Como si el tiempo no existiese, como si los minutos no pasasen, nos encontrábamos en un universo paralelo donde solo estábamos él y yo. Juntos disfrutando uno del otro al fin.
Aunque era incapaz de medir el tiempo, habían pasado horas, muchas horas desde que fuéramos a aquel teatro abandonado.
Nos encontrábamos en la cama sudorosos de no haber parado de hacerlo una y otra vez. Como me prometiera, me dejara hacérselo más de una vez, y yo como estaba acostumbrado y deseaba con todas mis ganas me di a él, me dejé vencer por su sensualidad.
Esa que sabía utilizar tan bien y me dejaba completamente embobado.
Nuestra piel estaba húmeda y aquel colchón con sábanas y varias colchas de color granate con dibujos geométricos típicos del estilismo árabe de aquella estancia nos guardaban el calor que ambos habíamos emitido durante todo aquel tiempo.
Echándome boca abajo y con la respiración agitada después de haberlo hecho por última vez con él a cuatro patas, me encontraba exhausto. Habíamos ambos descargado todo lo que habíamos retenido durante tantos meses.
Junsu se quedó encima de mí y no tardó en salir de mi interior. Me besó los hombros y subió por mi cuello hasta llegar a mi oreja y lamérmela.
- Veo que al final no te quedó marca en tu trasero de aquella vez que casi hago que estalles en llamas encima de la vitrocerámica- dijo gracioso con su risa susurrante- me alegro que no le quedara marca...- giré mi cara y le sonreí mirándolo con los ojos entrecerrados y el se acercó a besarme- aunque si hubiera quedado marca, la besaría y lamería hasta curarla con mi lengua... sería mi marca preferida...
Reí con mi nariz y lo besé en los labios de nuevo. Le daba picos, besitos diminutos en aquellos labios húmedos y marcados, hinchados de tanto besarlos.
Me giré sobre mí y lo acerqué, agarrándolo con mis brazos. Lo atraje a mí y no paré de besarlo de manera muy apasionada, sintiendo como nuestros labios ya dolían de tanto besar. Yo también los tenía hinchados.
- Yo también te debería hacer algo similar... así también lamería y cuidaría este culo perfecto que me vuelve loco...
Se lo agarré y vi una mueca de molestia, aunque me había dejado entrar al fin a él le hacía mucha menos gracia que a mí recibir. Pero no se lo tomaba a mal, no quería tampoco, aunque yo me muriera por entrar dentro de él, prefería mil veces que él me lo hiciera. Sentía tantas cosas diferentes a cuando se la metía yo que acabara haciéndomelo más veces a mí que yo a él.
Pero estaba encantado de que fuera así.
Era tan imposible de explicar como me sentía. Se me ponía la piel de gallina con cada idea nueva que se le pasaba por la cabeza, aunque a cualquiera le pudiera parecer una locura y un obseso sexual, a mi me encantaba como era y no quería que parase jamás.
Me paraba a pensar en lo idiota que había sido en creer que dar era mejor que recibir. Con él... era lo que más deseaba siempre.
Era imposible de soportar esas ganas que despertaba en mí. Acababa de hacérmelo, estaba realmente exhausto...
Pero, por volver a sentir esas sensaciones... no sabía que sería capaz de hacer.
Estaba deseoso de que me lo hiciera de nuevo... y más cuando aquella mamada en el yate volviera a mi mente y me sonrojara descaradamente...
Dejó de besarme el cuello cuando sintió como mis manos iban de nuevo a su miembro para bombearlo.
Se percató de ello y me miró fijamente. Yo abrí los ojos como platos al ver que me miraba con aquella mirada acusatoria al sentir como su pene era agarrado por mi mano otra vez más.
- Jae...
Lo miré moviendo mis ojos rápidamente y no pude aguantarlo más.
- Quiero que hagas la misma mamaba que hicimos ese día cuando me quemaste el culo...
Mis palabras sonaron tan rápidas que Junsu cerró los ojos y puso cara de molestia. Tanto mi ímpetu como mis ganas se podían escuchar de nuevo en aquel reclamo que le pedía desesperadamente de nuevo que hiciera.
- No... Jae... estoy muerto... hemos follado ya cuantas... ¿cuantas veces?... sin contar las veces que me lo has hecho tu y... ah... estoy cansado- me miró como pidiéndome que no le obligase a hacerlo más- que se supone que es esto...- decía casi riendo- antes te obligaba yo y ahora me obligas tu desesperadamente... ¡Donde está Jae y que has hecho con él...!
Su boca marcaba eses hoyuelos que tanto me encantaban y sus ojos sonreían de esa manera tan tierna. Se acercó y me besó tiernamente.
- Tan difícil que te pusiste... y ahora estás todo desesperado...- se empezó a reír con esa risa suya- es que ya no se puede ser bueno en la cama...
Fruncí mi ceño y apreté mis labios queriendo ocultar esa risa y carcajada pareciendo serio y duro. Pero no pude.
Al sentir que la sonrisa aparecía en mi rostro lo volteé y comencé a besarlo de nuevo entre risas. Él sabía donde hacerme cosquillas, me conocía el cuerpo mejor que yo, mis malditos costados, si no tuviera cosquillas había fingido mejor.
¿Pero a quien engañaba?
¡ERA FELIZ!
¡LO AMABA Y ME AMABA Y TODO ERA PERFECTO!
- Cabrón... estás tan bueno que no soy capaz de despegarme de ti...
Lo besé sonriendo y no paré de darle picos una y otra vez mientras él pasaba sus brazos por detrás de mi cuello y me correspondía.
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Seguimos un rato besándonos, pero ya estábamos haciéndolo lentamente y con los ojos cerrados.
No sabía si era de noche o si era de día, pero estaba tan cansado físicamente que ya era incapaz de abrir mis ojos para ver su perfecto rostro.
Escuchaba como mi chico respiraba profundamente y yo bostecé y apoyaba mi cara en la suya.
- Jae...
Escuché en un leve susurro su voz y le respondí con un "Mmm" de lo medio dormido que estaba.
- ¿Te irás conmigo?
Me acurruqué más en él y le di un beso en la mejilla como asintiendo a lo que me preguntaba.
- Jamás te dejaré ir de mi lado... no te lo permitiré...
Sentí como su mano se acercó a mi brazo y me acarició la piel con las yemas de los dedos, lo escuché suspirar.
- Sabes que si permaneces a mi lado no sólo correrás peligro... no podrás ser visto en público en ningún lado, tendrás que dejar tu trabajo y todo incluidos tus tíos...
Abrí mis ojos lentamente al escuchar eso.
Aunque adoraba a mis tíos, no podía no estar a su lado. Él era todo para mí, no necesitaba ni trabajo, ni dinero, ni siquiera familia. Solamente lo quería a él y estaba dispuesto a tener que renunciar a mi vida anterior y empezar una desde cero, sin nada, sólo con él.
- Eso lo tengo más que claro...
Giró su cara y sentí como me besaba la frente.
- Mañana partiremos... o cuando despertemos, descansa cariño... que tengas dulces sueños.
Y agarrándome entre sus brazos nos fuimos quedando dormidos.
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Un pensamiento en aquel sueño, se repetía en mi cabeza.
"A mi lado sólo correrás peligro"
Sentía calor y angustia, estaba sudoroso y pegajoso. Miraba mis manos y veía sangre, sangre en ellas.
Pero todo estaba oscuro y esa frase se repetía una y otra vez sin parar desde diferentes ángulos, con diferentes tonos y volumen.
Algo faltaba y yo sabía lo que era.
"Junsu"
No lo veía no lo encontraba...
Mi niño... ¿Donde estabas?
Un foco, una luz...
Aquella silueta...
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Abrí mis ojos de golpe respirando pesadamente y llevé mis manos a mi cara, rasqué mis ojos y respiré con profundidad.
En ese momento me di cuenta de que estuviera buscando a Junsu, ¿Pero donde estaba?
Me sobresalté al venirse ese pensamiento a mi cabeza y cuando me di cuenta, noté como un roce me avisaba de que no estaba solo y me volteé para ver de quien se trataba.
Mi rosa de invierno se encontraba todo revuelto en la cama. Los brazos los tenía por encima de la almohada y tenía el cuerpo totalmente retorcido. Su pierna estaba encima de las mías. Estaba durmiendo a pierna suelta.
Lo cierto es que siempre dormíamos agarrados pero nunca lo viera así. Se le veía tan tierno que me tuve que contener para no despertarlo a besos.
Suspiré al notarme todavía cansado y me volví a recostar en ese colchón mientras miraba su perfecta figura durmiente. Como sus aletas de la nariz emitían lo que parecía ser un amago de ronquido, pero no lo llegaba a ser, solamente respiraba fuerte y eso me daba gusto. Ver como dormía tan plácidamente era uno de las mejores vistas que podría tener jamás.
¿O era que veía todo tan maravilloso que cualquier mínimo detalle me parecía perfecto?
A quien iba a engañar, sabía perfectamente que me tenía embobado e hiciera lo que hiciera, estuviera como estuviera, me parecería más que maravilloso.
Me mordí el labio dándome cuenta de lo embobado que me tenía al verle abrir esa boca lujuriosa que me traía loco. La manera en que sus labios se despegaban de entre ellos. Era tan hipnotizante que me tenía tonto por momentos.
Era demasiado tentador aún con esa cara de ángel.
Fue ahí cuando recordé lo que me preguntara, si estaría dispuesto a irme con él dondequiera que fuese que iríamos.
Y más que eso, me vino a la mente la imagen de mis tíos. Tan preocupados que debían de estar de no saber de su sobrino predilecto, el único que tenían.
Me levanté de la cama y fui a mi cazadora, donde tenía mi móvil apagado.
Miles de cosas se me veían a la cabeza. Quizás no sólo mis tíos se estarían preocupando, mis jefes y Changmin podrían ser unos de tantos que me habrían llamado al móvil desde que decidí lanzarme al vacío.
Encendí el móvil poniendo mi contraseña como siempre y mirándolo mientras esperaba que llegaran notificaciones.
- Las 4 de la tarde...
Me sentía desorientado. Y entonces fue cuando empecé a recibir notificaciones sin parar. 20 llamadas pérdidas de mis tíos, otras tantas de mis jefes.
Pero ninguna de Changmin....
Aunque ya sabía que lo nuestro se había roto definitivamente, aún albergaba la esperanza de que se hubiese siquiera molestado en mandarme un mensaje diciéndome que estaba de acuerdo con romper la relación, ya que no funcionara.
Suspiré con pesar al pensar en todo ese tiempo que había estado perdiendo con él y no le di más importancia. Tenía que llamar a mis tíos para que dejasen de estar preocupados y supieran que había pasado conmigo.
Marqué el número y no tardé en ponerme en contacto con ellos.
Lo primero que escuché fueron gritos de mi tía y me alejé de allí para no despertar a Junsu con aquella loca que me regañaba sin parar.
Agarré mis pantalones mientras le pedía que se calmara y fui poniéndomelos mientras me dirigía descalzo a la otra parte de aquel backstage. Subí unos escalones y crucé el umbral para dar al escenario principal. Ahí comencé a hablar.
- Lo siento de veras... no tenía intención de que pasara esto- mi tía refunfuñaba y me culpaba por todo- por favor... déjame hablar... esta será la última llamada que os haga...- escuché su silencio y luego un tartamudeo que repetía las últimas palabras- me he encontrado con Junsu... y me iré con él... no volveré a visitaros... no me preguntéis porque ni me juzguéis... yo solamente quiero que me comprendáis y que aceptéis mi decisión, o por lo menos que me hagáis creer eso.
Me quedé callado al escuchar como mi tía lloraba y no sabía que hacer. Quería abrazarla y darle a entender que era mi decisión, que amaba a Junsu y que nadie me haría separarme de él, pero era imposible decirle la razón real de porqué no podría volver a verlos. No era el capricho de Junsu, ni siquiera el mío, como bien dijera él, estar a su lado me arrebataría muchas cosas y solo me traería peligros y una vida posiblemente llena de escapadas y enfrentamientos contra la muerte.
Mis ojos se llenaban de lágrimas al sentir como el corazón se me rompía.
Claro que era consciente de que era la única familia que les quedaba, claro que era consciente de que era como un hijo para ellos.
Pero era superior a mis fuerzas. Amaba tanto a Junsu que estaba dispuesto a perderlo todo por él...
Me conmovió la situación que terminé por decir esas palabras ahogadas casi sin poder exhalarlas de la emoción de ser consciente de todo.
- Lo siento... os querré siempre... cuidaos...
Colgué y llevé los dedos de mi mano libre a mis ojos a limpiarlos mientras los refregaba intentando impedir que salieran más lágrimas.
No los vería más y eso me mataba por dentro más de lo que me imaginaba
Pasaron minutos desde que decidí volver a apagar el móvil y lo lancé hacia el patio de butacas. Era mejor dejar el pasado atrás.
Volví al backstage y vi como Junsu seguía plácidamente dormido boca abajo y todo espatarrado con las babas cayendo y mojando la almohada.
Me hizo reír soltando una carcajada sonora y me limpié los ojos de aquella llorera que me diera.
Me acerqué a la cama y me volví a desnudar para estar a la par que él. Me metí y acaricié su rostro con mi mano. Vi como cerraba la boca y hacía ruiditos con la nariz. Se veía tan tierno que no pude evitar acercarme y besarlo en los labios tiernamente.
Nos tapé bien y volví a acercarme a su rostro para dormir un poco más antes de irnos.
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El calor era insoportable, me dolía todo y me sentía clavado en aquel colchón. Bostecé e intenté estirarme pero era casi imposible. Me sentía tan pesado que me era imposible moverme.
Fui abriendo los ojos lentamente y darme cuenta de porqué me pasaba aquello.
El cuerpo de Junsu estaba prácticamente encima del mío y su rostro estaba tan pegado a mí que su aliento tibio me daba aún más calor si cabía.
Junsu era como una estufa, desprendía tanto calor durmiendo que era imposible pasar frío en invierno. Pero aquello era demasiado caluroso. Estaba sudando.
Se movía encima de mí, quejándose y gimiendo cosas que no entendía muy bien. Pero me resultaba gracioso.
- Jae... más no... Estoy cansado...
Al escuchar eso me sentí con ganas de echarme a reír y sin saber porqué comencé a habarle, preguntándole con curiosidad.
- ¿Más que?...
Negaba con su cabeza en mi cuello y respiraba con profundidad.
- Más sexo no...
Tapé mi boca al escucharle decir eso y cerré mis ojos con fuerza para que no saliera una risotada, pero fue imposible. Salió y desperté a Junsu con un sobresalto.
Estiró sus brazos del susto y me miró con los ojos como platos y yo hice lo mismo. Se le veía todavía somnoliento mientras pestañeaba. Parecía un niñito con esa carita.
Se llevó su mano a su ojo y lo refregó mientras bostezaba y al sentir mi caricia en su mano sonrió y se echó de nuevo en la cama poniendo las manos más allá de mi cabeza y amarrándola después entre sus brazos.
Gimió y acarició su nariz con la mía y me besó los labios en un pico dulce y corto.
- Mmm........ Buenos días Hyung-nim... cariño mío de mi alma...
No pude evitar reírme y subir mis manos por su espalda acariciándola. Le di los buenos días y todos los mimos que pude para darle un caluroso y tierno despertar.
Pasamos un buen rato allí acostados encima de aquel colchón mientras no decidíamos levantarnos.
Lo cierto es que estábamos demasiado bien allí, incluso Junsu no quería moverse y se quejaba cada vez que sabía que teníamos que irnos de allí, lo que hacía que se retorciese y buscase desesperadamente besarme y tocarme como si no me fuera a ver en mucho.
Pero al final de lo asqueados que nos sentíamos ambos de aquella situación, ya que sin condón... estaba hecho todo una porquería. Nos levantamos y nos fuimos arreglando para irnos.
Mientras me vestía veía como miraba atentamente con las manos en su cintura la cama, la alfombra, los cojines y el suelo. Todo absolutamente todo estaba ensuciado. Y Junsu, siendo tan meticuloso, ordenado y limpio, como era cuando no se trataba de estar follando, miraba con decepción y con asco todo aquello.
- Esto es una pocilga... pero como podemos llegar a ser tan cerdos...
Levanté mis cejas y puse una mueca de sarcasmo al escuchar decirle eso.
- Yo no soy el que deja que las corridas salgan disparadas y empuerquen todo... yo me la trago... no como otros...
Silbé y me di media vuelta en busca de mi camisa que había volado unos 2-3 metros de la alfombra del inicio y me agaché a cogerla.
Noté como lo tenía detrás de mí y agarraba mi cadera acercándola a su cuerpo que pegó lentamente.
- Por que tu me incitas a hacer esas guarradas...
Su voz sonó más que excitada y al levantarme y sentir el roce de nuestro cuerpo de nuevo noté como las ganas volvían a mí. Me quedé quieto con la cara medio girada y viéndolo de reojo sintiendo como sus labios me besaban detrás de las orejas. Cerré mis ojos y noté un leve empujón después de aquello.
- Lo voy a quemar...
Me di la vuelta y flipé directamente. ¿Como que quemarlo?
Intenté agarrarlo pero empezó a forcejear diciéndome que tenía, que debía quemarlo, aunque hubiera gastado un montón de dinero en acondicionar aquel lugar, el dinero era lo que menos le dolía, le dolía más el como había quedado y limpiar todo aquello era prácticamente imposible. Pero como de todas dejaría ese lugar. ¿Que mas daba quemarlo?
Nos encontrábamos al final tirando uno del otro entre risas mientras me negaba a que hiciera esa barbaridad cuando escuché una voz demasiado reconocida para mí.
- Así que este era tu escondite...
Ambos paramos de forcejear y miramos a la vez a la dirección de donde venía la voz. No podía ser... ¿Changmin?
Se encontraba en la parte de arriba de las escaleras que daban al escenario principal de aquel teatro. Estaba vestido de negro completamente y con una ligera coleta que recogía su pelo de la cara.
Pero, ¿Qué?... ¿Cómo nos había encontrado?
Se me heló la sangre al ver como me miraba tan fríamente. ¿Que le podría decir?... ¿Qué le podría explicar?... Pero... ¿Por qué pensaba en explicarle nada si ya no éramos pareja?
- Te he estado buscando durante tanto... y al fin aquí... en esta pocilga te encuentro... que poca clase...- decía con retintín- ¿pero gente como tú se esconde en este tipo de lugares verdad?
Era la primera vez que le escuchaba hablarme así de frío, ¿cómo se atrevía?
Fruncí mi ceño y él sonriendo con una sonrisa muy tétrica bajó las escaleras y yo sin saber porqué quise proteger a Junsu poniéndome delante de él y queriendo dejar que se quedara tras de mí.
Lo miré fieramente una vez se puso delante de nosotros dos y sonrió.
Entonces fue cuando escuché a Junsu decirme algo que me desconcertó totalmente.
- Síguele la corriente, habla con él...
¿Porqué me decía eso?...
Le hice caso y comencé a hablar con Changmin.
- Changmin, ¿Que haces aquí?... ¿Cómo es posible que hayas dado conmigo?
La sonrisa de Changmin me mostró indiferencia cuando alzó sus cejas e ignoró mis preguntas.
- ¿Eres tan cobarde que tienes que esconderte detrás de tu novio?... Junsu
Me helé, ¿De que podía conocer a Junsu?...
Escuché un crujir extraño detrás de mí y al instante Junsu me sacó de delante de él y agarrándome me puso detrás. Llevaba una pistola.
¿DE QUE IBA TODO ESTO?...
¿QUE TENIA QUE VER CHANGMIN CON JUNSU?
La sonrisa de superioridad de Changmin se dibujó en la cara y sacó su pistola apuntándonos a los dos. Me estremecí y miré a Junsu alucinando.
- ¿QUE PASA AQUÍ?... ¿QUE ME HE PERDIDO?
Changmin se echó a reír y agarró el arma con las dos manos al verme desesperado preguntando qué sucedía.
- Vaya parece que no le contaste toda la verdad a tu amorcito ¿hm?... Seguramente te hiciste la victima contándole tu trágica historia de hijo de un traficante ¿verdad?... Oh pobrecito... - hizo muecas en plan burla hacia Junsu- el pobre destino de un puto albino que tiene que lidiar con la indiferencia de un padre y afrontar desdichas y hacer actos sin perdón de dios para ganarse su amor... oh snif...
Abrí mis ojos como platos, así fuera, así me había puesto todo Junsu...
Pero, no... No podía ser cierto... ¿Otra vez engañándome?... no podía ser...
Changmin me llamó la atención al ver que me desorientaba y me llamaba melosamente.
- Lo siento mi amor... te tuve que mentir... siento haberme aprovechado de ti... siento de veras que todo esto haya terminado así... pero él es peligroso... sepárate de él... lo sé y te entiendo...- decía con una carita de preocupación mientras me miraba fijamente como comprendiendo mi interior- mi hermana fue igual de engañada que tú...
Mi corazón se heló al escuchar sus palabras.
¿La hermana?... como...
Lo que dijo Changmin hizo que Junsu se incomodase y eso me hizo darme cuenta de que algo de razón tenía en ello.
- Tu has... le has...
Miré fijamente a Junsu como intentando buscar en él que lo que decía Changmin no era verdad, que mentía, que no había engañado a su hermana y que ahora tampoco me estaba engañando.
- Él la mató...
Vi como Junsu pestañeaba... Entonces era verdad...
Retrocedí y me aparté de Junsu por un segundo y llevé mi mano a mi cara intentando entender todo lo que había pasado hasta ese momento.
- Me... ¿me estás utilizando?- me giré y lo miré con ojos húmedos y fijos, mi voz se quebrara y vi como las expresiones de Junsu ya no estaban tan tensas como hacía unos segundos- ¿tu mataste a su hermana?
La furia se había apoderado de mí y le empujé descentrándolo de ese ángulo de tiro. Llevé mis manos a mi cabeza y fue ahí cuando la voz de Changmin sonó llamándome y pidiéndome que fuese junto a él.
Levanté mi mirada con ojos llorosos y sin saber porqué, una ola de culpabilidad me hizo andar directo hacia él.
Al acercarme lo suficiente tiró de mí y me besó los labios acariciando mi cintura y abrazándome contra su pecho, donde me acurruqué no queriendo creer que todo era verdad.
- Tú me arrebataste a mi hermana... bastardo mal nacido, engendro de la naturaleza- decía después dándome un beso en la cara- Mira Jae... mira ese mal nacido...
Miré a Junsu como me dijo con los ojos llorosos y pude ver en su rostro un rasgo de él, algo que conocía muy bien. Sus ojos estaban confusos... borrosos, sin poder conciliar lo que estaba viendo u oyendo. Bajaba la guardia y su pistola cada vez estaba menos en el objetivo.
Si de algo se caracterizaba Junsu era de la sinceridad en su mirada, y siempre que era sincero le pasaba eso, veía la verdad a través de sus ojos.
Lo miré y luego miré a Changmin y sin saber porqué noté que algo no iba bien con él. Algo no era legal en su mirada, ni siquiera su tacto, ni su pulso. Aquello no era un rescate, aquello era un ajuste de cuentas. Y estaba allí para matarle a él. Para matar a mi rosa de invierno.
- Muere mal nacido...
Al escuchar eso mis sentidos se agudizaron y antes de que hiciera una locura y matase al amor de mi vida lo empujé perdiendo el objetivo y sobresaltándome al escuchar como el disparo dio en el techo.
Lo vi mirarme con furia y ahí me di cuenta de que tenía que sacarle la pistola cuanto antes. Me acerqué y le pegué un pisotón a su mano haciendo que gritara de dolor al sentir como se la esmagaba con mi pie.
Se la aparté y rápidamente se la cogí con mi pulso temblando. No sabía porqué, pero no veía nada claro la historia que me hacía creer Changmin.
- ¿DIME COMO DISTE CONMIGO?..
Lo apunté a la cabeza y me alejé poco a poco al ver como me miraba fijamente y levantaba las manos cambiando su expresión de nuevo y pidiéndome que dejase la pistola en el suelo.
- ¡TE ESTOY DICIENDO QUE ME LO DIGAS HOSTIA!- la rabia salió de mi interior y Changmin me miró y miró a Junsu el cual se encontraba con la pistola en la mano pero ido completamente.
- Vamos, no quieres hacerlo... dame el arma...- me miró sonriendo- eh vamos... soy yo Changmin...
Giré levemente mi cabeza hacia Junsu y al ver por el rabillo como Changmin se quería acercar para robármela me volví contra él apuntándolo sin sacar la mirada fija de él.
- Hay dos cosas que sé de todo esto... y una de ellas es que conozco aún con todo perfectamente a Junsu... ¿pero y a ti?... a ti no te conozco siquiera... jamás me has mostrado tu verdadero ser, tu alma en tus ojos... Junsu sí...- el rostro de Changmin fue cambiando lentamente, aquel Changmin que afirmaba no era ni siquiera el que me hiciera creer durante tantos meses- hizo cosas horribles, y me afirmó que matara a gente... pero tú Changmin... no has venido a por mí, ni siquiera has estado conmigo por mí, por mi ser, todo ha sido por él...
Su cara se volvió una mueca de auténtico asco y sus pensamientos salieron a la luz más rápido de lo que pensaba.
Se rascó la cabeza y se echó a reír mientras me miraba fijamente de nuevo.
- Sabes, lo más asqueroso que tuve que hacer para llegar a él, fue acostarme contigo- dijo provocando con su tono mientras miraba a Junsu- sí... a tu amorcito de instituto... me lo he follado... ¿Cómo te sienta eso?... y gemía... no veas si gemía...- empezó a poner voz excitada mientras imitaba mis gemidos con su nombre- "Mmm... Changmin... ah sigue"... tienes a una puta por novio...- me miró y puso cara de pena- no te lo voy a negar... si fuera gay no te soltaría... pero lo siento, soy homófogo... no sabes cuantas veces me dieron ganas de potar mientras follaba contigo... por suerte tienes el rostro de una chica- dijo con una mueca superior- no fue difícil imaginarme que esa cara era la de mi novia...
Fruncí mi ceño al ver como se cachondeaba de mí y saque el seguro de la pistola, amenazándolo con disparar si se acercaba más.
- No manches tus manos... tiene razón... yo la maté... pero él sabe la razón...
Miré a Junsu y vi como se acercaba a mí y miraba a Changmin.
- Es cierto que su hermana murió por mi culpa... no maquilles las cosas como a ti te conviene mejor... sabes perfectamente que si no hubiera sido por mí serías tu y no ella al que habrían matado...
Changmin miraba con odio a Junsu. Aquí había pasado algo más serio de lo que me había imaginado.
- Las deudas de tu padre fueron culpa de él... tu y tu hermana no deberías haberos inmiscuido en aquel momento... ella no habría muerto... y yo no la tendría que haberla matado... ¿Acaso no pensaste por un momento en tu seguridad y la de tu hermana?... tu padre os había abandonado... ¿que esperabas?... una vez fuimos amigos... ¡Deja de reprocharme lo que tuve que hacer por obligación!... ¿o preferías haber muerto a mis manos?... yo te he salvado... deja de echarme el peso de la culpa de aquello... no tengo la culpa de que tu padre fuera un drogadicto... deja de perseguirme y querer darme muerte....
Changmin se empezó a volver loco y gritó de rabia. Parecía que no estaba en sus cabales. Ahora de verdad se veía que no quería escuchar las palabras de Junsu.
Por un segundo lo miré y vi como me miraba con ojos de preocupación, era la verdad, por alguna extraña razón tuviera que hacer tal acto y le dolía, le dolía más que a Changmin y eso se notaba por cómo le miraba.
Entonces era él, aquel Changmin introvertido que iba con Yunho y Yoochun a todos lados. Aquel que me robaba los poemas y las canciones que le había escrito a Junsu. El mismo que ahora se encontraba medio enloquecido delante de nosotros.
Necesitaba ayuda urgente, dios sabía porqué dificultades tuvo que pasar, me daba pena y Junsu sentía lo mismo que yo.
Vi como se agachaba llorando. Me partía el alma, aquella pobre criatura había sufrido mucho y ahora se encontraba perdido en aquellas sombras.
Me agaché queriéndole mostrar apoyo emocional y le acaricié el hombro para mostrarle cariño.
Pero tan pronto le toqué se levantó y estiró su mano con una nueva pistola que tenía escondida en la gabardina apuntándome en la cabeza directamente.
Yo le apunté y Junsu sobresaltado le apuntó por el lateral. Temblaba de miedo al sentir como ese frío acero de la pistola estaba posado en mi frente.
- Dispara si tienes cojones... tu noviecito no pasará de ahora, esa pistola que tienes no está cargada...-me asusté al saber que sólo dependía del gatillo para despedirme de este mundo- por mi hermana... por todo... por mi padre... tu y solo tu tienes la culpa y no me cansaré hasta arruinar tu vida por completo.
La mirada de Changmin se dirigió a la de Junsu por un instante, sacó el seguro de la pistola; y fue ahí con dos pares de cojones que actuando con reflejos, me aparté de la punta de la pistola echándome para atrás y escuchando el tiro después. Regresé a mi posición normal y me encontré con el hombro de Changmin herido por un disparo de bala que Junsu le había propinado.
Changmin cayó al suelo casi de rodillas y yo miré a Junsu y agarrándolo salimos de allí corriendo hacia la moto como si nos llevase el demonio.
Me subí en ella y Junsu de un salto subió después de mí.
- ¡AL PUERTO CORRE!
Encendí la moto lo más rápido que pude y volvimos a sentir un disparo hacia nuestra dirección. Changmin se había levantado como había podido y nos había intentado matar de nuevo.
Esquivamos ese disparo y saliendo por una de las ventanas tapiadas con madera nos encontramos con patrullas de la policía rodeando la zona.
"¿COMO SALDREMOS?"
Mi mente pensaba eso sin parar.
Pero por suerte para ambos, era muy diestro con las motos y siempre me había encantado pasar el rato con las del trabajo de la casa de cocinas de mis tíos.
Aquella era más ágil y menos de ciudad. Los muelles que tenían las ruedas se asemejaban a las de motocross y aprovecharía eso para trazar un plan, una locura que se me acabara de imaginar con tan solo ver las pocas posibilidades que nos quedaban de escapar.
Rugí el motor de la moto y pedí a Junsu que se agarrase fuertemente a mí.
Lo hizo y fue ahí cuando con la fuerza de aquella moto nos impulsé subiendo por unos escombros que había justo delante de uno de los coches de policía pegado a la pared.
Los esquivamos y volando prácticamente si no fuera porque caímos en el capó del coche por la parte del motor y rebotamos; cruzando aquella barrera policiaca como en una de aquellas películas americanas típicas, donde al cruzar los coches pronto estallaba todo en llamas.
Pero esto era la vida real, y por muy de cine que parecía nos llevamos un gran susto al pensar que no sería capaz de controlar la caía después de aquel lanzamiento aéreo.
Al pisar el suelo plano y notar que seguíamos intactos, agradecí a lo que estuviera allá arriba y partimos a toda mecha dirección el puerto.
La policía nos siguió todo el camino y nosotros dando rodeos los esquivamos. O eso creíamos.
Nada más llegar al puerto, el yate al que habíamos ido previamente ya se encontraba esperando por nosotros en mitad del apeadero del puerto deportivo.
Las sirenas de los coches de policías estaban más y más cerca, pisándonos los talones y yo a toda prisa nos conduje hasta el muelle más cercano donde atracaba el barco que nos llevaría a la libertad. Pude escuchar como Junsu llamaba a sus subordinados ordenándoles que encendieran el yate lo antes posible para escapar a aguas internacionales.
Se escuchaban cada vez más cerca de nosotros y girando la moto en una de las esquinas pude ver como más coches de la policía nos habían tendido una emboscada. Sabían perfectamente que el primer sitio a donde se nos ocurriría ir para escaparnos sería el puerto.
Maldije todo y cuanto pude de todo aquello. Me las arreglé esquivando y haciendo trompos con la moto temiendo que Junsu acabase tirado en el suelo con la fuerza de aquellos movimientos bruscos.
Hice un trompo de 180º cuando no encontramos salida y arranqué la moto en sentido contrario. Era como una ratonera, como si estuvieran jugando a atrapa el ratón. Nos tenían pillados completamente y sin salida.
Entonces decidí aventurarme acelerando la moto pasando entre dos coches muy poco separados, casi rozando con nuestras piernas. Sentí como Junsu se agarraba a mí miedoso por todo aquello y yo con la adrenalina controlando mi cuerpo aceleré hasta el apeadero de aquel yate. Nos cruzamos más coches pero los esquivamos y corriendo por el muelle les sacamos ventaja.
A sólo unos metros del mar y la libertad, paré la moto dando un frenazo y dejamos que cayera nada más bajar de ella. Agarré del brazo a Junsu y nos pusimos a correr por los apeaderos donde cientos de yates estaban amarrados.
Pero un escozor, un ardiente y doloroso escozor me atravesó el costado sintiendo como mi sangre caliente y alterada por la adrenalina de aquel momento de escapatoria salía a borbotones haciendo que fuera poco a poco perdiendo las fuerzas y cayendo al suelo de bruces.
Perdí levemente el conocimiento...
Pero una mano cálida me acariciaba el rostro, llamándome, diciendo mi nombre casi ahogado en llanto.
Abrí los ojos levemente y muy lentamente, para ver a mi querida rosa de invierno llorando mientras me tenía en sus brazos abrazándome contra su pecho
- ¡JAE... JAE!... POR FAVOR... ¡DESPIERTA!
Lo miré mientras sus lágrimas corrían por mi rostro y recordé lo que había pasado.
Pero no podía dejar que lo cogieran a él también
No a él..
Si alguien tenía que salvarse ese era él.
- ¡VAMOS POR FAVOR LEVÁNTATE!...
Sus lágrimas salían descontroladamente y su mano me urgía a levantarme y correr con él. Alcé mi mano a su cara y la acaricié limpiando sus lágrimas y le sonreí.
- Escapa... mi amor...
Junsu negaba con su cabeza mientras me repetía una vez que me fuera con él. Pero sólo yendo con él podría terminar mal... y jamás me perdonaría hacerle sufrir tanto. No después de todo lo que tuviera que soportar.
- No... Vete... nos volveremos a encontrar...
Escuchaba como las voces estaban más cerca de nosotros y lo agarré fuertemente del rostro haciendo que me mirase fijamente.
- Me oyes... nos volveremos a ver... vete...
Agarró mi mano mientras me miraba con ojos abiertos como platos sin poder evitar que las lágrimas salieran de su rostro y se acercó para besarme en los labios por última vez.
- Te amo Jae... volveré a encontrarte....-dijo en un susurro.
Cerré los ojos y dejé que todo sucediera solo.
Sentí como volvía a estar tumbado en el suelo, como unos pasos se alejaban, como otros se acercaban. Disparos, disparos, un motor rugiendo, personas jurando y maldiciendo; y otras pidiendo una ambulancia para llevarme al hospital.
Así fuera mi vida hasta ese momento. Encontré a mi amor, lo perdí, lo amé, lo odié, me reconcilié con él y ahora... el destino cruel volvía a separarnos.
Y esta vez no sabría decir cuanto.
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