Six Reasons on ‘The Existence of HoChul’
(Seis Razones sobre ‘La existencia del HoChul’)
(Seis Razones sobre ‘La existencia del HoChul’)
Parejas: Yunho x Heechul, insinuación de YooSu y HyukHae.
Resumen: Una manera para nunca dudar de la existencia del HoChul.
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o1. Demandante
Es la manera en que él actúa lo que te hace perder la cabeza.
La gente podrá pensar que tú eres el “maduro” e “inteligente” pero está equivocada. Tú fácilmente podrías caer en sus trampas con tan sólo su extraña e infame sonrisa. No eres ingenuo, te niegas a creer que eres ingenuo.
Es que él era simplemente… er… demasiado astuto para ti. Eso es, él era demasiado astuto.
-Yunho.
La manera en que dice tú nombre está llena de autoridad al punto que no puedes imaginarte a ti mismo ignorando sus llamadas.
Era su aura, decidiste. La tuya es de un saludable rosa, mientras que la suya es negra. ¿Es simple, no? Tú eres un hombre simple. Vaya contradicción.
-¿Sí, hyung? –susurraste mientras te lanzabas hacia la habitación que compartían, parándote en la entrada.
-¿Dónde está mi café? –él levantó una ceja, mirándote con sus anteojos rojos de montura gruesa.
La única razón por la que usaba esos estúpidos lentes es porque tú los usabas. ¡Joder, para empezar, eran tuyos!
Se veía muy demandante, sentado en una silla, sosteniendo un gran libro.
-¿Café? ¿Qué café? –frunciste el ceño, intentando recordar si en algún momento te pidió café.
-¿Debo pedírtelo?
-¿Debes?
-¿Debo?
-No… no lo sé, hyung.
-¿Quién eres tú, y que le has hecho a mi Yunho? -se levantó repentinamente, y tan sólo eso te hizo retroceder un paso.
-Iré a preparar ese café ahora –dijiste para luego salir corriendo de la habitación.
Y tú no te diste cuenta que estaba leyendo el libro al revés, porque el título decía “sanomroH” en lugar de “Hormonas”.
o2. Ropas
-Er…¿qué estás haciendo? –le preguntaste, frunciendo el ceño.
Él estaba doblando su ropa cuidadosamente y poniéndola en cajas de cartón. Cuando te vio entrar al cuarto, señaló la remera que llevabas puesta.
-Quítate eso –ordenó.
-¿Qué..? –bajaste la mirada hacia la remera blanca que decía “Don’t Just Look, Fuck Me!”-. ¿Por qué…?
-Es mi remera, idiota. La quiero de vuelta –respondió girando los ojos con fastidio.
-Pero a ti no te molesta compartir tu ropa, ¿no, hyung? –dijiste, intentando ganar tiempo.
-No, pero tú siempre tomas mi ropa LIMPIA.
-Yo no tengo ropa limpia… – intentaste buscar alguna excusa.
-¿Y cuando nací yo? ¿Ayer? ¡Lavas tu ropa cada MALDITO día! ¡Eres un obsesivo de la limpieza! –susurró.
-¡Bien, lo acabas de decir! Esta remera estará limpia para mañana –le dijiste, encogiendo los hombros.
-¡Tienes toneladas de ropa, tu madre te compra al menos una remera por mes! ¿Para qué necesitas mi ropa? –gritó, y supiste que había llegado el momento de huir.
-Me voy… adiós… -terminaste abruptamente mientras huías del apartamento, dejándolo demasiado sorprendido como para perseguirte.
-¡MEJOR NO VUELVAS, SR. LIMPIO! –su voz retumbó detrás de ti y te estremeciste, preguntándote si deberías ir a tu casa a llorarle a tu mamá o enfrentar su ira más tarde.
Y optaste por lo primero, pero por supuesto que no le lloraste a tu madre. ¡No eres un niño! Sólo es una manera de decir ¿sabes?
Sorprendentemente, lo encontraste feliz al día siguiente. Pero entonces te encontraste con la apabullante noticia. Él había cambiado su estilo de ropa dramáticamente. Vestía más…¿Cómo decirlo? Más femenino, sí, ¡eso es!
Oh, bueno, al menos te quedaste con su camiseta.
o3. Princesa
-Quizás soy una princesa perdida –dijo un buen día levantándose repentinamente cuando estaban mirando Blancanieves -. Deberías llamarme princesa Heechul –demandó una vez más-. Arrodíllate, oh, humilde ciudadano ante tu hermosa princesa – su voz tenía un tono sublime.
-¿Huh? –replicaste, demasiado sorprendido para dar una respuesta apropiada.
-¿Qué? –preguntó mientras saltaba hacia la mesa enfrente de ti, con las manos en su cintura -¿Acaso no parezco una princesa?
-Err… no te enfades, pero… ¿por qué no un príncipe? Sí tienes sangre real, ¿no sería mejor que fueras un príncipe? –le preguntaste, recostándote en el sofá.
-Soy demasiado lindo para ser un príncipe –respondió en una simple oración.
-¿Estás drogado o algo así? –replicaste frunciendo el ceño-. ¡Ah, ya sé! ¿Te bebiste la coca, no? ¿Cuantas veces debo decirte que beberte una lata de coca con azúcar no es bueno?
-La coca no es lo suficientemente dulce.
-Lo es para la gente normal.
-¿Estás diciendo que yo no soy normal, Yunho?
-Hmm, no lo sé… lo pregunta un hombre que dice ser una princesa en vez de un príncipe.
-¡SUFICIENTE! ¡STRIKE TRES!
De repente, se lanzó sobre ti sin ninguna advertencia. Lo detuviste sin demasiado esfuerzo, y con un profundo suspiro le dijiste:
-Hyung… golpeas como una NIÑA.
-¡Te mataré, Yunho!
o4. Terco
-Muévete.
-No, tú muévete. El mayor debería darle lugar al más joven.
-¿Qué no es al revés?
-¿A quién le importa?
-Eres un idiota, ¿lo sabes, verdad?
-Sí, claro.
-Y un flojo. Está bien, tú ganas con tu flojera –se movió hacia el costado.
-¡UN PUNTO PARA YUNHO! ¡YAY! –comenzaste a pavonear por el lugar, festejando tu victoria, mientras él se alejaba de la puerta de la cocina para dejarte entrar.
-¿Y si algún día nos quedamos atorados en el drenaje? ¿Cómo puedes ser tan egoísta? –se quejó poniendo sus brazos en jarra.
-Mira quién habla… -murmuraste-. ¿Y por qué nos quedaríamos atorados en el drenaje?
-Idiota.
-Baka.
-¿Estás intentando hacerte el listo, Yunnie? –preguntó dulcemente.
-Eww…no intentes sonar tierno, ¡eso solo me apaga! – lo empujaste y te dirigiste hacia el dormitorio compartido.
-¿Y DESDE CUANDO YO TE ENCIENDO? –chilló, siguiéndote los pasos.
o5. Rudo
Era uno de esos días en que podrías decir que te levantaste con el pie izquierdo.
Todo lo que el hacía te irritaba. Giraste los ojos con fastidio mientras el continuaba comiendo papas chips ruidosamente.
-¿Te importaría? –dijiste finalmente, señalando la televisión.
-Oh –te miró a ti y luego al televisor-. Toma. Solo necesitas pedir. Joder, no es necesario que te enojes. –dijo mientras te ofrecía el paquete de papas.
-¡NO QUIERO PAPAS, MUCHAS GRACIAS! ¡Para tu información, quiero mirar las noticias sin escuchar el maldito sonido que haces al masticar esa comida chatarra! –gritaste alzando los brazos.
-Bien. Sólo di si no quieres. –replicó, y siguió masticando las papitas.
Tú simplemente lo observaste pensando si realmente podía ser tan estúpido como para no entender lo que acababas de decirle.
Con un grito furioso te lanzaste sobre él y atacaste sus labios. No te importaba si sus botones salían volando, o si estabas arruinando su camisa favorita. Tus manos se colaron por debajo de su ropa. Tus uñas cortas dejaron una línea roja a lo largo de su piel.
-La próxima vez, no te molestes en hacerme enojar -susurraste con voz ronca tras romper el beso, atacando su cuello.
-Oh, lo hare si tú vas a reaccionar así cada vez que te haga enojar… -respondió entre jadeos.
-Baka.
-Idiota.
o6. Cariñoso
Cuatro años más tarde, él entró a un grupo de 13 miembros llamado Super Junior, y tú pasaste a ser el líder de un grupo de 5 chicos denominado Dong Bang Shin Ki. Aún cuando ya no comparten el dormitorio, de vez en cuando se juntan.
Fue fácil convencerlos de que extrañabas tu hogar, así que querías ver a Heechul simplemente para alejar la soledad.
Fue aún más fácil porque había otro miembro con el mismo problema, siempre corriendo detrás de HyukJae para jugar fútbol. Bueno, eso no significa que Yoochun y Donghae no se enojaran.
-Hey, baka –lo llamaste un día, desde la entrada de su sala de maquillaje.
-¿Qué pasa? –preguntó sin siquiera mirarte, continuando con su tarea de maquillarse.
-¿Cuándo fue la última que te tuve contra la pared? –sonreíste al observar como el delineador de ojos se detenía a la mitad de su trabajo, mientras sus ojos se encontraban con los tuyos.
-Vete, tengo que salir al aire en veinte minutos –dijo mientras hacía gestos con la mano para alejarte.
Pero eso solo provocó que entraras a la sala y cerraras la puerta con un pequeño “click”.
-Veinte minutos me parece bien –susurraste mientras lo hacías girar en su silla para que te mirara a ti en lugar del espejo.
-Vas a morir si arrugas mi ropa –murmuró cuando le besaste el cuello-. Y no te atrevas a dejarme ninguna marca.
-¿Es así como se supone que debes actuar cuando tu novio quiere acostarse contigo? –preguntaste, bromeando.
-Tú eres el cariñoso, ¿recuerdas?
-Sí. Te amo, Heechul.
-Yo también te amo, Yunho –dijo, guiñándote un ojo.
¡Y es tan difícil saber por qué existe el HoChun después de todo!
FIN
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