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Arualthings

Last Vow/Bow cap 36

Llegué a la recepción de la fiesta de una vez. Había dejado mi equipaje en el auto con descuido. Busqué vehemente con la vista hasta que finalmente di con Changmin, quien automáticamente, desde tan lejos decidió acercarse a mí.


- Hyung, yo… perdóname por haberte hablado así.

- Si vas a sermonearme… al menos mantén tu posición – Exclamé azotándole suavemente la nuca – No te disculpes!

- Entonces, no vuelvas a actuar así nunca más! – Respondió él azotándome con el doble de mi fuerza. Seguramente no iba a dejar que lo dejara mal parado como un menor – Él… está alla. No le dije que vendrías.

Changmin señaló una de las barras menores de los jardines y convenientemente, la más alejada y solitaria… no podía ver muy bien, pero por muy distante que fuese, reconocería la silueta de Yunho. Asentí tomando aire, preparándome para la maratónica sesión que estaba sólo a pasos de distancia… uno de los últimos peldaños para poder limpiar mi conciencia.

Por cada paso que daba recordaba cosas del pasado. Como siempre. Recordé a Yunho hablando en el balcón del hostal donde vivía antes de debutar. Recordé también a Yunho diciéndome que había valido la pena aquella noche que audicioné. Recordé a Yunho llorar aquella vez que me había pedido noviazgo; el estómago se me arrugó al filo de mi ola de pensamientos adoctrinantes “Siempre mintió” pensé y lo recordé muerto en aquella pesadilla mía… aquella que parecía tener cada noche.

Finalmente estaba a sus espaldas a punto de encararlo…

- ¿Qué quiere señor? – Preguntó el barman al verme acercar.

- Soju … sólo Soju.

Yunho volteó casi al punto de provocarse un desgarre de músculo. Con cara de escéptico; no podía hacer otra cosa que mirarme desde su silla hasta que se puso de pié bruscamente cuando di dos paso más hacia delante.

- Sí, señor – Respondió el barman – Enseguida.

Me senté justo al lado del taburete de Yunho. Él se sentó en seguida y con mucho esfuerzo trató de mantener la calma y la cordura. Como si esa frialdad suya lo iba a salvar en aquel momento para lo que se le venía encima.

Aquel lugar era en extremo glamoroso y con clase. Un tono sepia parecía llenar cada espacio brindándole cierto aire de paz al sitio. Si aquello iba a pasar, yo quería gritarle, golpearlo… hacerlo pedazos si era posible, pero la única ocasión que tendría para hacerlo con la cabeza en frío era ésta. Aprovechando que Yunho no lucía ebrio, o al menos no mucho.

- ¿Qué pasó con la boda de tu hermana? – Preguntó él contemplando el vaso de su trago de whisky escocés.

- No ha pasado nada – Respondí secamente.

- ¿Viniste por mi? – Preguntó finalmente luego de algunos segundos en silencio, alzando su mirada pero aun mirando al frente.

- ¿Por ti? – Reí con sigilo – No, más bien he venido por mi… por mi.

Yunho se volteó a mirarme. Sin embargo, su mirada era distinta, sopesada, sostenida, lastimada y lastimosa. Su espalda era un poco gacha, lo que me hacía lucir más alto estando sentado.

- Eso que estás haciendo se tiene que acabar… se tiene que acabar ya.

- ¿Esto? – Dijo bebiéndose por completo el trago de escocés y luego haciendo una mueca de ardor.

- Si crees que eso me manipula en algún modo estás equivocado. Así que puede acabarse ya.

- Creo que a ti esto… te hace feliz – Agregó con una sonrisa enmarcada con extrema tristeza – En el fondo estás feliz…

- ¿Feliz, Yunho? – Pregunté azotando la mesa - ¿Crees que soy feliz?

- Creo que te hace feliz ver cómo se invirtieron los papeles…

“Claro que me hace feliz… Me da placer que sufras lo que yo sufrí” Pensé.

El barman me alcanzó la botella de soju y un vaso, pero pese a ser un evento de etiqueta me negué y preferí sólo la botella.

- No contestaste ni una de mis llamadas – Agregó después de mi prolongado silencio.

- Si quieres hablar… pues aquí estoy – Dije llevándome el pico de la botella cerca de los labios – Habla.

- Tengo que… - Dijo él luego de otro largo silencio incómodo y sin dejar de mirarme a los ojos con su sostenida mirada – tengo que confesarte muchas cosas, Jaejoong.

En aquel momento respiré hondo de nuevo… ya sabía lo que iba a contarme, o pensaba que lo sabía y sin embargo me producía un miedo perpetuo que saliera de sus labios las confesiones que tuviesen que ver con aquel sórdido personaje que ahora yo parecía conocer bien.

- Te he mentido, Jae… - Dijo finalmente antes de empinarse nuevamente un trago de la barra.

- ¿Ah sí? – Balbuceé tembloroso.

- Sí…

En aquel momento pasó una hermosa artista de SM saludándonos a ambos desde lejos.

- Ah… Mira, es Lina – Dije con ponzoña devolviendo el saludo con la mano – cómo te gustaba ella cuando era trainee.

- Nunca, Jaejoong.

- ¿perdón?

- Nunca me gustaron las mujeres – Dijo bajando la cabeza, casi recostándose de la barra.

- ¿Qué? – Pregunté tratando de simular alguna reacción. A este punto cualquiera de sus confesiones se quedaba corta al lado de la confesión que yo más ansiaba escuchar. Esa que a la que tanto huía pero que tanto quería escuchar.

- Te mentí, Jae – Contestó asintiendo desde su lamentable posición de borracho abandonado – Nunca me gustaron las mujeres, ni siquiera un poco. Siempre he sido “esto” toda mi vida.

Solté un suspiro desde aquel lamentable cuadro. Yunho daba mucha lástima así como se lograba ver desde donde yo estaba; sabía de sobra que no le gustaba dar lástima, su orgullo no se lo permitiría. Pero aquel hombre parecía un retazo de lo que fue alguna vez.

- Recuerdas a Lee Jin? – Preguntó irguiendo un poco la cabeza y esbozando esa sonrisa triste que valían miles de lástimas – La bella Lee Jin. No me pude acostar con ella ni una vez… por eso vivía enfadada. No podía siquiera follármela, Jae.

Se irguió de nuevo y me volvió a mirar.

- Cada vez que estabas cerca trataba de hacer algo para llamar tu atención… pero aquella idiota no me provocaba otra cosa que asco. Sí, ya era un marica desde aquel entonces…

Yunho le hizo una seña a lo lejos al barman para que le trajera otro trago a lo que el barman obedeció cual robot. Al tener el nuevo trago, Yunho lo olfateó hasta que hizo una mueca de ardor.

- Terminamos porque no se me paró – Relató, de nuevo con su sonrisa triste – No se me paró porque no me gustaban las mujeres… simplemente.

- Deja de hablar de eso – Exclamé bebiendo un sorbo de mi original botella de Soju – Es muy desagradable.

- No es desagradable si no hablo de mujeres, verdad? – Preguntó luego de beber el trago completo – A ti siempre te gustaron.

- Y qué quieres que te diga, Yunho? Crees que vine aquí a hablar de mujeres?

- Y de qué viniste a hablar, entonces? – Preguntó mirando al frente nuevamente.

- ¿Por qué te dejé, Yunho? – Pregunté incisívamente acercándome un poco y frunciendo el seño – ¿Dime, por qué te deje?

Yunho se ahogó en un hipo y trató de esconder el rostro un poco.

- No sé por qué me dejaste, Boojae – Contestó finalmente con asomos de lágrimas en sus párpados pero siempre mirando hacia el frente.

- No me gustan los que engañan, Yunho – dije a la puerta de su oreja izquierda – No me gustan para nada.

Yunho continuaba mirando al frente como si yo no hubiese dicho nada.

- ¿Me escuchaste?! – Volví a preguntar con un tono molesto – No me gustan los que engañan; desprecio a los mentirosos, Yunho…

- ¡!Nunca te engañé!! – Me interrumpió él a gritos y nuevamente mirándome a los ojos – Nunca te engañé, demonios! Nunca te engañé!

- ¿Sabes algo? – Dije poniéndome de pié – Se me da bien la comedia… sí. Me has enseñado todo lo que sé!

- …Por favor! - Imploró él aferrándose a una de mis muñecas con torpeza – No me dejes, Jaejoong!

- Eres un farsante, Yunho. Un…un maldito comediante.

- Boojae, por favor – Continuó él sin poder contener una lágrima de su ojo derecho y resbalándose de mi brazo.

- Púdrete! – Exclamé mientras terminé de zafarme el brazo del alcance de su no tan inocente mano.

Yunho casi cayó instantáneamente en el suelo de no ser por el taburete. En 15 minutos de conversación parecía estar totalmente ebrio. Me sacudí el traje como si se hubiese tratado de tocar basura y me dispuse a abandonarlo nuevamente a su suerte. Al cabo de tres pasos Yunho pronunció el nombre “Boojae” de nuevo, lo que me hizo hervir la sangre. Respiré profundo y volví hacia donde él estaba, para nuevamente hablarle al oído.

-… Y sí me he estado acostando con alguien – Acuñe sin piedad – Si es posible me lo follaré cada dos días… para no pederte el paso.

Yunho emitió una especie de quejido que hizo que la gente cerca de nosotros se percatara de alguna especie de pelea. Yunho parecía gemir como un autista. Eso que le acababa de decir había roto algo en mi amado Yunho. No alcanzaba a hacer otra cosa excepto que emitir ese gemido lamentable… como si la su lengua tampoco estuviese de su lado.

- Ponte de pié! – Exclamé mientras disimulaba cualquier vestigio de discusión – Vamonos ahora a casa. Vamonos ya, Yunho.

Tomé uno de sus largos brazos, que ahora me parecían en extremo asquerosos, y lo coloqué en mis hombros. Tenía que sacarlo de aquel lugar sin dar tumbos. No conseguía disimular mucho, Yunho a duras penas podía dar pasos. No veía a Changmin por ningún lado, pero poca gente estaba ahí cerca, así que era el momento perfecto para sacarlo del lugar.

- Jae… - Dijo Yunho con la cabeza derrumbada en su pecho.

- ¿Qué sucede? – Pregunté impaciente mientras estaba arrastrándolo en el estacionamiento cerca de mi coche.

- Te odio… Te odio.


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