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Arualthings

Hado mitico cap 22

TALAMH


El prisma era grande y precioso, los rayos de sol que se reflejaban en él despedían colores variados que eran casi como un encanto natural que llevó a cada uno de ellos a querer tenerlo entre sus manos, y era como una atracción irrefrenable que surgía desde lo más profundo de sus almas; más cuando Yoochun hizo el amago de tomarla para verla de cerca, el prisma irradió una luz cegadora y levitó sobre la ellos, claramente observaron que iba reduciendo su tamaño hasta quedar como un diamante de no más de un centímetro. Después de eso, la piedra preciosa se acercó rápidamente al pecho de Jae, a la altura de su clavícula, pasando a través de la chaqueta y su camisa, en él quedó incrustado, adhiriéndose a su piel, pero sin ocasionarle el menor daño, apagando su luminosidad pero luciendo aún así esplendorosa.

El pelioscuro apartó las ropas por curiosidad, dejando al descubierto parte de su pecho, permitiendo que los demás pudieran ver el prisma, y sentía un calor viajar por todo su cuerpo, y era una sensación de tranquilidad que lo hacía sentir confiado, capaz de fluir con todo.

- qué diantres fue eso?... – y el cuestionamiento que Yoo Hwan hiciera estaba en los pensamientos de todos.

- no tengo la menor idea… - y la respuesta que Jae diera, era la que todos suponían también…. – pero está bien… creo que… creo que es una forma de estar oculta hasta que llegue el momento oportuno de usarlo…

- pero te sientes bien, no te pasó nada?... – el moreno se acercó, y acarició con su dedo alrededor del diamante, pero nada pasó esta vez, el prisma no brilló, ni se movió, y cuando Yunho se atrevió a tocarlo, simplemente sintió como se hundía en la piel de su novio quedando bajo su piel, pero cuando retiró su mano, éste volvía a surgir.

- me siento bien… - atinó a responder el pelioscuro, consciente de lo extraño que resultaba todo ello, pero a fin y al cabo, son magos, y la hechicería es una serie de sorpresas que sabe tal vez nunca dejen de sucederse en su mundo.

- bueno… supongo que ahora debemos partir, hemos obtenido lo que al parecer buscábamos… - el moreno miró a los demás, pero aún parecían sumidos en la admiración de lo que acababa de pasar, y sin embargo para él la prioridad ahora era seguir… - hey!... – alzó la voz y todos parecieron salir de su ensoñación… - hay que irnos…

- claro… - Yoochun tomó la mano de su delfín, y de igual manera lo hicieron Minnie y Kenryu, como Yunho y Jae; Yoo Hwan y Mitsuo orbitaron cada uno por su cuenta, al fin sabían hacia dónde partían.

………………………………

Seúl, Corea.

Mayuko caminaba pensativa por las calles rumbo a su casa, viniendo de la Escuela, donde después de varios días su amiga Mimi y los chicos no se presentaban. Y sabía que tenía todo que ver con la magia, porque ya la mayoría de las familias mágicas habían sido advertidas de los tiempos de oscuridad y peligros en que comenzaba a sumergirse la comunidad mágica.

Y estaba preocupada porque no tiene idea de dónde se encuentran o qué estarán haciendo, y ella quisiera poder brindarles algo de apoyo, por lo menos estar a lado de su amiga, sabía bien que no le gusta estar sola, supo también que había tenido problemas con su padre, y simplemente no podía dejar de preocuparse.

- hola… - esa voz la hizo fijar otra vez su vista al frente, y no solo ir en automático caminando… - estás bien? Luces cansada…

- hola, Hiro… - le sonrió de medio lado, realmente le gustaba que él reparara en su persona, que las cosas marcharan bien entre ellos, a pesar de que aun son solo amigos, dos adolescentes conociéndose… pero igual, ella le quiere mucho… - estoy bien… - pero sabía que su semblante y lo débil de su voz le traicionaban las palabras…

- te diré algo, Mayuko, como porrista eres la mejor y sin duda no tienes competencia, pero como actriz… - el chico le sonrió, con un poco de sorna, pero no en burla malintencionada, solo quería demostrarle que podía confiar en él, y que estaba ahí para apoyarla, porque realmente había conseguido hacerse de un lugar en su corazón… y le importa…

- por eso he decidido estudiar leyes cuando nos graduemos… - respondió la chica con una sonrisa más amplia, sintiendo cierta paz al estar con él…

Pero esa sensación pronto se vio interrumpida, porque tres hombres de traje, gafas oscuras y pinta siniestra los rodearon…

- Srita. Iwasa Mayuko, vendrá con nosotros… - y sin esperar siquiera a que ella pudiera decir algo, uno de esos hombres la tomó por el brazo y tiró de ella…

- oiga, suélteme, qué hace, déjeme… - la peliteñida manoteaba con su mano libre golpeando al sujeto, pero éste simplemente le ignoraba y seguía jalando de ella hasta una camioneta estacionada a unos metros de ahí.

- quiénes son, déjenla, oiga… - el chico terminó a los golpes con uno de esos hombres, pero era más fuerte y a pesar de saber un poco de artes marciales, fue sometido cuando entre los dos sujetos comenzaron a golpearlo… y la gente que pasaba por ahí simplemente se quedaba paralizada ahogando gritos de sorpresa y mirando con temor.

Hiro se quejó varias veces por cada golpe que impactó contra su estómago y sus costados, pero aún así se esforzó por ver las placas de la camioneta y memorizarlas, sabía bien que ahora no podía hacer nada, temía por la vida de Mayuko, y claro, él pensaba que estaba siendo secuestrada y una serie de situaciones espantosas acudieron a su mente sin que las pudiera detener. Terminó de rodillas contra el suelo, tosiendo por reflejo e intentando tomar el aire que se le escapó con el último puñetazo. Y vio que esos hombres partían subiendo a una camioneta de vidrios polarizados que arrancó a gran velocidad.

……………………………..

Condado de Wiltshire. Inglaterra.

La noche había caído ya sobre la ciudad, y en sus calles las lámparas iluminaban con gracia y un toque de misterio. Después de todo habían llegado a un pintoresco pueblecillo del condado, y era realmente encantador, era como encontrarse en una replica de los antiguos pueblos de la Inglaterra medieval.

- será bueno descansar, a menos que alguien escuche o siente algo especial… - Yunho podía notar a Yoochun agotado, controlar la esencia del dragón le exigía demasiado, y Junsu parecía algo cansado también. El resto lucía más tranquilo, pero igual les vendría bien un descanso.

Como ninguno dijo nada, se dirigieron hacia un modesto hotel que estaba cerca del lugar donde se aparecieron. Suerte que aceptan tarjetas de crédito, porque sino se habrían visto en la necesidad de acampar por ahí a la intemperie, no que fuera demasiado problema para Kenryu o el mismo Inamoto.

Cosa aparte fue el acomodo con el que nadie respingó… no del todo…

- Yunho!... – gritó el pelioscuro, cuando apenas el moreno levantaba las cobijas de la cama (individual, había dos dispuestas en la habitación, así que cada uno dormiría en uno)… el moreno pensó que sería un milagro si todas las personas en el hotel no lo hubieran escuchado.

- qué?, estás bien sucedió algo, viste algo?... – cuestionó de corrido, acercándose a su novio, mirando después en todas direcciones de la pequeña habitación…

- eh?... no, nada… - pero aún así llevaba las mejillas coloradas…

- entonces?... – el moreno enarcó una ceja… lo cual, a ojos de su novio, lo hacía ver arrebatadoramente sexy…

- que el ratón y mi hermano comparten habitación… - alarmado por su descubrimiento… es que no había procesado por andar embobado con la nueva y más atractiva vista del moreno, simplemente desde que su reminiscencia élfica salió a la luz le parecía más apuesto y casi no podía concentrarse en otra cosa que no fuera Yunho…

- y?... – el moreno curvó una sonrisa pícara, ya le había extrañado que Jae no hubiera dicho nada antes…

- como que Y?... pues, pues… si tú y yo ya… tú sabes… - el pelioscuro enrojeció a más no poder, y no porque le diera vergüenza hacer el amor con su novio, sino porque se había imaginado a su hermano y al ratón en la misma situación y… - Junsu tiene 16 años… -

Los aspavientos de Jae eran realmente graciosos para Yunho, era simplemente increíble como hasta ahora, considerando el hecho de que Junsu y Yoochun salen hace tiempo y a menudo se quedaban a solas en la habitación del pelirrojo o en la mansión completa, su novio hasta ahora comienza a hacer escándalo al respecto. Caminando por toda la habitación, pegando su oído a la pared izquierda, porque del otro lado se supone se encuentra el YooSu descansando.

- vaya Merlín a saber la de cosas que ese ratón pervertido le haga a mi hermanito…

- JaeBoo... – el moreno trató de contener la carcajada, así que solo se le escapó una sonrisita, demasiado melodiosa para el pelioscuro, que ahora le miraba con deseo, mordiéndose el labio inferior, pero aún pegado a la pared… - no crees que Junsu está bastante grandecito para saber lo que hace… además, si fuéramos ellos, no crees que seríamos discretos para hacerlo y evitar que nos escuchen…

- cierto… - y el pelioscuro se encaminó a la puerta…

- a dónde vas… - el moreno le tomó de las manos antes de que abriera la puerta, girándolo para tenerlo de frente… - ibas a espiarlos?... – sonrisa pícara, caminando lentamente hacia atrás, hasta topar con el borde de la que sería su cama.

- de hecho pensaba abrir la puerta de ellos abruptamente y “cacharlos con las manos en la masa”… - (n/a expresión que… saben lo que significa, no? xD) pero Jae ahora se sentía como hechizado por los ojos de su novio, por esa sonrisa, por esa piel que definitivamente brillaba, literalmente, dándole un toque encantador.

- mh, yo dudo que hagan nada, los veo cansados, no crees?... – se sentó en el borde de la cama, e inmediatamente el pelioscuro se sentó a horcajadas sobre él.

- sí, cansados… - pero Jae no estaba realmente escuchándolo, solo se sentía perdido en esas orbes que destellaban un brillo que lo hipnotizaba, y no se negó cuando sus labios se movieron casi por voluntad propia y atraparon la boca de Yunho.

El moreno respondió gustoso ese beso, por demás apasionado y húmedo, sintió las manos del pelioscuro colarse por su espalda hasta el borde de su pantalón, y sus manos algo frías descendieron escabulléndose como intrusas traviesas y acariciar la piel hasta donde la espalda pierde su nombre, el moreno ahogó un suspiro en medio del beso.

- Boo?... – cuestionó cuando las manos de su novio regresaron, pasando esta vez debajo de su playera.

- no vayas a gemir muy fuerte… - y atacó su cuello, besándolo con frenesí. El moreno gimió ronco, demasiado alto tal vez, y solo escuchó una sonrisa amortiguada contra la piel de su cuello.

- mmhhh, Jae… - gimió otra vez, porque el pelioscuro movió sus caderas y su erección medio despierta se friccionó contra el ya muy despierto miembro de su Boo.

- si sigues haciendo eso nos escucharán… - la voz del pelioscuro llevaba un tono juguetón que desató la propia pasión del moreno.

Y en un rápido movimiento cambiaron de posición, ahora Jae descansaba recostado sobre la cama, con sus piernas enroscadas en la cintura de un Yunho que se sostenía con sus manos a los costados de la cabeza del pelioscuro mientras se devoraban en un beso. Jae llevó sus manos al borde de su playera y las metió acariciando suavemente los pectorales del moreno, sintiendo su piel adquiriendo cada vez más calidez.

Cuando rompieron el beso, más por falta de aire que ganas de separarse, el pelioscuro aprovechó para sacarle la molesta playera, y antes de permitir que lo distrajera con otro candente beso, llevó sus labios a su manzana de adán, Yunho estaba de rodillas con cada pierna a lado de las de su Boo, y éste se había reincorporado un poco para alcanzar su cuello y dejar que su boca descendiera con lamidas y suaves besos por su piel. El moreno trataba fuerte de reprimir sus gemidos, pero su novio era demasiado bueno con sus caricias. Jae llegó hasta sus tetillas y se entretuvo un rato con ellas, lamiendo, besando, chupando y dejando mordidas suaves, el moreno solo sentía los dientes de su Boo atrapar una de sus tetillas pero sin presionar ni tirar de él. Y eso lo tenía demasiado excitado.

Con todo y que le estaba fascinando esa lenta tortura de placer, el moreno no aguantó y recostó otra vez a su novio, para poder disfrutar también de esa blanca piel, le sacó la camisa con parsimonia, desabrochando uno a uno sus botones, besando cada palmo de piel que iba descubriendo, deleitándose con los suaves gemidos que su novio dejaba escapar de sus labios entreabiertos, sintiendo las manos de su Boo enredarse en su cabello una y otra vez. Y eso que aún no llega a esa parte de su anatomía que tanto le gusta, aunque todo en su Boo le fascina.

Deslizó la prenda hasta dejarla en sus hombros, pero no se la quitó completamente, ya se encargaría de eso más tarde, ahora solo quería seguir saboreando del sabor de su piel, llevó su boca nuevamente a su cuello, dejando que su lengua humedezca cada centímetro en él, y se dio cuenta de que percibía mejor el tono de sus suspiros y gemidos, y eran como una melodía que iba envolviendo sus sentidos incitándolo a seguir y demostrarle el amor de esa forma apasionada.

Y sus labios siguieron hacia abajo, y como Jae lo hiciera antes con él, se detuvo en su pecho, lamiendo y chupando de sus tetillas, pellizcándolas incluso con sus dedos, escuchando los roncos gemidos salir de esa boca de labios ligeramente gruesos y rojizos. Y pudo ver en el rostro de su novio la expresión de la excitación, y sus ojos cerrados gozando de sus caricias, y su piel comenzando a perlarse de sudor mientras es cubierto por un tono rojizo producto de la calentura del momento. Y notó que el prisma se había ocultado otra vez pues no lo veía, y dedujo acertadamente que simplemente era porque no pararía de tocar a su dueño.

- Yunho… - escuchó la voz excitada de su novio, y subió su vista hacia él para atenderlo, mientras sus manos se encargaban de desabrochar el pantalón… - te necesito, ya… -

- no seas impaciente, Boo… - sonriendo con picardía, el moreno se entretuvo todavía más de lo que pensaba, y de lo que él mismo creía soportar, y apartó lentamente los pantalones, bajándolos con demasiada lentitud.

Y en su camino besaba y palpaba sus muslos, sus piernas, hasta sus pies, y subió con nuevos besos y caricias hasta su entrepierna, que estaba completamente erguida y de seguro comenzaba a dolerle aprisionada por la ropa interior que no tardó en despojar de ese cuerpo. Su propia virilidad dolía ya, y por eso se deshizo de su propia ropa, recibiendo un puchero por parte de su novio.

- yo quería hacer eso, Yunnie… - y por un momento el moreno se quedó simplemente contemplándolo, ahí, recostado en la cama, mirándolo con deseo puro, desnudo hasta el alma, respirando agitadamente.

- eres tan hermoso, JaeBoo… - el moreno tomó la erección de su novio, masajeándola suavemente de arriba a abajo.

Recibiendo como recompensa más gemidos que sabía Jae trataba de reprimir por la forma en que se mordía el labio, o se tapaba la boca con una de sus manos, mientras él seguía masturbándolo.

- aahhh, Yunnie… mmhhh, no, aahhh… no quiero correrme aún… aahhh, mmhhh…

El moreno detuvo sus caricias y subió posicionándose sobre el cuerpo del pelioscuro, besando en su camino sus pectorales, su pecho, su cuello, hasta llegar a su boca…

- eres tan sensual, Yunnie… - tomó una mano de su novio y llevó sus dedos a su boca para humedecerlos con su saliva. Y se percató una vez más de que los ojos del moreno tenían ese nuevo brillo que lo envolvía, y sentía que miraba a través de sus iris y descubría su alma dejándola al desnudo como su cuerpo, y se sentía cobijado por un cariño infinito… - Te Amo…

- también Te Amo, Boo… - sus dedos viajaron hasta su entrada, dilatando ese pasaje con dedicación, besando cada tanto su boca, susurrándole al oído palabras que eran como un canto armónico y el dolor nunca llegó.

Y cuando hubo dilatado su intimidad, el moreno llevó su erección ahí, empujando sus caderas lentamente hasta sentir su erección abrazada casi por completo por las paredes de su novio. Observando en las facciones de Jae que no sentía dolor, y escuchaba sus gemidos de puro gozo, y sintió también las caderas del pelioscuro moverse contra las suyas apenas lo penetró, comenzando a embestirlo con un ritmo tranquilo pero placentero.

La habitación comenzó a llenarse de gemidos, suspiros y murmullos de nombres y palabras soltadas casi al viento, pero cuyo único destinatario era la persona con la que se estaban entregando en plenitud. Y de pronto una suave lluvia comenzó a caer sobre la ciudad, y era un susurro grato que se mezclaba con sus voces transformándose en un peculiar canto de pasión. La temperatura ya no podía ser mayor, sus pieles perladas de sudor se rozaban constantemente con cada estocada, y sus cuerpos se unieron sin dejar espacio siquiera para el viento, Jae abrazó su espalda y su rostro se perdía por momentos entre su cuello y su hombro, o buscaba impaciente la boca del moreno para besarlo. Y eran dos cuerpos moviéndose en un vaivén de caderas acompasado y ardiente.

El orgasmo estaba cerca, y ellos deseosos de explotar de amor apasionado, el moreno aceleró su ritmo, y procuraba llegar a la vez tan profundo en su Boo que no pudiera evitar gritar su nombre, y en esos momentos olvidaron que alguien podía escucharlos y simplemente se dejaron arrastrar por el fuego envolvente de su amor. Yunho se separó apenas un poco de su novio, para poder tomar su erección y bombear de ella para llegar juntos al clímax. El calor se concentró en el bajo vientre de cada uno, anunciándoles la pronta llegada al éxtasis, sintieron cada músculo de su cuerpo tensarse para relajarse lentamente con espasmos que los cubrieron de pies a cabeza cuando se liberaron, la cálida esencia del moreno cubriendo el interior de su novio, y Jae descargándose en la mano de Yunho. Ambos soltando un último gemido que ahogaron en un profundo beso.

………………………………

Junsu acariciaba tiernamente el rostro de Yoochun, recostado sobre su pecho, estaba preocupado por él, controlar el alma del dragón le estaba absorbiendo su propia magia, y lo veía agotado y cansado. Era la segunda vez que se quedaba profundamente dormido apenas se recostaba sobre su cuerpo.

Completamente ajenos a lo que sucedía al otro lado, porque sin darse cuenta, Yunho y Jae habían creado una barrera mágica y Ningún sonido escapaba de las cuatro paredes de su habitación.

- Chunnie… - murmuró el pelirrojo, concentrándose para hacer el sueño de su novio un momento de completa tranquilidad. La lluvia golpeando suavemente los cristales de la ventana eran un arrullo para él mismo. Y sabía que también se debilitaba cada que usaba su telepatía con el pelinegro, pero estaba dispuesto a todo por él.

…………………………..

A primera hora Kenryu y Minnie salieron de su habitación, bañados y cambiados, gracias a que Junsu había aparecido algunos cambios de ropa para cada uno de acuerdo a lo que leyó en sus mentes, el ratón había querido hacer lo mismo pero el delfín le había dicho que no era necesario, que eso no requería gran energía.

- ups… - soltó de la nada el castaño.

- qué?... – el menor le miró interrogante… sintió la mano de su novio llegar a su cuello y acariciar su costado derecho…

- te dejé una marca… - el híbrido sonrió, se había dejado llevar la noche anterior y había terminado por dejar un chupete en su cuello.

- ves, te digo que eres un salvaje… - el menor regresó a la habitación, seguido por su novio, y buscó entre sus cosas, no muchas, alguna prenda de cuello de tortuga.

- tú tienes la culpa… - acusó con inocencia el castaño.

- eh?... – el menor se sacó la chaqueta y luego la playera que se había puesto antes, para colocarse la de cuello de tortuga… - yo te dije que me marcaras?…

- no, pero… - se acercó a él, atrayéndolo con fuerza hacia sí mismo, posesionándose de su cintura… - hueles tan rico… - su nariz se deslizó por el cuello de su novio, subiendo hasta su cabello… - que no me puedo controlar… - y llegó hasta sus labios, pasando su boca por ellos en apenas una caricia, sin llegar a besarlo. Minnie ya sentía que la respiración se le alteraba… y algo más abajo en su cuerpo despertar.

- bueno… - maldición! La voz le había salido excitada… - vamos saliendo, no vaya a ser que tenga que darme otro baño…

………………………………….

- Junsu ah… - el pelinegro llamaba, moviendo suavemente al pelirrojo, pero éste solo refunfuñaba con pucheros entre sueños.

- cinco minutos más, hyung… - decía, abrazando más fuerte las cobijas, colocándose de medio lado e intentando seguir durmiendo.

- delfín, soy yo, tu Chunnie, es hora de levantarse, tenemos que hacer… - el ratón sonrió, era demasiado tierno ver a su novio durmiendo, tenía la boca en trompetilla, el cabello desordenado y gimoteaba graciosamente inconforme por ser arrancado de su sueño.

- buenos días, Chunnie… - y una sonrisa se curvó rápidamente en su boca al ver a su novio con mejor semblante.

- buenos días, delfín… - el ratón le iba a dar un beso en la boca, pero en realidad se lo dio a la sábana…

- no me he aseado… - recibió por explicación con la voz amortiguada de su pelirrojo. Junsu se envolvió en la sábana, a pesar de llevar boxer y una playera de resaque como pijama… - voy a ducharme primero… - y se perdió por minutos en el baño de la habitación.

Yoochun simplemente se dedicó en tanto a ordenar un poco sus cosas, y esperó por su novio sentado en la cama, con la vista en la ventana, mirando hacia las montañas que se alcanzaban a ver en el horizonte, perdidas entre los edificios, no muy altos, y las casas del pueblo al que llegaron. Más tarde salió Junsu de la ducha, radiante con su sonrisa, el cabello todavía mojado, vestido con jeans holgados, camiseta y chamarra. E inmediatamente se acercó a besar sus labios y susurrarle un buenos días. Pero el ratón tenía un mal presentimiento, y un miedo instintivo se asentaba en su estómago, pero no quería preocuparlo y guardaba silencio, sonriendo para no alarmarlo, porque sabía bien que Junsu podía leer en él más allá de su telepatía, porque unidos como lo están por el pacto, puede sentir lo mismo que él… y no desea darle más motivos de tensión.

Se reunieron con los demás en el living, y después salieron a comer algo por ahí en un pequeño restauran, para continuar con su camino.

…………………………….

Y fueron directo hacia las coordenadas exactas que el papiro indicaba, llegando hasta aquella histórica maravilla conocida como Stonehenge. Formado por cuatro círculos concéntricos de piedras el monumento se alza imponente. El círculo exterior de 30 metros de diámetro es gloriosamente figurado por grandes piedras rectangulares de arenisca, rematadas actualmente solo por cuatro dinteles de piedra en su sitio. Dentro de esta hilera exterior se encuentra otro círculo de bloques más pequeños de arenisca azulada y que a su vez encierra un terreno construido por piedras del mismo color, en su interior permanece una losa de arenisca micácea conocida como el Altar.

El panorama era encantador, el sol había despuntado ya en el horizonte y sus rayos iluminaban el monumento como si le saludara con culto. La fosa circular que rodea la arquitectura contiene un bancal, cortado por la Avenida, el pasillo procesional que da al Altar. Cerca se hallan la Piedra del Sacrificio y enfrente la Piedra Talón.

Yunho se sintió fuertemente atraído hasta el centro del monumento, y cuando hubo quedado de pie ahí sintió las vibraciones telúricas emerger desde el centro de la tierra. Y escuchó apenas en un susurro de voces al son de un tambor una palabra…

- Talamh… - repitió el moreno por inercia, y sus ojos brillaron con un fulgor nuevo, y sus manos se abrieron orientadas hacia el suelo.

Los demás solo podían contemplar y esperar, seguros de que algo similar, por lo menos en cuanto a magnificencia, a lo de Jae, se repetiría ahora.

Y un brote nació en la tierra, y conforme iba creciendo con impresionante velocidad, un árbol iba tomando forma, de tronco delgado y ramas cubiertas por hojas de un verde oscuro y verde claro, y los bordes de éstas parecían recubiertas de un fino tono dorado que resplandecía y era la más bella demostración mágica de beatitud. Y tenía flores de las que caía un continuo rocío que destellaba como brillitos de plata y se consumía en el suelo fértil y de pronto parecía como si todo el mundo pudiera ser cubierto de su belleza, de su calor y de su luz. (n/a inspirado en “El Silmarillion” de J.R.R. Tolkien)

Yunho era bañado por aquel rocío, y sentía como se impregnaba en sus poros y se adhería a su ser, y sus ojos brillaron con un refulgente tono plateado, y era como ver las estrellas en el firmamento moteado de atardecer. Y todo su cuerpo brilló por instantes con la intensidad de una estrella. Pero luego vieron ante sus ojos cómo el árbol perdía luz y se consumía como si el tiempo hubiera pasado por él con demasiada velocidad. Y se marchitó ante ellos, y murió como nació, volviendo a la tierra de la que brotó.

El moreno, como el pelioscuro, no alcanzaba a entender la magnitud de lo sucedido, pero estaban seguros de que era cuestión de tiempo, porque tarde o temprano, tendrán que enfrentarse a Michael, y tal vez él les haga frente con su propia hechicería oscura, y los elementos simplemente les ofrecen el don de manipularlos a voluntad para evitar el caos y la oscuridad en el mundo.

………………………….

- qué es lo que quiere de mí… - Mayuko estaba en una pequeña habitación oscura, no estaba atada, ni le han hecho nada… excepto dejarla ahí, sola, sin nadie que le explique porqué la secuestraron, aunque sabe bien, el padre de su amiga está detrás de eso, porque pudo verlo cuando entró en ese edificio abandonado en alguna parte de Seúl… - no puedo ofrecerle nada, no soy una bruja poderosa, ni tengo conocimiento alguno que le pueda ser de utilidad, porqué me tiene aquí… respóndame Sr. Tanaka!!!... – gritó ya desesperada…

…………………………

- dijo que podía ayudarme, porqué no vamos rumbo a la estación de policía… - aún así, mientras el hombre a su lado conducía por las calles de la ciudad, el chico no se sentía en peligro.

- no servirá de mucho que vayamos allá, no te preocupes, encontraremos a tu novia… - Takeshi dio con el adolescente solo porque uno de sus magos Sensitivos (magos clase 3 con la habilidad de detectar la magia, aunque pueden ser fácilmente confundidos por hechizos, por eso es que siempre que creían ubicar a Michael las misiones terminaban en solo pistas falsas) le informó que Tanaka rondaba a Iwasa, pero no llegó a tiempo porque tuvo un enfrentamiento previo con otro contingente enviado por el mismo Tanaka para evitar que le impidieran secuestrar a Mayuko.

- no… ella no es mi novia… - pero había un ligero carmesí en sus mejillas que delataban que se sentía especialmente atraído por la peliteñida…

- bueno, tu amiga, no te preocupes, estará bien muy pronto… - pero se preguntaba, como lo hizo el Concilio, qué demonios quiere Tanaka con la adolescente, es acaso un señuelo para tener a Mimi, a su propia hija?


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