¿…o el ratón?
Una ligera lluviecilla golpeaba contra su ventana, el tintineo se inmiscuía entre sus sueños.
Afianzó la mano con la que agarraba la almohada… ¿La almohada? Abrió los ojos. Efectivamente, lo que abrazaba era una almohada. No había nadie más.
-¿Jaejoong?- gimió algo confundido y se giró para quedar boca arriba.
No hubo respuesta alguna. Tampoco escuchó ruido en la habitación: Jaejoong lo había dejado ahí abandonado. Bueno, al menos le había encendido la calefacción para que no le molestara la diferencia de temperatura al levantarse.
Rodó en la cama, adormilado aún, disfrutando la deliciosa tibieza del edredón. Era un poco raro hallarse cobijado en la tranquilidad de su cuarto y recordar los hechos de ayer como algo casi ajeno.
De todas formas tendría que pensar en qué hacer ahora. Había amenazado a Changmin con una próxima vez.
“La siguiente escena la dejaremos para después” Eso había dicho, incluso sin pensar seriamente en las implicaciones de sus palabras. ¿Realmente querría llegar más lejos? Repetir la entrada y el segundo plato no estaría mal, pero seguir con el plato fuerte… ¿quería hacerlo? En sus más violentos arrebatos lo había llegado a imaginar, pero incluso en esos momentos sentía que había un límite… Por otro lado, habían comenzado las apuestas ya, no por sentirse ahora en ventaja podía rendirse y darlo todo por terminado. Y sinceramente, no quería hacerlo. Quería divertirse un poco más. Después, seguramente, su cuerpo o su razón sabrían cómo terminar aquello,
Por ahora, ¿qué podía hacer?, ¿qué escenario sería conveniente?, ¿qué trampa?... ¿en qué forma podría gozar plenamente de Changmin? Sonrió mordiéndose el labio. Lo sorprendía a qué grado lo llevaba ese chico. Incluso en su posición jugaba con su mente, lo hacía sentir un poco inseguro de si podría lograr tenerlo, o peor aún, si podría obtener el mando o si estaba expuesto a probar el placer de ser manipulado. No podía repetir la misma jugada dos veces, seguramente ésta sería más difícil mantenerlo bajo su control. Ese pensamiento se revolvía en su vientre, decantando placer hacia su punto sensible.
Por el momento jugaría con el tiempo en lo que pensaba en la escena de su preferencia y cómo llegar ahí.
Algo incentivado, se levantó finalmente de la cama y fue a abrir la cortina: las nubes opalinas cubrían el cielo con un brillo uniforme que lo entristecía todo; las gotas de lluvia caían e forma espaciada, era esa lluvia pausada e interminable que tanto le disgustaba.
Después de lavarse la cara y cambiarse, bajó a la cocina a ver qué encontraba para su desayuno-comida.
Se le hizo extraño no escuchar murmullos.
-Buenas noches- dijo Junsu, entrando por la otra puerta.
- Simpático- dijo secamente-, ¿por qué nadie me despertó?
- Jaejoong nos dijo que no lo hiciéramos. Además, yo también pienso que realmente te hace falta descansar.
- Cierto, ¿dónde está?, ¿y los demás?
- Se fue con Yoochun de compras a Ginza y Changmin… anda por ahí, seguramente en su cuarto.
-¿Y no quisiste ir? Qué raro.
-… No tenía ganas de salir- respondió simplemente Junsu.
Inspeccionó. No había nada sobre la barra ni en el mueble de la estufa.
-¿No quedó nada del desayuno?
-Mm… - Junsu volteó hacia la otra puerta de la cocina- No, no quedó nada- dijo con voz vacilante.
Qué mal, casi siempre Jaejoong se preocupaba de que hubiera comido. Abrió el refrigerador.
-No hay nada que comer, de veras…- se apresuró a explicar Junsu-. Ya sé, ¿por qué no vamos por oden?
-¿Oden? ¿Hay restaurantes por aquí?- preguntó Yunho extrañado.
-Vamos al combini. Por ahí podemos aprovechar para comprar dulces. Tengo muchas ganas de un choco-pie o algo así.
-Pero está lloviendo- se quejó Yunho con pereza.
-Ándale, ni modo que nos quedemos aquí todo el día sin comer.
-Bueno, está bien.
~ o ~
Las calles llenas de charcos, el aire frío y húmedo soplando contra sus rostros, llevando gélidas gotas de lluvia contra sus mejillas, las cuales sentía cosquillear y casi casi el paso del sonrojo cubriéndolas al ser ajadas.
-No me gusta esta lluvia- comentó Yunho con amargura-. Ni siquiera parece lluvia de verdad, sólo cae tranquilamente y molesta… Además deja lleno de charcos.
-Charcos… Misutamari- repasó Junsu-. A mí me da igual mientras no me moje demasiado.
No debió haberlo dicho, fue como una invocación para que viniera una ráfaga de viento que volteó el paraguas.
-Eh… ¡No!
-Bien, ¿ahora te molesta?- se rió Yunho. Era demasiado divertido ver a Junsu sosteniendo el paraguas roto con esa expresión frustrada, tratando de arreglarlo.- No tiene caso, mejor apurémonos.
Junsu asintió resignado.
Los alivió entrar al combini y sentir el tibio de la calefacción.
-Bienvenidos- recitó distraídamente el chico de la caja.
-Mira, aquí están los choco-pie. También quiero unos arufoto y… un anko-pan- decía mientras iba escabulléndose en los pasillos.
Yunho se fue al fondo a ver las revistas. Había mangas, revistas de famosos, la guía de televisión, revistas de “consejos”… Un chico a su lado veía una revista erótica con toda la naturalidad del mundo. Sintió que no debía interrumpir. Recorrió los refrigeradores del fondo. Se le antojo una fanta de melón pero no la tomó de ahí. Siguió el contorno de la tienda… jugos, leche con sabor, obento, oniguiri, hasta llegar al refri cerca de la caja, tomó de ahí una fanta efervescente de melón con cereza.
-Yo también quiero- dijo Junsu a sus espaldas-. ¿No quieres helado?
-Sí, una crepa fría de vainilla. ¿Tú?
-Una rueda de Hershey’s. Oye, ¿por qué no fuiste ayer con nosotros?- le preguntó.
-Estaba cansado, no tenía ganas de estar fuera- mintió sintiendo que el pretexto era demasiado barato. Le hubiera gustado ser más sincero con Junsu pero su curiosidad le dio mala espina.
-Estuviste con Jaejoong, ¿no?- inquirió el menor.
Pensó en una respuesta pero él tampoco entendía muy bien, así que decidió evadirlo.
-¿Qué es esto, un interrogatorio?- dijo riéndose, queriendo romper la tensión.
-No, solamente preguntaba- dijo en un tono suave pero que desvelabaun claro “sé que hay algo aunque no me lo quieras decir”.
-Anda, no es nada personal. Tú también te pierdes luego con Yoochun.
Junsu lo volteó a ver perplejo. Había dado en un clavo sin proponérselo, esa boca entreabierta y temblorosa lo aseguraba. Complacido, le dio una palmada en el hombro y se fue hacia la caja, dejándolo escapar del apuro.
-También queremos oden- le dijo al muchacho de la caja.
-¿Dos?- preguntó éste.
-Tres- respondió Junsu.
-Todos con chikuwa, daikon, huevo, konnyuaku y tofu- pidió Yunho.
-Uno con atsuage en vez de chikuwa, por favor- especificó Junsu.
~ o ~
De regreso la lluvia apretó y tuvieron que correr; se empaparon, Junsu casi se muere al resbalarse en un charco, la mitad del caldo del oden terminó en sus ropas, en resumen: la salida fue un desastre.
Llegando pensó en meterse a bañar y después disfrutar de su oden con toda calma.
Seguramente Junsu tendría menos problema para usar el baño del cuarto de Changmin, así que el acaparó el principal.
Se metió despacio a la regadera, percibiendo minuciosamente la caída de las gotas de agua que poco apoco iban invadiendo su cuerpo. Caían con una presión fuerte y deliciosa que masajeaba sus músculos y lo hacía sentir extremadamente bien. Qué diferencia de esto a la empapada que se había dado. Todo por seguirle la corriente a ese niño atolondrado.
Respiró hondo, tratando de ser consciente de cada parte de su composición. Estaba todo tan tranquilo, sin trabajo y sin tanto ruido en la casa.
Se lavó el cabello primero y después comenzó a enjabonarse, hizo espuma con las manos y la esparció por los brazos, los hombros, las clavículas…
Tocaron la puerta. El corazón le dio un vuelco.
-¿Qué?- preguntó expectante.
-Quiero sacar algo- le respondió la voz de Junsu.
-Pasa.
Un tronido, un empujón.
-Está puesto el seguro.
Yunho salió de la regadera, se enredó una toalla en la cintura y le abrió, volviendo inmediatamente a meterse.
-Gracias.
Junsu removió algunas cosas de los entrepaños y se salió.
“Así tengo la conciencia”, pensó Yunho, respiró hondo y se quedó un momento bajo el chorro de agua casi hirviendo, con los ojos cerrados, concentrándose en el persistente rumor del agua. Satisfecho, se alejó un poco y continuó, hizo más espuma y se lavó la cara, extendió las delicadas burbujas sobre su cuello y su pecho, dejando su piel resbalosa.
Repentinamente la perilla crujió de nuevo. Debía ser Junsu que había olvidado algo… Clásico.
El cancel vibró al ser abierto sin cuidado. Cuando Yunho reaccionó ya había sido atrapado: un par de brazos lo sostuvieron con fuerza; ropa suave y un cuerpo cálido lo aprisionaron contra una de las paredes laterales. Trató de echarse para atrás para zafarse pero el otro puso una pierna entre los suyas y la fuerza que ejerció sobre él lo inmovilizó. Entonces el agarre menguó; unas manos se dirigieron hacia su pecho, lo recorrieron con un toque firme. Sintió cabello rozarle la oreja, una lengua acariciarle la mejilla para ser suplantada por un par de labios húmedos que la aprisionaron, desencadenando un toque eléctrico que vibró en sus adentros, obligándolo a inhalar profundamente. Saboreó plenamente ese aroma sensual, ya familiar, más incentivante ahora que se encontraba vulnerable, desnudo, presionado contra los fríos mosaicos, con dedos ajenos resbalando suavemente entre los restos de jabón sobre su abdomen.
-Qué buen cuerpo, Hyung- sintió las palabras de Changmin filtrarse calientes y vaporosas sobre su oreja. Se le erizó la piel.
Sorprendido aún, se quedó callado, quieto, mientras una mano lo acariciaba insistentemente, rozando bruscamente sus pezones, sin detenerse en ellos, y la otra dibujaba curvas por su cintura, por su vientre, incendiaba espirales en el interior de sus muslos, mas no con una caricia tierna, no, esos dedos jugaban magullando con fuerza.
La lengua húmeda alcanzó su oreja de pronto y con una irónica armonía, la delineó por fuera, por dentro, atrapó con suavidad su lóbulo y lo chupó repetidas veces, para luego continuar los pincelazos por su cuello.
La mano que acariciaba su pecho cambió de trayectoria, subió por su costado, imprimiendo círculos, esos dedos se colaron por su axila y la acariciaron lenta, profundamente, haciendo que su cuerpo se tensara y una exhalación suplicante brotara de su boca. La palma se abrió sobre su omóplato sensible, subió acariciando su nuca; con el dedo índice señaló el hueso y bajó por su espalda, causándole un escalofrío que lo hizo arquearse, y se detuvo en su coxis. Los húmedos lazos acariciaron su pecho despierto, acentuando la sensación de vahído que lo cercaba. El medio suplió al índice y presionó en esa área peligrosa. Yunho tembló irremediablemente. La palma se extendió de nuevo, tomó su nalga, bajó por el reverso de sus carrillos y siguió hasta alcanzar el interior.
Mientras acariciaba sus ingles con ambas manos, Changmin oprimió su pecho y su pelvis contra el otro con un lascivo vaivén.
La sangre comenzaba a acumularse en el centro de Yunho, no podía controlarlo, menos cuando sentía los labios del otro apoderarse de su nuca, de la base de sus hombros. Esas manos se fueron a su cintura y su cadera lo empujó de nuevo. La sensación de la loza mojada contra su cuerpo ardiente liberó una descarga de excitación que lo avergonzó.
-¿Dónde te gusta que te toquen?- murmuró Changmin al tiempo que una de sus manos ascendía, atrapaba el botón de su pecho y lo pellizcaba con deleite.
Un leve gemido escapó de su boca, sorprendiéndolo incluso a él mismo.
Al no recibir respuesta, Changmin tanteó.
-¿Es aquí?- preguntó frotando el otro lado- ¿aquí?- rozando su vientre con parsimonia- ¿acá?- acariciando la profundidad de sus ingles.
Era una tortura reprimir el placer que se provocaba, sentía la sangre agolparse dolorosamente. Tenía claro dónde deseaba que lo tocara y sus dedos estaban tan cerca…
La mano de Changmin se infiltró finalmente entre sus piernas y apretó el centro. Yunho resopló, conteniéndose, por un pelo, de gemir ruidosamente. Sintió la sonrisa de Changmin plegarse sobre su nuca.
-No es suficiente, ¿verdad?- cuestionó con voz rasposa que desvelaba satisfacción.
El cuerpo de Yunho respondió por él cuando Changmin comenzó a acariciar con suavidad los frutos que pendían del vértice. Ni siquiera pudo tratar de reprimir la violenta sucesión de jadeos que manaron de su garganta ante el placentero toque. Se arqueó violentamente contra la ropa, ahora empapada, del otro, cuando éste cerró su mano sobre él y comenzó a acariciarlo con firmeza. Las gotas de agua derramándose sobre la caricia la tornaban más erótica.
Dócilmente libó los dedos que Changmin metió en su boca, lo hizo con ansia, disfrutando su sabor y la caricia contra su lengua.
No podía creer lo que estaba pasando, poco a poco llegaban más lejos, Changmin incluso lo estaba tocando tan íntimamente, y él no podía negar el delicioso placer que le obsequiaba esa mano sosteniéndolo fuerte, el deseo que evidentemente enhiesto se restregaba contra sus glúteos, el aliento tibio y entrecortado que chocaba contra su clavícula.
El ritmo cambiante lo estaba hundiendo, a veces era un toque firme y rápido, otras se instalaba en uno lento y profundo, intercalando algún sedoso roce en la punta. Cada nota inflamándose en su vientre, las virutas de fuego volando hacia su pecho, cayendo cosquilleantes hasta sus piernas.
-Te gusta, ¿no es así?- dijo Changmin con voz baja y exquisita.- Anda, quiero escuchar tu voz más fuerte. ¿O qué, te da miedo que te escuche Junsu?- terminó con una ligera burla recubriendo su voz agitada.
Esa frase cayó como granizo sobre su conciencia. Su cuerpo volvió a tensarse. El bombeo doloroso de la sangre contrastaba con las huellas que el otro pintaba periódicamente alrededor de la aureola y sobre las nervaduras de su pecho.
Changmin apretó su agarre y de repente volvió el ritmo insoportablemente rápido. Yunho sintió su cuerpo deshojarse trémulamente sobre aquél otro que lo sostenía, su voz se astilló en una irregular serie de notas frenéticas. Los dientes de Changmin se clavaron en la unión de su cuello, arrancándole un sonoro gemido, mezcla perfecta de placer y gozo. Cerró los ojos desamparado, incapaz de contenerse más se dejó ir en esa voluptuosa vorágine, derramando su voz en un jadeo profundo, su semilla entre los dedos de Changmin, que no cesaron su tarea hasta después de que lo hubo sentido desfallecer.
-No sabes lo hermoso que te ves- lo parafraseó entonces; lo soltó y salió de la regadera, azotando el cancel, cerrando sigilosamente la puerta del baño.
Yunho se dejó caer. Sensible aún, absorbió el golpeteo de las gotas calientes.
No se había esperado eso, había sido rápido, conciso e inmensamente satisfactorio.
Alzó el brazo para tomar el estropajo de nuevo y volvió a limpiar su cuerpo, reviviendo las huellas que se habían adherido a su piel y a su recuerdo.
bien tenia hasta el 5 jejejejej
ResponderEliminarquiero mas!!! XD ^^
ResponderEliminarjajajjaa atrapado yunho jajaja min se vengo y de q forma
ResponderEliminarque bonita venganza!!! oh si baby
ResponderEliminarel homin en fics como este si me gusta
leer a minnie actuando de esta forma es... aahhh!!, quiero un hombre asi