KINGDOM TVXQ!

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Arualthings

Middle Of Nowhere cap 7


Después de terminar las clases, YunHo tomó su mochila y salió junto a HeeChul de la sala, junto a todo el grupo de estudiantes que partía a sus casas. En medio del pasillo, un chico se abría paso para llegar al lado del mayor de los Jung.

“Hyung!” gritó ChangMin, tomando del brazo a YunHo y recobrando un poco la respiración. Ante la voz de su hermano, JaeJoong también se dio la vuelta, pero al verlo tomar el brazo del nerd, comprendió que no era a él a quien llamaba. Y está de más decir que JaeJoong aún no comprendía por qué a su hermano le caía tan bien ese Yun-algo.

“Qué pasa, Joongie? Vamos” dejó su dialogo mental cuando YooChun pasó su brazo por sobre sus hombros y lo llevó a la salida.

YunHo se dio vuelta cuando sintió que alguien lo llamaba, con un signo de interrogación plasmado en el rostro al ver a ChangMin ahí.

“Hyung, no te vas a tu casa ahora, cierto?” le preguntó enarcando una ceja. YunHo asintió aún sin comprender nada. “Hoy, taller de química, lo olvidaste!?” el menor hizo un puchero inconsciente, seguramente aprendido de su hermano, y HeeChul, que también estaba ahí esperando por su amigo para irse a casa juntos, sonrió divertido ante el gesto del menor de los Kim.

“Oh, casi lo olvido… “ el de lentes miró al pelinaranja. “Lo siento, Chul… tengo que quedarme. Puedes volver solo, cierto?” sonrió burlonamente, molestando al otro.

“Claro que sí, que te crees que soy? Para tu información se andar solito en la calle desde los 11 años ¬_¬”

“Seguramente porque ya no te aguantaban en tu casa…” siguió molestando el moreno, a sabiendas de que en al casa, o más bien mansión Kim, HeeChul era el príncipe [o más bien princesa]. Todos lo consentían con lo que quería, y todos, léase sus padres, sirvientas, mayordomos, jardineros, cocineras, choferes, porteros, y hasta los empleados de la empresa de su padre hacían todo lo que él quería. HeeChul estaba más que acostumbrado a conseguir cada capricho que se le venía a la mente.

“No es verdad! T3T Mis papis me quieren mucho~” comenzó a pegarle pequeñas palmadas en el brazo a YunHo, causándole nada de daño, pero consiguiendo darle a conocer su descontento frente a lo que acababa de decir. De pronto el pelinaranja sintió una mirada fija sobre él y recordó que no estaban solos; al mirar vio que los ojos de ChangMin estaban fijos en él, con una mezcla de diversión y curiosidad, y algo más que no supo identificar claramente, pero que le ponía un poco nervioso. “Bueno, si te tienes que quedar, me voy. Pero tienes que comer algo, trajiste almuerzo?” al ver la expresión de su amigo, supo de inmediato la respuesta. Y mejor ni preguntar si tenía dinero para comprar comida, porque él estaba bien consciente de la situación familiar de YunHo. “Bien, toma, después me lo devuelves” le entregó algo de dinero para que comprara algo, depositándolo en la palma de la mano del moreno retrocediendo un paso, sabiendo que seguramente YunHo no querría aceptar el dinero. Podría ser pobre, pero odiaba recibir dinero de los demás.

YunHo no tuvo más opción que guardar el dinero en su bolsillo, sintiéndose avergonzado de tener que mendigar así, y sabiendo también que después cuando quisiera devolverle el dinero a HeeChul, éste no se lo recibiría. Siempre pasaba lo mismo. “Gracias, Chul…”

“De nada, YunYunnie” con una sonrisa el pelinaranja se volvió a ver a ChangMin y agregó “Asegúrate de que coma, ¿si?”

“Claro, hyung. Puedes confiar en mi” aseguró con una definida sonrisa en su rostro moreno, que le daba un aspecto de ser responsable y con mucha más madurez que la que debería tener en su corta edad.

“¿Tú crees?” renuente a dejar esa peculiar conversación, HeeChul se acomodó apoyado en la pared del pasillo afuera de la sala, justamente frente al mayor de los Kim, que medio entretenido, arqueaba una ceja como respuesta a su preocupación exagerada.

“¿Por qué no, HeeChul-hyung?” se cruzó de brazos amigable.

“No lo sé... que seas menor no me da la suficiente confianza de que puedas cuidar de YunHo, mucho menos de ti” se encogió de hombros mostrándose desafiante oculto bajo una capa de coquetería que sabía manejar muy bien cuando se lo proponía. En momentos así, el rebelde y alocado pelinaranjo quedaba reducido a nada y, aprovechando la oportunidad, sobresalía un sensual adolescente que era especialista en convertir palabras comunes en finos ronroneos.

“¿Quieres probar?” desafió dando un paso firme hacia el de colorados cabellos, que aún se apoyaba contra la pared, una pierna levemente flectada y los hombros caídos, dándole la apariencia de un modelo en pose para su pintor.

“No estaría nada de mal, ehm...” aún sabiendo su nombre, quiso jugar un poco más con tan simpático niño. Además, ganar al Kim menor, era un paso adelante para ganarle al rubio oxigenado ese, por nombre Kim JaeJoong.

“ChangMin. Kim ChangMin” y sonó tan masculino, que HeeChul sintió que su estómago daba un salto dentro de su cuerpo y luego se hundía para elevarse como alzado por mariposas.

“Un gusto” estrechó su mano suavemente “Un verdadero gusto HeeChul... hyung”

...

“Ejeeeeeem” carraspeó falsamente el abandonado nerd, consiguiendo que el pelinaranja soltara la mano del más moreno como si una corriente eléctrica lo hubiese azotado “Siento interrumpir su momento... mágico” rodó los ojos apoyado en la pared cercana a la puerta “pero la limosina de Chul ha llegado y nosotros, pequeño player, debemos ir al taller”

Los recién conocidos giraron la cabeza hacia quien había hablado con rapidez. La misma que después usaron para tomar sus pertenencias y dar unos cuantos pasos hacia lugares contrarios del ya casi vació colegio, exceptuando a los alumnos que les tocaba realizar el aseo y barrían velozmente para largarse pronto a sus hogares.

“Te llamo en la noche, Yunnie” informó el pelinaranja recogiendo su mochila y haciendo un leve movimiento con la cabeza “Adiós... ChangMin

“Nos vemos, hyung” cortésmente se despidió, y se quedó viéndolo hasta que lo perdió de vista al girar por un pasillo hacia la derecha.

YunHo se paseó unos segundos alrededor del inmenso adolescente, divertido por su ida mirada, pero ya cansado, debió chasquear los dedos frente a sus rasgados ojos, para obtener su atención, luego del brutal ensimismamiento provocado por la diva HeeChul.

“¿Debo decir algo al respecto?” quiso saber, aún sus palabras sonando bonachonas en sus labios.

“No, hyung. Si quieres enterarte de algo que dijo Joongie, te quedarás callado”

YunHo, como niño obediente, y más que nada porque todo lo que tuviera que ver con JaeJoong le interesaba, se quedó callado esperando que ChangMin dijera lo que tenía que decir.

“Hyung dijo…” se quedó callado un momento, dándole dramatismo a la situación.

“Dijo?”

“Dijo que ya no le importaba que no hubieras llamado. Que ya lo había olvidado”

Realmente YunHo no sabía si sentirse aliviado o devastado por las palabras de su amigo. Por una parte significaba que JaeJoong ya no lo detestaba, ya no estaba molesto con él; por otro lado significaba que ya no tenía ninguna razón para estar en la mente de JaeJoong, y probablemente volvería a ser alguien anónimo para el popular rubio. Solo alguien más del colegio, y eso no era lo que quería…

Pero es que, de verdad, cuando se trataba de JaeJoong, siempre quería tanto

“Ah…” respondió como pudo, sintiendo como un peso se iba de su pecho, pero otro ocupaba su lugar. JaeJoong… “Gracias, Min. Me alegra que Jae ya no esté molesto por eso…”

El mayor se mordió el labio inferior intentando controlar la mezcla de emociones que lo embargaban.

“Hyung, si quieres mi opinión” ChangMin frunció levemente el ceño al ver a su hyung tan afectado por sus palabras, y prosiguió con voz suave “JaeJoong no me dijo esto directamente, pero lo escuché hablar con YooChun, y creo que aprobó el examen de física, y nunca le había ido tan bien en un examen, en toda su vida…” al ver que YunHo parecía muy interesado en el tema, agregó “Tal vez sería bueno que siguieras ayudándole a estudiar…”

“Tú sabes que lo haría, ChangMin” un leve rubor apareció en sus mejillas cuando al frase ‘por él haría lo que sea’ apareció en su mente, pero no la dijo en voz alta. “Pero no puedo hacer nada si él no quiere”

“Pero tú no sabes si él quiere o no” debatió el menor, poniendo su expresión de sabelotodo.

“Y que quieres que me acerque y le diga ‘Hey, JaeJoong, quieres que te ayude a estudiar para tus exámenes?’ Por supuesto no puedo hacer eso, ChangMin!” se calló de pronto, sintiéndose un poco frustrado “Tengo que aceptarlo. Yo no soy nada para él, nunca va a verme como algo más que un ‘nadie’”

“¡Pero hyung!” reclamó el más alto, ambos caminando lentamente por los amplios corredores, como alargando la conversación que siempre terminaba en el mismo lugar.

“Pero nada, ChangMin. Ya perdí toda esperanza...” resignado movió su cabeza de un lado a otro con pesadumbre “Me conformo viéndolo de lejos, como lo he hecho desde que lo conocí”

“Eso no es vida, hyung. ¿Qué esperas? ¿Qué baje cupido de los cielos y le clave una flecha de amor? No estamos en un libro de ficción y romance, es la vida real y como tal, debemos luchar para conseguir lo que queremos” habló con convicción, moviendo sus manos para enfatizar sus sinceras palabras.

“Pero si es tu hermano, sabes como es. ¿Qué podría darle yo, más que dolores de cabeza?” chasqueó la lengua, sintiéndose enojado consigo mismo al pensar así. Algo en su interior, impidiéndole creer que quizás si podría igualarse a la altura del popular Kim “Estoy feliz que ande con SiWon, él puede darle todo lo que quiere, lo que merece” sonrió a medias “Son ideal el uno para el otro”

“Y como su hermano, te puedo decir que JaeJoong no es así como crees. No es el chico superficial que todo Evergreen adora. Es alguien que ciertamente llama la atención, pero es tan normal como tu y yo”

ChangMin se detuvo en mitad del pasillo sin techo que los guiaba al edificio con todos los laboratorios de la escuela. Una construcción inmensa, inmaculadamente blanca que se alzaba orgullosa en el centro de la pequeña ciudad estudiantil. Varios alumnos, de distintos cursos, entraban y salían de ella, todos portando sus mochilas y el delantal blanco, colgado de sus brazos.

“Sabes que no es así” lo miró fijamente, mostrándole todos los temores y desdichas que su vida contenía “Sabes bien que JaeBoo no es para mí”

El Kim rodó los ojos, mientras se ponía su bata de laboratorio, oyendo las palabras del nerd como si se tratara de la mayor mentira del siglo. Abrió la puerta de vidrio que los guiaría hacia los innumerables pasillos que llegaban a distintos laboratorios dependiendo de la especialidad, aún algo molesto por el tan común auto-desprecio que se tenía el mayor.

“Creo que te lo he dicho mil veces y nunca entenderás. Dejemos la conversación aquí, pues no quiero caer en lo mismo que te vengo repitiendo desde que entré aquí y supe de tu gusto por mi hermano. Pero déjame decirte una cosa, YunHo hyung. Si de verdad amaras a Joongie, entenderías que no es el dios que todos piensan que es”



♥♥♥♥♥



JunSu caminó a casa, como cada día, medio arrastrando los pies y con los hombros caídos, como si un peso enorme e imaginario estuviera sobre ellos, ejerciendo una gran fuerza hacia el sur. En sus manos llevaba una pequeña bolsa de supermercado que contenía unos pasteles que se había detenido a comprar, dándose un gusto entre toda la mala racha que lo estaba alcanzando.

Quizás, haberse cambiado de salón, no había sido lo mejor. El regaño de sus padres era poco, comparado con los malos ratos que le hacía pasar su vecino y la ácida hostilidad con que lo trataba su hermano, llamándolo cobarde e iluso, cada vez que podía.

Recordaba aún cuando iba al jardín de infantes, jugar con Junno en la piscina de pelotitas, en la cama saltarina y compartiendo en el sube-y-baja. Recordaba el golpe que le dio su hyung a YooChun, cuando éste quiso romper su pequeño osito de felpa y recordaba también como el molesto niño de múltiples sombreros había robado a su mayor ídolo de su lado.

Luego no era solamente Micky intentando mojar sus muñecas o llenar sus autitos de asquerosa arena, sino que su gemelo se unió al proceso de hacer su tierna vida, un episodio miserable que continuaba hasta el día de hoy.

Dio un largo suspiro, adivinando que ni siquiera esos dulces, lograrían alegrar su deteriorado ánimo. Si solamente alguien lo quisiera por lo que era y no por algo que intentaba ser...

El claxon de un auto llamó su atención cuando lo sintió muy cerca y además en una calle poco transitada. Se giró curioso para ver de quién se trataba, coloreándose al ver un hermoso deportivo negro, a la misma altura que él, un conductor mirándolo sonriente, esperando su reacción.

“¿Necesitas que te lleve a casa, JunSu-ah?”

Por un momento sintió que las palabras se iban de su sistema, y sólo se quedó ahí mirando como embobado al chico frente suyo. SiWon siguió sonriendo, cosa normal en él, y esperando la respuesta que, suponía, sería un ‘sí’ rotundo.

“SiWon-ssi…” balbuceó el pelirrojo, agarrando con más fuerza la bolsa con los pasteles. Cuando pudo recuperarse del aturdimiento se dio cuenta de que había dejado al Choi esperando por una respuesta demasiado tiempo, y entonces dijo, con voz apresurada. “Ssi! Si no es molestia…”

“Ok entonces, sube” con otra de sus conocidas sonrisas le indicó que subiera al asiento del copiloto. El aroma a pino del desodorante ambiental del auto era muy agradable, y el pelirrojo sonrió al sentir el mullido asiento bajo su cuerpo. “Bien, adonde vamos?” preguntó el popular, con ambas manos en el volante.

Junsu se mordió el labio, mirando el suelo y agarrando la bolsa con los pasteles como si en eso se le fuera la vida. No quería ir a su casa, no al menos si SiWon podía llevarlo a otra parte, pero le daba vergüenza decirle eso…

“Pasa algo?” el más alto lo miró con curiosidad, intentando leer en sus facciones lo que en ese momento pensaba. Tenía una leve idea, de todas formas…

“No, no es nada” sonrió algo forzadamente.

SiWon guardó silencio un momento, observando a su acompañante. Había algo en ese chico que le incitaba a jugar con él. Y no en el buen sentido de la palabra. Y además había algo en las expresiones de JunSu que le indicaba que él mismo no se opondría a jugar con él. La verdad no era muy difícil darse cuenta, más que nada por la frecuencia de sus sonrojos, que JunSu moría por SiWon. “Si no tienes nada que hacer ahora, podemos ir a algún lado” propuso descaradamente, sabiendo de antemano la respuesta.

A JunSu pareció iluminársele la mirada al escuchar esas palabras, y no tardó en asentir muy contento. “Sí, no tengo nada que hacer ahora” sonrió ampliamente, con un tinte rosa en las mejillas.

“Perfecto, vamos” sin decir nada más hizo partir el auto, sin informar tampoco adonde iban.

Todo el camino JunSu se fue mirando de reojo a su acompañante, preguntándose sinceramente cómo tenía tanta suerte como para que SiWon lo invitara así como así a ir con él a alguna parte. Para todos los demás era sólo el hermano de Junno, pero SiWon parecía ser diferente.

“Y dime, por qué ibas tan solo?” la grave voz del popular lo sacó de sus cavilaciones.

“No se. Creo que no me gusta estar en mi casa…” respondió sinceramente, mirándose las manos.

“Y eso por qué?”

Guardó silencio, no sabiendo si era prudente decir lo que sentía realmente respecto de su familia a alguien como SiWon, pero una sonrisa comprensiva en el rostro del más alto lo instó a seguir con su relato. “No me siento muy acogido ahí…” despacio levantó la vista para mirar al otro chico, descubriendo una mirada de confusión, por lo que se apresuró en agregar. “Esa casa no se siente como un hogar para mí. Desde siempre me han tratado diferente que a mi hermano. Incluso en el colegio él es más popular y querido que yo…”

“No sabía que tenías un hermano…” agregó SiWon despreocupadamente, aún con esa sonrisa amable, dirigida a JunSu. “La verdad no te conozco muy bien, y no conozco a tu hermano, pero dudo que sea tan adorable como tú”

JunSu se sonrojó furiosamente, lo que atrajo una sonrisa más pronunciada en el rostro del más alto, sintiéndose vencedor en aquella batalla que no tenía un oponente.

A leguas se notaba que ese menudo niño necesitaba de alguien. Su rostro redondeado y de facciones aniñadas, estaba opacado por una sombra de rechazo y desencantamiento, que aún transparente e improbable, para el Choi, era claramente notoria.

Su tierna vergüenza le pareció entretenida y casi sin querer, presionó más para obtener más sonrojos como regalo.

Condujo lentamente, giro en ciertas manzanas y luego de unos cuantos semáforos y señales de alto, estaban lejos del bullicio enfermizo que provocaba la atareada y siempre despierta ciudad de Seoul.

Aunque iban callados, a SiWon no le pareció molesta la situación. El silencio entre ellos no parecía incómodo, quizás porque ese niño nunca lo dañaría o nunca tendría la suficiente convicción en sí mismo para alzar la voz y reclamar por alguna cosa que no le pareciera bien. Quedaba fuera el hecho, que el mismo JunSu pensaba para sí, que cualquier cosa que quisiera el millonario, la tendría y él no sería el primero en negárselas.

A Sonrisas, el menudo Kim, le parecía una especie de títere: manejable y siempre sonriente aunque quisiera llorar.

Lo comprobó cuando detuvo su deportivo en una especie de claro, entre una alta y frondosa arboleda, se quitó el molesto cinturón de seguridad y giró un poco su cuerpo para ver a su acompañante que se merecía llevar el título de borrego asustado en toda su gloria.

“¿Q-qué...?” aclaró su garganta. La inocente bolsa de compras siendo estrujada entre sus dedos con tanta fuerza que el más alto pensó que se dañaría “¿Q-qué hacemos aquí?”

“Aquí... Aquí, JunSu-ah, es el único lugar al que puedo traerte” tomó una de sus manos, quitándole la ruidosa envoltura y pasando un brazo tras la cabeza del pelirrojo, que se erizó como un gato asustado, al mismo tiempo que se coloreó, ante el contacto.

Y aunque el pensamiento fue fugaz, SiWon realmente lo llegó a comparar con un misterioso gato. Uno de esos regalones que buscaba cariño restregándose contra las piernas de un desconocido, alzaba la cola y ronroneaba coqueto, hasta que la persona se agachaba a recogerlo y ahí, sacaba las garras y huía ofendido por el precoz y potencialmente peligroso acercamiento.

JunSu le pareció fantásticamente parecido. Sonriéndole entre los libros mientras trabajaban, suspirando cuando pensaba que no lo oía y mirándolo embelesado aún cuando el Choi intentaba despegarlo de sí y llevar su atención a otro lugar.

Decidió que quería ser quien se ganara su confianza, aún si todo fuese ficticio y cuando se aburriera, la escena construida a base de mentiras y sonrisas forzadas cayera sobre su pequeña cabecita de niño indefenso.

“Éste será nuestro lugar, JunSu-ah...” apretó su mano con fuerza, asegurándole tactilmente lo que decía “Solamente tuyo y mío”

Después de todo... como muñeca que era, podría siempre llorar riendo.


♥♥♥♥♥



El menor de los Park caminaba apresurado para alcanzara YuNa, su mejor amiga, antes de que saliera del establecimiento. En el recreo ya habían hablado de que iban a ir juntos después de clases al centro comercial, a buscar un regalo para ChangMin, pero conociendo a su amiga, seguramente querría escabullirse.

Es cierto que aún faltaban cerca de 2 meses para el cumpleaños de su hyung, pero él quería tener el mejor regalo, el regalo perfecto, de modo que Min nunca olvidara su décimo sexto cumpleaños.

“YUNAAA” gritó cuando vio de lejos a la chica llegando a las puertas del colegio. “NO SEAS ASÍ, DIJISTE QUE ME ACOMPAÑARÍAS!” los estudiantes que estaban alrededor los miraron con cejas enarcadas, pero por supuesto a YooHwan no le importaba mucho. Si algo tenía en común con su hermano era que para él la opinión de los demás valía nada. La opinión de todos, excepto de su ChangMin hyung…

“Ya cállate, chillón. Pareces niña. Ni yo chillo tanto…” YuNa sonrió maliciosamente despeinando a su amigo juguetonamente. “Ya que estás aquí, vamos. Mientras antes vayamos, antes terminaremos”

Pero sí que estaba equivocada.

Si se hubiera tratado de cualquier otra persona, el trabajo de buscar un regalo sería relativamente fácil. Pero se trataba de ChangMin, y quien le buscaba regalo era YooHwan… así que la tarea se tornaba sumamente dura para la pobre YuNa, que durante las pasadas dos horas había tenido que dar mil vueltas al centro comercial, pasando miles de tiendas, dando su opinión a otro tanto de posibles regalos, a los cuales YooHwan siempre alegaba que no eran suficientemente buenos para ser el regalo perfecto de ChangMin hyung.

“Pero Hwannie! Cuando será el maravilloso momento en que te decidas por algo y pueda irme a mi casa??” la chica ya sonaba desesperada, mientras caminaba hacia otra tienda del lugar, al lado de un YooHwan que seguía como si nada.

“Pero tengo que encontrarle un regalo digno, YuNa~ Tiene que ser el mejor regalo que reciba, para que así se acuerde de mí” una sonrisa bastante tonta se formó en sus labios después de decir las ultimas palabras, lo que llevó a YuNa a suspirar profusamente, conociendo demasiado bien a su amigo cuando le venían los ataques de alucinación por ChangMin. Y conociéndolo así tan bien, sabía que debía solo seguir caminando, esperando que el trance no le durara demasiado.

Cuando ya llevaban más de tres horas caminando, habiendo dado la vuelta al centro comercial diez veces y preguntado por lo menos el precio de cien mil cosas, YooHwan hizo una declaración que pondría fin a su insipiente búsqueda.

“Mejor vamos a casa, total no traigo dinero =D” y tan light como siempre, caminó con pasos cortitos hacia la salida de la inmensa construcción, hasta que una furiosa mejor amiga lo agarrara por la parte trasera de su sweater verde y lo sacudiera como si quisiera matarlo.

“¿Por-qué-demonios-venimos-a-comprar-si-no-tienes-dinero?”

“¿No es obvio, amiguilla?” le sonrió tiernamente quitándose las manos, algo asustado, que lo mantenían sujeto como tenazas, lastimando su fino cuerpo “Hyung siempre me ha enseñado a cotizar y luego comprar”

“¿hyung?” el rostro de la niña lentamente suavizándose ante la mención de cierto personaje.

“Claro. Claro mi querida YuNa. ¡Mi YooChun-hyung!” se sonrió cuando el enojo pareció habérsele esfumado por completo, ahora estaba algo sonrojada imaginando en su cabeza miles de escenas con el player del colegio.

“¿Crees que lo pueda ver, YooHwan?”

“¿Cómo? ¿No parezco ahora un colador, después que me enterraste las garras que tienes, por seguir los consejos de mi hermano?” fingió estar ofendido, cruzando los brazos delante de su pecho y ladeando un poco la cabeza.

“Ahhh...” rió nerviosa “¡No cómo crees! Estás igual de bonito que cuando naciste. Mullidito y tiernucho para que...” carraspeó molestosa “ChangMin te vea”

“.>/////<. Ya detente YuNa” reclamó coloreándose “¿Prometes acompañarme mañana a buscar algo para Min-hyung?” “¿Gano algo?” se miró las uñas interesada. “Hyung tomará el té con nosotros hoy, quizás nos puedas acompañar. ¿Qué dices?” “Queeeee... debemos ver aquella tienda, Hwannie. Veo un polo precioso para tu amorcito”

JaeJoong se colocó unas gafas de sol enormes, recostado cómodamente sobre una silla de playa, tomando el sol de la tarde que no resultaba dañino ni demasiado fuerte para su pálida y delicada piel.

A su lado, YooChun hablaba por teléfono con alguien, seguramente una de sus chicas, y aunque estaban en casa del player, el rubio estaba harto de su lengua bífida llena de halagos y mentiras solamente para encamarse tres veces a la semana.

Enojado, y aunque las gafas cubrieran sus fruncidas cejas, se estiró un poco para quitarle el móvil al de enredados cabellos, casi cayéndose de la silla por el repentino movimiento.

“Oieee~~” susurró en la bocina del celular, suave y coqueto “¿Sabes que estamos en me-medio... Ahhhh~~ en medio de algo?” gimió unos suaves monosílabos y contento de la poca respuesta en la línea, colgó de una sola vez, lanzando el teléfono hacia cualquier lugar tras su espalda “Odio que hables hasta por los codos cuando estoy aquí. ¡Por algo me invitas, YooChun!”

“¡Uy! Mi baby está celoso~” canturreó entre risas.

“Celoso tu vecino” chilló enrabiado, lazándole lo que tenía a mano que resultó ser el envase de su bloqueador solar “Además aún estoy enojado por lo del tutor de inglés. ¡Gran problema en que nos metiste Silly-boy” imitando su voz y su acento norteamericano.

“Buuuu~ ya me has arruinado el día. ¿Cuál es la gracia de nombrar a ese culón?” se estiró sobándose el lugar de impacto del objeto tirado con anterioridad por el explosivo rubio “Ademássssssss” alargó la palabra burlón “¿A quién querías de tutor? ¿A cierto nerd?” alzó ambas cejas entretenido por la expresión que no pudo ocultar el más bajo.

“¿Qué quieres? ¿Qué te mate? Olvida tus bromas, que como humorista te mueres de hambre” revisó que tan tostado estaba, desilusionándose cuando comprobó que estaba tan blanco como siempre.

“Tu no podrías matarme, baby. Me quieres demasiado” le lanzó un beso volador, a lo que JaeJoong fingió esquivarlo. “Y ya me acostumbraste a tener tu atención, así que no te quiero ver fijándote en cierto nerd” sonrió maliciosamente, alargando su brazo para hacerle cosquillas en la cintura.

“Estás hablando tonterías, YooChun. Mejor cállate” JaeJoong se levantó de la silla de playa y caminó unos pasos por cerca de la piscina de los Park. Su semblante cambiaba siempre que le hablaban de esa persona, y aún no hallaba la explicación. Tenía la sensación de que algo había quedado pendiente entre ellos, pero se negaba a indagar más en el tema. Se negaba a creer que podía tener algo que ver con ese nerd.

“Estás pensativo, baby. Qué pasó?” le habló tranquilamente el Park, cruzándose de brazos y con la mirada atenta en su amigo.

“Nada” los grandes ojos del rubio se dirigieron a la nada, y YooChun supo que no tenía que seguir preguntando.

Por más que le preocupara, no podía hacer nada más por JaeJoong, si éste no quería contarle lo que pasaba por su mente. Qué más le habría gustado que protegerlo siempre de las cosas malas que pudieran dañarlo, pero como bien dicen, hay que equivocarse para aprender, habían cosas que JaeJoong tenía que aprender solo, aunque sufriera, y él nunca podría protegerlo de eso. Ya se había equivocado una vez con SiWon, y esperaba que no volviera a cometer ningún error así de nuevo, pero en verdad el extraño espacio que le estaba dando JaeJoong a ese nerd en su mente empezaba a preocuparlo.

No lo conocía mucho; de hecho lo único que sabía a ciencia cierta, y que por lo demás había logrado averiguar de la simple observación, es que ese nerd se moría por JaeJoong, pero eso aún no le garantizaba que no iba a hacerlo sufrir. Además estaba el hecho de que JaeJoong no se mostraba muy feliz que digamos cuando le nombraban al de gafas…

Y en cierta manera YooChun creía que todos podrían dañar a su JaeJoong, y que él era el único que podría estar a su lado siempre, sin dañarlo, protegiéndolo y queriéndolo.

El rubio levantó la mirada cuando sintió otras voces aproximarse desde la entrada al patio trasero de la casa, y al momento vio al hermano menor de YooChun, YooHwan, junto con una chica que no recordaba haber visto antes.

“Hwannie~” dijo YooChun con una gran sonrisa, recibiendo a su hermano, siempre comportándose como el hermano mayor amoroso cuando éste estaba con otros, especialmente si eran chicas.

“Hola, hyung” respondió el menor, volteándose luego a mirar a JaeJoong “Hola Jae-hyung~” Y YooHwan, al igual que su hermano, siempre se comportaba amorosamente cuando veía a JaeJoong, sólo en caso de que ganarse a su ‘futuro cuñado’ según sus propias palabras, pudiera ayudarle en algo con ChangMin.

“Hola, YooHwan. Traes visita? Es tu novia?” JaeJoong sonrió mirando a la chica, obviamente sabiendo que probablemente solo era una amiga, pues ya conocía la devoción que YooHwan guardaba por ChangMinnie.

“Que!? NO! Es mi amiga YuNa” dijo la chica, más roja que un tomate, tanto por la tonta idea de ser confundida con la novia de YooHwan, como por tener casi frente a sí a su ‘amor platónico’ YooChun vestido sólo con su traje de baño.

“Sí, claroooo~~” lo molestó el popular rubio, cruzando los brazos frente a su plano pecho, mientras miraba a la pareja con la cabeza algo ladeada “Vengo oyendo esas mismas palabras de la boca de tu hermano desde que cumplimos los catorce. Por ahí ya se habla del encanto Park-conejo” rió entretenido ante la cara de fastidio del player.

“Sí, sí... Por lo menos no me llaman Princesa” alzó ambas cejas, luciendo vencedor ante ojos de todos. El puchero que se asentó en el rostro del rubio fue una clara señal de derrota.

“¡Estás siendo pesado, Chunnie-ah!” reclamó avanzando hacia su mejor amigo con claras señales de hacerlo compadecerse por su desamparada expresión, y que le pidiera disculpas de rodillas por gritar a los cuatro vientos el secreto mejor guardado entre los Kim y sus empleados “Me juraste que nunca lo...”

A la par que el bajito rubio medio lagrimeaba por tocar tan sensible tema, YooHwan miraba de reojo a YuNa, comprobando divertido que parecía tan confundida como su Jae-hyung en baño de hombres. Sin ánimo de ofender, claro está.

“Siempre son así” le aseguró llamando su atención al tocar su brazo. Ella lo observó con duda en sus rasgados ojos “Mi hermano y JaeJoong” aclaró sonriente “No hay día en que no discutan... y a los segundos están tan pegados que parecen siameses”

Su amiga rió, pasándose una mano por su enredado cabello claro cuando la madre de los Park asomó la cabeza por el enorme ventanal de la sala, anunciándoles que servirían el té en unos cuantos minutos.

“YuNa... linda, que sorpresa verte por aquí. ¿Hwannie ha conseguido despegarte de tu laptop?” preguntó cariñosa como siempre, la amable mujer.

“Usted sabe, mejor que nadie, que YooHwan puede llegar a ser alguien MUY persuasivo” se sonrojó la niña, sabiendo claramente la razón por la cual se encontraba allí.

“Solamente le dije que hyun—mmmphhH!”

“No...” una risa nerviosa abandonó la garganta de la pequeña niña “No haga caso a este niño, señora. Sabe que aparte de encantador es algo... ehmm ¿boquifloja?” dejó al menor libre de su agarre, habiéndolo golpeado duramente en la espalda, convencida que no abriría la boca nuevamente para avergonzarla más de lo que ya estaba.

Al parecer era de familia eso de andar contando secretos =_=;;;

“Claro. Mi pequeño bombón” suspiró la señora, consiguiendo sonrojar al chiquitito, que fue el blanco de las burlas de un mojado hyung y su alma gemela. Al parecer luego de un buen empujón, propinado por el rubio, nuevamente habían llegado a ser esa molesta parejita ruidosa.

“Bombón” repitió YooChun, secándose el cabello unos cinco minutos después, aprovechando de molestar a su hermano cuando su madre no estaba presente “Ni bombón, dulce o paleta, ChangMin te hace caso” JaeJoong rió entre dientes mirándose en su pequeño espejo de bolsillo, buscando alguna imperfección en su pálido rostro.

“¬¬ Graciiiiiiias, hyung” masculló el niño, queriendo parecer estoico aún cuando su mayor apoyo se burlara de él “Ya verás, traidora.”

“No seas así, Chun” el rubio dio por terminada su revisión, se pasó un listón por el cabello y se encogió de hombros, caminando hacia la seguridad y calidez del hogar que más de una noche lo había acogido “¿Quieres que comience a hablar de...?” dejó la frase inconclusa, su mirada pícara contrastando al siempre suave JaeJoong y sus ojos desviándose deliciosamente hacia la casa vecina.

Corrió el último trecho que le faltaba para llegar al salón de los Park, huyendo de un poderoso player que tiraba maldiciones por segundo en cualquier idioma que pasase por su cabeza. YuNa prefirió mirarlos de lejos, su platónico amor actuando en plan aniñado era algo que ni su presidenta de club de fans o la última novia que tuvo, nunca lograrían ver. Y ella, gracias a su tormentoso amigo, había tenido oportunidad de presenciar en primera fila.

“Te dije que son un problema -__-” se escuchó decir lastimeramente el Park.

“Me parecen... aún mejor que en la escuela” confesó la niña siguiendo a la pareja dentro de la casa.

“¡No maldigas, YooChun!” la voz inconfundible de su madre, rebotó por la sala.

“AghhHH! ¡Es JaeJoong!”

“¿Tía? ¿Tiene crema humectante?”

¡Princesaaaaa!

YooHwan caminó tranquilamente hacia el interior de la casa, seguido por YuNa, que aún miraba la escena muy interesada. En ese momento JaeJoong subía las escaleras hacia la habitación de YooChun, para poder aplicarse la crema humectante que la madre de Chun le había facilitado, y luego vestirse, mientras YooChun se paseaba cerca de la cocina, oliendo ya el delicioso aroma de los pastelitos que había horneado su madre para el té.

La amable mujer se asomó por la puerta de la cocina, vestida con su delantal impecablemente blanco y sonrió a la chica, a quien ya consideraba casi su propia hija, la que nunca tuvo.

“Necesita que la ayude en algo?” YuNa no esperó respuesta y entró en al cocina a ayudar a la madre de su mejor amigo, en tanto YooHwan escapaba al living, en donde también se encontraba YooChun, revisando unos números en su celular, sentado en el sofá. El menor se acercó a la ventana, para echar un vistazo afuera, cuando un auto deportivo se detuvo en la calle frente a su casa. O más bien, frente a la casa de su vecino. Intrigado, siguió observando, para ver quien bajaba del auto, y se sorprendió al ver a JunSu, con una sonrisa tímida en el rostro, descender del asiento del copiloto, y poco después al popular Choi SiWon seguirlo a la vereda.

Indiferentes a los demás, ambos chicos se quedaron un momento conversando, SiWon apoyado en el auto y JunSu frente a él, riendo nerviosamente mientras decía cosas que por supuesto YooHwan no alcanzaba a escuchar.

“WAAAAAAAH JunSu~! O_o” chilló el Park menor, mirando con ojos muy abiertos la escena que tomaba lugar casi frente a su casa. SiWon, muy seguro de sí mismo, en un movimiento rápido pero firme, había tomado a JunSu de la cintura y lo había acercado a su cuerpo, de modo que sus labios quedasen muy juntos. Las mejillas del pelirrojo se habían teñido de rojo, lo que no impresionó a YooHwan, pues sabía la tendencia de JunSu a sonrojarse, y también sabía por los rumores que Choi SiWon era una especie de placer. Lo que sí le sorprendió fue ver que quien terminaba de acortar la distancia entre ellos fue el mismo JunSu, sin importarle que estuvieran en medio de la calle. Afortunadamente nadie estaba viéndolos, y el auto lograba al menos cubrirlos un poco. Solo un poco.

YooChun, quien se había sorprendido del grito de su hermano, había llegado a la ventana justo a tiempo para ver el beso y, si es que era posible, se había sorprendido aún más. No podía creer lo que estaba viendo; primero, porque no pensó que SiWon realmente fuera a fijarse en JunSu; segundo, porque no podía creer que se estuvieran besando en la calle, y tercero, porque… simplemente porque sí, no sabía como explicarse, pero estaba muy sorprendido.

“Que mier…” murmuró bajito, más para si mismo que para otra persona, y cerró la cortina, impidiéndole a YooHwan seguir viendo.

“ô___ô ¿hyung?”

Luego de cinco minutos de incómodo silencio, solamente cortado por las risas de las mujeres en la cocina y uno que otro alarido de JaeJoong en el segundo piso, arreglándose fieramente para luego salir, el menor de los Park consiguió reunir un poco de lucidez para poder hablar con coherencia.

“Hyung?”

Contrario a su hermano, YooChun había estado mirando la pantalla de la inmensa tv plasma, cambiando de canal cada cinco segundos, y aún cuando parecía interesado y fuertemente enlazado a lo que fuera que estuviera transmitiendo el canal que siguiera en el listado, la verdad es que no podía sacar de su mente lo que acababa de ver.

Fingió no oír al más bajo a sabiendas que ese tono solamente quería pedir respuestas a preguntas que ni el mismo placer había querido plantearse por temor a quedar más en blanco que después de ver a su molesto vecino en tal posición. Tan molesto…

“¿Hyung?” insistió el menor con rebeldía, llegando incluso a levantarse y caer pesadamente a un costado del de sombreros extraños que tuvo que hacerle un espacio para no tenerlo prácticamente sentado en su regazo.

“Dime, Hwannie” cambió nuevamente de sintonía, fingiendo interés por un programa de niños donde enseñaban los nombres de los animales con ilustraciones y sonidos reales.

“¿Qué se siente…?” Ajeno a que su madre andaba revoloteando por el cercano comedor, YooHwan juntó valor y por fin logró verbalizar los deseos que tanto tiempo mantuvo ocultos “¿Qué se siente al besar, hyung?”

La amable mujer se puso tensa al oír, sin querer, lo que conversaban sus hijos. La idea de que su más pequeño bebé había comenzado a sentir curiosidad por aquel delicado tema logró estrujarle el corazón, sin importar que su profesión fuera la de psicóloga y tuviera que tratar día a día problemas respecto a aquel tema.

Saber que YooHwan había crecido, la hizo pensar en su roto matrimonio, en sus rotas esperanzas y en sus rotos sueños de tener cinco varoncitos. Contaba con dos maravillosos hombres a su lado, dos conquistadores Park que día a día se ganaban más suspiros y los amores de varias niñas… pero así como ellos crecían, su madre se encogía de puro miedo a quedarse sola, vieja, triste y abandonada.

Si sólo pudiese conseguir que su Hwannie volviera a sus dulces años de kindergardiano…

Meneando la cabeza, apartó tontas ideas de su cabeza. Recibió con una marcada sonrisa lo que le tendía YuNa y se preguntó tercamente, si sería ella quien había quitado la venda que yacía sobre los castos ojos de su hijo menor.

“¿Qué se siente?” repitió YooChun, sonrojándose suavemente bajo la atenta mirada de su hermano. Reponiéndose, se aclaró la garganta para darse importancia y simulando ser un experto en el tema [lo es], bajo la vista a sus unidas manos “Pues, mi querido YooHwannie, es…” hizo una pausa dramática, ya más repuesto de su anterior sorpresa “una mezcla pegajosa que no te pertenece”

“¡GahH! ¡Qué asco, Chun!” reclamó cierto rubio que bajaba las escaleras rápidamente, encontrándose de golpe con las siempre sabias enseñanzas de su mejor amigo “No le creas, Hwan. Es algo…” pensó unos segundos “pues… realmente exquisito” sonrió “Espera a conocerlo por ti mismo, por ahí dicen que las sensaciones cambian en cada persona y no puedo estar más de acuerdo”

“Gracias, Jae-hyung” sonrojado como un tomate, intentó girar la vista e intentar que a los mayores se les olvidara el tema para evitar la vergüenza del siglo. Suerte que ambos no habían congeniado para comenzar a molestarlo… como siempre =__=;;;

“¿Qué…? ¿Qué demonios le hiciste a tus cejas?” quiso saber, frunciendo el ceño al ver el contorno de aquellas bastante rojas. De pronto, YooChun comenzó a reír como un precioso y molestoso gato Chesire “No me digas que… XD!!!”

“¡NO!” chilló JaeJoong como si la vida se le fuese en ello, colocándose ambas manos cubriendo las delineadas y angostas franjas de cabellos, ambas iguales sobre sus expresivos y grandes ojos.

“Unas horas más y juro que tendría jaqueca día a día” se quejó la señora Park con ambas manos en las caderas y frunciendo el ceño para calmar el escándalo que hacían ambos jóvenes en el salón “Vamos par de payasos, el té está servido… ¿No tenías que irte a las siete, JaeJoong? Pues ya son las siete menos quince… quizás aún puedes comer alguna de las galletas que tanto te gustan”

JaeJoong miró la hora en el gran reloj de la pared y comprobó que, efectivamente, faltaban 15 minutos para que fueran las 7, y tenía que ir a buscar a HyukHo al jardín, como le había prometido.

“Y adonde vas tú, eh?” preguntó YooChun levantando ambas cejas y mirándolo divertidamente.

“Y a ti que te importa?” el rubio le sacó la lengua y luego recibió con gratitud las galletas que la madre de Chun ponía en sus manos para el camino, diciéndole como siempre que estaba tan flaco que iba a desaparecer uno de estos días.

“Necesitas que te lleve?” habló de nuevo el player levantándose del sofá cuando Jae se acercó a él para despedirse.

“No, no te preocupes. Se andar solito” sonrió satisfecho, sabiendo que había dejado con una gran duda a su amigo, y que mañana seguramente le preguntaría a que lugar fue y por qué tanto misterio.

Luego de haberse despedido de todos los miembros de la familia Park, y de la amiga de YooHwan, salió de la casa y se encaminó al jardín del pequeño Jung, haciendo todo el esfuerzo posible por recordar el camino correcto. Le costó encontrar un autobús que lo llevara, desde la casa de su amigo, hasta el jardín del pequeño, pues todas las veces que había ido habían sido desde la misma casa de los Jung, y no desde otro lugar; cuando por fin encontró, gracias a preguntar a una anciana, el autobús correcto, se subió y tuvo que permanecer cerca de la ventana todo el camino, atento a no pasarse de la dirección.

Sólo se tranquilizó cuando vio un parque que le pareció conocido, y un poco más allá una casa que estaba seguro había visto antes, y se bajó del autobús, repasando el recorrido en su mente, el cual le indicaba que, si mal no recordaba, debía doblar a la derecha y ya estaría divisando el pequeño establecimiento. Mientras iba caminando miró la hora en su celular y se alegró que aún faltaran 7 minutos para la salida de los niños, por lo que Hyukie no tendría que esperar en el frío que lo pasaran a buscar.

Al doblar la esquina sonrió de nuevo: ahí estaba la construcción pintada con suaves tonos pastel, y adornada con dibujos de animales y otras cosas agradables a la vista de un niño. En el jardín se divisaban los niños jugando, y a JaeJoong no le costó notar al pequeño HyukHo, jugando alegre con otros dos niños, y sonriendo ampliamente.

Como aún le quedaban 5 minutos, se fue lentamente, y justo en ese momento vio una tienda de dulces, decidiendo entrar a comprarle algo a HyukHo de regalo. Apenas entró una gran paleta de caramelo le llamó la atención, y no tuvo que pensarlo dos veces para comprarla, imaginándose ya la sonrisa que le daría el niño ante el regalo.

Guardó el dulce en su bolso y caminó al jardín, hasta llegar al lado de la blanca reja que separaba el establecimiento de la calle. La parvularia lo reconoció en seguida y sonrió, para luego avisarle a menor de los Jung que alguien lo esperaba. A los 3 segundos Hyukie ya estaba en sus brazos, abrazando su cuello como si en eso se le fuera la vida y repitiendo, con una rapidez impresionante, su nombre en un tono muy tierno.

“Joongie hyung~ Viniste~!” el niño mostró sus blancos dientes en una sonrisa.

“Por supuesto que sí, Hyukie. No te lo prometí?” Jae metió la mano e su bolso y sacó la gran paleta, entregándosela en las manitos del pequeño. “Toma, te traje esto”

HyukHo no cabía de felicidad, y al momento estaba presentándole a sus amigos al mejor amigo de su YunHo hyung, diciendo mil maravillas del rubio, como si fuera también su hermano.

“Ya tenemos que irnos, Hyukie” le recordó el rubio, algo avergonzado de tener la atención de aproximadamente 12 niños, que lo miraban fijamente y con admiración.

“Pero Joongie-hyung…” hizo pucheros el pequeño, tironeando lastimeramente de la manga del finísimo sweater morado, que modelaba esa tarde el mayor “YunHo-hyung aún no llega” frunció sus pequeños labios y estiró los brazos para ser alzado.

Resoplando con suavidad, JaeJoong se agachó y poniéndose a su altura, se dedicó a pellizcar las redondas mejillas del niño que sonreía al haber conseguido que su rubio hyung esperara a su hermano.

“Eres muy consentido~~” canturreó JaeJoong, mientras varios niños se despedían de él besando babosamente sus mejillas, aún algo fascinados por la apariencia casi irreal y la voz tan melodiosa de aquel joven que había ido a recoger a su compañerito HyukHo.

“Ni lo imaginas” replicó alguien a sus espaldas profundamente, consiguiendo que al rubio-dorado se le erizaran los cabellos de la nuca, al reconocer quien era, sin siquiera voltear a mirarlo “Te ha hecho venir a recogerlo, sabiendo que vives lejos de aquí”

“Mmmm~ pero Joongie-hyung no se ha quejado” el pequeño kidergardiano miró a su hermano con ojitos de cachorro lastimado, estirando los brazos hacia él para que lo elevara “Además, Joongie-hyung estuvo de acuerdo en venir contigo a buscarme… por algo son mejorísimos mejores amigos” dio por concluida su explicación, como si todo fuera demasiado obvio para él y su madurez de cuatro añitos.

“¡Oh, Hyuk--!”

“No te preocupes. No me quedaba tan lejos, sólo debí tomar un bus y me dejó a dos cuadras” JaeJoong interrumpió con toda la imponencia que pudo el supuesto reclamo/regaño que le daría el nerd al pequeño niño que veía las cosas aún en su burbujita de cristal “Aunque quizás debí avisarte para que tu no vinieras”

“Es mi hermano, por lo tanto mi responsabilidad” contestó el más alto arreglando la ropita del niño, rodeando su cuello con la tan conocida bufanda roja, que disgustaba al menor de los Jung “No tenías porque venir… no debías” siguió insistiendo, sonrojado cuando su mirada se encontró con los ojos negros, grandes y redondos del popular, siempre tan hondos y misteriosos.

“¿Cuánto tiempo más pretendes seguir disculpándote?” el tono usado por su BooJae, logró hundir un poco más en la vergüenza a YunHo. Los más cercanos a JaeJoong sabían que no era la persona más paciente del mundo, pero había ciertos factores que lo llevaban a perder la paciencia aún más rápido de lo normal… y al parecer, esa enfermiza actitud sumisa y recatada de cierto nerd era una de ellas “Digo… podríamos comenzar a andar, ya ni niños quedan por aquí” señaló alrededor con su mano derecha alzada, logrando que su bolsito rosa resbalará de su hombro y lograra detenerlo en el ángulo del antebrazo.

“Buen--…”

¡Uhhh!, rabió interiormente, sin ser capaz de comprender la razón de su mal humor… si es que podía catalogarse de esa forma, el fuego que lo recorría de pies a cabeza y las enormes ganas de darle un buen golpe al joven que usaba lentes de montura cuadrada que estaba frente a él con su hermano en brazos, aún batallando por ponerle la molesta prenda al pequeño.

“¡Nooooo!” bramó de mala manera el popular, quitándole de las manos las cosas que abrigarían al infante “¡Así no!” rugió, alistando a HyukHo para la vuelta a casa calientito y seguro.

Su enojo pareció esfumarse cuando vio la sonrisa pegajosa del niño pelicastaño y casi asustado, recordó el dulce obsequio que tenía para él. Hurgó dentro de su bolsito por él, sorprendiéndose al hallar su perdido delineador de ojos entre la serie de revistas que tenía ahí, pero finalmente dio con lo buscado y lo presentó frente a los ojos del niño casi como una madre orgullosa haría.

“¡Oooooooooooooohhhh, Joongie-hyung!” chilló el niño recibiendo la enorme paleta con los ojos brillantes por la emoción. Al instante se giró a encarar a su hermano, luciendo tan animado que el alto estudiante de la Evergreen debió dar un paso atrás para mantener el equilibrio “¿Puedo, puedo, puedo, puedo?” imploró, desenvolviendo con dedos torpes ansiando probar el enorme dulce color burdeo.

“Sólo un poco… debes tomar tu leche al llegar a casa” le recordó YunHo, ayudándolo a quitar el papel de lindos colores.

Mientras HyukHo lamía su paleta, que resultó ser más grande que su carita, el nerd comenzó a andar lentamente… un paso, dos, se detuvo, retrocedió uno, dos, tres pasos… y JaeJoong, debió fruncir el ceño, retocado esa misma tarde en casa de YooChun.

Aunque en otro momento esa extraña invitación le hubiese parecido divertida, en esos instantes le pareció patéticamente estúpida. Y todo parecía tan confuso, aún cuando le sonreía a Hyukie, aún cuando evitaba mirar y platicar con su hermano mayor. No le parecía lo mejor acompañarlos hasta su casa, no le parecía lo mejor seguir caminando junto al nerd, pero por alguna razón desconocida lo hizo… e incluso, llegó a estar de acuerdo en ir con ambos a dar una vuelta al parque que quedaba a mitad de camino.

HyukHo no pudo estar más feliz.
Y YunHo, más incómodo.

Después de caminar solo unas cuantas cuadras, llegaron al dichoso parque, y HyukHo, luego de entregarle la paleta a su hermano para que la guardara en su envoltorio, corrió a jugar en el trampolín, dejando a los dos mayores solos.

JaeJoong se acercó a una banca y se sentó, sin despegar la vista del pequeño que jugaba; ésta le parecía una situación incómoda… Con cualquier otra persona no le costaba mostrar su lado interesante, pero con éste chico no sabía qué decir, y siempre sentía que su humor cambiaba peligrosamente, de bueno a molesto.

“No es necesario que te quedes, tal vez tengas cosas que hacer. Hyukie entenderá” dijo tímidamente el moreno, sentándose al lado del rubio.

“Si quiero quedarme, me quedaré, ok?” sin quererlo, JaeJoong sonó un poco más descortés de lo que esperaba, pero no podía evitar esas ácidas respuestas, no con este chico.

Un pequeño silencio se hizo presente, solo interrumpido por el ruido de los autos que pasaban por la calle cercana, o las risas de HyukHo. Luego, juntando toda la fuerza que podía considerando que estaba junto al amor de su vida, protagonista de sus sueños y de sus alucinaciones, habló.

“He hecho algo más que te desagrade, para que te sea tan molesto estar conmigo?” Sólo cuando las palabras salieron de su boca se dio cuenta del tono desamparado que había usado; como si estuviera mendigándole amor al popular, y se apresuró a mirar a otro lado, para que JaeJoong no viera su aproblemada expresión.

JaeJoong sinceramente no supo como reaccionar a eso. Sabía que había sido desagradable con él, sin motivo aparente, pero no se esperó que el nerd se lo cuestionara. Y de hecho, ahora se sentía u poco mal por eso.

“No importa. No tienes por qué contestar” dicho esto, YunHo se levantó del asiento y caminó donde su hermano, sin voltear atrás, pero con el ánimo por los suelos.

Nunca había pasado por su mente dirigirse con esas palabras a Kim JaeJoong a.k.a. su único amor; sino que había practicado centenares de veces los más tiernos poemas y canciones de amor para recitarle cuando obtuviera su atención fija en él… aunque fuese de algún modo un mal tipo de atención como era este caso.

Definitivamente NO era lo que creía, se dijo YunHo alzando a su revoltoso hermano de un aventón, repitiendo una y otra vez en su cabeza la especie de reclamo que había hecho al rubio dorado. ¿Qué pensaría ahora JaeJoong de él? Bueno… siendo positivos de que el KingKa dedicara aunque sea un pensamiento hacia su persona.

Resopló algo abatido mientras caminaba hacia la salida más cercana del parque, de alguna forma las luces de los faroles más lúgubres y tenuemente tristes a su paso. No quiso volver la cabeza y encontrarse con la banca azul oscuro vacía donde ya no estaría más su idolatrada obsesión, seguramente caminando de vuelta a su hogar completamente ofendido por su insolencia.

“¿Y Joongie-hyung?” ingenuamente el niño le sonrió abiertamente mostrando su dentadura infantil con un colmillo faltante, lo que lo hacía lucir ingenuamente angelical “Awww~~ ¿qué tienes ahí Joongiiiiiiiiiiiiiiiiiie-hyung?” cantarinamente el pequeño alargo las palabras mientras, asomado sobre el hombro fuerte de su hermano mayor, intentaba alcanzar lo que sea que estuviese utilizando el Kim en ese momento.

YunHo dio un respingo tan notorio que JaeJoong rodó los ojos a sabiendas que el nerd no podía verlo. Tomó la manito pequeña del infante y dándole un beso cariñoso en la mejilla, dejo en su poder su diminuto espejo rosado.

“Solamente veía que todo estuviese en su lugar” le sonrió ajustándose el abrigo color vino cuando una ventisca los golpeo de frente.

“hahahahaha~~ como si se te fuese a caer la nariz Joongie-hyung xD” y su risa contagiosa y aguda, logró hacer que el KingKa se carcajeara serenamente.

“Mira a tu hermano, HyukHo. Pareciera que se ha pegado la boca, los ojos y ese lunar horrible con pegamento más de una vez”

YunHo abrió los ojos más de lo normal ante el comentario, y le costó un segundo registrar el dolor ante esas palabras. Realmente a JaeJoong le parecía tan horrible? Era cierto que comparado con el rubio platinado, cualquiera era poca cosa, pero nunca pensó que su apariencia llegara a ese extremo de… fealdad?

“Ahahaha” HyukHo se rio del comentario de Jae, y su corta edad no le permitió captar la atmosfera de frialdad que había tomado lugar entre los dos mayores.

YunHo continuó caminando de vuelta a su casa, aferrado a su hermanito menor e intentando ignorar, por primera vez en su vida, a la persona que más adoraba en el mundo. Y a pesar de que caminaba a paso rápido, contra el frío de la tarde, el rubio seguía detrás de él, insistentemente; en cualquier otra ocasión habría estado feliz de tener a JaeJoong siguiendolo, pero en esos momentos, sentía que tenerlo cerca sólo le causaría más dolor.

“Joongie hyung, vas a cocinar algo delicioso de nuevo? Sisisisiisisi???” el pequeño habló usando su tierno tono de voz, y YunHo solo pudo pedir en su mente que Jae tuviera algo más que hacer.

“Claro. Ojala a tu hermano no le moleste” dijo el rubio, con la voz cargada de ironía “Además, es tiempo de que comas algo decente, Hyukie, pues no creo que tu hermano sepa hacer mas que un huevo frito”

HyukHo río de nuevo, y entonces el de lentes sintió sus ojos arder. No se consideraba alguien débil, pero se sentía tan frustrado… pero en lugar de responder algo, solo guardo silencio un momento, y luego agregó, con la voz ligeramente rasposa por e nudo en su garganta. “Tienes razón. Hyukie se merece algo mejor” Y siguió caminando, sin voltear, manteniendo su expresión neutral.

JaeJoong sabía que estaba siendo cruel, y no podía evitarlo. Le molestaba inexplicablemente que ese nerd soportara todas las pesadeces que le estaba diciendo.

D: No hay más

7 Comentarios:

  1. Anónimo1/21/2011

    TT^TT

    se sabe la razon x la q la autora lo dejo??

    realmente era un fic interesante u.u

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  2. es una lastima que la autora pero seria genial que algien continuara es muy buena

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  3. amo este fic <3, siempre será uno de mis favoritos, recuerdo que fué de los primeros que leí de este fandom y me inspiró para escribir mis propios fanfics ;_; muchas gracias a las autoras por tanto tiempo y esfuerzo que le dedicaron, es una lástima que no pueda continuar pero siempre quedará como un bello recuerdo <3!

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  4. Anónimo1/24/2011

    buuuu cuando se estaba poniendo mas interesante T-T queria seguir leyendo. ni modo tendre q inventarme yo lo q sigue

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  5. wuuaaaa en verdad es una lástima que el autor no haya continuado con este fic, en serio esta super interesante.

    Me hubiera gustado saber que pasa con cada personaje de la historia.

    de verdad me da mucha tristeza que no lo continue, sin querer al estarlo leyendo se fue convirtiendo en uno de mis favoritos y me tendré que quedar con las ganas de saber que pasa al final.

    al igual que Anonimo me imaginaré lo que pasa, aunque es dificil porque desafortunadamente no tengo la mente tan buena como para imaginarme una historia tan padre como esta.

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  6. suemita2/26/2012

    por que no la siguen ay esta ermozo

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  7. Lolicientha2/12/2013

    Ha sido mi favoritoo y normalmente no tengo fanfic favoritos TOT

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