One Incident cap 4

Junsu se quedó en la casa para descansar. El cantante había pasado la mayor parte del día en su cama con un cuaderno y un bolígrafo a su lado para poder escribir algunas letras y así ser productivo. La casa se sentía extrañamente solitaria estando solo. En realidad no le molestaba, simplemente era… una sensación nueva.

Tuvo mucho tiempo para pensar. Puso un poco de música suave y se quedó en su cama mirando al techo. De vez en cuando se quedaba dormido, soñando con nada cada vez. Se despertó y empezó a escribir un par de líneas que se le vinieron a la mente. Después de cuatro horas decidió leer lo que había producido. Casi una canción entera. Sonrió, pero cambió de expresión cuando se dio cuenta de que la canción sonaba como un lamento por un amor perdido. Maldita sea. En realidad podría ser una buena canción pero si se las mostraba a los demás miembros o a Yunho más concretamente, se vería como un hombre suspirando por su verdadero amor.

Gimió y estrujó el papel. Junsu sabía lo que quería…solo que no sabía cómo admitirlo. Suspirando, alisó el papel y lo guardó en una carpeta en donde guardaba sus otras letras.


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La práctica estuvo lo suficientemente bien para todo el mundo. Sin Junsu, un bailarín tuvo que reemplazar su lugar para que el grupo pudiera manejarse como lo haría normalmente. Yunho se vio incapaz de concentrarse plenamente en lo que hacía debido a que su mente se hallaba en otra parte. Durante un descanso trato de traer su mente al presente. Estaba bailando muy bien hasta que recordaba lo enfermo que se veía Junsu en la mañana o cuando volvía a sentir los labios de Junsu contra los suyos se perdía en un paso. No, no, no. Soy el líder, no debería jugar con eso. Se molestó consigo mismo. Usualmente él sería el primero en llamar a Junsu para que no se quedara atrás. Junsu bailaba muy bien. No, basta. No pienses en él. Junsu va a estar bien. Suspiró y sacudió la cabeza.

Yunho se puso de pie y aplaudió para llamar la atención de todos. “Han pasado casi siete horas. Podemos dar por finalizado el día. Estoy exhausto”. Los demás miembros asintieron con la cabeza y se metieron en la camioneta para volver a casa.


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Junsu había decidido que iba a cocinar algo para la cena. Dudaba que Jaejoong tuviera ganas de cocinar después de un largo día en el estudio. El vocalista pudo entender por qué al mayor le gustaba estar en la cocina. Era muy reconfortante. Se sentía como en casa. El olor de los fideos hirviendo relajó a Junsu, el calor de las hornallas lo calentaban. Se sintió mejor al mediodía pero se alegraba de haberse quedado en casa. Probablemente se hubiera derrumbado. Mañana deberé de trabajar el doble.

Después de colocar la sopa en una olla se fue a dar una ducha. No quería verse como en la mañana. Yunho se veía muy preocupado pero esa era la forma en la que el líder era. Siempre preocupándose en todos salvo en sí mismo. Se dio cuenta de que no era muy aficionado a las duchas solitarias por tanto tiempo. Tuvo mucho tiempo para pensar en… Yunho. Normalmente, eso no le molestaba pero ahora… cuando pensaba en Yunho. Pensaba en la oscuridad, en el olor de su colonia, en su cuerpo musculoso y… ¡No! No pensaré más en esas cosas.

Terminó de ducharse y se secó tan rápido como pudo. Se arrojó encima una remera, unos jeans y regresó a la cocina. Pudo oler un débil olor a quemado. “¡Aish!”, dijo corriendo a la cocina y la apagó rezando para que los fideos se encontraran bien. No quería perder la comida. Eso sólo podía significar otro viaje a la tienda y no quería correr ese riesgo.

La mayor parte de la sopa se había salvado, aunque algunos de los fideos del fondo se quemaron. Vertió todo lo bueno en otra olla y la colocó sobre la hornalla para que mantuviera su calor. Tomó la olla quemada y la metió en el fregadero llenándola de agua para que se ablandara la suciedad de las paredes. Buscó algunas velas perfumadas y las encendió, tratando de deshacerse del olor antes de que llegaran sus compañeros al departamento.

Apenas eran las 17:00 hs. Junsu no estaba seguro de a qué hora estarían de regreso. Una ligera brisa soplaba desde la puerta abierta del balcón. Decidió salir a la luz del atardecer. Se apoyó en la barandilla cruzando los brazos y miró el paisaje. El departamento estaba a las afueras de la cuidad y la silueta de los rascacielos era oscura contra el cielo de color rosa. Las nubes se iban tornando de un oro pálido. Hermoso, pensó sonriendo. Se dio cuenta que pensar en el mayor se le había vuelto una adicción. Sabía que tenía sentimientos por Yunho pero también sabía que estaban mal. Ese tipo de amor no se supone que debe existir entre hombres. Él mismo se decía eso desde aquella vez que había besado a Yunho pero era débil y su razón se estaba debilitando. No seré capaz de mantenerme alejado de él por mucho tiempo. Suspiró pensando en todo lo que le habían enseñado. El amor es amor. ¿Por qué es tan malo? ¿Por qué es importante? La Biblia dice: ‘Amarás a tu prójimo’. Junsu se enderezó sintiendo como si un gran peso se había ido de sus hombros. “Sé que lo quiero”, se susurró a sí mismo volviendo adentro y cerrando la puerta gloriosa del cielo.


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Los cuatro hombres se tambalearon por la puerta grande a eso de las 17:45 hs. El departamento les dio la bienvenida con deliciosos olores y algunas velas encendidas. Junsu estaba en la cocina y se veía mucho mejor de lo que Yunho lo había visto esa mañana. El líder sintió un repentino alivio. Había estado todo el día preocupado por la salud de Junsu, cuán enfermo estaba o si necesitaría algo o estuviera solo.

“¡Junsu ah! ¡Deberías estar descansando! ¿Por qué hiciste esto? Yo podría haber cocinado”, cuestionó Jaejoong.

Junsu sonrió un poco avergonzado. “No quería que tuvieras que cocinar hyung. Me gusta tu comida pero quería sentir que hice algo en vez de quedarme todo el día sin hacer absolutamente nada”.

El miembro más grande sonrió dándole las gracias. “Realmente lo aprecio Junsu. No estoy de humor para cocinar y creo que todo el mundo se muere de hambre”. Agarró los hombros del más joven y lo guió hasta la mesa junto con los demás, mientras él buscaba los platos y cubiertos.

Junsu se sentó frente a Yoochun y Changmin, Yunho directamente a su izquierda. Jaejoong les sirvió la sopa a todos y comieron en un silencio cómodo. Cada tanto la pierna del líder se rozaba con la de Junsu y el lugar en donde se habían tocado se sentía caliente, dejando un cosquilleo. De vez en cuando el más joven miraba por el rabillo de su ojo a Yunho para encontrar que el otro hacía lo mismo con él. Rápidamente desviaron sus miradas. Yunho se aclaró la garganta y comentó que la sopa estaba deliciosa. Todos murmuraron sus alabanzas y Junsu agradeció en silencio.

Siendo el único cantante con energías envió a los demás a la cama mientras él se quedaba limpiando. Junsu puso la sopa restante en un recipiente antes de colocarla en el refrigerador para más tarde. Limpió la mesa y llevó los trastos al fregadero. Ya tenía la mayor parte lavada y empezaba a sentirse un poco somnoliento, cuando oyó unos pasos desde atrás de él y una presencia familiar tomó el lugar vacío a su lado empezando a enjuagar lo enjabonado. Miro a Yunho con timidez.

“Hyung, deberías estar en la cama, debes estar cansado”, dijo Junsu con voz baja.

Yunho continuó enjuagando y una pequeña sonrisa rozó sus labios. “Estoy bien Su”. Realmente le gustaba la forma en que la voz de Junsu sonaba cuando tenía sueño. Era tan suave.

Sus brazos se rozaron entre sí y volvió ese calor electrizante. El más joven no estaba seguro de lo que debía decir y Yunho no conversaba mucho. Los platos se terminaron rápidamente y los dos bailarines se encontraron uno frente al otro. Junsu miró a Yunho sin importarle que el otro hombre estuviera examinando su rostro con su mirada exactamente igual a cuando su anhelo fue expuesto por primera vez.

Finalmente, los ojos de Junsu se reunieron con los del líder tratando de ver lo que ocultaban esos ojos oscuros. Vio una pasión que ardía profundamente y sintió que podría estar buscando el alma en el otro. Su aliento quedó atrapado en su garganta cuando Yunho se inclinó un poco. La mano derecha del mayor tocó ligeramente su hombro, bajando lentamente por el brazo hasta su muñeca y luego la mano. Junsu miró su mano como Yunho entrelazaba sus dedos. El líder sonrió con una sonrisa retorcida y llevó su mano a la mandíbula de Junsu rozándola suavemente. El aliento del más joven salió un poco inestable y puso una mano sobre el rostro de Yunho cerrando los ojos mientras su pulgar le acariciaba la mejilla. Junsu quitó su mano luego de un momento y besó la palma de la mano de su amigo antes de caminar por la oscuridad del pasillo. Estaba vez, dejando a Yunho.

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