunnie…
El beso que nos dimos esta vez fue más tranquilo, más lento. Con amor.
Sí. Amor. Porque eso era lo que sentía por él.
Amor.
Lo que no había sentido por nadie más. Un amor intenso, tan fuerte que me dolía el corazón.
Y, sí, ahora ya era mío.
Salí de dentro de él y me recosté a su lado. Junsu apoyó su cabeza en mi pecho y le rodeé protectoramente con los brazos, con el temor de que aquello fuera un sueño y se fuera a esfumar de un momento a otro. Cerró los ojos y besó mi clavícula.
- Gracias.
Agarré una de las sábanas y nos cubrí con cuidado.
- ¿Por qué?
Su rostro estaba tranquilo, como el de un niño. Nunca me iba a cansar de mirarlo.
- Por hacerme feliz. Gracias.
Sonreí. Sólo él podía decir esas cosas. Le acaricié el pelo distraídamente y besé su coronilla.
- Gracias a ti por existir. No sabes cuánto lo necesito.
La noche venció por fin nuestros cuerpos y nos quedamos dormidos en aquella posición, abrazados, sin importarnos lo que vendría mañana; sin importarnos si Jaejoong venía y nos veía; sin importarnos nada más aparte de nosotros.
¿Qué importaba el mundo si podía tenerlo por fin entre mis brazos?
¿Qué importaba?
Mi mundo ya era él.
Todo lo que he planeado en mi vida ha salido bien. Siempre, hasta ahora.
Porque tú has aparecido, brillante y cegador.
Tú has destrozado mis planes, los has desecho en pedazos y los has tirado al mar.
Tú has aparecido.
Tú, en mi vida planeada.
Tú, en mi burbuja de ilusión.
Tú, en mi presente aparentemente perfecto.
Sí. Tú eres la excepción.
El que ha entrado en mi vida sin avisar.
El que me hace vivir sin saber qué pasará después.
El que me ha enseñado a amar sin miedo.
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Te puedo jurar que esto ha sido tan perfecto & hermoso~
ResponderEliminarDemasiado lindo & desbordante de pasión.
He amado este fanfic & ¿Es final? Ojala & no pero bien podría esperar otros mesitos para seguir leyendo~
Gracias por escribir <3!
Kyaaaaa! Pedazo de fic el que acabo de leer!!!
ResponderEliminarLo amé lo amé lo amé!
De principio a fin fue estupendo!
La narrativa, la particular perspectiva en la cual se expresaba Yoochun (me encanto <3) la actitud de Junsu y Jaejoong <3... los pensamientos del incosciente de Yoochun!
WOOOOOW todo fue buenisimo!!
Este fic vale orooo! *O* Gracias por compartirlooo!
Escribes genial!
Kyaaa! Después de este YooSu ahora amo más esa couple XDDD... son una pareja sin igual *O*
Ahcgvgtrfdtgh enserio, me gustó XDDDD
No se si este es el capi final o.ó... pero de ser así ya sabes lo que pienso de él XD y si no pos, me muero por saber que pasa *O*
woowww simplemente fue perfecto amo cuando no es universo alterno por que te centras mas en la histora, te hace sentir que de verdad paso est5o.... te lo juro uno de los mejores en ste momento estoy tan felix... por fsavor chunnie no la rieges termina cobn esa zorra como la llama nuestro jj ... *ADRILOVEYOU*
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