El viento frío le acariciaba el rostro y le helaba la nariz, de ninguna forma iba a dejar que el tiempo le arruinara el día; extendió los brazos y gritó “bonjour” a nadie en especial, unos parisinos lo miraron raro no por su comportamiento sino por pena a su acompañante que le susurraba cosas al oído.
-Estás asustando a las palomas, Boo.
Rió cómo un loco sin prestarle importancia y se arregló el cabello que era constantemente despeinado por el viento, es que simplemente amaba esa ciudad, estaba finalmente en París, con Yunho, el escenario que se le presentaba no podía ser más perfecto. Tomó la mano de Yunho, sorprendiendo al mayor y enlazó sus dedos metiéndolos en el bolsillo de la gabardina de Yunho; el frío de sus dedos se iba derritiendo paulatinamente al sentir la calidez que irradiaba la palma de su Yunho, ojalá pudiera decir lo mismo del frío que le mordía el rostro, se estremeció al lado del más alto e intentó resguardarse del viento.
-¿Por qué tenía que amanecer así?
-No te preocupes, mañana estará mejor.
Caminaron por las calles llenas de gente, sin rumbo fijo, escuchando ese idioma tan extraño que ni siquiera Yunho podía llegar a aprender; tan diferente a Corea, las calles no estaban llenas de esos carteles de neón que lastimaban los ojos, los edificios eran imponente pero no se destacaban por ser altos y llenos de propagandas baratas. En las tiendas las personas los miraban divertidos, la pareja extraña, el hombre serio y amoroso con el hombre/niño que no paraba de decirle cosas, emocionadísimo cada vez que encontraba algo que lo fascinaba.
Jaejoong planeaba renovar la casa con cosas compradas en París, a Yunho realmente no le importaba, sólo quería verlo feliz. Entraron a una tienda de ropa de bebé, y Jae no sólo compro cosas para la edad de Sungwoong sino que también le aumentó unos cuantos años, es que “la ropa es hermosa” como le había dicho.
Dejaron las bolsas en el suelo y se sentaron en un café, Jae lo miraba con los ojos encendidos mientras se inclinaba hacia él suspirando.
-Ti amo.
-Joongie, eso es italiano-dijo sonrojado, a su edad, y curvó sus labios-También te amo.
Tomó la mano enguantada de Jae (guantes nuevos, de cuero) y le dio un apretón sobre la mesa. Una jovencita les dejó el café sobre la mesa, se excusó con el rostro ruborizado y murmuró algo en francés.
-Es una lástima-suspiró Jae mirando su taza-olvidó nuestras masitas.
Dejaron el café y con los brazos llenos de bolsas Yunho lo siguió a donde fuera que iba Jaejoong con su mapa abierto de par en par, se detuvieron para preguntarle a un muchacho una dirección, Jae pronunciaba las palabras lentamente y hacía gestos con las manos, Yunho no entendió nada pero al parecer el muchacho sí.
-Vamos a dejar estas cosas en el hotel, y después vamos.
-¿A dónde?
Jae sólo lo jaló con fuerza del brazo hacia el hotel. Dejaron las cosas; ropa, zapatos, algo para Junsu, juguetes para Sungwoong, una caja que Yunho no sabía que era, y salieron a la noche de parís. Más de una vez quiso preguntarle a dónde se dirigían, pero Jae lo guiaba con una convicción que no quería destruir con sus sugerencias de tomar un taxi y…
-Debería vendarte los ojos.
-Demasiado tarde, ya sé a dónde me querías llevar.
Jae hizo un pucherito que dejaba sus labios aún más besables, si es que existía la palabra, y Yunho se inclinó y besó la comisura de sus labios, borrándole la sonrisa. La mano enguantada de Jae le tocó el rostro, murmuró sus palabras de amor con un brillo especial en los ojos, Yunho odiaba cuando lloraba.
-Vamos.
Un último beso en la mejilla y sobre su nariz rojita por el viento, la Torre Eiffel deslumbraba con sus millones de luces pero no había nada más hermoso que Jae sonriendo como un niño, avergonzándose cuando lo besaba frente a unos viejos músicos y encogiéndose a su lado. Cuando Jae se encontraba admirando las luces, y la luz se reflejaba en sus ojos, él estaba concentrándose solamente en ese loquito.
-Es una de las cosas más hermosas-se giró hacia el más alto, envolvió sus brazos alrededor de su cuello-Lo primero es nuestro bebé, y después yo.
-¿Ah, sí?-sonrió, cerca de Jaejoong era imposible estar con cara de poker-Entonces yo nada, ¿verdad?
Jae se mordió el labio y miró a un costado, volvió a mirarlo-Tú… tú…
-No te preocupes, Boo, que yo sé muy bien la posición que tengo en tu corazón.
X
Abrió la botella de vino blanco y llenó ambas copas; el sonido del jacuzzi llenaba la habitación por completo y lo relajaba de antemano, además escuchaba el divague de Jae sobre cuanto le gustaba la ciudad y lo mucho que disfrutó del primer día ahí. Entró al cuarto de baño que le pareció más grande que toda la habitación y le ofreció una de las copas a Jaejoong.
-¿Me quieres emborrachar?-preguntó moviendo la copa antes de beber todo su contenido-¿Ese es tu plan? No lo lograrás.
Probó el agua con un dedo y se volteó hacia él con una sonrisa pícara en los labios, Yunho dio un paso atrás como si no quisiera meterse con él al jacuzzi y Jaejoong frunció el ceño.
-Ya que no quieres meterte…
Desató el nudo que mantenía la salida de baño atada y le dio la espalda, mostrándole sus hombros, volteó ligeramente hacia él y con sensualidad felina se desnudó lentamente. Si Yunho jugaba entonces él también; hizo lugar entre las burbujas y se sumergió, era tan relajante, podía sentir cómo se le aflojaban los músculos en esa agua tibia.
-Me bañaré sólo.
Yunho tragó duro y Jaejoong comenzó a pasarse jabón por los brazos, tan blancos y suaves y… No, el también quería seducirlo. Se sacó la camiseta y la arrojó hacia un costado sin preocuparle donde iría a parar, bajó las manos y se detuvo en su cinturón, Jaejoong parecía embelesado con las pequeñas burbujas y no lo miraba, bueno, tendría que esforzarse.
-Ah~ ¿me ayudas?-gimió frustrado y echó la cabeza hacia atrás-Vamos, Joongie.
Jaejoong lo miró de reojo y se acercó al borde del jacuzzi, apoyó la cabeza sobre sus brazos-Um, puede ser. Acércate más.
Yunho se dio unos pasos y Jae se enderezó, trazó con un fino dedo el largor del cinturón de cuero de su marido y esperó.
-¿Y?
-¿Qué?
-¿No vas a ayudarme?
Soltó el cinturón y con un tirón los pantalones de Yunho cayeron al suelo, el cinturón hizo un sonido metálico al chocar contra la loza del baño y resonó en todo el cuarto.
-Listo.
Se arrodilló frente a Jaejoong y lo tomó de la mano, estaba mojada y tibia y suave, como todo él. Quería decirle tantas cosas, agradecerle todo el cariño y amor que le brindaba a la familia cada vez que podía, las veces que peleaban pero con el tiempo llegaban a aprender de esas cosas; se enterneció al ver cómo lograba sonrojarlo con un gesto.
-Ven aquí.
Jaejoong volvió a su lugarcito al otro extremo y se contuvo las ganas de saltarle encima cuando el agua le llegó a la cintura, después de tantos años Yunho seguía igual.
-No intentes nada Kim Jaejoong, conozco esa mirada.
-Soy inocente.
-Eso es lo que creen.
Jae se acercó tímidamente y Yunho lo recibió con los brazos abiertos, le acarició la espalda y los brazos, envidiando su tersa y nívea piel; lo atrajo más hasta que Jae se encontraba entre sus piernas y apoyó su mentón en el hombro de éste, cerró los ojos aprovechando el momento de tranquilidad.
-Te amo, ¿lo sabes?
-Claro que sí, tontín.
Sus manos deambularon por el pecho de Jae hasta escuchar un gemido, poco en comparación a lo que quería, intentó más deslizando sus manos lentamente hasta el abdomen y hasta arriba, la fricción era poca pero sensual gracias al agua. Jaejoong tembló y le besó la oreja.
-Mmm…
-¿Q-qué?-jadeó Jaejoong y echó la cabeza hacia atrás, apoyándola en el hombro de Yunho.
Le mordisqueó el cuello y succionó en un punto exacto que sabía que lo volvía loco hasta dejar una marca, era sólo suyo; cuando intentó descender más con las caricias las manos de Jaejoong lo detuvieron.
-¿Qué pasa?
-Todavía no me besas.
Estaba en lo correcto, había comenzado con las caricias pero todavía no lo había besado. Lentamente, como si tuviera miedo de romperlo, le giró el rostro hacia sí y juntó sus labios, comenzando el apasionado beso que dejó a Jae sin aire y jadeante, su respiración se entrecortaba con cada gemido que soltaba el mayor. Sus manos no detuvieron a Jaejoong que ya se encontraba en proceso de comenzar con sus triquiñuelas.
-Pssh, deja, ¿Qué haces?
-¿Ayudarte?
-De eso me encargo yo.
El agua comenzaba a enfriarse pero a Jaejoong sólo le subía la temperatura con cada caricia de Yunho, y no es que su marido se esforzara, lo tocaba con pereza y con cada susurro lo volvía loco de amor y lujuria. Lo peor era que seguía evadiendo esa zona donde necesitaba más ayuda, de cierta forma Yunho parecía conformarse con frotarle los pezones y morderle el cuello; harto de tal comportamiento se giró por completo y se acercó hasta que sus pechos se tocaron.
-Joongie…
Echó la cabeza hacia atrás y Yunho trazó un camino de besos hasta llegar a su hombro dónde mordió ligeramente, sabía que la paciencia de Jae se agotaba a cada segundo que no lo satisfacía como era debido y asió el miembro latiente con suavidad.
-Yu-Yunnie~ ¿Por qué me haces esto?-lo besó de lleno en la boca con la esperanza de que eso alentara las caricias de Yunho, decidió mostrarse más sumiso y se quedó quieto, con los ojos cerrados y murmurando su nombre incontables veces. Ganó algo; Yunho comenzó lentamente y a medida que sus gemidos aumentaban también la velocidad de la mano de Yunho, apretando los lugares justos, el agua a su alrededor podía estar fría pero su cuerpo se encontraba en un estado casi afiebrado.
La mano de Yunho lo tomó de la cintura y lo atrajo hacia sí intentando mantener el equilibrio para salir del jacuzzi y mudarse a la hermosa cama matrimonial que los esperaba en la habitación. Jaejoong se tambaleó ante el repentino movimiento y se aferró a la espalda de Yunho, la cabeza le daba vueltas por muchas cosas.
-Vamos a la cama.
No era una buena idea caminar hasta la habitación en ese estado, estaban mojados y podían pillar un resfriado, cosa que a Jaejoong no le convenía para nada por el trabajo; llegaron a la cama y Yunho depositó a Jaejoong entre las sábanas antes de cubrirlo con una manta.
-¡Yah! ¿Qué haces?-ya no se encontraba sedado por las caricias de Yunho y le extrañaba ese comportamiento de su marido que reía.
-Sécate.
Jaejoong rodó los ojos y arrojó la manta a un costado, jaló a Yunho contra su cuerpo sin previo aviso y éste se enredo entre sus brazos y piernas, lo tenía atrapado, justo lo que quería. Con un rápido movimiento cambió las posiciones y Yunho quedó debajo de él, a su merced.
-Lento.
Sonrió contra el cuello de Yunho y lo besó lentamente, disfrutando del momento y de los suspiros que dejaban escapar los labios de éste, sólo cuando su mano llegó más abajo se detuvo, acariciando justo encima del miembro de Yunho.
-Joongie…
-Nop, también me torturaste.
A horcadas se montó sobre Yunho, apoyando su peso en sus rodillas para besarlo antes de comenzar con el tema.
-Espera. Un condón-tanteó a su lado, pero recordó que no estaban en su casa sino en un hotel en parís y se desplomó rendido y con Jae en su regazo.
-No importa-dijo Jaejoong y se mordió el labio concentrándose en su tarea, pero Yunho lo detuvo nuevamente.
-¿Lubricante?
-Aish, Yunnie, estaré bien.
Tomó el miembro de Yunho y se posicionó encima de él antes de descender sobre él; gimió desvergonzadamente y apoyó sus manos en el pecho de su marido, sintiendo la suave piel y la dureza de los músculos debajo.
-¿Listo?
Comenzó a mover sus caderas lentamente, dejando que Yunho también tomara parte y le ayudara un poco pero el otro parecía estar en otro mundo. Lo miraba con una ternura indescriptible mientras Jaejoong seguía con sus movimientos lentos y pausados, cerró los ojos y susurró su nombre.
La mano de Yunho asió su miembro y abrió los ojos sorprendido pero gimiendo más que antes, se derretía bajo esos dedos. Podía notar que Yunho estaba cerca del clímax con tal sólo mirarlo a la cara, mejillas ligeramente sonrosadas, respiración entrecortada… Aumentó el vaivén de sus caderas y vio blanco al llegar al clímax.
Se acostó sobre el pecho de Yunho, escuchando los latidos de su corazón irregulares hasta quedarse dormido.
X
Mirando por la ventana, apreciando al paisaje de París; muchos edificios, mucho sol a diferencia del día anterior y una cálida brisa que le acariciaba el rostro, no pudo evitar pensar en Sungwoong.
-¿Crees que está bien con sus tíos?-le preguntó a Yunho que llegaba con el desayuno, recién comprado de una cafetería de abajo.
-Claro que sí.
X
-¿Qué hora es en París?
-Ni idea…
-¿Cómo no vas a saber?
-¿Parece que lo sé todo?
-Bueno, eres prácticamente un genio.
Lo miró sorprendido, ¿Yoochun diciendo que alguien era mejor que él? ¿Acaso estaba enfermo?
-¿Por qué?
-A tu edad deberías estar siendo un interno, pero ya ejerces la profesión de médico.
-Tienes razón…
Pensó que era demasiado joven, pero Yoochun también lo era, pero ser profesor lo podía ser cualquiera, rió y lo golpeó con suavidad en el hombro.
-¿Y eso?-preguntó el mayor frotándose el área del golpe como si fuera letal.
-Eres tan normal.
-¿Normal?
Se inclinó para darle un besito en la mejilla que tomó desprevenido a Yoochun, lo miró cómo si tuviera dos cabezas-Eres mi profesor loquito.
-Y sexy.
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