Del Dolor Parten Nuevos Comienzos
Jaejoong corrió por entre los salones de palacio. Al momento en que el palanquín se había detenido frente a la residencia familiar, el joven erudito había marchado a toda velocidad. Cada segundo que pasaba podía traer cientos de posibilidades, ninguna de las cuales era positiva.
No necesitaba preguntar donde estaba Changmin. Ya lo sabía. Había un solo lugar en el que quisiera estar en ese momento y, como su hermano de compañía, sabia que Changmin estaba pensando lo mismo.
Pasando al aturdido personal el muchacho ingresó al ala de los niños, tropezando con el embaldosado desigual y provocando que las cortinas del vestíbulo se agitaran conforme él aceleraba el paso. Estar de vuelta en su hogar lo revitalizaba y supo entonces que nunca sería capaz de irse otra vez.
Al abrir violentamente la puerta de la habitación, Jaejoong se encontró a sí mismo contemplando a Changmin, su hermano de compañía, la persona que él amaba mas profunda y completamente en el mundo, tendido inmóvil en un charco de su propia sangre. La hoja del dragón y el sol que él tanto había atesorado atravesándole el estómago.
El erudito quedó estupefacto, no siendo capaz de comprender lo que estaba sucediendo frente a él. Este no podía ser Changmin. El hermoso color rojo fluyendo por entre los azulejos, dibujando intrincados y brillantes diseños que contrastaban con el deslustrado servicio no podía provenir del cuerpo de ese hombre postrado boca abajo.
El Changmin que él conocía era un tierno e impertinente muchacho con el mundo entero por vivir. Y esta habitación era su santuario—siempre seguro y acogedor.
Solo tomó unos cuantos segundos antes de que Jaejoong recobrara los sentidos y el pánico llenara todo su cuerpo. “¡Llamen a un sanador!” gritó.
Podía escuchar los agitados pasos de los sirvientes afuera, algunos de los cuales se apresuraban para llegar a donde los sanadores, otros simplemente corriendo por todos lados sin idea de qué hacer. Jaejoong se precipitó también, hacia la figura de Changmin que yacía tan quieta y pacíficamente en el suelo.
“Por favor no dejes que sea demasiado tarde.” Murmuró para sí. Se arrodilló junto al cuerpo del muchacho, acercando las yemas de sus dedos para trazar dos símbolos inclinado sobre el piso empapado de sangre. Uno era el símbolo de la vida y el otro uno utilizado para ahuyentar los espíritus de la muerte de una persona. La sangre aún estaba fresca y Jaejoong estaba agradecido por eso. Si las heridas eran recientes sería más fácil salvar al muchacho.
“Min. Changmin...Estoy aquí.”
Changmin se revolvió en el piso. Sus ojos se abrieron poco a poco y él los llevó al sitio que había creído nunca ver ocupado otra vez.
“¿Qué te hiciste, Min?”
El emperador abrió la boca. Soltó un gruñido “¿Me creerías si te dijera que fue por ti?”
Jaejoong sintió a su cuerpo estremecerse. Sus ojos se humedecieron, pero sabía que no debía llorar ahora. Changmin no querría ver sus lágrimas. “Sí.”
“No quería apartarte de mí, Jae. Solo quería liberarte.” El muchacho dijo entre pesados suspiros.
“Solo es libertad si vamos juntos.”
Changmin negó con la cabeza y gran dificultad. “No se te permite seguirme...aquí...”
Jaejoong le sonrió. “No podrás deshacerte de mí otra vez, Min. Te seguiré a donde quiera que vayas. Si quieres mantenerme con vida entonces debes luchar para mantenerte con vida también.”
“Jae...”
“Nosotros somos hermanos de compañía no importa qué, Min. Prometo que te seguiré. El sol no puede estar sin el dragón. El gentil Buey no puede estar sin el testarudo. El...”
“Te amo”
Las palabras de Changmin eran suaves pero hablaban de cosas profundas en el pequeño espacio entre ellas. Jaejoong rió para sí y extendió su mano, acunando el rostro de Changmin de manera que instantáneamente pudiera traerles consuelo a los dos de ellos. Dejó caer su frente y la apoyó en la del otro muchacho.
“También te amo, Min. También te amo.”
~~~***~~~
El funeral del Emperador Dragón fue uno magnífico.
Hubo una procesión de un centenar de caballos, el más majestuoso de los cuales transportaba un fino ataúd de madera dentro del cual los restos del hombre habían sido depositados. Una multitud compuesta por la familia y los asesores más cercanos al emperador seguían a los caballos. Todos ellos estaban vestidos de blanco y andaban solemnemente por las calles.
A la cabeza de la muchedumbre se encontraba el hombre que había estado junto al emperador durante toda su vida, el Erudito Sol.
La procesión se detuvo ante el espléndido templo de palacio. El ataúd fue colocado ante el santuario y Jaejoong se paró junto a este, tomando la posición más importante ubicada exactamente a la derecha.
“Lamento su pérdida” dijo el adivino de palacio mientras se inclinaba ante Jaejoong.
“Vivió una vida plena” el erudito replicó. Examinó por encima del ataúd y le dedicó una sonrisa. Recordó la vez, años atrás, cuando Changmin había tratado de suicidarse. Recordaba estar parado frente a ese mismo altar por semanas, rogando porque su hermano de compañía lograra pasar por esto sin ningún daño.
Había tomado las oraciones de toda una nación y el tierno cuidado de Jaejoong, pero el Emperador Dragón lo había logrado.
“No era mi momento,” Changmin había dicho simplemente a Jaejoong cuando se halló recuperado.
Y ahora, cuarenta años y cuatro hijos después Changmin había decidido que su hora finalmente había llegado. Había ido a dormir una noche, abrazando a Jaejoong muy de cerca, y no había despertado a la mañana siguiente. A los sesenta años de edad, era de esperar que esto sucediera y Jaejoong no sintió pena por ello.
Él tenía cincuenta y seis años con Changmin. Aparte del año en que se hubieron separado, los dos hombres habían estado pegados el uno al otro todo el tiempo. Habían sido hermanos, amantes, mejores amigos, y lo más profundos compañeros. Habían vivido una vida que Jaejoong sabía era más plena y rica que ninguna otra. Era raro para un ciudadano en Corea encontrar tan profundo amor, y haber vivido toda una vida con tales sentimientos era más de lo que el erudito pudiera haber pedido.
Jaejoong se volvió a su costado, contemplando al hijo mayor de Changmin, Mu Ryul. Un año después de que Changmin se hubo recuperado, Jaejoong instó al hombre a que fuera a la cama con su mujer de nuevo. Corea necesitaba herederos y el amor entre los dos hombres no podía ser roto por algo tan simple como Changmin cumpliendo sus deberes.
La persistencia de Jaejoong había dado frutos, en la forma de cuatro hijos por los siguientes veinte años. Mu Ryul, como el mayor, siempre había mantenido un lugar especial en el palacio. El muchacho había madurado para ser muy atractivo—una maravillosa mezcla de la fuerza de Changmin y la orgullosa belleza de Sunmyeong.
“Podrías tomar mi lugar si quisieras,” Jaejoong le susurró al muchacho mientras él seguía de pie junto al ataúd “Como primogénito, este te corresponde por derecho.”
Mu Ryul negó con la cabeza. Él, como todos sus hermanos, le había tomado cariño a su tío Jaejoong. Había sido tutor de todos ellos y el único capaz de calmar a su padre cuando sea que sus ánimos se alzaban. Cuando su madre murió cerca de veinte años atrás, había sido Jaejoong quien asumió el rol de asegurarse de que los niños fueran criados apropiadamente.
“Fuiste el compañero más cercano a mi padre y lo serviste bien. Después de pasar tu vida siendo su compañero y cumpliendo el rol de erudito célibe, mereces estar a su lado.”
Jaejoong sonrió. La parte del celibato era completamente falsa—fue solo ayer que Changmin y él habían calentado la cama con su sudor—sin embargo él había sido el compañero constante del hombre y a pesar de que sabía que el lugar en el que estaba parado legítimamente le pertenecía al muchacho a su lado, Jaejoong estaba contento de ser capaz de pararse al lado de Changmin en su muerte.
Después de que los ritos fúnebres fueran completados, Jaejoong se disculpó. Volvió a la habitación de los niños. Los hijos de Changmin ahora dormían allí, pero la habitación apenas y había cambiado. Al anciano erudito aún le producía una sensación de comodidad y él aún contemplaba con cariño la cama, la ventana con celosía, y el ligeramente irregular suelo embaldosado.
Avanzando, se abrió paso a los cuartos que Changmin había construido para él. El emperador había estado encantado de dormir allí con él, dejando la imponente ala real para su esposa. Las paredes del cuarto estaban cubiertos de pinturas que Jaejoong hacía bien tarde por la noche mientras Changmin se apoyaba en su hombro, susurrando palabras sin sentido a sus oídos.
El erudito abrió el vestidor, cambiando su blanca túnica de luto por una de un verde intenso. Changmin siempre le había dicho que el color lucía exquisito en el.
Buscó en su viejo arcón y sacó su tinta, pinceles, y pergamino. Dando una última mirada a la habitación, paseó por el estanque que había amado siempre. Las carpas y las grullas aún estaban allí y se quedaban quietas mientras tendía el rollo de pergamino ante él.
Tomando la piedra, molió la tinta, mezclándola con un poco de tinta extraída de un pez globo. La sustancia era un veneno mortal, pero le daba a la tinta una oscuridad y una profundidad adicional que a Jaejoong le encantaba.
Lentamente cogió su pincel y comenzó a trabajar en una nueva pintura. Se parecía mucho a la que le había regalado a Changmin en el día de su boda. Un dragón—en toda su gloriosa majestad—volando directamente hacia los sugerentes rayos del sol. Trazó una planicie desde la cual el dragón despegaba, dos bueyes mirando con curiosidad como la criatura se perdía entre la resplandeciente luz.
Sus pinceladas eran suaves y se respiraban al compás del murmullo del agua y la ligera brisa que pasaba volando a su lado, estimulando las puntas de sus dedos y sus mejillas. Una vez terminados sus trazos, firmó rápidamente con tinta unas pocas líneas en su hermosa y precisa caligrafía.
“Los hermanos de compañía nunca deberán separarse. Donde esté uno, el otro lo seguirá. Incluso desde los cielos, el sol siempre brillará sobre el dragón.”
Dejando a un lado su pincel, Jaejoong observó sus alrededores. El día era claro y el agua fresca. Este era el hogar que había conocido durante toda su vida, y aún así no era más un hogar ahora que Changmin se había ido.
Sonrió. Era su momento de marcharse y descubrir un nuevo hogar. Le había hecho una promesa a Changmin de seguirlo a donde sea que fuera y él la mantendría. Cerrando los ojos se llevó lo que restaba de tinta a la boca y lo bebió. El líquido espeso y viscoso mezclado con veneno se deslizó por su garganta.
Vería a Changmin pronto.
Horas más tarde, el hijo menor de Changmin bajaba al estanque solo para descubrir el cuerpo de su amado tío Jaejoong recostado pacíficamente en la orilla.
Llamó a gritos al resto de sus hermanos y ellos bajaron corriendo a toda prisa. Mu Ryul contempló al hombre, el cual se veía tan hermoso como siempre a pesar de su edad y al resplandor de la muerte filtrándose y quitándole el color a su piel.
Gentilmente se arrodilló al lado del cuerpo, observando a su tío y luego a la pintura que había dejado atrás. Sonriendo con conocimiento, el muchacho enrolló el pergamino y observó a sus hermanos.
“Tío Jaejoong está donde tiene que estar justo ahora.”
Era un pequeño consuelo para el muchacho, saber que su padre y su tío tenían la compañía del otro aún en los cielos.
“Cuida de mi padre, Jaejoong.” Murmuró el muchacho. Se volvió hacia sus hermanos para confortarlos, perdiéndose la forma en que los rayos del sol danzaban alegremente a través del estanque después de pronunciadas aquellas palabras.
El Dragón y el Sol estaban reunidos en el cielo una vez más.
Fanart: http://dbsk-bigbang.livejournal.com/19641.html#cutid1
Que hermosa historia, maravillosa. Las lágrimas no se hicieron esperar cuando termine de leer. Ufff! Muchas gracias por traducirla, es un privilegio leer algo tan maravilloso como esta historia.
ResponderEliminarGracias!
Estoy llorando~~~ Ya la habia leido en ingles pero se siente mas profunda en español... Gracias por el gran trabajo que hacen chicas!! :)
ResponderEliminarQue Gran historia enserio muchas gracias por la transducción! ;A; solo eso puedo decir
ResponderEliminarawww Dragón y el Sol deben estar juntos
T_T es la historia mas hermosa que he leido , y la segunda de cientos de fan fics que me ha hecho llorar,me llego al corazon de manera impactante una historia bellisima que sin duda atesorare en mi corazon hasta que muera , a pesar de estar juntoa directamente pudieron amarse hasta el ultimo de sus dias ;^; ahhh sigo llorando mientras escribo ojala puedan traducir mas bellas historias como esta ♥ !!!!!
ResponderEliminarDios, hacía tanto que una historia me hacía llorar T-T dios estuvo hermosa la historia,gracias por la traducción
ResponderEliminares preciosa T.T, termine con los ojos llorosos, muchas gracias por traducir tan maravilloso fanfic, se disfrutan mas en nuestro idioma :)
ResponderEliminarSabes me siento triste y feliz de haber la leido y les agradesco mucho la traduccion .... Su gran esfuerzo a traydo a todas(os) esta maravillosa historia ..GRACIAS
ResponderEliminarSabes me siento triste y feliz de haber la leido y les agradesco mucho la traduccion .... Su gran esfuerzo a traydo a todas(os) esta maravillosa historia ..GRACIAS
ResponderEliminarSabes me siento triste y feliz de haber la leido y les agradesco mucho la traduccion .... Su gran esfuerzo a traydo a todas(os) esta maravillosa historia ..GRACIAS
ResponderEliminarque historia tan hermosa!! casi me hizo llorar .
ResponderEliminarDios, qué hermosa historia, no puedo dejar de llorar
ResponderEliminarGracias