A la mañana siguiente me fui a trabajar como todos los días, pero una sorpresa inesperada apareció en mi portal nada más abrirlo. Changmin se encontraba allí y estaba seguro que era lo que quería.
Cerciorarse de que iba a trabajar, y para eso había venido en su moderno BMW para acercarme a mi trabajo.
Al cruzar las miradas entre los dos pude sentir como una ola de desconfianza se ceñía sobre mí por su parte.
Aún por mucho que me sonriese, sentía que él no confiaba en mí como antes, o ni siquiera un 100% y menos desde lo de la noche anterior.
Notaba el ambiente muy diferente a como era y no sabía porqué, pero me daba desconfianza, como si una parte de mi viera en él algo que no era legal o que a raíz de lo sucedido la noche anterior veía en él otra faceta que por desgracia no me estaba gustando nada de nada.
Los celos.
Si podían llamarse así, o si ese era el nombre verdadero de la sensación que me daba de estar con él ahora.
Solo sabía, que todo el trayecto que fuera con él destino a mi trabajo, estuviera ido, ensimismado, como pensando en cosas y no me hacía gracia que de repente cambiase tanto tan bruscamente.
No me fiaba un pelo...
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Como cualquier día de trabajo normal, aparte de lo no realizado el día anterior; tuviera un día bastante ajetreado en la mañana.
No sólo tenía trabajo que realizar de cuentas que dejara ayer, tenía que preparar presupuestos y hablar con los jefes para confirmar unas cuentas que estaban un tanto desorganizadas y prepararme para lo inminente, estábamos cada vez más cerca de la época de producción fuerte y eso me alteraba los nervios, hoy precisamente el doble.
La mañana pasara volando aún con todo. No veía el momento de poder descansar para comer y llamar al Señor Kim.
Ese momento era sagrado y nadie, nadie podría sacármelo.
Fuera a la cantina de la empresa para ordenar comida y tan pronto como la ordené me fui al lado más alejado de toda la sala para poder intentar hablar con tranquilidad y sin ruidos.
Marqué su número y nerviosamente acerqué el móvil a mi oreja.
Miraba a mí alrededor, pero...
¿Que extraña sensación era aquella?... ¿Porqué me sentía tan vigilado?...
Veía como algunas personas me miraban fijamente y luego cuando cruzábamos miradas se giraban.
Me extrañó, era demasiado raro...
¿O podría ser que yo al saber que estaba haciendo algo "oculto" a Changmin sentía tal culpabilidad que ya alucinaba?
Saqué de mi cabeza eses pensamientos y esperé con paciencia a que alguien se dignara a descolgar.
Pero seguían ignorándome.
Me estaba impacientando y mi pierna mostró signos de ello.
Miré mi reloj y decidí que era mejor comer. Quizás estaba comiendo también y la comida era algo sagrado para él.
Empecé a comer y fue al rato de casi terminar mi Udon que recibí una llamada del Señor Kim.
Al darme cuenta que era su número descolgué y tragué rápido haciendo que empezase a toser por casi un atragantamiento.
- ¿Diga?....
"OH... Omo ¿quien me llama?"
¿Como, acaso ya no tenia mi número guardado?
Me paré pensando la gilipollez que se me pasó por la cabeza y pegándome volví a hablarle.
- ¿Señor Kim?... soy yo Jaejoong...
Se hizo el silencio en el auricular de mi teléfono y apartándolo de mi oreja miré si todavía seguía conectada la llamada o ya me había colgado.
Seguía activa.
"OH... tú... tengo que colgar"
Al escuchar eso me apresuré a decirle el porqué de mi llamada sin ningún miramiento.
- Por favor señor, no me cuelgue, usted es el único que puede decirme donde está Junsu... por favor... necesito su ayuda...
Escuché un sonido de lamentación por su parte a través del teléfono y me alteré.
- Por favor señor... ayúdeme...
Volvía a hacer ese mismo sonido de nuevo y era ya el definitivo.
"Lo siento... tengo que colgar..."
Y colgó.
En ese mismo momento, sentí como mi cordura se desvaneció de mi mente y como el control del volumen de mi voz se escacharrara en cuestión de segundos.
Comencé a gritar como loco pidiéndole que por favor no me colgase y aún así lo hizo.
Era desesperante y frustrante. ¿Cómo daría con la solución de encontrar a Junsu?, ¿Como podría volver a hablar con él?
Ahora si que todo el mundo me miraba pero no como pensaba que me miraban hace segundos, si no con cara de "¿que gritas?, ¿estás loco?"
Durante el resto del día había llamado incansables veces al Señor Kim, incluso llegó al punto de apagar su móvil para no ser molestado más.
Estaba tan obsesionado con que contestara que me llevé la decepción demasiado pronto.
Me agarraba la frente con mi mano dándome cuenta de lo acelerado que me había puesto.
Era incapaz de concentrarme en nada ya que en mi mente solo una palabra lo llenaba, Junsu.
Después de todo el día, casi perdiendo el tiempo en como dar con la solución de volver a verle me pasé acelerando las cosas pendientes a última hora.
Por suerte el subidón de tener que hacerlo todo rápido me ayudara a dejar de pensar en él y centrarme. Y con suerte terminar todo lo que tenía planeado hacer ese día.
Me dirigí a casa después, estaba exhausto. Gracias a ese subidón, al relajarme, me dio un bajón tal que lo único que el cuerpo me pedía era comer y no cualquier cosa, quería comer comida de mi tía.
Di media vuelta en mi camino a casa y me dirigí, cogiendo el bus y luego el metro hasta la casa de comidas de mis tíos.
Fue tal la sorpresa que al verme mi tía se lanzó encima de mí al verme con ese peinado rubio platino que tenía. Era cierto que ellos todavía no me habían visto así.
Tanto mi tío como los clientes habituales se asombraron al verme según ellos con un aura de "querubín" que emanaba por culpa o gracias a la equivocación de aquella peluquera novata.
Por suerte les gustó y aun con el destrozo que tenía por pelo me sentí contento por ello.
Mi tía no tardó en darme todo lo que se me apeteció y yo comía como si la comida fuese la que me daba vida necesaria para seguir adelante.
Realmente estaba hambriento.
Mientras comía le contaba a mi tía, que se había sentado delante de mí admirándome, el incidente sucedido con el pelo y todo lo sucedido desde que nos habíamos visto por última vez.
Eso también incluía mi relación con Changmin.
No tardó en pedirme que le enseñase una foto de él, de la cual se quedó maravillada a ver semejante ejemplar que me había caído del cielo.
- Tendrás que traerlo y presentárnoslo un día, ah... se ve tan apuesto y refinado... nada que ver con el chico del que andabas obsesionado que viniera aquí para contratarte... este le da mil vueltas
Mi tía asentía y yo miraba fijamente esa foto que le robara a Changmin en una pose casi de modelo.
Lo cierto es que lo tenía todo. Cuerpazo, pelazo, una cara preciosa, era joven e incluso era bondadoso y amable... pero cuando se trataba de las relaciones sexuales... era un verdadero desastre...
Eché mis manos a la cabeza pensando en mi desdicha. Si Changmin me hubiese llenado una décima parte de lo que había hecho Junsu no dudaría en mejorar nuestra relación, ya que vería salida o al menos una mínima esperanza.
Pero era imposible, desde que viera a Junsu ayer, tenía aún más claro que a quien quería era a Junsu, por tan cabrón y desgraciado que fuese o que había sido conmigo en todo caso.
Era inevitable, ese lunático albino me había prendado locamente hasta del tuétano de sus huesos. Me sentía tan perro que si pidiera me alimentaría de él....
Revolvía mis pelos ya por pensar cosas obscenas. Estaba demasiado necesitado en ese sentido...
Mi tía seguía diciéndome lo perfecto que era "mi chico" y yo sonreía intentando parecer contento de recibir tales halagos por tener tan buen gusto.
Más bien, tenía un mal gusto impresionante...
Después de rato con mis tíos se hizo de noche y volví a mi casa pillando el metro y luego otro bus que sí me dejó prácticamente a dos calles de mi piso.
Fui a mi puerta y entrando me dirigí a mi piso heredado. Entré y vi todo en calma.
Suspiré, aquellas paredes... maldita sea.
Mi mente volvió a retroceder al pasado cuando las pintaba con tanto ahínco para aquel personaje con el que compartía una relación.
Aquel personajillo que ahora volviera a aparecerse frente a mí en menos de 48 horas me había vuelto a perturbar y decidido volví a mirar mi móvil para marcar el número del señor Kim, pero deseché esa idea al instante.
Ya me había dicho que no. ¿Que pretendía llamándole de nuevo?
Dejé mi chaqueta en el perchero y la cartera del trabajo en el sofá. Guardé mis zapatos y poniéndome unas zapatillas, fui derecho a mi nevera pillándome una cerveza fría.
La abrí y miré por la ventana de mi cocina. Bajé mi cabeza y fui cabizbajo hacia mi cuarto después de tragar el primer sorbo.
- No seas idiota... deja de pensar en ello...- me recriminaba.
Tiré el móvil en la cama y seguí bebiendo de la cerveza mientras iba con ella a mi armario y buscaba una toalla para darme una ducha.
Pero el móvil sonó y sintiendo un vuelco en mi corazón mientras tragaba otro sorbo, dejé la toalla en la cama y me senté cogiendo el móvil apresuradamente mientras me sentaba sobre una pierna atendiendo a quien fuese con urgencia.
- ¡¿SI?!....
La llamada quedó en silencio y una carcajada se escuchó por el auricular.
- Sé que no nos hemos visto desde la mañana... ¿pero desde cuando tan efusivo eh?... ¿Quieres que hoy te haga una visita de noche?
La voz de Changmin me había sacado todas las esperanzas que pudiera tener que esa persona era el Señor Kim.
- Oh Changmin...- dije con una pizca de amargura en mi voz.
Changmin se río e hizo sonido de un puchero.
- ¿Acaso no quieres que te haga una visita nocturna inesperada?
Vamos a ver, ¿Como era eso de que Changmin pasara de ser tan serio siempre a de repente hacer pucheritos? Que alguien me pegue que no me lo creo.
Aluciné, como bien dice la palabra. ¿Changmin se estaba poniendo dulzón para que le hiciese mimitos, o era cosa mía?
- ¿Ehh?- fue mi primera reacción, como lógica y normal...- no, no digo eso... es sólo que... no me esperaba que me llamases a esta hora...
Escuché su risa de nuevo y un sonido tipo "Awww"
Repito, ¿de verdad era Changmin?
Me preguntó si había cenado a lo que yo respondiera que sí. Aún con todo me hablaba melosamente y decía que quería verme y estar conmigo aun siendo semana. Ya que siempre quedábamos los fines de semana por lo general.
- Llegaré allí en una hora... ¿espera por mí vale?
Me colgó sin darme a opción a negarme.
Bufé tirando el móvil en la cama, realmente no tenía ganas de verle la cara al llegar, pero que iba a hacer... era mi novio.
Al instante que colgó dí el último trago a mi cerveza y la dejé en la mesilla de mi habitación.
Agarré mi toalla y me fui directo al baño.
Me duché tranquilamente, tomándome mi tiempo y relajándome mientras utilizaba las sales de baño que me había auto-regalado hacía tiempo.
Salí del baño fresco y limpio. Ese baño me ayudara a relajarme y a quedarme en blanco. Necesitaba estarlo ya que venía Changmin y no quería que pasara lo de la noche anterior.
Salí del baño con la toalla envuelta en la cintura y con otra de mano, me fui secando el pelo hasta el cuarto.
Iba tarareando una canción que se me quedara en mente, pero no sabía donde la había escuchado.
De pronto sonó el teléfono, me acerqué tranquilamente a él pensando que sería Changmin de nuevo para decirme algo más
Pero fue ahí cuando una llamada sorpresa me pilló en baja guardia.
Aquella voz tan conocida para mí.
Aquella voz que anterior fuera como un jefe que me había dado toda su confianza para llevar su negocio.
Aquella voz no era ni más ni menos de la persona a la que había estado molestando durante todo el día.
Era el Señor Kim.
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