Middle Of Nowhere cap 6
enero 19, 2011
Sin comentarios
Luego del incidente del desmayo, la enfermera le indicó a YunHo que se fuera a casa a descansar, y luego de avisar en la rectoría, HeeChul lo acompañó a casa, teniendo que llamar a su chofer para que los pasara a buscar, pues YunHo no estaba en condiciones de caminar más de 15 cuadras a su casa.
Una vez en la humilde casa de los Jung, HeeChul llevó a su amigo hasta la cama y le ordenó que se pusiera su ropa para dormir, cortando las quejas que el más alto daba.
“Yunnie~perdóname, perdóname~” lloriqueaba el pelinaranja, sentado a la orilla de la cama al lado de YunHo una vez que éste se acostó.
“Chul, ya te dije, no fue tu culpa, yo—“
“Noooooo. Fue mi culpaaa~ Soy un insensibleee, como no ví que estabas mal, Yunnieeee TT__TT”
YunHo se acomodó mejor en su cama e intentó ignorar los lloriqueos de su amigo; de todas formas, aunque dijera algo, el pelinaranja no le haría caso y seguiría lamentandose. No por nada era del taller de teatro.
Casi media hora más tarde, luego de que el más bajo asegurara que no iba a dejarlo solo hasta que llegara su madre, habiendo ya dejado de lamentarse y echarse la culpa, YunHo se había quedado dormido, abrazando una almohada, mientras HeeChul le acariciaba el cabello con ternura, notando como ya la palidez de su rostro se desvanecía.
La casa estaba muy silenciosa, sin el pequeño HyukHo que en ese momento estaba en el jardín, y con YunHo durmiendo. Generalmente en la mansión de HeeChul, siempre llena de gente, nunca había silencio. Por eso la casa de YunHo a veces le daba escalofríos, pues él odiaba el silencio.
A su lado YunHo se dio la vuelta, aún dormido, y se abrazó más fuerte a la almohada. HeeChul sonrió y de pronto pensó en bajar y ‘tratar’ de cocinar algo para su Yunnie, pues cuando despertara seguramente tendría mucha hambre.
Bajó las escaleras a saltitos cortos, sonriente, en medio de su desesperación, al saber que su mejor amigo ya se encontraba bien y solamente necesitaba un poco de descanso y compresas frías de vez en cuando, al igual que desinfectar la herida expuesta cada mañana.
Llegó a la cocina con pasos tímidos, pues el silencio logró colocarle los pelos de punta tanto, o quizás más, que la oscuridad en el primer piso de la casa Jung. Habían llegado alrededor de las 15:30 pm y no se habían movido del cuarto, pues HeeChul temía que YunHo tuviera una recaída y él, solo en aquella casa, no sería capaz de ayudarlo apropiadamente.
Encendió una vieja radio en mitad del salón, con la idea de amenizar un poco el ambiente insonoro del lugar, dando un agudo chillido cuando el aparato comenzó a sonar en su máximo volumen, rebotando como una pelota imaginaria, por toda la pequeña casa. Lo apagó con rapidez, una mano apretando su pecho, estrujando su alborotado corazón, mirando por el rabillo del ojo cualquier movimiento extraño, así como ponía total atención a algún sonido fuera de lugar.
Luego de una inspección bastante larga, el pelinaranja volvió al aparatejo a MUTE y la encendió, ahora preocupándose de tenerla en un audio adecuado para respetar el sueño de nerd.
Oyendo algo de música y encendiendo todas las luces habidas y por haber, se dirigió a la cocina mirando sobándose las manos, una contra otra, para hacerlas entrar en calor.
Tomó un delantal que colgaba cerca de la puerta y miró a todos lados en busca de algo comestible y, si había alguien haya arriba, que fuera fácil de preparar. Habiendo encontrado una cacerola pequeña, la colocó al fuego y se preguntó cuando sabría que estaba lista para cocinar. ¿Quizás avisaba?
Picó un poco de verduras que encontró en el congelador, metiendo tallos, cáscaras y pepas a la olla sin aceite ni condimentos, que ya ardía por el calor expuesto bajo ella, gracias a la enorme llamarada en que trabajaba la cocina a gas.
Viendo orgulloso, su prontamente deliciosa comida, se quitó el mandil y salió al salón a ver algo de television, esperando que el recipiente emitiera algún tipo de sonido, dándole a conocer que la cenaba estaba lista para servir. Seguramente, YunHo quedaría impactado por sus dotes culinarios...
Pronto, el ver tv le pareció difícil, pues una densa capa de humo le impedía ver el programa de farándula. Aleteó un poco, tosió otro tanto y oyó con amargura las sirenas de los carros de bomberos.
“¡Oh! ¡Qué geste descuidada deja que su casa se incendie!” golpes en la puerta cortaron su monólogo, abrió algo asustado y cuando menos lo pensó un alto y varonil hombre, vestido en sus ropas de apaga incendios, colocó la manguera de agua frente a él y una gran ola lo bañó de pies a cabeza sin aviso.
Aleteó como pudo, viendose de un momento a otro mojado, y no pudo hacer nada cuando un par de bomberos entró a la casa buscando el inicio del fuego. No costó mucho que uno de ellos se dirigiera a la cocina, alertando al otro, y así ambos comenzaron a luchar contra las llamas que consumían la humilde cocina.
Con horror y culpa vio como el fuego se extinguía y el humo se desvanecía, revelando una cocina con paredes teñidas de negro por el humo, y su ‘delicia culinaria’ quemada al punto de que solo parecía carbón.
Luego de agradecer a los bomberos, y recuperarse un poco del shock, decidió intentar ordenar un poco el desastre, pues seguramente a YunHo le daría un infarto si veía así su cocina, pero luego de 15 minutos de buscar la escoba sin éxito, y de preguntarse cómo limpiaría las paredes, decidió que era mucho más fácil y efectivo llamar a su mami y contarle su problema, para que mandara a alguien a restaurar la maltrecha cocina, si era posible, antes de que YunHo se diera cuenta.
YunHo se dio otra vuelta en la cama, haciendo que la almohada que abrazaba se cayera al suelo, despertándolo de inmediato.
“BooJae…” murmuró abriendo sus ojos de a poco y enfocándolos en el supuesto JaeJoong de su sueño: la almohada tirada en el suelo. Al principio le costó darse cuenta de donde estaba y por qué, pero luego de unos segundos recordó el golpe, el desmayo y… todo. Miró alrededor buscando a su pelinaranja amigo, pero no había señas de él en su habitación. Curioso se levantó de la cama, buscó sus lentes en la mesita de noche, y salió rumbo a la planta baja a buscar a HeeChul. En el camino miró la hora en un reloj de pared, el que indicaba las 19:30 pm. Tanto había dormido? Su estómago rugió de hambre, y el de gafas posó una mano en su vientre, acallando los sonidos.
Estaba a mitad de la escalera cuando escuchó el sonido del timbre, y siguió bajando para poder llegar a la puerta y ver quien llamaba, sin importarle que estuviera despeinado y aún llevaba la ropa que usaba para dormir, la que consistía en una sudadera blanca y sus boxer.
Estaba camino a la puerta, aún sin rastro de HeeChul, cuando escuchó unas voces provenientes de la cocina, al parecer la de una mujer y la otra era la de su amigo HeeChul. YunHo se quedó parado un momento, dudando entre averiguar qué hacía HeeChul o abrir la puerta, pero su dilema se vio solucionado cuando el pelinaranja apareció en el living, con una mirada de molestia, que cambió inmediato a asombro al ver a YunHo ahí.
“Yunnie~ Ya estás mejor?” preguntó con una sonrisa nerviosa, abrazandolo.
“Sí, pero… con quien hablabas?”
“Yo—“ pero el sonido del timbre, sonando de nuevo, lo interrumpió. El pelinaranja agradeció mentalmente a quien fuera que estuviera tocando, pero su expresión cambió totalmente al ver a JaeJoong parado en el umbral, con una mirada de ‘no-se-que-hago-aquí’, y a su lado, su hermano ChangMin con los ojitos abiertos de par en par en preocupación por el desmayo de su hyung.
“¡Hyuuuuuung!” se lanzó hacia el de gafas, el alto Kim, sin tomar en cuenta que YunHo seguía un poco débil y necesitaba de descanso. No podía forzar la vista ni pensar exhaustivamente “Recién puedo venir a verte” examinó de cerca los parches y frunció el ceño al no tener idea de cómo pudo haberse hecho tal herida en un lugar rebuscado como la frente “¿Cómo ocurrió, hyung?”
“¿Ah?” se llevó una mano al sitio vendado y tocó suavemente, haciendo presión con sus dedos “¡Ouch!” No supo de donde salieron tantas manos, sujetándolo por los antebrazos y la cintura, llevándolo con cuidado a reposar sobre el desteñido sofá en medio del salón.
“Aún estás débil” lo regañó el pelinaranja empujando a los invitados lejos del enfermo, dándole espacio para respirar apropiadamente “¿Por qué te levantaste así? ¿Y medio desnudo? ¿Piensas que es pleno verano?”
YunHo se miró a si mismo y el rubor se apoderó de sus mejillas con alevosía. Incluso sus orejas y cuello adquirieron suaves matices sonrosados. Manoteó alocado, hasta que su mejor amigo le alcanzó una corta mantita, que siempre reposaba sobre el respaldo del sofá, tejida por su madre cuando el nerd era apenas un bebé.
JaeJoong devolvió el codazo amistoso de su hermano con el doble de fuerza con que se lo habían dado a él. Algo enojado, se mantuvo apartado del grupito, aún sus ojos sin despegarse del pecho de cierto nerd que era bombardeado con preguntas y retos sobre sus atrasos repetitivos y su estupidez.
“Debo llevar a HyukHo al jardín, por eso me atraso…” fue lo único que dijo, HeeChul apartándose un momento para abrir la puerta y darle instrucciones a dos grandes y fortachones hombres que entraron a la cocina con las manos llenas de materiales y tarros de pintura “Chul... ¿y ellos?”
“Ehhhh... ¡OH Por Dios!” chilló cubriéndose la boca con sus manos al mirar el reloj de pared en medio del salón “¡Perdí mi cita con el dermatólogo!”
“Hyung... sabes que siempre te atenderán” sonrió conciliador el más alto, sentándose junto al de lentes que observaba fijamente la pared, entrecerrando los ojos y pensando seriamente, pues sentía que algo estaba pasando por alto.
Los ojos negros y grandes del popular fueron la respuesta. Bajó la vista casi al instante, sintiéndose horriblemente fuera de lugar, aunque fuese su propia casa. Deseó que se fuera y que no estuviese allí mirándolo, viéndolo con burla en el rostro, pues sabía que JaeJoong lo había visto correr por la acera tras el bus escolar... y seguramente había reído cuando choco con esa famosa señal del tránsito.
“¿Dónde está mi pequeño Hyukie~?” no lanzó la pregunta a nadie en específico, pero no logró contenerse y sus ojos se posaron en la transparente y, ahora, algo compugida expresión en su semblante.
“¿HeeChul?” con algo de reticencia lo llamó.
“Dime, Yunnie” meloso como era, cuando el rubio oxigenado estaba por allí, lo abrazó con fuerza besando su mejilla con suavidad.
“¡Chul-ah! ¡No fuiste a buscar a mi hermano!” como un torbellino se levantó del cómodo asiento. ChangMin dando un respingo al ver su proyecto de química volando por los aires, manoteando desesperado por recuperarlo intacto.
“Puedo ir a buscarlo yo” ofreció suavemente JaeJoong, detenido aún cerca de la puerta, el bolsito rosado colgado entre sus manos, dándole un aire tímido que sus palabras contradecían “No tengo problema en hacerlo”
El pelinaranja corrió a la cocina, cuando un trabajador de la empresa de su padre pidió su opinión para decidir que papel deco-mural quedaría bien en la pared más alejada del lavaplatos y qué color de pintura cubriría con mejores resultados el enorme y negro manchón de comida quemada.
YunHo estaba en mitad de la escalera cuando se giró con temor a ver al otro. Tragó en seco cuando tomó noción que era su BooJae quien estaba dispuesto a ayudarlo, pero su rubio no estaba ni siquiera mirándolo; sólo miraba la pared, esperando una respuesta del de gafas.
“Y-yo… si no tienes problema…” balbuceó, más nervioso que nunca, viendo como JaeJoong levantaba la vista un poco, enfocando sus grandes ojos en el nerd, pero desviándolos inevitablemente a su pecho solo cubierto por la holgada sudadera.
“N-no, no es problema” respondió, golpeándose mentalmente por el tartamudeo, y abrendo la puerta de la casa. Y sin decir más, salió en busca del pequeño Jung. YunHo miró el espacio vacío donde había estado JaeJoong, y luego de unos minutos subió las escaleras para ir a descansar un poco más antes de que su hermanito llegara del jardín.
En la cocina HeeChul estaba teniendo problemas con las personas contratadas por su madre para arreglar la cocina. Los hombres insistían en que el trabajo no podía hacerse en el poco tiempo que HeeChul les daba, mientras la madre del pelinaranja observaba su alrededor con curiosidad, seguramente pensando en qué otra remodelación necesitaba la modesta cocina de el mejor amigo de su hijo.
Agotado, el Kim posó una mano en su frente y aceptó los requisitos de los trabajadores, retirándose luego a sentarse al living. Definitivamente este había sido un día demasiado agotador. ChangMin lo observó con curiosidad; nunca había estado solo con HeeChul, nunca habían hablado, si no estaba YunHo con ellos, así que la situación era extraña.
“Y… cómo se hizo esa herida YunHo-hyung?” preguntó el menor, intentando entablar una conversación.
“Por lo que me contó… estaba corriendo para alcanzar el autobús, y chocó con un poste…” de alguna manera, contarlo le resultó un poco gracioso, y no pudo suprimir una leve carcajada. ChangMin rió tambien, tomando nota mental de la risa tan femenina del mayor.
“Pobre hyung… menos mal que ahora está mejor. Mañana empezamos el taller de química….”
“Mmm…” asintió el pelinaranja, mirando a la nada. Era increíble, completamente increíble como siendo hermanos, JaeJoong y ChangMin fueran tan distintos. Mientras el rubio era su pesadilla, el menor le parecía bastante agradable y atractivo. “Mientras Yunnie esté en el taller, te encargo que lo cuides. Ya sabes lo descuidado que es” acostumbrado a coquetear, el guiñó del ojo le salió casi por instinto, pero logró que ChangMin abriera los ojos un poco más de lo normal.
JaeJoong comenzó a caminar rápidamente al jardín, una vez que vio la hora ne su celular y comprobar que el pequeñito Jung ya debía estar esperando que alguien se acordara de él y lo fuera a buscar. Su sentido de orientación siemopre había sido bueno, así que no le costó llegar al establecimiento, a pesar de que sólo había ido una vez en la vida, y en compañía del nerd.
Como supuso, HyukHo estaba en el patio del jardín, jugando con otros dos niños que tambien esperaban a sus padres. Al ver al rubio, el niño sonrió ampliamente y corrió a abrazarlo, olvidando su mochilita en el suelo.
“Joongie-hyung~!” saludó besando sonoramente su mejilla y hundiendo su rostro en el perfumado cuello del mayor. JaeJoong sonrió tiernamente y lo tomó en brazos, acercándose luego a buscar la mochila del pequeño, la que ya había sido recogida por la parvularia, quien miraba al rubio con confusión.
“Y YunHo?” preguntó la joven, a sabiendas de que era su hermano mayor quien casi siempre recogía a Hyukie.
“Se encuentra un poco enfermo, por eso vine yo a buscarlo” el rubio sonrió, recibiendo la mochila y colgándosela al hombro, con un poco de dificultad debido a que el pequeño estaba aferrado fuertemente a su cuello.
“Oh, espero que se mejore” fue lo último que dijo la chica antes de que los dos niños restantes llamaran su atención, pues en ese momento se peleaban por un autito de juguete. Aproblemada se despidió de Jae, yendo de inmediato a separar a los niños, usando los más diversos métodos.
JaeJoong volvió su atención al hermanito del nerd y le besó la mejilla regordeta, comenzando a caminar de vuelta a casa.
Le encantaba sostener al pequeño niño entre sus brazos, era como abrazar un enorme oso de peluche, solamente que este se movía, te daba besitos y hablaba con ternura.
Balanceó la pequeña mochila en su hombro, buscando con una mano el gorrito del niño, poniéndoselo cuando lo encontró, algo chueco. Aún así, el niño tomó de las mejillas al popular y beso suavemente su nariz, sacándole la lengua a un tipo mayor que pasó junto a ellos mirándolos fijamente.
“¿Joongie-hyung?” llamó el lindo niño estirando su boquita, pareciendo pensar.
“Dime Hyukie~”
“¿Por qué hyung no vino hoy contigo? Hyung nunca me deja solito” los ojos se le aguaron cuando todo pareció tener un nuevo significado para él “Hyung... ¿H-hyung ya no me q-quiere?”
El popular rubio mordió su labio inferior con fuerza, pasándole una mano cálida por la espalda al más pequeño calmando su mal rato y su triste descubrimiento. No sabía bien como tratarlo, pues el único niño con el que tuvo alguna vez relación fue con ChangMin y ambos andaban en pañales cuando alguno lloraba por cualquier razón. Generalmente ambos llorando por la misma razón.
“No creo que sea así” dando un largo suspiro se arrodilló en mitad de la calle, dejando al pequeño niño parado frente a él, mordiéndose un dedito mientras las lágrimas corrían por sus mejillas rojitas “Escúchame bien Hyukie” quitó la mano de su boca, limpiando los residuos de saliva con su pañuelo “Tu joongie-hyung es el mejor amigo de Yun--”
“¿Mejor mejor amigo?” sus ojitos se abrieron en su máxima extensión, algo asombrado por la revelación.
“¡Síiiiiiii!” mintió cuidadosamente “El mejorísimo mejor amigo de Yuuuuuun” alargó la palabra todo lo que pudo, pues intentaba recordar con mucho esfuerzo el nombre del nerd del salón.
“Yun-ah” sonrió HyukHo más calmado, ya sin lágrimas y saltando levemente de entusiasmo.
“¿Yun-ah?” arqueó una definida ceja ante la forma de llamar a su hermano mayor que salió de labios del pequeño. Pensaba y pensaba y nunca había oído tal cosa ó tal liberalismo.
“Así le dice HeeChula-hyung XD” rió nuevamente “Dice que porque es muy bonito, puede decirle así y nadie más” se encogió de hombros “Suena a YuNa, pero a zanahoria-hyung le gusta”
“Eres un niño hermoso” piropeó JaeJoong dejando que una marcada sonrisa apareciera en sus labios “Pues... Yun-ah, yo también soy bonito para decirle así, ¿verdad?”
“No le digas a nadie Joongie-hyung, pero...” puso carita de tristeza, mientras movía un pequeño pie contra la acera, tímido “pero tu eres más lindo que él” susurró como si confesara un crimen, pues luego apretó con fuerza sus labios.
“Lo sabía” rió entretenido, pellizcándole una mejilla.
“No me has dicho de hyung y por qué no vino a buscarme”
“Pues... como soy su mejor amigo, más que ese Kim” le hizo saber al pequeño “Sé que el te quiere mucho, que eres muy importante, pero debía quedarse acostado en casa...”
“¡¿Por qué?!”
“Se golpeó contra una especie de muralla” explicó cortamente “Pero cuando lleguemos a casa le darás un gran beso y le desearás que mejore. Así puede pasar a recogerte mañana, ¿qué dices?”
“Que Joongie-hyung y mi hyung deben venir mañana juntos”
ChangMin se apresuró a abrir la puerta en cuanto el timbre sonó, pues la cercanía peligrosa de aquel pelinaranja lo estaba volviendo lentamente una madeja de nervios. Suspiró aliviado al ver a su hyung ahí con ese pequeño tormento en brazos que había tenido oportunidad de conocer cuando más de alguna vez fue a casa del nerd a terminar un trabajo o simplemente a estudiar.
“Hola jirafa-hyung” el niño saltó a sus brazos, dejando descansar los delgados del rubio que estirándose, dejó su casaquita y la del niño, colgadas del perchero del hogar.
“Así no me llamo” reclamó el alto, dándole un suave coscorrón que el pequeño HyukHo catalogó de débil y aniñado “Pues ya conocerás mi furiaaaaa!”
“Espera” alzó una mano frente al ataque del Kim menor y observó todo el salón “Quiero ver a mi hyung... Joongie-hyung ¿dónde está?”
“Cofcof ¿y yo qué?” carraspeó falsamente el pelinaranjo, cruzándose de brazos como una madre enojada frente al niño.
“¡Nooooooo! ¡Apuesto que botaste mis juguetes!” gritó el niño bajándose de los brazos del otro “Le diré a mamá” corriendo en círculos alrededor de ChangMin que miraba a su rubio hyung descolocado por el comportamiento de los otros dos.
“¿HyukHo?”
“¡Hyuuuuuuuuuuuuuuung!” haciéndole una zancadilla a HeeChul, corrió hacia el nerd, con un notorio golpe en la frente, que lo esperaba a pies de la escalera.
El de gafas se agachó y estiró sus brazos para sostener a su hermanito, que en ese momento llegaba a su lado dando graciosos saltitos. Con ternura lo abrazó, dejando que rodeara su cuello con sus manitos, y lo alzó en brazos, llevándolo al living con los demás.
“Gracias por traerlo, Bo--… JaeJoong…” se corrigió a la vez que un rubor intenso se apoderaba de sus mejillas. ChangMin apretó los labios con fuerza para que una carcajada no saliera, y HeeChul miró con aprensión al rubio.
Jae miró a otro sitio, incómodo por el silencio que se había formado en la habitación. El pequeñito seguía en los brazos de su hermano, con una sonrisa de satisfacción en el rostro.
“Heechulie~” una voz de mujer llamó desde el pasillo que llevaba a la cocina, y de inmediato la delgada figura de la madre del pelinaranja apareció en el living. “Necesito tu ayuda aquí, un momento” una sonrisa que parecía imborrable bailaba en los labios de la mujer, al parecer disfrutando la atención de los cuatro jóvenes.
HeeChul se levantó de su asiento y siguió a su madre adentro, dejando a los otros tres solos. Y por supuesto el cerebro de ChangMin trabajó horas extras, al momento en que se le ocurrió levantarse para ir al baño, sólo para dejar a YunHo-hyung solo con su hermano. YunHo lo miró con los ojos bien abiertos cuando lo vio levantarse; conocía demasiado bien a ChangMin como para obviar las tácticas que éste usaba para ayudarlo con JaeJoong. No es que le molestara tanto, pues sabía que sus intenciones eran buenas, y además que más quisiera él que estar solo con JaeJoong, pero en ese momento Jae parecía atento a cualquier cosa menos él, como si hubiera olvidado completamente que aún estaban en la misma habitación.
Una vez que ChangMin estaba fuera de vista, YunHo comenzó a sentirse más nervioso. No sabía muy bien qué era peor: que JaeJoong lo ignorara como ahora, o que pusiera toda su atención en él, pues suponía que en cualquiera de las dos situaciones se pondría muy nervioso.
“Hyuuung~” la tierna voz del niño llamó, y ambos chicos miraron al mismo tiempo al infante. “Joongie-hyung dijo que es tu mejorísimo mejor amigo~ Cierto que sí?”
Casi como si estuvieran conectados, las mejillas de ambos se tiñeron de rojo, aunque el rubio supo mejor como sobrellevarlo. “Claro, Hyukie, es verdad” dijo sin mirar al nerd, y sin notar la mirada de shock en sus ojos. Con ternura el rubio acarició los cabellos del pequeño, recobrando un poco su pose de ‘popular’.
Hyukho no dejaba de mirar el rostro de JaeJoong, por lo que éste se obligó a dedicarle una sonrisa a ambos hermanos, para corroborar en la mente del niño su amistad con el nerd. Hyukie sonrió satisfecho y se acomodó en el pecho de su hermano, quien estaba aún en otro mundo por la sonrisa de su BooJae.
Con una mano el pelirrojo acomodó el bolso en su hombro, y caminó sin mucho animo hacia su casa. Ese día de colegio había sido como la nada misma para él, porque por más que se paseó por el gimnasio y el patio, no se encontró con SiWon en ningún momento. Y lejos de ser un buen día, había sido uno realmente malo, pues a su hermano se le había ocurrido contar estupideces de su niñez, y ahora prácticamente todos los compañeros de Junno lo miraban con burla.
Suspiró resignado cuando vio su casa a lo lejos, y un auto estacionarse en la entrada. Viendo bajarse a su hermano con algunos de sus amigos del auto, supo que ir a su casa era lo último que quería en ese momento, así que forzó su mente para pensar en donde ir por mientras, al menos hasta que la casa estuviera desocupada de gente desagradable.
Un brillo iluminó sus ojos por un momento al ver la casa del arbol de los Park, la que sólo había tenido la oportunidad de usar cuando YooHwan lo había invitado, en su niñez, pues con YooChun, nunca.
Y sabía que sonaba repetitivo, pero ojalá todo el mundo supiera que el primogénito Park era un monstruo, demonio, adefesio, ameba y mucho más para con él.
Cansado se metió a hurtadillas al jardín de sus vecinos, aún a sabiendas que la Señora de la casa le había dado libertad absoluta para andar por sus terrenos, incluso dentro de la casa y las habitaciones. Sólo eso explicaba el por qué JunSu terminó durmiendo en la King-Size de YooChun al quedarse en su casa esa noche que su hermano lo echó debido a la junta con sus amigos.
Dio unos pasos cortos sobre el césped bien cuidado y muy tupido, quedándose blanco como un papel cuando frente a él comenzó a gruñirle un pequeño cocker bastante peludo. Le mostró los colmillos y dando unos saltos, que en cualquier oportunidad le habrían resultado graciosos, ahora parecían amenazadores y con grandes oportunidades de ser homicidas.
Retrocedió con suavidad, pero un fuerte ladrido lo dejó congelado en mitad de su huida. Bien podría girarse y correr hacia la escalera de la casita en el árbol, pero también sabía que ese lindo animal podía saltar y de una mordida arrancarle gran parte de los pantalones... ó peor, morder su mullidito trasero.
“¿Qué has encontrado Chora?” Micky YooChun se acercó hacia su mascota sin prestar mucha atención a la presa, sino más bien a la condición en que se encontraba el pequeñito canino “No persigas ratones, porque es asqueroso”
“¿Por qué demonios le hablas a un perro?” JunSu no alcanzó a morderse la lengua antes de comentar eso a los cuatro vientos, pero es que cuando se trataba de ese Park, el pelirrojo perdía la cabeza... por el sentido que se le quisiera ver “¿Y ratones? ¿Cómo le pides eso si pasa tras tuyo rata de alcantarilla madre? ò__ó”
“¿Qué dem--?” YooChun alzó la vista para fulminar al valiente atacante y por poco se fue de espaldas al ver a su tan conocido vecino, con las manos hecha escudo frente a su cuerpo, mientras combinaba su rostro con una mezcla de miedo y desafío “¡TÚ!”
“¿Quién más? ¿Tu querida JiHee?” echó pestes mezcladas con sus palabras y dio un salto cuando Chora ladró más fuerte debido al ataque verbal hacia su dueño “Lamento la decepción, pero como ves no soy ni nunca seré ella”
“¡Nooooooo! Si en eso estamos de acuerdo” se burló el de sombrero, dando unos suaves aplausos sacudiendo luego su mano contra su pierna para que su lindo cocker corriera a su lado, poniéndose en dos patas para comer la galleta ofrecida “Aunque...” desvergonzadamente se llevó una mano bajo la mandíbula con gestos pensativos, mientras lo analizaba con sumo interés “igual tienes por donde empezar tu transformación”
“¿Qué? ¿De qué hablas?” exigió saber sonrojándose de la nada, sólo por la intensa mirada del otro que se puso de cuclillas y susurró unas cosas en las orejas de su canino “¡PARK!”
“¡Ataca Chora!” ordenó YooChun soltando al perro de entre sus brazos y sonriente esperando el espectáculo que se daría.
Ni corto ni perezoso, el peludo corrió rápidamente tras el menudo pelirrojo que hizo el intento de arrancar subiendo hacia la casita del árbol, cuando una enorme mordida, en una zona demasiado sensible lo hizo colocar los ojos en blanco y dejarse caer, tieso como una tabla, boca abajo en el verde pasto.
“¿Contesto tu pregunta?” el Park mayor se acercó a tomar del collar a su perrito y lo alejó del caído JunSu “Pues mi Chora acaba de morder la única parte de tu cuerpo que podría parecerse a la de mi JiHee... aunque.... viéndola desde aquí arriba, tú lo tienes más grande”
“¡PARK YOOCHUUUUUUUUUUUN!” gritó encolerizado cubriendo con sus palmas extendidas su redondo y perfecto trasero, algo a la vista, pues el canino, ahora orgulloso en brazos de Micky, había conseguido romper su pantalón y dejarlo solo en interiores.
“Oye... ¿esas son ovejas?” inocente como siempre, Chun quería satisfacer todas sus dudas.
“No es de tu incumbencia!” gritó el pelirrojo levantándose del suelo, con el rostro todo rojo, y mirando con odio a YooChun, mientras éste acariciaba satisfecho a su mascota.
“YooChun-ah~ ya está lista la comida” la suave voz de la madre de YooChun se hizo escuchar, y sólo bastaron 5 segundos para que la misma apareciera por la puerta de enfrente, y presenciara con mirada horrorizada el estado en que se encontraba ‘su pequeño JunSu’. “Por Dios! Hijo, que te pasó?” preguntó la mujer, aunque la respuesta era bastante obvia, limpiándole la suciedad de la ropa y llevándolo del brazo dentro de la casa.
YooChun miró con aún más odio a su pelirrojo vecino, disimulando cuando su madre se volteó a mirarlo con expresión preocupada. Y respondió con un simple “Chora lo desconoció; no pude detenerla” cuando la madre quiso saber por qué los pantalones de JunSu estaban todos rasgados en la parte trasera.
“Bien. Esperame un momento, JunSu querido” le sonrió amablemente, apretándole una mejilla cariñosamente. “Voy a buscar un pantalón que puedas ponerte” El tiempo que estuvieron a solas en la cocina YooChun y JunSu podría contarse como ínfimo, pues pronto la señora Park estaba de vuelta, con uno de los jeans de YooHwan. “Puedes cambiarte en el baño” Le indicó la puerta que estaba al fondo, a pesar de que JunSu ya sabía donde estaba el baño.
“Mamá, vive a pasos de nuestra casa, no podía acaso irse con el pantalón roto y cambiarse en su casa?” preguntó el mayor de los Park, con tono visiblemente molesto.
“Eso es ser descortés, YooChun. y JunSu no se merece eso” Para nadie en la casa era novedad que la madre de Chun adoraba a JunSu como a un hijo más; a pesar de que nunca habían sido buenos amigos con YooChun, sí lo había sido con YooHwan. Cuando eran niños siempre jugaban juntos, y a pesar de la diferencia de edad, parecían hermanos mellizos, pues eran prácticamente inseparables. Claro, con el tiempo esa amistad tan cercana se había ido perdiendo un poco; ya no eran tan inseparables, pero quedaban los recuerdos, y aún ahora, aunque no se veían mucho en el colegio, se saludaban cuando tenian la oportunidad, y de vez en cuando el menor de los Park iba a la casa de JunSu a jugar videojuegos, como en los viejos tiempos.
Al menos una de las cosas que no podía controlar YooChun sobre su hermano era su amistad con JunSu.
“Como sea…” murmuró YooChun, tomando un vaso con bebida y saciando su sed con el contenido. A los pocos minutos volvió JunSu, con el rostro un poco rojo y los jeans de YooHwan en la mano.
“Qué pasó, querido?” una expresión de duda apareció en el rostro regordete de la señora.
“No… no me quedan…” balbubeó con mucha vergüenza, sintiendo la mirada burlona de YooChun quemarle la frente.
“Oh…” al parecer la señora Park había estimado que, ya que JunSu y YooHwan eran casi de la misma estatura, seguramente tendrían la misma talla de pantalón. Pero había obviado algo, y eso era que a JunSu le sobraban unos cuantos centímetros de trasero… “No importa, JunSu” se volvió a ver a su hijo.”YooChun, llevalo a tu cuarto y prestale uno de los tuyos” el tono autoritario de la mujer no admitía réplicas, así que gruñendo molesto YooChun caminó escaleras arriba hacia su dormitorio, seguido por un incómodo JunSu, que de tanto en tanto miraba hacia atrás, ansiando correr hacia la puerta y, sin importarle el enorme agujero que tenían sus pantalones, correr a su casa.
Negó casi al instante, más porque su hermano estaba con sus amigos en una de sus tantas reuniones, que porque YooChun le había lanzado unos pantalones que aterrizaron sobre su cabeza, golpeándole la nariz con algo pesado que había en uno de los bolsillos.
“Graciiiiiias” susurró con amargura, la palabra alargándose inevitablemente, pero mirándolo con fijeza para demostrarle que aunque siempre le ganara en muchas cosas, se burlara de él y lo hiciera vivir momentos desagradables, no le tenía miedo ó algo por el estilo.
“¡Pfff!” despreció el Park mayor con las manos en los bolsillos delanteros de sus pantalones deportivos.
“...” carraspeó con fuerza, estrujando entre sus largos dedos, la tela verdosa del pantalón cargo entregado.
“...” rodó los ojos, comenzando a silbar suavemente. Se balanceó en la punta de los pies hacia adelanta y atrás unos segundos, rindiéndose finalmente. O casi “¿Qué pasa?”
“Necesito cambiarme” entrecerró los ojos al saber que la pregunta no era tan inocente como el tono que había utilizado YooChun al hablarle.
“Pues hazlo” alzó ambas cejas, una sonrisa de bufón expandiéndose por su rostro finamente burlón.
“¡No lo haré contigo mirando!” chilló moviendo los brazos, intentado apartarlo o ahuyentarlo hacia la salida del cuarto.
“Ahhhhhhh” fingió sorpresa, llevándose una mano hacia la cabeza, simulando entendimiento “¡Pero si ambos somos hombres JunSu-ah!” sonrió acercándose lentamente “No pasa nada si te veo... ¿ó sí?”
“¡¬w¬ Lo único que te va a pasar es un buen golpe en el--!” un gritito de la señora Park cortó su oración cargada de resentimiento y rabia. Tenía las mejillas coloreadas y estar mostrando sus partes nobles a su peor enemigo no era nada de lo que pudiera alegrarse o sacar provecho.
“¡Hijo~~~!” la cuarentona mujer asomó la cabeza por la puerta, sonriendo al ver a ambos hombrecitos frente a frente viéndose amablemente “Me gusta tanto que se lleven bien” sonrió. Sus gestos bastante parecidos a los de YooHwan “Han llegado papeles de la empresa y algunas cosas de tu padre, el encargado pide que bajes a firmar todo Chunnie”
“Buuuu~~” el chico de sombrero le dio una guiñada de ojo a su vecino, cargada de malicia, y se acercó a su madre que enrosco su brazo en el propio de su descendencia “Justo que ayudaba a JunSu-ah con su zipper” encogiéndose de hombros, cerró la puerta tras de sí, y el pelirrojo los oyó bajando las escaleras lentamente conversando entre ellos con soltura.
Las últimas palabras del popular habían conseguido arrancarle un enorme sonrojo que se esparció por sus orejas, dándole un aspecto de tomate en llamas. Sacudió la cabeza intentando quitarse la sensación que lo recorría de pies a cabeza y casi como un milagro, la preciosa laptop blanca del Park, titiló para él.
No muchas veces podía decir que estaba en la casa vecina... cómodamente, tampoco podría decir que era bienvenido al cuarto del mayor y... estar allí, con YooChun ocupado y una hermosa computadora lista para ser registrada, llena de información que podría usar en el futuro para quitarse a ese pesado de encima, fueron su regalo por soportar estoico la mordida de ese perro asqueroso.
Hizo crujir los nudillos, tomando el control manual del cursor, sorprendiéndose al ver de fondo de pantalla el dicho animal en brazos de su dueño. Awww~ ambos tan perros, pensó mordiendo su labio inferior, cuando una ventanita de color en la barra de herramientas llamó su atención. Al parecer, YooChun estaba on-line en su IM y una personita con un curioso nick esperaba comenzar a charlar con él. Hizo clic algo nervioso de que la puerta se abriera en cualquier segundo, pero confiaba en su buen oído y las pisadas duras que daría alguien al subir por la escalera.
вℓιиg_вℓιиg.ρяιи¢єѕѕ [ι ℓυν му мι¢ку σρρα ♥] dice: Chunnie?
вℓιиg_вℓιиg.ρяιи¢єѕѕ [ι ℓυν му мι¢ку σρρα ♥] dice: estás?
вℓιиg_вℓιиg.ρяιи¢єѕѕ [ι ℓυν му мι¢ку σρρα ♥] dice: ... <.3
вℓιиg_вℓιиg.ρяιи¢єѕѕ [ι ℓυν му мι¢ку σρρα ♥] dice: háblame cuando regreses, si amor?
вℓιиg_вℓιиg.ρяιи¢єѕѕ [ι ℓυν му мι¢ку σρρα ♥] ha cambiado su estado a Ausente.
JunSu llevó las manos al teclado con intenciones de escribir alguna cosa fea y pesada, algo que rompiera el corazón de esa tonta niña que se atrevía a llamar ‘MI amor’ a Park YooChun, a sabiendas que él era el amor de cualquier cosa con faldas que pasara delante de él.
No alcanzó a poner nada en la ventana de esa molesta niña, más porque un poco de furia no le permitía concretar alguna idea coherente, además... la puerta se abrió con estrépito de un segundo a otro.
“¿Ya estás listo?” entró sin importarle mucho encontrar a su vecino en alguna situación vergonzosa, no sabía por qué, pero no le incomodaría nada de nada verlo así.
“No”
“¿Qué haces con mis cosas?” quiso saber luego de voltear a verlo sentando a los pies de su cama dejando el portátil entre las mantas al sacarlo de su regazo.
“Tú novia quiere hablarte” informó avanzando con rapidez hacia la salida. YooChun tómandolo del codo antes de que diera un paso más “Déjame...”
“No hasta que me digas qué carajo hacías en mi computadora” no hubo respuesta del otro que intentaba soltarse de su agarre e irse “¿Qué? ¿Acaso tu madre nunca te enseñó modales? Seguramente demasiado pendiente de Junno para si quiera mirarte a ti, ¿no?” rió apretando entre los dedos la estrecha extremidad del otro “¿Qué pasa JunSu-ah? ¿Quieres llorar? Pero déjame decirte que aquello no impedirá que le diga a mi madre que te has metido en mis cosas. No creo que aprecie un ladrón entre nosotros, por muy tiernito que sea... ó se haga pasar, ¿verdad? Finalmente...” lo soltó empujándolo peligrosamente cerca de las escaleras, tanto que el más bajo trastabilló en el primer alto escalón “las puertas de esta casa se cerrarán para ti”
“Gracias nuevamente” se tragó un sollozo y bajo rápidamente su camino hacia la salida. Se despidió con un movimiento de cabeza hacia la señora de la casa y casi corriendo atravesó el umbral de la puerta principal de la morada Park.
“Mmmm~” YooChun ladeó la cabeza hacia un lado, sonriente mirando la parte más agraciada de su peculiar vecino.
“¿A-adon-? ¿Qué pasó YooChun?” preguntó la amable mujer mirándolo entre sorprendida y sospechosa. Su hijo negó con la cabeza, girándose hacia la seguridad de su cuarto y encerrándose luego de entrar “¿Qué hago ahora con el té y los panecillos que había preparado?” no dirigió a nadie en particular su cuestionamiento, pero en un segundo YooHwan estaba mirándola tiernamente, anhelando probar lo que tenía en la bandeja “¡Ay ya! ¡Aquí tienes!” dejó lo que tenía en las manos del menor y fue hacia su estudio. Definitivamente debía analizar más de cerca a ese niño JunSu. Por su bien, mejor que comenzara pronto.
♥♥♥♥
JaeJoong había querido irse pronto a su casa, pero cuando estaba terminando de convencer a ChangMin de marcharse, la madre de HeeChul había anunciado que la comida china que pidió por teléfono estaba a punto de llegar, y mandó a todos los presentes a sentarse a la mesa. Y por supuesto ChangMin nunca, nunca se perdía una comida.
Al momento en que todos estuvieron sentados a la mesa, y la comida china servida, JaeJoong miró a su alrededor, sintiéndose un tanto extraño de la sonrisa radiante de la señora Kim, y de la amena charla que entablaban HeeChul y YunHo. Y se sintió aún más extraño, un poco dejado de lado, cuando su hermano se unió a la conversación también. La única personita que parecía ponerle atención en esa mesa era HyukHo, que abría la boquita de vez en cuando, sentado a su lado, para que JaeJoong le diera de comer.
“La cocina está casi impecable, YunHo querido” dijo la madre de HeeChul, orgullosa de sí misma. ”Ya sólo queda pintar un poco el techo, y dejar ventilando. Quien diría que más de la cuarta parte de las paredes de la cocina estaban completamente chamuscadas por el incendio… y ni hablar de toda el agua que dejaron los bomberos; además de rostizada, la cocina estaba inundaba…”
HeeChul abrió instantáneamente los ojos al máximo y se volteó casi con miedo a ver a YunHo. Muy rápidamente el pelinaranja le había explicado a su amigo que había tenido un problema con la cocina, que se había quemado lo que estaba cocinando, y que como había quedado un poco ennegrecida la pared, su madre y sus ayudantes estaban arreglando. Nunca le dijo que, en realidad, prácticamente toda su cocina estaba hecha un lío.
YunHo miro a HeeChul con shock, y una mezcla de rabia y desesperación. “Qué?”
JaeJoong se medio atragantó con un pedazo de pollo mandarín, y miró también al pelinaranja. “Incendio?” dijo cuando pudo por fin tragar.
“Ah, pero ya secamos todo, y como les dije, ya está todo casi impecable” la mujer sonrió de nuevo, preparada para seguir disfrutando de su comida, sin darse cuenta de que YunHo estaba al borde del colapso.
El pelinaranja le sonrió pidiendo disculpas a su amigo, y entonces el nerd decidió guardarse sus preguntas para después; aunque todavía le parecía increíble que de sólo dejar a Chul a cargo de la casa por unas horas, haya provocado un incendio…
ChangMin había permanecido callado durante la conversación acerca del supuesto incendio; pero le había parecido muy graciosa la reacción de su hermano ante la noticia, dado que JaeJoong no era de esas personas que se preocupan mucho de la gente que no está en su circulo. Al parecer su hermano estaba sufriendo una faceta extraña…
Al terminar de comer, los hermanos Kim se despidieron; ChangMin le pidió a YunHo que se cuidara más, y que descansara para que estuviera con fuerzas al día siguiente, miércoles, en que tendrían la primera reunión del taller de química. JaeJoong agarró su bolsito rosa con soltura, y se despidió con un gesto de mano. Al único que le dio un beso en almejilla como despedida fue al pequeñito HyukHo, no sin antes prometerle que lo iría a buscar otro día al jardín.
Luego de eso, el Jung más pequeño declaró que tenía sueño, estirándose como un gatito en mitad de la alfombra. La madre de HeeChul rió enternecida, más aún cuando el niño dijo que quería que su hyung le diera un baño lleno de espumas de distintos olores para nadar junto a sus patitos de hule y que su zanahorio-hyung, de paso, le preparara un rico tazón de leche chocolatada e inventara un cuento para dormirse tranquilo.
“Claro ¬¬ ¡Ahora te acuerdas de tu más estiloso y fantástico hyung!” riñó HeeChul a HyukHo, sentado frente a él “Ahora que ese rubio...” pensó un momento algún calificativo horroroso que no sonara como tal a oídos del infante que lo miraba fijamente con una sonrisa angelical en los labios coquetos “ese rubio feo, cara de caballo... ¡NO! caballo no... será mejor” carraspeó “¡yegua u__ú!”
“¡Chul!” alzó la voz el dueño de casa, agradecido que la mujer mayor estuviera en la cocina para ver terminar a los trabajadores con los últimos detalles de la nueva cocina que seguramente harían a su madre irse de espaldas al verla así... y lo más importante, por qué razón se encontraba ahora de aquella manera.
“... esa es la correcta manera, HyukHo. No debes decirle Joongie-hyung” imitó la voz del niño haciendo caer la comisura de su boca, logrando que el niño frunciera sus cortas cejitas y tironeara de la manga de su hermano mayor como refuerzo para defender a su mejorísimo mejor amigo rubio, pues al parecer su lenguaje verbal ni corporal detenían el veneno que salía de la boca del pelinaranja “Sino que ye--”
“Basta, Chul” pidió con voz cansada el nerd, tomando en brazos al menor meciéndolo entre sus brazos “Haz hecho a Hyukkie llorar...” susurró y al momento en que HeeChul mostró sorpresa en sus facciones, pudieron oír un pequeño sollozo escondido en la piel del cuello de YunHo y aún sobre los ruidos que hacían varios hombres en el lugar anteriormente arruinado.
“P-pero...”
“Q-qui...” HyukHo alzó la cabecita, rodeando con sus cortitos brazos el fuerte cuello de su hermano que continuaba meciéndolo como a un recién nacido para calmarlo “quiero a-a-a-a-a...” un impido incontrolable le impedía hablar con soltura y al parecer se desesperó al no poder encontrar su voz, logrando que llorara con más fuerza arrugando su tierna carita con fuerza.
El colorín no encontraba lugar apropiado para esconderse y huir de la mayor vergüenza que había logrado vivir. Se recordó que no era una avestruz que podía ocultar su cabeza en la tierra hasta que el peligro pasara, sino debía afrontarlo y si se presentaba la oportunidad, arreglar las cosas que su loca boca había provocado.
“¿Qué pasa Hyukkiee~~?” acaricio suavemente la pequeña espaldita del menor, asustándose por la convulsiones que hacía ésta al momento de liberar el llanto “¿Quieres una paletita, amor?”
“Déjalo, Chul” cansado, YunHo alzó el flequillo de su copia en miniatura y beso su frente intentando aliviarlo “¿Qué quieres HoHoi~?”
“Q-quieo... Joongie-hyung” susurró pasándose las manos por los ojos frenéticamente para quitar la humedad ahí, consiguiendo irritarlos y que el mejor amigo de su hermano terminara secándolas por él mismo.
“¿Joongie-hyung? ¿Y tu hyung no es suficiente?”
“Ambos” terco como era, se cruzó de brazos haciendo un especial puchero “A hyung y Joongie-hyung... ¡HeeChul no!”
“AhhHH! Ni idea que le ves a ese oxigena--” vio la mirada que le dedicaba el nerd y prefirió callar “¿Lo llamo?”
“No” negó el más alto de todos observando como el niño se dormía entre sus brazos cansado de toda la jugarreta del día y del último esfuerzo que hizo “Mañana ya hablaremos, ¿si? Quizás le pidamos a Joongie-hyung que venga a cocinar” le habló a su hermano que asintió con los ojos entrecerrados, asiéndose a la ropa de su única figura paternal que tenía “Ahora descansa... le diré que venga, ¿eh?”
El pelirrojo vio a la pareja de hermanos interactuar y ardió en celos al saber y oír con lujo y detalles el tema de su conversación. Quiso gritarles a ambos unas cuantas verdades: qué quizás solamente veían una ilusión, que ese rubio nada valía, que querían algo feo y superficial que ni a los talones le llegaba. Pero prefirió callar y ver con ojos dolidos como el mayor prometía traer al popular al otro día, prometía dulces y una tarde maravillosa... y lo odió por primera vez. Porque el nunca fue deseado con tanta intensidad por el niño ni su mejor amigo... y entendía que tampoco nunca lo sería.
♥♥♥♥
Era la última clase de ese día Miércoles, y por más miradas penetrantes que SiWon le mandaba al rubio popular, éste no respondía ni siquiera con una corta mirada. Al parecer si pensaba ignorarlo después de lo que pasó ese día jueves. SiWon frunció el ceño y miró adelante, donde el profesor de Inglés escribía algunas frases. No tenía muchas intenciones de poner atención a la clase, pero no tenía nada mejor que hacer. De hecho, si aún estaba en el colegio era sólo porque su padre lo obligaba; de todos modos ya tenía un puesto asegurado en las empresas de su familia, que eran, por lo demás, muy importantes alrededor del mundo.
Después de graduarse tenía pensado trabajar ahí, y hacerse un lugar en el mundo de los negocios, lo que le sería relativamente fácil teniendo en cuenta que era el único hijo del conocido Choi SiWook. Y de hecho, algunas veces a la semana iba a la empresa de su padre y ayudaba en lo que podía, para que los empleados se empezaran a acostumbrar a verlo ahí.
Lo único malo era que a su padre se le había ocurrido la genial idea de asociarse con la empresa de Kim ChulYeong, el padre de Kim HeeChul…Con tal de que al pelinaranja no se le ocurriera aparecerse cerca suyo en la empresa…
Mientras escuchaba al profesor hablar algo de ’Condicional, Second Clause’, el molesto ruido de alguien hablando en susurros llegó a sus oídos, y tuvo que esperar sólo unos segundos, escuchar la risa del ‘individuo’ que susurraba, para darse cuenta que era nada más y nada menos que HeeChul. No le pareció extraño, ya que el pelinaranja rara vez ponía atención a las clases; si le iba decentemente en el colegio era porque casi siempre le pedía sus apuntes al nerd que tenía por amigo.
Siempre con su pose de superioridad, volteó un poco la cabeza para mirar al último puesto de la fila, en donde HeeChul aún conversaba animadamente con su amigo, aunque al parecer éste no le prestaba mucha atención. SiWon no pudo reprimir una pequeña carcajada, que hizo a la chica sentada a su derecha derretirse en su asiento. Incluso ese nerd le prestaba poca atención al estrambótico pelinaranja.
De pronto la chica de su derecha le tocó el brazo, y se volteó a mirarla con su típica sonrisa satisfecha, haciendo que la chica se sonrojara.
“Ummm… SiWon-sshi… ese chico de allí” indicó con la mano el asiento de cerca de la puerta, en la primera fila. “…te manda esto” entonces le entregó un papel cuidadosamente doblado.
SiWon lo aceptó y miró a quien le había mandado el papel, descubriendo que era ese chico pelirrojo que había visto en el Gimnasio el otro día. JunSu miró en dirección del popular fugazmente, esbozó una rápida sonrisa nerviosa y luego volvió a mirar al profesor, que en ese momento repetía algo de la ’If Clause’ a un chico de la fila del medio.
El más alto desdobló el papel, en el que se leía ‘Cuando podemos juntarnos a hacer el trabajo de Mitosis y Meiosis? Queda poco tiempo… -JunSu-’
El millonario sonrió suavemente, arrugando el pequeño trozo de caligrafía finamente escrita, entre sus largos y fuertes dedos, metiendo lo inservible en el bolsillo amplio de su saco color verde de uniforme de la High School Evergreen.
No tuvo ganas de responderle, aún cuando se sintiera de buen humor y ese niño de cabellos rojos y semblante tierno lo instara a jugar con él. Como si se estuviera regalando, entregando sin condiciones... a sabiendas de sus juegos con el popular Kim.
No entendía muy bien que era lo que pretendía con su coqueteo aburrido y tímido, pues sus sonrisas y palabras no eran más que los balbuceos de un niño de primaria en sus primeros días de haber conocido alguien que les gustaba, intentando llamar su atención y fallando catastróficamente al ser inexpertos en ese ámbito de la vida.
Anotó unas cuantas cosas en su cuaderno, una serie de ejercicios y preguntas que se dedicó a responder en los siguientes minutos, que no se le hicieron muy difíciles debido a su característica de políglota; cosa que consiguió gracias a que su padre inculcó, desde los primeros años de escuela, la mayoría de idiomas que sabia a través de profesores privados y una serie de duras y extenuantes enseñanzas.
If you wanna get something, you must…
Fácil, pensó el Choi medio sonriendo por lo que escribiría, pero que su sorprendente verborrea le permitía colocar en son de broma.
If you wanna get something, you must be a Choi family member.
JaeJoong golpeó su frente repetidas veces. Su lápiz verde creando ya una herida por la cantidad de veces que había golpeado aquel sector con un ritmo envidiable.
Lanzó un largo suspiro, incapaz de seguir contestando la cantidad enorme de frases incompletas en ese idioma tan extraño como lo era el inglés. Se estiró como un gatito al despertar, cuidadoso de no alzar mucho los brazos para no llamar la atención de su estricto maestro que se dedicaba a revisar unos papeles de su libro de curso.
“¡Chunnieeeee~!” berreó haciendo miles de pucheros escondido tras la seguridad que le daba su diccionario de inglés, alzado como una especie de biombo entre el frente y él mismo.
“¿Qué ocurre, baby?” lo miró de reojo, feliz de comprobar que estaba completamente listo en comparación al trabajo horroroso que hacía su mejor amigo. Solamente le quedaban unas cinco frases que responder y tendría una media hora para dormitar sobre su asiento sin temer un regaño del encargado de aquella clase “¿Te duele la guatita ó necesitas ayuda?”
“Dame tus apuntes” exigió a media voz, descartando totalmente la idea de enfermedad que tenía YooChun. Alargó el brazo para tomar el cuadernillo algo arrugado del otro, alzando una ceja cuando éste lo quitó de su alcance entre sonrisas “¡YooChun ò_ó!”
“Debes aprender, JaeJoong. ¿Qué sacas con copiar esto, terminar antes y no aprender, si en el examen no sabrás que escribir?”
“Eso es problema mío” frunció su tierna y suculenta boquita rosa, enterrando sus uñas en la pierna de su mejor amigo “Ahor--”
“¡OUCH!”
“¿Algo que comentar con la clase, Mr.Park?” el maestro aún no pasaba el trago amargo de la previa lección que tuvieron, donde ambos alumnos se habían retirado de su clase sin ninguna consideración. Ahora, buscaría cualquier pretexto para castigarlos y hacerlos pagar poco a poco su irrespetuosidad.
“Pues... pensaba que” miró de reojo al rubio que observaba su lapicera con fijeza, muy calmado y totalmente contrario a la rabia que colocaba en los pellizcos que le daba a su tierna piel cercana a su entrepierna “Pues mmm... ¿No cree que JaeJoong necesita un tutor?”
Y sonriente, lanzó un beso volador al rostro sorprendido del Kim.
“Y quien me sugiere, Mr. Park?” preguntó el profesor enarcando una ceja.
“Yo podría hacerlo, no me molesta” sonrió el mayor de los Park, y para ese entonces ya toda la clase estaba mirándolo. JaeJoong sólo enterraba más sus uñas en la pierna de su amigo, por primera vez en su vida odiando el tipo de atención que estaba recibiendo de parte de sus compañeros.
El profesor meditó por varios momentos la situación, incluso se acercó adonde se sentaban los dos amigos y comprobó, muy para su desagrado, que JaeJoong tenía un desastre en su cuaderno, lleno de borrones y frases mal hechas.
“Bueno, si no le molesta…” YooChun sonrió triunfante cuando el profesor se dio media vuelta y volvió al frente de la sala, sin terminar su frase. Al parecer su idea si le había parecido apropiada; no es que realmente fuera a hacer de tutor, pero molestar un rato a JaeJoong, especialmente en algo que se le daba tan mal como el inglés, era sumamente divertido. Justo cuando pensó que el profesor seguiría su clase luego de la interrupción, escuchó unas palabras salir de su boca. “Después de clases pase por mi oficina. Si va a ser tutor, necesita material para sus clases, o no?” el hombre sonrió maliciosamente ante la cara de sorpresa de YooChun, desde ya pensando en darle bastante trabajo para que resolviera con Kim JaeJoong, para compensar todas esas clases en que ninguno de los dos había hecho las tareas y trabajos.
Una vez que el profesor siguió con su clase, el rubio frunció sus rosados labios, dedicando una mirada de molestia a su mejor amigo. “Gracias, YooChun” dijo con sarcasmo plasmado en la voz, y siguió copiando lo que estaba escrito en el pizarrón.
El Park sólo se dio un golpe mental y decidió que se quedaría callado en las siguientes clases de inglés, porque acababa de comprobar que no había salido nada bueno de hablar. Ahora tendría más trabajo que hacer, y aunque era con JaeJoong, estudiar inglés, un idioma que prácticamente era su segunda lengua, lo molestaba profundamente. Y por la expresión de JaeJoong, al parecer a él tampoco le hacía ninguna gracia.
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