Middle Of Nowhere cap 4
enero 19, 2011
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YooChun se apoyó en el marco de su enorme ventanal y dejó que la brisa fresca de medianoche acariciaría sus desordenados cabellos, así como también lograba erizar los cabellos de su nuca, cuando eran muy continuos.
No había visto a JaeJoong desde el almuerzo y eso le preocupaba. Lo había buscado luego de clases, sin dar con él, preguntándole a todo quién lo conociera por su paradero, recibiendo solamente negativas o respuestas mal fundamentadas (“Está enfermo en casa, tiene viruela”). Incluso llegó a hablar con HeeChul, que le dio un enorme discurso sobre mejores amigos, algo de perder el tiempo y la cita con el estilista. Como era de esperar, no saco nada de provecho con esa conversación.
Lo había intentado encontrar en el celular, pero en el segundo que marcaba lo enviaba a buzón de voz, adivinando que el rubio lo había apagado conscientemente, pues a Kim JaeJoong nunca le pasaban cosas como dejar que la batería se acabara en mitad del día. La batería de repuesto que cargaba en su rosado bolso, no era de adorno.
Tenía el IM abierto por si su rubio amigo iba on-line. Su nick decía claramente ‘Jae, háblame si entras [Ausente: buscando a mi baby )’= ]’, cosa que su Joongie nunca ignoraría, pero ya eran casi las una y ni atisbo de él.
Tampoco había visto a SiWon en las clases de más tarde y eso, lo dejó alerta. Jae se había ido con él, pero ninguno había vuelto. Su amigo desaparecido y el millonario que por el teléfono lo había mandado a la mismísima mierda.
”¿Por qué me preguntas a mi? ¡No lo he visto! Ahora estoy ocupado, vete a molestar a otros, Micky” Y cortó sin más.
Dejó el aire salir de sus pulmones, algo contaminado con la nicotina del cigarrillo que fumaba. Las cenizas ensuciando su jeans oscuro, medio amarillento bajo la luz de neón que iluminaba las veredas.
Medio sonrió cuando notó que las persianas de la ventana vecina, estaban abiertas, dándole la oportunidad de ver a cierto vecino pelirrojo escribir apresurado en su notebook, un libro a su derecha y un lápiz entre sus labios que utilizaba de tanto en tanto para subrayar alguna cosa importante o escribir apuntes en su cuaderno, que se encontraba bajo sus pies.
Entretenido por la vista, Chun se sentó en el alféizar que le ofrecía el muro, dejando sus piernas resbalar hacia fuera de la casa, apoyando su ventana en el vidrio algo opaco que cubría su intimidad en el cuarto.
Se preguntó cuanto tiempo JunSu tardaría en notarlo, cuánto tiempo lo estaría maldiciendo y cuánto tiempo le demoraría sacarle la lengua y cerrar de un tirón las cortinas rojas que adornaban su habitación, bastante aniñada para el gusto del player.
Molestar a JunSu, más que una simple diversión, ya se había convertido en un estilo de vida. Nunca entendió muy bien por qué nunca pudo llevarse bien con el pelirrojo; desde la primera vez que lo vio, muchos años atrás, cuando su madre le avisó que llegaban vecinos nuevos y que tenían un niño de su edad, que vio algo en JunSu. Algo que le instaba a acercarse a él, pero no con las intenciones de hacer amistad. Cuando veía su cara, lo único que se le pasaba por la mente era qué hacer para molestarlo, qué decir para ver esa expresión de completa frustración en su rostro.
Cuando se acabó su cigarrillo, botó la colilla y se quedó espiando a su vecino, disfrutando con los problemas que parecía tener con lo que sea que estuviera haciendo en el momento. Estaba a punto de prender otro cigarrillo cuando el sonido de un mensaje en el IM lo alertó. Volteó la cabeza para ver la pantalla, y de inmediato reconoció el rosado pálido en la ventana de conversación.
Rápidamente se acercó a su computador y comprobó que era JaeJoong. Por fin.
Sexy Baby dice: YooChun…
Jae, háblame si entras [Ausente: buscando a mi baby ] dice: DONDE ESTABAS!
Sexy Baby dice: No quiero hablar de eso ahora… al menos no por aquí.
Jae, háblame si entras [Ausente: buscando a mi baby ] ha cambiado su nick a ~Dandy Boy~
~Dandy Boy~ dice: Pasó algo malo?
Sexy Baby dice: ven a buscarme a mi casa, Chunnie…
A los pocos minutos YooChun ya se había puesto su chaqueta, y sin siquiera molestarse en cerrar el IM, salió en su auto en dirección de la casa del rubio, en su auto.
♥~♥~♥~♥~♥
Por más que intentaba concentrarse en leer algo de su libro de Química, no podía. Es que se sentía tan estúpido, por haberse quedado mirando como imbécil y no decir nada. Nunca olvidaría la mirada de JaeJoong… Y nunca olvidaría esa escena… De todas maneras lo único que había logrado es arruinarles su momento. Pero nada le aseguraba que eso no volvería a pasar, quizás no en el colegio, pero en otros lugares…
De verdad a JaeJoongie le gustaba ese idiota?
Si su BooJae estaba con SiWon, él debería cerrar los ojos y olvidar cualquier cosa relacionada con el precioso rubio, pues no había camino ni por cielo, mar ó tierra por el cual pudiera siquiera pensar en competir con el millonario. Era incluso ridículo, creer que alguna vez JaeJoong lo miraría con otros ojos que no fueran los mismos con los que miraba a la gente desconocida pasar por su lado, mientras caminaba hacia su hogar.
Desconocido. Eso era él. Un simple y común chico que sentía su mundo girar cuando miraba a ese dios, que tenía por nombre Kim JaeJoong. Su BooJae.
Dejó el libro resbalar por su costado y caer abierto, medio arrugándose, al colisionar con la bonita alfombra del cuarto de HeeChul. Se cubrió el rostro con uno de los tantos almohadones mullidos y rosados de su mejor amigo, e intentó, en un intento vano, ahogar un grito de desesperación en la peluda superficie.
“¿Sigues con eso?” el pelinaranja decidió entrar a su cuarto, cargando unos platos con galletas y un bowl con frutos rojos que, con sólo mirarlos, se relamía los labios con anticipación “¿Por qué siempre que pasa algo con ese rubio feo, terminas deprimido? Si tanto lo amas... ¿No deberías sentirte... espectacular? Digo, esa es la magia del amor, ¿o no?”
YunHo lo miró a través de sus lentes de montura cuadrada y con sólo la mirada, que reflejaba hasta el más escondido pensamiento y el más doloroso sentimiento, le pidió a su confidente que callara un momento y lo dejara entretenerse con su dolor. Por lo menos, JaeJoong estaba inflingiéndolo. Quizás no de manera directa, pero su indiferencia era lo suficientemente fuerte para destruirlo, aún oponiéndose a ello.
“Pero YunYun” haciendo un tierno puchero se acomodó en la cama junto a él y, rodeando con sus brazos la cintura del más alto, acarició con su nariz el cuello ajeno “No te dañes más por cosas inútiles” beso la piel que tenía frente a él y se sonrió “Me tienes a mi...” se pavoneó cómicamente, enderezándose entre las mantas, como si un resorte tuviera en la espalda y alargando la mano, cogió de bajo el mueble un pack de cervezas “y...” miró las latas pensativamente “350 ml y son seis” le sonrió arreglándole los cabellos tras la oreja.
“Dos litros y cien cc” el nerd tomó la lata de manos del pelirrojo y casi sin pensar rompió el sello y apuró la alcohólica bebida hasta terminarla.
“Me gusta que hagas eso” piropeó HeeChul, abriendo la propia, pero tomándola con calma “Te ves... no sé, quizás suene tonto decírtelo”
“Estamos en confianza”
“Manly, handsome... sexy” las palabras resbalaron de sus labios, con una elegancia y sensualidad dignas de admirar.
“Quiero a BooJae” y su confesión, entre los sorbos de cerveza, dejó por el suelo la envidiable coquetería de Chul, que nada más resopló frustrado, rodando los ojos cuando debió seguir prestando su hombro para un Jung con el corazón destruido.
Cuando el de lentes se terminó la primera lata, estiró la mano para alcanzar otra, y empezar a tomarla tan despreocupadamente como la primera. Ya ni siquiera le importaban sus anteriores palabras de ‘nunca embriagarse con HeeChul’. Nada le importaba, si con eso podía olvidar por un momento la indiferencia de su amor BooJae.
“Ese rubio desabrido no sabe apreciar lo que tiene frente a sí, YunYunnie~” lo abrazó de nuevo, tomando otra lata de cerveza.
“Yo no soy nadie, Chul. Al lado de Choi SiWon, no soy absolutamente nadie. No tengo ni el dinero, ni la popularidad, ni el encanto, ni el cuerpo, ni la sonrisa, ni el atractivo, ni nada. No soy nadie” YunHo comenzaba a hablar con dificultad debido al alcohol, y HeeChul a ponerse un poco más chillón y hablador de lo normal.
“A ver, a ver… detente, detente ahí. Tú eres mejor que ese tonto. Puede que el tenga dinero, pero tu tienes todo lo demás Yunnie… Tienes esa sonrisita…” el pelinaranja tocó con un delgado dedo los labios de su amigo, quien sonrió tontamente, dejando de lado un momento su enésima lata de cerveza. “…Y tienes un cuerpo envidiable, aunque no lo muestres yo lo sé…” la mano que se encontraba alrededor de la cintura de YunHo, se posó en el cabello del otro, acariciándolo suavemente “En fin, podría nombrarte más cosas, pero tengo flojera… pero quiero que desde ahora… desde ahora, Yunnie-ah, no te menosprecies solo porque un cara de pescado no te sabe apreciar…”
“Gracias, Chul…”
Media hora más los amigos siguieron conversando entre sorbos de cerveza, hasta que la bebida se acabó. Pero para ese entonces ambos ya estaban más que ebrios. Y aburridos.
“…Yo quería llamarlo, Chul…” más que hablar con el pelinaranja, que estaba medio recostado en la cama, estaba balbuceando para sí mismo.
“Lo sé, Yun… ya me lo dijiste…”
“Pero es que yo quería llamarlo, HeeChul… yo no pedí que me pasara eso… no lo pedí… quería hablar con BooJae…”
“Pero y por qué no llamaste a ChangMin? Es su hermano, o no?”
Por un momento ambos chicos quedaron en silencio. YunHo se quedó como paralizado, como si le hubieran lanzado un balde de agua fría. Pero el alcohol no le dejaba pensar con claridad, así que se volteó a mirar a su amigo con expresión atontada.
“Si… por qué no llamé a Minnie? Soy un tonto…” iba a comenzar a deprimirse, pero en cambio tomó el teléfono rosado de la mesita de noche de HeeChul, y buscó en su mochila su agenda. “Pero nunca es tarde o no, Rella?”
HeeChul lo observó con una sonrisa traviesa en el rostro, pero nunca lo detuvo; de hecho comenzó a reír como idiota al imaginarse a YunHo intentando hablar con el hermano de JaeJoong, pues en el estado en que se encontraba parecía que estuviera hablando otro idioma, pues no se le entendía casi nada. Así vio como su amigo marcaba el número de ChangMin y esperaba a que le contestaran.
Tan ebrio estaba el nerd que ni cuenta se daba que estaba quitándose el sweater y los calcetines despreocupadamente ante la vista siempre hambrienta de su mejor amigo, más enfatizada por lo ingerido con anterioridad.
Oyó el tono marcar por tres veces y se llevó una mano a la sien derecha, masajeándola lentamente cuando una punzada de dolor, amenazante con traer una gran migraña, rozó aquel lugar. Entre su letargo recordaba no haber llamado a ChangMin porque sabía que su amigo se burlaría día y noche de él... De su mala suerte, su lentitud, su timidez.
“Dahh~~” susurró cortando y volviendo a marcar, algo enojado ahora. Ya no importaba que su dongsaeng riera de él hasta rodar por el cuarto, no le importaba que luego el grupo de química bromeara con él y su amor enfermizo por JaeJoong, no interesaba ser señalado en los pasillos, tampoco que Park YooChun le diera unos buenos golpes por osar tener pensamientos lujuriosos por el rubio, por intentar amarlo como merecía.
¿Por qué no importaba?
Porque ya lo había perdido. Su BooJae era de otro, pertenecía a SiWon, se entregó al millonario. Dejó que lo tocara, lo manoseara y lo besara como él siempre añoró hacer en sus dulces sueños donde reunía valor y se confesaba, pero ya no. Se fue.
Lo perdió, aún antes de poder tenerlo.
BooJae
“¿yoboseyo?” un carraspeo, mientras intentaba normalizar su respiración “Habla ChangMin, ¿quién es?”
“¡Min-ah!” soltó de pronto YunHo que se había quedado unos segundos en blanco, pensando en su rubia fantasía y preguntándose que demonios estaba haciendo el más alto que parecía tan alterado al contestar.
“¿YunHo-hyung?” parecía sorprendido “¿Por qué llamas tan tarde? Este no es tu teléfono celular, ¿verdad?” tosió un poco, por fin logrando regularizar su agitada respiración, que hacia que su voz sonara quebrada y gastada.
“DahhH! ChangMin! ¡...viendo porno!” chilló alzando los brazos al aire, siendo aplaudido por HeeChul que sonreía como niña, metido entre sus mullidos cojines de colores.
“¿Q-qué? ¡Yo nunca, hyung!” se defendió casi en seguida, sonrojándose de golpe al ser descubierto tan fácilmente por alguien que ni siquiera lo veía a los ojos, sino sólo por como sonaba su voz.
“¡Calla, Min-ah!” el nerd medio riendo y medio enojado, se dejó caer de espaldas en la cama, dejando que el pelirrojo acariciara sus cabellos lentamente al haberse acomodado en su regazo “BooJae” susurró perdiendo toda la fuerza que mostraba antes, al comenzar la llamada “Déjame hablar con JaeJae, por favor”
“¿Q-qué demonios? ¡hyung, ¿qué pasa contigo?!”
“Quiero hablar con mi BooJae… o sea, con BooJae. ¿Como va a ser mío si él está con Choi SiWon… ciertoooo?” de nuevo parecía como si YunHo estuviera hablando sólo, pues su monologo, además de ser algo incomprensible, más que hablado era balbuceado.
“No voy a dejarte hablar con JaeJoong en ese estado…” ChangMin ya había pasado el susto de ser descubierto, y ahora estaba seriamente preocupado de su hyung.
“Tienes que dejarme hablar con él, Min-ah~ Necesitooo … hablarrrr… con él…” tomó aire, sujetando el teléfono con una temblorosa mano, mientras la otra mano colgaba de un lado de la cama del rosado cobertor de HeeChul.
“Hyung, de verdad creo que es mejor que llames otro día, cuando estés mejor” sin querer el menor había alzado más de lo debido la voz, y se quedó estático en su lugar, apagando la pantalla del computador y esperando no haber despertado a nadie. A su madre no le gustaría ser despertada, cuando su sueño era tan importante para ella. Para verse más joven, según sus propias palabras.
“Pero Minnie-ah… no me entiendes? JaeJoongie quería que lo llamara, y ahora lo llamo…” HeeChul empezó a reír despacito, aún acariciando los cabellos de su amigo, cuando éste agregó”… un poco tarde, pero algo es algo…”
“YunHo hyung… qu—“
“Vas a pasarle al rubio desabrido o no?” HeeChul se acercó al teléfono a hablar con el menor, pues ya se estaba cansando y quería volver a tener la atención de su Yunnie.
“No puedo. YunHo hyung, mi hermano no está...”
La mente de YunHo trabajó a lo más rápido que su estado le permitía, y unió rápidamente los cabos. “Está con el imbécil de SiWon o no? Si… con quién más? Ya debe estar dejando que ese lo toque con sus manos sucias… maldito SiWon…”
Realmente ChangMin no entendía nada a lo que se refería YunHo; no había hablado con su hermano desde que salieron del colegio, y cuando llegaron a casa notaba en su rostro que no quería hablar con nadie, así que decidió no insistir. Y más tarde YooChun había venido a buscarlo para salir, y aún no llegaban, y el reloj marcaba las 4 de la mañana.
“No sé de que me hablas, hyung, pero JaeJoongie está con YooChun.”
“¡Mentira!” replicó el nerd, entrecerrando los ojos, mirando fijo a la pared como si el burlón SiWon estuviera allí riéndose en su cara por haber conseguido algo que el había anhelado por tanto tiempo. HeeChul, a su lado, lanzó un gritito ahogado por el repentino vigor en sus palabras al desacreditar a ChangMin “¡Está con SiWon! ¡CHOI SIWON!”
YunHo no sabía muy bien por qué gritaba ni tampoco por qué HeeChul saltaba por cada rincón de la habitación haciendo unos gestos extraños, mareados por el alcohol, que le daban el aire de mono loco de zoológico. Manoteó en su dirección viendo por unos segundos a dos manchas pelirrojas, optando por cerrar los ojos y restregar su nariz entre las cálidas mantas de colores chillones.
“¿SiWon?” un suspiro corto interrumpió lo que supuestamente diría “Escucha bien, YunHo hyung: No sé que haga mi hermano con sus amigos y tampoco me interesa saberlo, ¿okei?”
“P-pero... yo vi qu--”
“NO me importa, hyung. Tan simple y breve como eso. Él tiene su vida y yo tengo la mía. Somos hermanos, lo sé, pero no tan cercanos como para rastrear cada cosa que el otro haga. Me da igual si sale con Choi, con Park o con el tipo aquel, porque son sus decisiones y creo que es lo suficiente maduro para ver y saber qué le hace bien y qué mal”
“Eres su hermano” YunHo recobró un poco de lucidez, cuando el discurso de su pequeño amigo hizo clic en su mente. Si propia sangre no cuidaba de su BooJae, ¿entonces quién?
“Sé que soy su hermano, lo quiero de aquella forma, pero no me pidas que viva día y noche pendiente de él... Eso lo hace un novio, alguien como tú”
“Alguien como SiWon” retrucó el nerd, mordiéndose la lengua por la furia que sentía a través de sus venas.
“Mira Hyung... Son las cuatro de la mañana, tengo muchísimo sueño y mañana hay colegio. No sé la razón de por qué estás ebrio ni tampoco el por qué las ganas de sacar a conversación a ese pesado y soberbio de Choi. ¿Podríamos hablar mañana?”
“Dile a Boo-... Dile a JaeJoong que no conseguí llamarlo antes. Aunque no le importe, quiero que se lo digas, ¿me haces ese último favor?”
“¿Último?” preguntó confundido, ante las palabras medio arrastradas del otro.
“JaeJoong no es para mí. Digamos que teníamos eso pendiente” se metió entre las mantas, donde el pelinaranja ya dormitaba con la boca abierta y cerró los ojos, abandonándose al mareo que lo sobrellevaba “Gracias por la tarde de ayer, dongsaeng”
“¡No sé que demonios hablas YunHo hyung! Mejor colgaré y hablaremos mañana cuando estés mas despierto y... conciente de lo que dices”
“No hay nada que hablar. BooJae ya eligió. Y lamentablemente, no fue a mi”
Sin siquiera esperar a que ChangMin le contestara, el de gafas cortó la llamada y lanzó el teléfono a la alfombra, acomodándose mejor en la cama al lado de HeeChul. No se dio cuenta en qué momento HeeChul se levantó a apagar la luz, o cuándo le quitó los pantalones y lo ayudó a acomodarse bajo las mantas, ni menos cuándo él mismo se quitó la camisa para acostarse a su lado; lo único que supo es que de repente ya estaba quedándose dormido en la cómoda cama de su amigo.
…Sin importarle ni siquiera que en unas horas más tenía clases…
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Luces de colores y música a todo volumen era lo único que los sentidos de JaeJoong podían percibir en ese lugar, mientras su cuerpo se movía al compás de la música. YooChun bailaba frente suyo, pero mirando con expresión preocupada a su amigo. Desde que lo pasó a buscar a su casa no había querido decirle nada acerca de lo que le pasaba. Y ahora lo único que hacía era bailar como si se le fuera la vida en ello, e ignoraba las miradas de YooChun.
“Jae” le tomó el brazo, obligándolo a mirarlo, pero siendo ignorado de nuevo. “JaeJoong” jaló de su brazo, acercándolo a su cuerpo de modo que sus labios quedaran cerca de su oído, y así asegurarse de ser escuchado.
“No ahora, YooChun”
“Sí, ahora” sin esperar respuesta lo llevó a un lugar más apartado, en donde hubiera menos ruido para poder hablar. Una vez allí, el mayor de los Park acorraló a Jae contra la pared, mostrando aún una expresión seria. “Ahora dime qué pasó”
“Chun, n-“
“No, Jae. Quiero saber por qué me dijiste tan desesperado por IM que te fuera a buscar. Me preocupo por ti, por eso quiero saber”
El rubio miró insistentemente el suelo, mordiéndose el labio inferior con nerviosismo. Despacio comenzó a levantar el rostro, encontrándose con la fija mirada de su amigo. “Te vas a enojar conmigo…” dijo haciendo un pucherito, que en nada alivianó la expresión de Chun.
“Si me voy a enojar, entonces mejor que empieces a explicar…”
Luego de un gran suspiro, y de buscar las palabras correctas, el rubio comenzó a hablar, primero en voz muy baja. “Hice algo que… no se si estuvo bien” Levantó más la mirada, y al ver que Chun no tenía intención de hablar, prosiguió. “Recuerdas que me fui con SiWon?”
YooChun ya tenía una idea de lo que había pasado, pero quería intentar convencerse de que estaba equivocado. Prefería escuchar toda la historia, y después hacerse las ideas pertinentes.
“…Bueno… pasó algo”
“Qué cosa?” preguntó casi con miedo, viendo de repente a su amigo muy frágil e indefenso.
“Dejé que me tocara” al término de esas palabras sus mejillas adquirieron un leve color rosa, mientras YooChun sentía que comenzaba a enfadarse. Y mucho.
“Y… puedo preguntar por qué?” intentó mantener su voz en un volumen moderado, pero la idea de ese tonto de Choi SiWon tocando a su Jae le hacía hervir la sangre.
“N-no se, Chun… al principio se sintió bien; no niego que lo disfruté, pero… Bueno… después llegó el nerd, y nos interrumpió, y blabla…” Realmente Jae no tenía ganas de hablar de YunHo, así que pasó el tema lo más rápido posible. “Y, no se… ahora siento que no estuvo bien”
“¡Te lo dije!” explotó por fin el chico con sombrero y se apartó bruscamente de él, intentando calmar un poco de su acosadora rabia, al apretar la mandíbula y los puños con toda su fuerza “Odio decirlo, pero te lo dije” volvió tan rápido como se fue a su antigua posición, atrapando a su rubio amigo entre la pared y su húmedo cuerpo.
“¡Chun~~!” gimoteó JaeJoong, estirando el labio inferior como arma para calmar al otro.
“Joongie, sabes que te quiero mucho y hago infinidad de cosas para ver sonrisas en este bello rostro, ¿no?” tomó entre sus dedos la mandíbula del rubio, haciendo que sus rostros se acercaran “Pero a cambio de eso, solamente quería que oyeras lo que te digo día a día.¡Te lo repetí cientos, miles, trillones de veces! ¿Y qué decías tu?”
JaeJoong bajó la vista nuevamente, sin importarle el dolor que recorría la fina piel de su rostro ante el agarre del enojado Park, debido a que la vergüenza lo embargaba cuando su mente, como una broma mal intencionada, revivía a cada segundo lo vivido con el sonriente millonario.
“¿Te lo recuerdo?” duramente sus palabras golpearon los oídos del más bajo.
“No...” susurró lastimeramente, apoyando todo su peso en la fría pared del local donde se encontraban, pues ya se sabía de memoria todos los discursos que le daba el otro sobre las supuestas malas intenciones del Choi “Solamente que no me lo esperaba, YooChun” por fin se decidió a dejar salir una a una sus emociones, como si hubiese una especie de colador frente a él que solamente dejara salir lo que sentía de a poco y siempre lo menos posible.
“Claro que lo esperabas. No eres ingenuo JaeJoong, sabías a lo que ibas. La pregunta ahora es cual fue la razón”
“Ya te dije que no sé” derrotado subió la vista nuevamente “No sé por qué lo dejé. No lo sé”
“¿Fue sólo eso, Joongie?” asustado, YooChun se acercó más a su amigo extendiendo los brazos para que se acomodara entre ellos, como siempre hacía cada vez que tenía un problema sin aparente solución. Éste la tenía. Claro que sí. Había que sólo preguntarle a los puños de Chun, que culminación tendría este pequeño episodio.
“Sí” ahogó sus palabras en el cuello de su mejor amigo, mientras tiritaba recordando en carne viva los toques, el placer y los gemidos, para luego caer y que pasara por su vista una y otra vez el semblante que llevaba Yun-algo, medio desnudo, al encontrarlos así “Pero el nerd nos vio” confesó lentamente con ansias de beber algo fuerte que sosegara el alboroto dentro de él.
YooChun no prestó mucha atención a sus últimas palabras, debido a que ese tipo era otro que se merecía una buena serie de golpes por jugar así con su precioso rubio.
Algo molesto, tomó a Jae de la mano y lo llevó, medio a rastras, hacia la barra para pedir algo de beber para ambos, no sin antes haber besado su frente, señal que ya tenía todo solucionado y el más frágil solamente debía intentar olvidar las cosas vividas ese día en el baño de Evergreen.
“¿Iremos a clases?” preguntó de pronto JaeJoong, acomodándose en un sofá de cuero negro, algo alto, dándole la apariencia de la sexualidad hecha persona, mientras veía con ojos grandes y despiertos los cientos de cuerpos meciéndose al compás de la melodía electrónica que resonaba por el popular antro.
“¡Hey!” gritó de pronto el más alto, luego de beber un poco de su batido color azul, sin prestar atención a la pregunta de su mejor amigo “Por eso fue que SiWon me mandó al demonio cuando llamé a su teléfono celular”
“Uh?”
“Después del colegio, cuando quería saber donde estabas, lo llamé y no me contestó muy contento” YooChun le entregó su trago a JaeJoong y tomó un sorbo del propio, sentándose junto a su amigo.
“Ah…” como no tenía ganas de seguir hablando de eso, decidió insistir con su pregunta. “¿Iremos a clases, o no?”
“No se. Yo no quiero, y tu?”
“No, pero… donde dormimos?”
“Importa? Por último dormimos en mi auto, y mañana voy a dejarte a tu casa, ok?”
El rubio sonrió y apoyó su cabeza en el hombro de su amigo, tomando más de su trago. Le alegraba que, a pesar de que se equivocara tanto, YooChun siempre estaba ahí para él, siempre ayudándolo; se enojaba a veces, pero se le pasaba enseguida, y tenía una sonrisa cálida que quitaba las preocupaciones de su mente, aunque sea por un momento.
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Lo primero que sintió al despertar fue una pierna sobre su cuerpo, apresándolo. Y cuando intentó mover los brazos, se dio cuenta de que tampoco podía, pues algo lo tenía… abrazado. Abrió despacio un ojo, y una cabellera pelinaranja cubrió todo su campo visual. Al mirar alrededor recordó algo de los eventos de la noche anterior, y por lo menos pudo reconocer la habitación de su amigo. La luz que entraba por la ventana lo cegó por un momento, y sintió como si su cabeza se partiera en dos debido a la resaca.
“Chul…” murmuró YunHo intentando despertar a su amigo, y que así lo soltara para poder moverse con libertad.
“Yunnie…” sin ganas de despertar, el pelinaranja hundió más su rostro en el cuello del moreno, haciendo más firme su agarre en el cuerpo del otro.
La resaca casi lo estaba matando, y de verdad no tenía ganas de levantarse, así que… ¿Qué mal les haría dormir un poco más? Entonces apoyó de nuevo su cabeza en los mullidos cojines, y antes de cerrar los ojos, se fijó en el reloj de la pared de la rosada pieza de HeeChul…
9:45 am…
El trasnoche, y la resaca no le dejaron reaccionar de inmediato, por lo que tuvieron que pasar varios minutos para que su cerebro hiciera clic.
“Chul! EL COLEGIO, ES TARDE!” gritó sacándose el delgado cuerpo de su amigo de encima y levantándose lo más rápido posible.
Nunca en su vida, YunHo estuvo tan desorientado y nervioso, como para meter las piernas en las mangas de su sucia camisa o la cabeza en uno de los agujeros del sweater verde de la institución a la que asistía.
El dolor en las sienes era perforante; casi tan atroz como la molestia en su brazo derecho, lugar donde cierto pelinaranja había dormido apoyado gran parte de su ebrio sueño. Abrió las cortinas con fuerza y se preguntó, en medio de su letargo, por qué razón la nani de su mejor amigo no había venido a despertarlos para salir a buena hora a estudiar. Lanzó un grito molesto cuando volvió la vista al reloj exótico dándose cuanta que no iban dos horas tarde, sino ya casi tres y HeeChul no daba muestras de querer ir, pues luego de haber sido aventado lejos de su cómodo colchón, había vuelto a acurrucarse entre las calientes mantas y con la boca entreabierta dejaba escapar suaves ronquidos de profundo sueño.
“¡CHUL!” gritó tirando de las mantas que le brindaban calor, consiguiendo sólo un fiero quejido como respuesta ante su táctica para despertarlo “¡HeeChul!” intentó de nuevo poniendo una mano sobre sus cabellos removiéndolos con rudeza. Lo único que consiguió, fueron las uñas de su amigo como garras sobre su piel, mientras murmuraba algo del ‘peinado costoso’ .
Se sentó a orillas de la cama, aún sin algo cubriendo su pecho, porque en medio del mareo recordó que su camisa, manchada de tinta aún debía seguir en el inocente lavamanos del baño que fue su perdición. Se acercó nuevamente al pelirrojo, tendiéndose por completo sobre su revoltoso amigo, pensando que quizás así se sintiera asfixiado y recobrara algo de lucidez. Y ese fue su tercer intento sin frutos: Chul continuaba durmiendo desnudo como la princesa que sus padres criaron que fuera.
“Chul... Choi SiWon está tocando la puerta” susurró cerca de su pequeña oreja, soplando lentamente usando esa última frase, aunque doliera siquiera pensar en el Sonrisas y su maldita suerte, para reanimarlo.
No fue mucha sorpresa verlo saltar de la cama como un gato erizado ante un supuesto atacante y tampoco, que lo mirara a los ojos con una frialdad que podría congelar el mismo infierno.
“Dame una, solamente una pequeña y buena razón para despertarme. ¡Y la quiero AHORA!”
“Te suena por alguna casualidad... ¿colegio?” arqueó una ceja sacando una serie de blancas perfumadas camisas escolares del placard del pelinaranjo, buscando alguna de su talla para ocupar.
“Te suena a ti... ¿sueño de belleza? ”
“No, así que nos vamos al colegio, aunque lleguemos tarde” dijo poniéndose una camisa que parecía más grande que las demás, y acomodándose un poco el cabello para lucir más decente. Al estar ya listo se acercó a su amigo y, tomándolo del brazo lo más suavemente que podía, lo sacó de la cama y lo miró seriamente. “De verdad, si no te vistes ahora, me voy sin ti. No puedo faltar, o pierdo la beca, recuerdas? Y si la pierdo mi mamá se muere…”
HeeChul dudó un segundo, y luego se acercó a su mueble de ropa para buscar su uniforme. “De todas formas ahora llegaríamos cerca del almuerzo…”
“No importa, después tenemos clase de Inglés y Química, aún podemos llegar a esas”
“No eres divertido, Yun!” medio chilló el pelinaranja poniéndose los pantalones, mientras YunHo ya lo esperaba en la puerta de la habitación.
Sólo 20 minutos después ambos chicos estaban ya en el colegio, ambos con expresión de sumo cansancio, de modo que ni al más idiota se le pasaba el hecho de que no habían dormido casi nada. En la hora del almuerzo la mirada de YunHo buscaba inconscientemente a su rubio, pero sin dar con él, ni con Park YooChun.
Mientras caminaba por un pasillo de camino a su sala, vio pasar a ChangMin por el pasillo de la izquierda, y recordó la vergonzosa llamada de la noche anterior; corrió para alcanzar al menor, esperando poder disculparse.
“ChangMinnie!” dijo casi sin aire por haber corrido para alcanzarlo.
El menor se dio la vuelta, encontrándose con YunHo. “Hyung, qué pasa?”
“Yo… quería disculparme por lo de anoche… es q—“
“No importa, hyung. Estás mejor ahora?” ChangMin sonrió cordialmente.
“Si… “ dudó un momento antes de preguntar. “Y… JaeJoong?”
“No se… no llegó anoche… pero estaba con YooChun, así que debe estar bien…” al ver la mirada de tristeza de YunHo, decidió cambiar el tema. Odiaba ver a su amigo sufrir, y menos por su hermano. Sentía un poco de rabia que JaeJoong no se diera cuenta lo mucho que YunHo lo quería. “De todos modos, acuérdate que el miércoles empieza el taller de química, ok? Y si faltas me enfadaré”
“Ok” de todas maneras se acordaba de los talleres, pues el lunes empezaba el de canto… y ya no se sentía muy seguro de poder ver a JaeJoong todos los lunes, más horas de lo normal, sabiendo que éste estaba con SiWon, y nunca tendría ninguna posibilidad con él.
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Durante todo el fin de semana JaeJoong pasó con YooChun, pues temía encontrarse con SiWon y no saber como reaccionar. Incluso había ido a buscar ropa a su casa, para poder irse desde la casa de los Park al colegio.
“…Y no quiero que te quedes solo con él, en ningún lugar” siguió con su discurso YooChun, ordenando su mochila, no sin antes revisar su reloj de pulsera, que marcaba las 8 de la mañana; tiempo suficiente para llegar bien al colegio, considerando que JaeJoong aún se tomaría unos quince minutos más en peinarse y arreglarse.
“Ok, Chunnie… voy a mantenerme lejitos de SiWon, si?”
El mayor de los Park tenía ganas de decirle que se mantuviera lejos del nerd también, pero mejor se quedó callado. No quería que JaeJoong siquiera pensara en él y volvieran esas muecas que no sabría definir si eran de desagrado, tristeza ó decepción.
“No funciona sólo con lejitos” se miró al espejo de cuerpo completo, evaluando seriamente que sombrero sería digno de llevar ese día que no era tan despejado como los anteriores “Debe ser MUY lejos, en lo posible lejísimos”
“¿Sabes que eres peor que mi madre?” JaeJoong ahogó una sonrisa tras sus largos dedos, girándose sobre el asiento de tocador donde intentaba hacer que sus finos mechones de cabello quedaran algo curvos en el sector de las orejas.
“Aún así me quieres más” devolvió el más alto, sopesando dos opciones entre sus manos “¿El azul...?” se lo modeló coquetamente dándose una vueltas frente al sonriente rubio “¿ó el blanco?”
“Me gustan ambos” admitió dejando por fin el maltratado peine, que hizo su labor por unos buenos minutos, y caminó lentamente hasta detenerse tras el otro “Pero... prefiero este” susurró en su oído cambiando los modelos por un vistoso gorro con visera a cuadrillé.
“¿Seguro? Boina, sombrero o gorro, he ahí el dilema” guiñándole un ojo, tomó su maletín y dándose un último vistazo al gran espejo, tomó de la mano a JaeJoong y sin siquiera preguntarle si estaba listo, lo arrastro fuera de casa, excusándose todo el camino hacia el garaje “Si te dejo un minuto más ahí dentro, te cambiarás otra vez de ropa. Y no sería la primera vez, sino la cuarta”
JaeJoong cerró los ojos, y se repitió una y otra vez, que entrar a la Evergreen High School un día Lunes por la mañana no era nada de otro mundo.
También se dijo que nadie debía saber lo que ocurrió el día jueves a media tarde, como para que, al bajarse del auto de YooChun, miles de alumnos lo rodearan y comenzaran a señalarlo burlándose de él. A la cabeza del colosal movimiento: SiWon, contando feliz de la vida los sucesos a quien quisiera prestarle un poco de atención.
“No lo tomes a mal, pero estás siendo estúpido” las comisuras de los labios de Chun, tentaban con subir graciosamente a una sonrisa, pero la mirada de muerte que le dedicaba su mejor amigo lograban asustarlo un poco y controlar sus carcajadas.
“Por eso digo que no hay nada mejor que los amigos” respondió sarcástico, mirándolo desde el asiento del copiloto, ó mejor dicho, desde el suelo del asiento del copiloto donde tenía las rodillas pegadas al pecho y se sentía más seguro ante las risotadas de los alumnos que corrían a sus salones para empezar esa segunda semana del año escolar.
“JaeJoongie. Sale de ahí abajo” el de gorro a cuadros cambió la sintonía de la radio, cuando comenzó a cantar una mujer, que el criticó como ‘horrorosa-voz; pésima-letra’ mientras de reojo observaba la entrada al estacionamiento para toparse casualmente [insertar ironía] con el famoso KingKa.
“¿SiWon ya llegó?”
“Sí... y viene con los siete enanitos ” medio hastiado, saludó con la mano a una pareja de chicas que intentaron moverse de la manera más sensual, solamente consiguiendo que YooChun riera al notar la curva anormal que hacían sus piernas, debido al meneo forzado.
“¡No estoy para bromas!” lo golpeó duramente en la rodilla con su mano extendida, creando un sonido sordo que colocó una mueca satisfecha en la carita de muñeca del rubio.
“¡Ouch! ¡Me dolió!” y eso fue la gota que derramó el vaso.
Sacó la llave del rojo automóvil con fuerza, bajó rápidamente, olvidando por un momento su elegancia varonil que tanto lo caracterizaba, y abrió la puerta que correspondía al asiento donde su mejor amigo había estado escondido por más de diez minutos, protegiéndose (según él) de los molestos rayos del sol que a esa hora quemaban con fuerza.
No le importó que JaeJoong gritara enojado ni tampoco que volviera a atacarlo a golpes, echándoselo al hombre como costal de papas, lo cargó con las cejas fruncidas hacia el salón número 25A...
Maldita sea, pensó al mirar las largas y empinadas escaleras. Justamente a JaeJoong se le ocurría jugar al niño mimado el día que tenían las clases en el tercer piso.
Con mucha dificultad subió las escaleras, y caminó hasta la sala, haciendo caso omiso a la pataleta de JaeJoong y a los muchos estudiantes que se quedaban mirándolos, con mezcla de curiosidad y diversión.
Al entrar a la sala, había ya varios de sus compañeros que esperaban el comienzo de clases, entre los cuales se encontraban YunHo y HeeChul, sentados en los lugares de siempre, el pelinaranja mirando por la ventana a la nada y el de gafas apoyando su cabeza en la mesa, como si durmiera. La verdad lo único que quería últimamente era dormir y no saber del mundo, pues cuando estaba consciente y despierto, sólo pensaba en BooJae, y en SiWon, y en la desagradable escena de la que fue testigo en el baño, y eso le deprimía. Y mucho.
HeeChul había intentado animarlo, llevándolo al bowling el sábado, y a tomar helados el domingo, pero nada funcionaba. Si antes ya pensaba en JaeJoong la mayoría del tiempo, ahora era peor. Dolía pensar en las sucias manos de SiWon tocando el cuerpo de su JaeJoong, o sus labios sobre su piel… cuando lo único que siempre había querido, con lo que había soñado, era ser él quien tocara ese cuerpo, y con sus labios recorrer su piel.
“Yun-ah…”
“No me digas Yun-ah… BooJae me decía Yun-ah…” dijo con voz deprimida y algo ahogada por el ruido que ya había en la sala.
“No es justo! Yo te decía Yun-ah desde antes!” replicó el pelinaranja, haciendo un puchero, pero viendo que YunHo realmente no estaba de ánimos para sus berrinches, decidió no molestar más. Al menos por un rato. “Hoy comienza el taller de canto~ estás preparado~?” dijo con una sonrisa e intentando transmitirle optimismo.
“Para cantar, creo que sí. Para ver a BooJae, no…”
“De veras estás mal, Yunnie…” HeeChul se mordió el labio inferior con nerviosismo, y miró alrededor justo para ver a Park YooChun entrar con JaeJoong en su espalda. Frunciendo el ceño pasó un brazo alrededor del cuerpo de su amigo, tratando de consolarlo. No era justo que tuviera que sufrir por ese rubio malagradecido.
Al instante entró Choi SiWon, y ahí el ceño fruncido de HeeChul se pronunció aún más; había escuchado a las chicas murmurar acerca de lo que había pasado en el baño con JaeJoong, y al enterarse de que era el propio SiWon quien esparcía la historia, más le indignaba.
“Quiero desaparecer, Chul…” hundió su cabeza en sus brazos, los cuales estaban apoyados en la mesa, mientras HeeChul le acariciaba el cabello.
“Tranquilo… tu Rella está aquí” le besó sonoramente la mejilla, mirando de reojo al rubio a ver si notaba alguna reacción, pero nada. JaeJoong en ese momento se sentaba en su asiento, sin notar nada más alrededor.
Con una sonrisa de suficiencia en el rostro, SiWon se sentó cerca de JaeJoong, sintiéndose satisfecho con la mirada de odio que le dedicaba el Park. JaeJoong se negaba a mirarlo; seguramente estaba un poco avergonzado… El millonario sonrió; ahora le daba vergüenza? Después de que ese día en el baño gemía de placer…
Los últimos en entrar en la sala fueron ShinDong y JunSu, que venían conversando alegres de la vida, como siempre. Ambos chicos eran reconocidos por estar diciendo bromas y sonriendo todo el tiempo. El pelirrojo iba a sentarse cuando alguien apareció en la puerta de la sala, llamando su nombre.
Cuando se dio cuenta de que era su hermano, se apresuró a salir para ver qué quería.
“Qué pasa?” todo el semblante de felicidad que había en el pelirrojo cambió al ver a Junno, quien lucía su usual sonrisa de ‘alumno ejemplar’.
“Es esa forma de tratar a tu hermano, JunSu-ah?”
“Ya, de veras, qué quieres?” tenía muchas ganas de decirle que se había cambiado de clase justamente para no verlo tan seguido, y que no le hacía gracia que viniera a buscarlo a su nueva clase, pero mejor se quedó callado, sabiendo que meterse con Junno era suicidio, pues sus padres lo tenían en un pedestal.
“Si sigues así de maleducado no diré nada” frunciendo los labios, lo miró con altivez, llegando incluso a elevar un poco la nariz mostrándole sin tapujos ni pudor, que para él, JunSu tampoco era santo de su devoción “No me sorprende que Mamá y Papá se arrepientan de tener gemelos”
“Eso ya no corre por mi culpa” amargamente, el pelirrojo escondió el cuello entre los hombros, sintiendo como un escalofrío recorría su columna vertebral... y lamentablemente, no era una sensación agradable.
“Siempre hay formas de solucionarlo, ¿no?”
JunSu mordió el interior de su mejilla con fuerza, como medida de liberar las ganas de golpear y llorar que recorrían su cuerpo. Miles de veces había tenido ganas de levantar las manos y bajar de un solo golpe la sonrisa bobalicona que siempre bailaba en el rostro regordete de su gemelo.
Bueno, gemelo. Era casi inhumano creer que él y Junno hubiesen compartido el mismo espacio dentro del útero de su madre, creciendo juntos por nueve meses con una distancia casi nula. Era imposible pensar que habiendo sido creados así, no tuvieran ninguna característica en común, ninguna afinidad, nada de la tan conocida hermandad.
Su mención, teñida de metáforas y preguntas retóricas, no le sorprendió mucho, pues desde fetos, y por increíble que sonara, Junno siempre había salido ganando. No por nada, era siete centímetros más alto y por lo menos un cuerpo más ancho que el menudo pelirrojo.
“¿Dirás algo de importancia ó me devuelvo al salón?” controlando sus emociones intentó sonar lo más amable que pudiese con esa persona que desde siempre había arruinado su vida, dentro del hogar, claro está. Fuera de él, era trabajo de Park YooChun.
“¿Seguirás sin respetar a tu hyung ó te golpeo para que se te pase?”
“Solamente...” se tragó el orgullo dolorosamente, quedando una especie de espina en su garganta que lo torturaba cada vez que respiraba hondo para calmarse “¿Qué quieres hyung?”
“He organizado una reunión con mis amigos en casa hoy por la noche...”
“¿Y?” todo preámbulo colocaba a JunSu nervioso, más aún con la presión de ver al grupito de su hermano revoloteando demasiado cerca de donde conversaban.
“¡No me interrumpas!” masculló entre dientes, tomando al más pequeño del antebrazo logrando apretarlo con sus dedos con una fuerza casi irreal que llevó lágrimas a los ojos ajenos.
Cálmate, JunSu, se dijo a sí mismo, entrecerrando los ojos nublados para evitar que algo resbalara de ellos. Si se dignaba a entrar así al salón, Park no descansaría hasta verlo encerrado en un psiquiátrico, ó en peor caso, en un ataúd.
“Como te decía” reanudó la conversación, como si nada hubiese sucedido entre ellos segundos antes “Mis padres acaban de llamarme, salen urgente a Gwangju, porque salió una especie de negocio que no debe hacerse espera--”
“¿Por qué no me avisaron a mi?”
“¿No es obvio?” omitió la respuesta, haciendo rodar los ojos, muestra de la sola molestia que le daba estar cerca del otro “De todas formas, irán mis amigos y te quiero fuera de casa por...” pareció pensar totalmente concentrado “siempre”
“No tengo donde ir” susurró con fuerza, intentando en vano defenderse ante los ataques de su gemelo “También es mi casa, además estaré en mi habitación, quédate con el resto de la casa”
“Ehmmm...” sonriendo cínico, palmeó su espalda con tanta fuerza que logró hacer que JunSu se agachara para amortiguar los golpes un poco “Te quiero fuera JunSu. A las 4:30 pm pondré una maleta en la puerta, la recoges y te largas de mi vista”
Sin más, giró sobre sus talones y bajó las escaleras rápido para ir a su clase que comenzaría en escasos tres minutos, seguido por sus amigos que reían sin disimulo del semblante perdido que adornaba al gemelo menor.
Derrotado, volvió a entrar a su salón, sintiendo que su día no podía ser peor, al ver a YooChun apoyado en el marco de la entrada, sonriendo de oreja a oreja, sus malignos ojos, algo ocultos por la visera a cuadrillé.
“Siempre está disponible la casita de mi perro, ¿sabes?” y riendo de su propia broma, comenzó a cerrar la puerta frente a las narices del sorprendido pelirrojo “Lo siento” a través de la pequeña franja de vidrio, que adornaba la puerta, le habló contento “Mientras hablabas con Junno, el maestro llegó y me pidió que cerrara la puerta, como estás afuera... quedas fuera” tan simple como eso, le hizo un adorable gesto con su mano y volvió a su asiento.
JunSu miró alrededor, notando que ya todos los estudiantes estaban en sus respectivas clases, y que era el único que quedaba fuera. Sin más nada que hacer, caminó hasta las escaleras, maldiciendo tanto a su hermano como a Park YooChun, y siguió su camino hasta el gimnasio. Desde luego, podía ir a la biblioteca a pasar el tiempo hasta su siguiente clase, pero tener un balón de fútbol era lo único que podía alegrarlo en situaciones como ésta.
A través de los pasillos vacíos podía escuchar algo de las clases que se dictaban en los salones por lo que pasaba. En ese momento le hubiera encantado desaparecer, o por lo menos que las palabras dichas por su hermano desaparecieran de su mente…
Mis padres acaban de llamarme, salen urgente a Gwangju …
Por qué él y Junno eran tan diferentes? Por qué los trataban tan diferente? No entendía por qué la gente siempre prefería a su gemelo; qué tenía de especial? Desde que eran niños Junno se había visto privilegiado en todo, y él se quedaba de lado. Por supuesto, nunca protestó contra esto, pues no quería más problemas, pero en el fondo siempre le había afectado, aunque mostrara una sonrisa en el exterior.
Sin darse cuenta cómo, de pronto ya se encontraba en la entrada del gimnasio, al frente de la multicancha. A un lado, en un armario se guardaban los balones, por lo que se apresuró a ir allí. No era novedad para él que el profesor de Gimnasia nunca cerrara con llave el armario de los implementos deportivos, permitiendo que cualquiera usara lo que se encontraba allí.
Una vez con el balón en la mano, se acercó a la mitad de la cancha y comenzó a jugar distraídamente. Ojala pudiera destacar en las demás cosas como destacaba en soccer…
No supo cuantos minutos pasó jugando, pero de pronto el ruido sordo de la puerta de gimnasio abriéndose lo alertó y, pensando que podía ser alguno de los profesores, corrió a la galería a esconderse. Al instante vio como todo el equipo de basket entraba, liderados por Choi SiWon.
“Bien. Tenemos suerte de que el señor Lee nos dejó salir de clases para entrenar, así que no quiero verlos perder el tiempo” el millonario ordenó, señalando con su mano los vestidores para que todos se pusieran el uniforme. JunSu seguía observando con los ojos abiertos de par en par.
Dudaba que los del equipo le dijeran algo por estar ahí, además tenía muchas ganas de ver a SiWon jugar…
Minutos pasaron para que los jugadores salieran, con el uniforme verde oscuro de la escuela, y un balón de basket en la mano del capitán. El pelirrojo se sentó en la galería, ya sin ocultar su presencia, y vio como SiWon le mandaba una mirada de asombro al principio, y luego su típica sonrisa.
Por fin algo bueno en su día…
Se emocionó al verlo correr, gritó agudamente [cofdelfíncofcof] cuando lo vio encestar y por poco se deshizo de amor, en los momentos que habló con dureza y liderazgo a sus compañeros de equipo sobre movimientos y pases que debían hacer en determinados momentos.
Mientras veía al equipo entrenar de un lado a otro... corrección, mientras observaba a SiWon saltar magníficamente frente al aro, pensó que ni llorar ni rabiar traería la solución esperada. Siendo tan objetivo como era, obviamente no aprendido de sus padres, supo a ciencia cierta que por más que se esforzara en cualquier cosa nunca lograría lo que en primer lugar había deseado, justo antes de comenzar el reto.
Colocando las manos hechas un puño bajo su barbilla y haciendo un puchero, vio con ojos aguados al millonario, que andaba con una mueca molesta en los labios, algo que corroboraba su apodo de Sonrisas.
JunSu había alucinado oyendo su fuerte voz esa mañana, sus varoniles risotadas, pero todo se vino abajo cuando se enteró del por qué de la felicidad exacerbada del millonario esa mañana. Lo repitió, mínimo unas cinco veces y en menos de diez minutos, el pelirrojo ya sabía que manchita de nacimiento tenía JaeJoong en qué parte de su pecho y qué tan armoniosos eran sus gemidos.
No negaría que se deprimió cuando lo oyó, comenzaba a entender el odio de HeeChul hacia el rubio antipático, frío y parco. No tenía nada para merecer las atenciones del millonario, si ni hablaba, ¿cómo lo había conquistado?.
JunSu hizo más pronunciado su puchero a la par que sus pensamientos iban y venían. Entre su hogar, el vecindario y la Evergreen, quedaría loco. En su casa, Junno se robaba las miradas y las palabras de orgullo y admiración de su padre. Si salía de ahí, para no oír más injusticias ni denigraciones hacia su persona, se topaba siempre con el Park mayor que siempre salía con alguna broma de mal gusto; y ahora, en el establecimiento debería ser testigo del noviazgo entre el chico que le gustaba y un feo y flacucho rubio oxigenado.
¿Por qué nunca había algo para él? ¿Por qué?.
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JaeJoong se sentó pesadamente en el mesón más lejano de la pizarra y escondió su rostro entre los pliegues de su lindo bolso rosa que hizo descansar sobre la superficie de la mesa barnizada. A su lado, YooChun, cantaba alguna canción cualquiera que, contrario a lo normal, solamente conseguía que su migraña se incrementara, luego de vivir una horrorosa primera hora de clases donde sólo oyó conversaciones a medias y vio papelitos que pasaban de mano en mano, todo con alguna insinuación de su nombre y sus derivados.
Observando a los demás alumnos, al abrir uno de sus hermosos ojos, pudo notar a un grupo señalarlo y hablar entre susurros para nada disimulados que lograron hacerlo dar un bufido de exasperación escondiendo sus rojas mejillas dentro del bolsito.
Se maldecía a sí mismo por haber sido inocente/estúpido y seguir a SiWon ese día Jueves a los baños, como si de un escolar de cinco años se tratara. Debió haber previsto las intenciones del otro, pues el brillo en sus ojos no era algo que apareciera en él al mirar a todos.
También echaba maldiciones conocidas y por conocer a SiWon por tomar ventaja de su virginal cuerpo de aquella forma tan... injusta, haberlo puesto entre la espada y la pared. Era obvio que no podría negarse a los toques de aquella experta y cálida mano.
Y por último maldecía al nerd Yun-algo, pero no sabía por qué. De todas maneras ya estaba más tranquilo respecto a él; comenzaba a olvidar todo lo que hubiera tenido que ver con él, y eso le estaba permitiendo poco a poco vivir tranquilo de nuevo. Todo a la normalidad, como era antes.
Durante el resto de la mañana el rubio sólo intentó ignorar todos los comentarios malintencionados que se esparcían por el colegio, así como las miradas reprobatorias de cierta gente. Y gracias a YooChun, SiWon no se había atrevido a acercarse a él, así que no se quejaba.
Luego del almuerzo, JaeJoong tomó todas sus cosas de su asiento, las guardó en su bolsito rosa y esperó a YooChun, quien pasó un brazo sobre sus hombros para acompañarlo a su primera reunión del taller de canto.
“Estarás bien solo?” le preguntó el moreno, acercando su cabeza a la del más bajo de forma cariñosa.
“Si, gracias. Aunque no será lo mismo cantar sin ti tocando el piano…” hizo un pequeño pucherito, balanceando su bolso rosado de lado a lado de forma coqueta.
“Cuando termines, espérame, para que nos vayamos juntos a casa”
“Ok”
Poco después de haberse despedido de YooChun, entró al salón acordado por el profesor de canto, y se ubicó en uno de los asientos de enfrente. Como era de esperarse, varias chicas de su clase, y de otras clases, estaban ya ahí, y se exaltaron notoriamente al ver a JaeJoong entrar, pero el rubio intentó no hacerles caso.
Cuando los murmullos y risitas de las chicas comenzaron a molestarle en demasía, miro su reloj y justo en ese momento entró el profesor, algo apresurado, y dejó su guitarra encima de la mesa.
“Perdón por el retraso, me entretuve conversando…” el profesor miró alrededor, viendo varias caras nuevas, y sonrió. Por supuesto sabía la popularidad de Kim JaeJoong, y le intrigaba tenerlo en su taller, pero no era tonto, así que tenía más que claro que más de la mitad de las chicas que habían ingresado al taller lo habían hecho por JaeJoong. “Bueno, vamos a empezar co—“
“Perdón por llegar tarde!! “ Dijo YunHo entrando rápidamente a la sala, algo despeinado por haber venido corriendo. La verdad le había costado un mundo lograr que HeeChul lo soltara para poder venir al taller; el pelinaranja no se quedó tranquilo hasta que recordó que él también tenía taller de teatro a esa hora.
“Ah, pasa, pasa” el profesor Lee sonrió y le indicó que entrara, para luego buscar entre su bolso alguna partitura.
JaeJoong miró asombrado al nerd entrar, sin notarlo, y sentarse a unos puestos de él. Como era posible que estuviera en el mismo taller que él?
Hizo un puchero enternecedor, bajando la vista a sus manos pálidas que torturaban el tirante de su bolso, sintiéndose incómodo ante el murmullo general que era absorbido por la sorprendente acústica del salón de música.
Era obvio que se sentiría mucho más seguro con YooChun a un lado, pero poco a poco debía volver a ser el mismo de antes para con el resto del alumnado de Evergreen y comenzar con el taller, que tenía pocos alumnos, era un buen comienzo. Aunque si ese nerd no estuviese allí, sería mucho más cómodo volver a ser quien era antes.
Viendo al joven JungSu escribir unas cuantas notas en la pizarra, se ordenó relajarse al sacar una libretita de su bolso donde anotó ordenadamente lo que el mayor escribía. Quizás si se mantenía ocupado, la atención del resto hacia él, se esfumaría dejándolo en paz por unos minutos.
YunHo, tres filas más atrás, observaba fijamente y sin intención, la cabellera frondosa de cierto rubio dorado. Al parecer si había sido mala idea entrar al mismo club que él. Ya bastante era la tortura en horas de salón, como para agregarle hora y media más viendo su estrecha espalda curvarse hacia delante al escribir.
A su lado, un chico con problemas de acné, tocó su hombro y depositó en sus manos un pequeño papel blanco que se encontraba lleno de garabatos, pues seguramente uno a uno los estudiantes habían escrito cosas en él, hasta casi llenarlo.
Se indignó al leer las groserías con colores chillones, y las letras parecieron bailar burlonamente ante sus ojos, así como el nombre de su Joongie escrito con brillante lapicera roja. Sin molestarse en mirar al costado, metió en lo más profundo de su bolsillo delantero, como si quisiera también ocultar en lo más profundo de su ser, aquellos sucesos pervertidos de hacía unos días.
“¿Por qué...? ¡Devuélveme eso!” exigió el tipo que luego YunHo reconoció como uno de reserva del equipo de basketball de SiWon.
“No. Y cállate que el maestro está hablando” secamente cortó lo que fuera a decir colocando una mano frente a su oído y prestando total atención al hombre mayor que explicaba que diferencias habían entre barítonos, tenores y otros tantos nombres que YunHo no oyó bien, gracias a los molestos personajes que se entretenían hablando en las filas de más atrás, solamente allí para seguramente comentar más sobre JaeJoong y su frío silencio.
“...como sabrán, el taller de canto lleva la política de presentar una especie de concierto en el acto de final de año, para muchos de ustedes el último año” con ojos amables miró al lindo rubio que estaba relativamente solo en la primera fila, pues a las niñas que sonreían como idiotas a su lado no podía atribuírseles el concepto de compañía en todo el sentido de la palabra “Necesito saber quienes seguirán en el taller, comprometidos a cumplir con tal hazaña y quienes tomarán sus cosas y saldrán de este lugar porque simplemente eligieron mal el taller al cual asistir” parecía demandante en la última oración, dejando muy en claro que si tendría alumnos bajo su tutoría, serían aquellos que realmente estuvieran interesados en aprender a cantar y/o mejorar lo que ya sabían.
Una revoltosa pareja de chicos, tomó sus casacas y salieron entre risas del lugar, diciendo a grandes voces que tan aburrido podía llegar a ser aquel maestro que no pasaba los 30 años.
Por un momento, YunHo pensó en salir también. La razón por la cual estaba ahí era de carne y hueso, tenía nombre y apellido y era Kim JaeJoong. Pero se arrepintió cuando la idea de cantar trajo una sonrisa a su rostro. HyukHo tarareaba día y noche la canción del alfabeto, consiguiendo que su hyung también la aprendiera, por lo tanto ambos Jung atormentaban a su madre con tiernas notas que salían de sus jóvenes gargantas. Y según su madre, él tenía una buena voz, algo desafinada, pero lo principal ya estaba ahí.
“Bien, nadie más va a salir?” el resto de los estudiantes permanecieron en silencio, sentados y tranquilos, permitiendo que el profesor siguiera hablando. “Ok, ahora vamos a seleccionar sus voces, en barítonos, tenores, sopranos… etc. Entienden? Algo así como altos y bajos…” Algunos de la primera fila asintieron, pero todos los de la sala tenían una mirada de haber entendido la idea. “Perfecto. Empecemos con Kim JaeJoong, adelante por favor”
Todas las miradas se centraron en el rubio, que se levantó de su asiento con su pose de superioridad, y un intento de sonrisa confiada en el rostro. No le importaba para nada tener la atención de todos los presentes, de hecho le gustaba. No le molestaba tampoco que algunos de los estudiantes lo observaran con una mirada maliciosa, todo debido a los comentarios que circulaban de él y SiWon. Lo que si le incomodaba era la mirada del nerd en la fila de al medio; no porque fuera muy importante para él, porque no lo era, sino porque era el único que podía hablar realmente de lo que pasó el día jueves en los baños, pues los había visto.
Era eso lo que le hacía sentir inseguro. Algo sumamente extraño. Kim JaeJoong, inseguro sobre algo?
El motivo aún era inexplicable para él. Tal vez sentía vergüenza de lo que había hecho, y más ante el hecho de que alguien los haya visto? Pero por qué tenía que sentirse avergonzado! Menos por un nerd!! Era alguien insignificante, impopular, cerebrito y aburrido. No tenía nada que hacer con alguien importante, popular, lindo, atractivo y divertido, como él. No podía preocuparse tanto por alguien que acababa de conocer este año!
Se reprimió mentalmente de seguir pensando estupideces, y se concentró solo en explotar todo su encanto, para que las chicas del salón comenzaran a alucinar, suspirar y babear por montones.
“Bien, Jae, canta por favor las notas que voy a tocar en el teclado” JungSu se acercó al moderno teclado que se encontraba ya conectado en una esquina de la sala, y tocó unas cuantas notas bajas. JaeJoong intentó seguirlas, con algo de dificultad debido a que eran muy graves para su timbre de voz. “No? Entonces probemos un poco más alto… a ver… Creo que este sería tu tono…” habló más para sí mismo que para los demás, y tocó unos acordes con Fa y Si, a los que JaeJoong respondió con una hermosa voz, dejando maravillados a los estudiantes y al profesor.
A YunHo… simplemente lo dejó sin aire por más de 15 segundos…
“Bien! Perfecto, JaeJoong! Tu entras en los sopranos” sonrió muy contento, indicándole que se sentara, lo que el rubio hizo con una sonrisa de total suficiencia. Por fin comenzaba a sentirse él mismo de nuevo: amado y admirado por todos.
Los siguientes minutos se pasaron mientras los demás estudiantes del taller probaban sus voces, siendo inmediatamente asignados por el profesor. Y cuando llegó el turno de YunHo, éste tuvo que usar toda su fuerza de voluntad para no morir de vergüenza. No sabía que tendría que cantar frente a todos, menos enfrente de JaeBoo…
Cuando llegó adelante, sentía una gota de sudor bajar por su espina dorsal, y las miradas atentas de sus compañeros de taller. JungSu le indicó que comenzaría a tocar y al instante unas graves notas salieron del electrónico instrumento. YunHo dudó un momento antes de comenzar a seguirlas, primero tímidamente, luego con más confianza.
El corazón de JaeJoong dio un pequeño brinco al escuchar la grave voz del nerd, y la casi perfecta afinación. Su voz se oía un poco débil y poco entrenada, pero definitivamente hermosa. Con sólo un poco de práctica…
El profesor tocó unas notas aún más bajas, y todos los estudiantes escucharon con asombro como el Jung aún alcanzaba tales bajos, haciéndolos resonar un poco antes de que se perdieran en el amplio salón.
Y ésta vez JaeJoong tuvo que recordarse a sí mismo que a quien estaba mirando con ojos admirados era a ese nerd que le había arruinado ya varios días, porque en el momento que esas graves notas salieron de la garganta de Yun-algo, fue como si cada fibra de su ser resonara con ellas. Y cuando sintió su boca seca, se golpeó mentalmente, recordándose que era sólo un ser insignificante que no valía ni un mínimo atisbo de su atención.
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