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Arualthings

Last Vow/Bow cap 28

Fuese quien fuese éste Jin Hun, lo único que sabía era que existía y sobre todo que existía para atormentarme mentalmente y arruinar lo que había conseguido con Yunho.

El resto de los días que pasaríamos en Corea tendrían que ser decisivos. No sentía a Yunho distinto en la cama al resto de los días, más bien, el extraño estaba siendo yo. Ahora era cierto que no tenía ni un segundo de paz… pensando en todas las posibles cosas que estaban marchando mal y con una psicosis incontrolable en aumento.

Cada mañana que desayunábamos apresurados mis ojos escrutaban cada movimiento de Yunho, cada ademán, cada sonrisa, cada movimiento. Quería saber si realmente había algo distinto en él. Parecía un detective obsesionado con su presa.

- Ayer Joongie, se equivocó en las letras – Rió cubriéndose la boca Yunho – Sucede a menudo, será que nos estan hechizando? Recuerdan aquella vez que desafiné en el Melon concert? Quería desaparecer porque…


“Eres un farsante” Pensé entrecerrando los ojos y esbozando una sonrisa prácticamente invisible mientras él continuaba hablando.


- Y tantas letras que debíamos aprendernos… Al diablo! – Exclamó con acento provinciano y haciendo reír a los demás – Al diablo con todo… llegaré al escenario vestido de payaso sólo por diversión...


“Un maldito mentiroso” Pensé manteniendo mi forzada expresión para luego desbocar en un mucho más que elaborada “Un comediante… un maldito comediante, Yunho”


- ¿Cierto, Jaejoong? – Preguntó el humoroso Yunho.


- No podría estar más de acuerdo… - Respondí secamente, casi acabando con el rato ameno de todos los miembros.


- ¿Sucede algo? – Preguntó de nuevo Yunho aun sin abandonar su sonrisa.


- Nada – Respondí recogiendo los platos de la mesa – Necesito salir un momento.


- ¿Puedo ir contigo? – Añadió con emoción.


- Solo saldré un momento – Respondí fríamente abandonando la cocina, debía apresurarme si es que pretendía cumplir con nuestro horario de trabajo de ese día.


Salí del lugar sin importarme nada e ignorando la perplejidad de todos. Me dispuse a ser lo más rápido posible para aprovechar el tiempo. Era otoño y por ende una mañana fría… irónicamente mi época favorita.


- Buenos días, Academia Paeksan? – Pregunté apenas recibí el tono.


- Sí, buenos días – Respondió una voz al otro lado de la línea - ¿En qué puedo ayudarle?


- Quería saber si tenían inscripciones abiertas para cualquier módulo.

- Sí, señor. ¿Sabe ya nuestras modalidades y horarios? ¿En qué modulo desea inscribirse? Existen 10 tipos de…


- Disculpe – Interrumpí mientras continuaba caminando casi a la carrera por las calles - ¿Sería posible conseguir la información personalmente?


- Por supuesto! Puede venir cuando lo desee ¿Sabe ya nuestra dirección?

- Sí… quisiera visitar los gimnasios principales…


- Necesitaría una tarjeta de barras, señor. Es exclusiva para los clientes.


- Gracias por su ayuda, adios. – Concluí colgando mi celular y manteniendo mi paso acelerado. Debía usar una especie de disfraz si pretendía dejar mi identidad en secreto. Tomé un taxi luego de haber caminado cuatro cuadras seguidas, con suerte no encontraría mucho tráfico aquel domingo y le indiqué al chofer el camino.


Me aferré a la ventana izquierda de aquel automóvil y lentamente fui recordando las ocasiones en que dependí de un taxi para estar con Yunho. Recordaba claramente aquella noche en que regresaba a casa y él no paraba de enviarme textos incitantes, aquella noche de nuestra primera vez. Recordaría también aquella vez en que estaba casi aplastado en esa misma posición en la que estaba ahora pensando en mi madre y con Yunho compartiendo mi tristeza.


Miré fuera del cristal como solía hacerlo siempre y como me encantaba cuando era un infante. Veía a la gente, a tan temprana hora matutina, agitados como locos. Comencé a observar el panorama de una forma ralentizada, de la forma usual como cuando fantaseaba. Mi desesperación y expectación no cesaban y sin embargo me sentía más determinado que nunca a hacer lo que me había propuesto a hacer.

Y no dejaba de recordar nuestros momentos juntos… como si se tratase del final. Recordé desde el peor hasta el mejor momento… como una vez en que él me abrazara desde atrás en el balcón de nuestro hogar en Seul y reíamos como unos niños en la brisa de la noche… ¿cómo era posible que aquel recuerdo se sintiera tan lejano y antiguo? Y ¿Cómo era posible que yo pudiese haberlo olvidado y me hubiese embarcado en una cacería para poder desenmascarar y enjuiciar a Yunho finalmente?


En las calles de Mago todo el lujo parecía relucir por las nuevas prendas del otoño y más aun sus presuntuosos y adinerados portadores. Odiaba la visión, pero continuaba viéndolo todo con mi embelezada expresión la cual ralentizaba todo a mi alrededor. Repentinamente vislumbré a Yunho con aquel traje negro de Prada que le quedaba tan bien caminando en dirección opuesta. Me sobresalté de tal manera que casi logro que el conductor se detuviera, cuando miré con atención me percaté de que sólo había sido una rara ilusión. El fantasma de Yunho me estaba persiguiendo.


“¿Es un sueño?” Me pregunté en mi fuerte letargo.


“- ¿Dónde estas, Boojae?” Un texto de Yunho. Volví a cerrar la tapa de mi celular.


Volví a mirar fuera del cristal y volví a ver a Yunho, pero aquel Yunho joven que vi por primera vez en la audición de SM, aquel tipo que me atrajo al instante de cruzar miradas. Aquel que vi en un tienda de café al día siguiente, aquel que me hacía tartamudear. Yunho con el cabello negro y virgen. De un segundo a otro sentí una horrible sensación que me heló las entrañas y me hizo sentir nauseabundo.


“¿Es ficción esta vez?” Dije con la cabeza sumida en el apoyo del asiento trasero y despegándome de la ventana como si se tratase de ver el mismo demonio en la vereda. Lleve las manos cubriendo mi rostro para poder tener al menos un momento de cordura porque era obvio que me estaba volviendo loco…


- Llegamos a la academia – Dijo el chofer mientras se detenía a un lado de la vereda.


“Totalmente loco…”


Al sentir la brisa creada por el auto arrancar a mis espaldas me comencé a cuestionar por qué era que veía todo lo que me sucedía como un sueño de espanto o como una pesadilla disfrutable. Mientras caminaba hacia la academia me sentía como una especie de criminal.


- Buenos días - dijo la recepcionista que me había atendido anteriormente - ¿En qué puedo ayudarle?


- He llamado hace un rato – Dije cuidando de mi disfraz. Nadie debía conocer mi identidad – Me recuerda?


- Oh, sí! - Dijo alcanzando una especie de planilla de datos y preparándose para escribir mi nombre – Señor…?


- Ehhh… Han – Contesté al azar – Han Ji Hoon – Casi me azoté a mi mismo por no pensar en otra cosa.

- Señor Han ¿Ha decidido ya qué características quiere para su plan en la academia?

- Antes que nada – Dije acentuando un semblante muy serio – Quisiera ver los gimnasios principales.


- Disculpe señor… le he explicado que es un acceso disponible para clientes – Explicó amablemente – Sin embargo tiene acceso a todos los demás salones de práctica. También puede pagar clases individuales.


- Gracias, pero no seré un cliente hasta no ver los gimnasios – dije firmemente. Sabía que ésta chica era nueva en esto y si podía ser firme podría conseguir lo que quería.


- Eh… disculpe señor Han pero…


- Si pretenden conseguir clientela, cómo lo lograrán ocultándole lo mejor de la academia?


- Eh… señor, no es que sea lo mejor de la academia.


- ¿O sea que es lo peor?! Ocultan los defectos para que los inocentes que firman con Uds. no sepan en el robo del que serán victimas?!


- No! Eh… no, señor – Dijo la confundida chica a punto del llanto.


- ¿Tendré que denunciarlos con algún ministerio de protección al consumidor?


- Señor, tome ésta tarjeta por favor! – Dijo llevándose una mano a los ojos como si no tuviese más remedio – No sé lo que intenta hacer, pero nunca habló conmigo! ¿Está bien?


- No se preocupe – Dijo sonriendo triunfantemente.

- ¿Lo he visto antes en algún lado? – Dijo ella frunciendo el seño y virando la cabeza como lo hacen los perros.

- No lo creo – Dije nerviosamente mientras me dirigía hacia la puerta de acceso


“Eso estuvo cerca” Pensé mientras estaba en unos de los pasillos. Todos los empleados estaban preparándose para comenzar. Alguno que otro cliente ya estaba entrando a los respectivos salones de práctica.


La academia Paeksan era una famosa academia de baile en Mapo. Yunho fue un estudiante intermitente 2 años antes de entrar a DBSG. Era obvio que había fotos de él por todo el lugar como para convencer a los clientes y comenzaban a sonar canciones de nuestro grupo en remix, éramos muy populares en ésta clase de lugares y es por eso que debía esconderme bien.


Me había tomado algún tiempo dar con toda la información referida a ese lugar mas sin embargo no fue difícil. Contactar a los amigos del pasado de Yunho fue casi pan comido y sabía que era determinante para encontrar lo que yo quería.

- Dónde estas?! – Preguntó Yunho sobresaltado cuando me digné en contestar el celular – Por qué no contestabas ninguna de nuestras llamadas? ¿Se te olvidó que tenemos presentación dentro de media hora?

- Llegaré a la estación a tiempo – Dije inalterable mientras entraba al gimnasio principal - Cálmate.

- ¿Que me calme?!! – Continuaba Yunho con su sermón - ¿O sea que ni siquiera estás cerca para salir todos juntos de casa? ¿Desde cuándo llegamos por separado a las presentaciones? ¿No es por eso que vivimos todos juntos?

- Oye, Jin Hun! – Dijo uno de los tipos con pinta de instructor de la academia. Miré hacia todas las direcciones para ver quién respondía al llamado pero no lograba ver a nadie, podría haberlo hecho con más atención de no haber sido por la llamada de Yunho.

- … Llegaré, confía en mí.

- Dijiste que volverías rápido… - Concluyó Yunho colgando. En otra situación aquella llamada me hubiese preocupado, pero en ese momento toda mi atención estaba puesta en descubrir quién era el tipo en cuestión.


- Con permiso – Dijo una voz atrás de mi. Me hice a un lado para no bloquear más la entrada.


- Jin Hun – Dijo el instructor - ¿Te llamaron de la agencia?


Aquel hombre era el famoso Jin Hun, Park Jin Hun, para ser más precisos. Toda mi obsesión por dar con aquel tipo finalmente se materializaba. Era un tipo alto, más alto que yo y quizás tan alto como Yunho. Tenía un caminar resuelto y una sonrisa de millones, vestía ropa holgada y hip-hop. Me parecía estar viendo un clon barato del mismo Yunho de años atrás.


- Oye... necesitas algo? – Preguntó Jin Hun volteando hacia mí como si me hubiese dejado en el camino.


- Eh… yo – Me quedé casi mudo al verlo… era un tipo muy bien parecido. Sentí demasiadas cosas al verlo, tenía la necesidad de salir corriendo por la puerta y escapar de aquella escena.


- Eres de aquí? – Preguntó nuevamente echándome un vistazo – Nunca antes te había visto.


“¿Qué demonios estoy haciendo?” pensé mientras jugueteaba con la pelusa de mis bolsillos.

- ¿Conoces a Yunho? – Pregunté con voz temblorosa.


- … ¿Quién eres? – Preguntó acercándose a mí. Todo estaba aun en penumbras porque recién había abierto el lugar - ¿Te conozco? ¿Eres algún fan?


- Si conoces a Yunho me conoces a mi – Dije tragando grueso para tratar de aliviar el nudo que tenía en la garganta. Cuatro pasos más y aquel tipo estaba frente a mí.


- Jae…joong? – Preguntó él con los ojos tan abiertos como platos; si seguía en esa postura la quijada le llegaría pronto al piso – pero qué… ¿Qué haces aquí?


- Eh… por favor, no digas nada – Dije mirando a todas las direcciones – Nadie debe saber que estoy aquí.

- Vuelvo en seguida – dijo él dirigiéndose al instructor y siguiéndome la corriente, caminamos hacia el pasillo vacío - ¿Ha sucedido algo?


- Él jamás habla de ti – Le comenté tratando de cortar el hielo, como si quiera obtener una respuesta específica. Me era extremadamente difícil mirarlo sin hacer una mueca de dolor.


- ¿Cómo sabes quién soy? – Preguntó él con un semblante de desconfianza.


- Debes buscarlo… - Dije con la voz en extremo temblorosa – Él te necesita.


- … de qué ha… - Balbuceó mientras se sostenía de una pared, mi frase destapó su escondite – Hablas en serio?


- … Te lo juro – Dije en una especie de resoplo – Yo te contactaré…


Me di la vuelta y comencé a mover mis piernas congeladas para intentar al menos arrastrarme hasta la salida.


- Espera! – Gritó él antes de abandonar el pasillo, solo viré la cabeza porque el resto del cuerpo no obedecía a mis comandos – Dile que… lo sé y que también lo necesito!


Salí despavorido del lugar; le tiré la tarjeta a la chica y tumbé la puerta principal para poder salir. Corrí una cuadra entera lo más rápido posible y me detuve al final. Tenía una especie de crisis de llanto y nervios caí arrodillado en el pavimento cubriéndome el rostro con las manos, todos alrededor se intentaron acercar y yo caminé un poco más hasta perderlos de vista. Me sostuve de una pared con las manos y sin poder contenerme más vomité todo el desayuno en aquel rincón.


Tosí como nunca y tuve que sentarme en la vereda para poder reponerme. Noté que mi cuerpo se sentía bañado de una especie de sudor frío y me sentí realmente enfermo.


“Quiero despertarme ya de ésta horrible pesadilla… No… quiero despertarme ya” Pensé mientras intentaba torpemente ponerme de pie.


- Tú me vas a despertar… - Dije mientras paraba un taxi. Me dirigía al apartamento lo más rápido posible si antes no moría en aquel auto.

Si el camino a la academia fue bizarro, el camino a casa fue, sin duda, de muerte. Llegó un momento en el que pensé que mataría ahorcado al chofer porque a ratos me parecía que era Yunho conduciendo un auto. Me estaba enloqueciendo, no recuerdo si hablaba en voz alta porque el conductor miraba hacia atrás todo el tiempo con pinta de extrañado. Lloraba en silencio a la vez.

Cuando entré, noté que no había nadie ya en casa. Me apresuré a buscar hasta en el más recóndito lugar alguna prueba de Jin Hun. Si era necesario poner la casa al revés lo haría con tal de encontrar lo más mínimo.

“El amor toma tiempo… y tomará tiempo que te olvides de mi.
Seré de ti hasta la muerte, no por elección propia si no porque
Tu ser es esclavo de mi amor, esclavo de mi cuerpo y
Esclavo de mi corazón. No puedes escapar.

En el amor no hay palabra ni voluntad que valga, porque a los
Ojos de él, todos somos esclavos… y yo soy tu esclavo, también.

PJH 05 – 10 – 20”


- De hace dos días – dije doblando la carta nuevamente y a la vez colocando una mano en mi frente – De hace dos días… maldito.

Por eso… por él o por cuántos más tenía ya tanta experiencia? Y fui yo parte de su alimento?

“He aquí el momento que quizás mi mente deseaba que ocurriese” Pensé “Ya sucedió”

Estaba tendido en el piso gimoteando como un derrotado. Lloraba tan fuerte como podía hacerlo, grité varias veces mientras golpeaba el suelo. Me puse de pie bruscamente y fue corriendo a la cocina. Tomé el cuchillo más grande y caminé hacia la sala.

- Todo puede terminar en un segundo… – Dije mientras hacía una cortada en la muñeca izquierda.

Me limpié enseguida la insignificante herida y apunté el cuchillo hacia el espejo de en frente.


- En un segundo, Yunho.


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