Mi chico de enfrente cap 3

Ayúdame a buscar: Parte II

“¡Perdónenme!”

“¡Perdónenlo, el es solo un idiota!”

“¡Si, soy solo un idiota!... ¿Eh? ¡Oye!”

“Déjenos ir, o por menos a mí.”

“Gracias, así aboga por mí, mi hijo postizo” Tae ya veras, ¡Olvídate del regalo de Navidad!

“¡Tú fuiste quien nos metió en esto!”

“¡¿Qué iba a saber yo de esto?!” Soy inocente, completamente inocente y puro y lindo y talentoso y… eso.

“Ya estamos aquí, solo nos queda rogar por nuestra vida”

“¡Señores Yakuza, déjenos ir, por favor!, ¿ya?, ¿ya?, ¿ya?” Tengo miedito, ¿Y ahora quien podrá ayudarme?

*******************Flash Back******************

“¡Tae no te vayas!” Rogaba a mi pequeño compañero de búsqueda.

“¡Ya estoy cansado! Hemos recorrido casi todo Seúl y no hemos encontrado nada, ríndete, te lo digo por tu bien, hyung.” ¡Esa mirada es maldad pura!

En ese momento y de la nada, apareció un hombre armado, ladrón, asaltante o como quieran decirle. TaeMin ni corto ni perezoso, arranco de ahí sin decirme nada y bueno, yo también lo hice, no pensaba quedarme a que usurparan mi bello ser.

“¡AUXILIO! ¡ESPERAME TAEMINNIE! ¡NO ME DEJES! ¡AAAAAH!” Lloro, lloro, lloro.

“¡TE ESPERO! ¡APURATE JAE HYUNG!” Si me estas esperando ¡¿Por qué corres más rápido?!

Tras alcanzarlo y hacer que mis piernas sacaran fuego por la velocidad, el ladrón seguía persiguiéndonos, a mi parecer quería más que asaltarnos, pero no lo culpo, ósea, con semejantes hermosuras de mi pingüino y mía, como no desearnos. Tae se subió a un árbol, así que lo seguí e hice lo mismo, ninguno pensó que el individuo que nos perseguía haría lo mismo. A un costado del árbol había una casa, mejor dicho una mansión de estilo japonés antiguo, como típica de samuráis o ninjas; como el hombre ya iba a alcanzarnos, tome al chico de la mano y le señale la casa, en aquel momento con un poco de impulso, saltamos y logramos caer en el patio, medio sanos y salvos. Por supuesto el asaltante no se rendía y al intentar saltar hacia donde estábamos, término estampado en el suelo, siendo así como finalmente lo perdimos.

“Y ahora… ¿Qué?” Mi pequeño Tae, yo tampoco lo sé.

Y sin decir nada, porque realmente no sabía que decir, me encamine por el “patio” en el que caímos, pero no se veía nada, digamos que el terreno es bastante, muy, demasiado extenso. Luego de unos minutos por fin avistamos la residencia que habíamos visto desde el principio, nos dirigimos a la puerta y tocamos.

“¡Konnichiwa!” Aplique el japonés que aprendí cuando viaje a ese país.

“¿Por qué haces eso?” Tae eso es obvio.

“No creo que aquí hablen coreano ¿o sí? ¡Watashi ser chingu!”

“¡Hyung estas mezclando los idiomas! Y además mal, ¿Que acaso el watashi no es para las chicas?”

“En realidad no me acuerdo, pero aprendí mucho con Mana-Sama cuando fui a Japón” Que días aquellos…

“¿No estarás hablando de Mana de Moi Dix Mois?” ¿Era conocido? Ni idea.

“Si, el mismo él fue mi guía en el país, me enseño mucho” Como olvidar aquellos días, cuando me vistieron de geisha y me dijeron que tenía futuro en eso, aunque nunca me quedo claro lo que hacían.

“Pero…”

“¿Pero qué?”

“Mana no habla, no te pudo haber enseñado japonés si no habla… además, ¡¿Cómo es que conociste a un artista?!” La expresión de TaeMin cambio totalmente. De veras no sabía que era una artista y tampoco recuerdo como lo conocí.

“No lo sé mi pequeño saltamontes, pero ahora solo preocupémonos de salir de aquí y como nadie respondió, vámonos.” Comenzamos a movernos o eso intentamos, pero nos detuvieron unos matones japoneses y luego de eso… luego de eso aparecí aquí rodeado de yakuza. Había uno que destacaba del resto, al parecer era el manda más del lugar, ya que se encontraba sentado en una gran silla, mirándonos.

“¿Por qué osan entrar en mi morada?” Su mirada afilada disparaba contra mí, me sentía ya medio muerto.

“¡Perdónenme!”

***************Fin Flash Back******************
“¡Callate! Solo responde la pregunta.” Wow, al parecer es más calmo de lo que se ve.

“Nosotros, ósea yo y el… estábamos….” Ring ding dong Ring ding dong Ring diggi ding diggi Ding ding ding. El celular de Tae comienza a sonar, puede ser nuestra salvacion.

“¿Puedo contestar?” Pregunta el pequeño con esa cara que es innegable decirle algo.

“Si, claro.” ¿Amable? Puede ser.

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