KINGDOM TVXQ!

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Arualthings

Middle Of Nowhere cap 2


YunHo se miró en el espejo del baño de su casa y sólo le devolvió la mirada un típico adolescente que nunca ni en un millón de años podría llamar la atención de otros hombres. Si tenía suerte quizás alguna niña caería por él este año como nunca sucedió en los anteriores, pero mejor ni alucinar en que su BooJae lo miraría con otros ojos.

O bueno... mejor no alucinar en que sus hermosos ojos se dirigieran hacia él alguna vez.

Cansado lanzó un suspiro tomando algo de crema para afeitar y repartirla por sus ásperas mejillas para ir presentable a Evergreen High School, pues no quería tener problemas luego con el inspector al catalogar su presentación como desaseada o infrecuente. La navaja sobre su piel morena se deslizó con maestría mientras sus ojos no perdían vista de por donde más debía pasar el objeto. Al terminar lavó su rostro con abundante agua y se perfumó con algo de Calvin Klein.

Dándose una última mirada, se arregló el mojado cabello y bajó corriendo las escaleras de su humilde, pero no desarreglada, casa familiar. Saludó de un beso a su madre y alzando a su hermano pequeño en brazos emprendió el camino hacia la sala cuna, a unas cuadras de su residencia, donde siempre debía quedarse el niño de grandes ojos chocolate, pues su madre debía trabajar todo el día para darles el limitado sustento económico que los mantuviera todo el mes. Esta era una de las razones por la cual YunHo se esforzaba el doble que cualquier otro estudiante.

Luego de dejar a su hermano en la sala cuna, y caminar solo unos pasos hacia la parada del autobús, donde se encontraban ya varios estudiantes, lo vio. Allí estaba, como todas las mañanas, esperando el autobús con los demás estudiantes. YunHo siempre se preguntaba por qué, si su familia tenía tanto dinero, JaeJoong no tenía auto para irse al colegio… Pero por otro lado, así tenía más oportunidades de verlo.

Nervioso caminó hasta situarse cerca del rubio, quien miraba a la nada con su bolso rosado puesto y algunos libros en la mano. Libros que, al acercarse, se dio cuenta de que no eran libros escolares sino novelas. Interesante… Al menos sabía otra cosa acerca de su amor platónico: le gustaba leer.

Algunas chicas conversaban animadamente a unos pasos de YunHo y JaeJoong, mientras chicos de cursos menores jugaban con una pelota, dejando tiradas sus mochilas en el suelo. Una musiquita sonó cerca de YunHo, y al momento JaeJoong sacó su celular de su bolsillo, mirando fijamente la pantalla antes de contestar.

“Hola…?... Si…… Mmmm……. No sé…….(voz coqueta, mientras jugaba con un mechón de su rubio cabello)… De todas maneras el autobús ya está a punto de pasar…….. Cuanto?...... Ok, pero no te aseguro nada… Byebye~”

Una vez que el chico guardó de nuevo su celular en su bolsillo, YunHo aún seguía con el ceño fruncido. Con quien hablaba su JaeBoo? Seguramente con ese tonto SiWon…

Tan absorto estaba en maldecir a Choi SiWon, que no se dio cuenta cuando un auto deportivo último modelo se estacionó cerca a la parada del autobús, y el mismísimo SiWon apareció en el asiento del conductor, mirando a Jae con su típica sonrisa de playboy.

“Vamos…?” le dijo, indicándole que se subiera.

JaeJoong sonrió ligeramente, pero no dio ni un paso. Jugó unos segundos con su cabello, y luego miró calle abajo, en donde el autobús escolar se acercaba.

“Lo siento, SiWonnie… Casi llegas a tiempo…” le dijo guiñándole un ojo y caminando para seguir a los demás chicos de su escuela para subir al vehículo escolar.

YunHo miró atónito la escena, celebrando interiormente al ver la expresión de SiWon, y luego caminó siguiendo a su amorcito, sin poder evitar girar un poco la cabeza y mirar con una expresión de victoria, que no era suya, en la dirección donde estaba el KingKa maldiciendo por lo bajo el no haber sido lo suficientemente veloz para recoger a quien lo ponía a mil con tan sólo una miradita de su parte.

JaeJoong, mientras tanto, se había ubicado como siempre en el séptimo asiento junto a la ventana de la corrida derecha, y como cada día, YunHo pasó por su lado, con la cabeza gacha intentando ocultar sin remedio sus rojas mejillas y ubicándose después en su lugar cercano al pasillo de la décima fila. Así podía ver uno y cada uno de los movimientos del etéreo rubio, siempre fijos sus hermosos ojos en el paisaje que se le mostraba e ignorando el bullicio que creaban los demás estudiantes alrededor.

El viaje fue corto, no más de siete minutos, y ya el chofer estaba detenido frente a la enorme entrada de Evergreen donde estudiantes de distintos grados entraban corriendo, cabizbajos, en grupo o simplemente solos leyendo apuntes que llevaban en sus manos.

YunHo siguió de cerca de su rubia fantasía y saludó a unos cuantos del taller de química cuando subió las escaleras hacia el segundo piso donde estaba su salón/laboratorio que usaban en horas de biología celular, como bien le informó un pequeño y resumido programa escolar cuando le echó un vistazo para asegurarse de su localización. Pero... Imposible que BooJae se equivocara en algo. Cuando aquello sucediera, el castaño estaba seguro que algo debería haberle hecho él (léase: hablarle y/o confesársele).


“YunYun~~” no lo vio venir y tropezó cuando un pesado mejor amigo pelinaranja saltó a sus brazos siempre tan efusivo al saludarlo “Asuu! Ayer no me llamaste como siempre” lo sujetó con vigor, apretándole el cuello con sus delgados brazos, pero con una fuerza tal, que logró dejarlo sin respiración unos segundos “¡Debía contarte tantas cosas Yun!”

“...”

“Ese tarado de SiWon se atrevió a ir a la empresa de mi padre” pensó un momento dando un grito sordo cuando notó el estado en que tenía a su compañero “¡YUN! ¡¿Por qué no avisas, ah?! ¿Crees que soy adivino?” mientras manoteaba frente a su rostro, en un vano intento de devolverle el aire robado segundos atrás “¡Ay! Si te mueres será culpa de ese descarado, cara de bufón, sonrisa de Garfield...”

“¡Que bonito, qué bonito!” una voz varonil resonó con imponencia en el estrecho corredor, llamando la atención del grupito de niñas reunido allí y de uno que otro joven que esperaba el comienzo de la clase “Pero... uh!” el joven Choi se detuvo frente a HeeChul entornando levemente los ojos y mirándolo con desdén desde la seguridad que le otorgaba su altura “En realidad Kim HeeChul. No sé... Me da lástima que tu familia gaste dinero en ti cuando lo mala clase nunca se te quitará. Es como que de una vez por todas acepten que eres parte de la escoria de la sociedad y por más lujos que te den, más dinero, más clases de francés, nunca, nunca tendrás la fineza de un verdadero caballero” lo pensó un momento “ó la de una dama, en tu caso”


HeeChul tenía el rostro coloreado casi cómicamente. En otro caso, YunHo, habría reído sin parar de él, pues el matiz entre su cabello y su piel era algo para no olvidar, pero en este caso se sintió tanto o quizás más azorado que el mismo humillado. No debía ser el genio que era para descubrir que entre líneas SiWon había restregado frente a su cara el hecho de que él venía de una familia con mucho dinero, no como él que estaba en ese colegio sólo gracias a una beca.

Tomó la mano de su mejor amigo y tironeó de él hacia el salón que había sido abierto por el conserje, que entre palabras de disculpas se dedicaba a arreglar las persianas y limpiar la pizarra para un nuevo día de clases. Entrelazó sus dedos apretando con fuerza la mano ajena y no la dejó ir aún cuando estuvieron sentados y a segundos de que el maestro llegara.

Comenzó a liberar su ira acariciando con su pulgar la pálida piel del otro, y se relajó cuando pudo ver que las comisuras de los labios del otro lentamente se elevaban, por más que intentara impedirlo.

“¿Qué es tan gracioso, Chul?” preguntó atrayéndolo mediante su unión, chocando sus frentes al no calcular el poder de su fuerza “¡Ouch! Creo que deberé contradecir las palabras de ShinDong cuando dice que tienes la cabeza hueca. A mi me parece bastante sólida” tocando con su índice la zona dañada en el impacto.

“No seas niñita” masculló el pelinaranjo enterrando sus largas uñas en la mano de YunHo, que aún no lo soltaba “Además...” y otra vez aparecía esa sonrisita maligna que enviaba escalofríos por la espalda al más estudioso.

“¿Qué cosa?” su respuesta fue sólo una versión femenina de las muecas sonrientes de SiWon “HeeChul...” amenazó carraspeando con dureza demostrándole que también podía jugar al machito.

“Jaecito te está mirando”

Oh oh, fue lo único que atravesó la mente del joven Jung, al sonrojarse aún antes de que las palabras salieran de los labios del más loco.

Lentamente subió la mirada, recorriendo casi con miedo la sala de clases, hasta que por fin sus ojos se posaron en el rostro de ese rubio que le quitaba el sueño. Los ojos de JaeJoong estaban fijos en las manos entrelazadas de YunHo y HeeChul, con una expresión de genuina curiosidad.

YunHo podía sentir como leves gotas de sudor rodaban por los bordes de su cara; iba a soltar la mano de HeeChul, pero el agarre que el pelinaranja tenía se hizo aún más fuerte. Incrédulo se volteó a ver la expresión de su amigo, encontrando una sonrisa maligna en sus labios, y su mirada fija en el rubio.

Hay Dios... Por qué justo cuando obtenía la atención de Kim JaeJoong, era de esta forma? Ahora JaeJoong pensaría cualquier cosa de él! Varios estudiantes que entraban a la sala en ese momento se quedaban parados tratando de averiguar qué era lo que llamaba la atención de Kim JaeJoong, y pronto descubrían a los dos chicos tomados de la mano: HeeChul con mirada desafiante, YunHo rojo como un tomate.

Justo cuando pensaba que nada podía ir peor, SiWon apareció detrás de su rubio, y pasó un brazo sobre sus hombros, llamando su atención, a la vez que dirigía una sonrisa burlona a HeeChul.

El profesor entró a la sala, dejando las cosas sobre su escritorio, y miró con odio a SiWon y JaeJoong, esperando que se sentaran, pero sin llamarles la atención.

“Ay, Yun... estás sudando como caballo al sol...” murmuró de pronto HeeChul, soltando la mano de su amigo cuando ya todos los estudiantes habían tomado asiento “Viste su cara? Estaba en shock” En su rostro aún se veía esa expresión de malicia.

YunHo no dijo nada. Sólo quería que se lo tragara la tierra. Toda la clase murmuraba cosas acerca de ellos dos, y algunas chicas se daban vuelta en sus asientos, esperando ver aún las manos entrelazadas de sus dos compañeros.

“Son tan lindos~”

“Siempre andan juntos, era obvio que se gustaban! *O* ”

“Awww~~~”

...Y realmente deseaba poder quedarse sordo en ese momento, para no tener que oír todos esos comentarios...

YooChun entró tranquilamente al salón, luego de despedirse guiñándole un ojo a una niña de un curso menor. Como si estuviera en su casa caminó hasta su asiento al lado de JaeJoong, sin prestarle la menor atención al profesor.

“JaeJoongie~” dijo mirando a su amigo al lado, tratando de llamar su atención “Qué tanto murmuran todos?” El recién llegado miró alrededor, notando como la mayoría de sus compañeros estaban notablemente distraídos con otra cosa “Qué me perdí?”

“No mucho” respondió el rubio “Hablan de ese Kim HeeChul y su amigo... no se como se llama... “ por un momento pareció pensar, buscar en su memoria a ver si alguna vez había escuchado el nombre del niño de gafas, pero cuando la respuesta no llegó, agregó “Como sea, al entrar a clases estaban tomados de la mano, así que todos creen que son novios”

YooChun miró muy atento a su amigo, luego volteó el rostro un poco, para ver al nerd con el excéntrico. De verdad no creía que algo pasara entre esos dos... Después de todo, el de gafas desde siempre había tenido sus ojos en su rubio amigo...

“Y tú qué crees?” le preguntó distraídamente.

“No sé, no me interesa. Kim HeeChul puede meterse con todos los chicos que quiera, pero nunca tendrá mi popularidad” el rubio mostró una sonrisa complacida, una sonrisa de ‘Yo soy dueño del mundo’, a lo que su amigo sonrió del mismo modo.

“¿Y SiWon?” JaeJoong alzó un ceja perfecta, preguntando con la mirada a qué punto quería llegar el mayor de los hermanos Park “Me refiero a Choi SiWon, Jae. ¿Cómo van las cosas? ¿Se ha acercado a ti? ¿Te ha invitado a salir? ¿Te tocó? ¿Quis--?”

“¡YooChun!” lo regañó, deteniendo su última pregunta “Evita poner la palabra tocar, besar, abrazar y relacionados junto a su nombre. No es cómodo que me preguntes tales cosas” declaró bastante molesto apoyando ambos brazos en la mesa oyendo distraídamente la voz del maestro que hablaba sobre células pluri y multipotentes.

“Oh, pero si mi princesita se ha enojado” lo molestó un poco pinchándole las costillas con su dedo índice juguetonamente “¡Yo!” hizo drama “Tu único y leal bufón” acarició su pierna suavemente, recibiendo un manotazo como respuesta.

“No me toques” ni se molestó en mirarlo.


Haciendo un tierno puchero tenía la vista fija en la lámpara que se movía lentamente por el barullo que tenían los estudiantes del piso superior. Acarició sus suaves mejillas y colocó su mentón en la palma derecha balanceando, aburrido, su cabeza de izquierda a derecha al compás de las palabras que recitaba el maestro sobre la mórula y blástula.

Aburriiiiiiiido, pensó cruzándose de piernas y vio que la niña, sentada frente a él, necesitaba urgentemente un salón de belleza. Debería ser pecado andar con las puntas partidas y una raíz de casi un kilómetro paseándose libremente por ahí. Arrugando la nariz, desvió sus preciosos y delineados ojos hacia la derecha donde Micky garabateaba palabras de disculpas en una hoja de cuaderno. Lo miró con expresión suplicante, y Jae estaba seguro de regalarle una sonrisa, cuando una mano experta y cálida se había colado bajo su sweater acariciando la piel de su estómago de forma candente.

“NO.me.toques” advirtió quitando la intrusa y apretándola de paso “¿Acaso no entiendes?” lanzó un grave sonido que demostraba su rabia en aquellos momentos ”Quizás aún no comprendes el lenguaje que se habla aquí, entonces en inglés sería: ¡Don’t touch me, you pervert!

“¡Vamos, Joongie! Lo de pervertido está demás” sonrió acomodándose su elegante gorro gris “Ha mejorado tu pronunciación, baby” guiñándole un ojo, hizo de su boca una trompita y le lanzó un beso volador “Me gustaría saber que tanto se ha flexibilizado esa rosadita lenguita” movió las cejas de arriba hacia abajo con una velocidad alarmante, que sólo consiguió sonrojar más al rubio.

“¡Ughh, YooChun!” volvió a gritar, sólo que ahora llamó la atención de unas cuantas personas a su alrededor, incluido el tan respetado y sabiondo maestro.

“¿Algo que aportar sobre los genes codificantes, Señor Kim?” Y ese era uno de los pocos, por no decir único profesor, que se atrevía a pedir atención de parte de todos sus alumnos, incluidos los más ricos del aula.

“Nada” contestó con soberbia, rodando los ojos cuando el mayor cerró su libro con fuerza contenida al no poder hacer nada más que aguantar la rebeldía y malos modales de su alumno.

“Clase acabada. Quiero un reporte de 3 hojas para mañana a primera hora, sobre la materia que vimos y no alcanzamos a ver hoy” mientras guardaba sus cosas con rapidez, ordenándolos en su maletín negro “Cualquier duda... acérquense al Señor JaeJoong, supongo y no tendrá problemas en ayudarlos”

“Ninguno” y en menos de dos segundos estaba rodeado por las chicas del salón que exigían su ayuda para terminar su tarea “¿Chunnie?”

“...” las mujeres seguían hablando sin parar sobre esto y aquello, sin notar ó sin importarles que el dorado no les prestaba atención y pellizcaba con fuerza el brazo de su mejor amigo.

“¡¿Chun?! ¡YOOCHUN!”

“¡Hey, baby! Hay Micky para todas” al ver el semblante del otro se apresuró a corregir “y para ti. ¿Qué quieres?” le dio su mejor sonrisa, de reojo viendo la intensa mirada del frustrado maestro y la disimulada de aquel nerd amigo del otro Kim.

“Como sea...” se levantó de su asiento, apartando a la multitud de personas que se amontonaban alrededor de él, y salió de la sala, con su bolso rosado al hombro. SiWon lo siguió con la mirada, y luego de unos segundos decidió seguir al rubio, aprovechando que por alguna vez no estaba pegado a su arrogante amigo Park YooChun.

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Las clases de ese segundo día fueron aún más lentas de lo habitual, ya que ese día justamente les había tocado con dos de los profesores más aburridos: el profesor Park, de Biología, y la profesora Lee, de lenguaje. Y para colmo, ese día tenían Gimnasia, pero como era la primera clase, se dedicaron sólo a conversar, mientras les hacían las revisiones de cada año: estatura, peso, grasa corporal, reflejos.


YunHo cerró sus libros y cuadernos y los guardó en su mochila, con una expresión de sumo cansancio.

“Y? Vamos a mi casa o no?” dijo HeeChul rodeando el cuello de su amigo y apoyando su mentón en el hombro del otro. Los estudiantes que aún estaban en la sala los miraron interesados.

“Vamos a alguna parte?” la voz de ShinDong, quien venía con JunSu, se hizo escuchar.

“Si! A mi casa, a des-estresarnos!”

“Yo no, Chul... ya te dije que mañana tenemos el examen del profesor Lee... y no pretendas que lo olvidaste, porque la fecha está fijada desde el último día de clases del año pasado” cada vez YunHo se oía más molesto. Nada de lo que realmente quería le salía bien...

Además... el profesor Lee era conocido por ser muy exigente en su asignatura, Física, y todos los años hacía un examen en la primera clase, para ver si los alumnos aún retenían la materia del año anterior en la cabeza. Y YunHo siempre obtenía la mejor calificación en ese examen, todos los años, y este año no sería la excepción.

“Pero YunYun... va a ser una pequeña reunioncita... quizás hasta nos puedes ayudar un poco con el examen...”

“No te creo, Chul. Tu no estudias, por qué empezarías a hacerlo ahora?” frunció el ceño mirando a su amigo.

“Porque te quiero?” plantó un sonoro beso en su mejilla, aún abrazado a su cuello.

“No, Chul... de verdad, estoy cansado. Sólo quiero ir a casa...”

Un poco decepcionados los chicos aceptaron la excusa de YunHo, y juntos salieron de la sala hacia sus casas. JunSu, ShinDong y HeeChul se despidieron para ir a la casa del último, y YunHo siguió solo hasta la parada del autobús

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En la lujosa mansión de los Kim, JaeJoong escuchaba música en su ipod, acostado en su cama y mirando el techo. Tenía que estudiar para el examen del profesor Lee, pero no lograba concentrarse. SiWon le había invitado a su casa a ‘estudiar’, pero siguiendo los consejos de su amigo YooChun, declinó la oferta. Mejor seguir dándole esperanzas, y sólo eso a Choi SiWon.

El ruido de la puerta de entrada llegó a sus oídos, y luego de unos minutos escuchó los pasos de su hermano entrar a la habitación contigua.

“ChangMinnie~” dijo entrando despreocupadamente a la habitación de su hermano, quien aún tenía su mochila del colegio al hombro, y un sandwich en la mano.

“¿Qué pasa, hyung?” el menor dejó sus cosas a los pies de la cama y dando unos saltos graciosos apretó el botón de power de su computadora personal, que estaba cómodamente ubicada en un gran escritorio color negro con vista al inmenso patio de su hogar. Esperando que el sistema operativo se actualizara rebotó hasta su cama cayendo de espaldas y recibiendo, con una gran boca, todo su pan que tragó al instante.

“iuuuu! >.< ¡ChangMin!” hizo un sonido de asco y le llamó la atención por tener tales modales en su forma de comer. Cuando por fin vio rasgos de arrepentimiento en las tiernas facciones del otro, junto sus manos sobre el regazo y le dio su mejor mirada de niña-indefensa “Minnie-ah!” lo llamó lentamente. El miembro ejemplar del club de química quedó estático frente a su computadora, mientras miraba la pantalla de color negro como si fuera la cosa más interesante de por ahí. Tragó en seco, sus largos dedos tiritones moviéndose sobre las teclas marcando más de una vez algún código de seguridad mal. Y es que, cuando JaeJoong se ponía así, nada bueno podría suceder. Sin lugar a dudas quería algo y ese algo, sería muy difícil de conseguir. Haciendo de tripas corazón, dejó que sus especiales archivos continuaran descargándose y se giró a ver a su hermano mayor, aún con algo de miedo. Sobre todo, cuando sus enormes ojos lo miraron con fijeza, desarmando cualquier plan que hubiese tenido en mente para escapar de lo que le pediría. “¿Qué... qué quieres Jae-hyung?” “Oh, Minnie-ah! ¿Por qué piensas que quiero algo?” lo miró fingiendo sorpresa, incluso algo de molestia “¿Acaso no puedo venir a ver a mi pequeño hermanito? ¿Pasar tiempo junto a ti? ¿Niegas a tu propio hermano, carne de tu carne, sangre de tu sangre?” y como bien sabía ChangMin, la salida con lágrimas en los ojos, también era incluida en el drama que estaba montando “Pero, ¿sabes qué? ¡No importa! Puedo ser feliz sin ti, pero sin mi tu no lo serás” se acercó a la puerta con pasos rápidos volteando a mirarlo con la mano en la perilla “Nunca olvides que tienes un hermano que te ama, ChangMin-ah!” y salió dando un portazo. “¡Joongie!” dando un largo y hondo suspiro, se arrastró hacia la habitación contigua, golpeando con sus nudillos la puerta que tenía una placa con el nombre de JaeJoong en tono rosado princesa “¿Hermano?” entró lentamente, cerrando tras de sí. Se acercó corriendo a la figura del mayor, que yacía acostado en la cama boca abajo, sollozando “¡Jaecito-hyung! Yo también te quiero, pero no puedes negar que querías algo” besó su nuca, apartando algunos cabellos rubios que reposaban ahí “Vamos, sólo dime y ChangMin lo conseguirá para ti” acariciando su estrecha espalda, hablando suave para él.

“Necesito ayuda para el examen de mañana, Min” y casi irrealmente, el Kim mayor se había sentado en su cama, sin ninguna lágrima en sus ojos y luciendo tan espectacular como siempre “Ya sabes... esa materia física” poniendo en las manos de su hermano, su cuaderno que tenía medios apuntes y el arte patentado de YooChun.

“Hyung...” observó las fórmulas, ejercicios y párrafos con la mitad de las explicaciones “Soy dos cursos menor ¿No debería ser yo el que te pidiera ayuda? ”

“¡Ay!” lanzó un gritito agudo rodando los ojos “Yo me llevé la belleza, tu te quedas con... el resto” sonrió coquetamente, batiendo las pestañas mientras tomaba la mano más morena entre las suyas “juro que si me ayudas, no les digo a los papis que ves porno”

“¡NO veo... eso que dices, JaeJoong!” todo sonrojado, el más alto quiso defender la poca y nada dignidad que le quedaba luego de caer en los viejos y sucios trucos de su hermano “Además” lo miró furioso “¡Es chantaje!”

“¿Me estás llamando chantajista?” los ojos se le pusieron vidriosos y agachó la cabeza de tal forma que su mentón casi tocaba su pecho “No importa, vete ya ChangMin-ah. Me las arreglaré solo. Tú pue--”

“Conozco a alguien que podrá ayudarte, Jae” depositó las hojas rayadas en sus brazos nuevamente “Está en tu clase, pero quizás no lo conozcas. ¿Qué dices?”

“Quien es?” preguntó con algo de curiosidad, abriendo más de lo normal sus grandes ojos y batiendo sus largas pestañas.

“Jung YunHo. Es mi amigo del taller de Qu-“

“Si, como sea, Minnie-ah” le interrumpió mirándose las uñas. “Entonces, me llevas a su casa?”

“Entonces aceptas?” dijo muy contento.

“Me queda otra opción? Tengo que pasar este examen... “ sin más decir se levantó de la cama y tomó su bolso. “Y donde vive este... como se llamaba?”

“YunHo. Jung YunHo. Yo te llevo, pero tenemos que tomar el autobus...”

“Ok, pero rápido. No quiero desperdiciar toda mi tarde estudiando”

Rápidamente ChangMin se levantó de la cama también, y siguió a su hermano mayor afuera. A veces le costaba mucho entender a JaeJoong; esa actitud de ‘Soy tan popular que todos darían la vida por acercarse a mí’ a veces le colmaba la paciencia. Por otra parte, esperaba que YunHo estuviera en su casa, porque o si no JaeJoong estaría muy enfadado...

Con una sonrisa traviesa cerró la puerta de la casa; a YunHo le daría un infarto cuando viera a JaeJoong frente a su puerta. Desde la primera vez que vio a YunHo en el taller de Química, se hicieron amigos, y no le costó mucho darse cuenta de que éste andaba loco por su hermano. Lo único malo es que JaeJoong parecía, y de hecho, no conocer en absoluto su existencia.

“ChangMin-ah~ Como me dijiste que se llamaba este chico que me ayudará con el examen?”

Podría alguna vez fijarse en YunHo, si ahora no podía ni siquiera recordar su nombre?


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Sólo había pasado más de media hora que había llegado de la escuela, había dejado su mochila en su cuarto y, a causa del calor, se había quitado la chaqueta y desabrochado más de cuatro botones de la camisa, cuando el timbre de la puerta sonó.

Curioso, dejó su vaso de jugo en la mesa y caminó hasta la puerta, y cuando la abrió casi se cae de espaldas.

“Hola, qué tal?” el rubio saludó distraídamente y pasó por al lado de YunHo, hacia el living, como si de su propia casa de tratara. YunHo no regresaba del shock.

“Hola hyung, Cómo estás?” ChangMin le saludó amistosamente, palmeándole el hombro.

“Ch-Ch-ChangMin... q-qué...?” su rostro estaba pálido, y sus labios estaban entreabiertos en una mueca de sorpresa.

“JaeJoongie hyung necesita ayuda en el examen de física... crees que puedas ayudarlo?”

“Pero Min!” bajó la voz y echó un vistazo por sobre su hombro, viendo cómo JaeJoong tomaba el jugo sobre la mesa y se lo terminaba, yendo a sentarse al sofá. “Tu sabes que yo...”

“Por eso mismo. No sería lindo que aprovecharas la oportunidad de hablarle, de una vez por todas?” sonrió confiadamente. “Además, Joongie de verdad necesita ayuda en ese examen, tu deberías saber mejor que nadie que él no presta atención en las clases”

“Ssi, p-pero...”

“¡Pero nada hyung!” con firmeza el menor le dio un empujón hacia el centro de su sala “¿Cuánto tiempo, ah?” dijo en un susurro desesperado, viendo de reojo que su hermano alzaba una ceja como preguntándole que tanto cuchicheaba con su improvisado maestro.

“¡Dos jodidos años y nunca he necesitado esto!” frunció las cejas enojado ante la impulsividad del menor “¡¿Sabes en que aprieto me has metido?!”

“Si tanto problemas tienes” JaeJoong ya estaba a su lado mirándolo de forma resignada, muy actuado como logró ver ChangMin “Yo entiendo” bajo la vista “Después de todo ¿por qué razón me ayudarías? ¿Por qué gastar tu tiempo...de nerd “falsas toses” en mí?”

“Y-yo... me gustar--”

“¿Comenzamos?” sonrió brillantemente el popular tendiéndose en el sofá, subiendo los pies a la destartalada mesita de centro y mirando al dueño de casa insistentemente.

“Te odio, Kim ChangMin” con furia el de castaños cabellos miró a su amigo recibiendo un manojo de llaves en las manos “¿Y esto?”

“Las llaves de casa” sonrió haciéndole gestos con las manos a JaeJoong “Siempre se olvida de ellas y/o las pierde. Cuando se vaya a casa nuevamente pásaselas y recuérdale guardarlas bien. No es chiste que se quede fuera o deba saltar el muro. Una vez lo hizo y se lastimó la muñeca” una sonrisa anormal subió a sus labios “Ni te imaginas como me hizo trabajar” tiritó ante los recuerdos que pasaban por su mente de aquella semana en que el rubio estuvo con el brazo en cabestrillo.

“Okei Okei” aseguró dando un hondo respiro “Yo me encargo. ¿No quisieras qued--?”

“¡Hyung! ¡Si hasta ya parecen novios!” chilló emocionado, recibiendo una almohada que voló por los aires y aterrizó en su boca abierta mientras reía.

“¡Minnie-ah! Sólo vete ya. Tu hyung sabe muy bien que hacer” y ya totalmente dueño de aquella humilde casa, tomó por los hombros a su hermano menor y lo echó agresivamente.

“¡A por él tigre!” se oyeron los gritos del menor que ya cerraba la reja de la residencial Jung.

“Ya se fue” miró al sonrojado joven, que cambiaba el peso de su cuerpo de un pie al otro muestra de su nerviosismo. Estar en una casa solo con su BooJae no era algo de todos los días, no cuando su madre volvería hasta la medianoche, no cuando hacía calor y el rubio parecía llevar menos ropa que nunca, no cuando él-estaba-ardiendo-de-vergüenza “Kim JaeJoong” se presentó soberbio, a sabiendas que todo el mundo lo conocía y este nerd no sería la excepción.

“Lo sé” fue su corta réplica, mirando alrededor para encontrar algo en que distraerse de la belleza frente a él “¿Quieres más jugo? ¿Enciendo el ventilador? ¿La tv?”

JaeJoong sólo lo miraba con fijeza. Mordiendo su labio inferior sensualmente, sus ojos no perdieron vista de la piel que se asomaba gracias a su camisa a medio abrochar ó de la forma en que sus cabellos desordenados enmarcaban sus mejillas. Aún así, nunca en su vida lo había visto. ¿Y su nombre cuál era?

Tomó su celular y marcó al de su hermano, que muy lejos de allí no debería encontrarse.

“¡Minnie-ah! ¿El nombre cuál era?”

YunHo quedó paralizado un momento y dándose media vuelta caminó a encender el aparato, aunque luego su madre se desmayara por lo cara que saldría la cuenta de la luz, aún así JaeBoo lo valía. Valía un regaño. Valía unos gritos. Valía la humillación.

Aunque no recordara su maldito nombre.

JaeJoong cortó la llamada luego de unos segundos, y volvió sonriente a sentarse en el sofá.

“Entonces...” comenzó, sentándose en otro sofá. “Trajiste tu cuaderno?”

El rubio lo miró alzando una ceja. “Debería?”

“Mmm... ok...” YunHo, a pesar del nerviosismo, intentó calmarse y concentrarse. Física. BooJae tenía que pasar ese examen, y eso dependía sólo de él ahora. “Entonces espérame, voy a buscar mis cosas”

“Oki Doki” el rubio se acomodó mejor en el sofá, mirando alrededor.

La casa le parecía agradable, aunque visiblemente más modesta que la suya. Mucho más modesta, pero por lo menos todo estaba limpio. Curioso, se levantó y caminó por la habitación, hasta que llegó a la cocina, la cual era por lo menos 3 veces más pequeña que la de su mansión. En casa nunca le dejaban entrar a la cocina, pues su madre decía que era solo para los empleados...

Cuando era más pequeño, su nani, como le decía a su abuela, siempre le dejaba cocinar con ella, hacer galletas, tortas, queques... ella le había enseñado a cocinar, y había permitido que, aunque sea por unos años de su infancia, se sintiera como un niño normal, como todos los otros. Gracias a ella le gustaba cocinar; a ella le contaba todo, era su confidente y su amiga. Pero cuando nani murió, cuando él apenas tenía 11 años, nunca más tuvo alguien así, y nunca más lo dejaron entrar a la cocina. Su madre era demasiado estricta y también clasista. Pero qué más se podía esperar de una ex Miss Korea...

Entonces JaeJoong creció criado por diferentes niñeras, cada una más superficial que la otra, las que lograron llenar la cabeza del pequeño JaeJoong con tonterías.

“JaeJoong?” la voz del otro chico lo sacó de sus cavilaciones, y de prisa salió de la cocina y volvió al living. “Ok, vamos a empezar con Energía, está bien?”

“Lo que quieras” respondió el rubio, una vez más fijándose en su ‘maestro’. Cómo no lo había visto nunca? No parecía del tipo que pudiera pasar muy desapercibido, no con esas gafas y ese aspecto de nerd. Tal vez con un cambio de look... quitándole las gafas...

“JaeJoong” le llamó la atención de nuevo, ésta vez un poco sonrojado al notar que su rubia fantasía tenía los ojos demasiado fijos en él, y parecía no estar escuchando lo que estaba explicándole. “Tienes que ponerme atención... por favor”

“Eso hago, em... YunJin?”

“YunHo”

“Lo sabía! Sabía que empezaba con ‘Yun’, YunHo...”

“Como digas, JaeJoong” suspiró con pesadez sentado sobre sus talones, mirando su libro de física donde las letras parecían bailarle ante los ojos debido al nerviosismo que siempre sembraba el rubio en él. Más ahora que lo tenía tan cerca que podía ver sus largas pestañas retocadas con máscara color negro y también oler su fino perfume... ¿femenino?

Sacudió la cabeza apartando de su sistema el rico aroma que despedía su BooJae. Siempre tan delicado y suave tenía las manos entrelazadas sobre la mesita sujetando su mentón entre ellas fingiendo prestar atención a cada uno de los ejercicios y significados de importancia. YunHo juraría que estaba resplandeciendo; iluminando su casa con una magia irreal, una calidez impensable y una sensualidad extrema.


“Tengo hambre” anunció de pronto el rubio, levantándose de la posición media sentada en que se encontraba “Además me duelen las piernas” se pasó la mano derecha por ella, frente al nerd que lo miraba embelesado “Aquí, ¿ves?” señaló con su índice el sector del muslo derecho sobándose lentamente cuando se acomodó en el sofá y colocó su pie sobre el libro y cuadernos perfectos del alumno Jung, ensuciándolos con un poco de polvo.


YunHo sintió como la manzana de Adán apretaba con fuerza su garganta como si quisiera cortar todo paso de aire y saliva que tuviera su tránsito por allí. Su respiración se aceleró y los ojos se le abrieron hasta la máxima expresión cuando frente a su nariz la delgada pierna de su BooJae se estiró lista para ser mordida y tocada.


“Y-yooo...”

“Me duele YunDong” hizo puchero diciendo otra vez mal su nombre sin intención “¿Puedes hacerle algo? ¿Por favor?”

“Algo como q-qué?” tragó saliva cuando los labios de JaeJoong se curvaron en una malvada sonrisa.

“Puedes hacerme un masaje? Eso ayudaría…” la expresión del rubio cambió a una de súplica, en la que su labio inferior sobresalía sólo un poco en un tierno pucherito.

YunHo tragó saliva de nuevo, y luego de fruncir el ceño y sentir su rostro arder, se aclaró la garganta y negó con la cabeza. “Tenemos que estudiar, JaeJoong. No podemos distraernos”

JaeJoong enarcó una ceja y acercó un poco su rostro al del otro chico, negándose a recibir un ‘No’ por respuesta. “No quieres distraerte conmigo?”

Ante el tono sexy de su compañero, YunHo no pudo más que abrir desmesuradamente los ojos y esperar a que el rubio dijera algo más, pues las palabras se habían escapado de su sistema.

“Es broma, Yun… Puedo decirte Yun, cierto? Es más fácil de recordar” luego de dedicarle una sonrisa, se acomodó de nuevo en el sillón y fijó sus grandes ojos oscuros en YunHo de nuevo “Pero de verdad tengo hambre, podemos comer algo antes de seguir?”

‘No sé qué podríamos seguir, si ni siquiera hemos empezado…’ pensó YunHo, pero se levantó y se dirigió a la cocina a buscar algo para darle a JaeJoong. Buscó en los estantes, en el refrigerador, pero lo único que encontró fue un paquetito de galletas de animalitos, de los que le compraban a su hermano.

Un poco avergonzado volvió al living y le mostró las galletas a Jae “Es lo único que tengo…”

“Qué es?”

“Galletas de animalitos…” dijo aún más avergonzado. JaeJoong sonrió divertido ante el sonrojo de su compañero de clase, y aceptó las galletas.

“Mientras pueda comérmelas, está bien” abrió el paquete ruidosamente y sacó una galleta “No quieres?”

“No, gracias” con la mirada fija en como las galletitas se perdían en la exquisita boca de JaeJoong, YunHo esperó que el rubio terminara de comer para ver si podían empezar a estudiar.

Pasados más o menos 5 minutos, el paquete de galletas yacía vacío en la mesita de centro, y YunHo se preparaba para empezar a explicarle a JaeJoong todo lo necesario para que no reprobara el examen.

Durante todo el tiempo que estuvieron estudiando, JaeJoong puso todo de su parte para captar la mayor cantidad de información posible, a pesar de que uno de sus mayores defectos era distraerse muy fácilmente. Muy fácilmente. Por ejemplo… hace un rato se había distraído cuando le estaban explicando algo sobre la Energía Cinética, mirando el lunar que tenía YunHo sobre el labio. No era lo más interesante del mundo, pero cada vez que el chico frente suyo decía algo, y sus labios se movían, su mirada siempre quedaba prendada de ese lunar.

Haciendo un último esfuerzo volvió su mente a la Física, e incluso tomó un par de notas importantes para repasar en casa.

YunHo estaba satisfecho ya que JaeJoong parecía estar entendiendo, y cuando le había dado unos ejercicios para resolver, sólo se equivocó en dos de diez. Y ya estaba menos nervioso al lado del rubio, lo que le hacía sentirse aún más satisfecho.

“Bien, terminamos” habló con voz cansada, cerrando el libro y volteando el rostro para mirar la hora. Nueve y media. Su madre aún no llegaría, por lo menos no en las siguientes 2 horas. “Si quieres puedes llamar a tu casa para que alguien te pase a buscar… o te vas en autobús?”

“Más tarde. Tienes alguna película que podamos ver? Me agoté estudiando tanto, tengo que despejarme” de nuevo JaeJoong se paseaba como si fuera su propia casa, acercándose al televisor para buscar el control remoto.


YunHo sólo lo observó y antes de decirle algo, sacudió la cabeza sabiendo de antemano que lo que fuera a comentar no sería tomado en cuenta por su amor platónico. Sonrió al verlo medio tenderse en el sofá y tuvo la tentación de sentarse a su lado y ofrecerle su pecho como almohada. Coloreadas sus mejillas, sacudió otra vez la cabeza apartando los pensamientos indebidos que sólo podrían realizarse si fuesen amantes... Cosa que nunca sucedería.

Ahogando un largo y medio doloroso suspiro caminó a la cocina en busca de un vaso de agua, quedándose detenido un momento como si estuviese congelado, cuando sus ojos se toparon con un hermoso autito de juguete abandonado en una esquina de la silla del comedor.

Oh, mierda, pensó sudando frío cuando un escalofrío lo recorrió como una descarga eléctrica al recordar algo que debía haber hecho hacía más de dos horas.

Su hermanito salía del jardín a las 19:30 pm sin falta. La mayoría de las veces la madre de YunHo pasaría a recogerlo luego de su trabajo y en ocasiones especiales el mismo joven lo iría a buscar para luego pasar a comprar unas golosinas al parque y pasar tiempo de calidad con el Jung más pequeño.

Pero justamente ese día...

Primero, su hermano andaba un poco resfriado, una tos algo seca con la consecuente picazón en la garganta y uno que otro poco fluído nasal. Nada alarmante. Gripa común y corriente que se le pasaría si se abrigaba mucho y comía las sopas de pollo que el mayor se atrevía a cocinar en casa.

Luego, su madre tenía turno extraordinario en su lugar de trabajo, debido a que tendría una revisión mensual importantísima por los dueños, evaluando que sus empleados cumplieran lo que se estipuló en su contrato. Siendo el único sustento de esos dos varoncitos, la mujer no podía permitirse perder el trabajo, así que había decidido quedarse a revisar uno a uno los papeles que debía presentar al día siguiente.

Tercero, se había comprometido a cuidar de su hermano, sabiendo que estaba enfermo, sabiendo que su madre estaba ocupada, sabiendo que... ¡Rayos!

Tomó del perchero junto a la puerta una casaca algo vieja color gris, así como también la bufanda, gorro y guantes de su pequeño tormento. Recogió las llaves, su móvil y cuando ya iba en el umbral...


“¡Hey Yun! ¿A dónde demonios vas?”

Oh, claro... ¿cómo olvidar a su precioso BooJae?


“¡JaeJoong!” volvió a saltar cuando el rubio cruzado de brazos lo miraba frunciendo las cejas, con el control del tv en una mano, esperando una respuesta por el extraño comportamiento de su compañero.

“Claro ¿quién más?”

“Mira JaeJoong. Dejé a mi hermano de 4 años olvidado en el jardín. Necesito ir a buscarlo” miró su reloj y dio un gemido angustiado por lo tarde que ya era “Te quedas en casa. Volveré en treinta minutos, ¿si?”

“¿Yun?” tan sorprendido como estaba, tomó su bolso también y una chaqueta que halló en el mismo perchero que colgaban todas las prendas de la familia Jung “¿Cómo olvidas a tu hermano?” le reclamó apagando las luces de la casa y cerrando la puerta con llave como su fuera el dueño de ella “Ahora... ¿por dónde es?”

“Pero no es necesario que vengas”

“Claro que quiero ir. De seguro mientras vienes a casa se te cae por la alcantarilla con lo descuidado que eres” y tan decidido como siempre comenzó a caminar hacia el lado derecho como dueño del universo “¡Apúrate!”

“Ehmmm.... ¿JaeJoong?”

“¿Qué quieres ahora?”

“Es hacia el otro lado”

“Ah… entonces vamos!” lo tomó del brazo y lo jaló fuerte para ir al jardín a buscar al pequeñito.

El camino hasta el jardín donde dejaba a su hermano no era tan corto, pero al lado de JaeJoong el camino se le hizo cortísimo… Quería que durara más para poder estar más tiempo caminando junto a él…

Pronto llegaron a la esquina del jardín, y al acercarse notaron como el pequeño hermanito de YunHo estaba sentado en la escalera de la entrada, abrazando su mochila y comiendo un dulce, mientras la parvularia le leía un cuento.

“HyukHo~!” dijo YunHo corriendo al lado de su hermano. El pequeñito levantó el rostro al escuchar la voz de su hermano y una sonrisa se formó en sus labios.

“Hyung~” corrió también a abrazar a YunHo, dejando de lado su mochila.

“Perdón por tardarme…” el mayor de los Jung miró a la parvularia y le agradeció cuidar a su hermanito, disculpándose de nuevo el haber llegado tan tarde. HyukHo abrazaba con fuerza el cuello de su hyung, con una sonrisa de absoluta felicidad.

JaeJoong mientras tanto se acercó a recoger la mochila de Bob Esponja del pequeñito, y luego los siguió de vuelta a casa.

“Aún no llega mami?” preguntó HyukHo, aún en los brazos de su hermano mientras caminaban, y mirándolo con sus grandes ojos almendrados.

“No, aún no. Pero por mientras yo te voy a cuidar, Si?”

“Ejem, y yo qué, estoy pintado?” definitivamente JaeJoong no estaba acostumbrado a que le ignoraran, así que rápidamente buscó la atención de los otros dos.

“Quien es?” el pequeño susurró al oído de YunHo, quien le respondió casi al instante, y en un susurro con un tono muy paternal “Un amigo. Se llama JaeJoong, salúdalo y se amable, ok?”

HyukHo miró atrás a JaeJoong, y lo primero que le llamó la atención fue el vistoso cabello rubio que el chico poseía. YunHo tragó saliva. Generalmente a su hermanito, que era un amor con él y su madre, no le agradaban los amigos de YunHo. Es más, una de las mayores entretenciones del pequeño era reírse de los extravagantes colores de cabello de HeeChul, así que el miedo de que Hyukie tratara mal a su JaeBoo comenzó a invadirle, y comenzó a caminar más rápido para llegar pronto a casa, a ver si podía lograr hacerlo dormir para que no intentara nada.

Pero de pronto el mayor de los Jung escuchó como su hermano hacía un sonido como de protesta, y se detuvo a mirarlo… y casi se le cae de los brazos al darse cuenta de que su pequeño hermanito tenía los brazos extendidos en dirección de JaeJoong, y con un pucherito le pedía que lo cargara.

JaeJoong sonrió sonrojándose un poco y se acercó adonde el más pequeño.

“No es necesario, si no quieres… puedo cargarlo yo” dijo nervioso YunHo, pero Jae no le prestó atención y tomó al niño en sus brazos, el que se abrazó inmediatamente de su cuello, y retomaron la caminata.

Y YunHo no podía evitar sentirse celoso de su propio hermanito, porque él podía abrazar a su BooJae.

“Eres un niño muy valiente, HyukHo” sonrió el rubio acariciando con su dedo índice la mejilla regordeta del niño, que era muy parecido a su hermano mayor, sobretodo por esos lindos y transparentes ojos color chocolate.

“¿Noona? ¿Qué haces con hyung? ¿Eres su novia?” se llevó la mano a la boca para luego atrapar la misma de JaeJoong y sonreírle con ternura, como el niño inocente que era.

YunHo que iba a su lado, intentando en vano que el más bajo le devolviera a su hermano, se congelo en el momento que su hermanito abrió la boca y temió por la peor de las furias que su compañero de salón hiciera al ser confundido con una niña. Y aún más... Ser confundido con la novia de una nerd, no era cosa de todos los días. ¿Qué más quisiera él que su JaeBoo fuera suyo y solamente suyo?

De seguro, su pequeño HyukHo necesitaba anteojos... ¿cómo perderse... esa preciosa cartera rosa?, ¿ese chalequito blanco?, ¿las botas que llegaban a media pantorrilla puestas sobre su pantalón azul cielo?

Bien, no tenía ninguna excusa de masculinidad para su Boo, pero ¿por qué decírselo? Y además llamarlo noona. Bajó los hombros resignado, sin prestarle mucha atención al asunto del noviazgo, pues por más que lo oyera e imaginara miles de historias en su cabeza, ninguna de ellas se cumpliría, sólo conseguía ilusionarse en vano con algo tan imposible como llegar a ser el capitán del equipo de basketball, título perteneciente al siempre y único Choi SiWon.

“No soy noona” replicó JaeJoong usando la más dulce de las voces que YunHo alguna vez tuvo oportunidad de oír. Lo vio de reojo y el corazón comenzó a latirle con fuerza al ver esa hermosa sonrisa divertida y el cariño en cada uno de sus gestos hacia el pequeño Jung “Soy hyung. JaeJoong-hyung, Jae-hyung ó como quieras llamarme, ¿si Hyukie~?” y él también pareció obviar el ser pareja del otro. Quizás sólo con decir que también era hyung, todo se aclararía en la mente del menor.

“Joongie-hyung” sonrió el infante abrazándose nuevamente al delgado rubio, haciendo que el último se balanceara un poco debido al peso extra en la estrechez de su cuerpo.

“Woo~~ ¡cuidado!” se apresuró YunHo a estabilizarlo pasándole un brazo por la cintura sin siquiera pensarlo, logrando que el rubio dorado continuara su caminata sin temor a caer.

“Muchas gracias, Yun-ah!” coqueteó sin intenciones al sonreírle entre tímido y agradecido poniéndole un guantecito al niño que estiraba la mano frente a su rostro.

“Esto también, Hyukie” susurró el más alto intentando rodear el objeto de algodón por el cuello del niño “¡Oh, vamos!” masculló cansado, rogando a los dioses no comenzar una escena de hermano-desobediente v/s hermano-enojón, frente a su dulce perdición.

“No quiero” dijo el niño manoteando en el aire, logrando alejar la molesta prenda que siempre conseguía hacerle aparecer una molesta alergia en el lugar que se supone protegía “No me gusta” reclamó al borde del llanto luego de unos susurros cargados de dureza de su hyung.

“Vamos pequeñín” nuevamente la sonrisa preciosa de JaeJoong embelesó al niño, consiguiendo que volviera toda su atención a él “hyung te colocará esa bufanda bien y prometo que no picará, ¿bueno?”

El más pequeño asintió con la cabeza, aún medio angustiado por la posible reacción de su cuerpo ante la fea bufanda color rojo. YunHo le palmeó la cabeza suavemente, una muda disculpa por sus siseos molestos al niño que era tan fácil de manejar con la dulzura de voz del más bajo.

JaeJoong acomodó a HyukHo en los brazos de su hermano y rodeó su pequeño cuellito, previamente cubierto con las solapas de su delantal de jardín infantil, para luego dejar la bufanda sobre eso y proteger su cuello de los fríos a esa hora de la noche.

“Ya está. ¿Pica?” preguntó pellizcando con ternura la nariz del niño cuando veía el pasaje donde se ubicaba la casa, de su improvisado profesor, a lo lejos.

“Joongie-hyung~” el niño sonrió contento y estiró los brazos de nuevo para que Jae lo cargara en sus brazos.

Cuando estuvieron de nuevo en la casa, YunHo dijo que su hermanito tenía que dormir pues aún no se recuperaba bien del resfrío, así que tenía que descansar, pero el niño se negó diciendo que tenía hambre y primero quería comer. JaeJoong rió disimuladamente ante la ‘pelea’ de los hermanos y se ofreció a preparar algo para el pequeñito.

“De veras no es necesario, yo puedo hacerle algo…”

“No me crees capaz?” desafió el rubio, dando un paso adelante y con su expresión de superioridad.

“No es eso” se puso nervioso ante la actitud de JaeJoong, y por tenerlo tan cerca, así que retrocedió un paso y agregó “Si quieres cocinarle algo…”

Y sin responder nada más el rubio se dirigió a la cocina y se encerró ahí, mientras los dos hermanos Jung esperaban en la sala viendo televisión. De vez en cuando YunHo se acercaba a la puerta cerrada de la cocina para tratar de escuchar lo que pasaba adentro, y a veces le preguntaba al mayor si necesitaba ayuda, a lo que Jae respondía con un simple ‘No’.

“Hyung, tengo hambre…”

“JaeJoong ya va a terminar, y seguro que lo que te preparó estará delicioso…no crees? Tienes mucha suerte de que JaeJoong te cocine, pero seguro no te das cuenta… si estuvieras en mi colegio sabrías lo popular que es JaeJoongie” habló el mayor de los hermanos con una voz soñadora, acariciando el cabello del pequeño.

“De verdad?” HyukHo abrió sus ojitos más de lo normal con una expresión de suma admiración.

“Si. Todos lo admiran mucho. Las chicas lo siguen y-“ se calló, pues no pensaba oportuno decirle a su hermano que los chicos también se sentían atraídos por él. Seguramente no entendería debido a su edad. “y además es lindo, no crees?”

“Shiiii~, pero Hyung también es lindo” se acercó a abrazar a YunHo, y éste le devolvió el abrazo de forma paternal y cariñosa.

Ambos chicos ni siquiera se habían dado cuenta de que JaeJoong ya había salido de la cocina y estaba parado un poco detrás del sofa donde ellos se encontraban sentados. En su mano sostenía una bandeja con comida suficiente para los tres, y sus mejillas estaban teñidas de rojo ante las palabras que acababa de escuchar. Estaba acostumbrado a que se le insinuaran y lo trataran como si fuera amo y señor del mundo, pero no a que se refirieran a él con tanta… adoración…

“¿Qué tanto cuchichea el par de hermanitos?” carraspeó falsamente entrando al lugar donde estaban los Jung, dejando la comida sobre la mesita de centro frente al sofá, donde se encontraba un sonrojado YunHo por sentirse descubierto y un alegre HyukHo que daba grititos de felicidad al tener frente a su nariz un riquísimo plato que olía maravillosamente.

“No debiste JaeJoong” medio sonrió el más alto colocándole al niño una especie de babero, para evitar que ensuciara su ropita para dormir “Digo... un emparedado habría estado bien” lo miró a los ojos bajando en un segundo la mirada al tener a su dios mordiéndose el labio inferior pensando con seriedad hacer o no hacer algo. O quizás decir.

“¿Te doy de comer Hyukie~?” preguntó arrodillándose frente al pequeño castaño que no podía coger con la cuchara un trozo de apetitosa carne “A hyung no le molesta” aseguró ante la mirada suplicante que le enviaba a su hermano mayor, como preguntándole si podía aceptar tan tierno gesto cuando YunHo se desvivía diciéndole que ya era un hombrecito y como tal debía comenzar a hacer las cosas por su propia mano. Nada de mimos aquí “¿Verdad, Yun-ah!?”

“Esta bien” derrotado por la hermosa visión que hacía el rubio, con HyukHo sentado en una de sus piernas, hacía que sus mejillas se sonrojaran y su corazón diera triples saltos mortales de dicha. Awww~ BooJae

“A hyung no le gusta que mami me dé de comer” explicó entre masticadas el lindo niño pasándose despreocupadamente el pañuelito rosa pálido para limpiar los restos, obviamente perteneciente a JaeJoong “De seguro mami también le daría a él” se encogió de hombros “Está celoso porque yo soy más lindo”

YunHo tomó su propio tenedor y probó un poco de esa comida que parecía brillar en el salón. Sentado al lado izquierdo de su amor, podía oler su rico perfume y hacerle señas de silencio a su tormento que nuevamente se le estaba yendo la lengua. Luego de oír lo último que abandono su sucia boquita con pastel de carne, sonrió al pensar que HeeChul le estaba enseñando demasiadas cosas. Lo malo: que el niño las ponía en práctica.

“¿Así? ¿Celoso porque nadie lo alimenta a él?” JaeJoong ahogó una carcajada con su mano libre y revolvió entre su plato de comida desviando su trayecto hacia HyukHo, para ir al lado contrario y detener el tenedor frente a la cara sorprendida del moreno “Abre la boquita Yun-ah!”

¡Y esa sonrisa~!
El nerd juró que por ver aquella mueca dirigida solamente hacia él, haría cualquier cosa. Cualquiera, pues merecía de seguro los mayores sacrificios para poder recibirla.

Aceptó la carne entrecerrando los ojos, como si en ella fuera un poco del corazón de su querido JaeBoo, y sólo por eso, le pareció mil veces más sabrosa.

“¿Cómo está Yun-ah!? Si no me dices algo, pensaré que la comes por lástima” bajó la vista fingiendo tristeza, guiñándole un ojo a escondidas al infante que ocultó sus risitas entre sus puñitos cerca de la barbilla “No soy un buen cocinero... si no te gusta, no debes comerla ya sab--”

“¡¿Qué?!” por poco y bota toda la bandeja al suelo con su contenido debido al apuro que tuvo por desmentir las palabras dolidas que salían de los sonrosados y brillantes labios de JaeJoong “No. No. ¡NO!”

“¿No está buena?” el rubio ocultó su rostro en el cuello de HyukHo abrazándose a su pequeño cuerpo.

“¡Nooo~!” tiritando dejó su plato sobre la mesita frente a ellos y mordiendo el interior de su mejilla, tocó el hombro de su JaeBoo suavemente, acariciando su piel, llevándose el dolor “Es exquisita. En serio. No le digas a mi madre, pero tu comida es mucho más rica que la de ella” su mano temblorosa haciendo unos toques rígidos, comparables con los de un robot poco aceitado.

“¡Ay, que bueno!” y tan campante como siempre, JaeJoong encendió la tv y todo sonrisas continuo alimentando al niño que reía mirando lo rojo que estaba su hermano, debido a la pequeña broma que le había jugado Joongie-hyung.

YunHo volvió a tomar su plato y a comer de la deliciosa comida, con las mejillas ardiendo y deseando que su hermanito no dijera nada que pudiera avergonzarlo aún más. En la televisión JaeJoong había puesto un variety show, y por largo rato miraron tv, hasta que su hermanito comenzó a bostezar y a recargarse más y más en el delgado cuerpo de su BooJae, hasta que por fin cerró los ojos, apoyando una manito en el pecho del mayor.

“Debería llevarlo a dormir…” YunHo se levantó de su asiento y se acercó a JaeJoong, haciendo un gesto de querer tomar en brazos a su hermano.

“Yo puedo llevarlo. Sólo dime donde está su cuarto” el rubio se levantó y sonrió dulcemente al ver al pequeño dormido en sus brazos. Con cuidado lo cargó subiendo las escaleras hasta la habitación de HyukHo, siguiendo a YunHo, y lo depositó suavemente en la mullida camita, cubriéndolo luego con las mantas.

Después de apagar la luz, ambos chicos volvieron al living sin decir nada. El reloj marcaba más de las 11:30, y sin importarle mucho, JaeJoong volvió a sentarse cómodamente en el sofá y tomando el mando pasó de canal en canal buscando algo interesante que ver.

“JaeJoong es muy tarde...”

“¿Me estás echando?” al instante el rubio lo estaba mirando con frialdad mientras arqueaba una de sus perfectas cejas, muestra de que no aguantaría una excusa barata como respuesta “Si es así, pues me voy” tomó su bolso rosa descuidadamente y caminó hacia la puerta de entrada decidido.

“No es eso” el silbante titubeo del más alto lo detuvo en medio de su acto y girando con gracia sobre sus talones le preguntó con sus grandes ojos a que se debían esas desesperadas palabras que salieron a tropezones de su garganta “Te iba a decir que... sólo debemos esperar que llegue mi madre, para que tomemos un taxi y te lleve a casa. No quiero que andes solo a estas horas de la noche” agregó medio sonrojado por la profundidad de las orbes ajenas.

“Puedo cuidarme solo, Yun-shii” cambió su forma de llamarlo cuando vio amenazada su masculinidad y fiereza, debido al pedido del joven Jung “¿Qué crees que soy, ah? ¿Alguna de tus novias? ¿Tú amigo HeeChul que de seguro no puede andar solo por las calles, pues de seguro se lo llevarían preso?”

YunHo no supo que pasó con el antiguo JaeJoong que le dio de comer y le regaló una sonrisa. Quizás HyukHo se lo había llevado junto a sus sueños, dejando solamente ese demonio tan conocido en Evergreen, el alma gemela de Park YooChun.

“¡No JaeJoong!” negó con énfasis dándole a sus palabras más credibilidad con movimientos varoniles de sus manos “No sé a qué viene HeeChul en esta conversación, pero olvidémoslo. Solamente... deseo retribuir lo que hiciste por mi esta tarde” se sinceró sintiendo una quemazón en las mejillas que sería la burla de su hermanito si lo viera.

“Tu me enseñaste física, yo te ayude a cuidar de Hyukie. Estamos a mano” declaró severamente balanceando su cartera graciosamente en una mano, parado junto a la puerta giró el pomo como si amenazara su huida.


Ciertamente este niño era muy agradable y su hermano era un amor, pero muchas horas sin sentirse alabado y pretendido creaban estragos en la personalidad de JaeJoong. Sentir que nadie lo llamaba, nadie le cumplía el capricho que pasara por su mente... que no le rogaran.


“Pero...” trató de argumentar el castaño al ver como su último rato con su BooJae se iba a perder de tan catastrófica manera.

Como caída del cielo, la madre de YunHo decidió aparecerse en esos instantes por la puerta. Luciendo cansada y devastada por el stress, dejó su abrigo en el perchero y saludó con un beso a YunHo acariciando sus marcadas facciones, acciones que querían decir: Hola hijo. ¿qué tal el día? Te quiero mucho. Dándose media vuelta para prepararse un té que calmara sus nervios se topó con cierto rubio que miraba entre sorprendido y angustiado la escena que se presentaba frente a él.

Para él eso era inimaginable. Algo que su madre nunca haría por él ni por su hermano menor. No recordaba momento en que su madre acariciara su cabello, más que para decirle que su tinte se estaba cayendo o que tenía las puntas partidas y necesitaba un masaje capilar urgentemente. Nunca le daría una caricia en las mejillas, sino para pellizcar con fuerza una de ellas cuando no se comportaba como ella quería en esas reuniones de alta sociedad a las cuales asistían simulando ser la familia feliz que nunca, ni en millones de años, lograrían ser.

“¿Y este guapo muchacho?” quiso saber la bonachona mujer, sonriendo, a pesar de todo el trabajo que debió hacer ese día, al recién conocido.

“Soy Ja--”

“Es JaeJoong, Umma. Un compañero de salón” le hizo saber haciendo las debidas presentaciones, no perdiendo ninguna de las expresiones que pasaron por el rostro fresco y perfecto de su amor. Por más que se empeñó en esconderlas, YunHo notó una y cada una, sintiéndose en parte culpable por hacerlo pasar esos malos ratos, sin querer.

“Pues JaeJoong-shii debe ir a casa. Y no lo hará solo”

“No se preocupe señora. Puedo toma--” y en vano trataba de negar la oferta. Le pasó a su hijo mayor algo de dinero, rebuscando en sus bolsillos por la última moneda que estuviera en ellos para costear el viaje.

“¿Alcanzará con eso?”

“Yo pondré el resto” susurró YunHo metiendo lo adquirido en el bolsillo de su pantalón gris, luego dándole un beso en la frente a su madre le recomendó ir a dormir, pues al día siguiente sería uno de los más importantes del mes. Viéndola ya subiendo las escaleras, se volteó al rubio que fruncía los labios haciendo un puchero enternecedor.

“Iré solo. Nada me pasará”

“Si YunHo te hace algo, debes decirme que como su madre sabré castigarlo” aseguró la mujer entre sonrisas despidiéndose con la mano del rubio joven.

“¡Mamá!” se sonrojó el nerd, ocultando sus bochornos al colocarse una gruesa casaca.

“Ya le contaré” rió JaeJoong despidiéndose respetuosamente al salir de la casa y tiritar cuando la brisa de medianoche golpeó su cuerpo con fuerza “¡Uh!”

“¿Quieres...?” señaló la prenda que cubría su pecho, dispuesto a darle todo y mucho más a BooJae. Todo por verlo feliz. Todo porque sonriera. Todo por que lo recordara.

“No te preocupes” se colgó el bolso al hombro y miró a ambos lados de la avenida principal, a tres calles de la casa de YunHo, por algún transporte público que lo llevara hacia su casa “Solamente debes esperar que tome el auto y puedes volver a casa”

“Iré a dejarte a la tuya” enterró las manos en los bolsillos, para evitar abrazar al otro fuerte contra su pecho. Nunca se sabía con Jung YunHo. Él mismo quedaba a veces sorprendido por sus acciones extrañas.

“Pero no...”

“¡Ahí viene uno!” sacudió una mano para detener al conductor y abriendo la puerta invitó a JaeJoong a entrar primero, quedando en el medio del asiento trasero, pues una señora extraña dormitaba junto a la ventana.

El viaje fue curioso.
El conductor era un hombre medio loco que oía funk, mientras tarareaba entre dientes la letra de la canción que se escuchaba. A su lado, en el asiento del copiloto, iba un viejecito que hablaba sobre sus años en la milicia que se enfrentó en la revuelta civil de hacía muchísimos años atrás. No es como que eso fuera cierto, pero aún así YunHo oyó la historia con atención.
Junto a JaeJoong, la señora vestida con grandes pañuelos, reía y pataleaba en sus sueños, logrando que el rubio se apegara más y más a su compañero, temeroso de recibir un golpe de la mujer.

“Tengo sueño” confesó, con los ojos casi cerrados, apoyando su cabeza sutilmente en el hombro del más alto, que varonilmente cancelaba su viaje al hombre canta-funk.

“Un poco más. Ya casi llegamos” susurró de vuelta YunHo sujetando el bolsito, que resbalaba de la mano de su dueño imperceptiblemente. Bostezando, su BooJae miró el paisaje por la ventana, frunciendo el ceño cuando algo no le resultó muy familiar.

“¡Yun-ah! Nos pasamos”

Deteniendo apresurados al chofer, bajaron sin mucha ceremonia del anormal taxi y, caminaron lentamente hacia la calle donde se ubicaba la bella mansión de los Kim. Ambos parecían ir en distintas dimensiones, JaeJoong demasiado ocupado pensando en que demonios haría con física al día siguiente y YunHo alucinando con la cercanía que logró tener al corazón del KingKa.

“Aquí estamos” nervioso, el nerd se apoyó en la alta reja negra que rodeaba el hogar de la ex Miss Korea y el famoso médico Kim JaeWook.

“¿Ves que no pasaría nada?” JaeJoong rió entretenido balanceándose coquetamente contra la puerta de su casa “Debiste haberte quedado en tu casa”

“No quería arriesgarme” se excuso retrocediendo un paso, mostrando su retirada, pues de nada servía imaginar que su Boo le daría un beso como sucedía en las películas, ¿verdad?.

“Entonces... adiós”

“Sí. Adiós”

“Saludos a Hyukie, ¿si?”

“En tu nombre” ya a gritos se hablaban, YunHo como a diez metros lejano a la residencia. Entonces YunHo recordó que aún tenía en su bolsillo las llaves que anteriormente le pasó ChangMin, para que se las entregara a JaeJoong. Rápidamente regresó al lado del rubio, quien le miraba extrañado. “Tus llaves. Me las entregó ChangMin”

El rubio se sorprendió y recibió las llaves, sonriendo antes de despedirse de nuevo. Ésta vez YunHo había caminado sólo unos pasos cuando la voz del popular lo llamó de nuevo.

“¡Espera!” corrió agitando sus manos, dando unos preciosos saltitos frente al más alto, cuando estuvo cerca de él “Dame tu número celular”


¡Ohhhhhhhh!
¡Alabados todos los cielos!
¡JaeJoong quería su teléfono!
¡Kim JaeJoong quería contactarlo alguna vez!

Azorado, no encontró las palabras para decirle que había olvidado incluso su nombre. Le pasó su móvil con manos tiritonas y casi se deshizo cuando la lengua rosada de BooJae delineó sus labios anotando con rapidez una serie de números en su primitivo y viejo celular.

“Esperaré tu llamada cuando llegues a casa. Si tu te preocupaste de que llegara bien a casa, yo debo hacer lo mismo” fue su simple explicación a los sucesos, escogiéndose de hombros y entrando a la seguridad de su casa sin siquiera un último adiós.

Paralizado de felicidad, YunHo halló que su viaje de vuelta a casa, fue muy corto si todo lo que hizo fue pensar en aquellas muecas tiernas y aniñadas de quien robó su corazón el primer día de clases.

Aww~JaeJoong!

Incluso, no le molestó tener que bajarse diez calles antes que su verdadera parada al no tener dinero suficiente luego de cancelar su viaje y el de su querido compañero.
No le molestó tener que aguantar el frío de la madrugada y tampoco avanzar a paso rápido luego de ver de reojo unas sombras peligrosas apoyadas en una pared.

A tres calles de su casa, dos tipos se le acercaron rápidamente. Quiso correr, pero de nada servía cuando estaba atrapado entre uno y otro delincuente.
Le molestó. Le molestó tener que darles su casaca favorita, pero odió tener que entregar el móvil que contenía uno de los mayores tesoros que en su vida podría conseguir. Hubiese entregado su piel, con tal de mantener el teléfono de su Boo, pero era obvio que al asaltante no le interesaba eso, sino el aparato que luego vendería en algún lugar de las periferias de la ciudad.

Descalzo, en camisa y sin celular, Jung YunHo entró a su casa con nada más que un golpe en la mejilla, cuando intentó retener el último objeto por su bien sentimental.

Suspirando resignado, cerró la puerta de entrada con doble seguro y subió a su cuarto sin prender la luz.

Así es mi vida después de todo, pensó tirándose de espaldas en la cama e imaginando a cierta rubia belleza que estaría, quizás, pensando en él también.

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