¿De verdad iba a estar todo bien? Ya no me importaba, mi pedazo de cielo se había materializado por un glorioso momento. El camino a casa en la van fue borroso e incierto. La ebriedad estaba comenzando a hacerse efectiva. Yunho se sentó en el puesto delantero junto a nuestro hyung. Conversaban en un tono muy bajo y no alcancé a entender nada. Cada cierto tiempo el manager me dirigía una mirada escrutadora desde el espejo retrovisor… Era una mirada de inspección y desconfiada.
Yunho colocó su mano secretamente sobre mi rodilla y comenzó a acariciarla. Se sentía tan bien. Cerré los ojos y pronto me rendí al sueño. Todas las sensaciones convertían mi experiencia en un verdadero paraíso.
- ¿Cómo te encuentras, Jae? – Inquirió la dulce voz de Yunho. Estaba colocando una bolsa de hielo bajo mi mejilla.
- Tengo muchas nauseas – dije aprensando los párpados – Me va a reventar la cabeza.
- ¿La ducha no hizo efecto?
- ¿Ducha?! – Me levanté de golpe abriendo los ojos - ¿En qué momento tomé una ducha?
- Hace algunos minutos – Dijo él acercando el cesto de basura. Tenía un ojo amoratado. ¿Acaso yo le había provocado esa herida?
Me llevé las manos a la cabeza y sentí el cabello húmedo. Eran las dos de la tarde. Fue una borrachera fuerte, jamás había pasado tanto tiempo inconsciente. Por lo visto, todas las actividades pautadas se suspendieron. Me quedé contemplando el rostro de Yunho como si se tratase de descifrar un enigma desagradable.
- ¿Qué sucede? – Preguntó.
- ¿Te duele?
- Estoy bien – Respondió sin brindarle importancia - ¿Te duele a ti?
- ¿Fui yo quien te golpeó?
- Tú… - Se interrumpió – No pareces recordar mucho… ¿Qué recuerdas exactamente?
La pregunta me sorprendió. Era cierto que me había embriagado con ganas, pero no recordaba en lo absoluto haber golpeado a Yunho de esa manera. Me llevé las manos a la cabeza nuevamente, haciendo las veces de un estimulador de memorias… pero nada sucedía. No recordaba eso en lo absoluto. Quizás todo lo que pensaba que había sucedido había sido alguna otra triste ilusión.
Miré a Yunho como miraría un niño a su padre explicando cómo perdió algo de sumo valor. Explicando cómo perdí el juicio al pensar que todo eso habría pasado o no. Si en efecto no había sucedido… qué era lo que le iba a decir.
- Recuerdo… - dije mirando hacia abajo tratando de no equivocarme ésta vez. Mi corazón ya era suficientemente frágil para que Yunho lo rompiera de nuevo – Recuerdo muchas cosas importantes.
- Yo te había seguido hasta la disco. Desde el primer momento supe que irías allí.
- … ¿Por qué?
- Porque no es tú estilo. Porque tenías algo muy fuerte en tu corazón, cada vez que eso sucede haces cosas fuera de lo normal… Parecía como sí querías destruirte anoche.
- Yo…
- Y esa mujer, Jae… - Dijo apartando la mirada. Frunció el seño con fuerza – ¿Cómo pudiste haber besado a esa mujer? ¿En qué estabas pensando?
Permanecí en silencio. Y Yunho volvió a arrojarme una mirada inquisidora.
- Nuestro hyung no quiso explicarme qué sucedía porque sospechaba que nos iría a afectar también la noticia.
“¿Fue realidad o fue ficción?” Pensé atemorizado… “¿Lo imaginé?” Pasamos mucho tiempo en silencio antes de que Yunho volviera a hablar finalmente.
- Esa mujer, Jae…
- ¿Qué hay con ella, Yunho? – Pregunté con desdén y en medio de suspiros. Bajé la mirada… ya me estaba preparando para que la realidad me abofeteara como siempre solía hacerlo.
- No lo vuelvas a hacer…
Permanecí nuevamente en silencio. “¿Será otra típica orden de nuestro Leader-sshi y no una muestra de celos? ¿Sucedió o no sucedió?”
- Nunca más, Jae… - Me tomó del mentón y levantó mi rostro – Nunca más vuelvas a besar a cualquier mujer antes de besarme a mi.
Lo miré perplejo. Ahí estaba él, sentado frente a mi en la cama de Yoochun con un semblante serio e imperativo. Escalofríos invadieron todo mi cuerpo. Se acrecentaron las nauseas y me temblaban las rodillas. Entonces… así se sentía la confesión sin litros de alcohol de por medio.
- Yo…
- Antes de recurrir a cualquier mujer, ven primero a mi. Si vas a besar a alguien… bésame sólo a mi.
Era como otro danzante sueño en mi cerebro. Yunho pronunciando todas esas palabras y dedicándomelas, finalmente.
- ¿Te golpeé?
- Sí.
- ¿Cuándo? – Pregunté acercando mis manos a su hermoso y herido rostro.
- ¿De verdad importa eso, Boojae? – Preguntó dedicándome una sonrisa. La sonrisa que me llevaba al cielo en pocos segundos. Esa sonrisa por la cual podría matar a alguien sólo por contemplar un segundo más. Una sonrisa que era sólo para mi.
Sin embargo, no podía hacerme a la idea de que Yunho estuviese actuando de ese modo. Resultaba increíble luego de sobrevivir a los miles de desplantes que recibí de su parte. ¿Qué lo había motivado realmente a exponerse?
- Perdóname, Boojae.
- ¿Perdonarte? – Exclamé. En ese momento Yunho era merecedor de lo mejor de mí. Pedir perdón no era algo que yo contemplaba siquiera; no necesitaba pedirme perdón porque desde el primer día yo perdoné todas sus futuras fallas. – Yunho, no hay nada qué perdonar.
-No – Dijo en risas nerviosas – He sido la peor persona de éste mundo durante todo éste tiempo. Sólo he pensado en mi propio bienestar y en la banda. Quise hacer todo a un lado y pretender que no sentía nada.
- Basta, Yunho. – Dije aun con su rostro en mis manos y apartando la mirada – Basta ya.
- Jamás me había sentido así, Boojae. Jamás había hecho “esto”.
Guardé silencio. Las confesiones de Yunho ameritaban toda mi atención. Su vulnerabilidad era algo que sólo podía apreciar en situaciones extremas así que procuré no parpadear para no perderme ni un segundo.
- Tú y Yoochun… - Comentó entre sollozos suaves. Tomó mis manos y cerró los ojos.
- ¿Y todas las demás mujeres, Jaejoong? Cuando dijiste que ya no te importaba, realmente pensé que estaba sucediendo. De hecho, está sucediendo.
No sólo Yunho había cometido errores. Yo también había fallado miles de veces incluso adrede…
- ¿Ya no me necesitas? ¿Ya no significo nada para ti? ¿Cómo te desligaste de mi en estos meses tan fácilmente?
Permanecí en silencio. Preferí callar en vez de confesar que durante todo ese tiempo sentía mucho más odio que cualquier otra cosa por él.
- Y tú y Yoochun abrazados…
- Yunho, no sucede nada entre nosotros! – Exclamé abandonando su rostro.
Se llevó las manos a la cabeza y se dobló sobre su vientre. Sollozaba suavemente.
- Lo que está pasando en tu vida… ¿Cómo puedes ser tan fuerte?
Por un momento había olvidado por completo la noticia del día de anterior. Azoté mi frente como si hubiese dejado un par de llaves dentro del auto.
- ... Soy tan débil como cualquiera, mi querido Yunho.
Levantó nuevamente su mirada llena de lágrimas y se irguió como un tronco. Su cabello estaba despeinado pero lucía tan bien como siempre. Yunho era la clase de persona que brillaba pese las adversidades.
- ¿De verdad me amas, Jaejoong?
- Dios… - Reí con desesperación.
- ¿Lo juras? – Preguntó sin pestañear, cómo si de ésta pregunta dependiera su vida…
- Lo juro, Yunho.
… Y de hecho luego entendería que sí dependía.
- ¿Me amas… como yo te amo a ti?
No entendía el interrogatorio de Yunho. Lo amaba más que nada en éste mundo y jamás pensé que nuestro amor era recíproco hasta ese punto.
- Yo… No voy a hacerte muchas preguntas, Jae – Dijo como si renunciara a mi pregunta debido a mi vacilación - Hay muchas cosas en las que tienes que pensar ahora… No hay mucho que pueda decirte al respecto.
- No, Yunho…
- No se nada sobre la adopción – Sonrió con vergüenza y se rascó la cabeza aun con los ojos húmedos – Pero sí se que eres Kim Jaejoong… él mismo chico que conocí hace años atrás. El hombre que amo.
Me abrazó con ternura. Sus brazos evocaban una calidez casi imposible de emular aún para mi propia madre. Me sentía nadando en un río de dicha acaudalado por el calor que emitía Yunho.
- No sé nada de esto, mi Boojae. No lo entiendo siquiera. Pero sé que tú familia te ama, porque esa es tú verdadera familia. Sólo tu madre te conoce como ella te conoce. Sólo de su calor y afecto has surgido tú y nadie va a cambiar eso.
Sollocé en su ancha y robusta espalda y correspondí a su tierno abrazo. Es un momento que atesoro aún hoy en día, a pesar de las tragedias personales y ajenas. Fue un momento sin igual. El tiempo se detuvo sólo para el consuelo y confort que Yunho me brindaba en sus brazos.
Tomó mi rostro en sus manos y en su proximidad inspeccionó la herida que tenía bajo la mejilla.
- Perdóname – Dijo en un sensual murmuro.
- ¿Cómo besas a alguien como nunca? – Pregunté repentinamente.
- Como si hubiese una despedida de por medio. Como si no hubiese un mañana. Como si nunca antes hubiese besado a alguien.
- Pues entonces… te prometo que esto será como una despedida para que me beses sólo así.
- … Pero habrá una despedida, Jaejoong.
La frase que define mi vida. La frase que no abandona mis recuerdos ni mi corazón.
- ¿Qué?
- Te amo.
Y me besó nuevamente… Cómo si no hubiera un mañana.
¿Cuáles eran esos secretos de Yunho? ¿Cómo era su vida, realmente? Nadie lo conocía mejor que yo, pero… No lo conocía realmente
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hermoso que bueno que Yunho y Jae al fin estén juntos y se aman
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