KINGDOM TVXQ!

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Arualthings

Middle Of Nowhere cap 1



El ruido de varias personas conversando a la vez se podía oír a través de todo el lugar; a pesar de ser muy temprano, los estudiantes se aglomeraban a la entrada del colegio, conversando acerca de sus vacaciones. Uno que otro profesor entraba con su maletín en mano, echando miradas furtivas a los estudiantes, deseando no encontrar ese año a los más problemáticos de su clase.

A la hora justa el timbre sonó y la gran masa de gente comenzó a hacer ingreso al establecimiento, dando así comienzo a un nuevo año escolar.

Y era en ese momento en que un chico se aproximaba al lugar corriendo desesperado, con una tostada en la boca y varios libros en la mano. Su cabello revuelto por la larga carrera al colegio era de un color castaño oscuro, al igual que sus ojos, y en su expresión se notaba el nerviosismo.

‘No puede ser que llegue tarde el primer día… Le dije a mi mamá que me despertara!’ se repetía a si mismo mientras seguía corriendo hasta la entrada del colegio, donde podía leerse en un gran cartel “Evergreen School”.

Como pudo terminó de comerse su tostada, y arregló un poco su cabello y sus ropas antes de entrar y caminar rápidamente hasta la sala designada para los estudiantes de último año.

Sí, este era su último año en el colegio y ya había empezado mal llegando tarde.

Corrió entre los estudiantes más pequeños y recién ingresados al establecimiento, que como siempre, andaban algo perdidos en ese enorme colegio de adornos verdes, en todas las tonalidades, y toques de café marrón. Sin contar con que su uniforme era de colores parecidos, nada más había que agregarle el escudo bordado finamente con hilos dorados en el bolsillo pechero al lado izquierdo de la casaquita color verde musgo.

A menudo Jung YunHo, alumno ejemplar del colegio más importante y vanagloriado de Seoul, que en este preciso instante corría por el pasillo del segundo piso como un poseso, pensaba que estudiaban dentro de un árbol, grande, viejo y húmedo, al igual que las ardillas. Era algo tonto, pero a veces fastidiaba mirar hacia la derecha y ver un árbol, arriba unas enredaderas, en el suelo encontrarse tierra húmeda, al frente unas flores aún sin florecer y a la izquierda, a Kim JaeJoong.

“Wahhh~” sin pensarlo dos veces desvió su recorrido hacia el pasillo de la inspectoría y cruzo todos los dedos que anatómicamente podían hacerlo, para que ese etéreo personaje no lo hubiese visto. Aquel niño de modales finos que encantaban a ¾ del colegio con una preciosa voz y... ¿por qué no decirlo? un buen fajo de dinero.

Y quizás tres cuartos era poco. La mitad del colegio, que era la población femenina más la mitad del alumnado masculino eran las conquistas de aquel joven de cabello rubio, decolorado obviamente.. Quizás este año conquistara otro tercio más de aquellos chicos. Todo podía lograr. Todo

Kim JaeJoong, Jaecito, Boo, JaeBoo, bombón, BooJae, precioso, angelito, sexy lover y una serie de apodos más, era como todo el establecimiento lo conocía. Y cuando YunHo pensaba en él pegado en la muralla, al más puro estilo SpiderMan, las rodillas le tiritaban como si, de un segundo a otro, tuvieran vida propia.

¡OMG! Casi, casi chocaba con él.

No podía permitir que Kim JaeJoong lo viera así. Aunque pensándolo bien… lo habría notado de todas formas? JaeBoo, como le gustaba llamarlo cuando hablaba de él consigo mismo, era tan popular y siempre estaba rodeado de gente popular como él… podría notar acaso a alguien tan común y corriente como él?

Lentamente se asomó al pasillo por el que venía caminando, para ver si JaeBoo ya había pasado, y en efecto lo vió caminar seguido de un grupo de chicas bastante chillonas. YunHo frunció el ceño en una expresión muy tierna, y recordó que se supone que tenía clases ahora, así que volvió a correr hacia su sala. Por supuesto Kim JaeJoong se iba a tomar su tiempo en llegar a clases, pero él no podía darse ese lujo.

Antes de entrar a la sala se arregló una vez más el cabello, y se pasó por la boca el dorso de la mano, limpiando cualquier migaja de la tostada que antes se estaba comiendo. Al momento en que abrió la puerta todos se le quedaron mirando; al enfocar la vista en sus compañeros pudo divisar borrosamente algunas caras nuevas, al igual que otras que ya conocía, y al final de la sala, como siempre, su mejor amigo Kim HeeChul.

YunHo, feliz de verlo luego de una desastrosas y emo vacaciones, siempre pensando en JaeBoo y qué estaría haciendo, entró al salón chocando con un pupitre que dañó su rodilla izquierda y pisó, sin querer, la mochila de un compañero que parecía haber nacido con una sonrisa de bufón que le bailaba en la cara como un chiste sin gracia.

Se sentó, algo rojo, por el desbarajuste creado y se ganó una mirada de reproche de su profesora favorita de matemáticas. A los pocos segundos, su amor platónico llegó batiendo las pestañas con una velocidad que YunHo sintió vertiginosa. A su lado, Chullie sólo bufó descontento y tiró sus muñecas vudú, que se parecían en demasía al chico más popular, por la ventana murmurando entre dientes algo que sonaba a Se supone que no volvía.

Sacó de su mochila un lápiz color negro y su cuadernillo de notas para comenzar ese tormentoso último año, donde esperaba sacar nuevamente los puntajes más altos de toda la escuela. Mientras la profesora hablaba, dándoles la bienvenida; HeeChul a su lado susurrando pestes de JaeJoong y su rubio cabello, YunHo desvió la mirada y la fijo en aquel ser tan perfecto que había robado su corazón en primer año.

Lo conoció por accidente en el bus escolar, el primer día de clases. Muy nervioso iba mirando la ventana, el desayuno en su estómago como mil kilos de metal. Él se sentó a su lado, sacudiendo sus negros cabellos y dejando su bolso rosado descansar en su regazo. YunHo lo miró de reojo y sonrojado, pues toda su atención en el camino y los coches, árboles, autos y tiendas que se movían horriblemente rápido debido a la velocidad del vehículo. Y mejor ni recordar lo que genera el nerviosismo, el mareo y los sonrojos... Lo vomitó.

¡OMG! ¡Vomitó a Kim JaeJoong!


“Chul...” se giró a verlo con el rostro rojo y bastante culpable.

“¡Oh no YunYun!” dejó caer las manos ruidosamente sobre su cuaderno, que tenía unos garabatos feos sobre un esbozo de rostro con gran sonrisa. Un Eat my ass con letras brillantes sobre el dibujo de SiWon, como bien adivinó el castaño. “Todos los años es lo mismo” gritó en susurros dándole de golpes en el brazo.

“Ouch!”

“¿Hasta cuándo, eh? TODOS los malditos años comienzas a llorar cuando recuerdas eso” dio un gritito ahogado, imitando perfectamente a una madre “lo vomitaste... ¿y qué? ¿te fuiste al infierno? ¿Has dejado de ver? ¿Se te cayó el cabello? ¿Las uñas rotas? ¡Aún tienes eso!”

“Hey! ¿cómo sabes? ;0;”

“Pues... porque lo miras mucho y te pones contento Yunnie-ah”

Iba a contestarle algo a su amigo pero en ese momento JaeJoong pasó por su lado y se sentó, como todos los años, en el último asiento de la fila del medio. Con delicados movimientos se quitó un poco el pelo que se encontraba bloqueando su vista y recargó la espalda en el asiento, en una pose que hacía suponer que esta clase sería igual de poco productiva para él como lo eran todas. La profesora de matemáticas lo miró con una amenaza de muerte en el rostro, pero no dijo nada. Por supuesto, nadie se mete con Kim JaeJoong.

YunHo se quedó como paralizado durante todo ese momento, esperando que JaeJoong se sentara. Lentamente YunHo movió su cabeza hacia el lado, mirando un poco de reojo al despampanante rubio, por primera vez pudiendo apreciar bien su nuevo color de pelo. El anterior color negro hacía que su piel se viera hermosamente pálida, y hacía resaltar el rosado de sus labios; el rubio en cambio hacía que pareciera brillar. Sus labios seguían siendo tan rosados como siempre, y su piel igual de pálida, pero ahora tenía un aire mucho más sexy.

…más sexy…

“Yun, ya deja de babear, que vas a inundar todo el colegio” dijo HeeChul haciendo un gesto de desagrado contra JaeJoong, sin que éste notara nada de lo que pasaba, pues estaba muy ocupado mirándose las uñas.

“¡No babeo!” reclamó el castaño mostrando falsa convicción en la voz, que sólo logró sacar una risa burlona de HeeChul, que ni siquiera se dio el tiempo de cubrirla para evitar el bochorno en su mejor amigo, pues algunos de sus compañeros cercanos habían girado el rostro para mirarlos.

“YunHo... ¿cuándo será el perfecto y soleado día...?” haciendo uso de todos sus dotes artísticos que cultivaba en el taller de teatro al cual pertenecía. Bajó los decibeles, cuando la amable profesora lo perforó con la mirada mientras explicaba una inecuaciones básicas “Bien como decía...” habló bajo y carraspeó para darse importancia; el otro copiando la nueva materia y registrándola con rapidez “¿Cuándo será el maravilloso día en que seas un hombre y te declares a ese JaeJoong cara de pez, para que YO...” ya pavoneándose como el más engreído de los pavos reales “esta exótica belleza de singular carácter y única personalidad, sea capaz de tomar el lugar en la cima de la población estudiantil que una cejas arregladas, cabello teñido y algo de brillo labial han robado?”

“¡Chul!” suspiró arreglándose las gafas sobre el puente de la nariz, que ante ese monólogo se habían resbalado muestra de su incredulidad y cansancio. “Sabes que no puedo” sacudió la cabeza con pesar, su rostro ensombreciéndose de pronto, causando en HeeChul un pinchazo de culpa “Anda tras SiWon... él mismo ha dicho, con palabras textuales: JaeJoong muere por mi. ¿Qué hace un simple y común hombre como Jung YunHo contra el intocable, millonario, de hermosa sonrisa y buen porte de Choi SiWon?”

“Pero amigo” hizo un puchero tomándolo de la mano, transmitiéndole a través del tierno gesto algo de apoyo que era tan necesario cuando el castaño se ponía algo emocional “Ese cara de payaso no tiene nada de lo que tu no poseas. Digo, tú también tienes dinero” se encogió ante la mirada de YunHo, recordando de golpe aquella beca de excelencia estudiantil que cancelaba los cursos del más estudioso “Entonces, ehmm también tienes una sonrisa preciosa” riendo le pinchó las costillas “¡Vamos! Enséñame esa preciosa carita alegre...”

“Sólo cállate, Kim HeeChul” entre risas YunHo intentaba quitárselo de encima. Apreciaba a su amigo hasta el punto de dejarlo burlarse de él y bromear sobre sus cualidades no tan bien explotadas como las del resto del grupo, pero ciertamente, no le gustaría quedarse castigado una hora más por no haber prestado atención en sus clases.

“Igual me quieres YunYun-ah”

“¡Claro que no! ShinDong te ha mentido de nuevo”

“Pesado~” lo apuntó con su lapicera rosa estilo pluma juguetonamente.

“Shhh… nos está mirando de nuevo…” dijo en voz baja, mirando con expresión avergonzada a la profesora y tomando su lápiz para seguir anotando.

Estaba todo nuevamente tranquilo, ya que Chul miraba distraídamente por la ventana, cuando de pronto una bolita de papel, le llegó justo en el rostro a YunHo. Rápidamente levantó el rostro para ver quien había sido el gracioso, pero no encontró a nadie mirándolo, así que siguió anotando, sin prestar más atención al asunto. Minutos después sintió un leve rumor, alguien llamándolo en voz baja, y miro de nuevo, encontrándose con la altanera mirada de Choi SiWon.

“Pss… Oye…”

“Que? ” dijo algo malhumorado y sobretodo confundido. Generalmente nadie de los populares le hablaba, nunca.

“Pásaselo a Boo” dijo SiWon con una sonrisa arrogante e indicándole el papel que minutos antes le llegara en el rostro, ahora tirado en el suelo.

Por unos momentos lo dudó, frunció el ceño profusamente, primero porque se trataba de ese chico, y segundo porque se trataba de su JaeBoo, pero debido a que la mirada de SiWon seguía fija en él, tuvo que acceder.

De mala gana recogió el papel del suelo y tragó saliva, tomando valor para entregarle el dichoso papel a JaeJoong. Luego de respirar profundo varias veces y de tragar saliva de nuevo, llamó suavemente a JaeJoong, escuchando su propia voz temblar.

“Psss… Precioso…” escuchó de nuevo la odiosa voz de SiWon, y justo antes de atreverse a hablarle a JaeJoong más fuerte. JaeJoong se volteó a mirar al otro chico, y luego a la mano de YunHo extendida hacia él sosteniendo el papel. SiWon le indicó que lo tomara, no sin antes guiñarle el ojo.

JaeJoong enarcó una ceja, formando una pequeña sonrisa de autosuficiencia en sus rosados labios y con sus delicadas manos le quitó el papel de las manos a YunHo, sin darle ni siquiera tiempo de decir nada más. De hecho, ni siquiera notando el rostro completamente rojo de YunHo.

De alguna forma no le sorprendió del todo esta acción. Después de todo, su JaeBoo era alguien que siempre miraba por sobre su hombro sin notar a los que no estaban en su círculo social, que valía decir, era muy reducido, o quizás muy pocos le podían llegar a agradar.

Se llamó a sí mismo tonto por creer que lo tomaría en cuenta, le daría las gracias, preguntaría su nombre, lo invitaría a salir y le regalaría un beso. Casi, y se golpeó físicamente por estar alucinando tontería y media cuando la maestra dictaba algo importante referente a sumatorias. Nunca ese Kim lo tomaría en cuenta, se recordó como una poesía, que le sonaba de lo más triste ahora. Aún dudaba, sacudió la cabeza, que lo conociera aunque fuera de vista.

Volvió a su cuaderno, unos números locos adornando las blancas páginas, y un corazón en la esquina de ellas. Cualquiera que no lo conociera bien, o sea, la mayoría del colegio, pensaría que estaba loco o que, en su defecto, se creía niña loca tras su ídolo. Pero es que...


“Awwww~~” suspiró con ganas cerrando los ojos, rememorando los hermosos labios y esos ojos grandes y brillantes de cervatillo indefenso... cuando un toque tímido lo hizo dar un respingo. A su lado HeeChul lo miró de reojo frunciendo las cejas, mostrándole sólo con gestos lo ridículo que encontraba aquel enamoramiento que tenía “¿Qué pasa?” se medio giró para ver a quien lo había molestado, poniéndose turnio cuando un papel rosa, que olía a flores se pegó en su nariz.

“¡Hey sexy!” se oyó una voz varonil interrumpir la insonora atmósfera entre el reducido espacio. Aquel niño de gorra negra, que acababa de llegar tarde, muy tarde, se sentó junto al rubio platinado y besó su mejilla sonoramente quitándole de las manos aquella cartita perfumada que YunHo tuvo tan cerca de su alcance, pero que no pudo tomar. “Cartitas para... él” Alzó ambas cejas, una sonrisa burlona haciéndose aparición en sus labios delgados, al referirse a el KingKa de Evergreen High School, Choi SiWon.

“Nada que te importe” bramó con rudeza JaeBoo, sonrojándose de un segundo a otro, al cruzarse de brazos, frente a las mofas de su mejor amigo “¡Park YooChun: No la leas!”

“Vamos Boo~” hizo un sonidito extraño con su tan entrenada lengua; [YunHo había visto en primera fila, que tantas maravillas podía hacer con ella] y con rapidez tragó cada una de las palabras.

Sintiendo que parecía un niño retardado mirando a dos populares y superiores seres, se volteó lentamente hacia el frente, justo para encontrase la mirada iracunda de su maestra ya no tan favorita.

HeeChul miró como el ánimo de su amigo cambiaba rápidamente a uno un poco más triste, y le palmeó el hombro compasivamente. “Yun… alégrate, si? Vamos a mi casa después de clases y hacemos algo divertido”

Yunho enarcó una ceja ante la mención de algo “divertido”, pues para HeeChul esto significaba llevar cerveza y tratar de emborracharlo. Y por supuesto él no se emborracharía nunca.

“Creo que paso” dijo sin mirarlo, en cambio anotando unos ejercicios que la profesora estaba anotando.

“Por qué~~!?” exclamó haciendo un pucherito, logrando que la profesora lo mirara y le amenazara con mandarlo afuera si seguía interrumpiendo su clase.

“Porque no. Además tengo que estudiar, y por como fueron tus notas el año pasado, tu también deberías estudiar” le regañó mirando fijo a su amigo. HeeChul hizo un pucherito y se volteó a mirar su cuaderno.

Por unos minutos ninguno de los dos habló, hasta que una risa proveniente de su derecha los hizo voltearse a ver. YooChun sonreía tontamente mientras miraba a la nada, en sus oídos tenía puestos unos audífonos. JaeJoong miró alrededor al ver que la mayor parte de la clase se había volteado a verlos, y les dedicó una mirada de ‘Qué?’

La profesora ya tenía los nervios de punta, pero mientras ese chico Park YooChun fuera amigo de Kim JaeJoong, era prácticamente “intocable”. Los padres de ambos cada año hacían un aporte importante de dinero al establecimiento, y no se podían permitir no contar con ese dinero, por eso nadie tocaba a JaeJoong, y él hacía lo que quería. Siempre.

“Chun, compórtate un poco” dijo JaeJoong codeando a su amigo, obteniendo un ‘Sí, sí, luego’ de su parte.

YunHo miró a su JaeBoo de reojo, notando como éste seguía mandándose papelitos con SiWon. Simplemente no podía dejar de mirarlos, aunque le molestara y le doliera. No podía dejar de estar atento a todo lo que ese chico de piel pálida y labios rosados hiciera. Aunque tuviera que observarlo siempre de lejos, y quererlo también en secreto. Aunque nunca se fijara en él, y sintiera inmensos celos al verlo coquetear con otros, en su corazón siempre era su JaeJoong. Al menos en sus sueños. ♥

Justó en el momento en que comenzaba a sentirse depresivo, el salvador timbre comenzó a sonar estrepitosamente haciendo saltar a la maestra y que todos sus papeles se cayeran al suelo al haberlos soltado en el momento que el sonido retumbó por las cuatro paredes. YunHo suspiró aliviado cerrando su cuaderno de una vez y viendo como su amigo ShingDong y otro niño de cabellos rojos, que siempre se sentaba en primera fila, ayudaban a la Sra. Kang a ordenar sus cosas para que finalmente pudiera volver a la seguridad de su oficina donde no habían niños de buenas calificaciones distrayéndose ni niños limándose las uñas ni tampoco niños desinteresados en aprender algo que los ayudaría en su futuro.

HeeChul comenzó a hablarle sobre la última novela que había salido en la tv abierta, pero YunHo no le prestó mucho caso, pues estaba cansado y algo molesto sin razón aparente. O eso era lo que quería pensar, al cerrar los ojos cuando vio a su JaeBoo caminar directo hacia aquel niño millonario de enorme sonrisa.

Se sentó sobre la mesa de su escritorio de manera seductora, cruzando las piernas como cualquier chica lo haría, pero que en él, esa simple acción se veía sublime. Con una mano jugó con sus cabellos lenta y tranquilamente, mientras la otra le daba el apoyo para quedar medio ladeado y poder mirarlo a los ojos aún sin estar a la misma altura.

YunHo se llamó tonto una y mil veces, se supone que debería haber tomado su mochila y haber corrido de allí hacia la seguridad de su biblioteca y no presenciar como su amor coqueteaba de forma tan descarada con Choi SiWon. A su lado, HeeChul parecía una caldera hirviendo debido al rojo de su rostro y el humo que parecía salir de sus orejas. Para nadie era secreto que tenía cierta envidia por el rubio platino, se lo había confesado a YunHo uno de los tantos días que bebía y quedaba tirado sobre la mesa de algún pub cercano a sus casas.

“Nos podríamos ver hoy por la noche” habló con ese tono de voz tan cargado de soberbia que volvía a las niñas de la escuela, locas; provocaba incluso desmayos.

“No lo sé” se hizo de rogar JaeJoong, pero a oídos de YunHo eso sonaba a un bastante contundente. Si fuera un poco más valiente... sería él quién recibiera de esos preciosos labios aquella respuesta.

“¡Vamos Jae!” SiWon arqueó una perfecta ceja, su mano trazando senderos en la pierna alzada de JaeJoong que justamente se apoyaba cercana a la entrepierna del otro “Te puedo asegurar que no te arrepentirás. Sólo saldremos por ahí a bailar... después las cosas se darán, ¿no crees?”

“Pues aún no me convences” juguetonamente hizo un puchero que hizo a YunHo hervir casi sin que éste lo notara. ¿Por qué era así? ¡¿Qué pecado había cometido para tener a ese ángel tentándolo día y noche?! Día y... noche. Ocultó el rostro tras sus manos de sólo recordar el último sueño que había tenido con él. Y es que... era tan condenadamente perfecto.

“Joongie~ hora de irnos” Y antes de que las cosas subieran más de tono, pues el mayor ya tenía al rubio casi replegado contra la mesa de escritorio, Park YooChun informaba que había terminado de garabatear unas cuantas cosas en sus papeles y podían irse a algún lugar exclusivo para pasar el primer receso de la mañana. No había día en que ambos dioses no se fueran juntos. Siempre juntos.

“Bueno Chun” dando un ágil salto, JaeJoong se separó del acosador y tomando sus cosas salió murmurando cosas bajito, nada más para que el de gorro lo oyera y juntos rieran entre dientes.

HeeChul le dio un codazo cuando lo vio perdido en otra dimensión y es que... ¿Y si hablaban de él? ¿Y si Park sabía que le gustaba JaeJoong? ¿Se estarían riendo de él? ¿De su puro amor? ¿De su cobardía? Miró a su mejor amigo con lástima y lo invitó con la mirada a salir del salón, encontrándose en el pasillo con ShinDong y el otro niño de rojos cabellos.

“Kim. Kim JunSu” saludó haciendo una reverencia y que de sus sonrosados labios escapara una risita tímida.

“No eres tú del equipo de soccer?” preguntó HeeChul acercándose al chico.

“Sí! Soy el 10” respondió emocionado, como si el fútbol fuera su pasión.

“Por qué no te había visto en nuestra clase?”

“Me cambié este año a su clase… pero siempre he estado en este colegio” con otra tierna sonrisa el chico llamado JunSu los acompañó a la cafetería a pasar el receso.

La mayoría de la gente estaba comprando algo para comer a mitad de mañana, por lo que estaba lleno. YunHo les dijo que no se preocuparan, porque su madre le había hecho varios sándwich, pues decía que estaba muy flaco, así que podía compartirlos con todos. Caminaron hasta una mesa del rincón y allí se sentaron a disfrutar del receso, antes de seguir con las clases de ese primer día.

A lo lejos YunHo podía ver cómo JaeJoong y YooChun conversaban sentados en una banca del patio, y no podía dejar de sentir gran envidia de Park YooChun, por estar siempre tan cerca de su amor platónico. JaeJoong…

Nunca se imaginó que alguna vez le gustaría un chico, pero desde esa primera vez que lo vio en el autobús, no se lo había podido sacar de la cabeza. En su interior tenía el firme propósito de hablarle alguna vez en la vida, al menos antes de salir de, colegio, pero cada vez que lo veía comenzaba a sudar frío, y a olvidar las palabras que ya había ensayado miles de veces, y le resultaba imposible acercársele. Sólo podía mirarlo de lejos, y desear ser Park YooChun, para así poder estar con él, y tener su atención…

“YunHito está mirando a Miss Jae de nuevo…” dijo con voz divertida ShinDong, codeando a HeeChul, y ambos rieron burlonamente.

“Ya cállense…” con el rostro todo sonrojado quitó la vista de la ventana y volvió a su sándwich.

No pasaron ni 10 minutos cuando un gran alboroto tomó lugar en la cafetería, al momento en que los dos populares entraron, con sonrisas de suficiencia. YunHo de inmediato miró como un grupo de chicas se les acercaban con caras babosas.

Sin preocupaciones caminaron hasta un rincón del lugar, hasta que YooChun pasó frente a la mesa donde se sentaban y se quedó parado, con una sonrisa aún más burlona.

A YunHo se le congeló la sangre. ¿Acaso sabía que le gustaba JaeJoong y ahora se burlaría de él?

Un sudor helado le recorrió la hendidura natural en la espalda a nivel de la columna vertebral y sus oscuros ojos parecieron deshacerse, en cuanto tuvo valor para admirar la belleza casi irreal de JaeJoong a unos pasos de él, mientras esperaba que su amigo se desocupara y siguiera caminando junto a él en busca de alguna mesa desocupada, que todos sabían, no les costaría encontrar.

Se tardó unos segundos en notar que aquel chico que usaba sombreros no tenía su atención puesta en él, sino más bien, parecía enfrascado en alguna batalla de miradas con el nuevo niño que recién había notado esa mañana.


“Mira lo que botó la ola” susurró, las comisuras de sus labios elevándose, dejando ver unos pequeños milímetros de su tan conocida sonrisa, ovacionada por la mayoría de las niñas que lo seguían sin descanso. Una mezcla de frescura y sexualidad que hicieron a YunHo tiritar en su asiento, no porque le gustara y quisiera prendarse de ella, sino que lo hacía tener pensamientos indeseables sobre esa misma mueca y los labios rojizos de su BooJae, tragándola.

“Park... YooChun” respondió el de cabellos rojizo ladeando la boca al escupir cada sílaba que componían en nombre del otro “ó debería decir Micky como te conocen en las fiestas underground” hizo un gesto de victoria que JaeJoong imitó afeándolo. Nadie... se metía con sus amigos.

“Tsk tsk” se sonrió el otro “¿Mucha junta con nerds y crees que ganas algo de poder? ¿Una revolución de perdedores? ¿Cambiándote de salón piensas resaltar como nunca pudiste hacer en 17 años?”


El rubio dorado rió con elegancia, ocultando sus finos labios tras una delgada mano blanquecina. La burla en cada uno de sus movimientos alteró a YunHo como bien lo habría hecho una descarga eléctrica en su cuerpo.

HeeChul jadeó en la otra esquina de la mesa, asombrado de las palabras tan duras y mal intencionadas del chico popular. Tocó el brazo de ShinDong buscando ayuda, pero recibió nada más que una respuesta entre dientes sumado a una cabeza agachada, simulando que aquella confrontación no la oía o no le importaba.


“¿Qué? ¿Acaso no les habías contado?” Park hizo un falso gesto de sorpresa y se llevó una mano al pecho “¿No les contaste a tus nuevos amigos que debiste arrancar luego de luchar una y otra vez contra tu hermano y siempre perder? ¿No les dijiste que ni siquiera en tu casa aceptan que seas así de inferior? ¿Así de inútil?”


Las palabras salían de su garganta como el más letal de los venenos, corroyendo lentamente la tierna fuerza que Kim JunSu había demostrado al comienzo del encuentro. Pero como bien dicen, nada dura para siempre y parecía, a ojos de Jung que el pequeño pelirrojo se hundía más y más en su asiento con el objetivo, seguramente, de desaparecer de la faz de la tierra o, por lo menos, de la vista cizañera de YooChun.


“Déjalo tranquilo ya” dijo JaeJoong sin prestar mucha atención realmente al asunto, pero dándose cuenta de que en ese momento entraba a la cafetería SiWon seguido por otro grupo de chicas.

“Pero Joongie—“

“No sé si tu quieras seguir gastando tu tiempo, pero yo no” y dicho esto caminó en sentido opuesto, abriéndose paso entre la gente que se había parado a ver qué ocurría con los populares.

“Ya lo oíste…” dijo entre dientes HeeChul, mirando con odio a Park. Éste echó una última mirada a JunSu, quien tenía todo el rostro rojo de rabia, vergüenza y frustración, y luego siguió a su amigo. “Estos dos son increíbles, no los soporto…”

“Son de lo peor, pero mejor no meterse con ellos…” habló el pelirrojo JunSu, sin apartar la vista de la mesa.

“Y cómo conoces a Park YooChun?” le preguntó YunHo, para así evitar que empezaran a hablar mal de JaeJoong, como siempre lo hacían.

“Es mi vecino…” todos abrieron unos inmensos ojos ante esto, y le instaron a continuar. “Nunca nos hemos llevado bien, así que no tengo mucho que decir de él. Siempre, desde que tengo memoria, hemos peleado”

Durante el resto del receso JunSu les contó cosas sobre sí mismo, y también sobre su rivalidad con Park YooChun. Justo antes de que sonara el timbre para entrar a clases, YunHo ya los había obligado a estar sentados en sus lugares en el salón.


“¡Qué manía YunYun!” el pelinaranjo apoyó el mentón en la palma de su mano derecha mientras veía con ojos aburridos la pizarra vacía antes de la lección. “Sabes que siempre llegan tarde luego de un descanso” alegó picando pedacitos de papel, y colocándolos sobre el puesto de Choi SiWon bajo la mirada recelosa de un grupo de niñas que seguramente pertenecían a su club de fans. Lanzándoles la tan conocida fiereza-de-la-bruja, una técnica aprendida en la high school y perfeccionada a través de los siguientes años, las sacó corriendo del salón entre chillidos que inútilmente trataron de acallar con las manos.

“No importa. Además dejo que quedes afuera y aún estarías mirándote al espejo como un obseso” entornó los ojos sacando sus lapiceras “No sé que tanto te buscas en la cara Kim HeeChul, si naciste con esa nariz, morirás con ella. Punto final”

“Quizás es de familia” dejó un poco de pegamento en la silla de su compañero más popular y volvió a sentarse angelicalmente cuando vio su trabajo realizado “Ya sabes, eso de ser perfectos” arqueó una ceja ante el rostro interrogante del otro “Mucho mirar y no tocar, te está afectando notablemente, amigo”

“Muy gracioso, Kim HeeChul. Demasiado” le dio un puñetazo poco amigable en el brazo y se giró como muestra del mayor desprecio que podía hacer “Y tú ya no estés amargado por ese Park” le dio una rota sonrisa al pelirrojo que deprimido hacía rayones en una hojas sueltas “Algunos hablan de más para impedir que los dañen. Otros, como HeeChul, por aburrimiento xD”

“¡Oye !” y las risitas que parecían hipidos de ShinDong inundaron el lugar mágicamente. “¿Qué te crees tú, eh? Shin ;O; no te burles de la perfección hecha ser humano”

“Entonces a eso que llamamos perfecto, también podríamos decirle... porquería” Cada una de las letras salían de su boca arrastradas, como si les costara abandonar tal garganta. SiWon, siempre era alguien sorprendente en todo lo que hacía. El hablar, no era excepción.

“Nadie pidió tu opinión, Choi SiWon” se levantó de su asiento, enfrentando al popular. Si había alguien que le hacía perder el control era este chico con aire de millonario. Su sola presencia le hacía hervir la sangre.

“Cómo dejar de opinar sobre tan interesante asunto” dijo sarcásticamente, pero justo cuando HeeChul iba a contestarle algo, el profesor entró a la sala, con varios libros en la mano.

Heechul y SiWon se miraron con odio una última vez, antes de que el último diera media vuelta hacia su asiento.

“Alumnos, tengo un anuncio que hacerles” toda la clase se quedó en un silencio sepulcral al oír esto, por lo que el anciano profesor de Historia continuó, con una sonrisa satisfecha. “Las inscripciones para los talleres de canto, teatro y baile ya están abiertas, así que los interesados sólo deben anotarse en ésta lista” indicó un papel en su mano. “En cuanto a los talleres de ciencias: física y química, las inscripciones para alumnos nuevos serán la próxima semana. Para los alumnos que ya pertenecen de años anteriores a los talleres, las reuniones empiezan en una semana más. El horario deben consultarlo con sus profesores respectivos”

Todos los alumnos comenzaron a conversar entre sí una vez que el maestro dio el anuncio, decidiendo a qué taller deberían unirse. Era obligación en Evergreen School que los alumnos de último año tomaran al menos un taller extraprogramático en las tardes, y dado que ese era su último año, todos debían decidir pronto.

YunHo sin embargo estaba tranquilo. Desde siempre había estado en el taller de Química junto con Kim ChangMin, el hermano menor de su JaeJoong. ChangMin era un año menor que él, pero nunca dejaba de sorprenderle la madurez que notaba en su semblante. Y para qué decir su inteligencia. Era el número uno de su clase, con excelentes calificaciones, aunque no tan buenas como las de YunHo. Y lo mejor de todo es que era un chico muy humilde y agradable, para nada arrogante por el dinero que su familia poseía.

“Deberías unirte al taller de baile” la voz de HeeChul lo sacó de sus pensamientos, y se volteó sorprendido a verlo.

“Yo? Por qué?”

“Porque sabes cómo moverte, sólo te falta un poco de asesoría profesional. Podrías llegar a ser un gran bailarín, YunYun” el pelinaranjo le dedicó una sonrisa y le palmeó el hombro.

“No sé… Además, no necesito entrar en otro taller, ya estoy en el de Química…”

HeeChul abrió la boca para contestar, pero la voz de una chica, algo estruendosa, se hizo escuchar cerca de su asiento.

“Oppa~ a qué taller te unirás?” la chica sonreía tontamente mirando a JaeJoong y esperando una respuesta. El rubio se acomodó en su asiento y se tomó su tiempo, mirando alrededor como la mayoría de la clase estaba atenta a su respuesta.

“No sé. Quizás canto, me llama la atención” varias chicas hicieron sonidos de felicidad ante esto, proponiéndose inscribirse también a ese taller para estar cerca de su ídolo.


Park YooChun, a su lado, hizo un sonido de asco que salió a medias de su garganta. Y es que niñas tan arrastradas como la que coqueteaba sin resultados con JaeJoong ahora, le ponía los nervios de punta y le provocaba preguntarse, si es que conocían eso que se llamaba dignidad. Decidió no hacer ni decir nada como siempre, y se concentró en el papel blanco que tenía entre sus manos, evitando, por su puesto, pensar cualquier cosa agradable o desagradable sobre cierta persona de cabellos rojos conocido como molesto vecino.

Miró su hoja de inscripción con ojos desafiantes. Por él y seguía teniendo esas tardes libres para salir con su amigo, ó con la novia de turno para entretenerse con ella y después dejarla. No había cosa peor que seguir en Evergreen y ser acosado, incluso al ir al baño para refrescarse luego de una larga clase de historia.


“¿A qué entrarás?” preguntó el chico de dorados cabellos mientras rellenaba el papeleo de inscripción. YooChun arqueó una ceja ante su obediencia y es que, aún sin darse tales molestias y pedir cupo en el taller, JaeJoong habría sido aceptado sin siquiera el chistar del maestro a cargo. “¡Vamos Chun! Deja un rato esa rebeldía y coloca tu opción. ¡Y no! No dejaré que te las lleves libre. Si yo entro a una clase tú también lo harás” lo miró de reojo “Entra a mi taller y así nos entretenemos juntos, ¿eh?” le prestó su fina lapicera plateada esperando que el otro marcara el casillero del taller de canto a cargo de Lee JungSu.

“No te preocupes” sonrió de medio lado palmeando la espalda de JaeJoong para tachar con soberbia el casillero que correspondía a Football y firmar a su lado colocando el número de su cédula de identidad para hacer de la inscripción algo fidedigno.


El rubio dorado se llevó una mano a la boca ocultando su sonrisa algo malévola, al saber muy bien el por qué de esa decisión, y eso porque su mejor amigo le había contado uno y mil encuentros con aquel chiquillo de sonrisa tierna y gran trasero.


”El director deberá mandar a hacer camisetas nuevas cuando el número 10 sea ocupado por Micky YooChun, ¿verdad Hero?”

“Después te quejas que él te ataca también”

“En la guerra mi buen amigo” le pasó un brazo por los hombros atrayendo su cuerpo al propio para besarle una mejilla sonoramente y que el resto de la clase los mirara atentamente, especialmente cierto nerd que hacía dos años y algo que observaba a su Joongie con ojos de borrego a medio morir “Todo, todose vale. Y si debo pasar a eliminar a alguien para resultar vencedor, no dudes que lo haré”

“¿Eso corre para mi también?” JaeJoong apoyó su cabeza en el recodo del cuello y el hombro de YooChun y esperó su respuesta, pero sus grandes ojos negros no perdían movimiento de aquel millonario Choi SiWon. Un coqueteo sano no lo dañaría, ¿verdad?

“No tengo necesidad de eso” acarició su mejilla, entregándole a una niña con el rostro todo rojo las notitas rellenas de él y su amigo “Corre sólo para aquellos personajes que se esmeran en tratar de superarme o aquellos que arrebatan cosas de mi lado, por ejemplo a ese quién ande tras tus huesitos”

YunHo, atento a toda la conversación y mirando de tanto en tanto la acción que se daba entre su BooJae y YooChun, el KingKa y su mejor amigo, sintió tensarse cuando esas palabras lo atravesaron como daga a una hoja de papel chino. ¿Eso iba para él? ¿YooChun ya sabía? ¿Lo golpearía algún día por haber osado colocar sus ojos sobre persona tan perfecta como JaeJoong?

Leyó con gran apuro la lista de cursos y los datos pedidos para que su inscripción fuera aceptada. Se equivocó al colocar sus números personales, remarcándolos cuando la niña que recogía las cosas se detuvo frente a su mesa esperando su papel. Tachó con mano nerviosa el club extra al cual entraría y juró a los dioses que si todo iba bien, nunca, nunca más tendría pensamientos pecaminosos sobre Boo. Aunque eso de alguna forma contradecía los objetivos magistrales de su plan, se recordó frunciendo el ceño. Mejor, prometía nunca más molestar a HeeChul y su supuesta obsesión por el sonrisas aka SiWon. Sí, aquello sí sonaba lógico y era un gran sacrificio, pues el pelinaranja llegaba a niveles insospechados de rabia y alucinación juntas cuando se trataba de ese chico.

Contento por su modesta reflexión, firmó su solicitud entregándola a la niña que muy roja seguía mirando a la parejita unos asientos más atrás.


Taller de canto” susurró pasándose una mano por la nuca desordenándose los cabellos allí “Todo por él... ¡Vamos YunHo! Sólo debo afinarme... no es tan difícil dig--”

“ ¡loco!” HeeChul como siempre bajándolo de su nube “Siempre hablando solo. Mejor no me preguntes por qué aún somos amigos, ¿ya?”

YunHo asintió con la cabeza, sin prestar verdadera atención a lo que HeeChul decía, y en cambio mirando aún las acciones de YooChun y JaeJoong. El profesor, al tener ya todas las hojas de inscripción, pidió nuevamente silencio para empezar su clase, y fue allí donde la mayoría ya perdió el interés y se dedicó a hacer otra cosa, como conversar.

JaeJoong miró con aburrimiento alrededor, apoyando de nuevo su cabeza en el hombro de YooChun. De lejos notó como SiWon le miraba recelosamente, y se apegó más al cuerpo de su amigo; amaba sacarle celos a los que estaban interesados en él. Amaba tener la atención de la gente importante como él, y sobretodo le gustaba que chicos como SiWon le pretendieran.

Pasó una mano por su sedoso cabello y miró distraídamente hacia el frente, pretendiendo que ignoraba la mirada intensa de Choi SiWon. Seguramente luego le mandaría algún mensajito suplicándole que saliera con él.

Desde adelante JunSu estaba que echaba humo al escuchar como algunas chicas que se sentaban cerca de él comentaban sobre la entrada de Park YooChun al club de Football. Seguro ese imbécil pretendía quitarle su puesto en el equipo. Que acaso creía que con dinero se podía comprar el talento? Él llevaba en el equipo casi 2 años! No había forma en que pudiera superarlo. Ese Park YooChun no sabía en lo que se estaba metiendo.

Con el ceño fruncido miró hacia el fondo del salón, encontrándose de inmediato con la mirada de su rival y vecino, quien le dedicó su mejor sonrisa de ‘Soy mejor que tú, y lo sabes’, a lo que el chico pelirrojo contestó sacándole la lengua y volviendo su atención al profesor.

No entendía como podía ser su vecino ese chico tan desagradable. Deseaba nunca haberlo conocido, porque desde que lo vio la primera vez no había hecho más que hacerle la vida imposible. Primero fue a los 5 años, cuando le rompió su autito de juguete favorito. Luego a los 8, le puso espinas en el camino mientras andaba en bicicleta, haciendo que se pincharan las ruedas. Y muchas otras cosas: robarle dulces, hacerle zancadillas, reírse de él cuando lo dejaba el autobús en un día lluvioso, mientras él se iba feliz de la vida en su auto último modelo.

Es cierto que él tampoco había sido un ángel, pero no se comparaba a lo que ese Park le había hecho, y le seguía haciendo. Silenciosamente había una guerra entre ellos, en donde cada uno intentaba molestar al otro tanto como pudiese.

YunHo ladeó la cabeza escribiendo rápidamente unas fechas importantes de la segunda guerra mundial, a la par que su maestro hacía una especie de línea de tiempo en el pizarrón, para hacer más didáctica la clase. Y es que no se le podía pedir más a un viejito como el de más de 65 años.
Debido a su edad llegaba a duras penas cargando unas carpetas, casi siempre entraba al salón equivocado y se equivocaba al contar puntos en los exámenes. Pero nadie podía reclamarle sobre el ramo que impartía. Sabía desde los primeros años del mundo hasta el suceso más importante que habían pasado por el noticiero la noche anterior. Era simplemente sorprendente.

Sólo por esa razón era que YunHo colocaba algo de atención a sus clases, porque admiraba su devoción hacía las ciencias sociales, algo que él hacía con las ciencias químicas. Teniendo los apuntes en su cuaderno y después consiguiéndose los de HeeChul, fácilmente podría aprobar el curso e incluso con más méritos que cualquiera que gustara de la materia.

Se desconcentró mirando el anillo nuevo de su amigo y también el repiqueteo constante de unas largas uñas contra la superficie pulida de sus mesas de madera. Fingió sacar algo de su mochila, sólo para descubrir a JaeJoong mirando a la desnuda muralla y tamborileando sus dedos largos y finos, sobre la superficie, señal de su aburrimiento. Parpadeó confuso cuando sintió que era observado y YunHo tuvo la oportunidad de ver como sus largas pestañas acariciaban sus mejillas algo maquilladas. Sobra decir que el nerd giró a la velocidad de la luz cuando JaeBoo hizo esbozo de buscar a su observante.


“¿Qué tiene que te vea?” y ahí iba otra cualidad de la tan aclamada bruja Kim HeeChul: podía notar lo que pasaba alrededor suyo + tomar apuntes + hablar tranquilamente con compañeros + procesar la información entregada por amigos/profesor + dar su opinión respecto a ello. “¡No te va a comer, YunYun! Espera... ¿qué fecha dijo?”

“¿Y qué se yo?” suspiró cansado “No le hablo porque... ¡No debe ni saber quién diablos soy!”

“¡Ohhh! Pero si te das a conocer bastante ” habló con ironía levantando unos milímetros su vista “Deberías arriesgarte amigo. Total... ¿qué pasaría?

“Me dice que no” dio un suspiro cansado “¿Te parece poco?”

“Pero tampoco estás progresando. Llevas de enfermo dos años y algo. HAZ algo” en los siguientes cinco minutos YunHo se estuvo cuestionando lo que decía su mejor amigo, y si se le miraba de distintos puntos tenía varios a favor, pero aún así, era Jung YunHo: el nerd, el cerebrito, el NO-popular, el becado, y un largo etcétera. ¿Qué querría JaeJoong con él? “¿Qué pierdes si te dice que no?” otro ataque del pelinaranja.

“Mi corazón, HeeChul. Eso pierdo” respondió con un tono algo melodramático, pero que sin duda reflejaba lo que sentía respecto a ese asunto.

“No seas exagerado…”

“Quien habla de exagerados…”

Ambos amigos se miraron fijo con algo que parecía una mirada de odio, pero que obviamente era sólo un juego. Por un momento HeeChul pensó en seguir discutiéndole a su amigo, pero conociéndolo se dio cuenta de que era inútil, pues lo que le dijera el chico no cambiaría su opinión, y menos aún dejaría de desvariar acerca de ese Kim JaeJoong.

Con muy pocas ganas fijó su vista hacia delante, donde el profesor escribía los nombres de algunos personajes importantes, y decidió tomar apuntes, al igual que su amigo. Lo malo es que justo delante de él, unos puestos más adelante veía como Choi SiWon le daba vuelta cada 3 segundos y le mandaba miradas coquetas a ese Kim JaeJoong. Que acaso la gente no tenía decencia? Que acaso no podía ponerle pausa a su jueguito aunque sea durante las clases? Ademas, que tanto tenía Kim JaeJoong que no tuviera él? No es que le interesara SiWon, pero no entendía por qué tanto interés en el rubio. Difícilmente se trataba de dinero, porque la familia de SiWon también era millonaria. Era la apariencia? JaeJoong a sus ojos no era ni la mitad de bello que él, y no tenía ni la cuarta parte de su personalidad. Por qué entonces? Por qué tenía que ser él el que se acaparara toda la atención de la gente!? Si tan solo pudiera lograr que a YunHo le funcionaran las cosas con ese rubio desabrido, entonces podría pasar a ser el centro de atención y desplazarlo. Pero mientras JaeJoong siguiera soltero, coqueteando con todo el mundo, todos seguirían pensando que tienen una oportunidad con él. Lo malo era que JaeJoong, al ser tan popular, sólo le importaban los populares como él. Como entonces podría fijarse en su amigo YunHo?

YunHo no era feo, para nada, sus facciones eran muy masculinas y muy atractivas, pero tras esa apariencia de nerd que siempre traía no podía lucirse en todo su potencial… ya mil veces el pelinaranja había tratado de hacerle cambiar de look, regalándole ropa más a la moda e intentando que dejara ese peinado de niño bueno, pero YunHo se negaba a cambiar. No cooperaba en nada…

HeeChul miró de reojo a su lado, viendo como YunHo tenía la vista fija en cierta cabellera rubia sólo en la fila de al lado a la suya, sentado con YooChun. Realmente había sido demasiado tiempo detrás de ese niñito mimado, más de dos años, y aún no se atrevía ni a hablarle. Ni que fuera dios... Definitivamente él tendría que hacer algo para ayudar a que las cosas pasaran, o si no podrían pasar otros dos años y ese YunHo, seguir siendo opacado por los millones de otros, oculto tras unas gafas de lente cuadrada, refugiado en sus cuadernos y mirando de lejos, alucinando, suspirando y enamorándose cada vez más de ese JaeJoong tan etéreo para él.

Mesones más atrás, JaeJoong bostezaba aburrido de la clase, pero de tanto en tanto susurrando cosas a YooChun, pero con los grandes ojos rasgados y bien delineados fijos en SiWon, tentándolo en cada oportunidad que se le presentara, llegando incluso a guiñarle un ojo y fruncir los labios simulando un beso al aire dirigido a él.

La coquetería en ese Kim de cabellos largos y rubios era algo natural y desde que tenía memoria la había sabido manejar muy bien. De pequeño la usaba contra sus maestras para obtener los mejores juguetes en el jardín infantil, y luego para ser perdonado cuando no hacía los deberes ó cuando alguna de sus travesuras eran descubiertas, en la primaria. Ya más grande, notó sorprendido que las niñas, de moños vistosos y muy alzados, harían cualquier cosa sólo por una sonrisa suya ó alguna mueca que simulara sonrisa, así que haciendo uso de ese maravilloso don de atraer a los demás se libró de tareas, ensayos e incluso pruebas.

Y ahora ya todos sabían en que se iban los flirteos de Jaecito...


“Si sigues así te terminará violando, ¿sabes?” YooChun alzó sus hombros para que la cabeza de su amigo también se moviera y terminara ese jueguito de miradas calientes con el ricachón. A los instantes los ojitos de gatito de JaeJoong lo miraron dudosos de sus palabras “Tanto, tanto y tanto que le sigues el juego que un día se calentará de más y adiós virginidad”

“¡YooChun!” lo regañó coloreándose cómicamente mirando el suelo y colocando las manos sobre sus mejillas para disimular, ante la mirada despistada del maestro de historia. “Siempre transformando todo al sexo ”

“¡Cómo si tu no lo hicieras!” lo codeó arqueando las cejas pícaramente para avergonzarlo un poco más, pues siempre era un regalo a la vista de todos ver a JaeJoong tiernamente azorado “Y sabes perfectamente a donde vas si estás tentando a ese Choi SiWon, por poco y te desnudas frente a él” acarició sus hebras decoloradas para confortarlo y hacer entrar algo de sensatez en su cabeza “Lo que quieras hacer con él, lo apoyo hasta cierto punto” besó su frente pasándole el brazo por los hombros atrayéndolo nuevamente a tomar la antigua posición “Después ya sigues tú solito”

“Pues ya estoy grandecito, ¿no crees Chun?” refutó ahogando sus palabras en el cuello blanquecino del otro mirando desde este punto a ese pelinaranja que le declaró la guerra el primer día de clases al entrar a la high school. Sonrió para sus adentros. Ya iban casi tres años y aún no podía hacerse notar como él. Podía teñir su cabello de los colores más extravagantes, usar pendientes de colores y cambiar de anteojos día por medio, pero nunca podría igualar la magia irreal de un Kim... JaeJoong.

“Y de verdad te gusta ese…” iba a decir tonto, pero se reprimió al ver el ceño fruncido de Jae “…ese chico?”

JaeJoong se quedó pensando un momento, sin apartar su vista de la espalda de SiWon. La verdad no sabía si le gustaba, pero era tan divertido tener toda su atención... Pretendientes no le faltaban, pero con SiWon era un poco diferente. Había algo en Choi SiWon que le gustaba, tal vez era ese aire de masculinidad que emanaba de él, algo que a él le faltaba.

“No sé, pero realmente importa? Es nuestro último año, Chunnie, déjame divertirme”

“Cómo quieras, yo solo trataba de cuidarte. Diviértete, pero cuídate de SiWon cuando vayas al baño xD”

Cuando la clase terminó, todos salieron de la sala ésta vez; ni siquiera YunHo se quedó, pues tenía hambre y quería ir a comer algo, así que se dirigió a la cafetería nuevamente con sus amigos. YooChun tomó del brazo a Jae y lo llevó fuera del alcance de Choi SiWon y su cara de pervertido.

Durante el almuerzo, los cuatro chicos se sentaron de nuevo juntos a comer, mientras JunSu seguía contando historias de su niñez. Desde ya se veía que con JunSu nunca más les iba a faltar tema de conversación, pues el chico pelirrojo hablaba hasta por los codos. Mientras YunHo terminaba su almuerzo, vio como un chico entraba corriendo a la cafetería y se dirigía hacia su mesa. Al principio no lo reconoció, pero a medida que se acercaba pudo notar que era ChangMin, el hermano menor de JaeJoong.

“Hyung~” dijo con una gran sonrisa saludando a YunHo.

“Hola! Como estuvieron tus vacaciones?” contestó amablemente, invitándolo con un gesto de mano a que se sentara en la mesa con ellos.

“Bien, pero vengo a reclamarte algo…” los demás de la mesa dejaron de conversar entre sí y miraron al chico con expresión intrigada “Por qué no entraste al taller de Química~? ToT”

La expresión sonriente que había en el rostro del chico menor hace unos minutos cambió completamente a una que mostraba un tierno pucherito en su labio inferior. YunHo lo miró extrañado y un poco avergonzado. Cómo decirle que había cambiado Química por Canto sólo para estar cerca de su hermano?

“Preferí Canto, Min...” había en su voz un tono de disculpa, pero que no apaciguó el ‘berrinche’ del más chico.

“Pero tienes que estar en Química conmigo, hyung… Siempre has pertenecido al taller…”

YunHo lo dudó durante varios minutos, y miró fugazmente a los demás de su mesa, que lo observaban fijamente esperando una respuesta de su parte. Él tampoco quería abandonar la Química, pero ya se había inscrito a Canto…ChangMin vio la duda en sus ojos y se apresuró a hablar.

“No te preocupes. El profesor dijo que podías tomar dos talleres como caso especial, ya que tienes tan buenas calificaciones. Además, es solo canto, o no? No requiere mucho tiempo de tu parte. Química sí es importante~”

“De verdad puedo tomar dos talleres?” su rostro se iluminó ante las palabras del más chico.

“Sips. Entonces te inscribo? *--* “

“Está bien ^--^ “

Ya habiendo logrado su cometido, el menor se fue, no sin antes despedirse de todos, sonreírle una vez más a YunHo y decirle el horario de la primera reunión del taller.


“Ese niño me cae bien” comentó el pelinaranja comiendo su famosa ensalada mixta frente a YunHo “Es increíble que siendo hermanos sean tan distintos. Seguramente en Miss Jaecita los genes de la inteligencia aún no se activan” rió de su propia broma secundado por el gordito amigo que devoraba una hamburguesa comprada en la cafetería.

“Quizás son del tipo recesivo” siguió la estudiosa y latosa broma el de cabellos rojizos riendo luego agudamente junto a los otros, provocando que algunas personas se giraran a verlos con gestos de pregunta y cejas alzadas.

El de cabellos castaños quiso reclamar para defender lo que nunca sería suyo, pero dejó que su garganta tragara las palabras malhumoradas cuando notó que nada sacaba con hacer eso si JaeJoong bajo ninguna circunstancia se lo agradecería. Resignado miró su almuerzo y ya sin ninguna sonrisa en el rostro se dejo sumir en el bullicio que hacían sus compañeros al hablar, reír y comentar los sucesos del día. A él no le quedaba más que pensar en ese rubio platino que tenía la belleza y la majestuosidad de los dioses, así como también el genio y elegancia del peor de los demonios.


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